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Prismas

versão On-line ISSN 1852-0499

Prismas vol.18 no.2 Bernal dez. 2014

 

DOSSIER: 50 AÑOS DE PASADO Y PRESENTE. HISTORIA, PERSPECTIVAS Y LEGADOS

Más allá del principio de exclusión: Gramsci y Althusser en Pasado y Presente

 

Marcelo Starcenbaum

UNLP-IdIHCS/CONICET

La delimitación del lugar ocupado por el althusserianismo en el proceso de relectura del corpus marxista llevado a cabo por el colectivo de Pasado y Presente ha estado en gran medida condicionada por una variable interpretativa que postula una necesaria incompatibilidad y exclusión entre las tradiciones gramsciana y althusseriana. Las intervenciones producidas en las décadas de 1980 y 1990 en pos de reconstruir los itinerarios del gramscianismo en América Latina establecieron un sentido común en torno a la relación entre la circulación de la obra de Gramsci y la de Althusser en la izquierda latinoamericana: el auge del althusserianismo durante la segunda mitad de la década de 1960 habría bloqueado la difusión de la obra gramsciana y le habría otorgado a esta la marca del prejuicio althusseriano; al mismo tiempo el gramscianismo habría comenzado a ser hegemónico a medida que el althusserianismo perdía su interés a mediados de la década de 1970.1
Los elementos característicos del sentido común en torno a la incompatibilidad entre las tradiciones gramsciana y althusseriana se estructuraron en un momento en el que la izquierda latinoamericana llevaba a cabo un proceso de deconstrucción del marxismo posclásico y formulación de un corpus marxista adecuado a los nuevos tiempos. Este proceso, que implicó tanto una revisión de la experiencia de las formaciones de la nueva izquierda latinoamericana como de las corrientes marxistas que se articularon con ellas, redundó en una historización de la tradición marxista caracterizada por el otorgamiento de valoraciones positivas a las corrientes que podían ser traducidas a la nueva gramática teórica de la década de 1980 y la hostilidad frente a aquellas que se presentaban como intraducibles a ese presente. Así, la articulación entre la relectura de Gramsci y la deriva democrática de la izquierda latinoamericana estuvo acompañada por una revisión del corpus marxista explícitamente reactiva al althusserianismo, lo que se manifestó en una historización que absolutizaba las diferencias entre las tradiciones gramsciana y althusseriana, silenciaba la especificidad de sus diferencias y obturaba la visibilización de las relaciones de compatibilidad e intercambio entre ellas.2
Resulta innegable que los elementos fundamentales del marxismo sustentado por la experiencia pasadopresentista a partir de su escisión del comunismo partidario constituyen instancias potencialmente reactivas al althusserianismo. Si bien el proyecto de Pasado y Presente comparte con la corriente althusseriana el gesto radicalizador del comunismo postestalinista, el impulso renovador de la política comunista generado por la revista está vehiculizado por un marxismo de matriz gramsciana que, a simple vista, aparece como impermeable a una re-relectura antihumanista y antihistoricista de Marx como la propiciada por Althusser. Como afirmaba Aricó en aquel primer editorial, la iniciativa estaba animada por una definición del marxismo como filosofía de la praxis, una crítica de los posicionamientos dogmáticos del comunismo argentino, un abordaje de la situación de la clase obrera mediado por el problema de la alienación, y un direccionamiento de la lectura de Marx en un sentido antropológico y humanista.3 En este mismo sentido, la revista recibió calurosamente la traducción al castellano de los Manuscritos económico-filosóficos, 4 valoró los desarrollos teóricos del marxismo fenomenológico5 y difundió textos marxistas que priorizaban el problema de la alienación y enfatizaban las dimensiones humanistas de la doctrina marxista.6
El establecimiento de un horizonte marxista marcadamente gramsciano no implicaba, sin embargo, la irradiación opresiva de la matriz humanista e historicista hacia todas las dimensiones de la intervención pasadopresentista. El mencionado manifiesto de Aricó daba cuenta de una apuesta por constituir un marxismo que escapara a las trampas del dogmatismo y que estuviera dotado de una predisposición a la apertura teórica. De este modo, la revista se proponía como un espacio abierto a corrientes marxistas que, aun sin converger con las líneas de la revista, abordaran los mismos núcleos problemáticos que movilizaban la intervención del colectivo editorial. En este marco, la revista publicó los textos pertenecientes al debate generado en el marxismo italiano a partir de la obra de Galvano Della Volpe, la cual auspiciaba precisamente un marxismo científico y anti-hegeliano.7 También tuvieron lugar en las páginas de la revista discusiones acerca de las relaciones entre el marxismo y otras corrientes intelectuales contemporáneas. En este caso, deben ser destacadas las ricas lecturas de Lévi-Strauss realizadas por Del Barco8 y la publicación de textos de intelectuales argentinos inscriptos en el incipiente paradigma estructural.9
Será la convergencia entre el establecimiento de un marxismo de matriz humanista e historicista y la apertura a la modernización de los saberes contemporáneos la que delineará las primeras lecturas de Althusser realizadas por Pasado y Presente. A modo de introducción de los dos Cuadernos dedicados al marxismo althusseriano, La filosofía como arma de la revolución y Materialismo histórico y materialismo dialéctico, Aricó establecía una lectura cautelosa de la figura de Althusser y de las proyecciones políticas de su obra. Recortada a un intento de constitución de la filosofía marxista, el proyecto althusseriano era caracterizado como un trabajo de tipo epistemológico que proponía una lectura rupturista de Marx. Si bien Aricó cifraba la politicidad del althusserianismo en una clave leninista antiespontaneísta, anunciaba que las consecuencias políticas de la relectura de Marx que proponía Althusser aún debían ser exploradas. Por otro lado, si bien se valoraba el esfuerzo de lectura realizado por Althusser, se objetaban los términos en los que se desarrollaba la crítica a Gramsci. Al referir al debate entre Althusser y los filósofos italianos que reproducía el segundo Cuaderno, Aricó explicitaba el carácter problemático del vínculo entre Gramsci y Althusser debido a la parcialidad con la que el francés estudiaba al italiano.10
Sin embargo, la publicación del Cuaderno n° 19, Gramsci y las ciencias sociales, evidenciará la importancia de la lectura althusseriana de Gramsci en la configuración de una aproximación moderna a la obra del filósofo italiano. El núcleo duro de aquel cuaderno lo constituían los textos de los italianos Luciano Gallino y Alessandro Pizzorno, quienes precisamente daban cuenta de la justeza de las objeciones althusserianas al historicismo gramsciano y anunciaban un movimiento de relevo en las interpretaciones de la tradición gramsciana. En este sentido, afirmaban que si bien las lecturas anteriores de Gramsci habían permitido resistir la ortodoxia partidaria, reivindicar un rol específico para los intelectuales y estimular la investigación de la realidad italiana, habían obstaculizado el alejamiento definitivo de la tradición croceana y la vinculación con una metodología rigurosa de las ciencias sociales. En la advertencia al Cuaderno, y en clara sintonía con las afirmaciones de los sociólogos italianos, Aricó presentaba la lectura de Althusser como un parteaguas en la historia de las interpretaciones de la obra gramsciana y concebía la postulación althusseriana del historicismo gramsciano como un operación de disolución de la teoría en la praxis y bloqueo de sus posibilidades científicas como una advertencia que habilitaba una aproximación contemporánea a Gramsci.11
El rol de la lectura althusseriana como elemento correctivo y modernizador de la tradición gramsciana es también evidente en otros dos cuadernos editados por el colectivo de Pasado y Presente, tan poco atendidos como Gramsci y las ciencias sociales. El primero de ellos, la compilación El concepto de "formación económico-social", publicado en 1973. Este cuaderno reproducía el debate mantenido entre marxistas italianos y franceses en las revistas Critica marxista y La Pensée a propósito de la reactivación del concepto de formación económico-social propiciada por el althusserianismo. De este modo, se presentaba una posición que coincidía con Althusser y Balibar en la necesidad de contar con un concepto abstracto que reemplazara la noción ideológica de "sociedad" y que designara la totalidad de instancias articuladas sobre la base de un modo de producción determinado. Por otro lado, se reproducían impugnaciones a dicha conceptualización, en las que se destacaba la oposición al otorgamiento de un rol subordinado al momento histórico-genético frente al momento genético-formal. Sin embargo, también tenían lugar otros posicionamientos, como el de Christine Glucksmann, en el que se articulaban formulaciones gramscianas y althusserianas. Glucksmann matizaba la oposición entre Gramsci y Althusser, clarificaba la distinción entre niveles de abstracción teórica de las formulaciones althusserianas y enfatizaba la importancia de la diferenciación entre conceptos teóricos y conceptos empíricos con el fin de poder precisar la relación entre modo de producción y formación económico-social. Lo más significativo del Cuaderno lo constituye, sin embargo, el modo en el que Aricó presentaba los términos del debate reproducido. A su entender, la reactivación del concepto de formación económico-social se presentaba como una oportunidad para restituirle al marxismo el potencial revolucionario perdido por el rol predominante del concepto de modo de producción y por las consecuentes posiciones políticas etapistas. En sintonía con aquellos que, como Glucksmann, tendían a articular es - quemas provenientes del gramscianismo y el althusserianismo, Aricó lamentaba que los problemas nodales de la política revolucionaria contemporánea se presentaran "como términos escindidos y excluyentes en la antinomia protagonizada por la polémica entre las interpretaciones historicistas y estructuralistas del marxismo".12
También debe mencionarse el Cuaderno Hegemonía y dominación en el Estado moderno, editado en 1973, que compilaba los textos tempranos de Nicos Poulantzas. Este Cuaderno incluía un prefacio escrito especialmente por el propio Poulantzas para los lectores latinoamericanos en el que se contextualizaba la escritura de los artículos compilados y se realizaba un recorrido por los itinerarios teóricos y políticos del propio autor. En ambas dimensiones atendidas en estas notas introductorias, el althusserianismo tenía un lugar destacado. Poulantzas remarcaba que los artículos no poseían una unidad de problemática teórica; aclaraba, en consecuencia, que presentaban una unidad en lo relativo a su objeto, que estaba vinculado con la investigación sobre el Estado y el derecho en la teoría marxista. Asimismo, ofrecía un repaso sobre el lugar del análisis de la superestructura jurídico- política y de lo político en los textos marxistas en el cual se destacaba la postulación de la ausencia de un nivel de sistematicidad teórica; las obras políticas del marxismo aparecían como poseedoras de conocimiento en estado práctico, en tanto su elaboración había estado tradicionalmente sometida a la necesidad de guiar la acción política o intervenir en la lucha ideológica. Por otra parte, Poulantzas destacaba el modo a través del cual la renovación de la teoría marxista propiciada por Althusser había operado a modo de correctivo de sus tempranas posiciones humanistas e historicistas. En primer lugar, describía sus primeras búsquedas teóricas en el marxismo como un camino transitado junto a formulaciones gramscianas y sartreanas. Luego, reconstruía un momento de crisis teórica en el que convergían tanto la consolidación del marxismo althusseriano como una advertencia sobre las limitaciones de las inflexiones humanistas e historicistas del marxismo. Lo más relevante del prefacio de Poulantzas y de la disposición cronológica de los textos reside en el hecho de que la consolidación del aparato conceptual althusseriano no implicaba necesariamente el abandono de la tradición gramsciana. Por el contrario, el progresivo desplazamiento entre ambas tradiciones estaba acompañado por una reinterpretación de las tesis gramscianas, a través de las cuales estas eran disociadas de aproximaciones subjetivistas y voluntaristas, y traccionadas hacia una lectura estructural.13
Creemos que frente a los argumentos estructurados sobre la base del sentido común de la necesaria incompatibilidad y la exclusión entre Gramsci y Althusser, corresponde realizar un trabajo que permita restituir las relaciones de solidaridad establecidas entre las tradiciones gramsciana y althusseriana en el seno de la intervención marxista de Pasado y Presente. El otorgamiento de un carácter positivo a la articulación entre ambas tradiciones nos permite advertir que si bien algunas dimensiones del althusserianismo serán objeto de impugnación, otras serán integradas en el trabajo de apertura y reformulación de la cultura marxista. Una relectura desprejuiciada de los "Cuadernos althusserianos" habilita la comprensión de los efectos de la difusión del concepto de formación económico-social y de las formulaciones anti-humanistas y anti-historicistas en el trabajo de corrección y modernización de la lectura de Gramsci y en la configuración de modos específicos de intervención político-intelectual en el interior de la izquierda argentina.

Notas

1 Arnaldo Córdova señalaba lo lamentable del hecho de que la figura de Gramsci fuera conocida a través de las críticas althusserianas, en "Gramsci y la izquierda mexicana", La Ciudad Futura, n° 6, agosto de 1987, p. 15; Marco Aurélio Nogueira afirmaba que la obra de Gramsci se topó con una intelectualidad inundada de estructuralismo y del efecto Althusser, en "Gramsci, a questão democrática e a esquerda no Brasil", en Carlos Nelson Coutinho y Marco Aurélio Nogueira (orgs.), Gramsci e a América Latina, Río de Janeiro, Paz e Terra, 1988, pp. 130-152; el propio José Aricó afirmaba que la manera predominante de acercamiento a Gramsci era a través de las obras de Althusser y que de este modo se interiorizaba un Gramsci ligado a la tradición idealista italiana, en La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina, Buenos Aires, Siglo XXI, 1988, p. 154; Carlos Nelson Coutinho señalaba que el privilegio alcanzado por la obra althusseriana relegó los libros de Gramsci a los estantes de ofertas, en "Brasil y Gramsci: variadas lecturas de un pensamiento", Nueva Sociedad. Democracia y política en América Latina, n° 115, septiembre/octubre de 1991, pp. 104-113; Jaime Massardo le adjudicaba a la legitimidad alcanzada por el althusserianismo una postergación de la recepción de Gramsci que impidió una valoración del historicismo gramsciano, en "Gramsci in America Latina. Questioni di ordine teorico e político", en Alberto Burgio y Antonio Santucci (eds.), Gramsci e la rivoluzione in Occidente, Roma, Riuniti, 1999, pp. 324-355.

2 Si bien configurado en las décadas de 1980 y 1990, este sentido común se prolongó hacia estudios más recientes sobre la experiencia de Pasado y Presente. Véanse las caracterizaciones del althusserianismo como contingencia y contaminación en Raúl Burgos, Los gramscianos argentinos. Cultura y política en la experiencia de Pasado y Presente, Buenos Aires, Siglo XXI, 2004, pp. 189- 191,         [ Links ] y Horacio Crespo, "En torno a Cuadernos de Pasado y Presente, 1968-1983", en Claudia Hilb (comp.), El político y el científico. Ensayos en homenaje a Juan Carlos Portantiero, Buenos Aires, Siglo XXI, 2009, p. 193.

3 José M. Aricó, "Pasado y Presente", en Pasado y Presente. Revista trimestral de ideología y cultura, nº 1, abril-junio de 1963, pp. 1-19.         [ Links ]

4 Oscar Del Barco, "Carlos Marx y los Manuscritos económico- filosóficos", en Pasado y Presente, nº 1, op. cit., pp. 101-106.         [ Links ]

5 Jean-Paul Sartre y Maurice Merleau-Ponty, pero también Tran Duc Thao y Enzo Paci, especialmente en intervenciones de Oscar del Barco.

6 Véanse, por ejemplo, "Verdad y libertad", del italiano Cesare Luporini, en Pasado y Presente, nº 1; "Trabajo, símbolo y evolución humana", del cordobés Enrique Revol, en ibid., nº 2-3, y "Marxismo, técnica y alienación", del brasileño Arthur Gianotti, en ibid., nº 5-6.

7 Véase el dossier "A propósito del carácter del historicismo marxista", en Pasado y Presente, nº 1. Sobre la recepción del dellavolpismo en la Argentina, véase Adriana Petra, "En la zona de contacto: Pasado y Presente y la formación de un grupo cultural", en Diego García y Ana Clarisa Agüero (eds.), Culturas interiores. Córdoba en la geografía nacional e internacional de la cultura, La Plata, Al Margen, 2010, pp. 213-239.         [ Links ]

8 Véase "Metodología histórica y concepción del mundo (acerca del problema de la larga duración)", Pasado y Presente, nº 2-3,         [ Links ] y la nota bibliográfica sobre El pensamiento salvaje, en ibid., nº 7-8.

9 Véase "Infraestructura y superestructura en el análisis de la acción social", de Eliseo Verón, ibid., nº 7-8.

10 "Advertencia", en Louis Althusser, La filosofía como arma de la revolución, Córdoba, Pasado y Presente, 1968, pp. 7-9;         [ Links ] "Advertencia", en Louis Althusser y Alain Badiou, Materialismo histórico y materialismo dialéctico, Córdoba, Pasado y Presente, 1969, pp. 7-9.

11 "Advertencia", Alessandro Pizzorno, Luciano Gallino y Antonio Gramsci, Gramsci y las ciencias sociales, Córdoba, Pasado y Presente, 1970, pp. 5-6.         [ Links ]

12 "Advertencia", en Cesare Luporini y Emilio Sereni, El concepto de "formación económico-social", Córdoba, Pasado y Presente, 1973, p. 8.

13 Nicos Poulantzas, Hegemonía y dominación en el Estado moderno, Córdoba, Pasado y Presente, 1973.         [ Links ]

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