ANIVERSARIO: 20 AÑOS DE CUADERNOS DEL CILHA

Veinte años de Cuadernos del CILHA

César Zamorano

Editor de Palimpsesto y Catedral Tomada Universidad de Santiago de Chile. Chile. cesar.zamorano@usach.cl

Felix Guattari denominó Capitalismo Mundial Integrado a la experiencia global del capitalismo actual, cuya potencia es definida por ocupar la totalidad de los espacios de la vida y el saber académico, expresión de un espacio vital de la sociedad, destinada recopilar el acerbo cultural de una época, ha tenido que lidiar dentro de esta lógica. Vemos lamentablemente, ya sin admiración, cómo las universidades han sido coaptadas por instancias de productividad que genera enormes cuotas de competencia e individualismo. En el caso de las Humanidades, la situación es aun más dramática pues se ha tenido que adaptar a modelos de producción de saberes provenientes de las ciencias exactas. Este presente es confrontado al mismo tiempo por una larga tradición en la creación de revistas, alojadas en instituciones universitarias que chocan precisamente con la mera especificidad disciplinaria, para abrigar intentos por promover el debate y la crítica en torno a diversos tópicos de la cultura y su relación con los procesos históricos y sociales. Cada revista, desde su propio campo de intervención, ha posibilitado la incorporación de una serie de voces que dialogan entre si para conformar un campo cultural en disputa. De allí que la actualidad de  las  revistas  académicas  viene  determinada  no  solamente por su necesidad de formar parte de los debates que contribuyan a conformar un campo cultural específico, sino también en los últimos años han sido confrontadas por instancias técnicas, modelos de difusión y sistemas de indexación que muchas veces resultan ajenas a la producción  académica  específica  de  cada  disciplina  y  los  grupos  que  las  posibilitan.  Es   así como pudiendo soterradamente traspasar el valor de la escritura a registros más amplios de eficacia y reconocimiento, las revistas académicas permiten proponer diseños y redes que circulan en nuestras actuales universidades latinoamericanas. Muchos de estos proyectos editoriales, que emergen al alero de grupos e instituciones, nacen y perecen rápidamente desde la premura de un ahora que se advierte con la rapidez y muchas veces la liviandad de sus propias experiencias sumergiéndolas rápidamente en procesos burocráticos desligados de las condiciones  culturales  y  políticas  desde  las  cuales  surgieron,  llevando  a  muchas  de  ellas  a su rápida extinción.

Cuadernos del CILHA, revista que pertenece al Centro Interdisciplinario de Literatura Hispanoamericana de la Universidad Nacional de Cuyo, ha promovido el análisis y la investigación desde diversas disciplinas cuyo intento ha adquirido notoriedad no solo por la profundidad de los temas propuestos, los proyectos personales y colectivos que aloja, sino también la longevidad de su revista que ha hecho eco de este grupo de estudios. No es un logro menor que una revista sea capaz de establecerse como un espacio disponible para cimentar la crítica literaria y cultural de la producción latinoamericana, pero lo es aun más por la longevidad de su intento que ahora cumple 20 años. Porque si bien, en el soplo de la vida veinte años no es nada, en la vida de una revista es un largo tiempo que hay que celebrar. El espacio abierto por esta revista se complementa con un tiempo que, en la madurez de su apuesta, posibilita un soporte eficaz para reconocer en sus páginas el acervo cultural de un continente traspasado por un conjunto de imaginarios que la literatura ha sido capaz de conquistar y hacerlos estallar como filamentos indisociables de una identidad latinoamericana y de las relaciones con otros campos de producción. Las revistas permiten reconocer esta riqueza simbólica a través de la crítica y de la profundidad de los trabajos que allí se publican. Cabe reconocer entonces el desafío que una revista como Cuadernos del CILHA ha sabido mantener por largo tiempo, como un ejemplo del empeño de un grupo de investigadores que no han claudicado en su empeño de mantener un espacio de diálogo por sobre las dificultades técnicas, más allá de las transformaciones que las revistas académicas han tenido que sortear sin perder el deseo de revista que alguna vez Beatriz Sarlo mencionaba como esencial para su preservación. Cada revista tiene su empeño y su intervención en el campo cultural depende precisamente de la capacidad de atender a los debates, discusiones y problemáticas que son observadas y Cuadernos del CILHA ha estado atenta a estas transformaciones y su longevidad se debe en gran medida a ello. Aquellos que nos dedicamos al estudio de revistas y al mismo tiempo hacemos revistas, sabemos las dificultades y la perseverancia que significa cada nuevo  número,  por  lo  que  no  cabe  más  que  extender mi reconocimiento a este tremendo esfuerzo de hacer que las revistas, más allá de las presiones de indexadores que incitan a la estandarización del paper, contribuyan a hacer de la crítica y el trabajo académico un esfuerzo por comprender lo que somos y cómo hemos llegado a ser.