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Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. Ensayos

versão On-line ISSN 1853-3523

Cuad. Cent. Estud. Diseño Comun., Ens.  no.43 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jan./mar. 2013

 

ACERCA DE LA SUBJETIVIDAD CONTEMPORÁNEA: EVIDENCIAS Y REFLEXIONES
EJE: DESDE LA EMERGENCIA VISUAL, MEDIAL Y TECNOLÓGICA

Subjetividades Inestables

 

Alberto Carlos Romero Moscoso *

(*) Doctorado en Estudios Sociales (Universidad Externado de Colombia). Magister en Filosofía (Universidad del Rosario). Licenciado en Artes (Paris I). Especialista en Cultura Visual (Universidad de Barcelona). Maestro en Artes Plásticas (UN).

 


Resumen: Una pregunta por la subjetividad tiene como horizonte propositivo una reflexión sobre la condición humana. Si bien en el mundo moderno el cuerpo se consolidó como paradigma del proyecto de entendimiento de la naturaleza, por el camino de la ciencia, el proyecto tecnológico e industrial ha puesto en evidencia la condición tecno política del mundo en el que habitamos y por esta vía ha permitido una colonización de las ciencias de la vida, que han instaurado una condición de lo humano como equivalente de una condición de lo viviente. El texto intenta sugerir una reflexión en torno al carácter ético del problema de la subjetividad en el mundo contemporáneo, a partir de la relación estrecha que hoy vincula la idea de sujeto con evaluaciones de la relación del ser humano con los desarrollos técnico científicos, vía por la que no solo se amplía la idea de sujeto, sino que intenta estructurarse de manera indisociable de una pregunta que cada día cobra mayor fuerza y que tiene que ver con el asunto de lo vivo.

Palabras clave: Cuerpo; Ética; Subjetividad; Tecnociencia.

Summary: A question about subjectivity has as purposeful horizon a reflection on human condition. While the modern world consolidated the body as a paradigm of the understanding of nature project, by the way of science, technological and industrial project has demonstrated the technology status in the political world we inhabit and in this way has allowed the colonization of the life sciences, which have established the human condition as an equivalent of the condition of living. The text attempts to suggest a reflection on the ethical nature of the problem of subjectivity in the contemporary world, from the close relationship that now links the idea of individual with assessments of human relationships with technical and scientific developments, a way which not only extends the idea of the subject, but attempts to be jointly structured from a question that becomes stronger every day and have to do with the matter of living.

Key words: Body; Ethics; Subjectivity; Technoscience.

Resumo: Uma pergunta por a subjetividade tem como horizonte propositivo uma reflexão sobre a condição humana. Se bem no mundo moderno o corpo se consolidou como paradigma do projeto de entendimento da natureza, por o caminho da ciência, o projeto tecnológico e industrial pôs em evidência a condição tecno política do mundo no qual vivemos, e por esta via permitiu uma colonização das ciências da vida, que hão instaurado uma condição do humano como equivalente de uma condição do vivente. O texto intenta sugerir uma reflexão em torno ao caráter ético do problema da subjetividade no mundo contemporâneo, a partir da relação estreita que hoje vincula a idéia do sujeito com avaliações da relação do ser humano como os desenvolvimentos técnicos científicos, caminho pelo não somente se amplia a idéia de sujeito, senão que intenta estruturar-se de maneira indissociável de uma pergunta que cada dia tem mais força, e se relaciona com o assunto do vivo.

Palavras chave: Corpo; Ética; Subjetividade; Tecnociência.


 

En términos de una pregunta a propósito de la subjetividad contemporánea, múltiples son las rutas dispuestas a discusión y nutrido el dispositivo conceptual para hacerle frente. Sin duda es posible comprenderla como una pregunta que se esconde detrás de casi cualquiera de las reflexiones que podamos hacer desde las ciencias humanas y al mismo tiempo, quizá también, detrás de las menos instrumentales que surjan de las ciencias naturales.
La pregunta sobre la subjetividad obliga a una discusión sobre lo humano y esta discusión a su vez no debe hoy concluir en los criterios de construcción de sujeto venidos del territorio preciso de los estudios sociales -del tipo construcción social de la realidad, en la que se instauran como fundamentales los procesos colectivos de construcción de sentido (Berger y Luckmann, 2002)- o de la filosofía, en las condiciones por ejemplo de la construcción de discurso en torno a la normalización del sujeto propuesta por Michel Foucault. Tampoco la discusión debe encontrar un lugar concluyente en la idea de cuerpo, o en la noción de naturaleza, al menos en el sentido según el cual podríamos llamar tradicional de ambos términos.
Una pregunta por la subjetividad tiene como horizonte propositivo una reflexión sobre la condición humana; que por una parte se asocia a la pregunta sobre el humanismo en tanto discurso fuerte en torno al ser humano y por otra se asocia a la reflexión sobre el sujeto en términos de su incidencia en los desarrollos de las sociedades particulares en las que se ha formulado la pregunta.
En el sentido del humanismo como: "un conjunto de movimientos históricos de defensa de la condición humana ante las distintas amenazas y violaciones" (Botero Uribe, 2004, p. 1), es claro que una pregunta por la subjetividad es en ultimas una pregunta sobre la insistencia del ser humano como criterio y modelo para la comprensión del mundo.
En ese sentido la modernidad, por ejemplo, reparó que todas las inquietudes estaban en condiciones de ser consideradas sólo en tanto pertinentes al hombre, así, "todas, las preguntas, todas las evaluaciones y todas las respuestas se conciben y se formulan en términos antropológicos." (Hottois, 1991, p. 33). Afirmación esta que aparece a la luz de nuestro tiempo de manera fuertemente categórica, pero que es evidencia del espíritu de un tiempo antropocentrista, que fundaba el mundo moderno, en el cual el hombre se instauraba y el humanismo se establecía como el argumento fundamental para precisar sus características, su voluntad y sus deseos.
Las alternativas de comprensión y representación del hombre estaban mediadas por el acuerdo que se estructuraba desde el dualismo; el cuerpo y el espíritu primero y luego el cuerpo y el alma, en condiciones claramente vinculadas de manera más estrecha con tradiciones venidas de discursos teológicos, eran la condición para el conocimiento de lo humano.
El cuerpo se consolidó como paradigma del proyecto de entendimiento de la naturaleza, por el camino de la ciencia. Se estimuló la concepción de la idea de cuerpo, con similar estructura conceptual y con prácticamente el mismo lenguaje que utilizo el proyecto científico, "por eso, en la ardua tentativa de definir el cuerpo humano, jamás podría haber prescindido de las innumerables analogías con las máquinas hidráulicas, relojes y autómatas" (Sibilia, 2005, p. 73). Refiriéndose al Tratado del Hombre de Descartes. La referencia del hombre se torno referencia al cuerpo y la evidencia para su comprensión se encontraba en el lenguaje de la ciencia, este que a su vez empleaba para la descripción del cuerpo la metáfora de la maquina.
La filosofía por su parte intentaba colonizar el territorio de las preguntas mayores aquellas que parecían no se ocupaban de este mundo, era el momento de preguntas por la verdad, la idea de dios y la razón, entre otras; y algunas más mundanas pero sin duda sumamente abstractas aún como las de justicia, sociedad y nación.
Si bien, este primer acercamiento a la idea de subjetividad vía humanismo, permite entrever que bajo los enunciados anteriores se oculta el método científico y tras éste, como ya se dijo, las nociones de naturaleza y cuerpo, es significativo enfatizar también en la manera como en la construcción de la idea de ser humano se acogieron luego regularmente dinámicas duales como la ya mencionada, de tal forma que se hace fundamental señalar, la importancia de aquello que se dio en denominar, el cuidado del espíritu, "lo importante para el hombre es el cultivo del espíritu, es la obra de arte, es la poesía, como condensación de la vida, una manera de arrancar al instante una visión de eternidad." (Botero Uribe, 2004, p. 15) Por lo que colonizada fuertemente por el arte y la religión la noción de espíritu, se constituye en esencial para la cabal comprensión del sujeto.
Por otra parte, la idea de un humanismo en el sentido contemporáneo formula de manera insistente preguntas en torno a las nociones de vida y organismo. De la misma manera que también y particularmente propone interrogantes respecto a la defensa de algo que podríamos considerar como la condición humana. "El humanismo de nuestro tiempo está relacionado con la defensa de la vida. Ha llegado el momento de reconocer que la vida humana es una particularidad de la vida" (Botero Uribe, 2004, p. 209).
En ese sentido el proyecto tecnológico e industrial ha puesto en evidencia la condición tecno política del mundo en el que habitamos y por esta vía ha permitido una colonización de la biología, que ha instaurado una condición de lo humano como equivalente de una condición de lo viviente. En una rápida estimación, lo humano parece aproximarse de manera cuando menos comprometida a la reflexión a propósito de la vida, en términos de estructura, al tiempo que suspende su evaluación sobre algo que podría vincularse de manera más estrecha con la noción de espíritu.
Es en este particular horizonte de la discusión en el cual quisiera proponer mi consideración en torno a la noción de subjetividad. Para ser mas preciso, me interesa además sugerir una reflexión en torno al carácter ético del problema de la subjetividad en el mundo contemporáneo, a partir de la relación estrecha que hoy vincula la idea de sujeto con evaluaciones de la relación del ser humano con los desarrollos técnico científicos, vía por la que no solo se amplía la idea de sujeto sino que intenta estructurarse de manera indisociable de una pregunta, que cada día cobra mayor fuerza y que tiene que ver con el asunto de lo vivo.
En este sentido, Gilbert Hottois considera que es necesario adelantar una evaluación de la tecnociencia que no tenga únicamente un carácter antropologista, de tal manera que todas las preguntas, todas las evaluaciones y todas las respuestas no se conciban y formulen en términos antropológicos, que irían por su parte unidos a términos antropocéntricos y por los cuales entonces, se escaparía un punto de vista no sólo sistemático sino global en el que el centro ya no es el hombre sino la biosfera y el mundo no es objeto de posesión y utilización humana exclusivamente. Sentido en el que, además, la posibilidad de una pregunta sobre la unicidad de las nociones de sujeto y humano adquiere interés. O mejor la inquietud a propósito de que la noción de sujeto responde a una y única entidad está dispuesta.
El mundo moderno propuso entonces, a partir de la estructura de explicación científica, el lugar del hombre como modelo pero este se amplió y aparece en lo contemporáneo una intención altamente significativa que pretende disponerse en torno a lo vivo. La pregunta sobre lo subjetivo vinculada a lo humano ya no parece del todo evidente. Hottois entiende que la bioética designa un conjunto de asuntos con una dimensión ética (en la que los valores y cuestiones sólo pueden resolverse mediante actos de elección) suscitados por el cada vez mayor, poder de intervención tecnocientífica en el ámbito de la vida orgánica, especialmente aunque no exclusivamente sobre el hombre.
La organización de los argumentos en torno a la consolidación de la bioética como un paradigma puede comprenderse partir del desarrollo de las nociones de teoría y técnica, que permiten por su parte comprender el vínculo entre teoría y ciencia en el mundo occidental, en el cual el proyecto científico se ha confundido con el proyecto teórico.
Para empezar, la ciencia llamada pura se situó en una esfera de verdad que estaba más allá de cualquier consideración práctica y moral y eso hizo posible que "el problema de la elección y de la responsabilidad éticas surgiera más en relación con la ciencia llamada aplicada, entendida esta, como técnica" (Hottois, 1991, p. 14). De esta manera la tecnología y no la ciencia, asume la responsabilidad sobre lo que podrían considerarse como inconvenientes del progreso técnico. El ideal de la ciencia antigua es el de construir un cuerpo lógicamente organizado, apoyado en definiciones (que enuncian la esencia de los seres y de las cosas) y en principios, a partir de los cuales, proceder deductivamente. Las dos grandes características de la ciencia moderna son la matematización y la experimentación. En ese sentido, dice Hottois, "la técnica y la matemática se encuentran, silenciosas, en el seno de la nueva ciencia y, allí, se respaldan para levantar la empresa del saber logocéntrico, especulativo y simbólico" (Berger y Luckmann, 2002, p. 18)
Hoy, a diferencia del mundo moderno, los dos polos teórico y técnico de la actividad científica están indisolublemente trenzados; los términos de ciencia y técnica están unidos de manera esencial, la nueva ciencia es por su condición, tecnológica. Esta unión vale incluso para la investigación básica, ya se trate de la biología, la física o la neurología, aunque las tecnologías de lo vivo, continuando con Hottois, tendrán un lugar importante no sólo para la transferencia y aplicación de conocimientos nuevos, que llegan desde las investigaciones básicas o aplicadas, sino también para fecundar y permitir, ellas mismas, estos conocimientos.
Ya entonces, no se trata de una actividad científica pura, teórica, por una parte, y las ciencias aplicadas o técnicas, por otra. Básica o aplicada la investigación es tecnocientífica. La idea según la cual, el fin de la ciencia es el progreso y el conocimiento, mientras que la tecnología tiene por fin transformar la realidad dada, no es del todo evidente, "los resultados de las investigaciones empíricas acerca de la dependencia de la tecnología en la ciencia han sido bastante frustrantes" (Thomas y Buch, 2008, p. 24) y el asunto de la diferenciación de ciencia y tecnología parece tener que ver con una negociación social.
Lo cierto es que nuestra relación con la realidad ya no está sólo mediada por lo simbólico, sino que estará en adelante mediada también técnicamente, luego la noción de subjetividad deberá insistir en una reflexión sobre la tecnología. En el mismo sentido, los términos tecnociencia y tecnocientífico, señalan el entrelazamiento mencionado entre técnica y ciencia y mejor aún dan preponderancia al polo técnico, asegurando la idea de que la ciencia se ha convertido en un medio de la técnica. Así entonces, "la noción de verdad cambia radicalmente al pasar de un saber logoteórico a un saber tecnocientífico" (Hottois, 1991, p. 27). Y con esta cambian también, como dijimos, las nociones que se articulan en torno.
Considerar entonces que es necesario adelantar una evaluación de la tecnociencia, en palabras de Hottois, que no tenga únicamente un carácter antropologista, de tal manera que todas las preguntas, todas las evaluaciones y todas las respuestas no se conciban y formulen en términos antropológicos, que irían por su parte unidos a términos antropocéntricos y por los cuales entonces, se escaparía un punto de vista no sólo sistemático sino global en el que el centro ya no es el hombre sino la biosfera y el mundo no es objeto de posesión y utilización humana exclusivamente.
La alternativa puede ser que la tecnociencia no debe partir de una respuesta cerrada a la pregunta sobre qué es el hombre sino más bien, el hombre debe parecernos como un enigma abierto, como un ser en devenir, haciéndose e inventándose constantemente. Y la subjetividad un deseo en construcción, una trampa del lenguaje; una descripción imposible sin tiempo ni espacio.
La tecnociencia trastorna, hace estallar, física y conceptualmente el mundo, no sólo al hombre y el estallido transforma lo que es llamado el orden natural. De hecho, "se asiste a una unión progresiva de la diferencia entre natural y artificial, en beneficio de una mixtura medio-dada, medio-construida donde, a todos los niveles, los elementos naturales se integran en conjuntos artificiales y viceversa" (Berger y Luckmann, 2002, p. 56). Estas transformaciones han parecido benignas mientras no se ha puesto en juego al hombre mismo, ahora las transformaciones se centran en la esencia natural y cultural del hombre, nos acercamos al día en el que el cuerpo humano no pueda considerarse inmutable y entonces, estas transformaciones y posibilidades, sean efectivas o ideales "suscitan una resistencia enorme en el campo de la cultura tradicional, religiosa o filosófica" (Berger y Luckmann, 2002, p. 63).
La idea de mutabilidad del cuerpo dispone para la discusión la transformación como argumento fundamental, la posibilidad de un cuerpo alterable es la insistencia en la instauración de una idea de sujeto que se acerca también a la idea de lo alterable. Un idea de sujeto inestable. Hottois considera que esta posibilidad de cambio es problemática en el sentido en que no es una transformación que se da a partir de medios "simbólicos", como la educación o el discurso moral y como no son del orden del lenguaje y por ende no están conformes a la esencia del hombre no parece muy fácil aceptarlos. Así, argumenta que "la muerte y el sufrimiento de millones de individuos a causa de la manipulación ideológica parecen más leves, normales en el curso y orden de las cosas, que la posibilidad de soluciones técnicas a algunos problemas de la humanidad" (Berger y Luckmann, 2002, p. 66).
Se hace posible entonces, aceptar la idea según la cual si una característica del hombre es su inestabilidad y no tenemos sobre lo que él es una respuesta concluyente, la naturaleza tampoco debería ser estable y entonces ésta sería mutable y su persistencia no estaría tampoco garantizada, es decir, no sería permanente. Las nociones tanto de hombre como de naturaleza serían nociones eventuales.
Por otra parte en el desarrollo de la técnica existe una relación fundamental con la idea de futuro. "La imagen de futuro es sobretodo una imagen técnica: la ciencia-ficción se desarrolla a partir del momento en el que el proyecto teórico del saber es sustituido, cada vez más por la tecnociencia" (Berger y Luckmann, 2002, p. 75). Lo fundamental de esta relación de la técnica y el futuro, es que existe una imprevisibilidad radical que rompe con una imagen de un mundo y de una ciencia determinista y calculable que confirma la apertura y opacidad del futuro en la era tecnocientífica.
Retomando el argumento central, la tecnociencia tiene cada vez un poder más considerable de modificar la naturaleza humana, "la técnica deja de ser un objeto para el hombre, para convertirse en su propia sustancia: ya no se pone frente al hombre, sino que se integra en él y progresivamente lo absorbe" (Berger y Luckmann, 2002, p. 93). La pregunta ética que está ligada al futuro y a la tecnociencia de una forma general y concreta, sería ya no, qué es el hombre, sino qué vamos a hacer de él; es decir cuál es la sensibilidad moral que se requiere para manipular la naturaleza humana. Una pregunta que sin duda sugiere una fuerte reflexión sobre la noción de subjetividad. Un pensamiento sobre lo incierto de alguna precisión sobre la noción de subjetividad.
A la pregunta sobre el hombre la bioética presenta tres posibles respuestas, que consideran a su vez las tres vías de la ética. La primera será optar por intentar todo lo tecnocientíficamente posible en el horizonte de hacer prevalecer la primacía de lo humano; la segunda, optar por un reconocimiento global y la conservación del hombre-naturaleza y la tercera optar por una vía intermedia en la que se intenten algunas de las posibilidades tecnocientíficas en función de ciertos criterios a determinar posteriormente. Todas transformaran de manera significativa los criterios a partir de los cuales pensar la subjetividad.
En la primera no se reconoce limitación de ninguna clase, ni religiosa, ni ética, ni metafísica y tampoco simbólica de ninguna forma. En la segunda o en las consignas generales de no intervención, lo que subyace es una comprensión pre darwiniana de la naturaleza, en la que ésta se considera idealmente estable, sin tener en cuenta su carácter dinámico y evolucionista, Hottois percibe la anterior tan absurda que apenas debe ser tenida en cuenta; y por último, la tercera vía, la intermedia, cree que algunas de las posibilidades tecnocientíficas son posibles bajo ciertas condiciones y plantea entonces, el problema de los criterios, su justificación y su aplicación; esta última es la vía a la que está abocado el hombre y en la que prima la idea de no intentar nada que no sea para el bien del hombre y de la humanidad. Así, se propone un imperativo, en el sentido del imperativo categórico kantiano, que se puede formular de la siguiente manera: "obra de tal modo que las consecuencias de tu acción sean compatibles con la permanencia de una vida auténticamente humana sobre la tierra" (Berger y Luckmann, 2002, p. 131).
Para exponer por qué la bioética es un paradigma respecto a los problemas enunciados anteriormente Hottois propone seguir unos principios que ilustrarán sus argumentos. La bioética verifica sobradamente, que el proyecto occidental contemporáneo del saber no es, en ningún sentido puramente contemplativo, logoteórico; la bioética es un espacio privilegiado para la interacción entre lo simbólico y lo tecno científico en el que se debe reconocer la relatividad y no la universalidad de las convicciones; la bioética debe ocuparse por mantener una solidaridad entre el hombre y la naturaleza y finalmente el debate bioético expone la inexistencia de un fundamento común y manifiesta la multiplicidad irreductible de nuestras sociedades.
Finalmente, la tensión entre tecnociencia y ética, no espera una respuesta definitiva que clausure la reflexión, lo que propone es acotar el territorio y proponer desde el mismo una pregunta abierta sobre lo que es el hombre, que se constituye en el insumo fundamental a la pregunta sobre la subjetividad.

Referencias Bibliográficas

1. Berger, P. y Luckmann, T. (2002). La construcción social de la realidad. Buenos Aires: Amorrortu Editores.         [ Links ]

2. Botero Uribe, D. (2004). Discurso sobre el humanismo. Bogotá: Ecoe Ediciones.         [ Links ]

3. Hottois, G.(1991). El paradigma bioético: una ética para la tecnociencia. Barcelona: Anthropos.         [ Links ]

4. Sibilia, P. (2005). El hombre postorgánico: Cuerpo, subjetividad y tecnologías digitales. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.         [ Links ]

5. Thomas, H. y Buch, A.(2008). Comp. Actos, actores y artefactos. Sociología de la tecnología. Bernal: Universidad Nacional de Quilmes Editorial.         [ Links ]

Fecha de recepción: marzo 2012
Fecha de aceptación: junio 2012
Versión final: marzo 2013

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