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Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. Ensayos

versão On-line ISSN 1853-3523

Cuad. Cent. Estud. Diseñ. Comun., Ensayos  no.92 Ciudad Autónoma de Buenos Aires mar. 2021  Epub 15-Ago-2021

http://dx.doi.org/10.18682/cdc.vi92.3864 

Prólogo

Prólogo. Arte y Comunicación: Arte,Historia y Memoria

Natalia Aguerre* 

Carlos Paz** 

* Natalia Aguerre. Licenciada en Comunicación Social y Periodismo. Doctora en Comunicación. Profesora de grado y posgrado en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata; la Facultad de Diseño y Comunicación de la Universidad de Palermo. Integrante de equipos de investigación -UNLP, CLACSO-, que abordan temas sobre arte y política. Fundraiser y Gestora en Comunicación del Centro de Arte Experimental Vigo. Correo electrónico: aguerre.natalia@yahoo.com

** Carlos Paz. Doctor en Historia (2009) por la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires -UNCPBA-. Además, posee una estancia PósDoc en Sociología en la Universidade Federal da Grande Dourados - UFGD-MS / Brasil (2014). Sus investigaciones en curso abordan las transformaciones cosmopolíticas de los grupos chaqueños, durante el siglo XVIII, en un análisis comparativo con sus pares pampeanos; analizando para ello las etnografías culturales, devenidas en fuentes modulares, escritas por distintos miembros de la Compañía de Jesús. Junto con ello se trabaja en un proyecto que indaga en la construcción y circulación global de una idea de barbarie impulsada, en el marco de los debates sobre la constitución de un saber natural por la Compañía de Jesús. Correo electrónico: paz_carlos@yahoo.com / ychoalay@gmail.com

Resumen

A través de este número específico de Cuadernos se reflexiona sobre las creaciones artísticas latinoamericanas, en tanto instrumentos, vehículos e incluso disparadores críticos de la historia y la memoria.

Palabras clave: Arte; Historia; Memoria.

Abstract

Through this specific issue of Cuadernos, we reflect on Latin American artistic creations, as instruments, vehicles and even critical triggers of history and memory.

Keyword: Art; History; Memory.

Resumo

Por meio do presente número de Cuadernos se constroi uma reflexão sobre as creações artísticas latinoamericanas como instrumentos, vehículos e inclusive como disparador crítico da história e da memoria.

Palavras chave: Arte; História; Memoria.

Un prólogo en debate

Natalia Aguerre

El presente Cuaderno forma parte de la línea de investigación sobre arte y comunicación que lleva adelante el Centro de Estudios en Diseño y Comunicación de la Facultad de

Diseño y Comunicación de la Universidad de Palermo. Realizado en colaboración con la Universidade do Vale do Río dos Sinos - UNISINOS (Rio Grande do Sul) de Brasil, esta publicación que hemos titulado Arte, Historia y Memoria continúa la reflexión sobre las manifestaciones estéticas y el flujo del tiempo particularizando el análisis en los modos de conjugar, recuperar y reconstruir con imágenes, testimonios, documentos y/o sonidos, matrices narrativas para componer un pasado, en vistas de los aconteceres de nuestros pueblos.

Desde esta perspectiva, sostenemos que el arte comparte con el campo de la historia y la memoria el sentido de hacer presente la heterogeneidad del tiempo abarcando e incidiendo sobre las distintas esferas de la vida individual o colectiva. Según Bourdieu (2010) estas prácticas de representación son el producto de formas de socialización que responden a lógicas disímiles presentando distinciones que se corresponden con el segmento social que las compuso y conforme una representación ideológica del sí preponderante. Pero si asumimos que el arte es una fuente de comunicabilidades que viabiliza la expresión de aquello que la memoria dicta y la historia escribe, se conseguiría ligar estas diferencias mediante la tarea de desandar sus nudos de sentidos que cada saber conlleva, con el fin de evidenciar que los lenguajes estéticos son medios que ensamblan elementos memorísticos e históricos para hacer “presente un advenir en el proceso del haber sido” (Ricoeur, 2009, p. 733).

Tal es así que desde las pinturas rupestres presentes en Altamira, Lascaux o Chauvet, el hombre ha demostrado la necesidad de inscribir y dejar huella de su existencia mediante la representación de una memoria explícita -con objetos y animales-, y con mayor concentración semántica a partir de formas simbólicas. En la Antigüedad, los griegos entendían que la memoria era un arte que le otorgaba al hombre el acceso al tiempo original para recordar un conocimiento que se encontraba en el alma o como una técnica aplicada en el ámbito de la retórica. Las reglas de este arte fueron privilegiadas y estudiadas por Cicerón y Santo Tomás de Aquino como también por el jesuita José de Acosta, el cual señalaba que “la memoria de los hechos históricos podían expresarse por medio de la escritura -como lo usan los latinos, los griegos y los judíos y muchas otras naciones-, o a través de pinturas como en casi todo el mundo se usa” (De Acosta s.j., 1596, en, Valcárcel Martínez, 1989, s/p).

En virtud del predominio de las ciencias sociales sobre los métodos de estudio de las experiencias del hombre, se ha producido una segmentación de la complejidad cultural donde la disciplina histórica ha tratado “de unificar el pasado volviéndolo uniforme desde posiciones que contribuyen a consolidar las naciones, desconociendo las particularidades de los diversos grupos sociales que las componen” (Becerra Mora, 2015, s/p). Bajo esta premisa, podemos decir que estos discursos establecieron los lineamientos temporales de la existencia de los sujetos cargados de contradicciones, tensiones, silencios, conflictos y disyunciones. En este sentido, Didi - Huberman (2008) afirma que la historia en tanto objeto como disciplina no es una “cosa” fija ni estática sino más bien, un hecho de memoria. Producto de estos corrimientos, hacia fines de la década del ´60 comenzaron a visibilizarse en los medios europeos y norteamericanos relatos donde los sujetos recordaban sus vivencias en los procesos de descolonización, los cuales fueron utilizados por determinados movimientos sociales que buscaban historiografías alternativas y revisionistas. Pero fue a partir de los años ´80 que estas narrativas construidas desde la sensibilidad de los recuerdos empezaron a formar parte de la agenda pública como consecuencia de los debates en torno al Holocausto para, una década después, ampliarse por las políticas genocidas en Ruanda, Bosnia y Kosovo; como también por el pos-apartheid en Sudáfrica, por el revisionismo histórico entre Japón, China y Corea, y por los desaparecidos y la apropiación de sus hijos en las sociedades pos-dictatoriales de América Latina. Es así que surgieron los discursos por la memoria, denominada por Jelin (2002) como una construcción cultural compleja donde la experiencia es vivida subjetivamente y culturalmente compartida y compartible.

Aunque estas narrativas -en cierto registro-, parecen ser globales dado que ponen en el tapete cuestiones fundamentales vinculadas con las violaciones a los derechos humanos, la justicia y la responsabilidad colectiva; resulta importante distinguir que las mismas están ligadas a las historias de las naciones y estados específicos porque es en el ámbito político/ cultural donde se recobran los sentidos del pasado. La memoria entonces, se produce en tanto los sujetos o agentes sociales comparten una cultura e intentan “materializar” esos sentidos del pasado o de hechos recientes en diversas manifestaciones culturales que son concebidas como, o que se convierten en, vehículos de la memoria Y es por ello que el arte es un medio para la construcción de la memoria y en nuestro presente da cuenta de la necesidad de un anclaje espacio/temporal en un mundo caracterizado por los flujos de información cada vez más caudalosos, en redes cada vez más densas de tiempo y espacio comprimido. De manera similar a la historiografía clásica que dejó de lado los relatos teleológicos y se volvió mas escéptica, la memoria con su énfasis en los derechos humanos, en las temáticas por las minorías y del género y en la revisión de los diversos pasados nacionales e internacionales esta abriendo un sendero donde el arte es uno de sus instrumentos que exhiben el desaceleramiento del tiempo, la naturaleza del debate público, y donde se nutre y expande el espacio habitable en lugar de destruirlo. Son las memorias locales expresadas en experiencias estéticas las que dan cuenta de la temporalidad y espacialidad disruptiva de la revolución de la información.

Tanto el arte como la memoria y sus vínculos se encarnan en los individuos en sus prácticas cotidianas, en los grupos de relaciones, en las naciones y regiones; y es por ello que constituyen en una oportunidad para construir un mundo de representaciones de futuros locales en un mundo global.

Un debate para un Prólogo

Carlos D. Paz

Todos los grupos humanos desarrollan formas, variadas por cierto, de memoria. Incluso sociedades no-humanas, entre las que debemos de contar a aquellas comprendidas dentro de lo que se nos ha hecho conocer como el reino animal, parecen tener formas de memoria que son administradas de distinto modo y con disímiles grados dentro de relaciones sociales aceptadas como constitutivas de un orden.

Entre humanos, por ejemplo, se hilvanan recuerdos de acontecimientos que poseen una significación notable para un sí-mismo, apelando, incluso, a personajes ficticios aunque materializables estacionalmente. Lévi-Strauss en 1952, en ‘El Suplicio de Papa Noel’, hacía notar como la Navidad era un momento, un hecho-social-total siguiendo la definición mínima de Marcel Mauss, en el que se asistía a un rito de pasaje y de iniciación que brindaba un status diferencial a niños, adolescentes y adultos. La figura de Papa Noel, en la cual claramente los adultos no creen pero sí alientan su creencia en los niños, excluyendo parcialmente de ésta a los adolescentes por medio de “fingir la sorpresa”, de recibir el presente añorado pero manteniendo un silencio cómplice sobre cómo se gesta la producción del obsequio es el medio por el cual se pueden construir momentos significativos de una determinada etapa en la vida de los sujetos. Esta figura, como otras tantas apelaciones a personajes mitológicos que la Humanidad emplea para ordenar relaciones sociales, materiales, simbólicas e ideológicas, es la encargada, en el momento mencionado, e incluso desde meses antes a la celebración, de introducir lo que el mismo autor denominó como “desequilibrio dinámico”; un momento dentro de la sociedad, en el cual la misma manifiesta y reproduce sus diferencias internas exhibiendo de ese modo una vitalidad que hace un llamamiento al transcurso del tiempo y cómo es que cada miembro de aquella sociedad resignifica, luego, su pertenencia dentro del grupo perpetuando, a su debido momento, aquel ciclo.

El problema de la memoria, y por ende de la Historia y sus formas estéticas, como las concibe Rancière (2012), que sustentan la/s Memoria/s, excede a los grupos humanos en sí -aunque en rigor de verdad es necesario apelar a la idea de trascendencia. Algunos animales, como sucede con algunos chimpancé, según observaciones recientes, las mismas que habían sido puestas de manifiesto con anterioridad en algunas ocasiones por una literatura considerada fantástica, llevan a cabo perfomances que ojos de observadores humanos parecen indicar la presencia de un pensamiento simbólico que muestra formas culturales que aún restan ser estudiadas bajo parámetros científicos. Los mismos que parecen confirmar, por medio de métodos científicos compartidos por una comunidad, aquello que había sido narrado como experiencia por la literatura considerada fantástica. De este modo, ‘la destrucción de la experiencia’ a la que refiere Agamben (2007) -aquella experiencia que proviene de la observación directa y que fue transmitida hasta nosotros por medio de distintas formas de registro y reproducción de la misma- parece comenzar a ser reensamblada aunque bajo la vigilancia severa de una ‘Ciencia’ que se presenta como una ‘máquina de guerra’ (Latour, 2013) que sanciona lo legítimo a ser estudiado bajo ciertas normas acompañado de aquello que debe de ser descartado por irrelevante. A los esfuerzos de este intento normativo, felizmente, escapan las entidades no-humanas que conviven con éstos allí dónde distintos grupos nativos aún pueden expresar su Humanidad en porciones de terrenos ‘ancestrales’ cada vez más acotados por cierto así como, cuando no, en entornos urbanos a los que han debido migrar. Las entidades no-humanas poseen memoria de los actos humanos y para remediar esto último se realizan cuidados rituales que, mutatis mutandis, no sólo reactualizan el ceremonial por medio del cual se intenta recomponer un desequilibrio causado por medio de alguna mala acción -o bien se intenta mantener aquel desequilibrio armónico en una sociedad en dónde la tasa de entropía sólo aumenta y por lo cual es necesario cuidar que el desequilibrio se sostenga- sino que además se apela a formas artísticas, expresadas por medio del ritual, que nos permiten acceder a regímenes de historicidad, que si bien son compartidos por los asistentes y por aquellos involucrados directa o indirectamente en lo ritual, dan cuenta de lo heterogéneo de una sociedad en particular y en cómo esta se vincula hacia su interior al mismo tiempo que traza vínculos con un exterior que la altera y, por veces, la modifica.

Ponderar las formas de Arte que permiten indagar en las formas de construcción, reproducción y resignificación de la Memoria exige cuestionarse qué tipo de Historia construimos, con qué finalidad y cómo la misma pontifica un cuerpo documental invalidando otro -y aquí la ‘máquina de guerra’ se muestra en todo su esplendor. Incluso, y es una cuestión que regresa constantemente, se nos interroga ¿Para qué sirve la Historia?, tal y como un reciente libro lleva por título (Gruzinski, 2018). La Historia es una forma más de literatura qué, como el Arte y la Memoria, encuentra tantas significaciones en sus lectores como intencionalidades porten los mismos. Ninguna lectura es ingenua en sí misma. Sólo se trata entonces de ampliar el campo de referencias que generan dudas, que exigen actualizar las metodologías de investigación y de validación del conocimiento. Por ello el Arte, la Memoria e Historia deben de ser pensadas como excusas metodológicas, como puertas de acceso, como puntos de fuga, hacia aquellos intersticios en dónde se abigarra el orden social. La Historia, como la Literatura -con mayúsculas-, debe de mirar hacia adelante para que aquel pasado que es codificado/sistematizado/canibalizado y digerido se convierta en un reflejo de un calidoscopio que permita crear nuevas formas de pertenencia a distintos sectores de una sociedad y, permitiendo dialogar a una x con su par y en cualquier parte del Orbe; incluso a través del tiempo porque es una falacia suponer una temporalidad extendida y aceptada por todos sin algún mínimo tipo de cuestionamiento. Vale echar una mirada a las formas de cuenta de paso del tiempo de las tres religiones mayoritarias de Occidente para darnos cuenta que el hecho fundante varía generando disparidades sobre el futuro. Mucho más varía si es que consideramos dentro de estos sistemas de cuenta la densidad reflexiva de las filosofías nativas americanas y sus formas de concebir el Tiempo o, tan sólo, la duración de lo que conocemos como período colonial. La Colonia, aún excede en mucho, en tiempo, a la vida republicana y, desde ella aún percibimos ecos de procesos sociales que no han perdido intensidad lo cual exige revisar una y otra vez la apelación que se hace de aquella Memoria, sus Artes y dispositivos así como la Historia que se narraba y que aún pervive a la espera de dejar de ser Memoria para convertirse en alternativa de futuro.

La diversidad y su conocimiento elimina la tentación de descalificar lo que se aparece como discordante con un paradigma de época. Todas las manifestaciones de Arte, Memoria e Historia aquí reunidas nos conducen comprometidamente a reflexionar sobre la necesidad primorosa de cultivar multinaturalismos que manifiesten la variedad de expresiones humanas y no-humanas que de alguna forma siempre son comunicadas a pesar que en algunas ocasiones se pretenda soterrar sus voces.

La colaboración con el Programa de PósGraduação em História (PPGH) de la UNISINOS ha sido por demás valiosa en la elaboración del número actual de Cuadernos. Una colaboración que se gestó por medio de redes personales establecidas con el curso de las trayectorias académicas de Natalia Aguerre y de Carlos D. Paz. Devenir que articula intereses de investigación, mayoritariamente, aunque no de modo exclusivo, con las Prof. Dra. Maria Cristina Bohn Martins y, Prof. Dra. Eliane Deckmann Fleck y, las linhas de pesquisa que ambas desarrollan en el marco del PPGH-UNISINOS. Estas redes de investigación, confrontación de ideas, modos de desarrollo de la actividad científica y horizontes de problemas de investigación propuestos, por medio de las contribuciones de nóveles talentos orientados magistralmente por nuestras colegas de Brasil, sólo ponen en evidencia, como muestran sus indagaciones así como también reflejan los artículos en castellano, la necesidad de reinsertar en el debate historiográfico el rol del sujeto en la producción de sentido y construcción de memoria dentro de una comunidad e, incluso, fuera de ella. Propuesta que retoma aquellas orientaciones sobre la posibilidad heurística de la egohistoire y retorno del sujeto (Nora, 2001), y la parte subjetiva de la individualidad en la construcción de cualquier proceso histórico y cómo esta última debe reinsertarse, rehabilitarse, en el cuestionamiento de las estructuras sociales sobre las que opera la memoria. Allí, el Arte concebido extensamente como un sujeto conceptual, así como las artes de la memoria, desempeñan un papel crucial que generan un diálogo entre distintos tiempos, cuestionando y creando Memoria/s e Historia/s de un modo tan dinámico como abogamos que sea la lectura del presente número de Cuadernos. Pierre Nora decía de símismo que se consideraba un ‘marginal central’ -con relación a otros prestigiosos colegas de su tiempo- y que la Memoria como problema central de análisis, en cierto modo, al centrarse de modo exclusivo sobre ella, impedía una ‘verdadera explosión de la memoria’. Aquí hemos intentado generar las condiciones para que la Memoria como el Arte y la Historia sean rehabilitados, revisitados y ponderados desde expresiones sumamente diversas. El Cuaderno esta integrado por escritos de:

Antoniucci, Melina: La autora trabaja con los procesos de construcción de la memoria y sobre la materialización de prácticas estéticas del Archivo de la Memoria Trans en la Argentina de un grupo de activistas y artistas que de manera autogestiva y autofinanciada, lograron reunir más de 4000 imágenes y objetos que pertenecen a la memoria y la cultura trans de los años ´80, ´90 y principios del 2000.

Biehl, Maico: Retoma una obra de un médico y naturalista suizo escasamente abordado por la historiografía. Una obra que nos brinda reflexiones sobre el Paraguay de comienzos del siglo XIX. Desde las expresiones estéticas que el autor dispone para realizar aquella descripción sobre el Paraguay, se presenta un análisis sobre cómo se construye una narrativa que nos muestra la relación que los habitantes de aquel espacio construyen con la naturaleza que los envuelve.

Boneberg Nascimento dos Santos, Anna Paula: Reflexiona sobre la importancia que el catolicismo deposita en determinadas imágenes para la perpetuación de la memoria de algunas figuras religiosas. La obra del pintor italiano Aldo Daniele Locatelli, sobre todo las pinturas murales localizadas en Porto Alegre y Novo Hamburgo (RS-Brasil), es considerada como un cuerpo documental desde dónde formular preguntas que permitan responder sobre las formas de perpetuación de una memoria particular.

Castillo Compte, Laura: Indaga en cómo el arte mariano hizo posible canalizar tensiones culturales y negociaciones entre conquistadores y oprimidos. Un proceso por demás dinámico que encuentra, en el campo de disputa por el control de las imágenes, un campo semático notable que posibilita indagar en los procesos de mestizaje suscitados en América y, en segundo lugar, de qué modo la estética precolombina emerge por medio de la resignificación que los indígenas realizan de las imágenes, mostrando, de ese modo, una capacidad de agencia notable.

Cicowiez, Mariano: Dicho artículo aborda el examen de la campaña electoral celebrada en 2015 en Argentina donde se establece una serie de regularidades acerca de la gramática de producción de las imágenes fijas e imágenes en movimiento oficialmente constituidas por la fuerza política Cambiemos. En el estudio se especifica la composición de la estructura visual y audiovisual para advertir que correspondió a una instancia de obliteración del itinerario de la historia que antecedió a la candidatura presidencial de Mauricio Macri. De este modo, se observa como se recreó su imagen en calidad de ciudadano privado de vocación de poder y cuyas acciones, en tanto empresario y funcionario en ejercicio, no revistieron injerencia en el curso de la Argentina reciente. La memoria colectiva que propiciaron los dispositivos de campaña revocó el emblema de sus funciones y su candidatura, por tanto, ha sido investida del favor que proclama la novedad y la renovación. En este sentido, la instrumentación de recursos de ficcionalización en la configuración de la puesta en escena de las diversas producciones de propaganda sustanció la unidad de la medida que rigió a las operaciones de comunicación proselitista.

Da Silva, Marcelo Augusto Maciel: Revisita la figura de Pedro Lozano, SJ. Este sacerdote jesuita, del siglo XVIII, destaca en su labor por haber desempeñado la función de Historiador de la Compañía de Jesús encargado de la redacción de obras que dieran cuenta de la historia de la labor evangélica realizada por los miembros de la Orden en la Provincia del Paraguay. Por medio de un análisis de una carta en particular se desentraña la ‘operación historiográfica’ construída por este sacerdote y cómo es que la misma incide sobre lo que podemos conocer de la escritura institucionalizada de aquella orden religiosa.

Jean Jean, Melina: La historia reciente de Argentina estuvo marcada por la represión desplegada durante el terrorismo de Estado en los años setenta. Este período ha sido considerado como experiencia extrema y traumática de alto alcance social y colectivo. En este contexto, la investigadora intenta responder sobre cómo las formas del arte pueden colaborar en la elaboración de eventos traumáticos. A partir de un estudio de caso situado en la ciudad de Ensenada, Provincia de Buenos Aires, se analizan los procedimientos y los alcances de prácticas artísticas que conmemoran y homenajean a desaparecidos y asesinados a través de un trabajo colectivo de memorias, en el que participan activamente familiares y allegados de las víctimas

Lamilla, Julio y López Galarza, Clarisa: A partir del trabajo de relevamiento y clasificación de cartas pertenecientes al acervo del archivo del artista argentino Edgardo Antonio Vigo, el artículo propone reconstituir una dimensión del diálogo entablado con el poeta y editor antofagastino Eduardo Díaz Espinoza. Este intercambio epistolar fue uno de los más profusos entre E. A. Vigo y artistas chilenos -se trata del segundo en densidad, luego del sostenido con el poeta Guillermo Deisler-, durante un período que cruza los años más cruentos de las dictaduras argentina y chilena.

Muñoz Osorio, Katherine: En este artículo se presentan los recorridos de tres experiencias artísticas y comunitarias, en las que por medio del trabajo colectivo en espacios rurales y urbanos, se lograron transformar las realidades sociales, utilizando la gráfica urbana como medio de vinculación y expresión.

Rincón Suárez, Liz: A partir de las trayectorias migratorias de colombianos en Barcelona, España, el artículo demuestra cómo el exilio político constituye un evento violento; escenificado y elaborado por los actores armados de la guerra colombiana, a través del establecimiento de paisajes de miedo y de terror. En este proceso irrumpe la partida y adviene la experiencia del extranjero, un extrañamiento que decanta en la necesidad de encontrar prácticas creativas para negociar la nostalgia, la sensación de pérdida y el destierro. En conclusión, la migración forzada internacional, en el prisma del exilio, tendrá como principales consecuencias la existencia en condiciones precarias, la experiencia migratoria de habitar desde la nostalgia de la tierra abandonada y del proyecto perdido.

Rodrigues de Moura, Gabriele: Aborda la escritura jesuítica formulando un estudio comparativo entre los escritos de dos sacerdotes sumamente reconocidos por su labor escrituraria en la América española. Indaga en el modo en cómo un discurso directo, propio del testigo presencial de los hechos que se narran en un documento particular, es transformado por medio de una re-escritura realizada por quién debe de sistematizar informaciones que luego serán dadas a conocer a un público general. Nos muestra así cómo esta re-escritura, acorde con los cánones que la Compañía de Jesús poseía para dar forma a la información que se disponibilizaba a un público general, altera los sentidos dispuestos en la documentación de primera mano.

Rogovsky, Cintia: ¿Qué significa ser contemporáneos de algo? ¿Por qué las gramáticas, discursos artísticos, escolares y literarios organizan y se organizan de determinada manera frente al problema del tiempo y la memoria: su concepción, su impacto en las subjetividades? ¿Es el tiempo un bien escaso, lineal, efímero, como una mercancía? Este texto no propone respuestas cerradas a ninguna de estas preguntas, por el contrario, ensaya algunos recorridos reflexivos y rescata fragmentos para viajar por el territorio del tiempo en el que la modernidad derrotó al tiempo arquetípico sagrado, e impuso una forma de concebir y de enseñar el valor del tiempo lineal e histórico como único relato posible y sus actuales transformaciones. A su vez, propone algunas conceptualizaciones desde la ciencia histórica y desde la literatura y otras disciplinas artísticas para pensar el tema del tiempo en la contemporaneidad, en un mundo habitado por dispositivos de comunicación en constante transformación.

Schossler, Mariana: Nos presenta un minucioso análisis de una obra de carácter historiográfico escrita por Ricardo Levene que da cuenta del carácter de la Revolución de Mayo, en Argentina (1810), así como uno de sus pro-hombres, Mariano Moreno, fue de suma importancia en aquel proceso. El estudio que aquí presentamos se centra en cómo este trabajo fue nodal en la construcción de una trama histórica narrada en ocasión del Centenario de aquella Revolución.

Torres, Margarita y Genoud, María: Proponen pensar la construcción de la memoria colectiva a través de la obra de Esteban Marconi. Partiendo del testimonio y las imágenes como dispositivos de memoria, las autoras dialogan con las sensibilidades y recuerdos del artista platense para visibilizar una historia de progreso truncado.

Referencias Bibliográficas

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Recibido: 01 de Diciembre de 2017; Aprobado: 01 de Marzo de 2018; : 01 de Julio de 2019

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