¿Diseño y antropología al servicio de la inclusión social? Políticas patrimoniales, memoria histórica y co-diseño como herramienta para la lucha contra la discriminación étnico-racial
El problema central de este ensayo es analizar si y de qué manera el ser Gitano puede participar en una estrategia de innovación en el diseño social a través de la revalorización cultural del flamenco en conjunto con una organización socioeconómica autónoma. Para ello, me serviré de algunos antecedentes bibliográficos que considero pertinentes para la reflexión sobre los alcances del diseño y la antropología en beneficio de la inclusión social de grupos étnicos estigmatizados.
Para comenzar, diremos que el objetivo general de este proyecto es investigar el flamenco -danza, música y cante-, entre los Gitanos Calé en Argentina y España a la luz de las políticas patrimonialistas, los procesos de organización económico/social y la creatividad social, para: a-) Describir, analizar e interpretar las políticas culturales que abordan el flamenco como patrimonio y a los Gitanos-Calé como colectivo étnico. b-) Describir, analizar e interpretar los procesos de agregación de valor cultural y económico en torno al flamenco en relación a los modelos de organización socio-económica -emprendedorismo, cooperativas, etc.-.
Algunos autores han escrito con anterioridad sobre políticas culturales urbanas y su relación con la multiculturalidad, la globalización y el consumo turístico, como Amendola (2000) y Fiori Arantes (2000) sobre nuevas tendencias urbanas globalizadas. También Co-maroff y Comaroff (2011), Segato (2002), Dávila (2012), y Crespo (2014) sobre neoliberalización, multiculturalismo global, e identidades mercantilizadas, frente a opciones de una autogestión patrimonial1 por parte de esos otros étnicos. E incluso investigaciones como las de la diseñadora y antropóloga Ana Fabarón (2014, 2016), quien ha analizado en el barrio porteño de “La Boca” las tensiones e imbricaciones entre los paisajes urbanos cotidianos y los paisajes culturales incorporando en el análisis las relaciones desiguales de poder. Nexos que resultan claves para comprender cómo se suturan los imaginarios colectivos, en tanto sedimentaciones socio/históricas que requieren ser explicitadas, a las prácticas culturales de los grupos étnicamente marcados y marginalizados.
Los modos en que las prácticas performáticas Calé del presente se vinculan a la memoria de un pasado español, a la luz del paisaje social y urbano en el que se desarrollan, registran antecedentes en aquellos estudios que han abordado los procesos de patrimonialización y las políticas de reconocimiento étnico, como el de Curtoni, Lazzari y Lazzari (2003). Desde una perspectiva etnográfica, estos abordan su relación con el paisaje como “espacio social vivido y construido por la realización de múltiples formas de memoria”2. En esta línea, el antropólogo Axel Lazzari (2008) indaga sobre los efectos no buscados de ciertas políticas de reconocimiento en relación con las disputas en torno a la apropiación del patrimonio, y atiende a la experimentación por parte de esos otros étnicos de paradójicos sentimientos de pérdida de su identidad-patrimonio ante la restitución de lo hegemónicamente mal apropiado, ya que es la ausencia fantasmagórica, y no su materialización, lo que alimenta la fetichización y fortalece las identificaciones.
Por su parte, autores como Claudia Briones (2005) y Alejandro Grimson (2006), han abordado el cruce entre patrimonio e identidades etnicizadas, problematizando el discurso mítico de la nación argentina, que se distancia de ciertos otros externos -lo latinoamericano indígena y lo europeo étnico-, en base a un ideario de nación homogéneamente blanca y europea. Para el caso español, Susan Tax de Freeman (1979) retrata que la españolidad es la clave de interpretación de la marcación de los otros, un imaginario colectivo creado a partir de la guerra contra el moro, dando unidad al reino a partir de un sentido místico-religioso. Esta conciencia fue reforzada por la expulsión de judíos y moros, y purificada por la persecución de gitanos, judíos y moriscos, quienes, aunque conversos, fueron marcados bajo sospecha mediante la figura de cristianos nuevos. Resulta imprescindible desandar estas esencias nacionales, argentinas y españolas, analizar los contenidos representacionales de la diferencia y la otredad (Hall, 2010), y el vínculo entre prácticas de estereotipación y fetichismo, para no naturalizar estas relaciones.
Respecto a la articulación entre los procesos de organización socio/económica y las políticas culturales, resultan un referente los estudios que analizan la incidencia de los modelos de organización en los grados de autonomía colectiva. Así, trabajos como el de Yúdice (2008) que proponen para las industrias culturales el modelo de empresas incubadas comprometidas con el entorno comunitario, o el de Vander Borg y Russo (2005) sobre la colaboración entre empresas a través de clústeres urbanos pueden darnos una visión sobre algunos nuevos modelos de gestión cultural orientada al desarrollo económico sustentable. Los análisis sobre emprendedores, emprendizaje -aprendizajes para el acto de emprender-, trabajo creativo y precariedad nos aportan a la discusión sobre si el diseño o la autonomía en sí representan una realización de lo comunal, ya que como expone Rowan (2010) en las lógicas neoliberales en boga se espera que el creador se vea recompensado simbólicamente en el acto de crear, mientras es explotado como fuerza laboral, lo que resultaría en una profundización de la alienación (Ptqk, 2010).
Existen algunos antecedentes en políticas culturales llevadas a cabo para la inclusión social de la comunidad Gitana. A nivel europeo, podemos mencionar el proyecto Cultural Resources for Roma inclusion3 financiado por la Comisión Europea y el Consejo de Europa (2012-2013), para apoyar al desarrollo socioeconómico de asentamientos romaníes -Gitanos-, en Europa del Este, promoviendo la autogestión de un emprendimiento cultural para la reinterpretación y puesta en valor de su patrimonio cultural. Según los organismos este programa tuvo efectos económicos y sociales positivos en la comunidad, y en la relación entre ésta y la sociedad mayoritaria. En Argentina, en cambio, no hemos podido encontrar proyectos de autogestión cultural para la inclusión Gitana. Sólo podemos nombrar el portal web: “Buenos Aires Flamenco”4, un emprendimiento privado de industrias culturales para la difusión del flamenco como patrimonio cultural de la humanidad5, y que colaboró junto a Calés del barrio de Congreso en la producción del documental “Gitanos en Buenos Aires” (2010).
Otro punto de gran importancia, para no realizar aplicaciones erradas del programa de co-diseño, radica en comprender las tensiones identitarias comprometidas en las discusiones sobre la apropiación del flamenco como terreno en disputa entre lo español, lo andaluz, y lo Gitano-Calé. Exploraciones como las de Soto y Padawer (2015) sobre lo flamenco reclamado como diacrítico identitario de los andaluces porteños, y las de Castro Martín (2011) acerca de los peligros que reviste para la identidad Calé la dilución del aporte Gitano al flamenco bajo el paraguas de lo andaluz resultan imprescindibles.
Precisamente, el flamenco surge de una situación de opresión sufrida por los Gitanos españoles condenados a galeras desde el siglo XVI. La pena de galeras consistía en enviar a los condenados a remar en los buques de la Armada en los conflictos bélicos de la época, se trataba de una muerte civil, en tanto el condenado se convertía en esclavo temporal del Reino de España, situación que en no pocos casos se convertía en destino final, si tenemos en cuenta las condiciones en que trabajaban los galeotes en esa época. De hecho, según
Sánchez Ortega (2005, 2006), la pena de galeras era uno de los castigos más graves, incluso hacia 1502 fue permitido en Castilla la conmutación de la pena de muerte por la condena a galeras (Ibid: 88). Análoga a la música surgida en las plantaciones coloniales como expresión de resistencia de los esclavos negros, los Gitanos condenados a galeras expresaron un tipo de cante, que será el origen del flamenco, así llamado porque muchos Gitanos lucharon en los tercios Flandes (Martín, 2017) y el cante jondo, la queja de galeras, dice un escrito sobre los Gitanos del Barrio de Triana en el siglo XIX, de autoría de Fernando Jerónimo Alba y Diéguez, firmado bajo el pseudónimo del “Bachiller Revoltoso”:
Una nieta de Balthasar Montes, el gitano más viejo de Triana, va obsequiada a las casas principales de Sevilla a representar sus bailes y la acompañan con guitarra y tamboril dos hombres y otro le canta cuando baila y se inicia el dicho canto con un largo aliento a lo que llaman queja de Galera porque un forzado gitano las daba cuando iba al remo y de este pasó a otros bancos y de estos a otras galeras (de Alba y Diéguez, [1740-1750], 1995, p. 67).
Siguiendo esta tesis, según Fanon (en López, 2018) el Blues existe a consecuencia de la esclavitud negra, y sin la esclavitud esa música no existiría, algo similar concluimos puede pensarse del flamenco, y por este mismo motivo es que el no reconocimiento del flamenco como Gitano sino como andaluz es visto por los propios Gitanos como una operación más de dominación colonial y apropiación cultural.
Al momento, los procesos de turistificación del flamenco han generado no pocas tensiones, entre las prácticas performáticas del ser flamenco y las elaboradas masivamente, para el consumo popular y turístico for export, en una dinámica que registra algunos puntos de contacto con el estudio de Carozzi sobre la milonga como práctica auténtica y de prestigio en oposición al tango for export (2015). Casos recientes como el de la cantante “Rosalía” en España han suscitado fuertes críticas por parte de activistas gitanos, quienes denunciaron la apropiación cultural a la que eran sometidos. Al respecto decía un artículo en la prensa española:
La nueva canción de Rosalía, Malamente, va a traer cola: ha indignado a ciertos sectores de la comunidad gitana -y de la andaluza- por incluir símbolos propios del imaginario calé, en un ejercicio que los ofendidos califican de “apropiación cultural”. Expresiones sureñas impostadas por una “paya catalana” -como “illo”-, palmas, oros, escuelas taurinas, centros florales y hasta un nazareno apoyado en un skate con pinchos -como quien hace una promesa en Semana Santa-. Las críticas se basan en que la artista usa elementos estéticos de un pueblo oprimido desde una posición de privilegio, sin haberlos interiorizado, sin respetar su raíz. La activista gitana Noelia Cortés cree que Rosalía “usa a los gitanos como algo cool que incorporar a su disfraz, pero no le importamos socialmente hablando6.
En numerosas investigaciones el flamenco es entendido como una práctica performática que representa el modo de sentir y experienciar el mundo entre los Calé (Peña Fernández, 2013; Curao, 2007; Periañez Bolaño, 2016). Otros, como Cruces-Roldán (2016), evalúan la relación entre esa dimensión y los aspectos aparienciales del vestir flamenco como narrativa que expresa una emoción o vivencia en relación con una idea, una corporización de ese mundo, encarnado en la interpretación, el cuerpo y la ropa. Necesitamos escuchar a los destinatarios de las políticas de inclusión, y sentarlos a la mesa para no provocar en los grupos estigmatizados un daño aún más perjudicial que la propia indiferencia.
Pertinencia del Diseño y la Antropología para la autonomía y la inclusión social de los Gitanos Calé en Argentina y España
El diseño en el cruce con la antropología resulta para este proyecto un insumo valioso para repensar los modos de acción con las comunidades marginalizadas. Para ello seguimos los desarrollos a Arturo Escobar (2016), quien entiende el diseño en un sentido ontológico “como un medio para pensar en, y contribuir a, la transición de la hegemonía de la ontología moderna de un solo mundo a un pluriverso de configuraciones socio-naturales” (Ibid: 27), un diseño que nos diseña para reimaginar y reconstruir mundos locales. Los procesos creativos mismos que el diseño postula pueden ser pensados desde enfoques como el de Graeber (2005) que insisten en conectarlos a un proceso de liberación de la alienación que se da en y a través de una fetichización. Escobar (2016) plantea reorientar la dependencia del mercado de la actividad creativa del diseño hacia una perspectiva político-ontológica para la innovación social desde y para la autonomía, un recurso que es necesario pasar por el tamiz de una crítica de la matriz colonial de desigualdad para realizar un co-diseño con grupos subalternos que no socave su autonomía colectiva. En base a estos desarrollos, la posibilidad de componer/relacionar mundos para recomponer la vida comunal puede ayudarnos a proponer estrategias que promuevan la autonomía colectiva del mundo Gitano-Calé, en tanto que otros internos de origen nacional en España o inmigrante en Argentina, en diálogo con el mundo local -urbano, nacional-, atendiendo las configuraciones locales/nacionales/globales de la alteridad, su marcación como otros, los límites de las diferencias étnicas aceptables y la dilución -o no- como españoles o argentinos a secas. Según datos de la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea -en adelante en sus siglas en inglés FRA-, los romaníes afrontan tasas de pobreza de hasta el 80% en toda la Unión Europea (FRA, 2016)7, siendo su vulnerabilidad una de las principales preocupaciones en las acciones de la Unión Europea (en adelante UE) para erradicar la pobreza urbana (UPP, 2018)8. En su último informe la FRA (2018) sostiene que, a pesar de los esfuerzos realizados,
El Marco de la UE para las estrategias nacionales de integración de los romaníes todavía no ha dado como resultado un progreso significativo y “tangible”(...). La situación de los Gitanos en el empleo, la vivienda y la salud muestra poca mejoría, mientras que el antigitanismo persistente, que se manifiesta en la discriminación, el hostigamiento y el crimen de odio, sigue siendo una barrera importante para la inclusión de los Gitanos9.
Estas dificultades también se pueden observar en España, que es el tercer país con el mayor porcentaje de población romaní en la UE -800.000 Calé, 1,6% de la población total-, detrás de Rumania y Bulgaria. Considerado por la UE como el país que ha realizado los mayores esfuerzos para la integración de esta comunidad, la Fundación Secretariado Gitano -en adelante FSG-, de origen católico y corte normalizador, advierte que el mayor problema de los romaníes sigue siendo el alto desempleo. En relación con esto, un informe dice que 3 de cada 4 romaníes que viven en España (72%) se encuentran en situación de exclusión social (FOESSA, 2014)10. Situación similar se vive en Argentina, donde la comunidad gitana es actualmente uno de los grupos sobre los cuales recae el mayor porcentaje de asociaciones estigmatizantes, siendo que hacia el 2013 los valores nacionales arrojados por el Mapa de la Discriminación del INADI oscilaban entre el 55% y el 75% (2013, p. 103)11. La relevancia de esta investigación radica así en su potencial aplicación para el desarrollo de políticas culturales urbanas que resulten una herramienta de innovación e inclusión económica y sociocultural de la comunidad Gitana Calé en Buenos Aires.
Consideramos que para esta empresa el enfoque metodológico más adecuado es el etnográfico, ya que nos permite acceder tanto a la perspectiva de los actores como a sus “mundos vividos” en términos afectivos (Quirós 2014), reflexionando sobre nuestra intervención en el campo como un instrumento más de la investigación (Guber, 2011). La ventaja de la etnografía como método científico consiste en asegurar un medio propicio para el co-diseño, que se ajuste a las necesidades de los actores, en el que etnógrafo y actores se convierten en co-investigadores. De este modo, a partir del enfoque metodológico propuesto por Escobar (2016) acerca del diseño y la antropología para la autonomía colectiva y la innovación social, ensayaremos un co-diseño de investigación de las prácticas performáticas flamencas, partiendo de la premisa de que cada colectivo es practicante de su propio saber, teniendo en cuenta que es éste el que investiga y realiza un aprendizaje sobre su propia realidad en el proceso de co-diseñar. Este método propone:
a. construir un modelo del sistema que genera el problema de preocupación comunal para explicitar los valores de los participantes; b. ensayar posibles respuestas al respecto, y establecer en consecuencia una serie de tareas, prácticas organizacionales y criterios para un diseño autónomo con el objetivo de hacer que la sociedad sea más sensible y receptiva a las inquietudes de la colectividad.
Por último, queda por exponer las motivaciones que nos llevan a proponer un proyecto de estas características. Este plan pude ser pensado como propuesta de investigación e intervención aplicada, dado su potencial uso como subsidio para la promoción del desarrollo regional y la inclusión social de comunidades. El diagnóstico etnográfico nos permitirá indagar las posibilidades de aplicación de la antropología y el diseño como herramientas para la inclusión y la innovación sociocultural en comunidades estigmatizadas y vulnerabilizadas. Como segunda etapa, se propone la presentación de un proyecto de co-diseño -con los Gitanos Calé de Argentina y España- de las prácticas performáticas -cante, danza y música flamenca-, en pos del desarrollo social y regional, y la creación de nuevas políticas culturales urbanas.
La hipótesis/guía que es el núcleo duro de este proyecto es nuestro convencimiento acerca de que las políticas culturales que apuntan a la valorización de prácticas como patrimonio cultural y de colectivos sociales como étnicos tienen más posibilidades de alcanzar a largo plazo las metas de desarrollo e inclusión si van acompañadas de procesos que fomenten la auto-organización económica y asuman como condición ineludible el co-diseño por parte de los interesados. Hecho que, deberá ser evaluado a partir de la experiencia del trabajo con la comunidad destino de esta propuesta de acción, evitando caer en asimetrías y paternalismos, que han sido moneda corriente en las políticas públicas de inclusión social de las últimas décadas.