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Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. Ensayos

versão On-line ISSN 1853-3523

Cuad. Cent. Estud. Diseñ. Comun., Ensayos  no.107 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jun. 2022  Epub 22-Maio-2022

http://dx.doi.org/10.18682/cdc.vi107.4207 

Artículo

Disidencia, resistencia y reposicionamiento: la actividad editorial entre dictadura y democracia. Mujeres editoras

Gustavo Bombini1 

1 Es Profesor, Licenciado y Doctor en Letras por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Actualmente es profesor de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y Profesor titular e investigador en el área de Didáctica de la Lengua y la Literatura en la UBA. Es Director de la Especialización en Literatura Infantil y Juvenil en la UNSAM y Director del Profesorado Universitario en Letras. Integra el Programa “Mundo editorial, lectura y traducción desde los estudios de género(s) y feminismos” (CONICET-LICHCEIECS-UNSAM).

Resumen

Este texto se ocupa de la colección “Bibliotecas Universitarias” publicada desde 1984 por el Centro Editor de América Latina, dirigida por la reconocida pedagoga de la Universidad de Buenos Aires, Amanda Toubes, y que cumplió una función clave en la difusión de conocimientos en distintos campos del saber producidos de modos más o menos clandestinos o parainstitucionales en el período de la dictadura militar y de censura y persecución ideológica (1974-1983), con la enseñanza impartida de manera oficial a partir del retorno de la democracia.

Palabras clave: Dictadura; Mujeres editoras; Universidad de la catacumbas; Colección “Bibliotecas Universitarias” CEAL.

Abstract

This text deals with the “University Libraries” collection published since 1984 by the Centro Editor de América Latina (Argentina), directed by the renowned pedagogue of the University of Buenos Aires, Amanda Toubes, and which played a key role in the dissemination of knowledge in different fields of knowledge produced in more or less clandestine or para-institucional ways during the period of the military dictatorship and of censorship and ideological persecution (1974-1983), with the teaching given officially after and return of democracy.

Keywords: Dictatorship; Women editors; Universidad de las catacumbas; Collection “University Libraries” CEAL.

Resumo

Este texto se ocupa da coleção “Bibliotecas Universitarias”, publicada desde 1984 pelo Centro Editor de América Latina, dirigida pela reconhecida pedagoga da Universidad de Buenos Aires, Amanda Toubes, que desempenhou uma função chave na difusão de conhecimentos em distintos campos do saber, produzidos de modos mais ou menos clandestinos ou parainstitucionais, no período da ditadura militar e da censura e perseguição ideológica (1974-1983), com o ensino transmitido de maneira oficial a partir do retorno da democracia.

Palavras chave: Ditadura; Mulheres editoras; Universidad de la catacumbas; Coleção “Bibliotecas Universitarias” CEAL.

Introducción1

El retorno de la democracia en la Argentina a fines de 1983 implicó la reconstrucción de una trama para la puesta en circulación de saberes que habrían de reponer los repertorios bibliográficos postergados por efecto de los procesos de represión y censura ejercidos por la dictadura entre 1976 y 1983. En algún sentido, los grupos de estudio de la llamada “universidad de las catacumbas” (Klimovsky, 1983; Suasnabar, 2001), a cargo de referentes académicos proscriptos de la universidad, se configuraron como espacios de formación de investigadores y profesores que ocuparían cargos de gestión y cumplirían tareas de investigación y docencia en la universidad en el retorno de la democracia.

El objetivo de este artículo2 es dar cuenta del papel que cumplieron las mujeres editoras en un momento clave para la producción académica y para la formación de investigadores y de docentes como lo es el inicio de la vida democrática en el año 1983. Se presentan aquí algunas preguntas iniciales de la investigación y el análisis de una colección destinada a público académico dirigido por una editora cuya destacada trayectoria interesa para una reconstrucción histórica de los proyectos editoriales en la que se pone de relieve el perfil profesional y las intervenciones de editoras mujeres. Tanto en este caso, como en otros sobre los que se prevé trabajar, interesa recuperar parte de la historia de proyectos editoriales con impacto en el campo académico, en distintas disciplinas y en distintos momentos del desarrollo cultural del país. En este sentido, nos detendremos en este trabajo en una colección llamada “Bibliotecas Universitarias” publicada desde 1984 por el Centro Editor de América Latina, dirigida por la reconocida pedagoga de la Universidad de Buenos Aires, Amanda Toubes, y que cumplió una función clave en la difusión de conocimientos en distintos campos del saber, como modo de articular la producción desarrollada de modos más o menos clandestinos o parainstitucionales en el período de la dictadura militar y de censura y persecución ideológica (1974-1983), con la enseñanza impartida de manera oficial a partir del retorno de la democracia.

Decisiones metodológicas

La metodología utilizada es de carácter cualitativo, y ha combinado la utilización de una serie de conversaciones informales que se mantuvieron en tiempos anteriores a la realización de esta investigación y que tuvieron como función una aproximación inicial al conocimiento del proyecto editorial del Centro Editor de América Latina. Estas conversaciones fueron con la editora Toubes y con otras editoras como Graciela Montes, Graciela Cabal y Susana Zanetti. Ya en el marco de este proyecto se realizó una entrevista a la editora Amanda Toubes centrada en la reconstrucción en clave autobiográfica del contexto político-cultural y de política universitaria en el que se produjo el proyecto editorial abordado, así como también a los procesos de producción editoriales referidos a la colección estudiada y a otras colecciones en cuya producción Toubes intervino. También la entrevista abundó en aspectos del trabajo cotidiano en el CEAL, de su vínculo particular con el director Boris Spivacow y en aspectos técnicos del trabajo editorial. Por otra parte, se tomó contacto con los volúmenes de la colección para analizar las trayectorias de los autores, las condiciones de producción de los volúmenes y los paratextos de contratapa. También se consultó el volumen publicado por la Biblioteca Nacional “Mariano Moreno” (Gociol, et al., 2008) en el que se ordena el Catálogo del CEAL y se realizó una entrevista a Fabiola Etchemaite que es una de las colaboradoras para el armado de este Catálogo.

Punto de partida

Partimos de la idea de que ciertos procesos que suponen la posibilidad de acceso democrático a la circulación de nuevas ideas en los distintos campos disciplinarios, o la garantía de circulación de ideas antes censuradas, reconocen a la producción escrita, a la obra publicada en soporte papel, al proyecto editorial como proyecto cultural como un enclave material imprescindible para el desarrollo de las prácticas de lectura y de enseñanza en el ámbito educativo en general y en el ámbito académico en particular. En tiempos anteriores al desarrollo de las tecnologías de la palabra que se suman al ámbito de lo impreso en papel, con el desafío nuevos modos de “leer en pantalla” y el acceso a la información a través de la web, la centralidad de libro impreso es excluyente, así como también de publicaciones periódicas como las revistas.

Esta tensión entre lo imprescindible, lo disponible y lo prohibido alcanza en tiempos de dictadura un especial relieve que debe ser abordado recuperando complejas hechos y acaso oscuras y violentas manifestaciones a las que recurren los regímenes dictatoriales al momento de ejercer su poder de censura.

La cultura académica argentina ha reconocido distintos momentos en los que ha sido atacada y diezmada por políticas de censura con intervenciones de significativa violencia. Nos detendremos de manera puntual en el análisis de algunos efectos provocados en el campo editorial en su relación con el campo académico en los años de la dictadura iniciada en la Argentina el 24 marzo de 1976 y finalizada en diciembre de 1983 así como también el período inmediatamente anterior del gobierno a cargo de la vicepresidenta Isabel Martínez de Perón, años de implementación de mecanismos de censura y prohibición más o menos violentos que podían ir desde la desaparición y muerte de profesores e investigadores considerados peligrosos o contrarios a las doctrinas del régimen (Kauffman, 2003), la imposibilidad de trabajar en organismos y dependencias de la gestión pública y del campo educativo oficial y una fuerte restricción en la circulación de bibliografía de distintos campos disciplinarios.

Desde estos antecedentes se entiende que el retorno de la democracia en la Argentina a fines de 1983 implicó la necesidad de reconstruir una trama para la puesta en circulación de un cúmulo de saberes que habían estado excluidos de las Universidades. La exoneración, la persecución, en el mejor de los casos, o la desaparición o la muerte de profesores, muchos de ellos condenados al exilio en países como México, Venezuela, Francia, España, entre otros, o al exilio interior cuando sus vidas no corrían peligro, generaron un tiempo de vaciamiento de saberes, restricciones en la circulación de teorías, falta de incentivo o prohibición de las posibles producciones críticas, intervenciones que, bajo formas sistemáticas y programadas de censura y violencia, dejaron a los campos disciplinarios desprovistos de las bases de discusión necesarias y propias de los desarrollos del conocimiento en el escenario internacional.

Así mismo el cierre de carreras como las de Ciencias políticas, Sociología, Psicología, Antropología en varias universidades nacionales, y de Universidades enteras (tal el caso de la Universidad Nacional de Luján) contribuyeron a configurar uno de los momentos más oscuros de la historia de la universidad argentina (Buchbinder, 2005).

De este modo, fue posible el desarrollo de programas de formación carentes de referencias teóricas actualizadas o de referencias teóricas sin más y desenmarcadas de ciertos paradigmas significativos y necesarios propios de la producción en los distintos campos disciplinarios en el siglo XX. Por ejemplo, en el caso de los estudios en Letras, era posible atravesar la formación literaria con ausencia total de referencias a los saberes del campo de la teoría literaria que se definen de manera interdisciplinaria en diálogo con los paradigmas de marxismo, de la sociología, del psicoanálisis, de la lingüística, entre otros campos, pues aquellas eran palabras prohibidas y censuradas en el ámbito universitario. La hipótesis del “enemigo marxista” acaba por afectar las relaciones posibles con el conocimiento teórico excluido por puro efecto del prejuicio. Para el caso del campo de la lingüística, durante la dictadura, se seguían reproduciendo los desarrollos que a fines de la década del sesenta había realizado la gramática estructural, convertida entonces, casi dos décadas más tarde, en una doctrina de corte normativo, con una mirada esencialista y inmanentista de los hechos del lenguaje, en ningún caso considerados desde una perspectiva social. Tanto en el caso de los estudios de la literatura como en los estudios del lenguaje, la referencia a la producción teórica es escasa o nula, y cualquier presencia o atisbo de recurrencia a la teoría se halla sesgado por la censura ideológica ejercida por el régimen de facto.

Como correlato material de estos cercenamientos institucionales y de los procesos de exclusión de las trayectorias de los profesores e investigadores se verifica la consecuente ausencia o falta de circulación de materiales bibliográficos propios de los campos de conocimiento excluidos. Es decir, las publicaciones circulantes son escasas y es nulo el conocimiento que tienen los estudiantes de aquello que sería el “faltante” teórico en sus formaciones. El oscurantismo intelectual es, en definitiva, la marca que caracteriza a la época.

La disidencia

Aún en el marco de las duras reglas del juego impuestas por la dictadura se podrán reconocer ciertas formas de continuidad de algunos procesos de trabajo intelectual que buscan desarrollarse por fuera de las instituciones académicas oficiales y que tienen como protagonistas a grupos de profesores e investigadores que asumieron posiciones disidentes y que se abocaron a la realización de tareas tendientes a la producción de conocimiento y a la formación de discípulos pese a las adversas condiciones que se presentaban.

Muchas referencias se han hecho ya a la existencia de los llamados “grupos de estudio” en los que jóvenes y adultos interesados en formarse según variados intereses, se nucleaban en torno a un intelectual relevante en alguno de los campos disciplinarios que mencionábamos antes y participaban entonces de experiencias de formación alternativas donde sería posible acceder a esos campos de conocimiento y orientaciones teóricas excluidos por la dictadura. Hasta el día de hoy, no existen investigaciones exhaustivas acerca de quiénes estaban a cargo de estos grupos, de qué disciplinas se ocupaban, sobre qué tendencias, escuelas o temas centraban sus clases, así como tampoco tenemos información sistematizada acerca de los perfiles, intereses y recorridos previos de los asistentes a estos grupos de estudio, ni tampoco sobre las inserciones institucionales que hubieron tenido ya en tiempos de la democracia. Pese a esta ausencia de investigación, el reconocimiento de estas instancias de formación es conocido y ha dado lugar a lo que se ha llamado “la universidad de las catacumbas”, pues, en definitiva, los referentes académicos de estos grupos eran en su mayoría profesores y profesoras proscriptos y proscriptas de la universidad. Profesores y profesoras y discípulas y discípulos de las catacumbas que a la vuelta de la democracia, ocuparían cargos de gestión y cumplirían tareas de investigación y docencia en las universidades públicas.

Interesa referir el hecho de que son los propios protagonistas de esta actividad de disidencia frente a la dictadura los que acuñan la expresión “universidad de las catacumbas” y en ese sentido ocupa un lugar significativo el grupo que lleva adelante la revista “Perspectiva universitaria” que se publica desde noviembre de 1976 y que nuclea a intelectuales de distintos campos muchos de ellos cesanteados de las universidades. Entre los nombres destacados de ese colectivo vale mencionar el de la directora de la publicación María Luisa Lacroix, especialista en estudios sobre medios de comunicación y más destacado aún, el de Ana María Barrenechea, destacada lingüista y especialista en estudios literarios.

Claudio Suasnábar (2001) ha estudiado con detenimiento los distintos períodos de desarrollo de la revista atendiendo a sus posicionamientos disidentes cada vez más acentuados a medida que la dictadura extrema sus políticas. Ya cerca de fin del gobierno de facto, Gregorio Klimovsky publica en el número 11/12 de diciembre de 1982 y enero de 1983, un artículo al que titula “Grupo de estudio y universidad de catacumbas” y son estas denominaciones autoatribuidas: un miembro del grupo que edita “Perspectiva universitaria”, en este caso Klimovsky, escribe acerca del funcionamiento del tipo de grupo al que adscribirían algunos miembros de la revista a partir de sus prácticas lo que se define en términos de Raymond Williams como “formaciones” (Williams, 1980 ,1994) entendiendo a éstas como grupos de intelectuales que comparten algunos valores y posicionamientos que les dan cohesión y los diferencian de grupos institucionalizados.

Es necesario afirmar, entonces, que las políticas de vaciamiento en el ámbito académico que llevó adelante la dictadura incluyeron a la vez los inevitables matices propios de ciertas formas de disidencia que algunos grupos de intelectuales en el exterior y en el propio país -cuando esto era posible- se esforzaron en desarrollar. Dentro de estas prácticas de disidencia habrá que distinguir las procedencias académicas, ideológicas y de filiación política de los intelectuales que se identifican con estas estrategias para el ejercicio de la disidencia en el contexto previo a la asunción del presidente de extracción radical Raúl Alfonsín, aspecto del que no nos ocuparemos en este trabajo.

La resistencia

Junto a esta disidencia en el plano del trabajo intelectual y académico se desarrollan otras formas de oposición más o menos directa al régimen dictatorial como pueden serlo diversas prácticas relacionadas con las industrias culturales. De incidencia directa para las condiciones de producción, reproducción y difusión del conocimiento, son los proyectos editoriales los que atravesarán los vaivenes de las prohibiciones y las censuras pero a la vez, se constituirán en proyectos editoriales de resistencia que subsisten frente a la adversidad de ciertos contextos político-culturales y educativos.

Dentro de este posicionamiento que eligen sostener ciertos proyectos editoriales, se destaca en la época abordada la continuidad en su tarea de publicación que asume el grupo de intelectuales que forma parte del Centro Editor de América Latina (CEAL). Editorial surgida en el año 1966 cuyo fundador es Boris Spivacow, podríamos afirmar que en su origen el CEAL surge también a partir de un acto de disidencia, pues tanto Spivacow como un buen número de sus colaboradores, formaban parte del equipo que realizaba tareas en EUDEBA (Editorial Universitaria de la Universidad de Buenos Aires) y que se retira de esas funciones en el momento en que un alto porcentaje de docentes e investigadores de la UBA renuncian a sus cargos frente a la violenta intervención del régimen autoritario del General Juan Carlos Onganía que tuvo entre otras manifestaciones la tristemente celebre “Noche de los lápices” cuando fuerzas de seguridad intervinieron golpeando y encarcelando a profesores y estudiantes en varias facultades de la Universidad de Buenos Aires. En relación con la figura elegida para este trabajo es clave destacar la pertenencia de Amanda Toubes a ambos proyectos, donde sus modos de intervenir adquieren la modalidad y el estilo propio de cada circunstancia: de fuerte compromiso institucional en el caso de EUDE-BA -compromiso que se había iniciado en su período de militancia estudiantil universitaria- y de importante implicación personal en el caso del CEAL. Quizá esto se registre en el hecho de que tanto en conversaciones informales como en la entrevista realizada a Toubes, así como también en conversaciones informales con otros miembros de los equipos editoriales o en las entrevistas realizadas por Delia Maunás en su libro sobre Boris Spivacow, los relatos que evocan la tarea cotidiana, el vínculo entre diferentes actores y hasta cierto juego humorístico están referidos a los años del CEAL y no a los de EUDEBA, como si el pasaje de contexto de lo institucionalizado académicamente y público a un ámbito empresarial privado permitiera estos nuevos vínculos con cierto “aire de familia” que se generan en el CEAL y que en general son contados con gran entusiasmo por sus protagonistas.

Una vez salido de EUDEBA, Boris organiza junto a un equipo, en pocos meses, el CEAL y muchos de sus colaboradores continúan la labor que venían desarrollando en la editorial universitaria. EL CEAL desarrolla una doble línea que tiene que ver, por un lado, con el libro accesible a un vasto público, en especial el literario y el de divulgación de conocimientos y, por otro lado, se desarrollará una línea de colecciones y libros de tipo universitario para uso de estudiantes, docentes, investigadores y profesionales de distintos campos. El origen y pertenencia académica de Boris y de sus colaboradores explica esta cercanía entre los proyectos posibles de Universidad de acuerdo con las circunstancias más o menos favorables de las políticas gubernamentales y educativas y aquellos proyectos editoriales que buscan garantizar las condiciones materiales de acceso al conocimiento a un público universitario amplio en su procedencia social y condiciones de vida. Subyace en estos proyectos editoriales un marcado interés pedagógico -aunque quizá no se exprese en estos términos- en volver accesible las fuentes escritas del saber académico a vastos sectores estudiantiles.

En la comparación entre el proyecto de EUDEBA y del CEAL -que debe ser abordada en otro trabajo- hay un gesto de continuidad entre ambos proyectos, que era también un modo de resistir al régimen de Ongania, de modo tal que el grupo académico de EUDEBA continúa desarrollando líneas de publicación en este sentido y a la vez se incrementan las producciones literarias y de divulgación en el catálogo del CEAL: “Capítulo. Historia de la literatura argentina” y la “Nueva enciclopedia del mundo joven” son proyectos de divulgación del conocimiento referenciados en el campo académico que se constituyen en modelos de géneros posibles para la producción editorial.

El reposicionamiento de los saberes

Planteado este escenario de censura y vaciamiento, advertidos también acerca de la existencia de grupos disidentes que continúan realizando tareas académicas extramuros y recuperado el dato de la existencia de proyectos editoriales que en algún sentido van acompañando estos procesos y forman parte de cierta cultura de resistencia se presenta como necesaria en esta investigación la pregunta sobre el modo que se habrían de reponer los repertorios bibliográficos postergados por efecto de los procesos de censura y vaciamiento ejercidos por la dictadura entre 1976 y 1983 y en el tiempo anterior de 1974 y 1975. La vuelta al régimen democrático implica el regreso a sus espacios de cátedra y de investigación de profesores que se habían retirado o habían sido expulsados sucesivamente en 1966, en 1974 o 1975 o en 1976, a los que se sumarían los miembros de aquellos grupos de estudio formados en tiempos de dictadura en la ya mítica universidad de catacumbas3. Dadas las diversas filiaciones políticas, las historias de exilios, los efectos más o menos positivos que las actitudes disidentes en tiempos de la dictadura haya dejado como marca en las trayectorias de los académicos en cuestión, serán los sectores cercanos al proyecto alfonsinista triunfante los que construirán la hegemonía dominante en este primer período democrático lo que dejará asimismo huellas en las lecturas posibles de estos tiempos. Los proyectos editoriales habrían de dar cuenta de algún modo de este espectro nuevo de lecturas por lo será posible registrar ciertas huellas de aquel proceso de trabajo y formación en tiempos de catacumbas en el sentido que adquieren las colecciones y algunos títulos que se publican todavía en tiempos de dictadura o en los primeros años de democracia.

Es posible postular entonces que parte de esa producción “parainstitucional”, realizada de manera paralela por fuera de las instituciones oficiales tuvo presencia, o podríamos decir, “dio contenido” a diversos proyectos editoriales y fueron sus autores referentes clave en cada campo disciplinario en el momento de configuración de los nuevos espacios de cátedra y de investigación en democracia: autores locales serían los responsables de las cátedras, textos traducidos o vueltos a publicar de autores extranjeros constituirían esa bibliografía negada por casi una década, bibliografía que en parte ya había circulado entre los años sesenta y setenta y que había quedado postergada e invisibilizada por efecto de la censura.

Se trata entonces de lo que podríamos caracterizar como el necesario proceso de reconstrucción de una trama que permitiría la puesta en circulación, la apropiación y la reinvención de saberes académicos en ese momento histórico y que habrían de tener en cuenta la producción acumulada en esos grupos de estudio que funcionaron como espacios de resistencia para la continuidad de la producción académica.

El caso Bibliotecas Universitarias del CEAL: Amanda Toubes como editora

Dentro de este proceso que denominamos de reposicionamiento de los saberes interesa detenernos en el aporte realizado desde el CEAL de manera específica a través de la Colección Bibliotecas Universitarias y atendiendo a la singularidad del perfil de editora de Amanda Toubes.

Se trata de una colección dirigida a público universitario, de nivel terciario y profesional, colección que parece recuperar algunos de los sentidos que se reconocían en EUDEBA en tanto proyecto editorial universitario. Así mismo interesa señalar, en relación con el Programa de investigación donde se inscribe este trabajo, que resulta relevante dar cuenta (aquí como un primer paso de un recorrido más amplio) en las figuras de mujeres editoras que han acompañado y han sido parte medular de los proyectos más habitualmente reconocidos como los proyectos editoriales de Boris Spivacow, una de las cuales es Toubes. La presencia de editoras en el proyecto podría postularse como una marca distintiva del proyecto del CEAL. Interesa destacar los nombres de Beatriz Sarlo, de Susana Zanetti y de Graciela Montes quienes desde el campo de los estudios literarios y desde la producción ficcional infantil en el caso de Montes, habrán de tener una fuerte incidencia en la reconfiguración del campo literario en democracia. Graciela Cabal, Nora Dottori, Josefina Delgado, Delia Etcheverry, Haydeé Gorostegui de Torres, Susana Bahamonde, Lilia Ana Bertoni, Elena Chiozza, Olga Cosettini, Inés Izaguirre, Rosa Cuminsky, María Delia Pigretti Cora Ratto de Sadosky, Sara Rietti y Beatriz Ferro completan la lista de editoras y directoras de colección que se destacan en el catálogo del CEAL. Acaso, el hecho de listar este grupo (que es aún más amplio de “hacedoras” del CEAL y que se amplía además si sumamos a las secretarias) y la advertencia acerca de la necesidad de historizar y biografiar las trayectorias de estas editoras tenga como efecto y sentido el de relativizar una historia que ha venido siendo contada desde el protagonismo de Boris Spivacow a través de los proyectos de los que fue artífice inicial y director.

Entre estas mujeres editoras, nos detendremos en la figura de Amanda Toubes a quien destacamos en tanto se hace cargo de la colección Bibliotecas Universitarias. Amanda Toubes es una profesora de reconocida trayectoria en la Universidad de Buenos Aires. Con formación en filosofía sin embargo su campo de interés la educación no formal, popular y de adultos. Inicia su recorrido universitario como militante estudiantil identificada con sectores de izquierda. Como parte de los equipos que habían trabajado desde la creación de EUDEBA en 1958 Amanda Toubes viene desarrollando desde esa época una intensa actividad tanto en el campo editorial como en el académico donde se destaca como Directora de Extensión Universitaria de la Universidad de Buenos Aires desde donde desarrolla un programa de extensión con un trabajo articulado con la comunidad, especialmente en Isla Maciel, en el partido de Avellaneda. La colección Bibliotecas Universitarias comienza a publicarse en 1984 y alcanza los 52 títulos en los campos de la historia, la cultura, la educación, la lengua y la literatura, la lógica y la epistemología, la economía, el trabajo y el medio ambiente (tales son las series en que se organiza la colección). Los títulos y los autores son tan diversos como La expresión de la irrealidad en la obra de Borges de Ana María Barrenechea, Escuelas y maestros. Condiciones del trabajo docente de Justa Ezpeleta, La historia y lo cotidiano de Franco Ferrarotti, Procesos de alfabetización. La alfabetización en proceso de Emilia Ferreiro o La política de investigación científica y tecnológica argentina. Historia y perspectivas, compilado por Enrique Oteiza. En síntesis: la Colección presenta una mayoría de textos de autores argentinos (algunos de ellos son reediciones) y solo cuatro traducidos (dos de autores brasileros y dos de autores italianos). Dentro de las ocho series predominan los libros de Economía (13), los de Sociedad y Cultura (10) y los de Historia (10). Una cantidad menos corresponden a Lengua y Literatura (6), Educación (5) y Trabajo y Sociedad (5). Un área muy específica como Lógica y Epistemología tiene pocos títulos (3) y una temática emergente en estos tiempos reconoce (1) título. Intelectuales brasileños como Darcy Ribeiro y Celso Furtado, historiadores italianos como Vanni Blengino y Franco Ferrarotti, historiadores argentinos destacados en el exterior como José Luis Romero, Tulio Halperín Donghi y Zacarías Moutoukias, economistas argentinos como Jorge Katz, bernardo Kosacoff, Daniel Azpiazu y Daniel Chudnovsky, autores de crítica literaria como Noé Jitirk, Josefina Ludmer y Ana María Barrenechea o de la lingüística como Beatriz Lavandera y Beatriz Bixio, voces del campo de la pedagogía como Emilia Ferreiro, Jean Piaget y Justa Ezpeleta y ensayistas relevantes como León Rozitchner entre muchos otros autores destacados dentro de las ocho disciplinas o “Bibliotecas” en las que se organiza la colección (Gociol et. al, 2008).

A partir de datos recogidos en trabajos previos relacionados con la trayectoria de Boris Spivacow y los proyectos editoriales que son Eudeba y el Centro Editor de América Latina, como los de Delia Maunás (Maunás, 1995) o Judith Gociol (Gociol, 2010) y en una primera entrevista a Amanda Toubes que realizamos en el mes de octubre de 2019 (como inicio de las tareas de investigación), interesa comprender los recorridos previos que por fin convergen en la creación de la colección “Bibliotecas Universitarias”, recorridos previos en los que se hallan involucradas mujeres del campo académico y pedagógico que han desarrollado una tarea destacada en los dos proyectos editoriales que mencionaba, tales como la maestra rosarina Olga Cossetini, la pedagoga de la Universidad Nacional de La Plata Delia Echeverry o la profesora de matemática de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, Cora Ratto, todas mujeres académicas y editoras que han trabajado en EUDEBA. La doble inscripción de Toubes en el campo académico y en campo editorial es condición favorable para cierta fluidez en la toma de decisiones acerca de lo publicable y a la vez garantía, a modo de referato académico, de la calidad de las publicaciones.

De este modo, según lo expresado por Toubes, se producía un intercambio entre colegas que asumía la función de asesoramiento, de brindar sugerencias en un proyecto desde ya valorizado anticipadamente por la propia comunidad académica en tanto el prestigio que reconoce el CEAL y el equipo heredado de la época de oro de EUDEBA (Ver Figura 1).

Tal el caso de Ana María Barrenechea -referente principal de los estudios lingüísticos y literarios desde fines de los años 60- que de manera indirecta, sin llegar a pertenecer a los equipos editoriales, asesora a Toubes en la selección de títulos referidos a sus especialidades. Más cercana al trabajo editorial en las oficinas del Centro Editor de América Latina, interesa la figura de Graciela Cabal, egresada de la carrera de Letras de la Universidad de Buenos Aires y jefa de redacción de varios proyectos en el CEAL. Se trata de relaciones informales, acaso por fuera de cierto organigrama de funciones y tareas previsto por la empresa pero que desborda a partir de contactos cotidianos y modos artesanales de resolver los distintos desafíos editoriales que se van presentando (Ver Figura 2).

Figura 1 (izquierda). Foto tapa de libro de Colección Enciclopedia Cultural. Figura 2 (derecha). Foto tapa de libro de Colección Bibliotecas Universitarias. 

Importan también ciertas correspondencias entre proyectos que podrían postularse para comprender algunas lógicas de la producción editorial. Tal la conexión que estableció Toubes en la entrevista referida al carácter multidisciplinario de la colección Bibliotecas Universitarias que en su concepción editorial se ligaba con un proyecto desarrollado una década antes que era La nueva enciclopedia del mundo Joven o Enciclopedia temática Cultural (según su formato de fascículo para kiosko o su formato encuadernado) o “La nueva”, así nombrada entre sus hacedoras, de la que Cabal era secretaria de redacción. “La nueva” asume cierta lógica multidisciplinaria y acumulativa de las enciclopedias que van presentando temas variados sin ningún orden en apariencia previsible; su destinatario es un público adolescente seguramente escolarizado (pues varios temas entre los abordados se reconocen como temas del curriculum de la educación secundaria).

En la interesante comparación que señala Toubes entre la enciclopedia juvenil y la colección universitaria, proyectos editoriales que suponen otros destinatarios, diferentes discursos, diferentes objetos de diseño, diferente factura editorial, Toubes exhibe una concepción de lo multidisciplinario que le permite postular una relación de continuidad que da cuenta de su particular modo de pensar la organización de los campos de conocimiento en los proyectos editoriales que encara.

La comparación entre un proyecto editorial destinado a adolescentes y otro destinado a actores del nivel superior y profesionales sorprende; sin embargo, podría encontrar otra explicación en cierta impronta que podríamos llamar “pedagógica” que impregna el proyecto del CEAL, permite cierto cómodo desplazamiento a la hora de hipotetizar públicos lectores posibles, cierto gesto de ampliación de los públicos posibles de las publicaciones. De este modo, observamos que el público de las “Bibliotecas Universitarias” incluye, de manera amplia, según lo indica el paratexto de las contratapas (Alvarado, 2010): “(Las Bibliotecas Universitarias) Se proponen llegar a públicos diferentes y específicos: estudiantes de tercer nivel -universitarios o de profesorado-, graduados jóvenes, cuadros profesionales intermedios y otros sectores interesados”. Contra la idea de un destinatario acotado y preciso del campo universitario que únicamente lee textos en un cierto lenguaje más o menos críptico, propio de su especialidad, la concepción de destinatario del CEAL en general y de “Bibliotecas Universitarias” es la de expandir ese público de posibles interesados. Mientras en la actualidad una colección universitaria se define como tal de manera excluyente en relación con el perfil de su destinatario, en el paratexto de contratapa de “Bibliotecas Universitarias” se incluye a los estudiantes y profesores de nivel terciario, evitando cualquier forma de jerarquización dentro del sistema de la educación superior; “cuadros profesionales intermedios” lo que pone en juego una concepción de la lectura asociada a la formación continua en los campos profesionales y el ambiguo “otros sectores interesados”, evidencia un gesto que decididamente busca la ampliación de los destinatarios posibles de la colección que podrían ser hasta cierto punto imprevistos.

<<Paratextos>>

Acaso un indicio interesante del modo en que se construye este destinatario ampliado desde la propia colección sean algunos de los paratextos de contratapa que cumplen la función de presentar a ciertos títulos. Podríamos caracterizar a algunos de ellos como textos que buscan interpelar de manera directa al posible lector del libro a partir de preguntas inquietantes o de un cierto dato de la realidad alarmante o de un aspecto de carácter problemático de la disciplina en la que se inscribe la publicación. Por ejemplo, la contratapa de Distancia cultural y lingüística. El fracaso escolar en poblaciones rurales del oeste de la provincia de Córdoba de Luis Heredia y Beatriz Bixio dice:

El elevado índice de analfabetismo, la severa situación de desgranamiento, repitencia y deserción escolar en el nivel primario de sectores rurales del oeste cordobés preocupa, desde hace largos años, a docentes, investigadores y funcionarios educativos. ¿Cuáles son las causas de este problema?

Es decir que, frente a la posibilidad de haber asumido un discurso más profesional, acaso más técnico, propio de la esfera de uso del campo profesional correspondiente, que pudiera presentarse como un discurso críptico, se presentan los problemas centrales que aborda el libro y se lo hace de manera directa y sencilla de modo tal de garantizar la comprensión de cierto público interesado: aquellos que se presentan como los que están preocupados por el problema que se aborda en este libro: “docentes, investigadores y funcionarios educativos”, bien podrían ser sus lectores por lo que, se los interpela para que lo sean. Por fin, la hipótesis sobre la existencia de una distancia cultural y lingüística -que es el título del libro- se presenta como explicación de fenómenos complejos y como respuesta a la pregunta propuesta en la contratapa.

Otro ejemplo, de otro campo disciplinario, es La literatura latinoamericana como proceso (1985), volumen coordinado por la especialista chilena Ana Pizarro con autoría de varios críticos latinoamericanos relevantes que fue producto de un coloquio de expertos celebrado en Campinas en 1983. La edición está a cargo de Susana Zanetti, destacada editora literaria del CEAL y presenta en su contratapa una pregunta inicial que busca ser inquietante para el lector:

¿Cuáles son los criterios a seguir para escribir la historia de la literatura latinoamericana? Y es más ¿qué entendemos por literatura latinoamericana? América Latina no posee todavía una historia de su literatura que supere las visiones fragmentarias o simplemente aditivas. Dos preguntas centrales y un diagnóstico de situación o estado del arte por el que se registra una zona de vacancia son las motivaciones para invitar al lector posible a ponerse en contacto con este libro.

En relación con estos ejemplos, como en otros que podrían relevarse, creemos, la elección de un lengua sencilla e inteligible y la recurrencia a la pregunta que parece guardar alguna similitud con el discurso de las antiguas enciclopedias que bajo título “El libro de los por qué?” introducían tópicos interesantes y producían expectativas en los lectores, apunta.

También del orden paratextual, es la consideración del diseño gráfico de las “Bibliotecas Universitarias”, realizado por Oscar “El negro” Díaz, mítico diseñador que acompañó a Boris Spivacow en EUDEBA y en el CEAL (Rocha Alonso, 2006). El diseño de tapas generado por Díaz combina la necesaria unidad visual que supone la idea de colección lograda por el fondo blanco de cada libro y la tipografía MILO BOLD MAYUSCULA (que impide que el blanco puro dé sensación de vacío) con la necesidad de destacar la diversidad que supone la división en las ocho “Bibliotecas” que son, como decíamos, ocho series o “Bibliotecas”: historia, la cultura, la educación, la lengua y la literatura, la lógica y la epistemología, la economía, el trabajo y el medio ambiente. Se trata de dar cuenta visualmente de esa multiplicidad disciplinaria lo que Díaz resuelve poniendo en sentido vertical el nombre de la serie impreso en un color diferente para cada para cada “Biblioteca”, las que a la vez se distinguen por tener cada una ilustración diferente que simula una técnica de grabado y donde el significado de la ilustración no guarda una relación alguna con el sentido de la serie: De este modo la “Biblioteca” sobre Educación tiene letras verde claro y un cisne, la “Biblioteca” sobre Sociedad y Cultura, tiene letras verde oscuro y una maceta con una planta, la “Biblioteca” sobre Historia tiene letras celeste y la cabeza de un caballo muy adornada.

Foto 3 Tapa de libro Bibliotecas Universitarias. 

Comentarios finales

Por fin, interesa destacar el hecho de que la colección Bibliotecas Universitarias responde, en tanto proyecto, a una preocupación permanente de Spivacow de articular sus proyectos editoriales con alguna dimensión de las políticas de producción científica. Amanda Toubes da cuenta en la entrevista realizada del proyecto fallido en el que estaba interesado Spivacow que tenía que ver con desarrollar publicaciones académicas en el marco de un convenio posible con el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Un intento que no prosperó ni a instancias de Spivacow y en ningún otro momento histórico.

Estos “sueños” editoriales de Spivacow y la imposibilidad de su realización (las publicaciones para el CONICET no prosperan, tampoco es convocado para dirigir EUDEBA en 1983, lo que hubiera sido valorado como un acto reparador luego de su renuncia en 1966), invita a pensar acerca de los escasos desarrollos de proyectos editoriales en ámbitos oficiales sean universitarios o de organismos de gestión del estado, los que acaso se hayan dinamizado en las últimas décadas. De hecho, EUDEBA, empresa editorial de capital mixto, demostró en su desarrollo en la década del sesenta las potencialidades de este tipo de proyecto en tanto intervención en el campo académico que involucró a multiplicidad de disciplinas, publicando numerosas traducciones de textos fundamentales para cada disciplina, textos de autores locales y un amplio espectro de literatura universal y nacionales, con un criterio de bajos costos y un originalísimo sistema de venta que incluía la presencia de kioskos callejeros (los “kioskos de EUDEBA”) como puntos de venta ubicados en puntos estratégicos, entre los que se encontraban las universidades.

Los materiales presentados en la colección “Bibliotecas Universitarias” recogen -tal como lo expresa Amanda Toubes en una entrevista realizada por Delia Maunás (1995, 201-207)- “materiales que se habían producido durante la dictadura, tanto dentro como fuera del país y que no habían podido tener difusión”.

Esta cita parece ratificar y sintetizar la hipótesis que nos proponíamos desarrollar en este trabajo respecto de la relevancia de ciertos proyectos de publicación en tiempos y contextos complejos como son las alternancias entre dictaduras y democracias, en clave de disidencia, resistencia y reposicionamiento como momentos productivos aún dentro de un tiempo/contexto desfavorable para la actividad académica.

Como corroboración final de esta relación entre formación en catacumbas y publicaciones derivadas vale la pena ejemplificar con un título de “Bibliotecas Universitarias” que es el Curso de lingüística para el análisis del discurso de Beatriz Lavandera, que incluye la desgrabación de sus clases en grupos de estudio que la lingüista argentina dictó en 1983. Con posterioridad, en 1984, Beatriz Lavandera fue profesora titular de Lingüística en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y su primer equipo docente estuvo conformado por sus discípulos formados en las catacumbas.

Por fin, y como interrogante a desarrollar en relación con otras publicaciones y otros proyectos editoriales de la época, interesa reconocer cierta especificidad del trabajo de las mujeres editoras, en un ámbito donde la tarea de hombres aparece más visibilizada, tal el caso de Boris Spivacow, presentado como artífice exclusivo, en cualquier caso, acompañado por un equipo donde la presencia mayoritaria o no de mujeres no se ha presentado hasta ahora como un tema de relevancia.

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1 Esta presentación se inscribe dentro de una investigación que se enmarca en el Programa “Mundo editorial, lectura y traducción desde los estudios de género(s) y feminismos”, que dirigen Ivana Mihal y Daniela Szpilbarg en el ámbito del LICH de la Escuela de Humanidades de la UNSAM.

2Una versión más acotada y preliminar de este trabajo fue presentada en el Congreso Internacional de Ciencias Humanas, organizado por el LICH-CONICET, 6 al 8 de noviembre, San Martín, UNSAM.

3Podríamos ligar esta investigación con la que viene realizando la Doctora Analía Gerbaudo en la Universidad Nacional del Litoral sobre la reconstrucción del campo de los estudios literarios a partir de 1983 (Gerbaudo, 2016), pues estaríamos indagando en torno a la contraparte editorial que acompaña a esos procesos de reconstrucción e institucionalización de saberes que se da a partir del retorno a la democracia el 10 de diciembre de 1984.

Recibido: 01 de Febrero de 2020; Aprobado: 01 de Marzo de 2020; : 01 de Abril de 2020

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