INTRODUCCIÓN
El consumo de tabaco, alcohol y otras drogas comienza generalmente en la adolescencia. En Argentina, esto sucede a edades cada vez más tempranas1. En 2014, la edad de inicio del consumo de tabaco, alcohol y marihuana fue de 13,3 años, 13,4 años y 14,6 años, respectivamente1. Además, una encuesta nacional en estudiantes de escuela media hecha en 2014 mostró que la prevalencia de vida de consumo de alcohol era del 70,5%, la de tabaco del 35,8%, la de marihuana del 15,9% y la de cocaína del 3,7%, y que el 50,1% había consumido alcohol, 15,1% tabaco, 7,6% marihuana y 1% cocaína en los 30 días previos a la encuesta2. De manera general, las encuestas nacionales periódicas sobre el consumo de sustancias sólo suelen describir la prevalencia por grupos y no los factores de riesgo asociados1-5. La mayor parte de los estudios que evalúan los factores de riesgo para el consumo de sustancias en jóvenes argentinos son de corte transversal6-11. Según uno de ellos, un índice de búsqueda de sensaciones alto se asoció al consumo de todas las sustancias, tener amigos que consumían y padres que imponían pocas restricciones en el uso de medios se relacionó con el consumo de tabaco, y percibir un bajo control y soporte parental se asoció al consumo de marihuana/paco/cocaína. Sin embargo, dicho estudio no permitió inferir relaciones causales8. Existe un análisis longitudinal sobre los factores asociados al consumo de alcohol, pero fue realizado en una comunidad con una alta prevalencia de pueblos originarios y no es representativo de la mayoría de los adolescentes argentinos12-14.
El mecanismo de inicio del uso de sustancias en la adolescencia en general es complejo, ya que intervienen factores biológicos, psicosociales y del entorno12-21. Algunos de los factores observados incluyen, entre otros, el nivel socioeconómico6, el origen étnico7,12-14, la influencia de la familia y de pares9,15,16, el bajo rendimiento escolar18, los entornos favorables al consumo de tabaco16,18, la exposición a imágenes que promueven el consumo en los medios de comunicación19,20, la falta de supervisión familiar21, la percepción de que el consumo en pares es mayor a la real22 y la depresión23.
Se implemento este estudio con el objetivo de explorar, en tres provincias argentinas, los factores sociales y personales que predicen el consumo de tabaco, alcohol y otras drogas durante la adolescencia temprana en jóvenes escolarizados y sin consumo previo de cada una de esas sustancias. Esta información podría ser de utilidad para desarrollar políticas públicas destinadas a prevenir el inicio del consumo de drogas en este grupo etario.
MÉTODOS
Como parte de una investigación realizada en Argentina y México, cuyo objetivo era evaluar la exposición de los jóvenes a escenas de tabaco y alcohol en las películas y su relación con el consumo de tabaco, alcohol y otras drogas8,9,24-26, se llevó a cabo un estudio longitudinal en alumnos de escuelas secundarias. Se seleccionaron por conveniencia 18 establecimientos públicos y 15 privados de Buenos Aires, Córdoba y Tucumán. Entre los meses de mayo y julio de 2014 se efectuó la encuesta basal en estudiantes de primer año. En cada escuela participaron todos los alumnos presentes el día de la encuesta, que habían sido autorizados por los padres o tutores y que firmaron un asentimiento. Las encuestas fueron anónimas, y a cada alumno se le asignó un código único de identificación para realizar un seguimiento longitudinal27. La encuesta de seguimiento se realizó entre octubre y noviembre de 2015 (intervalo de 17,1 meses), cuando los alumnos estaban cursando el segundo año. La metodología ha sido descrita previamente8,9,24-26. El protocolo fue aprobado por el Comité de Ética del Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas (CEMIC).
Se incluyeron preguntas traducidas y adaptadas de diferentes encuestas previamente usadas en Argentina y en Estados Unidos7,14,28, que abordaron, entre otros, aspectos sociodemográficos, personales, consumo de tabaco en familiares y amigos, estilos parentales y consumo personal de tabaco, alcohol, marihuana, paco o cocaína.
Las variables dependientes de la segunda medición para consumo de tabaco fueron: participante susceptible a fumar (aquel que contestó probablemente sí, probablemente no o definitivamente sí a cualquiera de estas dos preguntas: "si uno de tus mejores amigos te ofreciera un cigarrillo, ¿lo fumarías?” y "¿pensás que vas a fumar un cigarrillo el próximo año?”); experimentador de tabaco (aquel que dijo haber fumado, pero no en los últimos 30 días); consumidor actual (aquel que había consumido al menos una vez en los últimos 30 días); estas eran categorías exclusivas. Para el consumo de alcohol, las variables fueron: experimentador de alcohol (aquel que dijo haber tomado, pero no en los últimos 30 días); consumidor actual (aquel que había consumido al menos una vez en los últimos 30 días); y consumidor episódico excesivo de alcohol (aquel que ingirió más de 5/4 bebidas alcohólicas, para varones y mujeres, respectivamente, en una sola ocasión en los últimos 30 días)29. Para el consumo de drogas ilegales, la variable usada fue: consumidor de drogas ilegales (aquel que consumió al menos una vez en su vida marihuana, cocaína o paco).
Las variables independientes fueron: sexo, edad, máximo nivel educativo de cualquiera de los padres (<7, 8-12, >12 años de educación formal), tipo de gestión del establecimiento educativo (pública o privada), convivientes fumadores y consumo de tabaco y alcohol en por lo menos uno de los cinco mejores amigos. Además, se incluyó un índice de búsqueda de sensaciones, que refleja un mayor deseo de tener experiencias novedosas utilizando un índice previamente validado30, y un índice de estilos parentales, que evalúa la percepción del control y soporte emocional parental previamente validado31. Estos índices han sido desarrollados en publicaciones anteriores8,9,24-26.
Inicialmente, en un análisis de la tasa de pérdida seguimiento (attrition) , se comparó a los estudiantes que completaron ambas encuestas con los que completaron sólo la primera respecto a variables demográficas, personales y relacionadas con el consumo de sustancias. Se utilizó el test de la t para las variables continuas y el test de chi cuadrado para las variables categóricas.
La muestra analítica varió según el desenlace, aunque en todos los casos incluyó a los alumnos que habían completado ambas encuestas. Para predecir susceptibilidad al consumo de tabaco, se incluyó a los alumnos que nunca lo habían consumido y no eran susceptibles en la encuesta basal; para experimentador, a los que nunca habían consumido tabaco (o alcohol), susceptibles o no, en la encuesta basal y no resultaban consumidores actuales de tabaco (o alcohol) en la encuesta de seguimiento; para consumo actual, a los que nunca habían consumido tabaco (o alcohol), susceptibles o no, en la encuesta basal. Para predecir el consumo episódico excesivo, se incluyó a los que nunca habían consumido alcohol en la encuesta basal; para predecir consumo de drogas ilegales, a los que nunca habían consumido drogas ilegales en la encuesta basal; para predecir consumo de tabaco o alcohol, a los que nunca habían consumido tabaco ni alcohol en la encuesta basal. Se usaron modelos de regresión logística multinivel con intercepto aleatorio según escuela para determinar la asociación entre las variables independientes y el consumo de las distintas sustancias al momento del seguimiento. Se estimaron los odds ratio (OR) ajustados con sus respectivos intervalos de confianza al 95% (IC95%).
Para evaluar potenciales sesgos debido a la pérdida de seguimiento, se volvieron a estimar todos los modelos utilizando ponderaciones individuales sobre la base de la probabilidad inversa de haber completado la encuesta de seguimiento (inverse probability weighting). Para ello, se efectuó una regresión logística para estimar la probabilidad de seguimiento de cada estudiante en función de las variables independientes ya mencionadas, y dichas estimaciones fueron incluidas como peso en los modelos para predecir el consumo de sustancias. Estos modelos no mostraron diferencias en la significación de los coeficientes respecto a los modelos sin ponderar y no habrían cambiado la interpretación de los resultados, por lo que se decidió presentar sólo los resultados no ponderados. Todos los análisis se efectuaron con Stata V.13.0 (Stata Corp, College Station, Texas, Estados Unidos).
RESULTADOS
La población basal incluyó 3826 alumnos registrados en las 33 escuelas seleccionadas. Un total de 45 padres se opuso a la participación de sus hijos, 436 alumnos estaban ausentes el día en que se hizo la encuesta y 173 no quisieron participar, por lo que 3172 (83%) completaron la encuesta basal. En la Tabla 1 se presentan las diferencias entre los alumnos que participaron de ambas encuestas y que no habían consumido cada sustancia en la encuesta basal. De manera general, los alumnos perdidos para el seguimiento fueron con mayor frecuencia varones, mayores, de escuelas públicas y con padres con menor nivel educativo y fumadores.
Entre aquellos alumnos que nunca habían probado un cigarrillo en la encuesta basal, en la encuesta de seguimiento 252 (16,4%) habían experimentado con un cigarrillo, aunque no en los últimos 30 días y 160 (9,4%) habían fumado un cigarrillo en los últimos 30 días. Entre los no fumadores y no susceptibles en la encuesta basal, 442 (34,4%) eran susceptibles a fumar en la encuesta de seguimiento. Las variables asociadas de manera significativa con el consumo actual de tabaco incluyeron sexo, búsqueda de emociones, amigos fumadores y consumo de alcohol (ver Tabla 2a).
Entre aquellos que nunca habían probado alcohol en la encuesta basal, al momento del seguimiento 382 (49.8%) habían experimentado con alcohol, aunque no en los últimos 30 días, 286 (27,3%) habían consumido en el último mes y 200 (19,2%) habían consumido más de 5/6 bebidas alcohólicas de corrido. Las variables asociadas con el consumo actual de alcohol incluyeron haber fumado alguna vez, tener amigos que tomaban, el sexo y el índice de búsqueda de sensaciones (ver Tabla 2b).
Entre los que reportaron no haber probado ninguna droga ilegal en la encuesta basal, al momento del seguimiento 209 (10,8%) dijeron haber probado alguna vez. Las variables asociadas al consumo de sustancias ilegales fueron haber fumado alguna vez, haber tomado alcohol, tener amigos que tomaban o fumaban, la edad, el control y soporte parental y el índice de búsqueda de sensaciones (ver Tabla 2c).
Entre los que reportaron no haber probado tabaco o alcohol en la encuesta basal, al momento del seguimiento 152 (15,0%) dijeron consumir simultáneamente tabaco y alcohol. Las variables asociadas con este consumo simultáneo fueron sexo, convivientes y amigos fumadores, e índice de búsqueda de sensaciones (ver Tabla 3).
DISCUSIÓN
Este es el primer estudio que explora los factores que predicen el consumo de tabaco, alcohol y otras sustancias en adolescentes argentinos. En esta población de adolescentes tempranos, los factores que muestran mayor asociación con el inicio del consumo de tabaco y alcohol son los hechos de ser mujer, tener mejores amigos fumadores o bebedores, y un índice de búsqueda de sensaciones alto. Para el consumo de drogas ilegales, los mayores factores de riesgo consisten en haber consumido tabaco o alcohol, tener mayor edad, amigos que fuman o toman, un índice de búsqueda de sensaciones alto y un bajo control y soporte parental.
Los resultados acerca del consumo son difíciles de comparar con otros estudios publicados, ya que aquí se muestran incidencias de consumo actual en alumnos que en una encuesta realizada unos 18 meses antes habían negado haber consumido alguna de esas sustancias. Sin embargo, cabe destacar que casi el 10% refirió haber fumado y el 27% refirió haber consumido una bebida alcohólica durante el último mes. Además, casi el 35% de los alumnos era susceptible a fumar y el 60,2%, a beber el año siguiente. Esto marca la importancia de implementar políticas públicas destinadas a prevenir el consumo en jóvenes y a detectar a quienes son susceptibles para trabajar con ellos y evitar el inicio del consumo.
De manera general, la única variable que se asoció de manera significativa con un mayor riesgo de consumo de todas las sustancias fue tener un índice de búsqueda de sensaciones alto. Esto coincide con la experiencia en otros países, donde se observa que los adolescentes que tienden a buscar sensaciones novedosas, ya sea por su personalidad o por estar expuestos a películas o juegos que motivan esas sensaciones, presentan mayor riesgo de consumo de sustancias32. De hecho, un estudio sugiere que el índice de búsqueda de sensaciones podría ser como indicador para detectar adolescentes fumadores y adolescentes con riesgo de consumo episódico excesivo de alcohol31. A su vez, existen experiencias exitosas de campañas de prevención dirigidas a jóvenes con un alto nivel de búsqueda de sensaciones33-35.
En un primer análisis de la encuesta basal se había observado una asociación entre ser mujer y el consumo de tabaco, pero no de alcohol8. En este análisis longitudinal, ser mujer se asocia con un mayor riesgo de consumo de tabaco (susceptibilidad, experimentación y consumo actual) y de alcohol (experimentación, consumo actual y episódico excesivo). Históricamente, los varones eran los principales consumidores de alcohol; sin embargo, las mujeres beben cada vez en mayor cantidad y frecuencia36,37. En muchos países, el consumo de las mujeres estaría alcanzando o igualando al de los varones. De hecho, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), las mujeres de la Región de las Américas registran la mayor y aquellos cuyos amigos consumen alcohol también tienen más riesgo de empezar a tomar. Estos datos son similares a los obtenidos en otros países44.
Este estudio presenta algunas limitaciones. En primer lugar, la muestra no fue probabilística. Sin embargo, las tres provincias participantes se encuentran entre las seis más pobladas de Argentina y representan el 37% de la población nacional. Además, se incluyeron tanto escuelas públicas como privadas para tener una representación de diversos estratos socioeconómicos; el estudio incluye un 70% de escuelas públicas, y a nivel nacional el 75% de los alumnos concurre a ese tipo de escuelas. Otra limitación es que los resultados no representan a los jóvenes que no se encuentran escolarizados. Sin embargo, según datos del Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina, en 2016 el 93% de los adolescentes de entre 12 y 17 años asistían a la escuela45. Futuros estudios deberían enfocarse en los jóvenes no escolarizados. Los índices utilizados para medir búsqueda de sensaciones y estilos parentales fueron desarrollados en países de habla inglesa. No obstante, las preguntas tuvieron buena consistencia interna19, y ya hay experiencia con estos índices en otros países latinoamericanos38. Otra limitación podría ser que el cuestionario no indagó sobre consumo de alcohol y drogas en amigos y familiares. Además, dado que el cuestionario basal se implementó en 2014 y que en esa fecha el cigarrillo electrónico no era tan popular, apenas había dos preguntas acerca de su uso. Los resultados preliminares muestran un aumento en el consumo con los años26, y datos de otros países hablan de una causalidad entre probar estos cigarrillos y el consumo posterior de cigarrillos comunes46,47, por lo que futuras encuestas deberían incluir preguntas sobre su consumo.
A pesar de estas limitaciones, el presente estudio reafirma con datos locales que el consumo de distintas sustancias se asocia con diferentes factores sociales y personales, que deben ser abordados de manera estratégica para disminuir el consumo de tabaco, alcohol y drogas ilícitas en las próximas generaciones.
RELEVANCIA PARA POLÍTICAS E INTERVENCIONES SANITARIAS
Los resultados de este estudio marcan la importancia de implementar políticas públicas destinadas a prevenir el consumo durante la adolescencia temprana y a detectar aquellos jóvenes susceptibles para poder trabajar con ellos y evitar el inicio del consumo.
RELEVANCIA PARA LA FORMACIÓN DE RECURSOS HUMANOS EN SALUD
Los resultados de este estudio instan a capacitar a los profesionales de la salud en la detección temprana de adolescentes con factores de riesgo que muchas veces no son considerados (por ejemplo, la búsqueda de sensaciones o las relaciones parentales). Es importante resaltar el riesgo asociado con ser mujer.
RELEVANCIA PARA LA INVESTIGACIÓN EN SALUD
Este artículo resalta la importancia de implementar estudios longitudinales que permitan detectar factores de riesgo asociados al consumo de las distintas sustancias. Futuros estudios deberían abordar nuevas modalidades de consumo de tabaco (tabaco para armar, pipa de agua) y de cigarrillo electrónico.