Introducción
Desde la conformación de los Estados Nacionales a fines del siglo XIX, los jardines de infantes y la formación docente específica tuvieron un lento reconocimiento como política estatal en América Latina, a diferencia de la preocupación por otros niveles educativos, por caso, la instrucción primaria. En Argentina, varios estudios dan cuenta que el histórico dilema respecto de la función del jardín de infantes y su carácter educativo o doméstico impactó en la difusión de esta institución, en la implementación de políticas educativas específicas, en la definición del rol docente y en la construcción de la identidad profesional de las maestras jardineras (Carli, 2003; Diker y Terigi, 2003; Ponce, 2006).
Por otra parte, si realizamos un recorrido por la trayectoria de la producción historiográfico-educativa en este país, podemos advertir que como objeto de estudio tuvo un desarrollo similar, incorporándose tardíamente hacia principios del siglo XXI. Diversos autores (Ascolani, 2012; Arata y Southwell, 2014; Bianchetti, 2015; Carli, 2014; Gagliano, 2015; Suasnábar, 2015), coinciden al sostener que en los orígenes del campo conformaron líneas de interés privilegiadas la historia de las ideas pedagógicas y de la escuela, las que luego fueron ampliadas junto con el retorno de la democracia a estudios relacionados con la historia de los sistemas educativos, la historia de la educación en las provincias, la historia social de la enseñanza de la lectura, la historia de los textos escolares, la historia de los sujetos pedagógicos, entre otras.
En este escenario de expansión del campo, hacia la década de los ‘90 también emerge un desplazamiento hacia la construcción de la historia de la infancia en diálogo con la política y la pedagogía (Sarat, 2014). Más limitada y contingente, la reconstrucción de la historia de las instituciones y la política para la educación de la primera infancia comenzó a suscitar interés en la agenda investigativa (Carli, 2003; Fernández Pais, 2018; Ponce, 2006; Simon, Ponce y Encabo, 2017). También de modo incipiente la historia de la formación docente para el nivel (Fernández Pais, 2017; Musín, Ramírez y Almiron, 2016, 2015; Musín, Ramírez y Núñez, 2017; Vasta y Gispert, 2009).
En una lectura que articula dichas líneas temáticas, nos introducimos en este trabajo considerando que la infancia, las políticas e instituciones educativas para el nivel inicial y la formación docente, actualmente conformarían categorías de “entrada” historiográfica para la construcción emergente de la historia de la educación inicial en Argentina y sus especificidades.
Desde un enfoque aprehensivo de la complejidad, en este artículo nos interesa elaborar un balance de estudios relacionados con dichas categorías de “entrada” con el propósito de delimitar los aportes, alcances y vacancias de conocimiento. Una descripción sin pretensiones de resultar pormenorizada, más próxima a identificar cruces o contrapuntos entre las categorías de “entrada”, y contribuir a complejizar la mirada sobre el devenir histórico de la educación inicial, en sus tardíos posicionamientos dentro de la agenda política así como al interior del campo de la investigación histórico-educativa. También resultaría una contribución para el balance de estudios que atienden a la experiencia infantil y su papel en las escenas históricas (en particular dentro de la educación) y que aportan elementos para el análisis de problemáticas contemporáneas que impactan en las condiciones socioeconómicas y culturales de vida de las infancias en Argentina (Carli, 2011a; Cosse et al., 2011).
En perspectiva teórica, retomamos la expresión de “entrada historiográfica” propuesta por Roger Chartier (2002)1. Metodológicamente para la operación de análisis historiográfico optamos realizar una consulta por temática y/o palabras clave, en trabajos alojados en portales de revistas especializadas o en editoriales de referencia dentro de la historiografía educativa argentina. La producción compulsada fue clasificada de acuerdo a la línea de interés y criterios disciplinares tales como el recorte temporal, espacial y ámbito de abordaje. Orientan el análisis un conjunto de interrogantes que nos permiten delinear la trayectoria dentro de la temática: ¿cuándo inicia la producción?, ¿qué períodos y áreas geográficas consideran?, ¿qué dimensiones o aspectos reconstruyen sobre la historia de la infancia, las instituciones educativas y la formación docente?, al interior de éstas ¿qué líneas temáticas se privilegian?
El artículo se encuentra organizado en tres subtítulos. En el primero abordamos estudios relacionados con la historia de la infancia, en el segundo la historia de las instituciones y definiciones políticas sobre la educación inicial, y en el tercero la formación docente. Finalmente, en las conclusiones nos orientamos a describir los avances y desafíos pendientes en torno a la historia de la educación inicial en Argentina y debatir su inscripción dentro del campo historiográfico educativo en este país.
La infancia como categoría de “entrada” a la historia de la educación inicial
En Argentina el campo de estudios sobre la infancia constituye un ámbito de producción ampliamente convocante desde distintas disciplinas de las ciencias sociales y humanas, lo que Carli define como “zona de cruces disciplinarios” (Carli, 2006: 26), de las cuales se abren diversas líneas temáticas y enfoques teórico-metodológicos con una expansión y desarrollo importante en las últimas décadas (Sarat, 2014; Zapiola, 2018a). En una cartografía más delimitada sobre el campo, los aportes de la historiografía y de la historia de la educación han sido relevantes para la comprensión e inteligibilidad de conceptos y discursos sobre la infancia construidos en su articulación con la esfera de lo público y lo privado (el estado, las políticas públicas y la familia), en distintos períodos de la historia argentina. Para reponer analíticamente a la infancia como sujeto de la historia.2
Atendiendo a una genealogía histórica, estas disciplinas científicas señalan la emergencia de la noción moderna de infancia hacia finales del siglo XIX, cobrando especificidad entre las categorías “niño-alumno” y “menor” (según el discurso de la época pobres, abandonados, delincuentes, huérfanos y/o viciosos), en el contexto de transformación de la familia, la expansión de la escolarización, la conformación de la pedagogía moderna y la creación de dispositivos institucionales para la minoridad (Aversa, 2019, 2003a, 2003b; Carli, 2003; Narodowski, 1994; Paz Trueba, 2018; Sarat, 2014; Zapiola, 2018b, 2015, 2010).
Al complejizar sobre este mismo período algunas indagaciones atienden al estudio de los “niños-débiles y anormales” (Lionetti, 2018a, 2008) y la “niñez trabajadora” evidenciando circuitos diferenciales de socialización y educación. Zapiola (2009) propone la tríada “niños/hijos/alumnos”, “niños/hijos/(alumnos)/trabajadores” y “menores”; Paz Trueba (2019, 2014) incorpora además el análisis de la cuestión de género. En esta última línea, las investigaciones de Lionetti (2018b, 2014) resultan relevantes para el análisis de la cuestión de género y la niñez en períodos previos a la conformación del Estado Nacional.
Visibilizando las formas históricas plurales de enunciar e inscribir a la(s) infancia(s) en la sociedad argentina, en una articulación entre infancia, educación y grupos subalternos, la tesis doctoral de Liva (2017) constituye un significativo aporte para explorar las formas de conceptualización de la infancia indígena en propuestas educativas desarrolladas por Franciscanos en el norte argentino a principios del siglo XX y las formas en que se construyó la experiencia infantil indígena y sus modos de resistencia ante el modelo educativo.
Desde otras aproximaciones temáticas a la historia de la infancia, los trabajos de Cruder (2011), Bisso (2015), Girbal-Blacha (2014) y Lionetti (2007), permiten comprender la zona de intersección entre la construcción de las identidades (comportamientos, gestos y actitudes) y la formación ciudadana o política. Por su parte, en el cruce entre infancia, enfermedad e historia, los trabajos de Álvarez (2010) y Álvarez y Reynoso (2011), brindan elementos para complejizar la problemática de la minoridad a partir del estudio de las primeras políticas públicas destinadas a la atención sanitaria de la niñez “urbana, pobre y enferma” hacia finales del siglo XIX.
Si nos centramos en un análisis temporal, con un recorrido diacrónico que abarca desde finales del XIX hasta principios del XXI, los trabajos de Carli (2003, 2006, 2011a) son contribuciones insoslayables para analizar las diversas formas de definir la condición y el estatus de la infancia en el orden público; es decir, los sentidos, conceptos y discursos enunciados en torno a la niñez en el marco de lo político y cultural (las políticas educativas y sociales, la pedagogía, la literatura, el arte).
Hasta aquí presentamos un panorama general de trabajos sobre la historia de la infancia, a continuación focalizamos en contribuciones relacionadas con la niñez y la historia de la educación inicial. Intentamos con ello reactualizar el desarrollo del campo en Argentina por medio de una operación historiográfica de “(re)descubrimiento” de la infancia, ya que si bien la obra de Ariès (1987) fue significativa al posicionar al niño como objeto de interés, también resultó performativa al ubicarla en relación con la escuela.
El balance presentado aporta algunos elementos de análisis crítico y evidencia lo imprescindible de continuar ampliando hacia el estudio de las formas múltiples de definición y construcción de las identidades y experiencias de la niñez en la trama de políticas, prácticas y discursos, que excedan a los procesos de escolarización o el recorte etario entre los 6 y 14 años comprendido en la Ley 1420/1884. Siguiendo a Kuhlmann (2011), la ausencia del tratamiento de las diferentes edades al interior de la infancia podría conllevar un anacronismo, produciendo análisis imprecisos y generalizantes.
Reanudando el análisis bibliográfico ¿podemos encontrar diálogos entre la historia de la educación inicial y la historia de la infancia? En la revisión hemos identificado algunos hallazgos dentro del campo de estudios sobre la infancia. Los mencionados libros de Carli (2003, 2011a), también son clave y liminales para iniciar un recorrido de articulación al incluir apartados específicos referidos a la infancia y el jardín de infantes. Mostraremos algunos resultados que reconstruyen esta(s) historia(s).
En “Niñez, pedagogía y política. Transformaciones de los discursos acerca de la infancia en la historia de la educación argentina entre 1880 y 1955”, la autora describe que durante el periodo fundacional del sistema educativo la difusión del jardín de infantes se encontraba atravesada por: debates en torno al carácter doméstico o educativo de la institución; el tinte de espiritualidad estética e infantilización que caracterizaba a la pedagogía fröebeliana que constituyó un modelo en la formación de las primeras profesoras especializadas; la promoción del ingreso temprano de la niñez a una institución pública que erosionaba la autoridad de la familia; y a cuestiones de género y el lugar de la mujer en la sociedad.
En este escenario, y en distanciamiento de la visión del niño como “primitivo y racional” del discurso positivista, Carli también da cuenta de la construcción de un nuevo discurso acerca de la infancia que afirmaba la educabilidad del niño y lo caracterizaba como un sujeto espiritual, proveniente de la articulación de ideas krausistas y fröebelianas propagadas por figuras como las de Carlos Vergara y Sara Eccleston (Carli, 2003: 138-143). Describe la propuesta del socialismo que fundó los “Recreos infantiles” donde la primera infancia obrera se configuraba en sede de una intervención educativa (Carli, 2003: 159-161).
Sobre otro periodo, Carli reconstruye los discursos configurados en torno a la niñez durante el primer peronismo que estaban orientados a la constitución del niño como sujeto de una nueva cultura política. La infancia era depositaria de la acción social del Estado, sintetizada en la frase característica “los únicos privilegiados son los niños”, heredera y continuadora de la nueva cultura política, la llamada “generación del 2000” (Carli, 2003: 291). En este contexto, algunos dispositivos normativos e institucionales fueron emblemáticos de la política educativa para la primera infancia: la sanción de la Ley “Simini” N° 5096/1946 que prescribía la obligatoriedad y gratuidad de la educación preescolar para niños de la edad de 3 a 5 años en la provincia de Buenos Aires; y la fundación de la Ciudad Infantil, institución paradigmática del modelo de intervención política y pedagógica del peronismo destinada a la infancia pobre, de entre 2 a 6 años.
En el libro “La memoria de la infancia: estudios sobre historia, cultura y sociedad” Carli y Miranda (2011) nos proponen revisitar la historia reciente a través del itinerario biográfico de una de las referentes de la educación inicial en Argentina, Hebe San Martín de Duprat. En el capítulo “La pedagogía del niño pequeño en los derroteros del jardín de infantes” las autoras dan cuenta que en los ‘60 la educación de la primera infancia asume una relevancia y expansión inédita, emerge la configuración de una pedagogía del niño “pequeño” y debates en torno a su derecho a la educación, la constitución del jardín maternal para la atención de la infancia desde los primeros tiempos de vida y la profesionalización de la formación docente.
Dando cierre a estas indagaciones, recuperamos el trabajo de Álvarez (2010) que nos aproxima de una forma singular a la primera infancia a través del estudio de los “niños enfermos” y dentro de esta categoría los niños tuberculosos y pre-tuberculosos, internados y aislados en el Hospital Marítimo entre fines del siglo XIX y mediados del XX. Recurriendo a la consulta de documentos institucionales, la autora permite visualizar la experiencia infantil sobre la enfermedad y el paso por una “institución total” durante meses o tiempos más prolongados.
Una “entrada” a la historia de la educación del nivel inicial desde sus instituciones y definiciones políticas
En el subtítulo anterior recapitulamos indagaciones sobre la historia de la infancia, que permiten evidenciar la emergencia de conceptualizaciones sobre la niñez a partir de las últimas décadas del siglo XIX y que han sido reactualizadas o transformadas a lo largo de la historia argentina en relación con “el diseño de políticas públicas, la creación de instituciones educativas y dispositivos de atención social, y la producción de ideologías y saberes específicos” (Carli, 2019: 195)
Particularmente, algunos de estos estudios han dado cuenta de que en simultáneo a la delimitación del concepto moderno de “infancia” emergieron conceptualizaciones sobre la primera infancia y la creación de instituciones específicas (Carli, 2003; Carli y Miranda, 2011). La focalización propuesta por estas indagaciones descentraliza la mirada historiográfica puesta al interior de la escuela, dando apertura hacia una operacionalización orientada a la comprensión de las diversas modalidades de transitar la experiencia de la niñez.
En un balance sobre esta línea temática, además de los estudios de Carli reseñados (2011a, 2003), otros trabajos fueron publicados recientemente. En perspectiva diacrónica que abarca desde finales del siglo XIX hasta inicios del XXI y sus diversas configuraciones políticas, Fernández Pais (2018a) y Simón, Ponce y Encabo (2017) exploran sobre la historia, pedagogía y política de la educación inicial. Son contribuciones pioneras en emprender el desafío de reconstruir una historia y reflexión crítica sobre el devenir de la educación inicial (continuidades y cambios), los sentidos políticos y sociales, y debates suscitados en torno al nivel. Desplegando el análisis, entre otros temas se particulariza en la historia del jardín de infantes, de las guarderías, la promulgación de normativas educativas específicas y las principales corrientes pedagógicas que sustentaron teóricamente la educación para la primera infancia en Argentina.
En recortes temporales, Ponce (2006) da cuenta de los debates fundantes de la educación inicial; Fernández Pais (2018b, 2015) se centra en los años comprendidos entre 1955-1977 donde se produce una renovación en los discursos en torno al nivel, con impacto en la formación docente, las propuestas educativas y la organización cotidiana de las salas. Desde otra mirada, también hay abordajes sobre la biografía de pedagogas y educadoras referentes del nivel, Rosario Vera Peñaloza, Margarita Ravioli y Hebe San Martín de Duprat (Malajovich, 2011; Musín y Ramírez, 2014; Ponce, 2011).
Ampliando más allá de las fronteras disciplinares, se puede identificar una profusa producción que desde las décadas del ‘60 han generado un corpus de saberes para la promoción del nivel (Bosch et al., 1969; Bosch y Duprat, 1995; Capalbo, 1984; Cordeviola de Ortega, 1972; Denies, 1989; Duprat y Malajovich, 1987; Fritzsche y Duprat, 1974; Germani, 1969; Mira López y Homar de Aller, 1970; Pulpeiro, 1979; Salotti, 1969; Velázquez, 1967).
Estudiar la historia de la formación docente para el nivel inicial
Otra manera de delinear el recorrido de la historia de la educación inicial en Argentina es a través de la formación docente. Esta línea nos provee de elementos interpretativos para analizar cómo los debates históricos al interior del nivel también estuvieron permeados por el lugar y los sentidos de la formación especializada. En la confluencia con la historia de la infancia y la historia de las instituciones y política educativa, permiten advertir que los programas de formación fueron dispositivos privilegiados en la construcción de conceptualizaciones sobre la infancia y de modelos pedagógicos y educativos para la niñez.
Al interior de la historia de la educación argentina estos estudios aportan al abordaje de la historia de la formación docente que, de acuerdo a lo expuesto por Aisenstein, Guevara y Feijoo (2017), muestra una tendencia a privilegiar temas referidos al proceso de creación, consolidación y desarrollo del subsistema de formación inicial docente para el nivel primario y secundario, y sus reformas. Para las autoras, el mayor énfasis en estos temas por sobre la formación docente para el nivel inicial podría ser entendido por la discutida legitimidad del jardín de infantes durante el periodo de conformación del sistema educativo, que repercutió en la institucionalización de la formación docente. En consonancia con lo que sostuvimos para el caso del abordaje de la primera infancia, de las instituciones y políticas educativas del nivel.
En lo relativo a esta temática, encontramos distintos enfoques de análisis historiográficos: estudios más abarcativos que indagan sobre la formación docente en distintos períodos (Ponce, 2018; Simón, Ponce y Encabo, 2017); sobre la historia de las instituciones para la formación docente, donde Vasta y Gispert (2009) nos proponen recorrer los orígenes del Profesorado de Educación Inicial “Sara Eccleston” una institución emblemática y modelo paradigmático para la creación de otros profesorados de la especialidad.
En esta línea y combinando con la historia de las formación docente en las provincias, Musín, Ramírez y Almiron (2016 y 2015), Musín, Ramírez y Núñez (2017) y Ramírez, Almiron y Musín (2016) mapean la historia de creación del Profesorado de Educación Pre-elemental en el Chaco haciendo hincapié en los sentidos fundacionales, modelos pedagógicos y debates teóricos en pugna en el proceso de configuración del programa de formación. Finalmente, Fernández Pais (2017) y Simón, Ponce y Encabo (2017) recorren el lugar protagónico de la mujer como educadora de la primera infancia, concluyendo que “la feminización de la educación inicial formó parte de las estructuras básicas de este nivel educativo” (Fernández Pais, 2017: 128). Un estudio preliminar en esta temática lo constituyó “La mujer en la educación preescolar argentina” de Capalbo y Gonzalez Canda (1982).
Conclusiones
entre los avances preliminares en las categorías de “entrada” y la(s) historia(s) pendiente(s)
En los albores de las dos primeras décadas del siglo XXI, y en el contexto del tardío reconocimiento del jardín de infantes y la formación docente para el nivel como política estatal en Argentina, la cartografía trazada evidencia que la historia de la educación inicial es una línea temática menos abordada que la historia de la escolarización en la agenda de investigación de la historiografía educativa. Sin embargo, no constituye un área de vacancia de conocimiento dentro del campo; en este trabajo hemos dado cuenta de un recorrido incipiente a partir tres categorías de “entrada” historiográfica: infancia, instituciones y políticas educativas para el nivel, y formación docente. Para este cierre retomaremos los interrogantes iniciales planteados y la actual configuración de la temática en el campo de la historia de la educación en Argentina: ¿hay historia(s) pendiente(s)?
La revisión muestra que la producción relacionada con la historia de la educación inicial tuvo sus abordajes preliminares dentro del campo de la historia de la infancia (Carli, 2006, 2003); posteriormente se comienza a atender a la historia de las instituciones y políticas educativas para el nivel, y la formación docente (entre otros citados Fernández Pais, 2018a; Simón, Ponce y Encabo, 2017; Musín, Ramírez y Almiron, 2016). Con la búsqueda de una diferenciación de la(s) otra(s) infancia(s) comprendida(s) dentro de la edad escolar, la referencia a este grupo etario dentro de los estudios especializados comenzó a delimitarse en torno al concepto de “primera infancia”. No obstante, siguiendo la prolífera expansión del campo de la infancia queda pendiente el inicio de indagaciones que permitan identificar las diversas formas de transitar la experiencia infantil al interior de la misma.
Metodológicamente, también restaría profundizar en una agenda investigativa que logre recuperar un mayor bagaje de registros de la voz, memorias, autobiografía, formas de resistencia o apropiación de la primera infancia, lo que Lionetti (2011) describe como indicios de discursos ocultos o vedados, que contribuya al desplazamiento de enfoques que subalternizan al colectivo en los procesos de construcción de conocimientos, y de la visión moderna “tutelar/asimétrica” que impregnó a las formas de relacionamiento adultos-niñez.
En cuanto a las periodizaciones, en las tres categorías de “entrada” podemos hallar estudios que privilegian una perspectiva diacrónica; aunque más orientada a una historia en relación con la política nacional que en el devenir de los procesos en diferentes regiones geográficas o provincias (exceptuando a Buenos Aires). También más centrados en áreas urbanas, sin encontrar referencias a las rurales.
Otro desafío pendiente dentro de la historia de la educación inicial es “salir” de las esferas del sistema educativo. Esto no invalida la relevancia de los estudios realizados que fueron un aporte sustancial en el campo historiográfico educativo, y del cual dimos cuenta en este recorrido, sin embargo implicaría la reconstrucción de otras historias que antecedieron al sistema de instrucción público o están relacionadas con alternativas pedagógicas para la infancia no institucionalizada en los jardines o guarderías. En el cruce con la historia de la infancia, permitiría visibilizar las formas de constitución de la infancia como tal en otros ámbitos más allá del sistema educativo. Asimismo, restaría reconstruir una historia de la formación docente desde los institutos terciarios o cursos de complementación para maestras normales que antecedieron a la formación especializada.
En tal sentido, este Dossier constituirá sin dudas un aporte importante para saldar los desafíos y la(s) historia(s) pendiente(s) por (re)construir.