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Pampa (Santa Fe)

versão On-line ISSN 2314-0208

Pampa  no.7 supl.1 Santa Fe dez. 2011

 

ARTÍCULOS

La estructura de los mercados de trabajo en los diferentes tipos urbanos de la región central santafesina1

 

Hugo Arrillaga, Andrea Delfino e Ignacio Trucco

FCE – CEGeDeTS / UNL
E-mail: harrillaga@unl.edu.ar
E-mail: andelfino@yahoo.com.ar
E-mail: ignacio.trucco@gmail.com

1 Una primera versión de este trabajo fue presentada en la VIII Bienal del Coloquio de Transformaciones Territoriales, Comité Académico de Desarrollo Regional – AUGM. Del 25 al 27 de agosto de 2010, Buenos Aires.

Fecha de recepción: 11 | 10 | 2010
Fecha de aceptación: 16 | 08 | 2011


RESUMEN

Este artículo se propone explorar la hipótesis que señala que las transformaciones que se produjeron en los mercados laborales de las micro, pequeñas y medianas localidades pampeanas a lo largo de las últimas décadas, llevaron —al grueso de su población— a mayores niveles de vulnerabilidad e inequidad social, al menos en términos relativos respecto del resto de los aglomerados de mayor envergadura. A partir de la utilización de información secundaria y de relevamientos propios a hogares fue posible observar que las micro y pequeñas localidades de la Región Central santafesina presentan mayores niveles de ocupación que los verificados en los grandes aglomerados urbanos. Esta situación, sin embargo, convive con altos niveles de deterioro en la calidad del empleo, con una importante presencia de trabajadores familiares no remunerados y con una distribución del ingreso notoriamente más inequitativa. Estas anomalías no sólo aparecen relacionadas con el tamaño de la localidad, sino también con el tipo de perfil productivo de las mismas y, posiblemente, con la falta de un Estado con capacidad de regulación e intervención.

Palabras clave: Agriculturización; Mercado de trabajo; Tipología de localidades.

SUMMARY

This article is intended to explore the hypothesis that points out that the transformations which took place in the labour markets of the micro, small and medium–sized Pampean towns over the last decades, led —most of the population— to higher levels of vulnerability and social inequality, at least in relation to the remaining largest urban areas. Starting from the use of secondary information and surveysperformed in several homes, it was possible to observe that the micro and small towns of the Central Region of Santa Fe have higher levels of employment than the ones verified in the large urban areas. This situation coexists with a high decline in the quality of employment, with an important presence of wageless family workers with a markedly more inequitable income distribution. This anomalies seem to be related not only to the size of the town but also to its type of productive profile and, possibly, to the lack of a State with a regulation and intervention capacity.

Key words: Agriculturalization; Labour market; Towns typology.


 

1. Introducción

Este trabajo constituye el resultado de una de las líneas de estudio que se promueven en el marco de dos proyectos de investigación complementarios: “Impactos territoriales de las transformaciones en el sector agroindustrial en la Región Central argentina. Pasado reciente y escenarios futuros”2 e “Impactos sociales producidos por la reconfiguración del sistema agrícola regional. El caso de Santa Fe en el contexto de la región pampeana”.3 En ese marco, este trabajo se propuso llevar a cabo un análisis exploratorio que permita indagar la hipótesis que las transformaciones que se produjeron en los mercados de trabajo de las micro, pequeñas y medianas localidades de la región pampeanas a lo largo de las últimas décadas, llevaron —al grueso de su población— a mayores niveles de vulnerabilidad e inequidad social, al menos en términos relativos respecto del resto de los aglomerados de mayor envergadura. Esta problemática adquiere una relevancia aún mayor si consideramos que dichas localidades se caracterizan por ser las de mayor dinamismo demográfico dentro de la región. En efecto, y desde la perspectiva de Arrillaga y Busso (2010) y Arrillaga, Busso y Herzfeld (2010), el crecimiento poblacional en las micro y pequeñas localidades de la región pampeana resulta el de mayor envergadura; es decir, el de mayor ritmo de crecimiento. Para los autores esta situación encuentra su raíz explicativa en los cambios introducidos en el modelo de producción agrícola. En este sentido, la intensificación del proceso de agriculturización conllevó una contracción y la transformación del mercado laboral sectorial, promoviendo un flujo migratorio interno hacia este tipo de localidades, las cuales no pudieron contener adecuadamente este nuevo volumen de oferta de mano de obra.

1. El área de estudio y la estrategia metodológica

1.1. La selección del área representativa
Tradicionalmente, el territorio de la provincia de Santa Fe ha sido subdividido en tres grandes regiones: Región Sur, Región Centro y Región Norte.4 Esta diferenciación no es sólo geográfica y ecológica, sino que además está teñida en su interior de fuertes asimetrías económicas y sociales. En la última década la población de la provincia creció un 7,2 %, consolidando una tendencia decreciente en su ritmo de expansión a lo largo de los últimos 30 años. Esta tendencia llevó su tasa de crecimiento a un valor del 66 % del ritmo nacional. Con ello, la población provincial hacia 2001 superó levemente los tres millones de habitantes; el 94 % de ellos vivía en forma aglomerada y estaba distribuido en 381 localidades de muy diverso tamaño. Sus dos grandes aglomerados urbanos concentraban el 50 % de la población provincial.
En el último período intercensal (1991–2001), si bien la distribución de la población en el interior del territorio provincial siguió mostrando fuertes asimetrías, se destacó una tendencia a su atenuación, no obstante lo cual siguen observándose tres territorios netamente diferenciados. En términos de superficie, las regiones van creciendo en importancia de sur a norte, y participan en un 20,7 %, 34,3 % y 45 %, respectivamente, de los 133.000 km2 que tiene la Provincia. Sin embargo, desde el punto de vista de la densidad poblacional, el volumen de su población se distribuye en forma inversa: 56,9 %, 33, 3 % y 9,82 % en 2001, también de sur a norte, con tasas de crecimiento intercensal del 4,62 % para la Región Sur, 11,82 % para la Central y 12,81 % para la Norte. En materia de población rural dispersa (no aglomerada), las diferencias entre estas regiones se acrecientan. Así, mientras que en el sur de la Provincia la población rural dispersa es prácticamente nula —representa sólo el 2,4 % del total regional para 2001—, en la Regiones Central y Norte ascendía al 6,9 % y 20,9 %, respectivamente. Las asimetrías descriptas se mantendrán si se profundiza el análisis sobre su estructura social y económica. Así, en materia de necesidades básicas insatisfechas, la Región Norte más que duplica el valor de los índices de la Región Sur; en materia de cobertura de salud, la Región Norte detenta un nivel de cobertura un 30 % inferior al que se verifica en el centro y sur provincial.
Otra significativa diferencia se observa en la calidad de las viviendas de cada región. En este caso, las Viviendas Tipo “A” y Departamentos constituyen el 86,7 % del parque inmobiliario de la Región Sur, mientras que en la Centro es el 81,2 % y en la Norte sólo alcanza un valor del 59,2 %. En relación con el nivel educativo de la población, se señala de forma ilustrativa que los niveles de analfabetismo en personas mayores de 20 años en la Región Norte triplican (con un 7,7 %) los valores que se registran en el Centro y Sur de la Provincia (los que son del orden del 2,5 %). Respecto del extremo opuesto, es decir de la dotación de recursos humanos con mayor nivel educativo (universitario concluido), las Regiones Sur y Centro alcanzan al 3,03 % y 2,81 %, respectivamente, niveles que cuasi triplican el de la Región Norte, que con el 1,06 % detenta el menor nivel de activos en este atributo. En materia de niveles de dependencia etárea, no sólo se observan también significativas diferencias entre las regiones (ver Gráfico 1), sino que éstas se acrecientan en la medida que son analizadas por razón de dependencia


Gráfico 1.
Índice y razón de dependencia por región

En relación con el desarrollo de la estructura económica, también se observan fuertes asimetrías. En principio, si se hace referencia a la envergadura del sector secundario y terciario de la economía, a través de los índices de industrialización y de servicios,5 se ratificarán las diferencias enunciadas, cuyas magnitudes detentan los siguientes valores:
Si bien esta información data de hace más de una década, otros indicadores proxy del nivel de actividad económica (tales como los consumos energéticos, las magnitudes del sector financiero, etc.) dan señales concretas de que las diferencias relativas que se destacan no han menguado. En relación con el sector primario y, fundamentalmente, en lo concerniente a la actividad agropecuaria, se destaca la calidad diferencial de los recursos naturales con que cada una de estas regiones está dotada. Así, mientras el 86,5 % de los suelos que poseen aptitud agrícola se encuentra en la mitad sur de la provincia, el 91 % de las tierras de uso exclusivamente ganadero se encuentra en la mitad norte. De lo anterior se desprende que también desde una perspectiva agroecológica, se distinguen las tres grandes regiones que en este trabajo se identifican como Sur, Centro y Norte. Las mismas resultan coincidentes con las delimitadas a partir sólo de criterios fisiográficos, ya que desde esta perspectiva se la reconoce como: una “Región Pampeana” al sur, otra “Chaqueña” al norte y una suave pero nítida transición “Chaco–Pampeana” en el centro provincial.
Desde esta perspectiva, si se analiza la evolución que tuvo el aprovechamiento del sistema natural, se observará que si bien la Región Sur constituyó históricamente el área típicamente agrícola de la provincia, el particular crecimiento que tuvo desde los ’90 hasta la situación previa a la crisis política y climática del 2008 tendió a menguar sensiblemente dicha histórica primacía. Así, mientras que el crecimiento de la superficie sembrada en la provincia durante el período de estudio (1990–2007) fue del 31 %, pasando de 3,8 millones de hectáreas a más
de 5 millones, ésta estuvo concentrada especialmente en el centro–norte provincial, ya que mientras en la Región Sur la superficie destinada a este uso se mantuvo sin variación, la de la Región Central prácticamente se duplicó, y la de la Norte creció en un 70 %. Con lo cual la participación de cada región en el total de la superficie sembrada tendió hacia mayores niveles de equilibrio (ver Gráfico 3). No obstante ello, y a pesar de este comportamiento diferencial, mientras el índice de agriculturización en la Región Sur se mantuvo a lo largo de estas décadas en torno a un valor de 0,9, en la Región Central llegó a 0,43 y en la Norte a sólo el 0,09.


Gráfico 2.
Índices de industrialización y de servicios por región


Gráfico 3.
Participación regional en la superficie sembrada provincial

Si, en cambio, se observa el comportamiento que tuvo la producción a lo largo del mismo período, se destacará que la Provincia creció un 71 %, con valores regionales promedios del 45 %, 140 % y 100 % en las Regiones Sur, Centro y Norte, respectivamente. Esto está dando una pauta del impacto que, en términos de productividad, tuvieron las innovaciones tecnológicas incorporadas a este proceso productivo, el cual tendría un valor del orden del 30 % de crecimiento por unidad de superficie. Así, la variación de la productividad también manifiesta diferencias territoriales, en la medida en que la misma —estimada regionalmente— sería del orden del 46 %, 22 % y 15 % de sur a norte. Estos datos muestran que los procesos de innovación tecnológica que acompañaron la trayectoria del sector también tuvieron un impacto diferencial en la renta agraria, factor que, sin duda, contribuyó a lo largo de las dos décadas analizadas a viabilizar uno de los más significativos procesos de concentración del capital y —en particular— de control de la tierra.
Este aspecto, ampliamente analizado por múltiples autores, implicó que en el interregno que separa los dos últimos censos agropecuarios disponibles (1988–2002) cesara en su actividad más del 20 % de los productores agropecuarios. En la región pampeana en particular, la contracción en las explotaciones agropecuarias (EAP’s) alcanzó un valor del 29,1 %, lo cual implicó que la superficie media de los establecimientos trepara en el período analizado más de un 35 %. Este nivel de concentración del suelo fue superado en la provincia de Santa Fe, según se puede observar en el Gráfico 4.


Gráfico 4.
Evolución de las superficies medias de las EAP’s

Estos indicadores no sólo sirven para ratificar la orientación de la selección del área representativa hacia la provincia de Santa Fe, sino que dentro de ella a priorizar el análisis de su Región Central, en función de que en relación con la complejidad que denota el cambio del modelo agrícola, es la que mayor transformaciones muestra (a partir de la combinación de expansión de la superficie y del impacto de las innovaciones incorporadas a la misma), mientras que en el resto de las variables socioeconómicas analizadas manifiesta un posición intermedia entre un sur con mayores niveles de desarrollo relativo y un norte con rasgos estructurales de mayor marginalidad.

1.2. Las fuentes de información y sus límites
El avance en el proceso de verificación de la hipótesis de trabajo tropezó desde su inicio con la significativa restricción de información disponible, en función de que:
• La información censal que se genera a través del Sistema Estadístico Nacional (SEN), que releva indicadores de población, vivienda y mercado de trabajo, produjo sólo dos lecturas a lo largo de las dos décadas en análisis, las cuales se ubican al inicio (1991) y la mitad (2001) del periodo estudiado.
• Dicha información censal fue procesada tanto por el INDEC como por los institutos o direcciones provinciales de estadística. Pero dichos procesamientos detentan diferencias metodológicas significativas —especialmente en lo que se refiere a la delimitación de las áreas geográficas—, lo que hace inviable el cruce de información de las diferentes fuentes.
• Al margen de los censos, se dispone también de los relevamientos muestrales periódicos6 que producen información referente a la estructura social, laboral y de ingresos de los dos Grandes Aglomerados Urbanos (GAU) de la Provincia desde la década del 70. A ellos se les suma otro llevado acabo a instancias del municipio en la ciudad de Rafaela. Este relevamiento se realiza con una frecuencia anual, desde principios de la presente década.

De este modo, la información secundaria disponible para llevar a cabo este análisis está restringida a:
• Los Grandes Aglomerados Urbanos (GAU) de la región, con lecturas semestrales (y trimestrales desde 2003) a través de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), con información que en la mayoría de los casos recorre todo el período de análisis.
• El conjunto de localidades (tanto GAU, como de inferior tamaño), sobre cuyas estructuras del mercado laboral sólo se tienen lecturas en el año 1991 y el 2001, con la restricción que de aquellas localidades de tipo rural (inferiores a 2000 habitantes), sólo se obtienen resultados del censo 2001.

La —ya señalada— incompatibilidad en los procesamientos producidos por las delegaciones provinciales del SEN y los generados a nivel nacional tornan imposible la generación de un estudio diacrónico que refleje la evolución de los mercados de trabajo del universo de “tipos” de localidades definidas, razón por la cual se estableció una estrategia de trabajo que asegure una aproximación sincrónica al mismo (ver punto 1.3), a partir de un proceso de producción de información primaria que dé cuenta del estado actual (lecturas al 2009) de la estructura de los mercados laborales de las micro, pequeñas y medianas localidades de la región seleccionada.

1.3. Selección de casos
La trama urbana del área central santafesina (incluidas dentro de la misma las micro y pequeñas localidades) resulta semejante a la descripta a nivel regional y provincial, con la única excepción que la misma no cuenta con aglomerados urbanos mayores a los 500.000 habitantes. La estructura y densidad de la trama urbana a nivel regional, provincial y del área de estudio, se presentan en el Cuadro 1.

Cuadro 1. Estructura y densidad de la trama urbana en diferentes territorios

Ya que de los tipos que se verifican en el área representativa seleccionada, los dos de mayor magnitud (Gran Santa Fe y Rafaela) son cubiertos con los relevamientos periódicos de la EPH, se ha planteado en la estrategia metodológica asegurar la cobertura con al menos un relevamiento similar al de la EPH, a cada uno de los “tipos” de localidades que tienen presencia en el área. La delimitación de las localidades a relevar a un caso en cada uno de los tipos vacantes, si bien obedece a la lógica restricción de recursos disponibles para llevar a acabo estos relevamientos, resulta absolutamente compatible con el carácter exploratorio de esta línea de investigación, cuyo objetivo explícito es la identificación de emergentes, es decir de los rasgos característicos y distintivos que pueden encontrarse en estos aglomerados urbanos. Razón por la cual la selección de los casos, o sea, localidades que serán muestreadas, no responde a criterios de representatividad estadística, sino a una selección teórica que sólo asegure la cobertura de los distintos tipos y que, además, procure garantizar la cobertura de la mayor variabilidad de tendencias de comportamiento en materia de trayectorias urbano–productivas. A partir de ello el proceso de selección de las ciudades se basa en algunas evidencias empíricas a partir de la escasez estructural de información a la que ya se hizo referencia. Sin duda, esta selección no azarosa de las ciudades junto a la no representatividad estadística que tiene el número de localidades a relevar no le otorgan a las conclusiones de este trabajo representatividad estadística, pero sí asegura la representatividad teórica de los emergentes que en materia de comportamientos se identifican en las localidades relevadas.
A partir de este criterio se seleccionó:
• En el estrato de 50.000 a 500.000, dos aglomerados: en primer lugar, el AU Gran Santa Fe, cubierto a partir de los relevamientos periódicos de la EPH del INDEC; en segundo lugar, la localidad de Rafaela, también cubierta, pero en este caso por parte de la Municipalidad de dicha ciudad mediante el ICEDEL.
• En el estrato de 10.000 a 50.000 habitantes, a la ciudad de Esperanza, por su particular perfil industrial que la ubica, dentro de los límites de su estrato, como referente en la Región Central santafesina.
• En el caso de 2 a 10.000 habitantes, se ha seleccionado a la localidad de Llambi Campbell. En este caso primó el criterio de relevar a una pequeña localidad con un claro perfil agrícola. Sus más de 100 años de historia productiva le dieron a esta localidad una distintiva vocación productiva agropecuaria que, en la actualidad y producto de las transformaciones de los últimas décadas, muestra una clara hegemonía agrícola, no sólo por la producción que en su contexto territorial se lleva a cabo, sino por ser una de las localidades que mayor prestaciones de servicios agrícolas exporta,7 tanto al resto de la Provincia como a provincias limítrofes.
• Para el estrato de tamaño inferior a los 2.000 habitantes, se seleccionaron tres localidades: San Agustín, Colonia Bicha y Bauer y Sigel. Las dos últimas se encuentran en el departamento Castellanos, próximas al límite con la provincia de Córdoba y alejadas de los centros urbanos más importantes de la Provincia. Colonia Bicha contaba hacia 2001 con 107 habitantes mientras que en Bauer y Sigel residían, a la misma fecha, 217 personas. La selección de San Agustín obedece a un patrón particular que es el hecho de ser una microlocalidad con una alta proximidad a una ciudad de un tamaño sustantivamente mayor con la que no tiene continuidad física. Esta situación contribuye para que no sea parte del conglomerado principal, no obstante lo cual varios mercados —entre ellos el laboral— están fuertemente permeados por la proximidad aludida.

A continuación, se presentan algunas características distintivas de las tres localidades relevadas por el proyecto de investigación:
• Las localidades de San Agustín, Colonia Bicha y Baur y Sigel son las de menor envergadura poblacional relevada. Forman parte del heterogéneo grupo de las microlocalidades. Dos de ellas se encuentran relativamente alejadas de los centros urbanos de la región. Por su parte, la tercera localidad (conformada por 107 familias) se encuentra a muy pocos kilómetros del aglomerado Santa Fe y, por lo tanto, está en su área de influencia.
• Si bien San Agustín, Colonia Bicha y Llambi Campbell (localidad representativa de las de pequeño tamaño —entre 2.000 y 10.000 habitantes—) comparten trayectorias productivas ligadas a la producción primaria y de alimentos, no comparten el mismo tipo de producción. Mientras que San Agustín y Colonia Bicha son localidades con predominio de la producción tambera, Llambi Campbell es predominantemente agrícola.
• Llambi Campbell, de aproximadamente 600 hogares, se encuentra más alejada de los grandes aglomerados urbanos del centro provincial y presenta un desarrollo más de tipo autocentrado, fuertemente impactado por las transformaciones tecno–organizacionales ocurridas en la agricultura.
• El carácter cuasi “satélite” de San Agustín contrasta con el de mayor autonomía y autorreferenciado de Llambi Campbell, poniendo a ambas localidades en una situación diferenciada a la hora de concebir un desarrollo endógeno.
• Esperanza, por otra parte, es una pequeña ciudad ubicada dentro de los estratos de tamaño intermedio. De esta manera, se posiciona en una situación equidistante entre las micro y pequeñas localidades y los GAU.

1.4. Determinación de las muestras representativas
Al momento de determinar el tamaño muestral y el criterio de distribución de la muestra en el espacio urbano, se presentan dos situaciones problemáticas que deben ser distinguidas:
1. las localidades pequeñas donde no es posible estratificar a la población, y
2. las localidades grandes en las que es posible la estratificación debido a su tamaño, tal como lo hace el INDEC en el relevamiento de la Encuesta Permanente de Hogares en grandes aglomerados.

En las MyPL localidades no se cuenta con una información censal que permita estratificar el espacio a relevar, pues el nivel de análisis del censo es el radio que coincide, y a veces supera, el área de cobertura de las pequeñas localidades. Por ello, no es posible distinguir características diferenciales al interior de estas localidades y resulta inviable realizar muestreos estratificados apriorísticamente y por aglomerados diferenciales. En base a ello se procedió a seleccionar una muestra aleatoria simple, suponiendo que la variable proxy indicadora del nivel socioeconómico es el nivel educativo, operacionalizado en este caso a partir de los años de escolaridad aprobados por el jefe de hogar, lectura que se hace del CNPyV 2001. Frente a ello, se aseguró un intervalo de confianza del 90 %, con un error permitido inferior al 10 %; se tomó el tamaño de la población registrado en el Censo 2001, criterio que determinó tamaños de muestras de 80 hogares (que cubrieron a 282 personas) en Llambi Campbell, 53 hogares (que incluyeron 176 personas) en San Agustín, 21 hogares (con un total de 90 personas) en Bauer y Sigel y 10 hogares (con un total de 41 personas) para el caso de Colonia Bicha. Una vez obtenido el tamaño de la muestra, se procedió mediante una selección sistemática de viviendas cuidando que las mismas estén distribuidas en la localidad de forma proporcional a la distribución de la población.
En el caso de las pequeñas ciudades como Esperanza, es posible realizar una estratificación de la población y, por lo tanto, reducir sustancialmente el error permitido. La determinación del tamaño muestral para estas localidades implica un cálculo en dos etapas tal como lo hace el INDEC para el relevamiento de la EPH. Partiendo de la información que surge del CNPyV 2001 por radios y fracciones censales y considerando el caso de la ciudad de Esperanza, que por su tamaño abarca 2 fracciones y 29 radios, se estimó pertinente realizar un muestreo bietápico estratificado en dos etapas:
Primera etapa: se determinó el tamaño de la muestra de radios censales estratificados en base al nivel educativo, siguiendo una clasificación similar a la adoptada por INDEC para la EPH tras el rediseño muestral de 1991. Más específicamente, esta estratificación toma las variables identificadas por INDEC pero se alteran los rangos. Este cambio se hizo al observar las características propias de la localidad de Esperanza a fin de lograr mayor precisión.
Segunda etapa: se determinó la muestra en hogares dentro de los radios censales elegidos. Para la determinación de la cantidad de hogares a encuestar se asumió a cada radio censal como un estrato replicando el procedimiento anterior, pero ahora al interior de cada radio censal seleccionado. En este caso también la variable de análisis fue el nivel educativo, asumida como proxy del nivel socioeconómico.

Siguiendo lo comentado anteriormente, para la estratificación de los distintos radios censales se utilizó el nivel educativo en base al INDEC utilizando dos variables cruzadas:

X = Porcentaje por unidad primaria de jefes que nunca asistieron a establecimiento educativo más el porcentaje de jefes que tienen nivel educativo “Primario incompleto”
Y =
Porcentaje por unidad primaria de jefes con nivel educativo “Universitario completo”

Así se garantiza un 90 % de confianza en las estimaciones con un error del 5 % dado que se ha alcanzado una muestra.

2. Análisis comparado de los mercados de trabajo de las localidades testigo

Hechas todas las aclaraciones pertinentes, se debe mencionar que se observan diferencias significativas entre las localidades analizadas, las cuales sin duda responden tanto a sus diferentes envergaduras como a sus perfiles productivos. En relación con los activos con que cuentan las diversas localidades seleccionadas (en materia de formación de sus recursos humanos), se observan diferencias notorias en el máximo nivel educativo alcanzado por los jefes de hogar (JH); las mismas distinguen nítidamente las micro y pequeñas localidades de los grandes aglomerados, encontrándose los estratos intermedios de localidades precisamente en una posición equidistante. Así, respecto de los recursos humanos con bajo nivel de instrucción (primaria completa o menos), en las micro y pequeñas localidades se ubica casi el 70 % de sus JH, mientras que en el GAU de la Provincia la participación es próxima al 37 %; la pequeña ciudad de Esperanza se ubica en una posición intermedia con un valor del orden del 45 %.
En el otro extremo de la escala, que destaca altos niveles educativos (terciario incompleto a universitario completo), se sostiene la diferencia señalada. Concretamente, en el único gran aglomerado de la Provincia esta categoría promedia una participación de los JH del orden del 29,2 %, mientras que en las micro y pequeñas localidades la misma se encuentra en el orden 11 %, y alcanza un 19 % en el caso de Esperanza. En relación con los principales indicadores del mercado de trabajo, se observa en la tasa de actividad dos patrones de comportamiento. Mientras que en las micro y pequeñas localidades y en la pequeña ciudad las tasas rondan el 46 %, en las ciudades intermedias y en el aglomerado urbano la tasa de actividad supera el 50 %.
En las tasas de ocupación y desempleo se visualizan diferencias interesantes. En las micro y pequeñas localidades y en la pequeña ciudad pueden observarse menores niveles de desempleo (mayor tasa de ocupación). Mientras que en las ciudades intermedias y en el GAU de la Provincia las tasas de desempleo sobrepasan el 10 %.
En cuanto a las tasas de subocupación (horaria), el comportamiento es inverso al anteriormente descripto, siendo los estratos de mayor tamaño (pequeña ciudad, ciudad intermedia y GAU) los que muestran tasas de subocupación inferiores. Por su parte, si bien las micro y pequeñas localidades no presentan un comportamiento homogéneo, en ambos casos superan las tasan observadas en los tipos urbanos de mayor tamaño. Analizando la intensidad de la ocupación, son notables los altos guarismos de empleo de baja intensidad que se encuentran en los tipos urbanos de menor tamaño, donde se verifican valores que llegan a duplicar el de el GAU de la Provincia. Por otra parte, también se destaca que las micro y pequeñas localidades analizadas detentan un nivel de sobreempleo (mayor a 45 horas semanales), un 10 % más alto del que se verifican en el resto de las ciudades. En relación con la categoría ocupacional, se sostiene la diferencia entre el GAU de la Provincia y el resto de las localidades, las cuales se ubican, para el caso de obreros y empleados, en orden a un 14 % por debajo de la relevancia que esta categoría tiene en las ciudades de mayor envergadura. Lo contrario ocurre en el caso del cuentapropismo, ya que son las micro y pequeñas localidades y la pequeña ciudad las que se ubican con un valor un 30 % superior al que reflejan los tipos urbanos de mayor tamaño.

Cuadro 2. Actividad, empleo y desempleo al 2009

Sin observar diferencias significativas en las categorías de patrones (salvo el caso de la pequeña localidad), otro factor distintivo lo conforma el mayor nivel relativo de trabajadores familiares no remunerados8 ubicados en las micro y pequeñas localidades y en la pequeña ciudad en un valor que llega a septuplicar la participación que tiene esta categoría en el GAU de la Provincia. En esto conforma un caso particular la pequeña localidad relevada, sin duda influenciada por el tipo de actividad productiva dominante, que en este caso es el del conjunto de actividades (productivas y de servicios) relacionadas a la agricultura En esta pequeña localidad la mayor parte de los trabajadores familiares no remunerados son jóvenes (hasta 25 años) y en menor medida se puede observar la presencia de adultos mayores de 51 años y de mujeres en edad central (entre 25 y 26 años). Este tipo de trabajo se concentra fundamentalmente en la rama “cultivos de productos agrícolas en combinación con ganadería” (donde participan la totalidad de los varones jóvenes y de las mujeres en edad central incluidos en esta categoría) y en menor medida es posible visualizar la presencia de mujeres jóvenes y adultas en la rama “otras actividades comerciales”.
En relación con el sector y ámbito laboral de la población de las localidades relevadas se ha generado una lectura procuró una aproximación al reconocimiento del ámbito (rural o urbano) al que esta dirigida la actividad laboral, independientemente del sector en que ésta se lleve a cabo. De esta manera, buscó recuperarse la cuantía del trabajo en el sector manufacturero y de servicios, dirigida directamente a la actividad agropecuaria, ya sea como servicios agropecuarios o como comercialización de sus productos y/o insumos o enseñanza rural, entre otros. Se observa, así, el hegemónico origen rural que detentan las bases de sustentación económica de la pequeña localidad. En cuanto al ámbito en el cual se desarrollan las tareas, mientras que en las micro y pequeñas localidades la participación en el ámbito rural fluctúa entre el 25 % y 39 %, para la pequeña ciudad de Esperanza apenas llega al 3 % de los ocupados. Por otra parte, a diferencia de San Agustín y Esperanza, la localidad de Llambi Campbell presenta un porcentaje elevado de puestos de trabajo vinculados al sector agropecuario.

3.1. Calidad del trabajo asalariado
En los últimos 30 años se desarrolla, como fenómeno generalizado, una creciente pauperización de la calidad de las condiciones de trabajo de los empleados. En nuestro país, estas tendencias fueron significativas y más aún, pudieron ser leídas mediante aproximaciones cuantitativas, si bien normalmente estos estudios han tenido un sesgo decididamente urbano.
Tanto en esta línea de investigación, como en muchas otras, se llega a la conclusión de que en los últimos años las transformaciones tecnológicas, organizacionales e institucionales ligadas a la producción agrícola han fragilizado y degradado las históricas relaciones del trabajo moderno en el mundo rural, influenciado negativamente las condiciones de vida de los habitantes de las micro y pequeñas localidades, volviéndolas más vulnerables e inequitativas. El desafío es, por lo tanto, lograr aplicar categorías utilizadas en las últimas décadas para medir las transformaciones sociales de las grandes aglomeraciones urbanas, para describir y comprender las dinámicas de las relaciones laborales en las pequeñas localidades. Tal es el caso del análisis de los niveles de precariedad laboral, el cual fue operacionalizado en la categoría de empleados a partir del reconocimiento de alguna de las siguientes cuatro condiciones: a) no tener aportes previsionales, y/o b) el carácter temporario de su trabajo; y/o c) no tener vacaciones pagas, y/o d) no percibir el pago de aguinaldo En este sentido, los emergentes del análisis estarían indicando que en las micro y pequeñas localidades los niveles de precariedad hallados llegan a duplicar los del GAU de la Provincia, mostrando niveles especialmente elevados en aquella localidad que se ha caracterizado por su fuerte perfil productivo agrícola. No obstante, esta característica indicativa de una baja calidad del empleo no resulta exclusiva de las comunidades agrícolas, ya que todas ellas, aun las de tamaño medio y perfil más industrial, aunque con diferencias de intensidades, se caracterizan por sus elevados niveles de precariedad (ver Cuadro 3).

Cuadro 3. Precariedad laboral en obreros y empleados

Indagando las actividades donde anida el trabajo precario, se cruzó este indicador tanto con el sector de actividad laboral como con el ámbito territorial, al cual está orientada la actividad laboral (rural —directo e indirecto— o urbana). Los resultados a los que se arriba se presentan en el siguiente cuadro.

Cuadro 4. Precariedad por sector o ámbito territorial para el cual se trabaja

De los dos cuadros anteriores se desprende que la precariedad en las relaciones laborales está más asociada a un patrón de tamaño urbano que a un perfil productivo, con excepción de aquellas actividades que aparecen como actividades refugio, de lo que se da cuenta en investigaciones paralelas de carácter cualitativo que forman parte del presente proyecto de investigación. Otra mirada que se orienta a reconocer las características asociadas a las relaciones laborales precarias se lleva a cabo cruzando dicha variable con el nivel educativo. Aquí se evidencia que la correlación verificada tradicionalmente en los GAU, en los cuales los más altos niveles educativos no sólo aparecen ligados a mayores ingresos, sino a mejores condiciones laborales, colapsa en el hábitat rural, contenedor de las micro, pequeñas y medianas localidades.

3.2. Trabajo e ingreso en la Región
En la línea de investigación planteada, se propuso indagar respecto de la estructura de ingresos de la región, procurando sostener el esquema de análisis comparativo entre los principales tipos urbanos. Para ello y como modo de lograr el número suficiente de respuestas que aseguren su representatividad, se apeló a incorporar preguntas semiestructuradas (con detalle de estratos alternativos de ingresos). Las respuestas obtenidas en los relevamientos realizados y las que emergen del reprocesamiento de las bases de usuario del INDEC de los GAU provinciales se vuelcan en el Cuadro 5

Cuadro 5. Distribución de la población según niveles de ingreso laboral

Tal como se evidencia en el cuadro anterior, en las micro y pequeñas localidades es significativa la frecuencia de “bajos” ingresos (por debajo de los $400 mensuales), al menos en términos comparativos con respecto a los GAU analizados como también de una localidad mediana como Esperanza. Esta situación distintiva de estos tipos urbanos, aun con perfiles productivos marcadamente diferentes, muestra un cuadro de carencias y fragilidades que otorgan un sentido diferente de las bajas tasas de desempleo abierto que también las caracterizan, desdibujando sus posibles efectos positivos. Como contracara de ello, analizando el tramo de altos ingresos, se destaca la situación de la Pequeña Localidad, que difiere claramente de las microlocalidades. En este caso, la pequeña localidad agrícola señalada muestra la existencia de un grupo poblacional de muy altos ingresos mensuales (por sobre los $10.000), de una envergadura tal que no se verifica en ningún otro tipo urbano. Si se analiza, en cambio, el tramo de altos ingresos (más de $5.000 mensuales) la localidad Pequeña Localidad casi se equiparará a los tipos urbanos de mayor envergadura, quedando rezagadas las micro localidades, detalle que se observa en el siguiente Cuadro, donde se agrupan los estratos de ingreso en tres niveles.

Cuadro 6. Distribución de la población según niveles de ingreso laboral II

Analizando el comportamiento del ingreso por grupos etarios (Cuadro 7), se destaca que tanto en la pequeña localidad como en la pequeña ciudad los grupos de edad media y alta (mayores a 26 años) muestran una elevada participación en el tramo de altos ingresos, sensiblemente superior al resto de las localidades.

Cuadro 7. Distribución de la población según edad y niveles de ingreso

También cabe destacar que en el tramo de bajos ingresos resulta relevante la población joven, cuya participación supera en un 30 % a la que detenta la población mayor en ese estrato de ingresos y en un 70 % al de la población de edad intermedia. En este patrón de comportamiento el caso de San Agustín sigue siendo una excepción, ya que el tramo de bajos ingresos es fuertemente relevante en los grupos erarios extremos.

4. Conclusiones y nuevas incógnitas

Sin duda, los emergentes del proceso de investigación desarrollado permiten asegurar la verosimilitud de la hipótesis que promovió a su desarrollo. Las observaciones que emergen del conjunto de localidades analizadas, todas ellas de la Región Central santafesina, muestran sintéticamente:
• Que tanto en las micro y pequeñas localidades, como en las pequeñas ciudades, las tasas de actividad son entre un 10 y un 15 % inferiores a las que se verifican en el GAU de la Provincia como en las ciudades intermedias. No obstante, los niveles de ocupación en los mencionados tres tipos urbanos son sensiblemente mayores que los que se verifican tanto en las ciudades intermedias y en el GAU de la Provincia. Consecuentemente, los niveles de desocupación son inferiores, casi la mitad de los que se verifican en los tipos urbanos de mayor porte
• La tasa de subocupación horaria en las micro y pequeñas localidades es sensiblemente mayor (entre un 60 y el 100 %) a los niveles que se observan en el resto de los tipos urbanos; dentro de ella se destaca la subocupación demandante que es la que realmente sobresale en los niveles leídos en las pequeñas ciudades, ciudades intermedias y GAU.
• En términos de calidad del empleo, en estos espacios urbanos (micro y pequeñas localidades) son notoriamente más deficitarios que los reconocidos en los GAU, con casos extremos donde el mismo alcanza al 70 % de su población de empleados. Si bien la precariedad laboral en las micro y pequeñas localidades se observa en todos los sectores de actividad económica, aquellos donde alcanza mayor intensidad son los sectores primarios y la construcción.
• Este mismo grupo de localidades se distingue por un notorio mayor nivel de trabajo familiar no remunerado, el cual se presenta fundamentalmente concentrado en las actividades agropecuarias y en menor medida en las comerciales, fundamentalmente en jóvenes.
• La misma situación ocurre en materia de ingresos; su distribución aparece notoriamente más inequitativa, con altas proporciones de población en los estratos más bajos de ingresos, afectando además en forma particular los grupos etarios más vulnerables por su razón de dependencia.

Estas situaciones, asociadas también a un sistema donde las condiciones de precariedad laboral parecen poner en tela de juicio la teoría del “Capital Humano”, abren nuevas incógnitas respecto del aporte que a la movilidad social produce la educación formal en estas comunidades. En segundo lugar, se destaca que algunas de las anomalías señaladas no sólo aparecen relacionadas al tamaño de la localidad, sino también al tipo de perfil productivo, tal es el caso de la actividad rural como sustento, la cual aparece incidiendo en: más patrones, mayor empleo, más trabajo familiar no remunerado, mayor porcentaje de población con muy altos y muy bajos niveles de ingreso, entre otros.
Del mismo modo, aquellas localidades que sin integrar GAU se caracterizan por su proximidad, caso de San Agustín, comparten con las otras pequeñas localidades los problemas de calidad del empleo, pero se les suma una mayor desocupación y subocupación y un marcado menor nivel de ingresos. Sin duda, otra hipótesis que aquí se abre está relacionada con en qué medida la falta de un Estado con capacidad de regulación, control e intervención, en estas micro y pequeñas localidades es una de las causas fundamentales que explican las fuertes anomalías que en su mercado laboral se verifican.

Notas

2 Proyecto de investigación PICT Red N° 2169 ANPCyT–FONCyT integrado por investigadores de las Universidades Nacionales del Litoral, Rosario, Entre Ríos, Córdoba, Río Cuarto, Villa María, San Luis y Universidad de Toulouse Le Mirail (Francia).

3 Proyecto de Investigación en Red, Programa CAI+D: 12/R, Universidad Nacional del Litoral.

4 La Región Sur está conformada por siete departamentos (Belgrano, Caseros, Constitución, Gral. López, Iriondo, Rosario y San Lorenzo); la Región Central por otros siete: Castellanos, La Capital, Las Colonias, San Cristóbal, San Jerónimo, San Justo y San Martín; y Región Norte por: Garay, Gral. Obligado, San Javier, Vera y 9 de Julio.

5 Estos índices señalan el valor del cociente de la relación de puestos de trabajo ocupados en cada uno de dichos sectores sobre la población total del departamento o partido, sobre el mismo indicador a nivel nacional.

6 Se hace referencia aquí a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), que en el caso de la Región Pampeana cubre todos los aglomerados de más de 100.000 habitantes (CABA, La Plata, Mar del Plata, Bahía Blanca, San Nicolás, Río Cuarto, Córdoba, San Luís, Paraná, Concordia, Rosario y Santa Fe).

7 Aquí se incluyen desde servicios de siembra, cosecha, fumigación aérea y terrestre, transporte de granos y producción de semillas, hasta la figura de contratistas integrales.

8 Se consideran como tales a aquellos que trabajando con quienes tienen una ocupación remunerada le ayudan en la misma sin recibir pago alguno por su trabajo en función de existir una relación de parentesco.

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