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Relaciones internacionales

versão On-line ISSN 2314-2766

Relac. int. vol.30 no.60 La Plata jan. 2021

 

Lecturas

Relaciones Internacionales: Una teoría crítica desde la periferia sudamericana

Ana C. Herrera Jotta1 

Nattia A. Ibañez Diosquez2 

Stephanie Copacabana Villarreal Zogbi3 

1IRI - UNLP

2IRI - UNLP

3IRI - UNLP / UBA

Gullo, Marcelo. Relaciones Internacionales: Una teoría crítica desde la periferia sud-americana. 2018. Biblos, Buenos Aires: 320p. ISBN: ISBN: 978-987-691-638-7.

Este título completa una trilogía (Insubordinación y Desarrollo: las claves del éxito y el fracaso de las naciones (2012), La Insubordinación Fundante: breve historia de la construcción del poder de las naciones (2014), editorial Biblos) mediante la cual el autor denuncia la necesidad de un nuevo corpus epistémico que nos permita pensar las Relaciones Internacionales desde nuestro ser y desde nuestro estar. De esta manera, Marcelo Gullo se colocará bajo la misma línea que Alberto Methol Ferré y Helio Jaguaribe al hacer hincapié en las élites de los Estados subordinados, las cuales se educan bajo las ideologías de los poderes centrales y, por tanto, yerran en la identificación de los actores dominantes del sistema internacional y aplazan el camino hacia una insubordinación fundante.

Gullo comienza este libro señalando el excesivo énfasis de las Relaciones Internacionales en el presente, cuando lo verdaderamente necesario radica en una perspectiva histórica, para la correcta situacionalidad del análisis: todo pensar es un pensar de y desde una situación, la cual condiciona nuestra mirada hacia las causas de la decadencia o hacia las de la grandeza. Desde esa perspectiva, el autor problematiza los aspectos incluso más elementales de la disciplina, como ser su origen occidental, su nominación y definición, e incluso la delimitación del objeto de estudio. Entonces, a través de esta universalidad situada propondrá quitar el foco en el porqué de la decadencia de las grandes potencias, para pasar a considerar las causas que permitieron la existencia de actores subordinantes y actores subordinados.

En ese sentido, en el segundo capítulo lanzará la presentación de un nuevo modo de clasificación de los actores internacionales, primero, con las unidades políticas con asiento territorial (UPCAT). A estas las identifica como un conjunto de personas cuyas relaciones van más allá de las estrictamente familiares, que conviven en un espacio que consideran propio y de uso exclusivo, sobre el cual poseen un dominio efectivo, que está sujeta al mando común de algunas de ellas bajo las tradiciones, y que mantiene relaciones políticas con otras unidades con las mismas características. Son ejemplos de UPCAT desde las polis griegas, pasando por los imperios chino, romano o islámico, hasta los actuales Estados-nación, siendo éstos últimos las UPCAT por antonomasia dada la adaptación del mundo extraeuropeo a la ratio occidental.

Para el autor, ninguna UPCAT posee inteligencia o voz que le permita manifestarse por sí misma si no es a través de los seres que la constituyen. El telón de fondo lo conformarán las fuerzas profundas (vale decir, el sentimiento patriótico y la mentalidad colectiva) instaladas en el grupo humano del cual el tomador de decisiones procede y bajo las cuales está obligado a admitir sobre los límites que representan para su actividad.

Por otro lado, define como unidad política sin asiento territorial (UPSAT) a cualquier individuo o grupo de individuos que, sin poseer –ni interesarle– el dominio efectivo formal de un territorio, intenta imponer su voluntad a las UPCAT para cumplir sus propios fines, tornándose así participantes del escenario internacional en el ejercicio del poder que detentan. Y es aquí donde se apartará de la bibliografía clásica sobre los tipos de actores no estatales, para hacer énfasis en una categoría que el autor considera visceral: la oligarquía financiera internacional, la cual, si bien no tiene riqueza por sí misma sino a través de su alianza con los Estados, vulnera los derechos económicos y sociales de los pueblos mediante los llamados “golpes de mercado”.

En ese sentido, la oligarquía financiera internacional está conformada por los miembros con vocación de poder que integran la burguesía financiera mundial y que, motivados por el instinto político, actúan coordinando sus acciones en el sistema internacional para manipularlo en favor de sus intereses. Este actor –que se relaciona estrechamente con otros, como las ONG o las organizaciones delictivas, y que encuentra en los antiguos pueblos nómades su más viejo antepasado– coloca tanto a los Estados más vulnerables del sistema como a los gobiernos de las principales potencias al servicio del capital financiero especulativo internacional mediante la cooptación de las elites de los países con los cuales forja alianzas, para subordinarlos ideológica y culturalmente, y caer en una situación de “imperialismo interno”.

En el cuarto capítulo del libro, el autor trata el Sistema Internacional, citando a Kaplan y brindando sus propias concepciones teórico-conceptuales. Hace alusión a la idea de la “Interdependencia” ligada al concepto de Sistema, y remarca la tendencia a la subordinación de las UPCAT y las UPSAT a la oligarquía financiera internacional.

Destaca que, a través del estudio histórico, podemos aproximarnos al conocimiento de la real naturaleza del poder mundial. Además, afirma que la igualdad jurídica de los Estados en el Sistema Internacional es una ficción, pues la estructura de este siempre es oligopólica. El poder le pertenece a los Estados continentales y a las grandes corporaciones financieras que coordinan sus acciones, los que conforman una verdadera oligarquía financiera internacional y subordinan a las unidades políticas más débiles. Sin embargo, el autor resalta que las UPCAT débiles cuentan con un momento oportuno para buscar consolidar su poder nacional y conseguir un mayor grado de autonomía.

Ya en el capítulo cinco, se refiere al poder político de las UPCAT y las UPSAT. Define lo que para él es el poder en el escenario internacional, para luego pasar a abordar los factores que otorgan poder a un Estado, para lo cual se sirve de las consideraciones hechas por Alvin Toffler y su hincapié en el conocimiento y su aporte de “poder en equilibrio”. Gullo no deja de resaltar la importancia de la revolución científico-tecnológica como trasfondo de la lucha por el poder, pues, el conocimiento es poder.

El académico también se sirve de Raymond Aron y sus conceptos de “fuerza en potencia” y “fuerza en acto” en el ámbito de las relaciones internacionales, para resaltar que fue siempre el “impulso estatal”, el que ha permitido convertir el poder en fuerza en poder en acto.

A entender de Gullo, el poder de los Estados debería ser representado como un arco romano formado por la moral nacional, el carácter nacional, una fe fundante y una élite corrupta moral o intelectualmente que siempre provoca el derrumbe del poder nacional en el largo plazo histórico. Destacando que en el origen del poder de las naciones hay siempre una fe fundante, el autor afirma que la élite británica utilizó al iluminismo como doctrina exportada a los países periféricos para inhibir en ellos la construcción de un poder nacional y, así, subordinar ideológicamente a sus pueblos.

A su vez, se sirve de los conceptos de “umbral de resistencia” y “umbral de poder” como categorías de análisis interpretativos que permiten exponer parámetros existentes en el transcurso de la realidad histórica de las naciones y que determinan su situación relativa respecto a las demás.

Al tratar la ideología y el poder en el sistema en internacional en el capítulo 6, habla de una violencia simbólica por parte de los poderosos del sistema internacional en perjuicio de las masas populares. Esta violencia está dada por la posesión por parte de los privilegiados de los medios de comunicación, legitimando la dominación política y social, fundamental para el establishment.

Con el nuevo milenio se produce el nacimiento de un establishment mundial, al cual le es necesario una política de subordinación ideológico-cultural de todas las UPCAT y de los pueblos, forma de subordinación que Gullo considera la más perfecta de todas, pues provoca la vulnerabilidad ideológica de la unidad política que la sufre, ya que condiciona la formación de la visión del mundo de la ciudadanía y de la élite dirigente. Además, esta forma de subordinación corroe la autoestima de la población, debilitando la moral y el carácter nacionales. Pero destaca también que una gran potencia puede estar subordinada ideológicamente, ella misma, a la oligarquía financiera internacional.

Además, siguiendo a Gubern, destaca que una de las principales características del sistema internacional actual es la telehegemonía, que hace uso del imperialismo cultural mediante los medios de comunicación audiovisuales. Es a través de estos que comienza el tránsito de la sociedad disciplinaria a la sociedad de control, apareciendo así un nuevo paradigma de poder, el biopoder, como nueva forma de dominación.

En adición, también se refiere a la religión, la cual puede cumplir el rol de ideología defensiva contra la subordinación ideológica-cultural. Así, en algunos de los Estados culturalmente sometidos por las potencias hegemónicas, surge como reacción un pensamiento contrahegemónico y cuando ese pensamiento logra plasmarse en una política de Estado, se inicia un proceso de “insubordinación fundante” que, de ser exitoso, rompe las cadenas que atan al Estado con la potencia hegemónica.

Asimismo, afirma que paulatinamente se ha ido instalando la apoliticidad, lo cual configura el mejor escenario posible para el ejercicio indirecto del poder de la oligarquía financiera internacional que no encuentra, hasta ahora, resistencias de real envergadura.

Fiel a su estilo, el Dr. Gullo señala a Gran Bretaña como la primera unidad política en utilizar la subordinación ideológico-cultural como herramienta de su política exterior mediante la exportación del iluminismo y del libre comercio como ideología de dominación, con el fin de suplantar con la razón cualquier idea de trascendencia propia de la fe fundante, con miras a inhibir en la periferia la construcción de un poder nacional; Estado que, a la postre, logró la apertura de los mercados a fin de consolidar su poderío económico, pregonando al libre comercio como un principio científico de carácter universal a fin de exportar sus mercancías a la periferia.

Contemporáneamente señala a la globalización como una visión fundamentalista, un proceso de recolonización cultural llevado a cabo desde la caída del muro de Berlín, toda vez que el mundo se encuentra gobernado por fuerzas que se encuentran fuera del control de los Estados y de los actores sociales bajo una falsa imagen de un mundo sin fronteras. A su vez cita la obra de Reinert, quien ejemplifica históricamente los fracasos ocasionados al aplicar teorías de las élites de los Estados centrales en Estados periféricos. En este panorama, y fiel a su marco teórico neomarxista, propone la descolonización ideológico cultural y la construcción de una teoría alternativa, desde abajo hacia arriba, con pleno conocimiento de los procesos históricos, a fin de lograr profesionales que no carezcan de una formación histórica sólida.

Finalmente, esta obra culmina con el autor citando a Cervo, quien propone la elaboración de una política exterior para América del Sur epistemológicamente adecuada, que vincule valores, proyectos e intereses nacionales de los países emergentes con el fin de alcanzar la máxima autonomía posible y no quedar a merced de las agendas impuestas por el primer mundo. Hace especial hincapié en que el debate principal radica en cómo realizar desde la periferia nuestra propia insubordinación fundante, partiendo desde lo ideológico-cultural.

Define la política exterior en forma restrictiva como aquellas acciones con finalidad política, ya sea ejecutada por órganos oficiales como no oficiales (fundaciones, ONG, etc.), llevadas a cabo por el Estado fuera de los límites de su territorio. Precisa que son las acciones encubiertas las que conforman el núcleo duro de la política exterior. Sin embargo, cuando aborda la política exterior en sentido amplio, señala que un Estado puede optar por la sumisión (subordinación) o la resistencia (insubordinación), las cuales tienen diversos grados.

Por último, desarrolla cuatro categorías teóricas: la subordinación pasiva, la subordinación activa, la insubordinación pragmática y la insubordinación revisionista.

En resumen, esta obra nos invita a reflexionar de manera crítica, desde y para el sur global, brindando nuevas y valiosísimas conceptualizaciones teóricas que permiten elaborar una política exterior basada en los intereses y valores nacionales, a partir de la insubordinación de la periferia respecto del centro.

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