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Anales del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas. Mario J. Buschiazzo

versão On-line ISSN 2362-2024

An. Inst. Arte Am. Investig. Estét. Mario J. Buschiazzo vol.41 no.2 Buenos Aires dez. 2011

 

RECENSIONES BIBLIOGRÁFICAS

Naturaleza y artificio, nociones e interpretaciones

Alicia Novick, Teresita Nuñez y Joaquín Sabaté Bel (directores). 2011. Miradas desde la Quebrada de Humahuaca, Buenos Aires: FADU-UBA, UPC, AECI. 247 páginas.

Desde la remota antigüedad, lo griegos establecieron un par dialéctico fundacional para todo conocimiento posible de la realidad: cosmos y caos, orden y desorden. A partir de allí, la relación de los humanos con lo natural, tuvo su primera escala de aproximación en el paisaje. Es interesante comprobar que esta idea de vincular la Naturaleza/Caos, en cuanto el ingobernable dominio de los dioses, con el Artificio/Cosmos, como posibilidad de creación humana., aparece en la esencia clásica en tanto referente para toda la cultura occidental. Témenos, era la palabra que designaba aquella parte del territorio consagrada a un dios, un bosque, un río, una montaña; un conjunto de templos, una acrópolis, una ciudad entera. o todo al mismo tiempo
Se podría alegar con justicia que las primeras construcciones conceptuales del paisaje que nos ocupa -la Quebrada de Humahuaca- fueron desarrolladas por culturas ajenas a estas consideraciones. Justamente, esta tensión -entre los procesos históricos culturales del territorio y las categorías interpretativas- es la que pareciera alimentar esencialmente a las alternativas teóricas de la noción de paisaje cultural. Entiendo que esta tensión, donde se reúnen dimensiones dispares de Naturaleza, el artificio de lo humano, la idea de lo sagrado y, por lo tanto, la memoria histórica del lugar, es recuperada en la páginas de este texto, "(.) que debe ser leído como un cuaderno de bitácora -según nos proponen sus autores- pues en su interior fuimos superponiendo apuntes que resultan de reflexionar sobre el territorio, el paisaje y los proyectos".
Se trata de un importante trabajo colectivo -nunca tan bien aplicado el plural "miradas"- que fue completado con las investigaciones y las impresiones de veinticuatro autores. El texto se organizó según cuatro secciones, "Paisajes y proyectos"; "Notas sobre la Quebrada"; "Debates sobre el Patrimonio" y "Experimentación", completadas con una última sección dedicada a "Imágenes". Las características de todas ellas están narradas en una completa guía de lectura que aparece en la introducción, "De territorios, proyectos y patrimonio."
Recorriendo las páginas se tiene la impresión de que estamos ante la presentación de una formidable excusa para debatir conceptos y categorías sobre la idea de paisaje cultural, la construcción intelectual del territorio y la emergencia de nuevos instrumentos teóricos. Es así que dentro de este volumen, la Quebrada es una suerte de punto de intersección de varios ejes que buscan poner en verdadera magnitud los debates teóricos y problemáticas internacionales sobre el patrimonio; las tensiones (y contradicciones) entre este patrimonio y la vulnerabilidad social; las variables administrativas e institucionales de la gestión patrimonial; su problemática en la Argentina complementada con otros ejemplos; los proyectos como ejercicio principal de la construcción territorial y, por fin, las miradas, subjetivas y enriquecedoras, que determinan la forma y características del objeto mirado.
En este sentido, resulta inevitable descartar la neutralidad de una publicación de este espesor conceptual. El paisaje de la Quebrada de Humahuaca, construido desde siempre, es reconstruido ahora por esta edición, que lo vuelve a significar, sintetizar e imaginar. Acaso en esta operación este presente la pregunta fundamental a la que se busca dar respuesta. Parafraseando a Patrick Geddes, cuando decía que una ciudad, más que un lugar en el espacio, era una construcción dramática en el tiempo, las preexistencias y la memoria de la Quebrada, ¿pertenecen a la era precolombina?; ¿son coloniales?; ¿del siglo XIX? ; ¿de la década de 1950? En otras palabras, y aunque la respuesta más obvia sea todas o ninguna subyace la necesidad de explicarnos a qué nos referimos cuando hablamos de diez mil años de historia.

Horacio Caride Bartrons

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