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Boletín de Estética

versão On-line ISSN 2408-4417

Bol. estét.  no.47 Buenos Aires jun. 2019

 

Comentarios bibliográficos

François Mairesse y André Desvallées (eds.). Redefinir el museo. Buenos Aires: UNDAV Ediciones, 2018, 242 páginas

Catalina Aldama1 

1UBA-IDAES

La fundación del Museo del Louvre en 1793, a partir de la expropiación de la colección real por parte de la Primera República Francesa, se puede ubicar como un hito inaugural en la historia del museo. Es a partir de este suceso que el museo se instaura, primeramente, en Europa, como una institución de carácter público y nacional. En efecto, su orígen oficial se encuentra indefectiblmente asociado a la consolidación de los Estados Nacionales. Asimismo, su aparición se da en el marco del movimiento cultural de la Ilustración, encarnando el proyecto moderno de incorporar al ciudadano a la vida pública, ejercer influencia y control sobre su conducta, y educar tanto su mente como su espíritu. El desarrollo del museo se afianza durante el siglo XIX, cuando se multiplican dichos establecimientos a lo largo del continente e, incluso, por fuera de él.

Si se observa alrededor del hecho comúnmente señalado como fundacional, se pueden encontrar instituciones similares a aquella que se convirtió en un símbolo. El Museo Británico, inaugurado en 1753 a partir de la adquisición de las colecciones de Hans Sloane por parte del Estado británico, o el Museo Ashmolean de la Universidad de Oxford, instituido con fines científicos en 1683, son algunos ejemplos. Al ir más atrás, se puede continuar la tarea de identificar los antecedentes del museo de la Revolución Francesa, señalado como prototipo. En este sentido, cabría citar primero a las colecciones que fueron pioneras en abrir al público de forma sistemática, como es el caso de la Galería de los Uffizi en Florencia, que lo hizo en 1591. También podemos mencionar como antecesores, por la importancia que tiene el vínculo entre el museo y la colección, las variadas formas que tomaron las colecciones (privadas) de objetos en Europa a partir de la segunda mitad del siglo XIV: las colecciones eclesiásticas, los gabinetes de curiosidades, las Wunderkammer, los studioli italianos, las galerías y pinacotecas, entre otros. Por último, si indagamos en los orígenes de la palabra “museo” llegaríamos hasta la Antigüedad Clásica, donde el término Museion designaba al “templo de las musas”.

Este breve recorrido por la historia del museo nos permite poner a la institución en perspectiva. El museo público, nacional y moderno que aún persiste como la imagen más acabada de la institución, ciertamente comparte algunas determinaciones con establecimientos, espacios, prácticas y denominaciones pretéritas, mientras que, en otros aspectos, se diferencia de éstos. Lo mismo sucede al contrastar las instituciones museales actuales con aquel modelo tradicional. Son y no son el mismo objeto. El presente libro invita a realizar esta reflexión, desde un título que no esconde la propuesta: Redefinir el museo. En efecto, los textos que lo componen intentan aportar una mirada contemporánea del museo e identificar las principales discusiones al respecto de qué es, qué hace, para quién lo hace y por qué.

En 2005, durante la Conferencia Anual del ICOFOM (Comité Internacional para la Museología del Consejo Internacional de Museos, organismo consultor de la UNESCO) realizada en Calgary (Canadá), se acordó una nueva definición de “museo” en reemplazo de la anterior, establecida en 1974. Más tarde, se propuso a algunos miembros del Comité profundizar sus reflexiones acerca de esta discusión. El resultado es este libro, publicado en francés en el año 2008, bajo la dirección de dos directores de museos y miembros del ICOFOM, François Mairesse y André Desvallées, en el que se recogen sus contribuciones y las de otros trece profesionales de distintos países del mundo. El libro fue traducido en 2018 al español y editado por la Universidad de Avellaneda, la cual fue elegida como locación del Simposio Internacional sobre la Definición del Museo del Siglo XXI en 2017 -realizado en alianza con la división regional del ICOFOM- en preámbulo a la Conferencia del año 2020, cuando se revisará, nuevamente, la definición establecida en 2005.

En este sentido, se debe tener en cuenta que la pregunta por la definición del museo surge en el marco de un comité internacional conformado por profesionales de museos y museólogos. Por consiguiente, repensar los alcances del término tiene, por un lado, un fin relacionado con la investigación, en tanto la museología se pregunta por la evolución de su propio objeto de estudio y, por el otro, un objetivo de índole práctica, ya que es de interés para las administraciones gubernamentales, organizaciones internacionales y asociaciones, entre otros, precisar los límites de aquello que se inscribe dentro de la categoría “museo”.

Los textos del libro se organizan alrededor de la llamada “definición de Calgary”, que se presenta a continuación: “El museo es una institución al servicio de la sociedad, que tiene la misión de explorar y comprender el mundo por medio de la investigación, la preservación y la comunicación, en particular a través de la interpretación y la exposición, de los testimonios materiales e inmateriales, que constituyen el patrimonio de la humanidad. Es una institución sin fines de lucro.” Cada uno de los comentarios sobre la mentada definición pone el foco en uno o dos atributos de los que conforman la sintética lista con la que se describe al museo. En este sentido, el libro se constituye como un índice minucioso de las principales discusiones que se han desarrollado durante la década pasada en el ámbito de los museos y de la museología.

Uno de los debates principales se da en torno a la preponderancia que suele tener el aspecto material del museo, no sólo en referencia al contenido, sino también en cuanto al continente. Se cuestiona la primacía del objeto, del patrimonio material, de la colección tangible que es usual en la concepción del museo, pero también se pone en discusión las limitaciones del museo para ir más allá del establecimiento y desarrollarse co-mo una institución más flexible, multidisciplinaria e, incluso, virtual. Esta discusión sucede en el marco de la incorporación del patrimonio inmaterial a la definición del museo, respecto de la de 1974 que no incluía esta acepción. Asimismo, también recoge las propuestas que tomaron impulso entre las décadas del 70 y 80, cuando surgieron nuevos ensayos, como los museos barriales, los ecomuseos y lo museos comunitarios, a la vez que, desde la museología -de la mano de autores como Henri Rivière y Hughes de Varine- se planteó la necesidad de dejar de pensar la función social del museo en términos de la colección, conservación y exhibición de objetos y, en cambio, profundizar la relación de la institución con el público y la construcción de conocimiento. Esto encierra un debate respecto de la especificidad del museo, puesto que, si bien, en términos generales se puede coincidir en que uno de los objetivos de la institución es el de plantear formas posibles de aproximarse al pasado, a la comunidad o al mundo que nos rodea, si no lo hace a partir de la visibilización de determinados testimonios materiales. ¿De qué manera puede abordarlo? Y, además, ¿en qué medida dicha forma sería distintiva del museo?

Otra discusión presente en el libro surge en torno al concepto de patrimonio de la humanidad, una noción arraigada en Occidente que algunos de los autores intentan desarmar. Asimismo, muchos de los comentaristas también cuestionan la necesidad de que el museo se constituya como una organización sin fines de lucro, considerando que algunos museos obtienen ganancias importantes a partir de exposiciones temporales, comercialización de merchandising e, incluso, licenciamiento de su “marca” a nuevos establecimientos. Por último, otro eje de debate recurrente en los comentarios que recoge el libro, discurre sobre la manera en la que la institución debe ponerse al servicio de la sociedad, por lo que se discuten las prioridades del museo entre la conservación, la investigación, la exhibición y la educación, entre otros.

La mayoría de los autores ensayan definiciones alternativas para el museo, en función de los aspectos que consideran más relevantes contrastar con lo ya establecido en el enunciado de Calgary. El último texto del libro pertenece a Mairesse, quien, bajo el título “Museo/Tesauro”, logra recapitular la historia del museo y de la museología, a la vez que pone en relación las distintas contribuciones que compila la obra. Es un artículo que resulta efectivo como conclusión, ya que permite ubicar la importancia que han tenido para las instituciones museales y para la museología los distintos debates que se plantean alrededor de la definición de museo, sopesando el impacto de estas ideas en la manera de concebir y gestionar los museos y en la forma de abordarlos como objeto de estudio. Puede que el museo no haya cambiado tan radicalmente, después de todo.

REFERENCIAS

François Mairesse y André Desvallées (eds.). Redefinir el museo. Buenos Aires: UNDAV Ediciones, 2018, 242 páginas [ Links ]

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