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Boletín de Estética

versão On-line ISSN 2408-4417

Bol. estét.  no.49 Buenos Aires dez. 2019

 

Comentarios bibliográficos

Alejandra Panozzo Zenere. Se contempla, se experimenta. Modos de comunicar del museo de arte contemporáneo. Rosario: UNR editora, 2018, 157 páginas

Isabel Bonina1 

1Instituto Superior Padre Elizalde

El libro a presentar trata de manera descriptiva un aspecto fundamental del museo: la comunicación según las diversas formas que asume, es decir, según cada modelo museístico. Cada variante se encontrará ineludiblemente atravesada por los condicionantes propios de los ámbitos económico, político, cultural y social. La autora recorre con gran solidez el entramado de características que los modelos museísticos han configurado a través del tiempo y, a su vez, que han contribuido a plasmar diversos acervos en la sociedad. Bajo estas consideraciones trata de fundamentar su interpretación de los museos como portadores de distintos dispositivos de disciplinamiento. Se notará prontamente, entonces, una impronta foucaultiana que se extenderá a lo largo de toda la obra.

Es posible reconocer dos partes del libro, la primera concentrada entre los capítulos 1, 2 y 3, donde la autora elabora un recorrido global sobre la creación de los museos y cómo estos generaron las características que hoy los identifican. A partir de allí, indagará sobre los modos de comunicación propios del campo de lo museístico generados a través de diferentes dispositivos. El recorrido inicia con una definición de la museología como aquella que conoce las diferentes formas de administrar la cultura en determinadas sociedades; luego se extiende a un análisis de los distintos aspectos del museo que lo conforman como un dispositivo de comunicación. Partiendo de la concepción de museo como entidad social (mirada propia de la museología critica) se estudian sus diferentes momentos históricos: un momento inicial, donde el arte permaneció en manos de unos pocos, acotado a fines burgueses; luego, un momento en el cual el modelo posmoderno incorpora los espectáculos de masas, en los cuales predomina la atracción y, por consecuencia, queda anulada la elección del espectador. Estas últimas características darán lugar a la aparición del museo contemporáneo, en donde, siguiendo los lineamientos posmodernos, el “ver” y el “hacer” irán de la mano, dando un lugar predominante al campo de lo experimental.

Una vez abordadas las cuestiones históricas, se dará análisis a las implicancias de los museos. La autora introduce aquí la noción de sistema artístico y capitalista, planteando que el museo, como institución propia de un sistema, se encuentra ligado a su contexto y, por lo tanto, a las ideas dominantes de cada época que inciden sobre el arte. En relación a esta última temática (como también podrá encontrarse en el recorrido de toda la obra las remisiones a diferentes autores), son citados Pierre Bourdieu y Jürgen Habermas, entre otros, para fundamentar las argumentaciones que han llevado a la autora a concluir que el museo representa un interés de la época, reflejado precisamente en sus colecciones y la manera de presentarlas. Bajo la asunción de que con el concepto de “industria cultural” se involucra la imposibilidad del carácter autónomo del arte, no es posible figurarse a la cultura por fuera de los patrones económicos, tal como lo respaldan distintos autores de la década del ‘80. Así pues, es el museo de la modernidad el que se replantea cómo legitimar el poder dominante.

Cabe señalar que, si bien el campo analizado corresponde al del modelo contemporáneo, es de gran ayuda contar con el recorrido histórico que realiza la autora, generando en el lector una visión global y clarificadora de la conformación de caracteres museísticos específicos.

Una vez delimitados los rasgos del museo contemporáneo, se presenta al terreno experiencial como su rasgo principal, en el cual el público es también parte del arte. Como consecuencia de las políticas neoliberales de consumo, marca y marketing, el museo ha adoptado una postura propia de la mercancía estética, ofreciendo no solo arte sino también servicios. A través de imponentes arquitecturas, una variedad de exposiciones, tiendas, restaurantes, tecnología y grandes colecciones, se puede notar cómo se utilizan las estrategias comerciales propias de las empresas económicas triunfantes a nivel mundial.

En cuanto a la dimensión comunicativa, un aspecto que se fortalece en el siglo XX debido a las distintas estrategias de comunicación masiva, corresponde aclarar que en el caso de los museos debe considerarse sus diferentes elementos, es decir, no solo las colecciones sino todo aquello que constituye la institución. Se presenta aquí un aspecto primario para el tratado de la comunicación museal: el incremento de ciertos dispositivos propios, la institución no es un medio sino una configuración de medios que se conforma de manera activa en la comunicación. Estos dispositivos son: la exposición, las publicaciones y las plataformas digitales.

En la segunda parte del libro, a partir de un esquema expositivo similar al de la parte anterior, la autora se centrará en la historia de los museos en Argentina (sus modos de comunicación, cómo recopilan y configuran características propias de los museos contemporáneos y cómo influye el contexto en sus acervos). En el ámbito local se ejemplifican e identifican ciertos rasgos de los modelos museísticos que se implementaron en nuestro país. El primer modelo fue marcado por la importación europea del modelo moderno neoclasicista, abocado a la demanda educativa para garantizar los intereses específicos de un sector. La centralidad de Buenos Aires aparece como un rasgo característico de los museos durante este periodo, fundamental para comprender el mecanismo de las instituciones del país ya que el arte, de esta manera, se encontraba delimitado y circunscripto a dicho escenario. Luego, con la crisis de post-guerra y los distintos gobiernos de facto, que despojaron de recursos a la cultura, el vitalismo del arte decayó. Un resurgimiento tuvo lugar con la vuelta de la democracia, en donde se perfiló el modelo museístico contemporáneo. Sin embargo, una nueva crisis afectará el arte con la llegada de gestiones neoliberales en los ’90, en donde los recortes presupuestarios y la inestabilidad económica, acrecentaron la decadencia cultural. A principios del siglo XXI, bajo la consigna de muestras de colecciones contemporáneas, nacen distintos museos en varias provincias argentinas, entre ellos el Museo de Bellas Artes de Bahía Blanca y el Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino de Rosario. Ambos, debido a límites edilicios, deciden crear anexos, que se transformaron luego en nuevas sedes museales contemporáneas llamadas: el Museo de Arte Contemporáneo de Bahía Blanca (MAC) y Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (MACRo). En cuanto a las prácticas comunicacionales, se desarrolla el modo en que los dispositivos específicos (exposición, publicaciones y plataformas digitales) fueron apropiados por ambos museos.

Finalmente, la autora expone la noción de “mixtura”, definida como la característica propia de los elementos en los modos de la comunicación, para referir y englobar todo lo comentado anteriormente. De aquí que concluya en que el sistema capitalista y artístico convergen en la arquitectura, el orden, el trabajo, la política, lo institucional, las relaciones y las prácticas comunicacionales. A través de distintos dispositivos es posible observar la pluralidad de espacios en los modelos comunicacionales, a saber: la conjunción de actitudes, la construcción de una identidad para el logro del reconocimiento social, las lógicas de trabajo implementadas referidas a un propósito común en donde convergen lo económico, el poder, el consumo, los intereses, las necesidades y la gestión.

REFERENCIAS

Alejandra Panozzo Zenere. Se contempla, se experimenta. Modos de comunicar del museo de arte contemporáneo. Rosario: UNR editora, 2018, 157 páginas [ Links ]

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