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Boletín de Estética

versão On-line ISSN 2408-4417

Bol. estét.  no.60 Buenos Aires set. 2022  Epub 01-Set-2022

http://dx.doi.org/10.36446/be.2022.60.297 

Comentarios bibliográficos

Silvia Vizzardelli. Teleplastia. Saggio sulla psiche interrotta. Napoli-Salerno: Orthotes, 2021, 194 páginas.

Marianela Calleja1 

1 UNS

Cuando Kierkegaard quiso dejar la actividad de escritor, lo que llamó “el mundo del hombre estético” y “dedicarse a la vida de pastor” terminó en una argucia: escribir reseñas, lo que no hizo sino reafirmar su condición. Las reseñas podrían verse como una forma de dar voz en el nombre de otro a ideas que se gestan y al dar voz, de darse completamente al mundo (véase Patricia Dip, Kierkegaard. Estudio preliminar y selección de textos, Buenos Aires, Galerna, 2018, pp. 135-138 y 233-239). Por lo que el pretexto de alejarse provocó el volverse cada vez más cerca al mundo de su presente. Sus reseñas de novelas de la época eran críticas sociales. Y aquí reside el legame que existe entre una filosofía de la individualidad en Kierkegaard hacia una de lo colectivo, que imbrica tan bien su pensamiento con uno liberador a lo Gramsci (Dip 2018: 15).

Reseñar Teleplastia. Saggio sulla psiche interrotta de la filósofa italiana Silvia Vizzardelli opera doblemente en este sentido kierkegaardiano inicial. Por un lado, mostrar el estado presente de estas investigaciones, que con un episodio como el reciente confinamiento sanitario han asumido una nueva luz, por el acento sobre la cuestión de crear formas mediante comunicación a distancia. Por otro lado, porque Kierkegaard habló de “inmediatez”, término esencial que recorrerá este ensayo. Kierkegaard habló de la inmediatez de la vida estética, en la cual la música sería la reveladora de una naturmagten (en danés, “fuerza de la naturaleza”), en relación a su poder fuertemente sensual, primer movimiento del eros que no puede ser puesto en palabras.

Silvia Vizzardelli, filósofa de la música, nos llevará desde una inmediatez como primera elemental acepción, la del ver y el tocar, a otra mucho más perspicaz y sutil, que tiene resonancias con la búsqueda kierkegaardiana espiritual más allá de la sensualidad inmediata. Según Blanchot, autor en quien se apoyará, “[l]a presencia inmediata es la presencia de lo que no puede estar presente, la presencia de lo inaccesible, una presencia que siempre excluye o trasciende el presente” (La conversazione infinita. Scritti sull’ insensato gioco di scrivere, Torino, Einaudi, [1969] 2015: 47-48). La inmediatez que pensó Blanchot paradójicamente como distancia, la inmediatez de la “no-relación” y la interrupción en el lenguaje y las relaciones, pero mucho antes caracterizadora de toda la experiencia mágica en tanto espontánea, en tanto ésta no exhibe ligazón causal, y que permeará toda la labor psicoanalítica de Lacan, llegando a acentuarse radicalmente en nuestros días con las nuevas experiencias de comunicación remota.

El punto de partida de Vizzardelli se inscribe así en un problema que excede la historia de la filosofía y que ha causado espanto a filosofías ortodoxas. El conocimiento mediúmnico, la magia, y la relación que toda esa experiencia tiene con la cura a través de la palabra y el origen del psicoanálisis mismo. Se trata de un ensayo de filosofía del psicoanálisis o de sus fundamentos. Y en este sentido apartado de la visión freudiana literal de la inacción o interrupción como perturbación narcisística, o la idea de la impotencia literal. Porque lo que aquí se rescata es justamente lo opuesto, la inacción o acción remota como potencia de nuevos modos del encontrar y encontrarse: “Teleplastías, telegrafías, telepatías. No hablaremos de otra cosa en este libro, en la creencia de que además de la filosofía, el psicoanálisis también ha podido hacer una contribución esencial en la dirección de estas correlaciones a larga distancia. Diría más: el psicoanálisis ha hecho de la hipótesis de una relación sin relación su punto fuerte, aun cuando parecía no darse cuenta. La escucha del analista es a la vez intensa y disociada” (22).

Las teleplastías son fenómenos visuales curiosos que aparentan definir formas, como por ejemplo rostros de forma espontánea y sin ninguna intervención que se han encontrado en distintas superficies. Tienen vinculación directa con la magia. La magia entendida de una manera diferente a lo pre-lógico. La filósofa Susanne Langer acudió al saber mágico como saber originario del que se desprenden todas las demás formas de arte, para una exploración de la lógica del sentimiento que porta un saber de tipo presentativo (véase Philosophy in a New Key, cap. 7, “Life symbols: The roots of myth”). Vizzardelli unirá una y otra cosa, teleplastía, magia y arte en su concepción del arte como evasión radical y pontificación del desconcierto.

Tele refiere a distancia. Teleplastía, a crear formas a distancia. Telequinesis, al movimiento que se imprime a distancia. Telepatía, afectividad que se despierta a distancia. El mismo psicoanálisis estuvo imbuido de estas prácticas al operar sobre la palabra, fundado en una correlación mente-cuerpo fuera del esquema de las ciencias positivas de su época. La física de Einstein contiene desarrollos sobre acciones espectrales a distancia. Y el mismo Nietszche acudió a este fenómeno cuando refirió a ese extraño efecto de los encuentros con mujeres a distancia en la Gaya ciencia. Todos fenómenos donde la relación se basa en la no-relación, la lejanía se vuelve paradojalmente cercanía.

Vizzardelli acude al mito de Orfeo y Eurídice. El mito del duelo, del fantasma entendido no como evaporación sino como fantoma de consistencia plástica. Acudiré yo al poema de amor de la poeta inglesa Denise Levertov (Here and now, USA: City lights, 1957), evocativo de la experiencia amorosa como portadora de una consistencia inconsistente:

Love poem Maybe I’m a ‘sick part of a sick thing’ maybe something has caught up with me certainly there is a mist between us I can barely see you but your hands are two animals that push the mist aside and touch me.

Es significativo el final del poema donde Levertov acude a la imagen del animal que “aparta la niebla y toca”. Tanto aquí como en el mito de Orfeo: “la renuncia a saturar el espacio intermedio es lo que hace que se eleve más allá el verdadero árbol, el mundo, la verdadera Eurídice” (19). El poema encierra otra manera de decir esa intimitá clandestine que vivencian los cuerpos a distancia. Sobre la interrupción y la discontinuidad en el amor y la amistad Blanchot escribe, a propósito de su amigo Bataille: “Debemos renunciar a conocer a aquellos a quienes algo esencial nos une; quiero decir, debemos aceptarlos en la relación con lo desconocido en que nos aceptan, a nosotros también, en nuestro alejamiento. La amistad, esa relación sin dependencia, sin episodio y donde, no obstante cabe toda la sencillez de la vida, pasa por el reconocimiento de la extrañeza común que no nos permite hablar de nuestros amigos, sino sólo hablarles, no hacer de ellos un tema de conversación (o de artículos) y sino el movimiento del acuerdo del que, hablándonos, reservan, incluso en la mayor familiaridad, la distancia infinita, esa separación fundamental a partir de la cual lo que separa se convierte en relación. Aquí, la discreción no consiste en la sencilla negativa a tener en cuenta confidencias (qué burdo sería, soñar siquiera con ello), sino que es el intervalo, el puro intervalo que, de mí a ese otro que es un amigo, mide todo la que hay entre nosotros la interrupción de ser que no me autoriza nunca a disponer de él ni de mi saber sobre él (aunque fuera para alabarle) y que, lejos de impedir toda comunicación, nos relaciona mutuamente en la diferencia y a veces el silencio de la palabra” (La amistad, Madrid, Trotta, [1971] 2007: 266).

El otro, no es según Blanchot, Dios o un momento de la existencia superuniversal, sino lo desconocido en su infinita distancia (8). Pero el análisis de Vizzardelli no halla confines y va hacia formas que exceden las relaciones humanas, los fenómenos psíquicos y los físicos como correlaciones a distancia sin interacción causal directa, para adentrarse en un plano de resonancia diversa: La filosofía es teleplástica (21). Y no se refiere con ello a las nuevas filosofías de la plasticidad que apuntan a la capacidad formadora humana. Por el contrario, “nuestro hombre está más bien desplazado, deslocalizado, desequilibrado y no siempre hacia ese ‘efecto orquídea’ que encaminaría a nuestra especie por el camino de la belleza” (10).

La filosofía antigua conoció a los fantasmas, Demócrito creía que éstos eran especie de ídolos a cargo de la ligazón entre las ideas y el mundo y en este sentido, fantasmal, ya se comprende que se producía una discontinuidad entre mente y mundo. Por un lado, el fantasma permite que se comuniquen; por otro, revela una infinita distancia. De las cosas se desprenden imágenes, que son átomos volátiles, y ellas van a parar al ojo para ser incorporadas en su forma inmaterial por el sujeto cognoscente. Según Cantagalli, esto tuvo un origen en la observación: “Muy probablemente, la ingenua invención tuvo su razón de ser a partir de la imagen que se produce en la pupila del ojo humano, hecha espejo por su brillo, de las cosas circundantes” (“La filosofía del fantasma”, Rivista di Filosofía Neo-Scolastica, 22, 1930: 112).

Vizzardelli apunta que el atomismo democríteo, que ha sido el inicio de una visión materialista reduccionista, tiene con el esbozo de la imagen fantasmal, una viable interpretación paralela, que se opone a la tradición materialista del atomismo: “¿Pero estamos seguros de que el pensamiento de Demócrito está consignado, sin tregua, a esta forma de materialismo? En una inspección más cercana en su descripción de los movimientos de los ídolos, el movimiento de un aparato a otro no ocurre a través de un sistema proyectivo, es decir, una correspondencia uno a uno, que trae las sensaciones al alma, sino más bien a través de un sistema de salto” (12).

En una intervención anterior, Vizzardelli, apoyada en Derrida, se dedicaba a exponer el origen doble del pensar (cf. “Sull Notes magico di Freud”). En efecto, pensamos con figuras, imágenes, formas que se desprenden del pensamiento pero no se producen en él. “Cualquier acto creativo escribe una doble partitura. Lo que pensamos, manteniendo la característica de ser, precisamente, un objeto de pensamiento, nunca se identificará, sin embargo, con su producto” (14).

En los cuatro capítulos que configuran el libro, el tema de la magia, el origen del psicoanálisis, la interrupción o separación como inmediatez en la poesía, la filosofía como teleplastía, Vizzardelli arriesga una filosofía que pone todo al revés (“evasión radical”), tanto a filosofías analíticas, como a posmodernismos escépticos. La interrupción, el corte, la deriva y el desvío, vuelven su lectura teleplástica una aventura y una oportunidad para todo pensar que viene.

Ref

1 Silvia Vizzardelli. Teleplastia. Saggio sulla psiche interrotta. Napoli-Salerno: Orthotes, 2021, 194 páginas. [ Links ]

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