Introducción
Las enfermedades respiratorias representan una importante causa de morbimortalidad en la población pediátrica, especialmente en los países de medianos y bajos ingresos.1,2,3) A nivel mundial, en 2019, se reportaron 33 millones de episodios de infección aguda de las vías respiratorias bajas asociada al virus sincitial respiratorio (VSR), 3,6 millones de internaciones y 26 300 muertes en niños de 0 a 60 meses.4
En Argentina, todos los años se observa un aumento de casos en la época invernal asociado a un incremento en la demanda de atención y de hospitalizaciones. El boletín integrado de vigilancia, emitido por el Ministerio de Salud de la Nación, informó que en el año 2019, hasta la semana 50, se registraron 249 860 casos de bronquiolitis (BQL).5)
La pandemia por la COVID-19 originó una modificación en la epidemiología de los virus respiratorios comunes y se observaron cambios en la presentación estacional de las enfermedades respiratorias más habituales.6 Varias publicaciones coinciden en la disminución de la incidencia de enfermedades respiratorias infantiles en la temporada otoño-invierno 2020-2021 en países como España, Bélgica, Cuba, Uruguay, Brasil, Australia, entre otros.2,7,8,9,10,11Esta misma situación se vio reflejada en nuestro país, ya que la cantidad de notificaciones de BQL de los últimos nueve años muestra que los años con mayor registro fueron 2014-2015, con un descenso paulatino y continuo en los siguientes años, un nuevo incremento en 2019 y una cantidad inusualmente baja en 2020 y 2021. En el año 2022, los casos registrados volvieron a incrementarse respecto de los dos años previos, sin llegar a los niveles alcanzados en los años anteriores (195 295 casos de BQL).12
Debido a la falta de medicamentos o vacunas eficaces contra el virus SARS-CoV-2, comenzaron a tomarse medidas en todo el mundo para hacer frente a la rápida propagación del virus, como la suspensión de la presencialidad en escuelas, el trabajo a distancia, el distanciamiento físico y otras intervenciones no farmacológicas reconocidas y recomendadas, como el uso de barbijos y/o máscaras y la higiene estricta de manos, para impedir su transmisión. (2,8,13)
Hasta el momento no se cuenta con estudios publicados sobre el tema en nuestro país. Por este motivo, el objetivo del estudio fue describir las características clínico demográficas de sujetos pediátricos con enfermedad respiratoria internados en un hospital municipal de la provincia de Buenos Aires durante la pandemia por la COVID-19 (2020-2021) y los períodos pre y post pandemia (2019 y 2022).
Materiales y método
Se realizó un estudio observacional, descriptivo, retrospectivo y longitudinal.
Se analizaron los datos de sujetos entre 1 a 180 meses de edad con diagnóstico de enfermedad respiratoria aguda ingresados a la sala de internación pediátrica del Hospital Central de Pediatría Doctor Claudio Zin del Municipio de Malvinas Argentinas, ubicado en la provincia de Buenos Aires, Argentina, entre el 1 de enero del año 2019 y el 31 de diciembre del año 2022. Se excluyeron a los sujetos con estadía hospitalaria menor a 48 horas, alta voluntaria firmada por el adulto responsable del menor o pérdida de datos.
Recolección de datos de la muestra
Los datos fueron recabados por tres kinesiólogas de sala a través de una planilla epidemiológica confeccionada para el registro de las variables con el software de hojas de cálculo Microsoft Excel, versión 15.0 (2013) para Windows, a partir de la información suministrada por el sistema de historias clínicas de la institución y las evoluciones médicas diarias.
Variables
Las variables recolectadas fueron sexo, edad, estadía hospitalaria, entidades diagnosticadas [BQL14, neumonía (NMN)14, síndrome bronco obstructivo (SBO)15, crisis asmática (CA)16, otros diagnósticos17,18,19, COVID-19/BQL, COVID-19/NMN, COVID-19/SBO y COVID-19/CA], antecedentes patológicos previos (respiratorio, cardiovascular, hematológico, neonatal, neurológico, genético, congénito, obesidad, respiratorio y neonatal, respiratorio y cardiológico, respiratorio y neurológico, respiratorio y genético, respiratorio y obesidad, cardiovascular y genético, otro antecedente, sin antecedentes), complicaciones durante la internación [pase a la unidad de terapia intensiva pediátrica (UTIP), neumotórax, atelectasia, derrame pleural, otra complicación, sin complicaciones], mortalidad y reingreso hospitalario en el año (edad, sexo, dos o más ingresos en el año, uno o más antecedentes patológicos previos).
Análisis estadístico
Las variables continuas que no asumieron una distribución normal se reportaron como mediana y rango intercuartílico (RIQ). Para determinar la distribución de las variables continuas se utilizó la prueba de Kolmogórov-Smirnov. Las variables categóricas se reportaron como frecuencia absoluta y porcentaje.
Para obtener el nivel de significación se realizó la prueba de la mediana para muestras independientes. Se consideró significativo un valor p<0,05. Los valores de significación se ajustaron mediante la corrección de Bonferroni para varias pruebas.
Para el análisis de los datos se utilizó el software IBM SPSS Statistics, versión 19.0 (IBM Corp. Armonk, NY, USA).
Consideraciones éticas
Los derechos de privacidad de los sujetos se aseguraron en todos los casos de acuerdo con los principios éticos para las investigaciones médicas en seres humanos de la declaración de Helsinki. El consentimiento informado del sujeto no fue aplicable en este estudio porque los datos se obtuvieron de una actividad rutinaria de vigilancia epidemiológica incluida en el marco de la Ley Argentina 15465/60. Esta investigación no afectó los derechos humanos ni causó daños al medioambiente, a los animales ni a las generaciones futuras. Los datos filiatorios se preservaron mediante codificación en una base de acceso exclusivo de los investigadores. El estudio contó con los recaudos establecidos por las normas éticas y legales que protegen los datos personales según la Ley 25326.
El estudio fue aprobado por el Comité de Ética con el número de registro DI-2022-573 el día viernes 21 de julio de 2022.
Resultados
Durante el período comprendido entre el año 2019 y 2022 se incluyeron de manera consecutiva 3229 sujetos, de los cuales se analizaron 2850 debido a criterios de exclusión. El diagrama de flujo se detalla en la Figura 1. La Tabla 1 informa los datos demográficos de la muestra. En el análisis anual, se observó que durante el año 2019 ingresaron 1136 sujetos; en 2020, se registró una reducción de 765 (67,34%) casos; en 2021, de 788 (69,36%) y en 2022, de 441(38,82%). En la Figura 2, se observa el comportamiento de los ingresos mensuales de manera consecutiva, y a partir del 2020 se describe cronológicamente la toma de decisiones sobre las medidas de aislamiento en el marco de la emergencia sanitaria por la COVID-19. En el 2020, los ingresos comenzaron un ascenso en marzo, pero sufrieron un descenso brusco en el mes abril y, posteriormente, un tímido ascenso hacia los meses de mayo, junio, julio, agosto y septiembre, durante los cuales la cantidad de ingresos fue similar a la del mes de marzo. Si bien en el año 2021 el ascenso de los ingresos comenzó también en marzo, el pico se generó entre los meses de julio, agosto, septiembre y octubre. Algo diferente sucedió en 2022, ya que la cantidad de casos tuvo su pico en mayo y se mantuvo constante durante los meses de junio, julio, agosto y septiembre.
Año | ||||||
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2019 n=1136 | 2020 n=371 | 2021 n=648 | 2022 n=695 | Total n=2850 | valor p | |
Sexo masculino, n (%) | 625 (55) | 203 (54,7) | 348 (53,7) | 359 (51,7) | 1535 (53,85) | |
Edad, mediana (RIQ), meses | 17 (6-48) a | 39 (16-84) b | 30 (10-70.25) b | 27.5 (7-64.5) b | 24 (8-61) | <0,001 |
EH, mediana (RIQ), días | 4 (3-6) a | 3 (2-4) b | 3 (2-5) c | 4 (3-7) d | 4 (3-6) | <0,001 |
Diagnóstico, n (%) | ||||||
BQL | 657 (57,8) | 113 (30,46) | 266 (41,04) | 301 (43,31) | 1337 (46,92) | |
SBO | 235 (20,7) | 89 (24) | 153 (23,61) | 170 (24,46) | 647 (22,7) | |
CA | 194 (17) | 121 (32,61) | 183 (28,24) | 136 (19,57) | 634 (22,24) | |
NMN | 44 (3,9) | 45 (12,12) | 42 (6,48) | 88 (12,66) | 219 (7,68) | |
Otro | 6 (0,5) | 3 (0,8) | 4 (0,62) | 0 (0) | 13 (0,45) | |
Complicaciones, n (%) | ||||||
UTIP | 13 (1,1) | 2 (0,54) | 8 (1,23) | 20 (2,86) | 43 (1,5) | |
Neumotórax | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | 1 (0,14) | 1 (0,04) | |
Atelectasia | 0 (0) | 1 (0,27) | 9 (1,39) | 8 (1,14) | 16 (0,56) | |
Derrame pleural | 0 (0) | 3 (0,81) | 6 (0,93) | 6 (0,86) | 15 (0,53) | |
Óbito | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | |
Otro | 0 (0) | 0 (0) | 1(0,15) | 0 (0) | 1 (0,04) | |
No | 1123 (98,9) | 365 (98,38) | 624 (96,3) | 660 (95) | 2774 (97,32) | |
APP, n (%) | ||||||
Respiratorio | 359 (31,6) | 197 (53,09) | 180 (27,78) | 183 (26,33) | 919 (32,25) | |
Cardiovascular | 4 (0,35) | 2 (0,54) | 3 (0,46) | 3 (0,43) | 12 (0,42) | |
Hematológico | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | 4 (0,58) | 4 (0,14) | |
Neonatal | 56 (4,92) | 11 (2,96) | 19 (2,93) | 27 (3,88) | 113 (3,96) | |
Neurológico | 10 (0,88) | 2 (0,54) | 7 (1,08) | 6 (0,86) | 25 (0,88) | |
Genético | 5 (0,44) | 1 (0,27) | 6 (0,93) | 5 (0,72) | 17 (0,59) | |
Obesidad | 0 (0) | 0 (0) | 3 (0,46) | 4 (0,58) | 7 (0,25) | |
Congénito | 1 (0,09) | 0 (0) | 4 (0,62) | 2 (0,29) | 7 (0,25) | |
Respiratorio y neonatal | 46 (4,05) | 15 (4,04) | 13 (2) | 26 (3,74) | 100 (3,5) | |
Respiratorio y cardiológico | 10 (0,88) | 0 (0) | 3 (0,46) | 1 (0,14) | 14 (0,49) | |
Respiratorio y neurológico | 7 (0,62) | 10 (2,7) | 5 (0,78) | 14 (2,01) | 36 (1,26) | |
Respiratorio y obesidad | 0 (0) | 0 (0) | 23 (3,55) | 4 (0,58) | 27 (0,95) | |
Respiratorio y genético | 2 (0,18) | 4 (1,08) | 11 (1,69) | 16 (2,30) | 33 (1,16) | |
Cardiológico y genético | 0 (0) | 4 (1,08) | 0 (0) | 1 (0,14) | 5 (0,18) | |
Otro | 10 (0,88) | 0 (0) | 3 (0,46) | 0 (0) | 13 (0,46) | |
No | 626 (55,11) | 125 (33,69) | 368 (56,79) | 399 (57,41) | 1518 (53,26) | |
RH, n (%) | 236 (20,77) | 33 (8,89) | 54 (8,33) | 66 (9,49) | 389 (13,64) | |
Sexo masculino, n (%) | 127 (53,82) | 11(33,34) | 22 (40,74) | 42 (63,63) | 202 (51,93) | |
Reingresos ≥ 2, n (%) | 59 (25) | 7 (21,21) | 8 (14,81) | 12 (18,18) | 86 (22,1) | |
Edad, mediana (RIQ), meses | 10 (4-37) a | 22 (15-71) b | 24 (9,25-51) b | 11(4-36) ab | 13 (5-47) | <0.001 |
APP ≥1, n (%) | 147 (62,28) | 28 (84,84) | 32 (59,25) | 38 (57,57) | 248 (63,75) |
EH: estadía hospitalaria. BQL: bronquiolitis. SBO: síndrome bronco-obstructivo. CA: crisis asmática. NMN: neumonía. UTIP: Unidad de Terapia Intensiva pediátrica. APP: antecedentes patológicos previos. RH: reingreso hospitalario. RIQ: rango intercuartílico.
Nivel de significancia estadística p<0,05. Letras diferentes denotan diferencias estadísticamente significativas entre grupos (corrección de Bonferroni).
Al discriminar según el sexo, se observó que el porcentaje de sujetos masculinos ingresados durante los cuatro años consecutivos fue mayor respecto al femenino: 1535 (53,85%) versus 1315 (46,15%).
La mediana de edad global fue de 24 (RIQ: 8-61) meses, sin diferencias entre el sexo masculino y femenino: 24 (7-65) meses versus 24 (9-60) meses, (p= 0,40).
Cuando se analizó la edad de los sujetos ingresados por año, se encontró que la mediana de edad de la muestra en 2019 fue significativamente menor que la ingresada durante los años 2020, 2021 y 2022 (Tabla 1).
En cuanto a la estadía hospitalaria, la mediana de días de internación global fue de 4 (RIQ: 3-6) días, sin diferencias entre el sexo masculino y femenino: 4 (3-6) días versus 4 (3-6) días, (p= 0,20). La Figura 3 muestra la distribución de los días de internación durante el período analizado.
En el análisis de los diagnósticos que motivaron la internación se encontró que la BQL fue el diagnóstico más frecuente en 2019, 2021 y 2022; sin embargo, en 2020 el más frecuente fue la CA. La figura del Material Complementario 1 muestra el comportamiento global acumulado de estas entidades de manera mensual durante los cuatro años consecutivos.
La complicación más frecuente fue el pase a la UTIP en 43 (1,50%) casos y, durante el período de estudio, no se observaron casos de mortalidad.
En lo que respecta a las comorbilidades, 1332 (46,73%) sujetos tenían al menos un antecedente patológico previo y el más frecuente fue el respiratorio, con 919 (32,25%) casos. El 2020 fue el año en el que se registró la mayor frecuencia de casos con al menos un antecedente patológico previo [246 (66,30%)] (Tabla 1).
Cuando se analizó la cantidad de ingresos de la cohorte 2019-2022, se obtuvo que reingresaron 389 (13,64%) sujetos; de ellos, 86 (22,10%) habían ingresado más de dos veces en el año. La mediana de edad global de estos sujetos fue de 13 (RIQ: 5-47) meses y el 63,75% de los casos tenían al menos un antecedente patológico previo. En la Tabla1 ,se describe lo ocurrido anualmente durante el período de estudio.
Análisis COVID-19
La Tabla 2 refleja que en el período de la pandemia por la COVID-19 se registraron 65 sujetos internados en sala con diagnóstico de enfermedad respiratoria provocada por el virus SARS-CoV-2. Esta cantidad representó respecto al total de las admisiones 44 (11,9%) casos en 2020 y 21 (3,24%) en el 2021. Al observar la distribución de las edades por año, se obtuvo que los sujetos ingresados en el período pandémico no tuvieron diferencias significativas (p=0,72). La mediana de edad global del sexo masculino fue de 60 (RIQ: 8-115) meses, significativamente mayor respecto al femenino, que fue de 16 (RIQ: 4-61) meses, p = 0,019. En cuanto a la estadía hospitalaria, la mediana global de días de internación fue de 4 (RIQ: 3-7) días. Entre las enfermedades respiratorias provocadas por la COVID-19, las más frecuentes fueron la CA, la BQL y el SBO. Respecto de las comorbilidades, 38 (51,35%) sujetos tenían al menos un antecedente patológico previo y el más frecuente fue el respiratorio. Finalmente, se observaron 4 casos de complicaciones sufridas durante la internación.
2020 n=44 | 2021 n=21 | 2022 n=9 | Total n=74 | valor p | |
---|---|---|---|---|---|
Sexo masculino, n (%) | 23 (52,28) | 11 (52,38) | 4 (44,45) | 38 (51,35) | |
Edad, mediana (RIQ), meses | 35,5 (6,75-87) a | 60 (3-118) ab | 13 (2-7) b | 27,5 (5,25-96) | 0,04 |
EH, mediana (RIQ) | 3,5 (3-5.5) | 4 (3-6) | 7 (4-10) | 4 (3-7) | 0,23 |
Entidades por virus SARS-CoV-2, n (%) | |||||
BQL | 11 (25) | 7 (33,34) | 7 (77,77) | 25 (33,78) | |
SBO | 16 (36,36) | 2 (9,52) | 0 (0) | 18 (24,32) | |
NMN | 4 (9,09) | 5 (23,80) | 1 (11,11) | 10 (13,52) | |
Ca | 13 (29,54) | 7 (33,34) | 1 (11,11) | 21 (28,38) | |
APP, n (%) | |||||
Respiratorio | 20 (45,45) | 5 (23,81) | 3 (33,33) | 28 (37,84) | |
Cardiovascular | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | |
Hematológico | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | |
Neonatal | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | |
Neurológico | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | |
Genético | 1 (2,27) | 1 (4,76) | 0 (0) | 2 (2,70) | |
Obesidad | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | |
Congénito | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | |
Respiratorio y neonatal | 0 (0) | 0 (0) | 1 (11,11) | 1 (1,35) | |
Respiratorio y cardiológico | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | |
Respiratorio y neurológico | 2 (4,55) | 0 (0) | 1 (11,11) | 3 (4,05) | |
Respiratorio y obesidad | 0 (0) | 1 (4,76) | 0 (0) | 1 (1,35) | |
Cardiológico y genético | 0 (0) | 1 (4,76) | 0 (0) | 1 (1,35) | |
Respiratorio y genético | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | |
Otro | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | |
No | 21 (47,73) | 13 (61,90) | 4 (44,44) | 38 (51,35) | |
Complicaciones, n (%) | |||||
UTIP | 1 (2,27) | 0 (0) | 1 (11,11) | 2 (2,70) | |
Neumotórax | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | |
Atelectasia | 0 (0) | 1 (4,76) | 0 (0) | 1 (1,35) | |
Derrame pleural | 0 (0) | 0 (0) | 1 (11,11) | 1 (1,35) | |
Óbito | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | |
Otro | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | 0 (0) | |
No | 43 (97,72) | 20 (95,23) | 7 (77,77) | 70 (94,59) |
EH: estadía hospitalaria. BQL: bronquiolitis. SBO: síndrome bronco-obstructivo. CA: crisis asmática. NMN: neumonía. UTIP: Unidad de Terapia Intensiva pediátrica. APP: antecedentes patológicos previos. RH: reingreso hospitalario. RIQ: rango intercuartílico. Nivel de significancia estadística p<0,05. Letras diferentes denotan diferencias estadísticamente significativas entre grupos (corrección de Bonferroni).
Discusión
Se advirtió una contundente reducción de las enfermedades respiratorias infantiles durante la pandemia por la COVID-19. Sánchez et al. informaron una disminución de las internaciones por infecciones respiratorias del 85% al comparar los períodos 2019-2020 en la ciudad de Montevideo, Uruguay.2 El estudio de Bermúdez Barrezueta et al. registró una reducción porcentual del 60,7% en el ingreso de BQL en la ciudad de Valladolid, España.6 En Bologna, Italia, Stera et al. informaron que no registraron ninguna hospitalización por BQL en el período 2020-2021 y advirtieron una drástica reducción respecto al año anterior (p <0,001).19 Asimismo, Saravanos et al., en Sydney, Australia, revelaron una disminución del 85,9% en las hospitalizaciones por BQL en el invierno de 2020.20 En nuestro caso, se observó una reducción del 67,34%, similar a lo ocurrido en Valladolid. El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) informó una tasa históricamente baja de porcentaje positivo de VSR durante el período 2020-2021 (<1,0% por semana, en comparación con 12%-16% durante los picos de años anteriores).21
Una de las explicaciones de este suceso surge a partir de la teoría del nicho ecológico de los virus, que se refiere al lugar que ocupan estos en el ecosistema y que de forma dinámica varía según las condiciones meteorológicas y la presencia de otros patógenos. Así, cuando se incorpora un virus estacional, se suele provocar un desplazamiento de otros virus y se observan interacciones entre ellos. Según esta hipótesis, la circulación de SARS-CoV-2 en el año 2020 podría haber desplazado a otros virus. Luego, al disminuir la incidencia de la enfermedad por la COVID-19, pudo haber existido un repunte de infecciones por virus respiratorios comunes.6 Esto tendría lugar a partir de la capacidad de algunos virus de interferir y bloquear la infección por otros virus respiratorios, ya sea por la competencia de los receptores virales en la mucosa de las vías respiratorias o la producción de interferón por las células infectadas de las vías respiratorias.7
Otro aspecto para destacar en la disminución de la incidencia de enfermedades respiratorias consistió en la adopción de medidas para la prevención de la enfermedad por la COVID-19 que se asociaron con una significativa disminución de las enfermedades diseminadas a través de gotas y por contacto. Hay coincidencia en que las medidas aplicadas para controlar la transmisión de SARS-CoV-2, como higiene de manos, uso de barbijo y distanciamiento social, han contribuido a reducir la circulación de los virus respiratorios.8,10,22,23,24) La relación temporal entre la relajación de las restricciones sociales en España, en mayo de 2021, y la reaparición de virus respiratorios apoyarían esta hipótesis.6 La obligatoriedad del barbijo en espacios cerrados podría haber contribuido a que el brote epidémico sea menor al de otros años, lo cual limitó en parte la circulación de ciertos virus y el menor porcentaje de coinfecciones.2,25 Una situación parecida ocurrió en Corea del Sur, en donde durante el invierno de 2019-2020 existió un brote de VSR y del virus de influenza. Desde entonces, estos dos virus han desaparecido hasta enero de 2021 debido a la implementación de medidas de prevención no farmacológicas.26
En el análisis de los diagnósticos de ingreso de nuestros sujetos, se observó una fuerte reducción de las BQL en el año 2020 respecto del 2019. Si bien en 2021 y en 2022 se percibió una tendencia en alza respecto al valor alcanzado en 2020, no llegaron a alcanzar la mitad del valor obtenido en 2019. Distinto fue el caso de las CA, las cuales solo sufrieron una leve disminución en 2020, 2021 y 2022 respecto del valor alcanzado en 2019.
La mediana de edad de los sujetos internados por enfermedades respiratorias a causa del virus SARS-CoV-2 durante 2020-2021 fue significativamente mayor, con predominio del sexo masculino. Esta situación coincide con el análisis de los diagnósticos de ingreso, el cual refleja que la mayoría de los sujetos ingresados durante ese período fue a causa de una CA.
En relación a las edades de los niños hospitalizados, Curatola et al. informaron que, en Roma, la mediana de edad de los niños ingresados durante la temporada 2020-2021 fue de 4 meses, sin encontrar diferencia al compararla con los cinco años anteriores.27) La misma situación ocurrió en Finlandia, donde Kuitunen et al. observaron que la distribución por edades de los pacientes se mantuvo similar antes y después del confinamiento.28
Bermúdez Barrezueta et al., en Valladolid, España, registraron una disminución en la mediana de edad de los pacientes hospitalizados durante la pandemia en relación con los ingresados prepandemia (1,6 versus 2,6; p = 0,030).6 En nuestro caso, a diferencia de este último estudio, cuando se comparó la mediana de edad de los sujetos ingresados por año, se encontró que la población ingresada en 2019 fue significativamente más pequeña (17 meses) que la ingresada en 2020 (39 meses), 2021 (30 meses) y 2022 (27 meses). En coincidencia, Saravanos et al., en Sydney, Australia, observaron que la mediana de edad de los niños hospitalizados fue mayor en 2020 que en años anteriores (9 meses versus 6 meses; p <0,0001).20De igual manera, Sánchez et al. notificaron que en Montevideo, en 2019, el 74% de los niños internados eran menores de 2 años, mientras que en 2020 no se hospitalizaron niños menores de 1 año.2)
Al discriminar por sexo, nuestro estudio reveló que la proporción de sujetos de sexo masculino hospitalizados durante los cuatro años (53,8%) fue mayor. Asimismo, Rius-Peris et al. reportaron que el 58,3% de los sujetos internados eran varones.13 De igual manera, Curatola et al., durante la pandemia por la COVID-19, informaron que el 72,7% de los pacientes internados eran de sexo masculino, sin encontrar diferencias con los cinco años anteriores.27También Sánchez Infante et al. encontraron predominio del sexo masculino, con el 54,9% de los casos en el período analizado.9
Los ingresos a UTIP fueron la complicación más frecuente presentada por nuestros sujetos durante los cuatro años estudiados (1,5%), con mayor incidencia en 2022 y menor incidencia en 2020. De manera coincidente, Curatola et al. observaron diferencias en la tasa de ingreso a UTIP, ya que durante la pandemia ningún paciente requirió ser derivado, mientras que durante los cinco años anteriores el 4,7% de los niños registró esa complicación.27 Lo mismo reportó Sánchez Infante et al., ya que al comparar ambos períodos, el 65,1% de los ingresos fue durante el período prepandémico.9 En contraposición, Bermúdez Barrezueta et al. revelaron que los pacientes hospitalizados durante la pandemia presentaron mayor proporción de ingresos a UTIP, en comparación con el grupo prepandemia.6)
La pandemia por la COVID-19 ha originado una modificación en la epidemiología de los virus respiratorios y se observaron cambios en la presentación estacional en varios países. En nuestro estudio, es interesante observar que en 2019 el incremento de los ingresos mensuales comenzó en marzo, con un pico entre junio y agosto, y la cantidad de casos disminuyó posteriormente. Sin embargo, en 2020, los ingresos comenzaron un ascenso en marzo, pero sufrieron un descenso brusco en abril y, posteriormente, un leve ascenso hacia septiembre, momento que la cantidad de ingresos fue similar a la obtenida en marzo. Es decir, no existió el pico habitual de los meses de invierno. En 2021, si bien el ascenso de hospitalizaciones comenzó en marzo, el pico de ingresos se generó entre julio y octubre, algo más tarde de lo habitual. En 2022, la cantidad de casos tuvo un pico en mayo y descendió luego lentamente. Rius-Peris et al. observaron en España que en las cinco temporadas anteriores a la pandemia los ingresos alcanzaron su punto máximo en el comienzo del invierno (diciembre/enero), mientras que los meses de inicio y finalización fueron en noviembre y mayo, respectivamente. La temporada 2019-2020 finalizó más tempranamente y la temporada 2020-2021 difirió significativamente, ya que los ingresos alcanzaron su punto máximo en septiembre (otoño en el hemisferio norte), con una disminución gradual hasta diciembre y un rebrote en enero de 2021 que volvió a descender en febrero.13 En la misma línea, Bermúdez Barrezueta et al. informaron que durante la época prepandémica, el inicio y final de cada temporada transcurría desde octubre hasta abril-mayo y observaron el pico de incidencia durante diciembre-enero. Durante la pandemia, registraron el primer brote epidémico en abril (primavera en el hemisferio norte) de 2021. Observaron un retraso en el inicio de la temporada epidémica que abarcó la primavera-verano.6 Guitart et al. compararon en Barcelona la curva de incidencia de casos en los períodos prepandémicos y postpandémicos y observaron que durante 2010-2019 el pico se ubicó entre diciembre y enero, mientras que en 2020-2021 no existió el pico invernal habitual y sobrevino un pico más tardío en primavera.29 También Ujiie et al., en Japón, compararon la actividad semanal del VSR durante 2021 con la actividad de las últimas cuatro temporadas y reportaron un brote inusual durante la primavera de 2021.30
Existen ciertas implicaciones potenciales de la baja actividad de otros virus durante la pandemia. Para el VSR, con una gran cohorte de niños sin inmunizar, se pueden observar picos tardíos o fuera de los habituales en algunos países. Se especula que las siguientes temporadas podrían ser más largas y más virulentas, y la reducción en la inmunidad de la población podría ocasionar que sea más vulnerable debido a la exposición reducida a patógenos que deja a una mayor proporción de la población susceptible en el futuro.11,21) Esta supresión sin precedentes de la actividad de otros virus durante el invierno de 2020-2021 podría comprometer a una gran cohorte de niños inmunológicamente inmaduros que no han estado expuestos después del período de confinamiento durante la pandemia.31
Una de las principales fortalezas de nuestro estudio consistió en incluir dentro de la muestra al año 2022. La mayoría de los estudios encontrados comparan y contrastan los resultados de la pandemia con los años previos y no hallamos ninguno que involucre el año 2022.
Este estudio tiene algunas limitaciones. Por un lado, se trata de sujetos pertenecientes a un solo centro hospitalario, por lo cual se requieren más estudios para confirmar los hallazgos observados. Por otro lado, durante 2020 y parte de 2021, solo se realizó detección de SARS-CoV-2 en muestra respiratoria por reacción en cadena de polimerasa, sin búsqueda de otros virus respiratorios del panel viral, por lo cual no fue posible, en ese período, comprobar la presencia de otros virus respiratorios.
Conclusión
Se describieron las características clínico-demográficas de los sujetos pediátricos internados en sala de un hospital público bonaerense. Durante el año 2020, hubo mayores ingresos por CA, a diferencia de los períodos pre y post pandémico, en los cuales los principales diagnósticos de ingresos fueron la BQL y el SBO. La edad de los niños internados durante la pandemia fue mayor, el sexo masculino fue el más predominante y tuvieron más comorbilidades respecto al período prepandémico, pero menos días de internación. Los casos de enfermedad respiratoria por SARS-CoV-2 fueron escasos, superaron en edad al resto de los sujetos y presentaron pocas complicaciones. No se registraron casos de mortalidad durante el período de estudio. Se requieren estudios de carácter multicéntrico con el fin de profundizar y confirmar los hallazgos observados.