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Trabajo y sociedad

versão On-line ISSN 1514-6871

Trab. soc. vol.25 no.42 Santiago del Estero  2024  Epub 01-Jan-2024

 

Espejo de lecturas

Tocar el fondo de las preguntas inquietantes

* Dr. en Ciencias Sociales, CISH-IdIHCS-FaHCE, Universidad Nacional de La Plata. Correo: jpinedo1137@gmail.com

Está entre nosotros. ¿De dónde sale y hasta dónde puede llegar la extrema derecha que no vimos venir?. . 208p. ISBN: 978-987-801-295-7. Buenos Aires: Siglo XXI, 2023.

Este libro explora las múltiples dimensiones del fenómeno libertario. Pablo Semán, Sergio Morresi, Martin Vicente, Ezequiel Saferstein, Melina Vázquez y Nicolás Welschinger en un texto oportuno y necesario bucean a través de las diversas capas y corrientes que lo conforman hasta tocar el fondo de las preguntas inquietantes que casi nadie supo o quiso hacerse. Compuesto por una jugosa introducción y cuatro capítulos de autorías varias, se analiza a los libertarios como hecho político- ideológico, militante, cultural y social, y se los sitúa en el marco de profundas transformaciones de la sociedad argentina. Si algo afirman al unísono los autores es que no se trata de una curiosidad evanescente sino de una fuerza política autóctona que sin negar la influencia internacional, no se reduce a su habitual definición como fenómeno enlatado e importado de usinas extranjeras.

En una extensa introducción titulada La piedra en el espejo de la ilusión progresista,Pablo Semán repasa los elementos que fueron fragmentando el consenso progresista hasta quedar a expensas de la piedra libertaria. En este primer ensayo de interpretación de la realidad argentina contemporánea que se toma en serio las transformaciones sociales y culturales de largo plazo del neoliberalismo y las limitaciones e inconsecuencias del ciclo de gobiernos progresistas, se tienen en cuenta seis determinaciones que permiten entender de dónde sale este hijo legítimo de la sociedad argentina. En primer lugar, cinco décadas de frustraciones económicas en un país que no encuentra un modelo productivo que responda de un modo satisfactorio y duradero a las cohortes laborales que se suman al mercado de trabajo en etapas sucesivas, donde irremediablemente los que llegan encuentran peores condiciones que los que ya estaban. En segundo lugar, sobre la base de estas posiciones estructurales y condiciones de existencia fragilizadas, la mutación de la relación entre el estado y la sociedad que no solo incluye la erosión del vínculo con sus ciudadanos sino también la emergencia de una crítica social consistente y persistente acerca del deterioro creciente de sus prestaciones públicas. En tercer lugar, la emergencia de un espacio comunicacional transformado por la interacción digital que ha dado lugar a nuevos lazos entre el activismo en redes sociales y militancia que suelen coincidir en una crítica cada vez más airada a la política en general y al peronismo en particular. En cuarto lugar, una expansión del individualismo en todas las clases sociales, que en el caso de los sectores medios y populares juveniles se combinó con una experiencia de la vida laboral sujeta a la intemperie del mercado y una sensibilidad social que toma esos condicionantes de la condición neoliberal y los esfuerzos por reproducir la vida en situaciones adversas y solitarias como atributos de una integridad moral y una fortaleza subjetiva que exige ser reconocida y respetada. En quinto lugar, la cristalización obtusa de una sociedad política kirchnerista en torno a un conjunto de dirigentes y un coro de intelectuales propagandistas del punto de vista oficial desconectados del proceso social, volcados casi exclusivamente a su reproducción, atrincherados en una sociología de estado con nulos puntos de contacto con el terreno donde la mayoría de las personas dirime su existencia cotidiana. En sexto lugar, la pandemia como proceso que potenció todos los anteriores y al mismo tiempo aisló a la fuerza progresista gobernante encerrada eslóganes oficiales como “gobierno de científicos”, el “estado te salva” y los “cuidadanos” y la privó de una comprensión más o menos certera de las propias consecuencias de sus políticas, sus fallos, limitaciones e inconductas. Todos estos elementos señalados por Semán sitúan a la sociedad argentina en un umbral o un abismo (según quien lo mire) de transformaciones culturales, políticas y económicas que solo aquellos que casi solitariamente ejercieron la sospecha sistemática sobre los resultados arrojados de los últimos tres períodos de gobierno pudieron presentir. Y que algunos observadores sensatos de la pandemia esperaban (y quizá se lamentaban) de que ninguna de las consignas de un gobierno de científicos “auto-declarado epidemiológicamente exitoso” quedarían al margen de una crítica social que iría calando con creciente profundidad en diversas capas de afectados, en una sociedad en la que de algún modo o de otro todos sus miembros se sintieron damnificados de una u otra manera por algo que se hizo o se dejó de hacer desde el Estado.

Desde este ensayo introducción, el libro se abre hacia los capítulos que exploran, como se ha señalado, la configuración ideológica, cultural, política y social de las fuerzas libertarias en un arco temporal que va desde el largo plazo de las transformaciones de las ideologías de derecha que existen desde hace décadas en la política argentina y que tuvieron no pocos papeles destacados en la constitución de diversos proyectos políticos y sociales en distintas coyunturas históricas como es el caso del primer capítulo, al plazo más inmediato de las innovaciones militantes, comunicacionales y culturales de los activismos de la derecha de la derecha, como se explora en el segundo y tercer capítulo, pasando por las fuerzas socio-económicas y los efectos pandémicos que modelan la emergencia de nuevas sensibilidades sociales y delinean nuevos segmentos populares dispuestos a conectar su experiencia con la convocatoria electoral de Javier Milei, tema que es tratado con detalle y precisión en el cuarto y último capítulo.

En el primer capítulo, Rayos en cielo encapotado: la nueva derecha como una constante irregular en la Argentina, Sergio Morresi y Martin Vicente, estudian en perspectiva ideológico política cien años del derrotero de las familias de derecha en el país, desde la emergencia del nacionalismo de los años 20 en el siglo pasado hasta el fusionismo político de la Libertad Avanza en el inicio de la tercera década del siglo XXI. En un minucioso recorrido de las complicadas relaciones entre las dos familias derechistas, los liberales conservadores y los nacionalista reaccionarios, hasta llegar al avatar pos-macrista, donde una derecha orgullosamente militante y callejera toma el relevo de una algo más vergonzante y elitista. La clave según los autores no está en la réplica de las formas altisonantes de la alt-right internacional, sino en la adopción del fusionismo como un recombinante de tradiciones de derechas aparentemente distantes y un doctrinarismo que, paradójicamente, no renuncia a reunir elementos contradictorios que potencian políticamente su proyecto de transformación radical de la sociedad contemporánea que incluye sin sonrojarse y ni temor a contradecirse, el llamado al individualismo más extremo y las declamaciones pro-vida y antiabortistas.

“… es una amalgama de ideas particularizada, fuertemente orientadas a la derecha radical, que guarda similitudes con el movimiento intelectual “fusionista” que se dio entre los conservadores estadounidenses de los años sesenta -y que reúne- perspectivas, propuestas y tonos disímiles en un gesto sincrético, y a la vez adversativo: de las políticas pro-mercado a referencias positivas al nacionalismo, de posturas conservadoras al lenguaje escandaloso, desde el culto al individualismo a la defensa de un orden social jerárquico, del desprecio a la democracia como forma imperfecta de agregar preferencias al anuncio de plebiscitos para imponer las reformas.” (65-66)

En el segundo capítulo, Los picantes del liberalismo. Jóvenes militantes de Milei y nuevas derechas, Melina Vázquez explora etnográficamente un aspecto de los libertarios que resultó sorpresivo para el sentido promedio del consenso progresista en el que se modelaron las anteojeras de las ciencias sociales contemporáneas: la congregación de grupos militantes reclutados entre los jóvenes de las clases medias bajas y populares. A partir de la pregunta, ¿cómo se construye un militante joven de Milei?, construye una respuesta que tiene diferentes aristas. En primer lugar, pone en duda que las juventudes que se activan políticamente lo hacen llamados únicamente por la izquierda y/o el progresismo. En segundo lugar, sostiene que en tanto fuerza política nueva La Libertad Avanza generó un espacio de participación y de protagonismo de las juventudes mucho más intenso que en otras fuerzas políticas ya consolidadas. En tercer lugar, estas juventudes se ubican en el contrapunto ideológico de las antiguas agrupaciones juveniles del kirchnerismo como La Cámpora, pero admiran su eficacia organizativa y su capacidad de movilización, tomando incluso algunos ingredientes y formatos de aquella. En cuarto lugar, se reivindican como “picantes del liberalismo”, es decir grupos con experiencia popular dispuestos a militar activamente y en todos los terrenos de la sociedad civil la superioridad moral de la “gente de bien” contra la “casta” y los “planeros”, discutiendo la categoría de derecho y utilizando el mérito como su arma principal. Se pone así en discusión la difundida idea de que solo los jóvenes de las elites y las clases altas se suman a las filas del liberalismo. Definidos como hijos ilegítimos del kirchnerismo, aprendieron a participar al calor de programas y políticas impulsadas por el gobierno de aquella fuerza política, e hijos despeinados del macrismo, hicieron suyos los principios meritocráticos y están dispuestos a invertir parte de su vida en militar la derecha de la derecha. La autora concluye que es necesario explorar los múltiples dispositivos de politización juvenil para dimensionar el peso que adquirió la cultura política de derecha que no duda en señalar como masiva, generacional y popular.

“En suma, en la antinomia derechos/derecha, la derecha popular se inclina por el segundo de los términos y exacerba una construcción desde abajo, que se reivindica picante y cuestiona los privilegios, interpretadas como los derechos de unos pocos en detrimento de los muchos.” (118)

En el tercer capítulo, Entre libros y redes: la batalla cultural de las derechas radicalizadas, Ezequiel Saferstein analiza también con enfoque etnográfico, la cara más estridente de los intelectuales de masas que dan la disputa cultural y ponen a circular masivamente las ideas de la ultraderecha. Contrariamente a lo que se supone, se trata de un movimiento cultural que sin dejar de recurrir con habilidad y eficacia a los nuevos dispositivos de interacción digital, propugna entre sus seguidores la lectura y el estudio como una forma de ser superiores moralmente a sus enemigos y adversarios. El libro, las colecciones y/o series de libros y sus autores (algunas figuras veneradas y otras novedosas dentro del ecosistema de las derechas) están en el centro de los estímulos de la batalla cultural como guerra ideológica prolongada, con plazo indefinido y de un pretendido largo alcance contra adversarios diversos de lo que consideran el marxismo cultural, el feminismo y el populismo. En este sentido un objeto cultural clásico, instrumento privilegiado de la difusión y circulación de ideas en el mundo intelectual y académico de las izquierdas, da prestigio y personalidad a una serie de autores que pueden destacarse como cultivadores serios de las ideas de derecha y comandantes efectivos y eficientes de una batalla de ideas que se reproduce en distintos formatos y escenarios sociales y virtuales. Pero se destacan sobre todo aquellos que retomando e invirtiendo la dirección y el sentido de los autores masivamente reconocidos como parte de la biblioteca progresista (Gramsci, Laclau, Foucault) construyen sus obras y las difunden entre audiencias juveniles en una combinación exitosa de reacciones en Youtube, posteos en Instagram, frases filosas en Twetter, y películas y documentales independientes con presentaciones y giras por ferias de libros y eventos culturales en los que entran contacto e interacción con nuevas audiencias a las que también pretenden modelar y orientar cultural y políticamente.

“En la batalla cultural que se ha enarbolado desde las derechas en torno a la construcción del sentido común, los artefactos culturales que la vehiculizan ocupan un lugar relevante para sus autores, mediadores y simpatizantes porque permiten materializar, sistematizar y transmitir ideas y discursos sociales, tejer vínculos e identidades y construir sociabilidad política.” (161)

Por último, en el cuarto capítulo, Juventudes mejoristas y mileísmo de masas. Por qué el libertarismo las convoca y ellas responden, Pablo Semán y Nicolas Welschinger, tantean el fondo de aguas turbias donde las transformaciones sociales de largo plazo, la emergencia de nuevas sensibilidades culturales y los llamados a la conversión en un credo político liberal sedimentan su cauce y su lecho. De este complejo razonamiento sociológico que quizá merezca un análisis más detallado, me interesa dedicar unas líneas finales a lo que desde mi punto de vista es el descubrimiento más interesante y, a la vez, determinante con respecto al preocupante divorcio del peronismo con este sujeto social que este mismo capítulo denuncia. Algún desprevenido podrá suponer, casi en vena periodística, que la máxima virtud de los autores de este libro es haber anticipado un triunfo electoral libertario sin cortapisas nada más ni nada menos que en el balotaje presidencial de noviembre del 2023. Pero en cierta escala de valores a la que tributo, vale más un sociólogo que es capaz de tantear los contornos de una nueva capa social y su constitución en fuerza política que diez mil consultores que puedan predecir un triunfo electoral por más sorpresivo que se pretenda. Y es probablemente aquí, donde empezamos a tocar el fondo de estas aguas turbias y profundas donde se adhiere una criatura que habrá que comprender en todas sus implicancias. Me refiero a la sensibilidad social que atraviesa diferentes camadas de jóvenes de sectores medios bajos y populares que los autores identifican como “mejorismo”.

“Para ellos, la idea de que el progreso es fruto del esfuerzo individual está en la base de una variada gama de relaciones con el Estado y la política: nadie -ni libertarios, ni peronistas, ni cambiemitas- admite querer regalos sino posibilidades o, apenas, que lo dejen hacer (…) no tienen una fe inquebrantable en el progreso entendido como una fuerza de la envergadura de las mareas. Creen en un progreso personal, tal vez módico, a partir del propio empeño en el mercado. Así, cuando no hay más incentivos que los que uno se puede dar a sí mismo, o cuando estos escasean o, peor, el panorama es incierto, confuso o exigente, las ideas del empoderamiento personal, superación y auto-optimización del yo son viables y decisivas.” (181)

Pero esto, contrariamente a las versiones humillantes y vengativas que muchas veces se propalan desde la cátedra progresista, no son sujetos individualistas y ni egoístas, ni se perciben como átomos, sino que su vida transcurre entre el esfuerzo, las estrategias para potenciarlo y los apoyos y obligaciones familiares en muy diversas configuraciones (la pareja, los padres, los hermanos, los hijos por venir o por cuidar). Es aquí donde se sufre con más agudeza lo que los políticos prometen y nunca otorgan, lo que el Estado bloquea y nunca facilita, lo que una economía regulada le garantiza a algunos mientras desconoce lo que necesitan otros, lo que una moneda en devaluación constante corroe mediante sucesivos quebrantos de modestos patrimonios alcanzados a partir de la sobre-exigencia física y mental. La duplicación de las pérdidas y el redoble de los esfuerzos que implicó la pandemia, al mismo tiempo reveló al mejorismo como una moralidad de superación familiar y personal, y fue la piedra de toque de la incomprensión sociológica y política de la reivindicación torpe, cerrada, a la postre humillante, de todo lo actuado por el Estado en cumplimiento del deber de los epidemiólogos de gabinete. Que finalmente, estas capas populares y en definitiva la clase laboral realmente existente se sintiera igualmente esquilmada por la “casta” y los “planeros”, y acudiera al llamado electoral de Javier Milei, entrará en la lista negra de los errores históricos más terribles que puede cometer una fuerza popular. Tomemos esto como una advertencia, cuanto más se demore en comprender y construir puentes entre este sujeto colectivo y una fuerza política con ideales de justicia social que pueda interpretar, alojar y contener a los mejoristas, la distancia y el divorcio del peronismo encerrado en una pusilánime reproducción identitaria crecerá con respecto a la estructura de sentimientos de capas populares cada vez más masivas y, me temo, durará mucho más de lo pensado.

Para concluir, con este libro está entre nosotros una nutrida agenda para indagar todas las aristas de la conformación de la ultraderecha como una fuerza política que ha llegado tan lejos como le fue posible y como no era, aparentemente, imaginable. Pero para los lectores que se animen a las aguas profundas, donde la luz es el elemento escaso, podrán percibir en este libro algo mucho más importante que una agenda de nuestras queridas (aunque devaluadas) ciencias sociales, podrán percibir y quizá recoger del fondo la última pregunta inquietante. Una fuerza política que es capaz de reunir todos estos elementos: complejidad ideológica, activismo popular y entusiasmo jacobino, conexión con las sensibilidades sociales emergentes, penetración en la cultura masiva y en las capas populares, cristalizadas en un liderazgo triunfante y un gobierno legitimado en las urnas. ¿Conformará un bloque de fuerzas históricas que transforme la democracia argentina como nunca habíamos imaginado, ni esperado, ni deseado, en un sentido regresivo, jerárquico y autoritario o irá a parar a la larga colección de frustraciones más o menos tardías de las ínfulas refundacionales que cuando les llegue su hora serán abolidas por un nuevo capítulo de la crisis argentina aún por escribirse, aunque esto no quiera decir que aún en esta última posibilidad se concrete lo peor de un proyecto neoliberal y autoritario que deje plantada una situación estructural infinitamente más difícil de revertir que la actual? ¿Se trata de un vehículo que nos lleva hacia un relevo social y político desconocido o estamos ante la presencia de una configuración definitiva y consolidada de mayor desigualdad y más autoritarismo? ¿Todo el consumo de energía política masiva y la acumulación electoral alcanzada será la palanca de un ciclo de reformas ultra-liberales de largo aliento o el fruto envenenado de la descoordinación gubernamental y la ingobernabilidad social? Las corrientes son profundas y persistentes, los vientos crecientes y las olas empinadas, el pronóstico es desfavorable y de largo plazo, pero aún en la tempestad del mundo, el juego sigue abierto.

REFERENCIAS

Pablo Semán (coordinador). (2023). Está entre nosotros. ¿De dónde sale y hasta dónde puede llegar la extrema derecha que no vimos venir? Buenos Aires: Siglo XXI. [ Links ]

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