La bioarqueología constituye una herramienta fundamental para reconstruir el comportamiento de las sociedades del pasado y resulta una vía importante para inferir procesos de cambio social, modos de subsistencia y estados de salud de los individuos a partir del análisis de sus restos óseos (Larsen, 2000). Entre las diferentes patologías que afectan el tejido óseo y dental se puede mencionar la fluorosis, que se constituye en una línea de evidencia no explorada hasta el momento en el ámbito de la bioarqueología argentina. Esta patología es producida por el consumo crónico en los primeros años de vida, de agua con contenido de fluoruro (F-) superior a 1 mg/L. La acumulación excesiva de F- en los tejidos puede comprometer la fisiología de todo el organismo, causando trastornos gastrointestinales, renales y neurológicos, entre otros (Nelson et al., 2019; Putche y Rigalli, 2007; Rivera et al., 1993;). A nivel bucodental se caracteriza por la aparición de alteraciones en el esmalte dental, tales como hipoplasias (líneas, pits o planos) y finas líneas blancas, manchas de color oscuro u opacidades (Bordoni et al., 2010), así como fracturas o la pérdida total del esmalte en los casos severos (Harding y O´Mullane, 2013). La fluorosis puede comprometer además la dentina, el cemento dental y la tabla ósea alveolar, según estudios realizados sobre poblaciones humanas actuales (Clavijo Vilavila, 2016). Teniendo en cuenta que el F- ingresa al organismo principalmente a través del agua ingerida a diario, esta enfermedad puede registrarse en altas frecuencias dentro de una población, adquiriendo entonces el carácter de endémica. En la actualidad se considera como tal en 22 países del mundo, siendo los principales afectados la India, China y Tanzania (Yadav et al., 2019).
El flúor es un elemento químico que se encuentra ampliamente distribuido en la naturaleza. La corteza terrestre es una importante fuente de flúor en forma de ion fluoruro (F-). La meteorización de la superficie de las rocas causada por el agua de los ríos incorpora minerales al caudal hídrico, el cual transporta el F- desde sus fuentes a lo largo del territorio circundante (Koga y Koga, 2018). Los flujos piroclásticos provenientes de las emanaciones volcánicas aportan gran cantidad de F- a los suelos, como sucede en la provincia de Córdoba. Tal es el caso del llamado löess pampeano, un compuesto altamente fluorado que es transportado por la acción eólica (Tarbuck y Lutgens, 1999).
Algunos de los minerales en los que el flúor está presente son la fluorita (CaF2), la fluorapatita (Ca5(PO4)3F) y la criolita (Na3Al F6) (Salazar, 2012). El F- presente en la tierra y en el agua suele pasar a formar parte de los vegetales y puede contaminar bebidas y alimentos que consumen personas y animales, causando un alto grado de toxicidad en los organismos (Posada Jaramillo y Restrepo Puerta, 2017; Salazar, 2012). Se absorbe por el tracto gastrointestinal y de allí pasa primero al torrente sanguíneo y luego a los tejidos corporales, fijándose con facilidad a los tejidos duros (huesos y dientes). Se ha observado que personas que habitan en zonas de gran altitud padecen asimismo de una acidosis crónica leve. En estos casos, la excreción de F- se reduce, dando como consecuencia mayores niveles en sangre (Escobar Rojas, 2003). En el tejido óseo y dentario, reemplaza a los grupos hidroxilos presentes en los cristales de hidroxiapatita para formar cristales de fluorapatita (Escobar Rojas, 2003; Fan et al., 2009). La incorporación de bajas concentraciones de F- en el esmalte previene la caries dental, mientras que cuando estas son altas (por encima de 1mg/L) se produce el cuadro clínico denominado fluorosis dental (Bordoni et al., 2010; Fejerskov et al., 1994), causando hipomineralización del esmalte dental (Hillson, 2000) así como hiperporosidad y pigmentación de la tabla ósea alveolar (Bordoni et al., 2010; Clavijo Vilavila, 2016; Rivas Gutiérrez y Huerta Vega, 2005). El exceso de F- también produce alteraciones en la estructura del tejido óseo (Putche y Rigalli, 2007).
La gravedad de la fluorosis dental está influenciada por la edad en la que comienza la exposición al fluoruro y su relación con la amplitud, duración y terminación del proceso de mineralización del esmalte, así como también por el período etario en la que los órganos dentarios hacen erupción. Esto implica que es mayor la severidad de la manifestación hipoplásica del esmalte cuanto más tardía sea la erupción dental (Gupta et al., 1993; Rwenyoulji et al., 2000).
En estudios clínicos realizados en humanos en diferentes localidades de la provincia de Córdoba, particularmente en el noroeste (Charbonier) y sur (Sampacho), se ha detectado la ingesta crónica por parte de los pobladores actuales, de agua con contenidos de F- que superan 1 mg/L (Azcurra et al., 1995; Gallará et al., 2011), valor límite apto para el consumo humano (World Health Organization, 2011). A partir de estudios realizados en poblaciones escolares en zonas de fluorosis endémica, Gallará y colaboradores (2011) pudieron establecer que un alto porcentaje de niños padecían fluorosis dental. La evaluación de individuos entre 5 y 14 años de edad mostró en las superficies dentales permanentes alguna forma de fluorosis en el 75,6% de los procedentes de la zona norte (Departamento Sobremonte) y en el 86,7% de la zona noroeste (Departamento Punilla) (Gallará et al., 2011). Asimismo, en una muestra procedente de la zona sur de la provincia de Córdoba (Departamento Río Cuarto) se comprobó que el 52% de los niños entre 6 y 7 años y el 78% entre 12 y 13 años presentaron signos de fluorosis dental (Azcurra et al., 1995).
Las investigaciones bioarqueológicas que abordan el estudio de la acción del F- son escasas a nivel mundial. Littleton (1999) analizó una muestra de 255 individuos procedentes de la isla de Bahrain, en el Golfo Pérsico, datada entre 250 AC y 250 DC, de lo cual surge que alrededor del 4% presentó lesiones hiperostósicas y manchas en los dientes, que fueron interpretadas como producidas por fluorosis dental. Por otra parte, Rodríguez Matamoros (2010) reportó un 13% de piezas con fluorosis (33 de un total de 254) y un 14,9% con caries (38 de un total de 254) en una muestra bioarqueológica procedente del municipio de Yaguaja (Cuba), lo cual fue interpretado como un derivado de la ingesta de aguas fluoradas. Por último, Nelson et al., (2019) llevaron a cabo un relevamiento sobre restos óseos y dentarios en una muestra arqueológica de 117 individuos procedente del sitio Ray (Illinois, Estados Unidos), donde el nivel de fluoruros en las aguas oscila entre 2 y 3mg/L, de lo cual surge que la continua ingesta de aguas con niveles tóxicos de F- produjo altas frecuencias de actividad osteoesclerótica en la base del cráneo y anquilosis, con subsecuente inmovilidad, en tanto que en las vértebras se detectó una densidad trabecular aumentada. Estas anomalías esqueletales, posiblemente asociadas a fluorosis, se reportaron en 8 (6,8%) de los individuos, de los cuales 5 (4,3% del total) presentaron signos compatibles con fluorosis dental, tales como fositas o pits, opacidades y cambios de coloración (manchas amarronadas).
En Argentina, no se han identificado publicaciones que aborden el tema de fluorosis en poblaciones arqueológicas; por lo tanto, se destaca la importancia de iniciar ese tipo de estudios como un aporte adicional para la comprensión de los procesos de salud/enfermedad. En este sentido, el objetivo del presente trabajo es evaluar el impacto de la fluorosis dental en poblaciones prehispánicas de la provincia de Córdoba mediante el análisis de restos humanos procedentes de diversos sitios arqueológicos. Teniendo en cuenta la alta incidencia de esta patología en algunas zonas de esta provincia, y considerando como factor de riesgo los altos niveles de fluoruros de sus aguas, tanto superficiales como subterráneas, se propone como hipótesis que los pobladores que habitaron en el pasado estas regiones también padecieron fluorosis dental en frecuencias similares a las encontradas en la actualidad.
MATERIALES Y MÉTODOS
En total se relevaron 38 individuos (27 masculinos y 11 femeninos) procedentes de 27 sitios arqueológicos (Fig. 1). De ese total, 9 son adultos jóvenes, 17 adultos medios y 12 adultos maduros. Se dispone asimismo de fechados radiocarbónicos para 18 individuos y de cronologías relativas para otros 17, todos correspondientes al Holoceno tardío (Tabla 1).
Región | N° | Sitio | Sigla | Sexo | Edad | 14 C | Código | Rec. | Res. | Referencia |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
(años AP) | Lab. | Patr. | ||||||||
NO | 1 | San Esteban | SEI106 | F | AdJ | 965 ± 15 | UCI39103 | 2 | MA | Fabra et al. (2009) |
2 | Corral de Piedra | CPI107 | M | AdMa | Holoceno | - | 2 | MA | - | |
(Cap. del Monte) | Tardío | |||||||||
3 | Dean Funes | 1591/11 | M | AdJ | Holoceno | - | 3 | AA | - | |
Tardío | ||||||||||
4 | Ischilín | I1 | M | AdJ | 459 ± 40 | MTC13256 | 2 | MA | Fabra y Demarchi (2013) | |
5 | Dorrego | Ind. 1 | M | AdJ | Holoceno | - | 3 | AA | - | |
(Villa de Soto) | 634/12 | Tardío | ||||||||
5 | Alem | Ind. 1 | M | AdMe | Holoceno | - | 3 | AA | - | |
(Villa de Soto) | Tardío | |||||||||
6 | Cerro Colorado | - | M | AdMa | - | - | 1 | MA | - | |
CO | 7 | La Granja | Ind.1 | F | AdMe | 1280 ± 20 | UCI22282 | 2 | MA | Laguens et al. (2009) |
1998 | ||||||||||
8 | El Vado | Ind. 1 | F | AdMa | 2156 ± 86 | MTC12808 | 2 | MA | Fabra y Demarchi (2013) | |
9 | El Golf | 386/18 I1 | F | AdJ | Holoceno | - | 3 | AA | - | |
(Villa Carlos Paz) | Tardío | |||||||||
10 | Piedras Blancas | Ind.1 | M | AdMe | Holoceno | - | 3 | AA | - | |
(Nono) | 425/18 | Tardío | ||||||||
11 | Rosca Yaco | Ind. 1 | M | AdMe | 705 ± 13 | MTC- | 2 | MA | Fabra y González (2019) | |
(San Carlos Minas) | 13252 | |||||||||
12 | Guasmara | Ind. 1 | M | AdMe | 920 ± 20* | UCI | 2 | MA | Laguens et al. (2009) | |
(Villa de las Rosas) | 22281 | |||||||||
12 | Guasmara | Ind. 1 | M | AdMe | Holoceno | - | 2 | MA | - | |
(Traslasierra) | 05-028-98 | Tardío | ||||||||
13 | Loma Bola | Ind. 1 A | M | AdMa | 954 ± 85 | MTC | 2 | MA | Fabra y Demarchi (2013) | |
12806 | ||||||||||
14 | Loteo 5 | Ind. 1 | F | AdMa | 533 ± 42 | AA | 3 | AA | Fabra y González (2019) | |
(Santa Rosa de Calamuchita) | 1435/12 Loteo 5 | 102659 | ||||||||
14 | Loteo 5 | Ind 2 | M | AdMe | 533 ± 42 | - | 3 | AA | Fabra y González (2019) | |
(Santa Rosa de Calamuchita) | 1435/12 Loteo 5 | |||||||||
Sta. | ||||||||||
15 | Banda Meridional | Ind. 1 | F | AdMe | 695 ± 20 | UCI | 2 | AA | Fabra et al. (2009) | |
del Lago | 39104 | |||||||||
16 | Potrero de Garay | E58 | F | AdMa | Holoceno | - | 1 | MA | - | |
Tardío | ||||||||||
16 | Potrero de Garay | E5/48 | F | AdJ | Holoceno | - | 1 | MA | - | |
Tardío | ||||||||||
16 | Potrero de Garay | E3 | M | AdMa | 981 ± 41 | MTC- | 1 | MA | Fabra y González (2019) | |
13251 | ||||||||||
16 | Potrero de Garay | E1 58 | M | AdMe | 383 ± 58 | MTC- | 1 | MA | Fabra y Demarchi (2013) | |
14025 | ||||||||||
16 | Potrero de Garay | E 8 53 | M | AdMe | 995 ± 161 | MTC | 1 | MA | Fabra y Demarchi (2013) | |
13246 | ||||||||||
16 | Potrero de Garay | E 6 56 | M | AdMe | 881 ± 150 | MTC | 1 | MA | Fabra y Demarchi (2013) | |
13215 | ||||||||||
17 | Rio Tercero | 103044 45 | M | AdMe | 975 ± 38 | MTC | 1 | MA | Fabra y Demarchi (2013) | |
/29/05 | 13245 | |||||||||
NE | 18 | El Diquecito | Ind. 1 | F | AdMa | 1911 ± 59 | MTC- | 2 | MA | Fabra y Demarchi (2013) |
2008Cuad G | 14023 | |||||||||
18 | El Diquecito | Ind. 12008 | M | AdMa | 1192 ± 40 | MTC | 2 | MA | Fabra y Demarchi (2013) | |
Cuad E | 13247 | |||||||||
18 | El Diquecito | C | M | AdMe | Holoceno | - | 2 | MA | Fabra et al. (2014) | |
Tardío | ||||||||||
19 | Arroyito | Ind. 2 | M | AdMe | Holoceno | - | 3 | AA | - | |
137/09 | Tardío | |||||||||
19 | Campo Sismondi (Arroyito) | Ind. 1 | M | AdMe | - | - | 3 | AA | - | |
648/15 | ||||||||||
20 | Sta. Rosa | 361/15 | M | AdMe | - | - | 3 | AA | - | |
del Rio Primero | Ind.1 | |||||||||
21 | Constantino | Ind. 1 | M | AdJ | Holoceno | - | 3 | AA | Fabra et al. (2019) | |
(Marull) | 665/18 | Tardío | ||||||||
22 | Isla Orihuela | - | M | AdMa | Holoceno | - | 2 | AA | - | |
(Costa Sur), | Tardío | |||||||||
23 | Punta del Silencio | Ind. 2 | M | AdJ | 690 ± 50 | LP-3624 | 3 | AA | Fabra et al. (2019) | |
932/18 | ||||||||||
24 | Playa Grande | Ind. 1 | F | AdMa | Holoceno | - | 3 | AA | Fabra et al. (2019) | |
437/18 | Tardío | |||||||||
25 | La Elisa | Ind. 1 | M | AdMa | 1890 ± 49 | AA102656 | 2 | AA | Fabra y González (2019) | |
(La Para) | 2009 | |||||||||
26 | Laguna de la Sal | PO 1 | M | AdMe | Holoceno | - | 1 | MA | - | |
Tardío | ||||||||||
S | 27 | Barrio Alberdi | 292/11 | F | AdJ | Holoceno | - | 3 | AA | - |
(Rio Cuarto) | Tardío |
Referencias: NO: Subregión Noroeste; CO: Subregión Centro-Oeste; NE: Subregión Noreste; S: Subregión Sur; F: femenino; M: masculino; AdJ: adulto joven; ADMe: adulto medio; AdMa: adulto mayor; Lab: laboratorio; UCI: Universidad de Irving, Estados Unidos; MTC: Escuela de Ciencias de Frontera, Universidad de Tokio, Japón; AA: Universidad de Arizona, Estados Unidos; LP: Laboratorio de Tritio y Radiocarbono, Universidad Nacional de La Plata, Argentina; Rec.: agentes que realizaron las recuperaciones; 1: excavaciones sistemáticas efectuadas por distintos equipos o hallazgos realizados por particulares; 2: Equipo de Arqueología de Rescate del Museo de Antropología (Museo de Antropología, FFyH, UNC); 3: Poder Judicial (Gobierno de la provincia de Córdoba), el Museo de Antropología y el Equipo Argentino de Antropología Forense; Res. Patr.: Reserva Patrimonial; MA: Museo de Antropología (FFyH. UNC); AA: Área de Arqueología, Dirección de Patrimonio Cultural de la Agencia Córdoba Cultura; *: se fechó el individuo 1, en estrecha asociación
Las muestras fueron agrupadas en cuatro subregiones teniendo en cuenta su procedencia geográfica: Centro-Oeste (CO), Noreste (NE), Noroeste (NO) y Sur (S). Del total de individuos analizados, 18 pertenecen a CO, 7 a NO, 12 a NE y el restante a S; el total de piezas dentales relevadas asciende a 610. En lo referente a los criterios de división por regiones, se toman las consideraciones de Fabra et al. (2005) en base al criterio geográfico ya las distintas adaptaciones de cada grupo a su entorno, así como también se tienen en cuenta las características geológicas e hidrológicas de las distintas zonas según lo propuesto por Beltramone (2004) y Blarasín et al. (2014). En la región CO se encuentra la mayor parte del área serrana provincial. Es en ella donde las corrientes de agua suelen atravesar las pendientes más pronunciadas, tanto hacia el este como hacia el oeste de las sierras. Este condicionante es importante debido a que actúa como regulador en cuanto a la proporción de fluoruros que pueden presentar las aguas, ya que el mismo tiende a ser menor que en las áreas donde la escorrentía fluye lentamente.
En la zona NE-E de la provincia, los valores de fluoruros en agua van en aumento en sentido O-E, debido a que la pendiente del suelo va disminuyendo en esa orientación; por lo tanto, el flujo de los cursos hídricos es más lento, lo cual favorece el contacto del agua con el material del suelo y por ende el intercambio iónico (Blarasín et al., 2014). La región NO es considerada una de las más afectadas por la fluorosis (Gallará et al., 2011). En la subregión S hay altas concentraciones de fluoruros que se encuentran vinculadas a la litología presente en el área se deben a materiales loéssicos con alto contenido en vidrio volcánico (Bécher Quinodóz y Blarasin, 2014).
En primera instancia se realizó el relevamiento de las muestras correspondientes a las cuatro regiones (CO, NO, NE y S) y luego se compararon los resultados obtenidos para cada una de ellas. También se compararon los resultados de la región CO, cuyas aguas presentan bajos niveles de fluoruros, con los valores provenientes de las otras zonas (NO, NE y S) en conjunto, las cuales poseen aguas con altos niveles de fluoruros. Se decidió realizar esta agrupación teniendo en cuenta que los suelos de estas tres zonas presentan similitudes en cuanto a su composición, con una marcada presencia de material löéssico. Las napas freáticas y subterráneas de las zonas NO, NE y S presentan un elevado contenido de fluoruros, a diferencia de lo que ocurre en la región CO (Bécher Quinodóz y Blarasin, 2014).
Además del análisis de las muestras arqueológicas, se tomaron dos muestras de agua de pozos o cursos hídricos vecinos a las localidades de Ongamira y Ciudad de Córdoba, las cuales fueron recolectadas en recipientes plásticos y mantenidas a 4°C (Molina Freschero et al., 2015). Posteriormente, en el Laboratorio de la Cátedra “A” de Química Biológica, FOUNC, se realizó la determinación de fluoruro mediante la técnica potenciométrica con un electrodo de ion selectivo (OAKTON, Fluoride Combination Electrode MOD 35802). Los valores de fluoruro obtenidos se suman a los ya conocidos para diferentes regiones de la provincia a partir de publicaciones realizadas previamente por otros grupos de trabajo (Blarasín et al., 2011, 2014; Cabrera et al. 2005; Gallará et al., 2011; Giannini Kurina. 2015; Toledo et al., 2015).
En cuanto a la información referida al sexo y a la edad de los individuos analizados, una parte fue tomada de publicaciones previas (Tabla 1). Para los restantes casos, la determinación del sexo de los adultos se realizó mediante el relevamiento de las variables del cráneo descriptas en Buikstra y Ubelaker (1994): cresta nucal, proceso mastoideo, borde supraorbitario, protuberancia glabelar y protuberancia mentoniana. Por otra parte, la estimación de la edad de muerte se llevó a cabo mediante la evaluación del estado de erupción dentaria y de la obliteración de la sutura esfenobasilar para discriminar entre individuos subadultos y adultos, así como del grado de cierre de las suturas craneales en el caso de los adultos, lo que permitió separar a los individuos en adultos jóvenes (20-35 años), medios (36-50 años) y mayores (51+ años) (Buikstra y Ubelaker 1994; Scheuer y Black, 2000).
Respecto al análisis de las piezas dentales, el relevamiento se realizó de forma macroscópica y con un microscopio digital Nisuta NSDIMI, con cámara de 2 megapixels, para la toma de imágenes de aquellas piezas dentales que tuvieran algún indicador de fluorosis. Las técnicas que se implementaron para la observación y estudio fueron no invasivas, a los efectos de respetar la integridad de las muestras.
Asimismo, se relevaron diferentes tipos de lesiones asociadas con fluorosis dental, aunque no patognomónicos de esta patología, tales como las hipocalcificaciones y las hipoplasias de esmalte. Las hipocalcificaciones son alteraciones adamantinas que se presentan como cambios de coloración en el esmalte, en forma de moteado, bandas o manchas irregulares que pueden abarcar gran parte de la superficie de la corona dental y varían en su tonalidad desde un color blanquecino hasta el marrón oscuro (Pcol) (Rivas Gutiérrez y Huerta Vega, 2005). También se manifiestan como zonas opacas donde se observa la pérdida de brillo en la superficie del esmalte (Pop; Bordoni et al., 2010). Por otra parte, las hipoplasias son alteraciones de la estructura normal del esmalte que se manifiestan como líneas o estrías adamantinas (Pli), fositas (pits) y planos (Ppl) que implican una alteración textural de la superficie de la corona y se consideran indicadores de perturbaciones de largo plazo ocurridas durante el desarrollo de la matriz del esmalte producto de la actividad ameloblástica anormal (Goodman y Rose, 1990).
A su vez, se relevó otro conjunto de indicadores (caries, restos radiculares, fracturas de esmalte, secuelas de procesos periapicales y estado de la tabla ósea alveolar), los que si bien no están relacionados directamente con la fluorosis, dan cuenta del estado de salud bucal general de los individuos que padecieron dicha enfermedad. El número de piezas con caries presentes (PC) es una variable fundamental en el estudio de la relación entre esta entidad patológica y la fluorosis dental, no porque sea el agente causal de la caries dental sino porque la presencia de ciertos niveles de fluoruros en las aguas puede reducir la incidencia de caries (Aasenden et al., 1972); no obstante, en los casos de fluorosis dental grave, donde está afectada la integridad de la superficie adamantina, esta condición puede propiciar el desarrollo de los procesos cariogénicos (Lukacs, 1989). Por otra parte, la presencia de restos radiculares (Rr; Irby, 1979), las fracturas y los quiebres o desprendimientos del esmalte dental (Pfre) pueden deberse a traumatismos o fuerzas que actúan sobre piezas previamente dañadas por agentes de diversa etiología que producen el debilitamiento de la estructura dentaria (Calderón Betancourt et al., 2014; Hillson 1996;), entre los cuales se incluye también la fluorosis dental.
Las secuelas de procesos periapicales (SPP) se definen como toda pérdida de tejido óseo más o menos circunscripta ubicada alrededor del ápice radicular de las piezas dentarias o en el reborde alveolar remanente, en el caso de que las piezas estuviesen ausentes. Estas lesiones pueden ser consecuencia de etiologías variadas (Dias et al., 2007; Ogden 2008), desde una simple colección purulenta o absceso, originado a partir de un proceso cariogénico o periodontal (Dias y Tayles, 1997) hasta una formación granulomatosa o quística (Dias et al., 2007) o una combinación de ambas.
La tabla ósea alveolar (TOA) es la estructura que forma las canastillas donde se alojan las piezas dentarias. Esta puede verse afectada también por fluorosis, presentando excesiva porosidad, manchas oscuras o adoptando características de condensación y/o reabsorción ósea macroscópicamente observable (Clavijo Vilavila, 2016; Rivera et al., 1993). De acuerdo a su coloración y porosidad, en este trabajo, fueron clasificadas como normales (Nor) o con presencia de pigmentaciones y/o porosidad (Por/Pig) en el caso de que se presentaran tintes oscuros o signos de descalcificación como aumento en la porosidad tisular.
Se registró además la cantidad de piezas dentarias presentes permanentes (PP) y la cantidad de piezas no erupcionadas (NE), lo cual contribuyó a identificar el rango etario de los individuos. Por su parte, se relevó la cantidad de piezas perdidas antemortem (PAA) y postmortem (PAP), indicadores que contribuyen a estimar el estado general de la salud bucodental del individuo a la edad de muerte. También se registró la cantidad de alvéolos presentes (Alv), dato relevante para calcular las frecuencias de algunos de los indicadores.
Las prevalencias de las variables PP, PAA, PAP, SPP y Por/Pig fueron calculadas sobre la cantidad de alvéolos, mientras que las de los indicadores PC, Rr, Pfre, Ppit, Pli, Ppl, Pcol y Pop fueron obtenidas considerando el total de piezas presentes. Por otra parte, la categorización de las lesiones dentales producidas por fluorosis se llevó a cabo de acuerdo a la propuesta de Dean (1934). Según este autor, los grados de afectación por fluorosis se clasifican en: 0) Normal, cuando a superficie dental traslúcida es suave, brillante, de color blanco-cremoso pálido; 1) Cuestionable, cuando se presentan pequeñas manchas o puntos blancos, principalmente en los bordes de los incisivos y cúspides; 2) Muy leve, cuando se presentan pequeñas áreas blancas opacas, que cubren menos del 25% de la superficie del diente; 3) Leve, cuando hay áreas blancas opacas que cubren menos del 50% de la superficie del diente; 4) Moderada, cuando todas las superficies del diente están afectadas y hay además un marcado desgaste en las superficies de oclusión y manchas de color café pudieran estar presentes y 5) Severa, si todas las superficies del diente están afectadas, discretos o confluentes hoyos y manchas de color café están presentes (Mafla et al., 2014).
Los cálculos estadísticos fueron realizados utilizando los paquetes estadísticos PAST (PAlaeontologicalSTatistics) (Hammer et al., 2001) y SPSS 16.0. Se utilizaron pruebas estadísticas de χ2, con un valor de significatividad de p de 0,05.
RESULTADOS
En la región CO no se registraron indicadores directamente asociados a fluorosis tales como hipocalcificaciones o hipoplasias. Se identificaron 22 piezas con caries (7,69%) en 10 individuos (55%); el grupo más afectado fue el de los masculinos adultos medios. Cinco individuos (27,78%) presentaron 9 restos radiculares (3,15%), mientras que 13 piezas (4,55%), correspondientes a 7 individuos (38,89%), tenían fracturas de esmalte. Los grupos más afectados para este indicador fueron adultos medios y mayores. Asimismo, se registraron 10 secuelas de procesos periapicales (1,84%) en 6 individuos (33,33%). Por último, se registró porosidad y pigmentaciones en la tabla ósea alveolar de un único individuo masculino adulto medio (5,55%) (Tabla 2; Figs. 2 y 3).
PP | NE | PAA | PAP | Alv | PTot. | PC | Rr | Pfre | Ppit | Pli | Ppl | Pcol | Pop | SPP | Por/Pig | ||
%/Alv. | %/Alv. | %/Alv. | %/Alv. | %/Alv. | %/PP | %/PP | %/PP | %/PP | %/PP | %/PP | %/PP | %/PP | %/Alv. | %/Alv. | |||
CO | N | 286 | 4 | 90 | 164 | 544 | 540 | 22 | 9 | 13 | 0 | 2 | 0 | 2 | 0 | 10 | 1 |
N=18 | % | 52,57 | 0,73 | 16,54 | 30,15 | 100 | 99,26 | 7,69 | 3,15 | 4,55 | 0 | 0,7 | 0 | 0,7 | 0 | 1,84 | 0,18 |
Nind. | 18 | 1 | 10 | 18 | 18 | 18 | 10 | 5 | 7 | 0 | 2 | 0 | 1 | 0 | 6 | 1 | |
%ind. | 100 | 5,55 | 55,55 | 100 | 100 | 100 | 55,55 | 27,78 | 38,89 | 0 | 11,11 | 0 | 5,55 | 0 | 33,33 | 5,55 | |
NO | N | 108 | 0 | 28 | 56 | 192 | 192 | 4 | 4 | 7 | 14 | 12 | 17 | 69 | 23 | 0 | 5 |
N=7 | % | 56,25 | 0 | 14,58 | 29,17 | 100 | 100 | 3,7 | 3,7 | 6,48 | 12,96 | 11,11 | 15,74 | 63,89 | 21,3 | 0 | 2,6 |
Nind. | 7 | 0 | 4 | 6 | 7 | 7 | 1 | 2 | 2 | 4 | 2 | 4 | 6 | 3 | 0 | 5 | |
%ind. | 100 | 0 | 57,14 | 85,71 | 100 | 100 | 14,29 | 28,57 | 28,57 | 57,14 | 28,57 | 57,14 | 85,71 | 42,86 | 0 | 71,43 | |
NE | N | 205 | 5 | 58 | 79 | 347 | 342 | 6 | 9 | 10 | 7 | 19 | 13 | 45 | 6 | 1 | 1 |
N=12 | % | 59,07 | 1,44 | 16,71 | 22,77 | 100 | 98,56 | 2,92 | 4,39 | 4,88 | 3,41 | 9,27 | 6,34 | 21.95 | 2,93 | 0,01 | 0,29 |
Nind. | 12 | 3 | 7 | 9 | 12 | 12 | 4 | 4 | 3 | 1 | 4 | 4 | 5 | 2 | 1 | 1 | |
%ind. | 100 | 25 | 58,33 | 75 | 100 | 100 | 33,33 | 33,33 | 25 | 8,33 | 33,33 | 33,33 | 41,67 | 0,17 | 8,33 | 8,33 | |
S | N | 11 | 0 | 9 | 12 | 32 | 32 | 2 | 0 | 4 | 0 | 4 | 2 | 2 | 2 | 0 | 1 |
N=1 | % | 34,37 | 0 | 28,12 | 37,5 | 100 | 100 | 18,18 | 0 | 36,36 | 0 | 36,36 | 18,18 | 18.18 | 18,18 | 0 | 3,13. |
Nind. | 1 | 0 | 1 | 1 | 1 | 1 | 1 | 0 | 1 | 0 | 1 | 1 | 1 | 1 | 0 | 1 | |
%ind. | 100 | 0 | 100 | 100 | 100 | 100 | 100 | 0 | 100 | 0 | 100 | 100 | 100 | 100 | 0 | 100 | |
NO-NE-S | N | 324 | 5 | 95 | 147 | 566 | 571 | 12 | 13 | 21 | 35 | 32 | 34 | 116 | 31 | 2 | 7 |
N=20 | % | 56,74 | 0,88 | 16,64 | 25,74 | 100 | 100 | 3,7 | 4,01 | 6,48 | 10,8 | 9,88 | 10,5 | 35,8 | 9,57 | 0,35 | 1,23 |
Nind. | 20 | 3 | 12 | 16 | 20 | 20 | 6 | 6 | 6 | 5 | 7 | 9 | 12 | 6 | 2 | 7 | |
%ind. | 100 | 15 | 60 | 80 | 100 | 100 | 30 | 30 | 30 | 25 | 35 | 45 | 60 | 30 | 10 | 35 |
Referencias: CO: centro-oeste; NO: noroeste; NE-E Noreste/este; S:sur; N: total de indicadores; %: porcentaje de indicadores; Nind.: total de individuos; %Nind: porcentaje de individuos; PP piezas presentes permanentes; NE: piezas no erupcionadas; PAA: piezas ausentes antemortem; PAP: piezas ausentes postmortem; P.Tot: piezas totales; PC: piezas cariadas; Rr: restos radiculares; Pfre: piezas con desprendimiento y/o fractura de esmalte; Ppit: piezas con perforaciones del esmalte; Pli: Piezas con líneas adamantinas o estrías; Ppl: piezas con planos; Pcol: piezas con cambios en la coloración del esmalte; Pop: piezas con opacidades adamantinas; SPP: secuelas de procesos periapicales; Por/Pig: estado de la tabla alveolar y estructuras óseas adyacentes
En la región NO se registraron 14 piezas con fositas (pits) (12,96%) en 4 individuos (57,14%), 12 con líneas de hipoplasias (11,11%) en 2 individuos (28,57%) y 17 con planos (15,74%), correspondientes a 4 individuos (57,14%). Se relevaron asimismo 69 piezas con cambios de coloración (63,89%) en 6 individuos (85,71%), mientras que 23 piezas (21,30%) de 3 individuos (42,86%) presentaron opacidades. En todos los casos, el grupo más afectado fue el de los masculinos adultos jóvenes. Se observaron 4 piezas con caries (3,70%) en un único individuo (14,29%) y 4 restos radiculares (3,70%) en 2 individuos (28,57%); por otra parte, 7 piezas, pertenecientes a dos individuos, presentaron fracturas de esmalte (6,48%). Se destaca asimismo la presencia de 5 individuos con porosidades y pigmentaciones en la tabla ósea alveolar (71,43%) (Tabla 2; Figs. 2 y 3).
En la región NE se registraron 7 piezas dentarias con fositas (pits) (3,41%) en un único individuo (8,33%). Un total de 19 piezas presentaron líneas de hipoplasias (9,27%) y 13 planos de esmalte (6,34%) en 4 individuos (33,33%) masculinos adultos medios. Por otra parte, se relevaron 45 piezas con cambios de coloración (21,95%) en un total de 5 individuos (41,67%) masculinos adultos maduros. Además, 6 piezas presentaron opacidades (2,93%) en 2 individuos (16,16%). Se identificaron también 6 piezas con caries (2,92%), pertenecientes a 4 masculinos adultos jóvenes (33,33%), 9 restos radiculares (4,39%) en 4 femeninos adultos mayores (33,33%), 10 piezas con fracturas de esmalte (4,88%) en 3 individuos (25%) y solo una SPP (0,29%) en un individuo masculino adulto joven (8,33%). Las porosidades y las pigmentaciones en la tabla ósea alveolar fueron identificadas también en un solo individuo masculino adulto joven (8,33%) (Tabla 2; Figs. 2 y 3).
Por último, respecto de la región S, 4 piezas presentaron líneas de hipoplasia (36,36%) y otras 2 piezas, planos de esmalte (18,18%). Se identificaron asimismo 2 piezas con cambios de coloración, 2 con opacidades y otras 2 con caries (18,18% en cada caso), así como 4 con fracturas de esmalte (36,36%). Este individuo también presentó porosidades y pigmentaciones en la tabla ósea alveolar. No se identificaron piezas con pits, restos radiculares ni caries (Tabla 2).
También se analizaron los resultados unificados, correspondientes a las regiones que presentan aguas con alto contenido de fluoruros (NO, NE y S), comparando estos resultados con los hallados en la región CO que presenta valores bajos de estos compuestos (Tabla 2; Fig. 4). En las regiones NO, NE y S en conjunto se identificaron 35 piezas con fositas (10,80%) correspondientes a 5 individuos (25%), 32 con líneas de hipoplasia (9,88%) en 7 individuos (35%), 34 con planos (10,50%) en 9 individuos (45%), 116 con cambios de coloración (35,80%) en 12 individuos (60%) y 31 con opacidades (9,57%) en 5 individuos (30%). Por otra parte, se identificaron 12 piezas con caries (3,70%) en 6 individuos (30%), 13 restos radiculares (4,01%) en 6 individuos (30%) y 21 piezas con fracturas de esmalte (6,48%) en 6 individuos (30%). Por último, se registraron dos secuelas de procesos periapicales (0,35%) en dos individuos (10%) y 7 individuos con porosidades y/o pigmentaciones en la tabla ósea alveolar (35%) (Tabla 2).
Los valores correspondientes a la mayoría de las variables relevadas que se asocian a la presencia de fluorosis (Ppit, Ppl, Pcol, Pop) fueron más elevados en el grupo NO-NE-S, con diferencias estadísticamente significativas tanto respecto de las piezas analizadas como de los individuos afectados (Tablas 2 y 3). En el caso de Pli, las diferencias solo son estadísticamente significativas al hacer la comparación por piezas. En cuanto a los indicadores de salud bucal no asociados a fluorosis, cabe mencionar que Por/Pig también presenta mayores porcentajes en la muestra procedente de NO-NE-S, con valores estadísticos que indican diferencias significativas para piezas e individuos. Por el contrario, las caries y las secuelas de procesos periapicales se registraron en mayor frecuencia en la zona CO, aunque con diferencias significativas solo en la comparación por piezas dentales. Por último, tanto para los restos radiculares como para las fracturas de esmalte, los valores fueron similares en los dos grupos y no se identificaron diferencias estadísticas (Tabla 3).
Por piezas | Por individuo | |||
Variable | X 2 | p | X 2 | p |
Ppit | 32,77 | 0 | 5,18 | 0,02 |
Pli | 24,3 | 0 | 2,99 | 0,08 |
Ppl | 31,78 | 0 | 10,61 | 0 |
Pcol | 119,97 | 0,01 | 12,44 | 0 |
Pop | 28,83 | 0,01 | 6,41 | 0,01 |
Por/Pig | 4,3 | 0,04 | 4,94 | 0,03 |
PC | 4,59 | 0,03 | 2,53 | 0,11 |
SPP | 5,71 | 0,01 | 3,1 | 0,07 |
Rr | 0,32 | 0,57 | 0,02 | 0,88 |
Pfre | 1,08 | 0,29 | 0,33 | 0,56 |
Referencias: ver Tabla 2. Los valores estadísticamente significativos (menores a 0,05) aparecen en cursiva
Por último, se presenta la información disponible respecto de la evaluación de los niveles de fluoruros a partir de las colectas de agua de pozos ubicados en zonas próximas a los sitios de procedencia de los restos humanos analizados en este trabajo (Tabla 4). Los valores correspondientes a la zona con aguas altamente fluoradas oscilan entre 0,2 y 23mg/L, promediando 5,62mg/L, mientras que los de la zona con aguas con bajo contenido de flúor varían entre 0,2 y 1,68mg/L, con una media de 1,12mg/L.
Región | Localidades | F- mg/l | Referencia bibliográfica |
---|---|---|---|
Zonas de aguas con alto contenido de fluoruros | |||
NO | Dep. de Sobremonte | 1,3-7,0 | Gallará et al. (2013) |
San Marco Sierra | 1,2-3,1 | Toledo et al. (2015) | |
Ongamira | 2.7 | Este trabajo | |
NE | Río Seco | 3.1 | Toledo et al. (2015) |
Morteros | 1.3 | Giannini Kurina (2015) | |
S | Alejo Ledesma | 1,25-11,0 | Cabrera et al. (2005) |
Río Cuarto | 0,2-15,1 | Cabrera et al. (2005) | |
Chaján Chaján | 23 | Blarasín et al. (2014) | |
Sampacho | 2,0-8,0 | Blarasín et al. (2011) | |
Roca | 3.16 | Giannini Kurina (2015) | |
Rio Quinto | 4.09 | ||
Zonas de aguas con bajo contenido de fluoruros | |||
CO | Ciudad de Córdoba | 0.2 | Este trabajo |
Rio Calamuchita | 1.2 | Giannini Kurina (2015) | |
Sierras y v. intermontanos | 1.4 | ||
Cuenca del rio Suquía | 1.68 |
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Los resultados obtenidos en este trabajo indican que en las muestras procedentes de la región CO se registraron bajas frecuencias de indicadores directamente asociados a fluorosis, tales como hipocalcificaciones e hipoplasias, y no se presentaron significativas alteraciones en la estructura y coloración del tejido óseo alveolar. En cambio, en las muestras procedentes de NO, NE y S se hallaron valores elevados de piezas con cambios de coloración en el esmalte dental, pits y planos, así como también alteraciones en la porosidad y/o pigmentación de las tablas alveolares (Tabla 2). Teniendo en cuenta la mencionada incidencia del fluoruro sobre los tejidos dentales y alveolares (Bordoni et al., 2013; Clavijo Vilavila, 2016), estas diferencias son coincidentes con el bajo nivel de fluoruros que contienen las aguas de las napas freáticas y subterráneas de la zona CO de la provincia, en comparación con las aguas de las zonas NO, NE y S (Tabla 4). Por lo tanto, es posible afirmar que los resultados hallados en las muestras provenientes de NO-NE-S son coherentes con una ingesta de aguas fluoradas. Cabe destacar que estos datos son concordantes con valores hallados en estudios realizados en poblaciones actuales en las zonas de Córdoba, en las cuales actualmente se han registrado altos contenidos de F_ (Gallará et al., 2011). Por otra parte, los antecedentes de estudios bioarqueológicos a nivel mundial aquí mencionados presentan porcentajes de prevalencias de piezas con signos de fluorosis mucho menores a los identificados en este trabajo arrojando (4-13% vs. 55,3%, respectivamente). Los individuos inhumados en zonas de aguas con bajo contenido de fluoruros (Tabla 4) presentan frecuencias bajas de indicadores asociados a fluorosis. Por el contrario, para otras variables de salud bucal, de origen multicausal y no directamente asociadas a fluorosis, tales como las caries o las secuelas de procesos periapicales, se observa una tendencia opuesta. Las prevalencias de ambos indicadores fueron significativamente más altas en la zona CO, lo cual podría estar asociado a la falta de protección que otorgan los fluoruros en las aguas de bebida, para el desarrollo de dichas patologías (Aasenden et al., 1972). Por otra parte, en un nivel general los resultados obtenidos en esta investigación permiten proponer que los individuos analizados no habrían vivido en grupos caracterizados por una alta tasa de movilidad, ya que las prevalencias de los indicadores están en correspondencia directa con el tipo de agua consumida de las zonas en las cuales fueron inhumados (Tabla 4). Si bien hasta el momento no se han realizado en la provincia estudios bioarqueológicos sobre movilidad poblacional, por ejemplo a partir de isotopos de oxígeno, investigaciones basadas en la prevalencia de cambios entésicos para miembros inferiores han planteado para las poblaciones de la región serrana una menor movilidad, en comparación con las poblaciones de las llanuras (Salega y Fabra, 2017).
En conclusión, es posible establecer que la fluorosis dental es una patología endémica que no solo afecta gran parte de la población de Córdoba en la actualidad (Gallará et al., 2011), sino que también fue padecida por algunos habitantes de ese territorio durante el Holoceno Tardío. El desarrollo de investigaciones sobre esta patología a nivel arqueológico en otras regiones, sumando el relevamiento de diferentes estructuras anatómicas, contribuirá al diagnóstico paleopatológico diferencial de enfermedades óseas y dentarias en bioarqueología, al tiempo que contribuirá también al estudio de la fluorosis en poblaciones actuales, ya que permite visibilizar aspectos de la enfermedad que no pueden ser detectados en la inspección clínica. Como perspectiva futura se prevé realizar estudios de laboratorio para cuantificar la presencia de fluoruro dentario y determinar las cantidades de ese elemento que pudieron haber ingresado a los tejidos en forma postmortem debido a procesos de diagénesis que ocurren cuando existe una elevada concentración del halógeno en suelos con abundante flujo hídrico. De este modo, tanto a nivel médico como odontológico se avanzará hacia un abordaje terapéutico integral de la fluorosis, que no solo contemple la estética de los pacientes sino que tenga también en cuenta sus implicancias en otros aspectos de la salud de poblaciones presentes y pasada