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Revista de la Asociación Geológica Argentina
versión impresa ISSN 0004-4822
Rev. Asoc. Geol. Argent. vol.66 no.4 Buenos Aires jun. 2010
ARTÍCULOS
Estudio geocientífico aplicado a la evaluación de la aptitud para la urbanización en la cuenca carbonífera de Río Turbio, Santa Cruz
Fernando Pereyra 1, Pamela Boujon 1, Andrea Gómez 1, Norma Tello 1, María I. Tobía 1 y Omar Lapido 1
1 Dirección de Geología Ambiental y Aplicada, SEGEMAR, Buenos Aires. E-mail: fernap@minproduccion.gov.ar
RESUMEN
Se realizó un estudio geocientífico para la evaluación de la aptitud para la urbanización en la cuenca carbonífera de Río Turbio. Este estudio incluyó la caracterización de los recursos naturales: suelos, agua y paisaje y la evaluación de áreas de riesgo natural y antrópico, la pérdida de espacios verdes y tierras agrícolas. La zona implicada se encuentra localizada en el extremo SO de la provincia de Santa Cruz. Conforma la llamada cuenca carbonífera del Río Turbio. Las localidades de Río Turbio y 28 de Noviembre exhiben el mayor número poblacional. Estas poblaciones se desarrollaron a partir de la actividad minera y ganadera. En función de las características geológicas, geomorfológicas, bióticas, geotécnicas, hidrológicas y edafológicas, se han diferenciado 7 unidades de paisaje. A partir de la información generada previamente y como insumo básico para la producción del plan de desarrollo urbano, se ha realizado un mapa de aptitud para la urbanización del área. Las unidades de paisaje con mejores posibilidades para la expansión urbana son dos: Morenas con estepa herbácea y planicies glacifluviales con estepa mixta. La unidad paisaje erosivo glaciar con bosque y la unidad terrazas fluviales son aceptables para la urbanización, mientras que las unidades: Cañadones y pendientes aluvio-coluviales, serranías poligenéticas terciarias y mallines y bajos, son inapropiadas para la urbanización, por diferentes motivos.
Palabras clave: Geología urbana; Peligrosidad geológica; Aptitud de uso para urbanización; Ordenamiento territorial.
ABSTRACT: Geoscientific study applied to the evaluation of urbanisation suitability at the carboniferous basin of Río Turbio, Santa Cruz. A geoscientific study was accomplished to evaluate suitability for urban developments the in carboniferous basin of the Turbio River. This research included the characterization of natural resources: soil, water and landscape; the evaluation of natural and anthropic hazardous areas and the loss of farming and green lands. The implied area is located in the SW end of the Province of Santa Cruz. It is part of the carboniferous basin of the River Turbio. The towns of Rio Turbio and 28 de Noviembre hold the most numerous populations. These two locations developed from mining and cattle breeding activities. Taking into account geological, geomorphological, biotic, geotechnical, hydrological and soil features, eight (8) Landscape Units were identified and, resultant from the information produced, a Map of Aptitude for the urbanization of the area was produced as a basic input for the urban development plan. The landscape units found to have better possibilities for urban expansion are two: Moraine with herbaceous steppe and glacifluvial plains with mixed steppe. The erosive glacier with forests and fluvial terraces have acceptable conditions for urbanization, while the valley borders, canyons and alluvio-colluvial slopes, polygenetic Tertiary hills and mallines (humid meadows) and Lowlands are, for several reasons, units inappropriate for urbanization.
Keywords: Urban geology; Geohazards; Aptitude for the urbanization; Land management.
INTRODUCCIÓN
La localización de asentamientos humanos, su estructura interna y funcionamiento están fuertemente influenciados por los factores ambientales y, particularmente por la configuración del terreno. Una gestión poco efectiva de las tierras en zonas urbanas o por urbanizar resulta en una generalizada degradación de suelos, agua y paisaje y en la ocupación deáreas riesgosas, pérdida de espacios verdes y de tierras agrícolas. La zona estudiada se encuentra localizada en el extremo SO de la provincia de Santa Cruz, en el límite con Chile, entre los paralelos de 51°40´S y 51°30´S y los meridianos de 72°10´O y 72°23´O (véase fig. 1). Conforma la denominada cuenca carbonífera del Río Turbio y constituye la mayor concentración de población de la provincia, detrás de Río Gallegos y Caleta Olivia, así como la mayor urbanización en el área cordillerana patagónica desde Esquel.
Figura 1: Mapa de ubicación.
Dentro del área considerada se encuentran
las localidades de Río Turbio y 28 de
Noviembre, así como poblaciones menores,
Julia Dufour e instalaciones mineras,
las que integran un conjunto urbano que
se extiende por más de 7 km, sobre el valle
del río Turbio. Aguas abajo del área
considerada, se encuentran las poblaciones
de Rospenteck y Turbio Viejo, a escasos
kilómetros de 28 de Noviembre.
Estas poblaciones se desarrollaron esencialmente
en relación a la actividad minera de Río Turbio, la que imprimió un sello
particular y distintivo al poblamiento
y a la urbanización de la región. En tal
sentido, se ha diferenciado claramente
del típico patrón de poblamiento patagónico
asociado a la actividad ganadera. Sin
embargo, en las últimas décadas el turismo
ha surgido como una alternativa económica
importante creciendo sostenidamente
e implicando nuevas demandas
sobre el espacio. La población urbana de
la Cuenca Carbonífera, tomada como
base el 100% de la población de 1970,
que alcanzaba a 5.245 habitantes, creció hasta el censo del 2001 en un 216%, llegando
a 11.336 habitantes. En 1991, Río
Turbio tenía 6.746 habitantes, mientras
que, 28 de Noviembre tenía 3.317. En el
2001, Río Turbio pasó a tener 6.650 pobladores,
mientras que 28 de Noviembre
creció significativamente, llegando a
4.686 habitantes. Debe señalarse que Río
Turbio se encuentra espacialmente más
limitada, lo que explica parcialmente el
fenómeno observado. Estos aspectos, sumados
al sostenido aumento de la población
ocurrido en las últimas décadas,
ciertamente no vinculada a la actividad
minera, justifican la necesidad de encarar
estudios de ordenamiento ambiental, especialmente
en lo concerniente a la aptitud
para la urbanización de las diferentes
unidades de paisaje, así como en lo referente
a los conflictos de usos. La presente
contribución se focaliza en el primero
de los aspectos. La metodología seguida
fue aplicada para San Carlos de Bariloche
(Pereyra et al. 2005).
RESULTADOS
Caracterización del medio físico
Caracteriza el clima de la región una temperatura
mínima media anual de 0,7ºC y
una máxima media anual de 10,9ºC. La
amplitud anual de los valores medios
mensuales de temperatura es de 9,6ºC. La
temperatura media anual es de 5,9ºC. Las
precipitaciones en la región alcanzan los
443 mm/anuales, con el mes más lluvioso
en marzo (44,7 mm) y el mes menos
lluvioso es septiembre (21 mm). En líneas
generales las mayores precipitaciones
tienen lugar en primavera y verano.
Durante todo el año predominan los vientos
del NO, O y SO. Utilizando la clasificación
de Thornthwaite la zona corresponde
a un clima subhúmedo-seco (C1 B´1 d a´).
Las características del medio natural fueron
reconocidas a partir de la fotointerpretación
de fotos de diferentes escalas y
años, así como a partir de imágenes satelitarias
ASTER y Landsat en diferentes
combinaciones de bandas. Consecuentemente,
se elaboraron una serie de mapas
previos y posteriormente fueron controlados
en el campo elaborándose los mapas
finales a escala 1:20.000. Las principales
características del medio físico han
sido tomadas de SEGEMAR (2006). Elárea de estudio se ubica en la provincia
geológica Cordillera Patagónica Austral.
En la misma se desarrolla el Batolito
Patagónico, aunque sus afloramientos están
principalmente en territorio chileno.
También, a estas latitudes, se desarrolla
una faja plegada y corrida que es responsable
del importante acortamiento y levantamiento
orogénico. En la Meseta
Patagónica Austral, al este, afloran los depósitos marinos y continentales cretácicos
y cenozoicos. (Furque y Caballé 1983
y Malumián y Panza 2000).
La Formación Río Turbio (Paleógeno) es
una secuencia alternante entre sedimentitas
marinas y continentales portadoras de
bancos de carbón ubicadas al oeste del
valle del río Turbio. La sección inferior
está compuesta por conglomerados y
areniscas medianas a gruesas, pardo amarillentas,
e intercalada con niveles de invertebrados
fósiles y de tafoflora. En la
parte superior de esta sección se interponen
los mantos de carbón. La sección superior
está formada por areniscas finas a
gruesas, en parte conglomerádicas, pardo
verdosas, en la que alternan niveles con
invertebrados y plantas. La Formación
Río Turbio presenta una estructura homoclinal
regional, de rumbo norte-sur e
inclinaciones al este de entre 12º y 15º.
Localmente está afectada por fallas de
poco rechazo y pliegues secundarios de
reducidas dimensiones.
Al este de la Formación Río Turbio, en la
zona de la sierra Dorotea sigue la sucesión
la Formación Río Guillermo formada
por sedimentitas de origen continental.
Esta unidad está integrada por una
secuencia alternante de conglomerados
finos a gruesos y areniscas medianas a
gruesas y, en menor cantidad, niveles de
areniscas muy finas, limolitas y arcilitas.
El color dominante de las psamitas y psefitas
es castaño amarillento, grisáceo y
verdoso. Los conglomerados son polimícticos,
con rodados redondeados a subredondeados
de vulcanitas, metamorfitas
y cuarzo lechoso. El contacto basal es
una superficie de discordancia erosiva y
la estructura es homoclinal, con rumbo
norte-sur, con valores de inclinación menores
a 10º al este.
Le sigue la Formación La Escondida
(Oligoceno superior a Mioceno inferior)
constituida por dos secuencias, una inferior
continental y otra superior marina.
La secuencia continental (cerro Mirador)
comienza con bancos de conglomerados
gruesos, de 20 a 60 cm de potencia, de
color castaño oscuro a negro, en una matriz
arenosa gruesa. Dentro de las psefitas,
que forman un resalto marcado en el
relieve local, se observan lentes de areniscas
medianas con estratificación entrecruzada.
Le siguen estratos de areniscas
finas a medias, hasta conglomerádicas,
castaño-amarillentas a rojizas hasta gris
claro y verdosas, bien estratificadas, en
bancos tabulares con entrecruzamiento.
Se observan abundantes fragmentos de
troncos silicificados. En la secuencia marina
predominan las areniscas finas a medianas,
pardo amarillentas, con estratificación
paralela. Asimismo, se visualizan
intercalaciones de conglomerados finos
con concreciones, restos de vegetales carbonizados
y dos niveles de invertebrados
marinos, como ostréidos y gastrópodos.
Luego, continúa la Formación Santa
Cruz en el faldeo occidental de la meseta
Latorre correspondiendo a la transición
del Mioceno inferior al medio. El color
dominante de la formación es blanco a
gris amarillento y gris azulado. Está constituida
por areniscas, arcilitas y tobas con
algunos niveles conglomerádicos de grano
fino intercalado.
En el norte afloran coladas que corresponden
a basaltos alcalinos de plateaux,
de edad miocena media a superior. Hacia
el sur, los basaltos ocupan superficies menores,
destacando las grandes planicies de
diversos orígenes (incluyendo a los "rodados
patagónicos"). Estas planicies son disectadas
por amplios valles con depósitos
glaciarios y fluvioglaciarios.
En función de los procesos que le dieron
origen es posible diferenciar tres conjuntos
de depósitos cuaternarios: 1) Depósitos
glaciarios, 2) Depósitos glacifluviales
y 3) Depósitos fluviales. Los Depósitos
glaciarios (Pleistoceno) conforman
un conjunto heterogéneo de sedimentos
de till, con intercalaciones que indican
una mayor participación del agua, incluyendo
niveles de varves. En general, son
bloques y gravas inmersos en una matriz
areno-gravillosa a areno-limosa, carentes
de estructuras y mal seleccionados. En algunos
casos se observan estructuras convolutas
y drop-stones. Los Depósitos glacifluviales
pleistocenos, forman estratos de
1 m de potencia con estratificación entrecruzada.
Predominan los rodados y gravas,
inmersos en una matriz gravillosa y
arenosa, con bajo grado de consolidación.Finalmente, los Depósitos fluviales (edad
holocena a reciente) grisáceos corresponden
a dos niveles de terrazas de conglomerados
gruesos poco consolidados, con
matriz arenosa gruesa mal seleccionada,
con algunas intercalaciones más finas
(areno-limosas).
Los depósitos antrópicos son el producto
de la actividad minera desde fines de la
década del ´40 en la Cuenca Carbonífera
de Río Turbio. Se sitúan en ambas márgenes
y en la planicie aluvial del arroyo San
José. Basándose en la selección granulométrica,
al proceso que lo genera y a la
ubicación final se distinguen tres tipos de
depósitos antrópicos: 1) estériles, en las
escombreras escalonadas, 2) "lodo", en
las piletas de la planta depuradora y 3) cenizas
de la usina térmica.
El relieve de la zona estudiada se debe
esencialmente al modelado glaciar que
modificó sustancialmente el paisaje estructural
pre-existente. Con posterioridad
al retiro de los hielos, las geoformas presentes
fueron modificadas parcialmente
por el accionar del proceso fluvial, mientras
que la remoción en masa imprimió sus particulares rasgos a las pendientes
(véase fig. 2). Las geoformas glaciarias corresponden
a morenas marginales y frontales,
terrazas glacifluviales y planicies glacifluviales.
Las morenas forman lomadas
elongadas de till con bloques facetados de
grandes dimensiones (mayores a 1 m) inmersos
en una matriz areno-gravillosa,
generalmente carente de estructuras sedimentarias.
En algunos sectores (como inmediatamente
al sur de Julia Dufour) se
encontrarían ligados a varves y sedimentos
mejor seleccionados y estratificados
de ambientes ácueos asociados con la
masa de hielo. Vinculadas a las morenas
se encuentran las Terrazas glacifluviales.
Las mismas presentan relieve horizontal y
materiales gruesos, generalmente poco
cementados por carbonatos. Los rodados
en general son menores a 20 cm, inmersos
en una matriz areno-gravillosa; en
comparación con el till, están mucho mejor seleccionados y es posible advertir estratificación
entrecruzada y en artesa.
Figura 2: Mapa geomorfológico.
Las planicies glacifluviales están definidas
por la existencia de numerosos cauces entrelazados
que ocupan todo el sector ubicado
al frente de las lenguas glaciares. Se
visualizan dos niveles relativamente bien
preservados. El nivel superior al pie de la
meseta Latorre que se encuentra disectado
por numerosos cañadones, al este de
Rospentek y Turbio Viejo está mejor preservado.
El nivel inferior se halla inmediatamente
al sur de 28 de Noviembre.
Como geoformas glaciarias dominadas
por erosión se desarrollan el paisaje erosivo-
deposicional glaciario y los Laterales
de valles glaciarios geoformas labradas
en las diferentes litologías aflorantes en
las áreas más elevadas. Además, es posible
observar depósitos de till, que podrían
corresponder a morenas de fondo
para la primera de las unidades.
En las cercanías del área afectada al proyecto
(inmediatamente al oeste) se ubica
una forma mixta glaciaria, probablemente
correspondiente a un drumlins (de
tipo crag and tail).
Dentro del conjunto de geoformas fluviales
se pueden diferenciar las planicies aluviales,
las terrazas fluviales y los cañadones.
El río Turbio presenta hábito sinuoso,
aumentando su sinuosidad hacia el
sur. Las planicies aluviales presentan una
amplitud variable. Los materiales que actualmente
acarrea el curso no son demasiado
gruesos (areno-gravillosos). Desde el Pleistoceno superior se han formado
varios niveles de terrazas fluviales. Su génesis
se vincula a cambios del nivel de
base (cambios del nivel del mar) y climáticos
que resultaron en variaciones de
caudal. Estas unidades tienen una extensión
menor que las terrazas glacifluviales
y su número difiere entre los valles, reconociéndose
dos niveles principales en la
cuenca de Turbio-Primavera-San José.
Los depósitos son de bloques, gravas y
arenas, moderadamente seleccionados, no
cementados y con estratificación entrecruzada.
En la zona de Julia Dufour es
posible diferenciar dos niveles de terrazas.
La acción erosiva de cursos fluviales generalmente
temporarios ha producido
numerosos cañadones. Debido al mayor
relieve relativo, la máxima concentración
de cañadones se encuentra en la zona
oriental del área estudiada. Numerosos
cursos provenientes de la meseta Latorre
discurren con alta sinuosidad hasta desembocar
en el río Turbio y en el arroyo
Primavera. Es posible observar en la margen
izquierda del río Turbio en la zona del
arroyo de los Loros y en el cañadón ubicado
próximo a 28 de Noviembre, pequeñas
geoformas de acumulación, como
abanicos aluviales disectados por los cursos
actuales. El piso de algunos de los cañadones
de mayores dimensiones está ocupado por mallines y lagunas.
Pequeños cursos también han labrado algunos
cañadones en la zona serrana en la
cual se localiza la mina (Sierra Dorotea).
Estos cursos poseen, a diferencia de los
anteriores, mayores pendientes y fuerte
control estructural por lo que son mucho
más rectilíneos. Uno de los principales se
sitúa en la zona de los talleres y otro en
las cercanías de Mina 5. En la zona de
Julia Dufour coalescen dos pequeños
arroyos formándose un mallín sobre el
cual se asienta parte del loteo de la población.
Finalmente, cerca de 28 de
Noviembre (escasos cientos de metros
aguas arriba) se observa otro cañadón
importante que desagua buena parte del
drenaje superficial del flanco oriental de
la sierra Dorotea.
El relieve poligenético serrano se desarrolla
sobre las rocas continentales y marinas
de las formaciones, Río Turbio, Río
Guillermo y La Escondida de edad paleógena.
Es el resultado del accionar de los
procesos glaciario, fluvial y de remoción
en masa. En líneas generales el rumbo de
los bancos es aproximadamente norte-sur
con inclinación hacia el este. Es posible
observar en la mayor parte de la unidad
una cobertura de till de espesores variables,
así como rasgos evidentes de procesos
criogénicos. Las pendientes elevadas
de los valles están afectadas por caída de
rocas (en aquellos sectores donde las paredes
son empinadas y carecen de vegetación),
también por reptaje (que puede
formar conos de deyección), y por deslizamientos
y flujos del tipo debris flow. En
la zona ubicada por encima de la actual
Usina, de la planta de procesamiento y de
Mina 5, al pie de los afloramientos rocosos
de areniscas masivas y conglomerados
que constituyen paredones verticales, se
encuentran numerosos bloques caídos,
los que en algunos casos conforman pequeños
conos de caída de roca. Los bloques
alcanzan grandes dimensiones (a veces
varios metros) y en general son angulosos
y aproximadamente equidimensionales,
situación favorecida por el escaso
recorrido y el diaclasamiento y estratificación
de las rocas aflorantes. El crioclastismo
también es importante, compone una
carpeta detrítica en los sectores topográficamente
más altos.
Los bajos constituyen, cuando las depresiones
son mayores, cuencas endorreicas
con diseño de avenamiento centrípeto y
cursos efímeros; mientras que en el caso
de los bajos menores, suelen alinearse sugiriendo
vías de drenaje difuso. En las terrazas
glacifluviales y planicies estructurales,
se forman piping por sublavado. En
los mismos se encuentran suelos hidromórficos
y orgánicos (turberas). La mayor
concentración de bajos y mallines
está en el relieve erosivo-depositacional
glaciario y en las terrazas glacifluviales,
así como alineadas en los cañadones.
Marginando los valles principales se han
diferenciado las pendientes aluvio-coluviales.
Las mismas son resultado de la
combinación del escurrimiento superficial
(erosión hídrica) y la remoción en masa
(reptaje y deslizamientos). Las inclinaciones
de las pendientes son elevadas (mayores
a 30°) si se las compara con el resto de
las unidades geomórficas. Constituyen las
formas más inestables de la zona estudiada.
Por ejemplo, sobre la margen izquierda
del río los deslizamientos de pequeñas
dimensiones son frecuentemente generados
por la acción de socavamiento producido
por la erosi&oacu te;n lateral del río. En algunos
sectores se originan conos de deyección
los que, al coalescer lateralmente,
conforman taludes. En otros casos ocasionan
conos de caída de rocas y taludes
de caída de rocas (rock fall talus).
Finalmente, ocupando un pequeño sector,
se encuentra el relieve denudativo en
sedimentos santacrucenses. Estas planicies
son remanentes de antiguos pedimentos
labrados en rocas neógenas con
anterioridad a las glaciaciones. Luego,
con el avance de los hielos, estas geoformas
actuaron como divisorias de hielos y
aguas, que fueron erosionadas parcialmente.
Al pie de las mismas se formaron
extensas pendientes en las que se combinan
diferentes rasgos geomorfológicos.
En este caso se distinguen numerosos cañadones
que exponen afloramientos de
la Formación Santa Cruz, deslizamientos
rotacionales, conos de deyección y carpetas
detríticas. Hacia la zona de menor altitud
se interdigita con las morenas marginales
más antiguas y con pequeños
afloramientos de las formaciones más
antiguas. Estas pendientes establecen zonas
de activa morfogénesis.
La región sur de la provincia de Santa
Cruz muestra características eco-ambientales
específicas que la diferencian del
resto de la Patagonia. En la misma, las
condiciones climáticas y fisiográficas han
determinado la existencia de un menor
déficit hídrico estacional o incluso la ausencia
del mismo. Consecuentemente, la
disponibilidad de agua en el perfil del
suelo es mayor que en otros sectores extraandinos
y precordilleranos. El INTA
(1990) diferenció, en función de las particularidades
climáticas, geomorfológicas, bióticas y edáficas, un sector que denominó Patagonia Extra-andina Austral,
dentro de la cual se ubicaría la zona abarcada
en este estudio. Esta región comparte
algunas de las propiedades de la
Región Andina Patagónica, las cuales se
manifiestan, en algunas propiedades, semejantes
a los suelos presentes. En primer
lugar se destacan, al igual que en la
zona andina, los contenidos mayores de
materia orgánica, especialmente en los
horizontes superficiales, si se comparan
los suelos con los ubicados en la zona extraandina.
Por el contrario, si se compara
con la zona andina, el menor volumen de
precipitaciones y de excedente hídrico,
así como una menor cobertura vegetal y
desarrollo del bosque, se plasma en un
menor grado de lavado y lixiviación de
los suelos. Asimismo, la menor participación
de tefras como material originario, y
las apuntadas diferencias bioclimáticas,
resultan en la menor aparición de propiedadesándicas y por lo tanto en la ausencia
de Andosoles.
La gran variabilidad geomorfológica y
bioclimática, ya señalada, resulta en un
complejo mosaico edáfico, encontrándose
representados suelos pertenecientes a
5 Órdenes. Ésta es la categoría taxonómica
mayor de la Soil Taxonomy, clasificación
de suelos utilizada en nuestro país, en suúltima versión (Soil Survey Staff 2006).
Los suelos examinados pertenecen a losÓrdenes: Molisoles, Entisoles, Inceptisoles,
Alfisoles e Histosoles. En función
de las condiciones climáticas imperantes
en la zona y los parámetros establecidos
por la taxonomía de suelos, el régimen de
humedad de los suelos dominante es el
Xérico, observándose hacia el oeste cierta
transición al régimen Údico. El régimen
Xérico presenta inviernos húmedos
y fríos, con veranos comparativamente
secos y cálidos, por lo que el déficit hídrico
se verifica en los meses de verano. El
régimen Údico no muestra estación seca
marcada y el déficit hídrico tiene menor
duración o directamente no se produce.
El régimen de temperatura de los suelos
es Crídico a Mésico, por lo cual la temperatura
media anual de los suelos es por
debajo de 8°C o entre 8° y 15°C respectivamente
y no hay permafrost en los
suelos, si bien ocasionalmente pueden
congelarse.
Predominan los Molisoles, éstos son suelos
que se caracterizan por tener un horizonte
superficial rico en materia orgánica.
Los requerimientos para considerar a
un horizonte como Mólico es poseer más
del 1% de materia orgánica, tener un porcentaje
de saturación con bases superior
al 50% y un espesor de más de 25 centímetros.
Estos horizontes se forman
usualmente bajo vegetación de estepa
herbácea, si bien también pueden formarse
en zonas de ecotono con el bosque.
Los materiales originarios son variados,
si bien en general las texturas son
francas y franco-arenosas, aunque exhiban
pedregosidad, favorecen su formación.
En general tienen moderado a bajo
grado de desarrollo pedogenético.
Dentro de este Orden, los suelos dominantes
en el área estudiada son los
Crioles, particularmente los Haplocrioles.Éstos en general poseen perfiles simples,
A-AC-C o, en menor medida existe cierto
enriquecimiento en materiales más finos
en el horizonte subsuperficial, teniéndose
así perfiles de tipo A-Bw-C. En
el primero de los casos, se trata de
Haplocrioles énticos o líticos (si la roca
se encuentra somera, usualmente a menos
de 50 cm), mientras que en el segundo
se trata de Haplocrioles típicos. Los
Haplocrioles en general presentan un
horizonte superficial potente (A), bien
provisto de materia orgánica. Son oscuros
(10YR3/3), con textura arenosa y
estructura migajosa, media, moderada.
Usualmente son pedregosos desde la superficie,
aunque la misma aumenta en
profundidad.
Por debajo del horizonte A, en las terrazas
glacifluviales, fluviales y en las morenas,
se suelen encontrar horizontes AC
de transición también arenosos, si bien la
pedregosidad puede superar el 30 %. En
general son masivos o tienen estructura
en bloques angulares débiles y son más
claros (10YR5/3 en seco). En las terrazas
fluviales, los moteados son frecuentes
desde la superficie y se incrementan en
profundidad, hallándose a veces el nivel
freático a menos de 1 m, por lo que en
muchos casos se trata de suelos transicionales
a Endoacuoles. En las geoformas
más antiguas (morenas y terrazas glacifluviales)
se encuentran horizontes Bw
(en vez AC), de coloraciones más rojizas
y texturas francas lo que evidencia incipiente
argiluviación.
En las zonas de mayor pendi ente y en la
boscosa y de ecotono, en general, los
Molisoles son menos potentes si bien los
contenidos de materia orgánica pueden
ser incluso mayores. Los subgrupos líticos
(con afloramientos rocosos a menos
de 50 cm) son frecuentes. En líneas generales
las cementaciones de carbonato de
calcio son poco comunes en la zona
abarcada en el presente estudio, volviéndose
más comunes hacia el SE de la misma,
en ambientes de terrazas glacifluviales
y antiguas planicies estructurales.
En los sectores boscosos (incluyendo
grandes extensiones actualmente deforestadas)
y de ecotono, generalmente a
cotas más elevadas que en los Molisoles y
con pendientes mayores, los suelos dominantes
pertenecen al Orden Inceptisoles.
Son principalmente Crieptes, o sea
Inceptisoles fríos con perfiles simples
(A-AC-C). En general están bien provistos
de materia orgánica en su horizonte
superior. Los horizontes A son oscuros,
usualmente arenosos y franco arenosos,
ligeramente pedregosos y con estructura
en bloques subangulares débiles o migajosa.
El espesor es muy variable, dependiendo
de la morfodinámica del sector
considerado, si bien en todos los casos
los suelos muestran discontinuidades litológicas,
evidencias de erosión-depositación
o variaciones irregulares en el contenido
de materia orgánica, aspectos que
revelan la inestabilidad del paisaje.
Asimismo, carecen de horizontes de iluviación,
salvo en los casos de incipiente
formación de horizontes Bw y pequeñas
evidencias de podzolización. Pueden ser
clasificados como Eutrocrieptes húmicos,
si el contenido de materia orgánica
es muy alto en el horizonte A o líticos, si la roca se encuentra somera.
En los sectores del paisaje con más actividad
morfodinámica, con materiales originarios
más gruesos, en geoformas más
jóvenes o más elevadas (donde no hay
bosque), predominan los Entisoles.
Estos suelos muestran muy bajo grado
de desarrollo pedogenético, lo que se materializa
en los perfiles poco potentes y
diferenciados y en la ausencia de horizontes
diagnósticos. En general se trata
de Ortentes, esencialmente Criortentes.
Presentan perfiles simples A-C o A-1-2-
3, etc., con horizontes superficiales apenas
insinuados por color y estructura débil.
En algunos casos es posible observar
integrados a Molisoles, en estos casos los
contenidos de materia orgánica son mayores
y la existencia de los Entisoles se
debería solamente al factor tiempo.
Texturalmente son gruesos, dominantemente
areno-gravillosos y la pedregosidad
suele ser alta en todos los horizontes.
Dadas las características geomorfológicas
y climáticas de la región, la existencia de
sectores deprimidos y anegables es un
rasgo frecuente. En algunos casos forman
mallines y pequeñas lagunas temporarias
o semi-permanentes. En estos sectores
se hallan suelos hidromórficos, los
que según el aumento del grado de desarrollo
pedogenético, pertenecen a los Órdenes Entisoles, Inceptisoles y Molisoles.
Se trata de Acuentes, Acueptes y
Acuoles respectivamente. En todos los casos
se trata de suelos profundos, con problemas
de drenaje desde la superficie (evidenciados
por moteados y coloraciones
particulares). Predominan las texturas arenosas,
son frecuentes las discontinuidades
litológicas y las presencia de capas gruesas
y finas alternantes. Los horizontes orgánicos,
o sea con más del 20 % de materia orgánica,
son un aspecto común en la zona
de mallines, dando lugar a subgrupos hísticos
o a la existencia de Humacueptes.
Finalmente, debe señalarse que la sostenida
actividad minera de la región ha
dado lugar a la formación de suelos antrópicos
o, al menos, han modificado
fuertemente los suelos naturales. El aspecto
más destacado es la presencia de
grandes acumulaciones aterrazadas de
material estéril proveniente de la mina.
En estos materiales, granulométricamente
heterogéneos, especialmente en los depósitos
más antiguos, se han formado
suelos con la consiguiente colonización
por parte de algunas especies vegetales.
Como todos los suelos antrópicos, éstos
exhiben bruscas variaciones laterales y verticales,
y alta compactación. Asimis-mo, las
propiedades químicas difieren de los suelos
naturales circundantes. La mayor extensión
areal de estos suelos antrópicos se
localiza en el valle del arroyo San José, entre
la población de Río Turbio y Mina 5.
La vegetación incluye los elementos más
australes del bosque Andino-patagónico,
si bien el mismo se encuentra muy degradado
debido a la acción antrópica. A estas
latitudes está compuesto casi exclusivamente
por lengas. Hacia el este y en los
valles fluviales la vegetación dominante
es la estepa herbácea, mientras que en los
sectores más altos y más orientales domina
la estepa mixta, con importante participación
del componente arbustivo.
En relación a los recursos hídricos, en
primer lugar considerando las aguas superficiales,
puede señalarse que el área de
estudio se encuentra en el sistema río
Gallegos-río Turbio de la cuenca del río
Gallegos y atraviesa la región precordillerana
hasta su desembocadura en el estuario
Atlántico. El curso principal del río
corre en sentido N-S sobre depósitos
marinos-fluviales. El caudal aumenta en
la época de deshielo, donde también recibe
el aporte de cauces temporarios
(Nicoli y Merino, 1993). La red hidrográfica
tiene un diseño dendrítico, presenta
arroyos tributarios subparalelos entre sí y
en ángulo agudo sin control estructural y
un régimen influenciado por la estacionalidad.
Toda la cuenca tiene una situación
de déficit hídrico. No hay almacenamientos
lacustres significativos. La existencia
de humedales, tales como vegas y mallines,
constituyen reservorios valiosos en
períodos secos.
El sistema de la cuenca del río Turbio
está conformado por arroyos principales,
como el San José, Santa Flavia y
Primavera y cursos secundarios que originan
el río Turbio. Tanto las actividades
mineras como los centros urbanos vierten
sus efluentes y aguas servidas directamente
a los cursos de agua. El arroyo
Primavera es el único curso de agua que
se utiliza para el suministro de las poblaciones
de Julia Dufour y 28 de Noviembre,
a diferencia de la localidad de Río
Turbio que es provista por agua de pozos.
Por su parte, el arroyo San José tiene
un embalse para el a provisionamiento de
agua que actualmente está fuera de uso.
En la margen derecha del arroyo se emplaza
el ferrocarril que transporta el carbón
hasta la ciudad de Río Gallegos. En
este tramo, el cauce ha sido rectificado,
desarrollándose paralelo al ferrocarril.
El arroyo Santa Flavia, que atraviesa la
mencionada localidad, recoge los desagües
pluviales, efluentes urbanos y las
aguas servidas. En la unión de los arroyos
San José y Santa Flavia, es donde desembocan
los efluentes cloacales sin tratamiento,
de la ciudad de Río Turbio se
hizo un único muestreo en el mes de
marzo de 2006, las conclusiones de estos
estudios no deberían ser extrapoladas a
otras épocas del año. De los resultados
de los análisis físico-químicos se concluye
que la mayoría de los parámetros están
dentro de los límites establecidos como
aceptables en la legislación. En términos
generales las aguas son de tipo Bicarbonatada
cálcica-sódica y Sulfatada sódica.
Sin embargo, se advierten valores de
amoníaco levemente superiores en los sitios
coherentes con el uso ganadero y
donde confluyen los efluentes cloacales.
Con respecto al análisis bacteriológico se
obtuvieron altos valores tanto en coliformes
totales como en coliformes fecales,
que determina un importante nivel de
contaminación. Con respecto a la turbidez
y al color aparente, todos los valores
hallados sobrepasan en gran medida los
parámetros aceptables.
En relación a la hidrogeología, se determinó que las terrazas fluviales y glacifluviales
se comportan como áreas de recarga
ya que están constituidas por materiales
de bloques, gravas y arenas moderadamente bien seleccionados y limos en sectores
cercanos al río. Además, durante el
relevamiento en el campo, el arroyo San
José presentaba tramos indefinidos como
consecuencia de la infiltración del agua
hacia el subsuelo. En ese sector de la vega
el arroyo San José confluye con el arroyo
Santa Flavia y con los efluentes cloacales
formando una gran zona de mezcla en
un suelo altamente permeable.
Los valores de permeabilidad para la
zona subsaturada se encuentran entre
101-103 m/día, según la tabla de Breddin
(1963) son materiales con alta permeabilidad.
La red de flujo subterránea para los
niveles freáticos presenta una dirección
de escurrimiento ENE a OSO en sentido
inverso al escurrimiento superficial. La
relación de conductividad es en aguas superficiales
menor que en aguas subterráneas.
La red de flujo del acuífero semiconfinado
tendría un comportamiento
efluente del río para este período del año.
De acuerdo con la muestra tomada en el
predio para el acuífero libre, la composición
del agua es sulfatada cálcica y para el
acuífero semiconfinado la composición
es bicarbonatada magnésica, bicarbonatada
sódica y sulfatada cálcica, quizás en
algunos pozos existiría mezcla del agua
del acuífero sobreyacente.
El pH del medio en términos generales
es ligeramente ácido a alcalino, con valores
entre 6,2-8,3. La temperatura responde
a la media del medio ambiente
(10,7ºC) aproximadamente. Los valores
de turbidez no exceden los límites establecidos
por las normas del Código
Alimentario Argentino. Las características
químicas, muestran algunas anomalías
en el contenido de NH4 y bajo contenido
en F-. Puede señalarse que la vulnerabilidad
del acuífero libre es alta.
El relleno aluvial moderno contiene a
ambos acuíferos y tiene una gran heterogeneidad
en sentido vertical y horizontal
con altos valores de permeabilidad.
Además, se observan sectores en que no
hay un aislamiento definido para el acuífero
semiconfinado, generando una relación
directa entre los niveles freáticos y
piezométricos. El nivel freático, en la zona de estudio, se encuentra a 1,87 m
promedio de profundidad, muy cercano
a la superficie.
Los estudios se hicieron en la estación de
otoño, en la que no existe un gran aporte
de agua por deshielo pero es el mes más
lluvioso del año. Es importante tener en
cuenta si cambia el comportamiento del
río con respecto al agua subterránea en
períodos de mayor caudal.
Existen valores de NH
Peligrosidad geológica
En general los factores de peligrosidad
natural se encuentran en estrecha relación
con el grado de morfodinámica existente
en cada unidad geomorfológica o
sector del paisaje. La sostenida presión
humana sobre el medio natural ha generado
b
condiciones de inestabilidad que
han aumentado la probabilidad de ocurrencia
de diferentes fenómenos peligrosos
o que puedan resultar en una degradación
del medio natural (físico y biótico)
de alta magnitud. Las principales acciones
antrópicas, en la región considerada,
han sido la intensa deforestación, vinculada
tanto a la ganadería como a la minería,
y el desarrollo de las poblaciones y la
acumulación de grandes masas de material
antrópico (escombreras, piletas de
lodo, cenizas, etc.) debido a la explotación
minera sostenida en el tiempo y realizada
hasta el presente con escaso sentido
ambiental.
Los principales procesos potencialmente
peligrosos considerados para la zona son:
1) inundaciones y anegamientos, 2) erosión
hídrica, 3) remoción en masa, 4) volcanismo
(caída de tefras) y 5) terremotos.
Los tres primeros son peligros naturales
que se han visto potenciados por la acción
antrópica antes señalada, por lo que
podrían considerarse inducidos (ver figuras
3, 4 y 5). Los dos últimos por el contrario,
al tratarse de procesos endógenos,
ocurren sin participación humana alguna
y en forma independiente a la misma.
Consecuentemente, son más difíciles de
prever y la mitigación de sus potenciales
efectos negativos es más dificultosa.
Figura 3: Mapa de susceptibilidad a la erosión hídrica.
Figura 4: Mapa de susceptibilidad a las inundaciones y anegamientos.
Figura 5: Mapa de susceptibilidad a la remoción en masa.
Tanto por su impacto como por su frecuencia
y extensión de sus efectos, las inundaciones
y los anegamientos constituyen
el principal factor de peligrosidad de
la región estudiada. Dentro de las características
geomorfológicas, como factor
condicionante se destaca la existencia de
numerosos cursos fluviales con planicies
aluviales amplias y terrazas bajas con escaso
desnivel respecto del nivel medio de
los ríos, así como la abundancia de bajos
y mallines. Las pendientes longitudinales
relativamente altas de los cursos fluviales,
especialmente en los sectores serranos o
los procedentes de la meseta Latorre, implican
altas tasas de escurrimiento superficial
y comparativamente menor infiltración,
por lo que proporciones altas de
volúmenes precipitados llegan rápidamente
a los cursos troncales, especialmente
al río Turbio.
Respecto al clima de la región, este se caracteriza
por presentar cierta estacionalidad,
con las precipitaciones (tanto lluvias
como nevadas) concentradas en los meses
de otoño e invierno. Por lo tanto, los
cursos fluviales muestran marcada estacionalidad
con picos máximos ubicados
después del deshielo, principalmente en
la primavera. En esta época del año, los
cursos fluviales aumentan considerablemente
sus caudales, produciéndose frecuentes
desbordes. Debe tenerse en
cuenta que en ambientes de este tipo, las
diferencias de caudales entre épocas de
estiaje y crecidas (generalmente producidas
por combinación de tormentas y
bruscos deshielos en inviernos muy nevadores)
pueden ser de varios órdenes de
magnitud (diferencias de más de 10 veces
son frecuentes). Se suma a los anteriores
aspectos, la existencia de un nivel freático
relativamente alto (cercano a la superficie)
en las terrazas fluviales lo que limita
considerablemente la capacidad de almacenamiento
y de retención hídrica que pueden realizar los suelos en los sectores
antes señalados.
Si bien no existe un registro pormenorizado
de inundaciones en la región, en
función de las características observadas y
de lo expresado por los pobladores y técnicos,
la mayor parte de los cursos fluviales
de la región han presentado eventos
de inundaciones, particularmente los
arroyos San José, Primavera y el río
Turbio. En el caso del primero, la situación
se ve agravada por la intensa modificación
antrópica que expone.
Otro aspecto a considerar es el grado de
exposición de la localización de los asentamientos
humanos, instalaciones de servicios
y otros aspectos antrópicos. La ubicación
en planicies aluviales, terrazas fluviales
bajas y abanicos aluviales aumenta
ampliamente los riesgos de inundación.
La erosión hídrica es un fenómeno generalizado
en la región, el cual puede alcanzar,
localizadamente, valores alarmantes,
lo que conduce a una pérdida total de los
suelos, así como contribuye a la degradación
de las aguas superficiales (aumento
de la turbidez), de la vegetación y hábitat
(como por ejemplo destrucción de mallines);
conduciendo a la pérdida de la capacidad
productiva de los suelos. Se presenta
en la zona de dos formas: encauzada y
mantiforme. En el primero de los casos
se limita a las vías de avenamiento permanentes
y efímeras existentes, mientras
que el segundo, afecta sectores de las
pendientes. En la erosión encauzada las
evidencias son la existencia de rills, cárcavas,
formación de cañadones, la erosión
lateral y la incisión vertical tanto de los
cauces en los cañadones como en los cursos
mayores y la erosión de mallines. La
erosión mantiforme implica esencialmente
la erosión de los horizontes A de
los suelos y puede conducir a su desaparición
o una degradación lo suficientemente
importante.
Diversos factores determinan la generalizada
ocurrencia de fenómenos erosivos.
Algunos son de origen natural, mientras
que otros son de origen antrópico o inducidos.
Se destacan entre otros: 1) importante
relieve relativo, 2) suelos y materiales
superficiales gruesos, 3) Moderado
a bajo grado de desarrollo pedogenético,
4) Frecuentes tormentas, 5) importante
grado de degradación antrópica de la cobertura
vegetal natural, 6) uso no sostenible
del suelo (sobrepastoreo y minería),
7) deforestación, 8) acumulaciones antrópicas
de material (escombreras).
Los sectores más afectados se localizan
sobre la margen oriental del río Turbio,
coincidente con el límite de la franja ecotonal
y su transición a la estepa mixta.
Sobre el lateral occidental del valle, en la
zona del predio destinado para la construcción
de la central termoeléctrica, si
bien se observan numerosos rills y cárcavas,
la magnitud de la erosión hídrica actual
no es tan elevada. Sin embargo, la
erosión potencial, en caso de modificarse
la cobertura edáfica puede ser alta. El río
Turbio, en la zona del codo, concentra su
erosión sobre el lateral opuesto del cauce.
Aguas abajo, la sinuosidad del curso aumenta,
observándose evidencias de erosión
por migración lateral, sobre ambas
márgenes, por lo que deberían encararse,
en la zona de Julia Dufour algunas obras
menores de protección de la ribera oeste.
Los movimientos gravitacionales acontecen
en forma generalizada en toda la región.Éstos pueden ser eventos continuos
en el tiempo, como el reptaje, o
producirse en forma episódica, como por
ejemplo los flujos densos, caídas y vuelcos
de rocas y deslizamientos planares.
En este segundo caso, dado lo repentino
de su ocurrencia, los efectos son potencialmente
más dañinos. La frecuencia,
amplia distribución y variada tipología
que presenta la remoción en masa, en la
zona, se debe a la combinación de una
serie de aspectos (naturales y antrópicos)
entre los que se destacan: 1) pendientes
altas, 2) proporción elevada de afloramientos
rocosos, 3) Importantes acumulaciones
de materiales gruesos inconsolidados
en las pendientes, 4) suelos de moderado
grado de desarrollo, 5) macizos
rocosos proclives a experimentar procesos
gravitacionales (estructural-litológicamente
aptos), 6) deforestación y degradación
de la cobertura vegetal, 7) usos de la
tierra, 8) acumulaciones de materiales antrópicos
inestables, 9) sismos, 10) ocurrencia
de tormentas y 11) excavaciones y
movilizaciones de materiales. Los tres últimos
aspectos actúan esencialmente
como factores disparadores.
Las caídas-vuelcos de roca son comunes
en las zonas más elevadas, donde los
afloramientos rocosos forman pendientes
subverticales. Las características litológicas
condicionantes son: presencia de
diferentes juegos de diaclasas y estratificación,
alternancia de bancos de areniscas
y conglomerados, meteorización
(crioclastismo) y erosión glaciaria. Los
sectores que concentran mayor cantidad
de caídas se localizan inmediatamente
por encima del área del yacimiento y por
encima de J. Dufour. En estos lugares se
encuentran numerosos bloques caídos
aislados, bloques erráticos de morenas,
así como conos de caídas de roca y conos
coalescentes (rock fall talus). Los bloques
son de gran dimensión, algunos de varios
metros de diámetro y ocasionalmente al
caer alcanzan las zonas más bajas (terrazas
fluviales y morenas).
Los flujos densos incluyen a los flujos de
detritos (debrisflows). Estos se encauzan
parcialmente en cauces o cañadones preexistentes
y su presencia se relaciona
esencialmente a la época de deshielo o
como respuesta a importantes precipitaciones
pluviales o níveas. No se han observado
evidencias de grandes movimientos
de este tipo, si bien las condiciones
geo-ambientales son propicias para
su ocurrencia. La degradación de la cobertura
vegetal constituye un factor de
primer orden en su generación. Es muy
poco probable que un flujo denso pueda
alcanzar la zona del emprendimiento.
Los deslizamientos planares y rotacionales
implican, en la zona, especialmente
materiales inconsolidados que tapizan las
pendientes. Consecuentemente, son movimientos
de pequeñas dimensiones, si
bien bastante usuales. La acción erosiva
fluvial actúa como factor disparador,
siendo frecuentes en el lateral oriental del
valle del río Turbio.
Con respecto al peligro volcánico, el área
estudiada pertenece al segmento fueguino
de la Zona Volcánica Austral, entre
los 49º 00´ LS y los 54º 00´ LS, originada
por el mecanismo de subducción de la
placa oceánica Antártica por debajo de la
placa continental Sudamericana.
En función de su actividad, los volcanes
pueden dividirse en tres grupos: 1) activos,
2) inactivos y 3) dormidos. En el
presente apartado solo se consideran los
volcanes activos. Los volcanes de los
Andes del Sur de la Argentina y de Chile,
son esencialmente volcanes compuestos
o estratovolcanes en los que predominan
las erupciones explosivas y efusivas (estrombolianas,
vesubianas y plinianas) y
por consiguiente presentan grados de peligrosidad
moderada a alta. En el cuadro
1 se observan los volcanes activos a estas
latitudes. Debe destacarse que el principal
factor de riesgo volcánico para la
zona es la caída de cenizas.
En cuanto a la peligrosidad sísmica, el área de estudio está ubicada en una zona de margen tectónico activo. Según el INPRES, se registran sismos con magnitudes alrededor de 5 en la escala de Richter desde el año 1930 (aproximadamente) hasta el 2004 (ver cuadro 2).
CUADRO 2: Sismos según el INPRES.
El INPRES, considerada al área dentro
de una zona en la que cada 100 años puede
ocurrir un sismo de grado mayor a VI
en la escala de intensidades de Mercalli.
Al efecto destructor de un sismo se suma
su acción como elemento disparador de
fenómenos de remoción en masa, teniendo
en cuenta las características geomorfológicas
de la zona y la existencia de depósitos
antrópicos de gran magnitud.
A los peligros naturales se suma el alto
riesgo generado por la actividad antrópica,
debido a la existencia de piletas de lavado
y escombreras del YCRT (Yacimiento
Carbonífero Río Turbio). Este
material extraído es acopiado en el valle
del arroyo San José, aguas abajo de la población
de Río Turbio e inmediatamente
aguas arriba de la confluencia de este
arroyo con el Primavera. Así, se han acumulado
pilas de cientos de metros de altura
sobre el piso del valle y sobre el lateral
norte del mismo. El material ha obstruido
el curso normal del arroyo San
José a lo que se suma las piletas de lodo
y la deposición de cenizas de la usina actualmente
operativa.
La localización del material estéril de la
mina es claramente inadecuada, desde el
punto de vista ambiental. Además, es
susceptible de ser movilizado por procesos
de remoción en masa, ya sean flujos
densos o deslizamientos, cuyos disparadores
son: la erosión basal fluvial, las
grandes lluvias, los eventos de deshielo
extraordinarios, los sismos o el propio
acopio desde arriba del estéril. Si bien el
estéril se compacta naturalmente hasta
cierto punto, las terrazas artificiales que
se han formado presentan pendientes
claramente inestables y se observan evidencias
de movimientos gravitacionales,
potenciados por la acumulación desde
arriba de nuevas cantidades de material
(véase figura 6).
Figura 6: Terraza de material estéril del yacimiento Río Turbio.
Debe hacerse notar que existen numerosos antecedentes de flujos densos y deslizamientos en las pilas de estéril de las minas. A los peligros potenciales, se añade la contaminación del agua del arroyo y la degradación de los recursos agua, suelo, paisaje y vegetación. Los problemas relacionados con este tipo de disposición del material sobrante (tanto por la forma de disposición y como por la localización) indican claramente que éste no puede ser el mecanismo utilizado nuevamente para la disposición de las cenizas de la futura central termoeléctrica.
Determinación de la aptitud para la urbanización
El ordenamiento territorial es la forma
de plasmar espacialmente las políticas sociales,
culturales y económicas de una sociedad,
tal que sean compatibles con las
características naturales del medio físico.
El objetivo es conseguir un desarrollo
equilibrado y sustentable de las regiones,
optimizar la utilización de los recursos
naturales a la vez que la organización física
del territorio y así mejorar la calidad de
vida de todos los habitantes actuales y futuros
de una región o país.
La resolución de los conflictos que se
plantean en diversos niveles entre los diferentes
actores sociales implica llegar a
diferentes grados de consensos y acuerdos
que permitan el mantener las condiciones
de vida adecuadas para toda la población.
Estos compromisos, plasmados
en las primeras etapas de cualquier plan,
son el verdadero componente del ordenamiento
territorial.
Existen cuatro conflictos paradigmáticos
y recurrentes: 1) la contradicción entre
conservación y desarrollo, 2) la pugna entre
intereses públicos y privados, 3) el
conflicto de intereses entre diversos sectores
y 4) la confrontación entre intereses
locales y provinciales / nacionales. De la
no resolución equilibrada de los conflictos
planteados se desprenden una serie
de problemas cuya síntesis puede ser: a)
desequilibrio territorial, b) impactos ecológicos
y paisajísticos debido a usos incompatibles
con el medio físico, c) mezcla
y superposición de usos, d) derroche
de recursos naturales, e) localización de
actividades sin considerar los peligros naturales,
f) incoherencia en la distribución
de infraestructuras y servicios, g) conflicto
entre usos, actividades y sectores y h)
desorganización administrativa, superposición
de incumbencias.
En función de las características geológicas,
geomorfológicas, bióticas, hidrológicas
y edáficas, se han diferenciado 7 unidades de paisaje: I) morenas (morenas
con estepa herbácea, II) planicies glacifluviales
(terrazas glacifluviales con estepa
mixta), III) cañadones y pendiente aluvial-
coluvial, IV) terrazas fluviales (terrazas
fluviales y planicies aluviales con estepa
mixta), V) mallines y bajos, VI) paisaje
erosivo glaciar (paisaje erosivo-deposicional
glaciario y laterales de valles glaciarios
con remanentes de bosque), VII) serranías
poligenéticas terciarias (relieve poligenético
en sedimentitas terciarias y relieve
denudativo en sedimentos "santacrusenses" con manchones de bosque y estepa
mixta). Véase cuadro 3, donde se caracterizan
las unidades de paisaje.
CUADRO 3: Caracterización de las Unidades de Paisaje.
A partir de la consideración de las diferentes características relevantes en cada una de las unidades de paisaje se ha realizado una valoración cualitativa de la distribución y potencial respuesta del medio natural frente a los principales factores de peligros naturales y problemas ambientales detectados en la región. Véase cuadro4, de las amenazas naturales.
CUADRO 4: Amenazas naturales según las unidades de paisaje
(A: alta, M: moderada, B: baja y N: nula).
Se proponen los usos, basados en las capacidades
de acogida de cada una de las
unidades de paisaje diferenciadas. La capacidad
de acogida de un territorio puede
definirse en forma empírica a través
de una serie de aproximaciones (Gómez
Orea 1994). Se desprende del compromiso
existente entre la aptitud potencial de
los ecosistemas y el impacto o fragilidad
de los mismos, los que combinados permiten
realizar una valoración de la capacidad
de acogida de un ecosistema.
En una segunda etapa se ha combinado
este resultado con la valoración de los
procesos activos y peligros naturales lo
que permite establecer la capacidad de
acogida del territorio. Finalmente las categorías
de ordenamiento han resultado
de la combinación de las capacidades de
acogida y del mapa de unidades de paisaje.
En relación a la capacidad de acogida
se ha evaluado, en este trabajo, la aptitud
para la urbanización. Se han definido cinco
clases de acciones según los usos: recomendado,
aceptable, aceptable con
restricciones, inaceptable y no corresponde.
En el caso de aceptable con restricciones,
esta clase implica la necesidad
de estudios de evaluación de impacto
ambiental (EIA) específicos frente a potenciales
acciones (véase cuadro 5).
CUADRO 5: Aptitud de las diferentes unidades de paisaje frente a potenciales usos.
R: recomendado; A aceptable; AL, aceptable con limitaciones, necesita EIA específicos,
I, inaceptable; - no corresponde.
A partir de la información generada previamente y como insumo básico para la elaboración del plan de desarrollo urbano, se ha realizado un mapa de aptitud para la urbanización para el área sobre la base de la consideración cuali-cuantitativa de una serie de aspectos considerados relevantes (véase fig. 7).
Figura 7: Mapa de aptitud para la urbanización.
Los factores considerados son:
1. Naturaleza del sustrato (roca-sueloconsolidación-
facturación, etc)
2. Pendientes
3. Peligrosidad geológica y morfodinámica
actual (grado relativo según zonificación
previa)
4. Incompatibilidad de usos (excluyente)
5. Distancia a cursos fluviales y cuerpos
de agua
6. Profundidad del nivel freático
A su vez, en cada una de los factores analizados
se ha realizado una categorización
según la:
Naturaleza del sustrato (roca-suelo-consolidación-
facturación, etc.)
• Roca en buen estado
• Roca fracturada y/o meteorizada
• Suelo grueso
• Suelo fino
• Suelo expansivo
Pendientes
• Alta (más de 30°)
• Mediana (entre 5 y 30°)
• Baja a horizontal (menos de 5°)
Peligrosidad geológica y morfodinámica
actual (grado relativo según zonificación)
• Alta
• Moderada
• Baja y muy baja
Incompatibilidad de usos
• Protección naturaleza
• Recreativos-turísticos
• Forestal
Distancia a cursos fluviales y cuerpos de
agua
• Aledaño
• Próximo (menos de 50 m)
• Alejado (más de 50 m)
Profundidad del nivel freático
• Somero o aflorante (a menos de 1 m)
• Profundo
La consideración de estos aspectos fue
aplicada a cada unidad de paisaje (o subunidad
cuando correspondiera o justificara
su desagregación) en forma ponderada
y relativa obteniendo una diferenciación
de las mismas en clases de aptitud
para la urbanización. En tal sentido fueron
diferenciadas tres clases las que se
encuentran representadas en el mapa adjunto
(véase fig. 7). La existencia de sectores
moderadamente aptos no significa
la imposibilidad de su loteo ni de su ocupación,
sino que su utilización implicará estudios específicos en cada caso.
Consecuentemente, se han clasificado las
unidades de paisaje en función de su mayor
o menor aptitud frente a los diferentes
tipos de urbanización, teniendo en
cuenta la necesidad de controlar el desarrollo
y expansión urbana y la localización
espacial de la misma ante las demandas
sociales, las restricciones naturales, el
uso sustentable de los recursos naturales
y la conservación de la naturaleza. La
propuesta surge de la consideración de
todos los aspectos analizados en este trabajo
en forma cuali-cuantitativa, ponderándolos
de acuerdo a su participación
específica en los factores considerados.
Se consideraron dentro de la urbanización
una serie de aspectos, los cuales fueron
luego evaluados por separado para
cada una de las unidades de paisaje. Se
asignó un puntaje según la mayor o menor
facilidad frente a cada tipo de construcción.
En este aspecto, no solo se considero
la facilidad/dificultad ingenieril,
sino también los costos relativos de construcción
y mantenimiento.
Las actividades consideradas dentro de la
categoría urbanización son:
A) Construcción de viviendas
B) Infraestructura de servicios (agua,
gas, electricidad, cloacas, teléfono), tanto aérea como subterránea
C) Infraestructura vial (caminos asfaltados,
caminos de ripio y zonas de transferencias
para pasajeros, cargas, tránsito en general)
D) Instalaciones comunitarias, incluyendo
industriales, de servicios, sociales (escuelas,
unidades sanitarias, policía, bomberos), recreativas,
turísticas y comerciales.
Se definieron cuatro conjuntos en función
de las actividades anteriores: A) considera
la facilidad/dificultad para construcción de
viviendas; B) la facilidad/dificultad para
construcción infraestructura de servicios;
C) considera facilidad/dificultad para
construcción infraestructura vial y D) la facilidad/
dificultad para construcción de
instalaciones comunitarias. El cálculo de la
mayor o menor aptitud se realiza a partir
de la suma de los valores obtenidos para
cada conjunto en cada unidad de paisaje.
De A a D, los valores son de 1 a 4, correspondiendo
el 1 a fácil y el 4 muy difícil.
En función de los puntajes asignados y la
suma de los mismos, las unidades fueron
agrupadas en cuatro clases de aptitud a la
urbanización: I muy apta (valores menores
o iguales a 5), II apta (valores mayores
que 5 y menores que 10, III moderadamente
apta (valores mayores que 10 y
menores que 13) y IV no apta (13 o mayores).
Los resultados obtenidos se observan
en el cuadro VI. En el mapa de aptitud
a la urbanización se unificaron las
unidades muy apta y apta como APTA
por razones de escala (véase fig. 7).
Del análisis de los factores antes señalados,
su ponderación relativa y de su combinación
se desprenden una serie de conclusiones.
Las mismas pueden ser incorporadas
a cualquier plan futuro de desarrollo
urbano, con el objetivo de dirigir
la expansión urbana de forma tal que sea
compatible con la preservación del medio
natural y con la mejora de la calidad
de vida de los pobladores.
Las unidades de paisaje que presentan las
mejores posibilidades (aptas) para ser utilizadas
en un futuro como sectores de expansión
urbana son dos planicies glacifluviales
y morenas (véase cuadro V). En menor
medida aparecen también como moderadamente
aptas las unidades paisaje erosivo
glaciar y terrazas fluviales. La unidad
paisaje erosivo glaciar presenta una aptitud
aceptable para la urbanización, si bien su
posible utilización como zona de expansión
urbana debería hacerse con algunas limitaciones
y precauciones diferentes, considerando
que no puede pensarse en una
ocupación densa. También, deberán realizarse
Estudios de Impacto Ambiental de
detalle previo a loteos y construcción, así como para la construcción de vías de comunicación
e infraestructura de servicios.
Respecto a la unidad terrazas fluviales, solo
las terrazas altas son efectivamente aptas
para la urbanización como por ejemplo la
localidad de 28 de Noviembre, mientras
que las planicies aluviales son absolutamente
inapropiadas para la urbanización.
La utilización del resto de las unidades de
paisaje, para futura expansión urbana, es
totalmente desaconsejable, a riesgo de producir
impactos irreversibles sobre el medio
natural y poner en riesgo la vida y salud de
las personas. Esta situación es especialmente
manifiesta en el caso de los mallines
y bajos (turberas) y en los cañadones.
Respecto a los cursos fluviales sería necesario
establecer zonas de seguridad. Así como también disponer de zonas "colchón" o amortiguadoras entre las diferentes
instalaciones mineras y los otros usos
existentes o que fueran a establecerse con
el potencial crecimiento urbano de la zona,
como la futura central termoeléctrica. Los
usos que aparecen como dominantes en el
desarrollo actual y futuro de la región son:
la minería (incluyendo la generación local
de energía eléctrica) y el turismo. Ambos
usos aparecen hasta cierto punto como excluyentes
por lo que compatibilizarlos sería
una tarea permanente y complicada. En tal
sentido la delimitación de áreas específicas
hasta cierto punto excluyentes puede ser
de utilidad. Debe tenerse en cuenta que la
actividad turística depende esencialmente
de la preservación del medio natural, incluyendo
todos sus componentes.
TRABAJOS CITADOS EN EL TEXTO
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2. Boujón, P., Cavallaro, S., Galdo, J., Gómez, A., Pereyra, F. y Tello, N. 2006. Estudio de Impacto Ambiental. Central Termoeléctrica de Río Turbio. Santa Cruz. Convenio SEGEMAR-YCRT. Inédito, 310 p., Buenos Aires. [ Links ]
3. Furque, G. y Caballé, M. 1993. Geología de la Cuenca Superior de Río Turbio, Provincia de Santa Cruz. Consejo Federal de Inversiones. Serie de Investigaciones Aplicadas. Colección Hidrología Subterránea 6: 9-39. [ Links ]
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5. Malumián, N. y Panza, J. 2000. Yacimiento Río Turbio. Hoja Geológica 5172-III. Programa Nacional de Cartas Geológicas de la República Argentina 1:250.000. SEGEMAR. Boletín 247, 125 p., Buenos Aires. [ Links ]
6. Nicolli, H y Merino, M. 1993. Caracterización geoquímica de las aguas de las cuencas de los ríos Turbio y Gallegos, Provincia de Santa Cruz. Consejo Federal de Inversiones, informe final, 137 p., Buenos Aires. [ Links ]
7. Pereyra, F., Albertoni, C., Breard, S., Cavallaro, M., Coscia, E., Ducos, M., Dzendoletas, S., Fookes, E., Getino, F., Helms, W., Kruck, C., López; R., Muzio, D., Roverano, M., Tobío, M., Toloczyki, M. y Wilson, C. 2005. Estudio Neocientífico aplicado al Ordenamiento Territorial. S.C. de Bariloche. Convenio SEGEMAR-BGR. SEGEMAR Anales 42, 173 p., Anexo Mapas en CD. [ Links ]
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Recibido: 20 de Noviembre, 2009
Aceptado: 25 de Marzo, 2010