La musicoterapia es el uso profesional de la música y sus elementos (sonido, ritmo, melodía, armonía) como una intervención en entornos médicos, educacionales y cotidianos con individuos, grupos, familias o comunidades que buscan optimizar su calidad de vida y mejorar su salud y bienestar físico, social, comunicativo, emocional, intelectual y espiritual.1 Por ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda desde el año 2000 incluir la música entre las terapias no farmacológicas con el fin de aliviar la ansiedad, el malestar y la incomodidad de los pacientes durante la hospitalización, ya que este período puede resultar muy estresante e influir de manera negativa sobre la salud.2 Esto es especialmente cierto en quienes se encuentran ingresados en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), presentan elevados niveles de estrés y ansiedad, debido no solo a la gravedad de la enfermedad misma, sino también a los diferentes dispositivos a los que se encuentran conectados o rodeados.3 La música es una terapia alternativa no farmacológica que mejora signos como taquicardia, taquipnea, ansiedad y desorientación, facilita el sueño e, incluso, ayuda a reducir el dolor en dichos pacientes.3,4
En 2013, la OMS estimó que el porcentaje de personas con diversas enfermedades que han utilizado terapias alternativas o no farmacológicas, entre las cuales encontramos la musicoterapia, era del 70% en Canadá, 49% en Francia, 48% en Australia, 42% en los Estados Unidos y 31% en Bélgica. En Europa tiene una prevalencia media del 48% en adultos y del 45% en niños.5 En España, en los niños ingresados en UCI en los que se ha aplicado musicoterapia, se ha observado una reducción de los valores de frecuencia cardíaca (FC) de 150 latidos por minuto (lpm) a 127 lpm, frecuencia respiratoria (FR) de 49 respiraciones por minuto (rpm) a 41 rpm, mejora en la saturación de oxígeno del 91% al 94%.5 Desde la década de 1960, en países de Latinoamérica como Costa Rica, Cuba, Perú, Argentina, Brasil y Chile se han realizado intervenciones musicales en pacientes con retraso mental, parálisis cerebral infantil, cáncer, autismo, en estado crítico, entre otros,6,7 y según el Proyecto H-UCI actualmente se conoce que el 42% de 103 UCI en América Latina, llevan a cabo musicoterapia.8
En Ecuador, en la ciudad de Guayaquil, se implementó desde 2018 la musicoterapia en el Hospital del Niño Dr. Francisco de Icaza Bustamante, y es el primer hospital en nuestro país en implementar este tipo de terapia, en donde los especialistas de la salud de dicho hospital han determinado que la musicoterapia ha ayudado a bajar los niveles de estrés y ansiedad en sus pacientes.9 A nivel local, desde el mes de mayo de 2019 se viene implementando el proyecto Clave de Salud en el Hospital Isidro Ayora de la ciudad de Loja, en donde se realiza musicoterapia tres veces por semana en la UCI.10 Es así que la presente investigación tuvo como propósito determinar los efectos de la musicoterapia en pacientes ingresados en la UCI, específicamente sobre los parámetros fisiológicos y los niveles de ansiedad; sin embargo, y al mismo tiempo, buscar la humanización en dicho servicio a través de esta terapia no farmacológica, brindando momentos de bienestar a los pacientes, reduciendo ansiedad, dolor y demás factores estresantes, lo que se vio reflejado en los parámetros fisiológicos y en la mejoría parcial y transitoria de dichos pacientes.
El estudio tuvo un diseño cuantitativo, descriptivo, prospectivo y de corte transversal. La población estuvo comprendida por 33 pacientes ingresados en la UCI del Hospital General Isidro Ayora de Loja, un hospital de segundo nivel de atención. Los criterios de inclusión establecían personas mayores de 20 años, ingresadas en la UCI, sometidas a ventilación mecánica. Una vez obtenidos los permisos hospitalarios correspondientes, se entregó y discutió con los familiares de los pacientes el formulario de consentimiento informado. Para la recolección de la información se midieron los parámetros fisiológicos 5 a 10 minutos antes de la musicoterapia: la presión arterial (PA) se midió con tensiómetro manual y estetoscopio calibrado, la FR fue controlada con cronómetro durante un minuto y la FC fue medida con oxímetro de pulso, también calibrado, cuyos valores fueron registrados en la hoja de recolección, tomando como referencia para la PA los rangos indicados por ESC/ESH 2018, y para la FR y FC los valores universalmente aceptados. Además, se valoró el grado de sedación y agitación mediante la aplicación de la Escala de Agitación y Sedación de Richmond (RASS, por su sigla en inglés), que permite, dependiendo del comportamiento del paciente, asignar una puntuación de 4 a -5.11
La intervención musical fue de tipo pasiva o receptiva, con canciones de ritmos afines a la edad de los pacientes, de tempo lento, entre 60 a 100 beats/minuto, preseleccionadas por parte de músicos profesionales, interpretadas a través del canto e instrumentos de cuerda, la cual tuvo una duración de 20 a 30 minutos. Luego de 10 minutos de finalizada la sesión de musicoterapia, se registraron nuevamente los mismos parámetros previamente medidos (PA, FC, FR y RASS).
De los 33 pacientes evaluados, el 60.61% (n = 20) fueron hombres y el 45.4% (n = 15) mayores de 65 años, cuyas características principales se muestran en la Tabla 1.
En cuanto a los parámetros fisiológicos previos a la intervención musical, el 21.21% (n = 7) de los pacientes presentaron niveles de PA mayores de 140/90 mm Hg; el 9.09% (n = 3) valores mayores de 160/100 mm Hg, y un 3.03% (n = 1), por arriba de 180/110 mm Hg. Con posterioridad a la intervención musical, el 15.15% (n = 5) mantuvieron valores de PA sobre 140/90 mm Hg, mientras que ninguno de los participantes tuvo valores superiores a 160/100 mm Hg. Al realizar el análisis de medias relacionadas se observa que existe una reducción significativa de los valores de PA antes-después, con un intervalo de confianza (IC) del 95% y un valor de p de 0.0015. El 42.4% (n = 14) mostró taquicardia antes de la musicoterapia, con un promedio de 107 lpm, observándose reducción de la frecuencia cardíaca en todos ellos, con una media de disminución de ocho lpm (máximo 12, mínimo 1), datos que permiten establecer un descenso importante de la FC, (IC 95%, p = 0.000001), luego de la intervención. Por otro lado, el 63.6% (n = 21) de las personas registraron taquipnea previa a la intervención, con reducción de la FR en el 95.2% (n = 20) de ellos, luego de la musicoterapia, con un promedio de cambio de cuatro rpm (máximo 11, mínimo 2), arrojando un valor de p < 0.05, con IC 95%, al aplicar la prueba de la t de Student.
Respecto del nivel de sedación/agitación de los participantes, el 3.03% (n = 1) se encontró agitado (RASS 1) y el 24.24% (n = 8) inquieto (RASS 2), antes de la intervención musical en vivo, mientras que, con posterioridad, ninguno de los sujetos evaluados alcanzó puntajes de 1 y 2 en la escala de RASS, y aplicando chi al cuadrado, se observa una relación entre la musicoterapia y la disminución de los niveles de ansiedad/agitación.
En este estudio se puso de manifiesto que luego de aplicar la terapia musical no se registraron valores de PA mayores de 160/100 mm Hg, y que del 21.21% de los participantes con niveles mayores de 140/90 mm Hg, descendió al 15.15%, resultados que concuerdan con los trabajos que señalan que ciertos tipos de música tienen la capacidad de regular e influir sobre la PA sistólica (PAS) y la PA diastólica (PAD); de hecho, los ritmos lentos y la música armónica pueden mejorar la vasodilatación en un 26% de los casos, lo que reduce la PA.12,13
De igual forma, los resultados de esta investigación son similares a los del metanálisis realizado por Bradt y Dileo,14 que hace una revisión de seis estudios con una muestra de 269 pacientes, en el cual la PAS media en los grupos de intervención fue 4.22 mm Hg menor (6.38 vs. 2.06) y la PAD media en los grupos de intervención fue 2.16 mm Hg menos (4.4 vs. 0.07), luego de la aplicación de musicoterapia. Asimismo, Martiniano y colaboradores15 obtuvieron los siguientes resultados: PAS -6.58 mm Hg; IC 95%: -9.38 a -3.79 mm Hg; p < 0.0001, y constataron que la música de tiempo lento activa el sistema nervioso parasimpático encargado de estimular acciones que le permiten al organismo responder a situaciones de calma, tales como la desaceleración de los latidos cardíacos y la disminución de la PA, así como reducción de la adrenalina, lo que reduce la actividad del sistema simpático.
La FC fue otro parámetro evaluado en este trabajo, y se observó que todos los pacientes con taquicardia previa a la intervención musical redujeron a valores normales sus latidos, datos similares a los obtenidos por Bradt y Dileo.14 El estudio realizado en España por Cobo y su equipo5 afirma que, en niños ingresados en UCI en los que se aplicó musicoterapia, se observó una reducción de los valores de FC concordantes también con los resultados del trabajo de Álvarez y colegas,16 de Cuba.
En relación con la FR, luego de la aplicación de musicoterapia, el 95% de los pacientes con registros de taquipnea antes de la intervención musical redujeron significativamente estos valores (incluso algunos llegaron a rangos de normalidad). En el metanálisis de Bradt y Dileo,14 la variación de la FR fue semejante al estudio de Cobo y su grupo,5 que mostró que en niños ingresados en UCI, en los que se aplicó musicoterapia, se observó una reducción de la FR.
Una posible explicación a estas respuestas fisiológicas, según Custodio y Cano,17 es que los efectos producidos por la música son mediados por circuitos de retroalimentación sensorimotora, similar a los que se producen con el sistema de neuronas-espejo, que involucran conducta imitativa, relacionando la percepción directamente con la acción; así, después de escuchar una obra por cierto tiempo, la FR se sincroniza con el tiempo musical y esta, al ser de un ritmo lento, permite relajación y disminución de la FR, como también de los demás parámetros fisiológicos.
Se puso de manifiesto también el efecto de la musicoterapia sobre el grado de agitación y sedación según la escala RASS, muy aplicada en las UCI, mostrando una relación significativa entre la aplicación de terapia musical en vivo y mejoría del estado de agitación/ansiedad. En este contexto, Custodio y Cano17 afirman que al escuchar música tonal se activan áreas en el sistema límbico relacionadas con sensaciones placenteras, lo que proporciona relajación y bienestar en el paciente.
Conclusiones
La intervención musical en vivo reduce significativamente tanto la PAS como la PAD, así como la FC y la FR en los pacientes ingresados en la UCI, especialmente en aquellos con valores que se encuentran por arriba de los límites normales. Además, este tipo de herramienta no invasiva, aplicada de forma correcta, reduce el estado de agitación de los pacientes en estado crítico.