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Anuario de investigaciones
versión On-line ISSN 1851-1686
Anu. investig. v.16 Ciudad Autónoma de Buenos Aires ene./dic. 2009
SALUD, EPIDEMIOLOGÍA Y PREVENCIÓN
Estudio sobre el consumo de sustancias psicoactivas en niños entre 10 y 12 años. Estado del arte y resultados preliminares
Study on the use of psychoactive substances in children between 10 and 12 years old. State of the art and preliminary results
Grigoravicius, Marcelo Juan1; Ducos López, Mercedes Alejandra2
1 Grigoravicius, Marcelo Juan; Magíster en la problemática del uso indebido de drogas UBA; Lic. en Psicología UBA. Jefe de trabajos prácticos de la
asignatura Psicoanálisis: Escuela Inglesa, cátedra II, de la Facultad de Psicología UBA. Becario CONICET de doctorado. Director de la beca estímulo
UBACyT "Análisis multidimensional del consumo de sustancias psicoactivas en niños y niñas entre 10 y 12 años". E-mail: mgrigoravicius@hotmail.com
2 Ducos López, Mercedes Alejandra: estudiante avanzada de Psicología. Ayudante 2ª de la asignatura Psicoanálisis: Escuela Inglesa, cátedra
II, de la Facultad de Psicología UBA. Miembro del Servicio de Psicología Clínica de niños dependiente de esta cátedra. Becaria UBACyT, categoría
Estímulo.
Resumen
Se presentan los resultados preliminares de la primera
etapa de una investigación multidimensional sobre el
consumo de sustancias psicoactivas. Se indagaron niños
entre 10 y 12 años provenientes de familias con
escasos recursos económicos y que concurren a una
escuela pública del sur del conurbano bonaerense. Asimismo,
se indagaron sus actitudes, valores y creencias
hacia dichas sustancias.
Metodología: Muestra: niños y niñas de 10 a 12 años
que asisten a dicha escuela pública. n= 162; Varones
n=61; Mujeres n= 101. Instrumentos: CORIN (conducta
de riesgo en niños), Fuente: CONICET. Protocolo de
datos sociodemográficos.
Resultados y Conclusiones: El 46,3% de los niños manifiesta
haber consumido alcohol y el 7,4% tabaco. Se
concluye que las sustancias legales, principalmente el
alcohol, se consumen y toleran en mayor proporción
que las ilegales. Asimismo, se observa una discordancia
entre las creencias y valores de los niños respecto
del alcohol y sus conductas hacia esta sustancia.
Palabras clave: Sustancias psicoactivas; Niños
Abstract
This paper presents the preliminary results from the first
stage of a multidimensional research about the psychoactive
substances use. Children between 10 and 12
years old were investigated. All of them belong to low
socioeconomic status families and attend to public
schools in the south of Buenos Aires province. Also,
their attitudes, values and beliefs towards psychoactive
substances were investigated.
Methods: Sample: boys and girls between 10 and 12
years old attending to a public school. N=162; boys n=
61; girls n=101. Intruments: CORIN (risk behavior in
children), source: CONICET; and Sociodemographic
data protocol.
Results and conclusions: The 46,3% of the children reports
to have consumed alcohol and the 7,4% reports to
have consumed tobacco. It is concluded that legal substances,
specially alcohol, are consumed and tolerated
better than illegal ones. Also, there is a dissonance between
beliefs and values in children regarding to alcohol
and their behavior towards this substance.
Key words: Psychoactive substances; Children
Se presentan los resultados preliminares de una investigación en curso sobre el consumo de sustancias psicoactivas en niños y niñas entre 10 y 12 años. Este estudio forma parte del proyecto de investigación UBACyT P047 (Programación 2008-2010), en el marco del cual se desarrolla una beca estímulo UBACyT1. A los fines de este estudio, se realiza una comparación entre los hábitos de consumo de sustancias psicoactivas, así como las actitudes, valores y creencias hacia ellas, en niños que concurren a una escuela pública y a una escuela privada. Asimismo, se lleva a cabo un estudio longitudinal consistente en una reevaluación de niños que ya fueron evaluados, con el fin de indagar los cambios en dichas variables. En el presente trabajo se desarrolla parte del estado del arte en construcción, describiendo datos y estadísticas oficiales sobre el tema. A su vez, se presentan los resultados preliminares de la primera etapa del estudio realizada durante 2008, que consistió en el relevamiento de dichas variables en niños que concurren a una escuela pública.
1. Estado del arte
1.a. Edad de inicio
La literatura científica proveniente de distintas regiones
geográficas coincide en señalar que el consumo de sustancias
psicoactivas comienza cada vez a edades más
tempranas. Investigaciones realizadas tanto en Europa
y Estados Unidos como en países de Sudamérica, concuerdan
en señalar que el inicio en el consumo se realiza
con sustancias legales y, principalmente, con las bebidas
alcohólicas. Se destaca que el inicio en el consumo
de alcohol se situó entre los 11 y 13 años de edad (Clark & Cornelius, 2004; Clark, Kirisci & Moss, 1998; Corporación
Programa Caleta Sur, 2000; Ellickson, Collins,
Hambarsoomians & McCaffrey, 2005; Francis, 1991;
Gutierrez Raina, 2004; Jie Wu Weiss & Xinguang Chen,
2007; Melchior, Chastang, Goldberg & Fombonne, 2007;
Míguez, 2004; Moral & Ovejero, 2005; Scholte, Poelen,
Willemsen, Boomsma & Engels, 2007).
Pese a esta tendencia mundial, los Estudios nacionales
sobre el consumo de sustancias psicoactivas en la República
Argentina realizados en 1999, 2004 y 2006 por
SEDRONAR (Secretaría de programación para la prevención
de la drogadicción y la lucha contra el narcotráfico) incluyeron únicamente a la población entre 12 y 65
años de edad. En esta misma dirección, las Encuestas
nacionales sobre el consumo de sustancias psicoactivas
en estudiantes de enseñanza media efectuadas por
SEDRONAR en 2001, 2005 y 2007 comprendieron a
una población de 12 a 18 años. Se evidencia que a nivel
nacional las indagaciones suelen centrarse en poblaciones de jóvenes y adultos, realizándose a partir de la
adolescencia, excluyendo de los relevamientos a los
niños (SEDRONAR, 1999, 2001, 2004, 2005, 2006;
2007; SEDRONAR/INDEC; 2004).
Las últimas estadísticas oficiales son producto del Tercer
estudio nacional sobre el consumo de sustancias
psicoactivas en la República Argentina realizado en
2007. A los fines de este trabajo, se presentan los datos
de la franja etárea de 12 a 17 años. Se observa que las
sustancias más consumidas por esta población son las
de curso legal. Más del 50% de los encuestados de dicha
franja etárea manifiesta haber bebido alcohol alguna vez
en su vida y más de una cuarta parte afirma haber consumido
tabaco (26,7%) durante el mismo período. Se registra
que las edades de inicio para el consumo de alcohol y
tabaco se ubicaron en los 16 y 17 años, respectivamente.
No obstante, cabe aclarar que en dicho estudio las
edades de inicio fueron calculadas y ponderadas a partir
de la población general. Merece destacarse que, según
las ponderaciones del estudio, se registró que más
del 18% de la franja más joven de la población estudiada,
presenta un consumo problemático de alcohol,
constituyendo las proporciones más elevadas comparadas
con el total de la población.
Se observa que la prevalencia de vida2 para las sustancias
ilegales se registra en menor proporción. Se ha
encontrado que la sustancia más consumida por dicha
población fue la marihuana (12%) y, en segundo lugar,
se encuentra la cocaína (6%). Se registró también el
consumo de pasta base de cocaína o "paco" en un 1,2%
de los casos. Asimismo, se observa que un 1,3% ha
consumido inhalantes alguna vez en la vida. La edad de
inicio para el consumo de marihuana se situó en los 18
años, seguido por pasta base y cocaína, cuyo promedio
de inicio se acerca a los 19 años de edad. Para los inhalantes
se sitúa una edad de inicio más temprana, los 16
años.
A su vez, se ha registrado el consumo de psicofármacos
sin prescripción médica entre dichos adolescentes. Los
estimulantes fueron consumidos por un 1,2% de esa
población, mientras que el 2,5% consumió tranquilizantes
alguna vez en su vida. La edad de inicio para el consumo
de psicofármacos varía según los efectos de los
mismos. El inicio en el uso de estimulantes se ubica alrededor
de los 18 años (16 años en varones y 19 en
mujeres), y el inicio en el consumo de tranquilizantes en
los 23 años promedio (22 años en los varones y 24 en
las mujeres).
Merece destacarse que los adolescentes entre 12 y 17
años presentan los mayores índices de policonsumo de
sustancias. Se ha registrado que consumieron cuatro y
más tipos de sustancias durante el último año en mayor
proporción que el resto de la población.
Resulta de interés la relación establecida por dicho estudio
entre el consumo de sustancias y el entorno de los
jóvenes: tener amigos o familiares que consumen drogas
legales y/o ilegales, se vio asociado a una mayor
tasa de consumo para todas las sustancias (SEDRONAR,
2007).
A nivel de la provincia de Buenos Aires, se observa que
ya en 1994 se realizó un estudio dirigido por Hugo Míguez
que comprendió a la población escolar del conurbano
bonaerense de 12 a 15 años. Según los resultados,
un 5% de los encuestados manifestó consumir
regularmente bebidas alcohólicas, y un 2% afirmó que
había consumido alguna sustancia ilegal (Míguez,
1994).
Durante el año 2002, la Subsecretaría de atención de
las adicciones (SADA) de la provincia de Buenos Aires
realizó el Primer estudio provincial en hogares sobre el
uso de sustancias adictivas. Éste fue el primer relevamiento
que indagó de manera sistemática la información
sobre el uso de sustancias en la provincia; no obstante,
debe mencionarse, que dicho estudio se realizó con una población mayor de 15 años de edad. A los fines de este trabajo, se considera la franja etárea de
menor edad comprendida en ese estudio, entre los 15 y
24 años. Se destaca que la prevalencia de vida para las
sustancias legales alcanza al 94% de la población estudiada.
El 94% de los jóvenes ha consumido alcohol y el
56% tabaco. En esta misma población se registró que el
24% ha consumido alguna vez alguna sustancia ilegal;
siendo la marihuana la sustancia de mayor consumo
por parte de los jóvene s bonaerenses (Sada, 2003).
En el año 2004 la Subsecretaría de Atención a las Adicciones
realizó un estudio sobre el consumo de sustancias
psicoactivas con una población de jóvenes del conurbano
bonaerense mayores de 16 años. Se presentan
los resultados correspondientes a la franja etárea entre
16 y 17 años. Merece destacarse que el 90% de dichos
jóvenes ha consumido alguna vez alguna sustancia legal,
el 88% ha consumido bebidas alcohólicas y el 50%,
tabaco. En cuanto a las sustancias ilegales, se observa
una proporción de consumo mucho menor, que alcanza
al 12%; la marihuana resultó ser la sustancia ilegal de
mayor consumo. Asimismo, registra que el 6% ha consumido
algún psicofármaco sin prescripción médica alguna
vez en su vida (Sada, 2004).
Se destaca que, a partir del año 2006, el Observatorio
sobre el uso de sustancias adictivas de la Subsecretaría
de atención a las adicciones de la provincia de Buenos
Aires, ha incluido en sus estudios a alumnos de menor
edad: entre 11 y 15 años. Se realizó un relevamiento
sobre el consumo de sustancias psicoactivas que incluyó a más de 1400 estudiantes, a quienes de les administró el CORIN (Conductas de riesgo en niños). Debe
mencionarse que se trataba de alumnos que concurrían
a la escuela secundaria. Los resultados señalan que la
mayoría (80%) rechazarían la invitación a beber alcohol;
sin embargo, más de la mitad de los entrevistados
ha consumido alcohol alguna vez en su vida. En cuanto
al tabaco, se registró que un 16% ha fumado alguna vez
en la vida.
Respecto de las drogas ilegales, la mayoría de los entrevistados
manifiesta una actitud de rechazo. No obstante,
se registró que el 10% ha recibido algún ofrecimiento
de drogas ilegales alguna vez en la vida
(principalmente marihuana y "pastillas"), un 3% de la
población reconoció haber probado esa sustancia en
aquella ocasión. Asimismo, se observó que el 15% manifiesta
tener algún amigo que consume drogas ilegales,
mayormente marihuana y "pastillas" (Sada, 2006).
El estudio realizado por el Observatorio durante 2007 incluyó niños de menor edad aún, entre los 10 y 15 años.
Esta inclusión resulta interesante en tanto señala, desde
un organismo oficial, la necesidad de estudiar la problemática
del consumo de sustancias en edades cada vez
menores. En su totalidad comprendió alumnos de escuela
que habían aprobado el quinto año de la escuela
primaria básica. En consonancia con el estudio anterior,
se observa que más del 80% de los encuestados manifiesta su rechazo hacia el consumo de alcohol. No obstante,
casi un 40% de los entrevistados afirma haber
consumido un vaso entero de alguna bebida alcohólica
alguna vez en su vida. En cuanto al consumo de tabaco,
se registró que un 8% ha fumado alguna vez en la vida
(Sada, 2007).
Asimismo, se registró que un 2% de la población entre
10 y 15 años ha consumido alguna sustancia ilegal alguna
vez en la vida. También se ha observado en este
estudio que un 12% manifestó tener algún amigo que
consume drogas ilegales, principalmente marihuana y"pastillas". Asimismo, pudo registrarse que un 7% de los
jóvenes había recibido un ofrecimiento de drogas ilegales;
dicho ofrecimiento fue realizado en su mayoría, por
algún amigo que consume. En cuanto a la sustancia
ofrecida, se ubica en primer lugar la marihuana, luego
las "pastillas" y, en tercer lugar, la cocaína. Sin embargo,
se observa que los entrevistados siguen rechazando
masivamente en sus respuestas manifiestas las sustancias
ilegales (Sada, 2007).
Cabe destacarse que, a pesar de registrarse la existencia
de consumo en edades cada vez más tempranas,
las indagaciones a nivel nacional todavía se realizan
con poblaciones mayores de 12 años.
En este punto, resulta importante mencionar que, desde
el año 2002, indagaciones exploratorias realizadas por
nuestro equipo de investigación revelan que el consumo
de sustancias psicoactivas ya está presente en niños y
niñas entre 10 y 12 años. Es decir, que se registra la existencia
de consumo en poblaciones que generalmente no
son incluidas en las estadísticas oficiales. El relevamiento
continuo de esta problemática indica que más del 50%
de los niños de esta franja etárea ha consumido alcohol
alguna vez en su vida (Slapak & Grigoravicius, 2004, 2005, 2006, 2007).
Como se desprende de los numerosos relevamientos
sobre el tema, se observa que son las sustancias legales,
principalmente las bebidas alcohólicas, las consumidas
en mayor proporción, alcanzando un inicio en
edades cada vez más tempranas. En cambio, el inicio
del consumo de otras sustancias psicoactivas parece
iniciarse en etapas posteriores del desarrollo. Por ello
resulta importante realizar indagaciones sobre esta problemática
en poblaciones que son escasamente estudiadas.
1.b. Factores de riesgo
En la literatura científica se han indagado posibles y diversos
factores de riesgo que condicionarían el consumo
temprano. Uno de los factores estudiados es la
pertenencia a un determinado nivel socioeconómico.
Respecto de este factor se observan posturas heterogéneas.
Numerosos autores consideran que la pertenencia
a un sector de escasos recursos económicos podría
propiciar el consumo de sustancias (Arrom, Ruoti & Adorno, 1998; Corporación Programa Caleta Sur, 2000;
De Micheli & Formigoni, 2002; Instituto para el Estudio
de las Adicciones; 2004, diciembre 19; Ramírez Ruiz & De Andrade, 2005), mientras que otros afirman, por el
contrario, que son los sectores de alto poder adquisitivo
los que se asocian más frecuentemente con dicho consumo
(Machado Pratta & Dos Santos, 2007). A su vez,
se encuentran investigaciones que postulan que el nivel
socioeconómico es independiente del consumo de sustancias
(Instituto para el Estudio de las Adicciones;
2004, octubre 27).
Por otro lado, se encuentran indagaciones que postulan
que la constitución y dinámica familiar puede constituirse
en un factor de riesgo. Éstas aseveran que las familias
monoparentales, la incomunicación entre miembros,
así com o un ambiente familiar desfavorable podrían inducir
al consumo de sustancias (Hollist, Dusten, Mcbroom & William, 2006; I.E.A., 2004, enero 21; Nation, & Heflinger,
2006; Ramírez Ruiz & De Andrade, 2005). Dentro de las
características familiares mencionadas, los estudios señalan
la violencia familiar como el factor más frecuentemente
asociado con el consumo de sustancias (Dunlop,
Golub, Jonson & Wesley, 2002; Joseph, Augustyn & Frank,
2008; Scannapieco & Connell-Carrick, 2007). Otras
acentúan que el consumo de alcohol en la familia es un
factor de alto riesgo, pues el niño asimila las conductas
de su entorno y las reproduce al crecer (De Micheli & Formigoni, 2002; Oliveira de Souza, Areco & Da Silveira
Filho, 2005; Ramírez Ruiz & De Andrade, 2005).
En relación a la influencia externa, existen estudios que
afirman que es el grupo de pares el que se constituye
como un factor de riesgo determinante para el inicio del
consumo (Bennett, & Holloway, 2004; Latimer, Floyd,
Cariz, Novotna, Exnerova & O'Brien, 2004; Scholte,
Poelen, Willemsen, Boomsma y Engels; 2007). Por otro
lado, algunos autores consideran que la curiosidad es
un factor de riesgo y le otorgan un papel preponderante
en el inicio del consumo. A su vez, relacionan la persistencia
en el consumo con la frecuente participación de
los niños en fiestas y celebraciones (Ramírez Ruiz & De
Andrade, 2005).
Existen trabajos que acentúan como condicionante al ámbito escolar. No obstante, cabe destacar que se encuentran
perspectivas heterogéneas respecto de la influencia de la institución escolar en el consumo de sustancias.
Algunos autores asocian la conducta de
consumo con el fenómeno de la deserción escolar
(Aguilar Mejía & Viniegra Velásquez, 1999); otros autores
consideran llamativamente, que la escuela no es un
factor de protección sino, por el contrario, un espacio
que propicia el abuso de sustancias, ya que los estudiantes
podrían verse influenciados por compañeros
que consuman sustancias (García de Jesús & Carvalho
Ferian, 2008).
Existe toda una línea de investigación que relaciona la
existencia del consumo de sustancias con la presencia
de cuadros psicopatológicos (Clark, Kirisci y Moss,
1998), entre ellos, el trastorno de conducta disruptiva en
la niñez (Clark y Cornelius, 2004). A su vez, algunos
autores postulan que el consumo de sustancias psicoactivas
se asocia con una baja autoestima, y con el estrés
(Chavez & Andrade, 2005).
Desde otra perspectiva, algunos autores enfatizan que
los medios de comunicación favorecen la existencia
de las conductas de consumo; advirtiendo que la publicidad
televisiva y gráfica influye incrementando el consumo
de sustancias psicoactivas (Ellickson, Collins,
Hambarsoomians & McCaffrey, 2005).
La complejidad de la problemática es tal, que los factores
de riesgo enumerados no deben ser pensados como
excluyentes entre sí; dichos factores no determinan per
se el consumo de sustancias psicoactivas sino que, por
el contrario, conforman una unidad compleja inherente
a la multicausalidad de los fenómenos de estas características.
2. Metodología
Se utilizó la triangulación de métodos cualitativos y
cuantitativos.
2.a. Muestra: todos los niños y niñas entre 10 y 12 años
de edad, que concurren a los turnos mañana y tarde de
una escuela pública situada en el sur del conurbano
bonaerense y que fueron autorizados por sus padres
para participar de la investigación. Son niños que cursan
entre 4º y 6º año de la Escuela Primaria Básica y
tienen una edad promedio de 10 años, 10 meses. La
mayor proporción de niños (43,2%) se encontraba cursando
5º año en el momento del relevamiento.
n= 162; Varones n= 61; Mujeres n= 101.
2.b. Instrumentos:
• CORIN (Conductas de riesgo en niños): elaborado
por el Programa de Epidemiología Psiquiátrica del CONICET (Míguez, 1998). Se trata de un cuestionario conformado
por 47 ítems de respuesta cerrada que evalúa
la existencia de consumo de sustancias psicoactivas
(alguna vez en la vida, en el último año, en el último
mes), así como actitudes, valores y creencias hacia éstas.
A su vez, explora la percepción que tiene el niño
sobre su ambiente familiar.
• Protocolo de datos sociodemográficos: se trata de
un instrumento con ítems para la recolección y sistematización
de datos como sexo, edad, escolaridad, situación
laboral, situación familiar, vivienda, antecedentes
familiares de consumo de sustancias psicoactivas, relación
con pares.
Los instrumentos se administraron en forma individual a
todos los niños de la muestra. El trabajo de campo se
realizó entre los meses de agosto y diciembre de 2008.
Para la elaboración de la base de datos, su sistematización
y análisis, se utilizó el programa informático de
análisis estadístico SPSS (Statistical Program for Social
Sciences).
Cabe aclarar que, en todos los casos, se implementó un consentimiento informado escrito otorgado por los padres
o adultos responsables, en el cual se explicitaba el
tema, el propósito y el marco institucional de la investigación,
y se hacía conocer el resguardo de la identidad
del participante.
Debe mencionarse que encontrar una escuela dispuesta
a prestar su colaboración para realizar este estudio
no fue tarea fácil. Algunas autoridades escolares consultadas
mostraron reticencia y manifestaron inquietudes
y reservas frente a las posibles repercusiones de
realizar una indagación sobre el consumo de sustancias
psicoactivas en niños de esta franja etárea. Pareciera
que, en ocasiones, el tema investigado se convierte en
un obstáculo para realizar el trabajo en terreno. Por
ello, en el establecimiento en que finalmente se concretó el estudio, se mantuvieron múltiples reuniones con
directivos y maestros de 4º, 5º y 6º, con el fin de presentar
el marco institucional de la indagación, explicitar los
objetivos, intereses y alcances del estudio; como así también atemperar algunos temores movilizados por el
tema abordado.
3. Resultados preliminares
3.a. Características sociodemográficas de la población
La escuela está situada en el conurbano bonaerense y
asisten a ella niños provenientes de familias con bajos
recursos económicos. El 95,7% de la población vive en
casas. Casi la mitad de las viviendas (47,5%) cuentan
con dos ambientes. Únicamente el 22,2% de los niños
duerme solo en una habitación; mientras que la mayoría
de ellos (58%) comparte la habitación con otros niños.
Incluso se encuentran casos en los que la habitación es
compartida con los padres y otros niños (4,9%). Casi el
10% de los niños comparte la cama, en principio, con
otros niños (4,9%), aunque también con sus padres
(3,7%) u otros adultos (1,2%). Usualmente, el material
de la casa es mampostería (93,8%); aunque existen algunos
casos aislados en que el material es madera
(4,3%), cartón (0,6%) o una construcción mixta de madera
y metal (1,2%). En la mayoría de las viviendas el
baño es de uso exclusivo de la familia (96,9%) y poseen
agua potable (88,9%).
Asimismo, es importante señalar que más de la mitad
de los niños asegura que en sus familias hay problemas
económicos (55,1%). En líneas generales, estos problemas
no remiten a la desocupación que se registra en el
3,1% de los casos, sino a trabajos con baja remuneración
(38,3%). Resulta preocupante que se registre un
11,7% de trabajo infantil realizado simultáneamente con
la asistencia a la escuela. Esta proporción indica que de
162 niños, 19 trabajan.
Respecto de la trayectoria escolar se señala que la mayoría
de los niños (78,4%) ha iniciado su escolaridad en
nivel inicial. Alrededor de un tercio (32,1%) ha repetido
una vez y más de un 5% (6,2%) dos veces. Más de un
tercio de los entrevistados (35,8%) ha realizado, por lo
menos, un cambio de escuela. Cabe destacar que la
mitad de los niños (50%) manifiesta entablar una relación
conflictiva con sus pares y existen casos aislados
que afirman no tener amigos (1,2%).
3.b. Contexto familiar
Se registra que 38,9% de los padres están separados,
por lo tanto, muchos de los niños viven en familias monoparentales
o bien con uno de sus padres y su nueva
pareja. Merece destacarse que el 82,7% de los niños ha
padecido la muerte de algún familiar cercano, lo cual
implica que la mayoría de ellos ha afrontado alguna situación
de pérdida.
Casi la mitad de estas familias (49,7%) se ha mudado al
menos una vez. Más de un tercio de los niños (35,2%)
manifiesta que nunca se siente apoyado por su familia y
casi un quinto (18,5%) dice que sólo a veces se siente
querido. La mayoría (73,5%) afirma que su familia se
enoja con ellos cuando tienen problemas en la escuela.
Es de suma importancia señalar que casi un cuarto de
los niños (22,2%) manifiesta padecer situaciones de
violencia (física y/o verbal) en su casa. En cuanto a los
antecedentes familiares de consumo de sustancias,
más de un quinto de los niños (21,6%) afirma que en
sus familias hay problemas con el consumo de sustancias
psicoactivas. Se observa que del total de los familiares
con dificultades de consumo, el 21% son varones
(35 casos) y el 0,6% son mujeres (1 caso). El miembro
de la familia con mayores dificultades suele ser el tío de
los niños (8,8%), aunque también, en menor medida,
hermanos (4,3%), primos (3,7%), y el padre (2,5%).
Asimismo, se ha registrado la existencia de más de un
miembro de la misma familia con problemas de consumo
(2,4%). Es importante señalar que la sustancia consumida
principalmente es el alcohol, alcanzando al 43% de los familiares que presentan consumo problemático.
Otro de los aspectos del contexto familiar que merece
indagarse es el diálogo entre padres e hijos. Se destaca
que el 62,3% de los niños asevera que en sus casas los
problemas no suelen hablarlos entre todos. Casi la mitad
de los niños (43,2 %) afirma que cuando se le presenta
un problema lo habla con su madre, y poco más
del 5% (6,8%) manifiesta que lo habla con su padre. Es
decir, que ante un problema más de la mitad de los niños
no acudirían a su madre y, en mucha menor proporción
recurrirían a su padre.
En lo que respecta a las sustancias psicoactivas se observa
que, en líneas generales (64,8%), los padres varones
no hablan o hablan esporádicamente sobre el cigarrillo
y la bebida con los niños. Esta ausencia de
diálogo aumenta levemente cuando se trata de "drogas" (66,7%), ascendiendo al 81,5% cuando el tema a tratar
es el VIH/SIDA. En las madres las proporciones son ligeramente
menores aunque también se mantiene la
variación del diálogo según el tema a tratar. El 61% de
los niños ha manifestado que sus madres no les hablan
nunca o les hablan a veces del tabaco y el alcohol. Esta
ausencia total o parcial de diálogo alcanza el 62,8%
cuando se trata de drogas ilegales y asciende hasta el
75,9% respecto del tema del VIH/SIDA.
3.d. Consumo de sustancias psicoactivas
3.d.1. Sustancias legales
Tabaco
Se observa la existencia del consumo ocasional de tabaco
en la muestra estudiada; en tanto el 7,4% de los
niños (12 casos) manifiesta haber consumido esta sustancia
alguna vez en su vida. A su vez, 1,9% (3 casos)
ha manifestado que fumó en el año de administración
del instrumento. Se destaca el hecho de que 2 niños
(1,2%) hayan consumido esta sustancia durante el mes
de administración del instrumento.
Alcohol
Es importante señalar que casi la mitad de los niños de
la muestra manifiesta haber bebido alcohol alguna vez
en su vida; el consumo ocasional de esta sustancia alcanza
al 46,3% de la población estudiada. En cuanto al
consumo reciente, se destaca que casi la misma proporción
(45%) de la muestra afirma haber tomado bebidas
alcohólicas durante el año de administración del
instrumento. A su vez, resulta significativo el hecho de
que el 7% de los niños (6 casos) manifieste haber consumido
esta sustancia en los 30 días previos a la administración.
La sustancia más consumida fue la sidra, alcan zando al
30,9% de los niños. En mucha menor proporción han
consumido cerveza (4,9%) y vino (1,9%). Asimismo, se
ha registrado una proporción de 0,6% (1 caso) para el
consumo de bebidas blancas, fernet y champagne. Merece
destacarse que se halla, incluso, un 10,4% (17
casos) de niños que han probado distintos tipos de bebidas
alcohólicas.
Debe mencionarse que todos los niños y niñas que bebieron,
manifestaron haberlo hecho en sus propias casas,
en reuniones o eventos familiares (Navidad, Año
Nuevo, cumpleaños, entre otros).
Psicofármacos
Se ha registrado que 1,9% de los niños (3 casos) han
tomado medicación psicotrópica prescripta por un médico
alguna vez en su vida. Se encontró que en el 0,6%
de los casos se trataba de una medicación anticonvulsiva
y en la misma proporción se trataba de estimulantes.
Sólo un niño estaba tomando anticonvulsivos al momento
de la administración del instrumento. Cabe mencionar
que 1,9% de los niños (3 casos) manifestó que le
ofrecieron psicofármacos para que le produjeran los
efectos y sensaciones que producen las "drogas".
No obstante, resulta significativo el hecho de que casi
un cuarto de los niños de la muestra (24,1%) manifieste
que conseguiría "pastillas para los nervios" con el fin de
calmar a su madre si ella estuviera nerviosa.
3.d.2. Sustancias ilegales
Se han registrado casos de niños que han tenido algún
ofrecimiento de sustancias ilegales, alcanzando al 4,3%
(7 casos) de la muestra, aunque sólo 1 de ellos (0,6%)
manifiesta haber consumido la sustancia ofrecida, que
se trataba de marihuana.
No obstante, el 21% de la muestra (34 casos) manifestó que alguno de sus compañeros o amigos han probado
alguna sustancia ilegal en ese último año. La sustancia
mayormente consumida ha sido la marihuana, alcanzando
10,5% (17 casos); en menor proporción la cocaína
(1,2%) y los inhalantes (1,2%). Esto permite establecer
la prevalencia indirecta de consumo de sustancias,
es decir que se registra el consumo pero desplazado
hacia terceros.
3.e. Actitudes, valores y creencias hacia diversos
tipos de sustancias
Resulta interesante que las proporciones encontradas
sobre el consumo de alcohol sean contradictorias con
las actitudes, valores y creencias de los niños acerca de
esta sustancia. Casi todos los niños (92%) consideran
perjudicial que un niño de su edad beba cerveza. Gran
parte (65,6%) manifiesta su disgusto o desinterés hacia
los chicos que consumen alcohol. En congruencia, la
gran mayoría (92%) opina que la disponibilidad de esta
bebida en una fiesta podría causar problemas. De hecho,
una parte importante de los participantes (76,5%)
cree que si a un niño le ofrecen cerveza en una fiesta él
debería rechazar la oferta. Más de la mitad de la muestra
(51,2%) considera que además de negarse debería
irse. Asimismo, más de la mitad de los niños cree que su
familia tendría una reacción negativa frente al abuso de
alcohol ya que el 56,2% piensa que si en una fiesta familiar
un adulto se emborracha, a los otros miembros de
su familia les causaría bronca o vergüenza.
Respecto de las sustancias ilegales, se observa una
actitud de fuerte rechazo por parte de los niños. Se encuentra que la gran mayoría (96,9%) cree que si a un
chico lo invitan a fumar marihuana éste debería rechazar
la oferta. Gran parte de ellos (78,4%) considera que,
además, debería irse del lugar.
Se observa que la estrategia de retirarse del lugar donde
ha ocurrido el ofrecimiento es 27,2% más utilizada
cuando se trata de sustancias ilegales que cuando son
bebidas alcohólicas.
4. Conclusiones
Considerando los datos sociodemográficos merece señalarse
que este estudio se ha realizado tomando como
población niños provenientes de familias con bajos recursos
económicos. Cabe destacarse que se ha registrado
que más del 10% de los niños no posee un servicio
indispensable como es el agua corriente. Asimismo,
se ha encontrado la existencia de trabajo infantil en una
proporción superior al 10%.
Respecto del contexto familiar, se destaca que gran
parte de los niños no habla con sus padres cuando tiene
problemas. A su vez, en líneas generales, los niños afirman
que sus padres no hablan o hablan esporádicamente
con ellos sobre sustancias psicoactivas o VIH/SIDA. Pareciera que abordar el tema de las sustancias
psicoactivas resulta difícil para los adultos, dificultad
que aumenta al tratarse de sustancias ilegales y se incrementa
más aún, respecto del VIH/SIDA.
Merece destacarse que se ha registrado una importante
proporción de consumo ocasional de sustancias psicoactivas
en niños y niñas entre 10 y 12 años, siendo las
bebidas alcohólicas las sustancias más consumidas.
Cabe mencionar que todos los niños y niñas que bebieron,
manifestaron haberlo hecho en reuniones o eventos
familiares (Navidad, Año Nuevo, cumpleaños, entre
otros). Esta situación cuestiona dos ideas frecuentes:
por un lado, aquella que asocia el inicio del consumo
con el grupo de pares o "las malas juntas"; por otro lado,
la concepción según la cual el primer consumo ocurre
fuera del hogar, en lugares de recreación nocturna. Muy
por el contrario, ninguno de los niños ha manifestado
consumir alcohol fuera del hogar, sino que su totalidad
lo ha hecho en sus propias casas.
Según las respuestas de los niños, se observa que la
frecuencia para el consumo de alcohol supera la frecuencia
observada para el consumo de otras sustancias
legales, como el tabaco y supera aún más, el consumo
de todas las sustancias ilegales indagadas, entre ellas
la marihuana.
Se encontró que las actitudes inflexibles de los niños
respecto del consumo de sustancias psicoactivas, si
bien se producen ante el consumo de alcohol, se incrementan
significativamente ante el consumo de de sustancias
ilegales, en las cuales se incluye la marihuana.
Los tres hechos mencionados: que el primer ofrecimiento
de alcohol se produzca dentro del entorno familiar del
niño, la importante proporción de consumo de esta sustancia,
así como la inflexibilidad observada para con las
sustancias ilegales, permiten pensar que existiría una
tolerancia social y familiar hacia el consumo de alcohol
en la cual las bebidas alcohólicas son consideradas
como sustancias menos peligrosas.
Asimismo existe un porcentaje de niños que se muestra
favorable a usar medicamentos sin prescripción médica.
Esto se manifiesta en el hecho de que casi un cuarto
de los niños afirma que ante una situación estresante
para su madre, ellos tratarían de conseguir "pastillas
para los nervios". Se advierte entonces que el consumo
de alcohol y psicofármacos resulta más tolerable que el
consumo de marihuana para los niños y niñas entre 10
y 12 años. Este hecho permite pensar que sus creencias
y actitudes varían en función de la legalidad o ilegalidad
de la sustancia. La legalidad se entrama con un
orden moral que los niños usan como parámetro para
decidir qué es tolerable y que no, cuestión íntimamente
relacionada con el entorno sociocultural.
Por otro lado, se observa una discordancia entre lo que
los niños afirman que harían y lo que manifiestan haber
hecho. A pesar que los niños rechacen manifiestamente
el consumo de alcohol por motivos médicos (puede dañar
la salud) o morales, se registra que casi la mitad de
ellos consumen ocasionalmente bebidas alcohólicas.
Alberto Calabrese (2008) considera que pese a que las
estadísticas reportan al alcohol como el principal factor
en muchas muertes y accidentes, su consumo recibe
cada vez más aceptación social y no se lo concibe como
una droga peligrosa. De hecho, afirma que no hay una
mirada protectora por parte de los sistemas de salud del
país, mientras que se hace un verdadero esfuerzo contra
las sustancias denominadas "prohibidas". El autor
postula que las medidas tomadas no tienen correlato
con la importancia de una u otra sustancia y que el consumo
de alcohol en la población se encuentra infravalorado
por la sociedad.
Esto puede relacionarse con el hecho de que los niños
hayan consumido alcohol en sus propias casas. Asimismo,
en este estudio se advirtió que la sidra fue la bebida
alcohólica mayormente consumida por los niños. Pareciera
que los padres, quizás por el hecho de ser una
bebida que se extrae de una fruta, que posee un sabor
dulce, conciben a esta sustancia como inocua, a pesar
de contener mayor graduación alcohólica que la cerveza.
Las creencias relacionadas al consumo de sidra,
deberán indagarse con mayor profundidad en futuros
estudios.
Dada la magnitud que adquiere el consumo de alcohol y
sus consecuencias en la salud pública, se evidencia la
necesidad de reorientar la mirada y las acciones en lo
que al consumo de sustancias se refiere. Se trata de resituar
su lugar en función del impacto sobre la salud, en
lugar de privilegiar el estatuto legal de las sustancias.
Para finalizar, debe mencionarse que los resultados
presentados son provisionales; dado que se trata de un proyecto de investigación en curso, los datos continúan
siendo analizados. Parte de ese análisis, consiste en
indagar con mayor profundidad las relaciones entre el
consumo y los factores de riesgo que podrían estar incidiendo
sobre el mismo. Actualmente, se está llevando a
cabo la segunda etapa del estudio, consistente en el
relevamiento de esta problemática en niños de la misma
franja etárea que concurren a una escuela privada, con
el fin de comparar poblaciones de diverso nivel socioeconómico.
Así también, se ha comenzado con el
trabajo de campo correspondiente al análisis longitudinal,
reevaluando a niños que ya fueron evaluados previament e,
con el objetivo de realizar un monitoreo continuo
del estado de situación del problema.
Notas
1 En el marco del proyecto UBACYT P047 "Método de evaluación de proceso psicoterapéutico psicoanalítico y análisis de población clínica consultante", Directora: Sara Slapak, se desarrolla la beca Estimulo "Análisis multidimensional del consumo de sustancias psicoactivas en niños y niñas entre 10 y 12 años", Becaria: Mercedes Ducos López, Director: Marcelo Grigoravicius
2 SEDRONAR define la prevalencia de vida o global como "Proporción de personas que consumieron la sustancia alguna vez en la vida sobre el total de personas estudiadas".
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Fecha de recepción: 20 de marzo de 2009
Fecha de aceptación: 15 de septiembre de 2009