Fecha de recepción: 31 de julio de 2022
Fecha de aceptación: 17 de marzo de 2023
Introducción
El juicio a Adolf Eichmann en Jerusalén entre abril y diciembre de 1961 fue un evento de naturaleza multidimensional. Para algunos, constituyó el Núremberg del pueblo judío1, en el que las víctimas sentaron en el banquillo de los acusados a uno de los máximos responsables del Holocausto. Fue también un acontecimiento indeleble en la memoria colectiva2, no solo israelí o judía, sino mundial. En cuanto a su cobertura, se trató de un acontecimiento mediático global sin precedentes, tal vez el primero en su género3. Otro de sus efectos más perdurables, es que ayudó a la opinión pública a separar el genocidio de los judíos de los demás innumerables crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial4. El juicio, además, convirtió el rostro de Adolf Eichmann, hasta entonces un ignoto funcionario del Tercer Reich, en la imagen icónica del Holocausto5. Construyó también el paradigma del asesino de escritorio, es decir, de aquel que asesina con su firma o un llamado telefónico6; del que comete un genocidio sin mancharse de sangre, porque utiliza como armas de destrucción masiva su lapicera o las teclas de una máquina de escribir7.
Se explorará aquí una faceta específica del accionar de Adolf Eichmann durante la Solución Final, a saber, dos casos en los que está atestiguada su intervención directa en la deportación de judíos con ciudadanía argentina, genuina en un caso, alegada en otra. De ninguna manera se trata de los únicos casos en los que intervino en la deportación de argentinos, pero fueron seleccionados porque ambos fueron presentados por la Fiscalía durante su juicio en Jerusalén y porque tuvieron alguna repercusión en la prensa y publicaciones argentinas contemporáneas al proceso judicial8.
En cuanto a las principales fuentes empleadas para esta investigación, se consultaron las actas del juicio a Adolf Eichmann9, el Politisches Archiv des Auswärtigen Amts (PA AA)10 y la sección del juicio a Adolf Eichmann en Archion HaMedina(AHM) que, en lo referido a los dos casos que aquí se presentan, constituyen una selección de la documentación del PA AA. No resultó posible contraponer las fuentes alemanas con las argentinas, ya que el correspondiente archivo de la Embajada en Berlín está perdido11. Es seguro que sobrevivió a la destrucción delasede en la Tiergartenstraβe 9a por los bombardeos aliados de noviembre de 194312. En efecto, de la documentación en el Archivo Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores (AMREC) se desprende que, luego de la destrucción del edificio, la representación lo trasladó a su nueva sede en la Legación de Grecia en esa ciudad, país cuyos intereses representaba la Argentina13. De allí el archivo fue llevado a Estocolmo en el marco del canje diplomático posterior a la ruptura de relaciones entre Alemania y Argentina, para ser luegoremitido a Buenos Aires en marzo de 194814. A partir de entonces se pierde su rastro. Las primeras insinuaciones encontradas en la documentación sobre su supuesta destrucción durante la guerra datan de 194715. A partir de 1948,en el Ministerio se daba como un hecho su “desaparición” durante los ataques aéreos a Berlín16, noción instaladaa la fecha. Se guarda aún esperanza de que pueda ser localizado17. Respecto a la cobertura de los casos en la prensa argentina, se consultó una selección privada de noticias argentinas sobre el juicio de Adolf Eichmann donada al Museo del Holocausto de Buenos Aires18.
El caso Gershon Willner
El caso Willner recibió cierta atención en la bibliografía sobre la Solución Final: en Argentina, Alejandra Peris19lo puso en el centro de sus investigaciones y con anterioridad había sido tratado porbibliografía producida en el exterior20. Según estos estudios, su principal interés reside en que revela las tensiones generadas entre las SS y el Auswärtiges Amt(Ministerio de Asuntos Exteriores Alemán)21en torno a la deportación de judíos con ciudadanía extranjera.
De más está decir que ambos organismos estaban en sintonía ideológica respecto de la Solución Final. Sin embargo, en los casos puntuales en que la deportación de un extranjero produjese un incidente diplomático con alguna representación acreditada en Berlín, la diplomacia alemana expresaba ciertos reparosa su inclusión entre los judíos a ser exterminados. En opinión de Ronald C. Newton (1995), el caso Willner esel ejemplo “paradigmático” de las diferencias de criterio en estos casos. El hecho de que sea consistentemente mencionado para ilustrarlaspodría deberse a que es el que mejorrevela estas diferencias frente a las implicancias aparejadas para la política exterior alemana. Obviamente, estas diferencias se manifestaban únicamenteen el caso de que la deportación de un nacional extranjero implicara protestas de un Estado sensible a estas cuestiones.
Otra explicación alternativa de la naturaleza “paradigmática” del caso Willner podría ser su excepcionalidad, o que se tratase del primero en su género, por lo que los reparos del Auswärtiges Amt ante las SS se encuentran más explicitados. En efecto, si bien el eje de esta investigación no es comparativo, del análisis del catálogo de pruebas del juicio a Adolf Eichmann, surge que el amparo en favor de Gershon Willner podría tratarse de la más temprana intervención de este tipo por parte de una representación extranjera acreditada ante el Tercer Reich. La única otra intervención en favor de un nacional deportado detectada en el año 1942, de la Embajada de Italia en Berlín, se inició el 10 de noviembre de ese año, mientras que la de Willner se originó en abril. Intervenciones de esta naturaleza comienzan a ser algo más frecuentes y a incluir un número mayor (pero siempre limitado) de países a partir de 1943.
De las fuentes encontradas22se desprende que Gershon Willner nació el 12 de noviembre de 1904 en Jacmiercz, que era dentista, y que llegó a la Argentina a bordo del Arlanza el 1 de septiembre de 192723. Ni siquiera Alejandra Peris, que es quien más ha investigado su caso y mejor reconstruyó la historia de su vida, pudo encontrar hasta ahora indicios sobre su estancia en el país. Solo dos cosas son seguras: que residió más de dos años, ya que adquirió la ciudadanía, y que regresó a Polonia antes de 1938, año en el que contrajo allí matrimonio con Miriam (Mania o María) Silbermann. Luego de la partición de Polonia, el matrimonio quedó en la zona anexada por los soviéticos. Al momento de la invasión alemana de ese territorio, en junio de 1941, Willner tenía su práctica dental en Lwow24. Según el testimonio de su cuñado durante el juicio en Jerusalén25, tres meses después regresó a su Jacmiercz natal, donde residía la familia de su esposa.
Figura 1:Gershon Willner. Fuente: Archivo del museo estatal de Auschwitz-Birkenau.
El caso Willner emerge en la documentación por una intervención de la Embajada argentina en Berlín ante el Auswärtiges Amt del 17 de abril de 194226. En ella se reclama que, según una comunicación recibida27, “Herr Gershon Willner”28había sido arrestado en Jacmiercz por las autoridades alemanas, a pesar de que su ciudadanía argentina era conocida por ellos ya que llevaba consigo su pasaporte argentino29 y estaba registrado como tal en las listas de residentes extranjeros de la localidad.
Como la nota conservada es una transcripción interna de la diplomacia alemana, no se puede establecer quién la envía. Sospecho, sin embargo, que se trató del primer secretario de la Embajada, Luis H. Irigoyen, porque en la documentación es el funcionario en Berlín que consistentemente dirigíaal Auswärtiges Amtlas protestas, pedidos y consultas referidas a nacionales residentes en territorios controlados por el Reich y porque, según consta en su legajo personal de la Cancillería, durante la guerra fue “el enlace”30 entre la Embajada y el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán.
De las averiguaciones internas realizadas por el Ministerio alemán se conserva el informe de su representación en la Gobernación General31 de la que surge que el 27 de diciembre de 1941 “el judío Willner con ciudadanía argentina” fue arrestado durante la así llamada “campaña de las pieles” (Peltzaktion)32,por la Policía de Seguridad (Sicherheitspolizei) de Cracovia porque, mientras se llevaba a cabo, “salió de su apartamento a pesar de una orden policial y de esta manera dificultó considerablemente la expropiación de los artículos de piel”. Se menciona también que Willner se encontraba en prisión, siendo prevista su deportación al campo de concentración de Auschwitz33.
Lo que ha merecido la atención de los historiadores que se detienen en su caso (que al fin de cuentas es solo uno entre los millones de deportados durante la Solución Final) es la inusual reacción del Auswärtiges Amt ante la intervención de la Embajada argentina en Berlín. En efecto, en una nota urgente(Schnellbrief), anómala en su burocracia genocida, un funcionario de la Cancillería alemana se dirige directamente a Heinrich Himmler, el líder de las SS, para expresar su deseo “urgente” de que el “judío con ciudadanía argentina” Willner, “por razones de política exterior”, “no sea enviado a un campo de concentración” (ist es aus aussepolitischen Gründen dringend erwünscht dass der erwähnte Jude argentinischer Staatsangehörigkeit Gerson Willner nicht in ein Konzentrationslager gebracht wird). Asegura también queaun cuando no fuera deportado, no se le permitiría emigrar34. Reviste cierto interés destacar la forma en la que la Fiscalía en Jerusalén resume la formulación final del Auswärtiges Amt a Himmler: “en vista de la presente actitud de Argentina con respecto a Alemania, sería inoportuno enviar a este judío de ciudadanía argentina a un campo de concentración, ya que esto podría ser utilizado como propaganda en contra del Reich alemán” (in view of the present attitude of Argentina vis-à-vis Germany, it would be inopportune to send this Jew of Argentine nationality to a concentration camp, as this could be used as propaganda against the German Reich)35.
En efecto, lo que sorprende aquí es la atípica actitud de Joachim von Ribbentrop, ministro de Asuntos Exteriores alemán y, sin duda alguna, persona muy poco inclinada a eximir judíos de la muerte. Fue ejecutado en 1946 justamente por organizar a todo el cuerpo diplomático alemán a su cargo en pos de un objetivo sin precedentes históricos como la Solución Final y por persuadir a los líderes de los países aliados o colaboradores de Alemania de entregar sus ciudadanos judíos para su concreción. Sin embargo, en el caso de Gershon Willner, consideraciones de diplomacia de tipo tradicional lo llevaron a determinar que, en interés del Reich, era conveniente hacer a un lado la visión racista del régimen y preservar la vida de ese judío en particular basándose en el criterio aceptado internacionalmente de su ciudadanía.
Al Fiscal en Jerusalén también sorprendió la actitud de Eichmann frente al inusual pedido del Auswärtiges Amt:a fin de volver inconducente la intervención de la Embajada, antedató la muerte de Willner a cinco días antes del reclamo36. En cuanto a su destino, lo que es seguro es que después de su arresto en diciembre de 194137, fue llevado a las prisiones de Sanok, Rzeszów y Tarnów para ser finalmente deportado el 28 de marzo de 1942 al campo de concentración de Auschwitzdonde fue registrado bajo la matrícula 27380. Fue el propio Adolf Eichmann el que informó al Auswärtiges Amt que “el ciudadano argentino y judío” Willner falleció en Auschwitz I, supuestamente por un ataque cardíaco38.
Antes de pasar al caso siguiente, interesa señalar algunos aspectos desatendidos por los estudios anteriores citados y por la Fiscalía en Jerusalén. Es de destacar, ante todo, lo extraordinario del hecho que los funcionarios argentinos en Berlín lograran que el Auswärtiges Amt reconociera la ciudadanía de Willner después que las SS la había avasallado. Eso explica que su caso fueraincluido en el mismo expediente que agrupa los reclamos de argentinos judíos residentes en el Reich victimizados durante el Pogromo de 1938, a los que ese gobierno indemnizó en 1940, tras las protestas presentadas por la Embajada en Berlín39. De esto se infiere, entonces,una admisión del Auswärtiges Amtante la Embajada argentina en Berlín de una responsabilidad alemana en la muerte de Willner. No menos excepcional es que hayan logrado imponer que se aceptara el criterio de ciudadanía por nacionalización según la ley argentina. Por último, solo la Fiscalía en Jerusalén destaca la explicitación de temor por parte de la diplomacia alemana ante las posibles represalias del Estado argentino a los intereses alemanes en Argentinapor causa de la deportación de los que reclamaba como sus ciudadanos.
El caso Hans-Peter Mayerhoff
El caso Hans-Peter Mayerhoff también se encuentra entre los elementos de prueba reunidos por la Fiscalía para fundamentar la acusación contra Adolf Eichmann. Sin embargo, a diferencia del de Willner, no se tiene conocimiento de que haya recibido atención por parte de la bibliografía, apenas fue mencionado en la sala del tribunal y no se presentaron testigos para ampliarlo. De ahí que sea prácticamente desconocido. La Fiscalía lo seleccionó entre varios en el mismo sentido como evidenciade la “meticulosa atención” de Eichmann en la selección de judíos alemanes deportados a Theresienstadt40.
Hans-Peter Mario Mayerhoff (a veces, Meyrhoff) nació el 6 de febrero de 1923 en Berlín. Era hijo de Jakob (o Jacobo), un refugiado judío que llegó a la Argentina a bordo del Massilia el 13 de mayo de 193841, quien,al igual que todos los refugiados extranjeros en el país, según la normativa vigente, debía tener dos años de residencia antes de poder solicitar su naturalización. Solo una vez obtenida la ciudadanía podía iniciar el trámite de “llamada” para poder gestionar la autorización para el ingreso legal del resto de su familia inmediata atrapada en Europa.
Nuevamente, el caso emerge en la documentación a partir de una intervención de la Embajada en Berlín ante el Auswärtiges Amt42. Se trata de un pedido de autorización de salida del Reich en favor de “Herr Hans Peter Mayerhoff”, fechado 27 de noviembre de 1941, sin firma en la copia conservada. Se informa que tiene permiso de desembarco en la Argentina por tratarse del “hijo menor del ciudadano argentino Jacobo Mayerhoff, domiciliado en Buenos Aires”43.
Esta nota marca el inicio de las afirmaciones falsas en documentos oficiales expedidos por la Embajada con el fin de certificar una inexistente ciudadanía argentina para Mayerhoff. En primer lugar, su padre no poseía en ese momento la ciudadaníaalegada, la que recién obtuvo el 20 de febrero de 194244, es decir, unos tres meses después del envío de la nota. De eso se desprende que tampoco podía existir el permiso de ingreso al país mencionado en la nota. Como la Cancillería alemana seguramente no disponía de los medios para corroborar la información falsa vertida por la Embajada, el permiso de salida del Reich solicitado fue concedido el 7 de febrero de 194245. Mayerhoff no hizo uso de él, sino que permaneció en Berlín. Es posible que se haya debido a la inexistencia de la documentación invocada, la que tendría que exhibir ante las autoridades alemanas al momento de abandonar el territorio. Sin embargo, con la sola afirmación oficial de que poseía la autorización para ingresar al país, Mayerhoff pasó automáticamente a quedar bajo la protección de la Embajada46.
La próxima nota, del 6 de agosto de 1942, proviene también de la Embajada, como continuación de un cordial encuentro previo entre Irigoyen y un “muy estimado” (sehr geehrte) funcionario alemán. En ella solicitó al Auswärtiges Amt una “mediación amistosa” (freundliche Vermittlung) para obtener una extensión del permiso de salida de “Herr Hans Peter Mayerhoff”, ya que no había podido hacer uso del anterior, según se argumenta, por retrasos en el giro del dinero desde Argentina para los gastos de viaje, sumado a dificultades en obtener un pasaje47. En este caso, la falsedad serían los motivos alegados para justificar la permanencia de Mayerhoff en Berlín, ya que el permiso de desembarco en el país recién le había sido otorgado el 31 de julio de ese año48. De las comunicaciones internas alemanas surge que para las autoridades policiales no habría impedimento en conceder el permiso solicitado “salvo que M(ayerhoff) sea judío” “falls es sich bei M[ayerhoff]um keinen Juden handle”49. Corroborar este dato es lo que probablemente haya conducido a que las autoridades alemanas cayeran en cuenta de que lo era. Lo que es seguro es que el permiso solicitado nunca llegó.
La siguiente intervención tiene origen nuevamente en la Embajada, esta vez por causa de un llamado telefónico de Irigoyen a Karl Klingenfuss50, el encargado de Asuntos Judíos (Judenreferat)del AuswärtigesAmt, la noche del 23 de octubre de 194251. De la nota interna alemana52 se infiere la intervención de Irigoyen en favor del “ciudadano argentino (argentinische Staatsangehörige)[sic] Mayerhoff”, quien iba a ser deportado al día siguiente53. Klingenfuss se comprometió a intervenir. Acto seguido se comunicó con Eichmann, quien también “prometió intervenir”.
La orden de deportar a Mayerhoff tiene que haber sido cancelada porque el 4 de noviembre de 1942 residía aún en Berlín y la Embajada, por medio de un memorándum, solicitó una nueva autorización para que pudiese abandonar el Reich para dirigirse a la Argentina54. A la Fiscalía en Jerusalén, interesada en probar la intervención directa de Eichmann en las deportaciones a Theresienstadt55, solo le interesa destacar la decisión que acuerda con Klingenfuss “por consideraciones de principio” (aus gründsätzlichen Erwägungen), de no conceder el permiso de salida solicitado, junto con la indicación de que preveíasu deportación a Theresienstadt56.
Sin embargo, del memorándum surgen otras cuestiones de sumo interés. En efecto, de una lectura atenta se desprende que, si telefónicamente Irigoyen se había referido días atrás a Mayerhoff como “ciudadano argentino”, en esta ocasión y -por escrito-, se refiere a “Herr Mayerhoff” como “hijo de un ciudadano argentino”. Esta vez, promete que pronto se convertirá en argentino. El motivo de “urgencia” en el pedido de su permiso de salida, afirma Irigoyen, es que su presencia en el país es necesaria para su naturalización. Es decir, hace una nueva afirmación falsa, al insinuar que obtendría la ciudadanía con solo ingresar al país, a pesar de que las leyes vigentes establecían una residencia mínima de dos años para adquirirla, algo que la Cancillería alemana seguramente no podía ignorar57. Para no dejar lugar a dudas, afirma que la Embajada está “muy interesada” (sehr interessiert) en su embarque y solicita que pueda salir inmediatamente, lo que haría antes de los diez a quince días de enviada la nota58. La relación directa entre la “urgencia” de Irigoyen y la aparición del nombre de Mayerhoff en las listas de deportaciónresulta, pues, evidente.
Lo que este singular memorándum permite entrever, entonces, es que Irigoyen ha entablado una pulseada con el Auswärtiges Amt (y por extensión con las SS y Adolf Eichmann) disputándoles una presa judía que, a diferencia de Willner, no posee ciudadanía argentina ni jamás pisó suelo argentino.
Figura 2: Teniente coronel de las SS Adolf Eichmann.
En otras palabras, al argentinizar a Mayerhoff, Irigoyen les ofrece la posibilidad de no tener que asesinar a ese judío alemán individual, comprometiéndose a quitarlo del territorio que las SS y el Auswärtiges Amt tanto se empeñan en convertir en judenrein59. Se refiere a él como “Herr Mayerhoff”, mientras que para Eichmann y Klingenfuss se trata del “Jude Hans-Peter Israel Mayerhoff”60, cuyo destino debería pertenecerles. He encontrado otros ejemplos que refuerzan esta hipótesis61, pero me ocupo aquí del caso de Mayerhoff, quien, por ser mayor de edad, no podía invocar en el Reich el amparo de la ciudadanía adquirida por su padre unos ocho meses atrás.
Figura 3: Luis H. Irigoyen. Primer secretario de la Embajada en Berlín.
Sospecho que, con esta nota, Irigoyen está también simultáneamente extendiendo ante el Auswärtiges Amtel amparo de la Embajada a los demás judíos alemanes en el Reich, que, al igual que Mayerhoff, esperaban las “llamadas” de sus parientes, flamantes argentinos o a punto de serlo, refugiados en el país.
El siguiente documento encontrado, unos cuatro meses posterior, y que no está incluido en la prueba reunida por la Fiscalía en el juicio, resulta también muy revelador. Se trata de una nota del Ministerio de Justicia del Reich al Auswärtiges Amtquedemuestra que Mayerhoff realmente se encuentra en serios problemas62. En efecto, de la nota se desprende que, a pesar de la intención expresada por Eichmann de deportarlo a Theresienstadt, todavía permanece en Berlín. En lugar de ser deportado, había sido internado en un “campo de educación y trabajo (Arbeitserziehungslager) en Wuhlheide63, del cual se fugó el 9 de enero de 1943. Además, había sido detenido por robo de equipaje de ferrocarril, cargo por el que estaba bajo investigación. A esto se agregabaque se había descubierto que había ocultadola condición judía de su madre, seguramente para hacerse pasar por Mischling en lugar de ser clasificado comoJude64. Existía sospecha también de que había cometido el delito de corrupción racial (Rassenschande)65, uno de los más graves que un judío podía cometer contra el Volk ario. Además, y muy incidentalmente para los temas que aquí se tratan, había admitidohaber fraguado un documento público que le extendió la Embajada.
En efecto, al momento de su detención, Mayerhoff, quien para los alemanes era ora un apátrida (staatenlos)66ora “un judío con ciudadanía alemana” (Jude deutscher Staatsangehörigkeit)67, intentó protegerse alegando ser un ciudadano argentino: se identificó como “Juan Pedro” y no como “Hans-Peter” y exhibió como único documento de identidad un certificado extendido por la Embajada el 11 de enero de 1943, es decir, dos días después de su fuga de Wulheide68. En el certificado, una anotación manuscrita rezaba "Dado que el pasaporte nº Arg. 11467 ha desaparecido, es válido como pasaporte - carnet de identidad" (Da Pass Nr.Arg 11467 abhanden gekommen gilt als Pass-Ausweis). Durante su “interrogatorio”, (vaya uno a saber por qué medios), Mayerhoff se auto incriminó al admitir que el texto manuscrito en el certificado era de su puño y letra.
La nota continuaba para informar que el Ministerio de Justicia alemán había hecho analizar el documento fraguado por Mayerhoffpor la Policía Criminal (Kriminalpolizei), la que había determinado que el sello y papel del certificado eran originales de la Embajada, motivo por el cual solicitaba al Auswärtiges Amt que la representación argentina se expidiera sobre su autenticidad. La formulación de la frase siguiente deja abierta la posibilidad tanto de que Irigoyen -con quien Mayerhoff “alegaba” tener amistad(mit dem Mayerhoff befreundet sein will)-, pudiera haber intervenido en su confección, como de que hubiese sido burlado por él en su confianza.
La verdad detrás del certificadodebía ser evidente para el Auswärtiges Amt, al que le constaba que Irigoyen ya había afirmado que Mayerhoff era “un ciudadano argentino”69. Es decir, todos los indicios apuntaban a una complicidad entre Irigoyen y Mayerhoff, primero para encubrirlo en su condición de judío y luego para hacerlo pasar por ciudadano argentino frente a las autoridades alemanas. En consecuencia, la consulta del Ministerio de Justicia se trasladó a la Embajada pidiendo que “informe si el certificado es auténtico y si (Mayerhoff) poseerealmente la ciudadanía argentina70.
No se encontró la solicitada respuesta por escrito de Irigoyen, pero el Auswärtiges Amt informó al Ministerio de Justicia que “la Embajada”, por vía telefónica, “intercedió repetidamente” (hat sichwiederholt verwendet)en favor suyo. En cuanto al certificado, indica, debía ser tenido por “aparentemente auténtico” (offenbar echtk), ya que se reconocía la autenticidad de la firma de Irigoyenquiense había expresado “verbalmente” (mündlich) en favor del judío alemán. Se intentó dar por concluido el asunto informando que su permiso de salida del Reich había sido denegado71.
Esta ficción de ciudadanía argentina o la evidente protección brindada por la Embajada le permitió a Mayerhoff permanecer ocho meses más en Berlín. Se trata de un hecho sorprendente, no solo por los cargos en su contra, los que normalmente hubiesen determinado una deportación inmediata, sino en vista del contexto posterior a la derrota de Stalingrado, cuando la urgencia por librar de judíos el territorio del Reich se volvió cada vez más acuciante para el régimen72.
Eichmann finalmente llevó las de ganar en su pulseada con Irigoyen por Mayerhoff, quien fue nuevamente arrestado en Berlín, en circunstancias que se desconocen. Ciertos registros sugieren que esto sucedió el 14 de enero de 1944 y que fue deportado al complejo de campos de concentración de Auschwitz el 28 de enero de ese año73. Sin embargo, su deportación parece más bien haberse producido hacia mediados de abril de ese año, a juzgar por el número de matrícula 179969 que se le asignó al llegar al campo74. Además de tratarse de un registro más confiable, la fecha resulta también más plausible porque indica que su deportación se produjo con posterioridad a la ruptura de relaciones diplomáticas entre Alemania y Argentina. Mayerhoff fue luego evacuado de Birkenau el 28 de enero de 1945 en el marco de las marchas de la muerte, pasó por Gross-Rosen para ser luego transferido al campo de concentración de Dachau, un subcampo del cual fue liberado 29 de abril de 194575. En octubre de 1945, desde Buenos Aires, su padre solicitó renovación de su permiso de desembarco de 1942, que le fue otorgado cinco días después. Llegó a la Argentina el 20 de mayo de 1949, a bordo del Entre Ríos, de bandera argentina. Después de residir durante años en el país, parece haber emigrado a Brasil. Es el último indicio sobre su destino que se pudo encontrar.
Difusión en Argentina contemporánea al juicio a Eichmann de los casos Willner y Mayerhoff
En la selección consultada de noticias en español de la cobertura local del juicio a Eichmann en Jerusalén, se encontró un artículo referido al caso Willner que, a tono con la interpretación de la Fiscalía, vuelve a poner en el centro de su caso la protección de la Embajada. Allí se afirma que “según documentos presentados, la embajada argentina en Berlín realizó “intensos esfuerzos” para obtener la libertad de un judío de nacionalidad argentina, llamado Gershon Willner”76.
Los casos de Willner y Mayerhoff también fueron recogidos más extensamente en el libro de Silvano Santander77, un político y parlamentario argentino invitado por el Estado de Israel a presenciar el juicio en Jerusalén78, lo que hizo durante la casi totalidad del proceso. Comenzó a redactar su libro incluso antes de su finalización y lo publicó en Buenos Aires, el 7 de diciembre de 1961, es decir, con bastante anterioridad al Eichmann en Jerusalén de Hannah Arendt79. No es este el lugar para explayarse en su análisis, pero interesa destacar el título del apartado “judíos argentinos que mueren en Auschwitz a pesar de una reclamación de la Embajada argentina”80, en el cual ambos son mencionados. Si bien hay evidentes confusiones, como dar a Mayerhoff por deportado en 1942 y como habiendo fallecido en Auschwitz, nuevamente aparece destacada la intención de amparo por parte de los funcionarios de la Embajada en Berlín.
Interesa muy especialmente destacar esta sintonía entre el Auswärtiges Amt, la Fiscalía en Jerusalén y la difusión de estos dos casos en Argentina en 1961 en lo que a la interpretación de la actitud de los funcionarios argentinos hacia los judíos perseguidos refiere. Todavía en el año 2000, la percepción de su tarea llevó a una distinción por parte de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) a tres funcionarios argentinos por salvar vidas judías durante el Holocausto81. Es importante recordarlo, porque va en sentido diametralmente contrario a la noción actualmente más extendida, incluso entre muchos de los que hoy integran el Servicio Exterior de la Nación. Esto se debe a que, en algún momento, se ha reconfigurado el pasado, para instalar el mito de un supuesto abandono de argentinos en el exterior durante la Segunda Guerra Mundial. De aquí que los hechos hoy se recuerden o se evoquen en un sentido diametralmente opuesto a cómo sucedieron.
Un claro punto de inflexión en la memoria del desempeño de los representantes argentinos en el exterior durante el Holocausto se puede ubicarhacia julio de 2001. Entonces, y a instancias de la Comisión para el Esclarecimiento de las Actividades del Nazismo en la Argentina (CEANA)82, la Cancillería homenajeó a doce funcionarios, entre ellos los tres anteriormente distinguidos por DAIA, por salvar vidas durante el Holocausto. A ese fin, el canciller Adalberto Rodríguez Giavarini inauguró una placa conmemorativa con sus nombres en el Ministerio83. La nómina de los homenajeados, que bien podría haber sido más extensa84, había sido confeccionada por la CEANA, para lo cual su coordinador académico, Ignacio Klich, contó con el concurso de investigadores locales y extranjeros y de un par de diplomáticos argentinos para el relevamiento de los materiales correspondientes85.
Poco tiempo después surgió una enconada disputa en torno a la actuación de uno de los funcionarios mencionados en la placa, Luis H. Irigoyen, quien fue acusado en cierta investigación epidérmica y prejuiciosa de “abandonar a su suerte”86 tanto a ciudadanos genuinos como a portadores de pasaportes falsos. Más aun, se aseguraba que debía ser considerado “cómplice” del asesinato en las cámaras de gas de alrededor de cien judíos argentinos en el Holocausto87. De la bibliografía, la disputa saltó a la prensa88 y desembocó en querellas judiciales que llegaron a la Suprema Corte de Justicia89. Aunque solo un nombre fue cuestionado, la placa con los doce nombres fue removida en 2005.
Conclusiones
Resulta una obviedad afirmar que, después de las SS, el Auswärtiges Amt fue seguramente la institución alemana que más se involucró en la implementación de la Solución Final. Sus únicos reparos al exterminio se explicitaron en torno a judíos con ciudadanía extranjera,pero solo en el caso de que una deportación provocara un incidente diplomático con una representación extranjera acreditada. El hecho de que fueran asesinados entre cinco y seis millones de judíos de al menos diecinueve naciones europeas es evidencia contundente de que buena parte de la diplomacia no solo alemana sino europea se implicó, por acción u omisión, en la comisión del genocidio judío durante el Holocausto.
Se exploraron aquí dos casos de judíos con ciudadanía argentina, genuina en un caso, alegada en otro, que fueron ventilados durante el juicio de Eichmann en Jerusalén. Se constató que el Auswärtiges Amt, a diferencia de su actitud habitual con respecto a los judíos extranjeros, se enfrentó con las SS para preservarlos de la deportación. Como se ha visto, en el caso de Willner, invocó deseos “urgentes”de evitar su deportación. En el de Mayerhoff, sospechado de haber cometido varios delitos de naturaleza grave para el Tercer Reich, el “interés” sobre su situación reiteradamente expresado por Irigoyen, en representación de la Embajada en Berlín, canceló su proyectada deportación a Theresienstadt y postergó por varios meses su eventual deportación a Auschwitz, auncuando se estaba en conocimiento de que se trataba de un ciudadano alemán que -con complicidad de la Embajada-, pretendía hacerse pasar por ciudadano argentino.
Por lo tanto, a diferencia de la noción prevalente y de las acusaciones dirigidas contra los funcionarios en Berlín, y en especial contra Luis H. Irigoyen, se constata una anomalía en la actitud genocidadel Auswärtiges Amtfrente a las intervenciones de la Embajada. Como lo ha destacado ya la bibliografía para el caso de Willner y se infiere de los documentos presentados en el de Mayerhoff, estas intervenciones generaron tensiones entre una diplomacia alemana empeñada en poner freno a la deportación de (algunos) judíos con ciudadanía extranjera, frente a unas SS empeñadas en destruir a todos los judíos que estaban a su alcance.
Esto también sugiere que funcionarios como Irigoyen parecen haber sabido transmitir eficazmente a su contrapartida alemana que deportar a los judíos que señalaba como ciudadanos argentinos podría desencadenar costosas represalias contra los intereses alemanes en territorio argentino. Sin lugar a dudas, esto terminaría por echar por tierra el mito de una supuesta identidad ideológica entre el gobierno argentino y el del Tercer Reich. De haber existido tal sintonía, la destrucción de judíos naturalizados como Willner o de judíos alemanes como Mayerhoff, no podría haber sido causa de tensión diplomática entre los representantes de ambos estados.
En este sentido, se destacan muy especialmente también las fechas de los amparos en las intervenciones de la Embajada en Berlín: abril y octubre de 1942. La República Argentina bien podría haber sido la primer nación en realizar intervenciones de este tipo ante el Tercer Reich. Muy incidentalmente, los amparos fueron presentadas en el momento de mayor fortaleza del Tercer Reich. A excepción tal vez únicamente del gobierno de Italia, otras (contadas) naciones iniciaron reclamos similares en favor de sus nacionales perseguidos, pero solo después de la derrota de Stalingrado, es decir, cuando ya empezó a resultar claro que Alemania perdería la guerra.
Otra cuestión no menor es la desesperada búsqueda por parte de los perseguidos de protección por parte de la representación argentina. Tanto Mayerhoff como Willner fueron aprehendidos portando documentación argentina, lo que sugiere que la llevaban consigo como un talismán. Ante la detención de Willner, desde Jacmiercz se recurre a la Embajada en Berlín para su rescate. Mayerhoff, un ciudadano alemán en Alemania, buscó hacerse pasar por argentino para eludir la persecución de su propio Estado. Y, evidentemente, contó con el apoyo de Luis H. Irigoyen en este intento.En este caso, resulta difícil decidir si es más sorprendente la forma en que Irigoyen se extralimitó en sus funciones o la decisión de la Cancillería alemana de tolerar esta actitud. Me atrevo a decir que entre la intención de Eichmann de deportar a Mayerhoff en 194290 y Auschwitz, solo se interpuso Luis H. Irigoyen, quien ganó la pulseada mientras existieron relaciones diplomáticas entre Argentina y el Tercer Reich.
Una última conclusión que se desprende de lo expuesto es la necesidad de revisar un mito extendido en gran parte de la bibliografía referente a la actitud argentina frente a la Solución Final. En lo que a la victimización de judíos con ciudadanía argentina respecta, varios autores han desplazado la responsabilidad. En lugar de asignarla a funcionariosdel Tercer Reichcomo Adolf Eichmann, alguien “sediento de sangre”, un “cínico en lo que concierne a la exterminación de judíos, sin conciencia y frío como la muerte”91, trasladaron esa responsabilidad a los argentinos, en particular,a Luis H. Irigoyen. Se trata de un error esencial de apreciación, que ni el Auswärtiges Amt, ni la Fiscalía en Jerusalén ni Silvano Santander cometieron, y que solo demuestra un grosero desconocimiento sobre la naturaleza y los perpetradores del régimen nazi de los que la proponen. Lamentablemente, y no solo en Argentina, esta noción se ha convertido en la prevalente sobre este tema, demostrando una vez más la conflictiva relación entre historia y memoria. Es Adolf Eichmann y no Luis H. Irigoyen quien merece arder en el infierno de los historiadores92.
La documentación presentada pone en tela de juicio estas afirmaciones poco sustanciadas respecto de una supuesta complicidad de los representantes de la política exterior argentina con el régimen nazi. De los casos presentados, no es posible inferir esta alegada actitud. Todo lo contrario, contienen fuertes indicios de todo lo contrario y de un accionar sostenido de la representación en Berlín a favor de un ciudadano argentino por adopción y enérgicas acciones, que claramente excedían las atribuciones de los funcionarios, en defensa de judíos alemanes en condiciones de emigrar a la Argentina durante la Solución Final. En todo caso, habría que considerar la posibilidad de la existencia de un intento consciente de amparar al mayor número posible de judíos perseguidos -incluso extranjeros- bajo el estatuto de “ciudadano argentino”.
Archivos consultados
AMREC: Archivo Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, Buenos Aires, Argentina; (AMREC).
AHM: ארכיון המדינה, (Archion HaMedina), Jerusalén, Israel;(AHM).
ITS: International Tracing System, Bad Arolsen, Alemania;(ITS).
Museo del Holocausto de Buenos Aires, Argentina.
Państwowe Muzeum Auschwitz-Birkenau, Oświęcim, Polonia.
Politisches Archiv des Auswärtiges Amtes, Berlin, Alemania; (PA AA).
Visual History Archive, University of Southern California, EEUU; (VHA).
Yad Vashem, Jerusalén, Israel.