SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.10 número1Mário de Andrade: A morte do poetaDebates de Mayo: Nación, cultura y política índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Prismas

versión On-line ISSN 1852-0499

Prismas vol.10 no.1 Bernal jun. 2006

 

RESEÑAS

Eduardo Romano
Revolución en la lectura. El discurso periodístico-literario de las primeras revistas ilustradas rioplatenses. Buenos Aires, Catálogos/El Calafate, 2004, 447 páginas

"Cualquier elección tiene su historia, cuando se inscribe dentro de una trayectoria intelectual de investigación", revela Eduardo Romano al comienzo de su Revolución en la lectura. Y, en efecto, son pocos los investigadores literarios que, como Romano, han mantenido, a lo largo del tiempo, una postura crítica tan coherente consigo misma. Porque desde finales de la década de 1960, cuando publica su primer artículo crítico sobre Don Segundo Sombra de Ricardo Güiraldes, Romano centró sus trabajos de investigación en los procesos de formación y transformación de la cultura popular en la Argentina, en relación con los cruces y diálogos que lo popular establece con la tradición criolla, el periodismo escrito, los medios masivos de comunicación, la cultura "alta". Esta mirada sobre algunos de los procesos culturales constitutivos de la cultura popular urbana encontró su forma en los años 1970: en artículos publicados en la revista Crisis, en prólogos, antologías y capítulos preparados para la Historia de la literatura argentina dirigida por Susana Zanetti en el Centro Editor de América Latina, Romano se propuso la tarea de releer la historia de la literatura argentina a partir de la revaloración de géneros menores como la historieta, el teatro criollo, el radioteatro, las letras de tango o la literatura policial, y de los productos de la industria cultural.
Su trayectoria intelectual de investigación estuvo siempre guiada por la búsqueda de la reformulación del concepto mismo de cultura a través del análisis de los fundamentos teóricos, ideológicos y estéticos de la cultura popular. Sus artículos críticos, sus libros Literatura/cine argentinos sobre la(s) frontera(s), Las huellas de la imaginación (en colaboración) y Voces e imágenes en la ciudad. Aproximaciones a nuestra cultura popular urbana, y la preparación de numerosas antologías de poesía, letras de tango y cuentos argentinos, subrayan así que su mirada sobre los procesos de formación de la cultura nacional se ha mantenido fiel a sí misma a lo largo de los últimos cuarenta años.
Revolución en la lectura. El discurso periodístico-literario de las primeras revistas ilustradas rioplatenses es, entonces, uno de los resultados de muchos años de investigación dedicados al estudio del rol particular que juegan la cultura popular y la cultura alta en la conformación de los medios masivos, en un análisis que busca integrar no sólo los aspectos culturales sino también las cuestiones formales, económicas y laborales que influyen o determinan la producción cultural. En este sentido, Romano incorpora las perspectivas de análisis de Gerard Genette y Roger Chartier, quienes acentúan la importancia del soporte material como una de las instancias decisivas para la comprensión de los modos de leer y la atribución de sentido a lo leído.
El primer propósito del libro es reconstruir los orígenes del discurso periodístico-literario, a fines del siglo XIX y comienzos del XX, en el ámbito rioplatense. El enfoque adoptado es, por lo tanto, regional -y no nacional- pues Romano considera que, desde el punto de vista histórico-cultural, Buenos Aires, Montevideo y sus áreas de influencia integraban un bloque homogéneo y compartían un mismo público. El centro del trabajo está puesto en el estudio de las revistas ilustradas que circularon por ambas orillas entre 1880 y los primeros años del siglo XX, por un lado, y en el éxito de Caras y Caretas en Buenos Aires, y de Rojo y Blanco en Montevideo, por otro, publicaciones que Romano considera centrales en la construcción de una nueva discursividad y en la asignación de nuevas funciones a la lectura literaria.
El libro revisa los antecedentes de las revistas ilustradas a través del estudio de los Almanaques publicados en la década de 1880 y de los semanarios ilustrados de los años 1890 -principalmente La Ilustración Sud-Americana (1892-1905) y Buenos Aires (1895-1899). Tanto los Almanaques como los semanarios determinan un nuevo régimen de lectura que anticipa los procesos comunicativos de Caras y Caretas (1898) de Buenos Aires, y de Rojo y Blanco (1900) de Montevideo: la conjunción de lo icónico con lo verbal. En este sentido, al fusionar imágenes artísticas, fotográficas y caricaturescas con palabras que cubrían desde la información hasta la literatura, el periodismo ilustrado provoca "una verdadera revolución en las formas de leer" y propicia "zonas de encuentro para los lectores con acreditada competencia y los pocos duchos en tal práctica". Con Caras y Caretas -sostiene una de las hipótesis más fuertes de la investigación- se asiste al nacimiento de la revista ilustrada popular que revoluciona el régimen de lectura anterior. Y esto es así porque Caras y Caretas creó un soporte de lectura atractivo y dinámico, porque concitó a multiplicidad de lectores pertenecientes a clases sociales diferentes, y porque supo fusionar la herencia de las innovaciones introducidas por las publicaciones ilustradas con lo más atrayente de la prensa satírico-política. Caras y Caretas tradujo en palabras y en ilustraciones la realidad de todos los días, mezclando imágenes artísticas, fotografías y caricaturas con textos que cubrían desde la información hasta la literatura, y donde se combinaba lo cómico con lo serio, lo curioso con lo tremendo, lo culto con lo popular. De este modo, impulsó en el discurso periodístico-literario cambios duraderos que reaparecen tanto en las revistas culturales de los años 1920 como en los suplementos semanales de los grandes diarios.
A su vez, las revistas ilustradas populares también anticipan la aparición de nuevos intelectuales -los escritores-periodistas- que escriben en condiciones inéditas de trabajo intelectual en diarios y revistas, y la conversión de los lectores en escritores-colaboradores, uno de los aspectos más interesantes dentro del proceso general de democratización cultural de la época. El análisis del surgimiento de la figura del escritor-periodista es uno de los grandes hallazgos de esta investigación. Se trata de los "nuevos" intelectuales que, hacia finales de siglo XIX y comienzos del XX, se incorporan a un incipiente mercado cultural pautado por condiciones "inéditas" de trabajo intelectual. José S. Álvarez, Horacio Quiroga, Francisco Grandmontagne, Roberto J. Payró procesaron lingüísticamente los vertiginosos cambios que transformaban a diario las convenciones sociales, políticas y culturales en un momento en el que "los gustos y saberes del pobre comenzaban a definir un espacio propio, localizado en las antípodas de lo que la elite juzgaba respetable y prestigioso".
En el marco de un análisis muy minucioso de los materiales gráficos y escritos de Caras y Caretas, Romano se detiene en las colaboraciones literarias para afirmar que en la revista coexisten, y a veces polemizan entre sí, el nativismo, el reformismo y el esteticismo modernista. Consecuentemente, retoma y desarrolla un modo de sistematizar la literatura argentina ya presente en sus trabajos anteriores, que considera la existencia de tres poéticas dominantes: la poética "nativista" -que se consolida hacia 1880 con La tradición nacional de Joaquín V. González- cuyo núcleo ideológico apunta a mantener una identidad criolla vinculada con el medio rural; la poética "reformista" -cuyo mejor exponente es Roberto J. Payró- que sostiene que la literatura modifica a quien la lee; y, por último, la poética "esteticista modernista" que, si bien presupone la autonomía de la literatura, nace coincidentemente con la profesionalización del escritor que vende su escritura como una mercancía.
Con Revolución en la lectura, Eduardo Romano realiza una verdadera contribución al conocimiento de una etapa fundamental de la prensa periódica rioplatense. No sólo proporciona una documentación muy precisa sobre publicaciones que habían sido ignoradas por las historias del periodismo, sino que realiza un cuidadoso estudio sobre los orígenes del discurso periodístico-literario, que signó, en más de un sentido, el futuro de la prensa popular en la Argentina.

Sylvia Saítta
UBA / CONICET

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons