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Prismas

versión On-line ISSN 1852-0499

Prismas vol.16 no.2 Bernal dic. 2012

 

DOSSIER: Sociabilidades culturales en Buenos Aires, 1860-1930

 

El Colegio Novecentista: un espacio de sociabilidad entre el reformismo argentino y la posguerra europea

 

Maximiliano Fuentes Codera

Universitat de Girona

 

A pesar de que a nivel general las relaciones culturales e intelectuales entre España y la Argentina constituyen un tema ampliamente explorado por la historiografía, parece necesario realizar una aproximación a un espacio de sociabilidad escasamente conocido, el Colegio Novecentista, que resalta con cierta facilidad al acercarnos al ambiente intelectual argentino de las primeras décadas del siglo pasado y, en especial, al movimiento reformista universitario. En este marco, merece analizarse también el papel del fundador del novecentismo catalán, Eugenio d'Ors (1881-1954), quien, a diferencia de lo que ha sucedido con José Ortega y Gasset, no ha recibido la atención necesaria en el estudio del desarrollo de este espacio de sociabilidad. Este texto, teniendo en cuenta la visita del intelectual barcelonés a la Argentina en 1921, se propone apuntar algunos elementos sobre la constitución y el desarrollo del Colegio Novecentista. Mientras que en Europa la Gran Guerra arrasaba con el mundo ilusionado de la Belle Époque, en la Argentina la civilización occidental también fue puesta en duda. Las causas que se le adjudicaban a esta crisis -materialismo, decadentismo, democracia y aburguesamiento- se mezclaban con la cultura científica positivista que dominaba los claustros universitarios y con la llegada de Yrigoyen al gobierno, que evidenciaba el ascenso de una nueva clase dirigente. A nivel intelectual, durante el conflicto europeo comenzó a extenderse un clima de ideas en el cual la primera visita de José Ortega y Gasset en 1916, en que planteó sus ideas sobre el desarrollo de una "nueva sensibilidad", contribuyó decisivamente a la consolidación de un sector de profesores y estudiantes de la Universidad de Buenos Aires, entre los que se destacaron Coriolano Alberini, Roberto Giusti, Emilio Ravignani y Alberto Gerchunoff. Con ellos, la crítica del positivismo que venía realizando Alberini junto con Alejandro Korn recibió un impulso fundamental. La vinculación de estos planteamientos con el clima europeo, caracterizado por la percepción del fin del liberalismo y el inicio de una nueva e incierta etapa, se hizo visible en un sector del movimiento reformista universitario que, con epicentro en Córdoba, se extendió al resto del país a partir de 1918.
En líneas generales, el campo cultural de los jóvenes reformistas estaba caracterizado por el predominio de tres elementos: la reacción antipositivista, las filosofías de la conciencia y una "nueva sensibilidad" espiritualista. En este marco, sus planteamientos aparecían cruzados por dos líneas de proyección que, a pesar de estar en franca disputa entre ellas, no se autoexcluían: los que pensaban que el orden liberal estaba agotado y los que creían que tenía que ser restaurado. La tensión
entre ambos proyectos se expresó en el seno del Colegio Novecentista, ejemplificando así una de las vías del sinuoso desarrollo del nacionalismo autoritario de los años treinta.
Como parte de este proceso, unos jóvenes agrupados con el objetivo de poner fin al predominio del positivismo en las universidades de Buenos Aires y La Plata constituyeron el 23 de junio de 1917 el Colegio Novecentista, que contó entre sus miembros a Adolfo Korn Villafañe, Benjamín Taborga, José Gabriel, Héctor Ripa Alberdi y Tomás D. Casares, y entre sus promotores más destacados a Coriolano Alberini y Alejandro Korn. Su formación, que sufriría numerosos cambios a lo largo de su corta vida, tuvo como miembros más destacados en su fundación a Julio Noé (encargado de negocios), Carlos Malagarriga (secretario) y Carlos Bogliolo (tesorero). El nombre del grupo y sus fuentes filosóficas -Cohen, Bergson, Croce, Carlyle, Emerson, Giovanni Gentile, William James, entre otros- mostraron la indudable influencia que Eugenio d'Ors, el principal exponente y mentor intelectual del novecentismo (noucentisme) catalán,1 había ejercido sobre ellos. Desde sus inicios, quedó claro que el Colegio Novecentista se movería entre el reconocimiento de algunos aspectos de la tradición cultural heredada y el rechazo al dominio que ésta ejercía en el país. Así, el tono de los primeros números de Cuaderno -su publicación periódica, que apareció entre julio de 1917 y el mismo mes de 1919- definió no tanto una filiación teórica precisa como los motivos y los límites de su oposición al positivismo. El texto fundacional del grupo, redactado por Alberini, fue uno de los núcleos ideológicos de la Reforma Universitaria.
El desarrollo del proceso reformista puso al Colegio Novecentista en tensión. Varios de sus miembros creyeron que la reforma debía ser la plasmación de sus ideas y el retorno a las fuentes de la filosofía griega, pero en ningún caso debía tener implicaciones sociales. Así, la crítica furiosa de la generación positivista precedente fue disminuyendo al calor de los enfrentamientos que acabaron explotando en la Semana Trágica de 1919, y el sector dominante propugnó la unión con los viejos académicos frente al peligro social reinante, haciendo estallar así el inestable equilibrio de este frente común de reacción contra los hombres del ochocientos, como Manuel Gálvez o Leopoldo Lugones. En este contexto, evidenciado a través del creciente dominio de Tomás Casares y Jorge Rohde, la salida de la institución de José Gabriel López Buisán y la pérdida de poder de Julio Noé, los sectores más rupturistas quedaron relegados. No obstante, Adolfo Korn Villafañe y Héctor Ripa Alberdi mantuvieron hasta el último número de la revista Cuaderno una presencia crítica hacia Casares y Rohde y unos posicionamientos profundamente críticos con el sistema liberal y la democracia. En este sentido, no es casual que el segundo de ellos apareciera en 1921 como representante del Colegio Novecentista en los actos en que se presentaría junto a Eugenio d'Ors.
Entre los intelectuales residentes en la Argentina vinculados más estrechamente con el pensamiento orsiano es fundamental mencionar a Benjamín Taborga (1889-1918) y a José Gabriel López Buisán (1896-1957), ambos de origen español. Como parte del proceso comentado, la influencia del segundo y su papel en la estancia de Xènius en el Río de la Plata fue más bien secundario, a diferencia de lo que ocurrió con Ripa Alberdi y Korn Villafañe. El influjo de los planteamientos del Colegio Novecentista y de Eugenio d'Ors se observó también en figuras como Saúl Taborda, Deodoro Roca y, en líneas generales, en todos aquellos que estuvieron próximos a este grupo. Sus actividades, enmarcadas en los cambios que había supuesto el proceso
reformista, propiciaron la llegada de Xènius a fines de julio de 1921. Así lo entendieron Arturo Capdevila, que sostuvo que "La vieja Universidad no hubiera traído a D'Ors ni a nadie",2 y el propio Xènius, quien afirmó que el proceso reformista argentino era parte de su propio proyecto renovador español y europeo, que aún debía ser "consumado".3
Durante su estancia se expresaron las tensiones existentes entre los viejos académicos y hombres de letras -personificados en Manuel Gálvez- y la nueva y heterogénea juventud reformista. Esto se hizo evidente, por ejemplo, en el banquete organizado en la Galería Güemes el 2 de agosto, en el que hablaron Gálvez, en representación de Nosotros, Alejandro Korn, por la Federación Universitaria Argentina, y Héctor Ripa Alberdi, en nombre del Colegio Novecentista, para quien D'Ors representaba la línea de continuidad que el idealismo argentino había iniciado con Ortega y Gasset. Xènius impartió cursos en las universidades de Córdoba -donde fue presentado por Deodoro Roca, quien afirmó que el catalán había sembrado "sus sagradas semillas de rebelión"4 en la juventud argentina-, Buenos Aires -cuya presentación estuvo a cargo de Alejandro Korn-, La Plata -donde planteó la necesidad de dar a luz un "nuevo clasicismo"-, Santa Fe y Montevideo, donde, al igual que en la Argentina, fue identificado como un maestro de una "juventud intelectual inquietada de sacro fuego".5 Sus contactos con el Colegio Novecentista y algunos intelectuales como Deodoro Roca lo colocaron en una situación de enfrentamiento con una vieja intelligentsia que había encarnado el positivismo científico y había dominado -y, en cierta medida, continuaba dominando- la cultura argentina. Pero D'Ors despertó también otros tipos de percepciones, lejanas por completo a estas simpatías, y sus ideas sobre la vuelta a un "nuevo clasicismo" fueron interpretadas como un llamado al orden y al fin de los procesos revolucionarios.
En general, el viaje de D'Ors al Río de la Plata y la vida del Colegio Novecentista estuvieron marcados por la situación de la posguerra. Por ello, sus intervenciones y las lecturas vitalistas y espiritualistas, que reaccionaban contra el positivismo y el cientificismo, no deben interpretarse únicamente como un tema ajeno a la situación política y cultural. Vitalismo y antiparlamentarismo estaban unidos, y la crítica a la decadencia de la vieja civilización que había llevado a la guerra se relacionaba con el paradigma científico positivista que la había sustentado. En este contexto, el sector más dinámico del Colegio Novecentista y D'Ors se encontraron alineados con la ruptura con el viejo mundo que propugnaban los jóvenes reformistas, aunque no se supiera del todo qué significaba ello y la salida pudiera pasar por una extraña combinación formulada en los términos de un "nuevo clasicismo" que lo único que tenía verdaderamente claro era una rotunda perspectiva antiliberal que podían compartir, no sin cierta ambigüedad, Deodoro Roca, Ripa Alberdi, Korn Villafañe o José Ingenieros. Un antiliberalismo negador del potencial de la democracia y el parlamentarismo que, aunque en los años siguientes derivaría hacia opciones antagónicas, aún era una de las claves del work in progress que señalaba la crisis intelectual y política. Precisamente en este sentido, el Colegio Novecentista fue un ejemplo de la compleja crisis intelectual derivada de la posguerra.

Notas

1 Carlos d'Ors, El Noucentisme. Presupuestos ideológicos, estéticos y artísticos, Madrid, Cátedra, 2000.         [ Links ]

2 Arturo Capdevila, "Las clases de Eugenio d'Ors", La Prensa, Buenos Aires, 28 de julio de 1921, p. 6.         [ Links ]

3 "Eugenio d'Ors. Impresiones del distinguido huésped. Algunas glosas para 'La Prensa'", La Prensa, Buenos Aires, 27 de julio de 1921, p. 10.         [ Links ]

4 "Eugenio d'Ors inauguró ayer sus clases de filosofía", La Voz del Interior, Córdoba, 10 de agosto de 1921, p. 5.         [ Links ]

5 Telmo Manacorda, " Glosas del mes. Eugenio d'Ors", Pegaso, Nº 41, Montevideo, noviembre de 1921, pp. 223-225.         [ Links ]

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