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Prismas
versión On-line ISSN 1852-0499
Prismas vol.21 no.2 Bernal dic. 2017
Dossier: La Revolución Rusa en la historia intelectual latinoamericana
Lenin en el Mapocho*
Manuel Loyola
Universidad de Santiago de Chile
* Esta nota es parte de un proyecto mayor de investigación de la producción impresa del comunismo chileno en el siglo XX. Proyecto DICYT, Universidad de Santiago de Chile.
Antes del acontecimiento que lo lanzara a la fama mundial en noviembre de 1917 las referencias a Lenin (Vladimir Ilich Ulianov) entre la dirigencia obrera y estudiantil chilenas fueron extremadamente limitadas y, por cierto, sin ningún impacto o influencia. Al margen de un puñado de líderes populares de comienzos del siglo XX, en particular del Partido Obrero Socialista, entre los que resaltó la figura de Luis Emilio Recabarren,1 cuyas informaciones sobre el jefe bolchevique provinieron de la lectura de algunas revistas y periódicos socialistas extranjeros, en especial, argentinos y franceses,2 es claro que el incremento de la indicada figura en el medio chileno se debió, en lo fundamental, a las enormes repercusiones que sobrevendrían tras el éxito de la sublevación en Petrogrado y la instauración del nuevo poder soviético.
Aparte de la resonancia que Octubre comenzó a tener en la mayor parte de la prensa escrita de Chile asunto que se verificaría simultáneamente en numerosos puntos del planeta nos interesa en esta ocasión arrojar luz respecto de un ámbito específico asociado al hecho revolucionario, a saber, la magnitud y las connotaciones adquiridas en Chile por la producción e impresión de textos de autoría de Lenin, principal dirigente de la actuación bolchevique.3 Acercarnos a ello no solo puede aportar a una compresión general de la incidencia de Vladimir Ilich en el devenir de la izquierda chilena del siglo XX, sino también ofrecer una mirada más puntual acerca del modo de empleo de la producción leninista. A estos efectos, nos limitaremos únicamente al registro de la publicación chilena de varios de los textos de Lenin, enmarcada en el período que va desde inicios de la década de 1930 hasta el golpe de Estado de 1973, la más reconocida época de ascenso de las agrupaciones sociales y políticas de la izquierda marxista local.4
En poco más de 40 años (ver tabla adjunta), el conjunto de los trabajos de Lenin publicados en Chile (expresamente en Santiago) correspondió a 26, cifra que podemos estimar relativamente baja dada su omnipresencia en el discurso de las organizaciones marxistas del Mapocho.5 Desde luego, se presentan importantes períodos en los que no se cuenta con ningún antecedente editorial (en particular, los años cuarenta y cincuenta), circunstancia que muy probablemente se relacionó tanto con la provisión de materiales por parte de distribuidores externos, como con la dispersión y la represión de que fueron objeto las agrupaciones políticas interesadas en la difusión y la lectura del oriundo de Simbirsk, afectándose, en grado mayor, sus habitualmente débiles capacidades de impresión monográfica.
Otro signo del poco peso específico del texto leninista se relacionó con la magnitud o extensión de este. En las primeras décadas consultadas, primó el folleto o texto breve, esto es, impresos que no sobrepasaron las 120 páginas, varios incluso menores de menos de 50 páginas.6 Posteriormente, se tiende a dejar de lado la reproducción corta dándose a conocer libelos de mayor aliento, sin que el folleto desaparezca del todo.
En evidente correlación con la sostenida crispación que adquirió la confrontación de clases en el país en especial con el triunfo de la coalición popular encabezada por Salvador Allende, se advierte que casi la mitad de la literatura leninista de origen propio se situó en el ciclo 70-73, oportunidad en que, a la vez, se amplía en títulos, con trabajos en alguna medida "inéditos" para las prensas chilenas.7 Nos referimos a la aparición de ¿Qué hacer?, El Imperialismo fase superior del Capitalismo, El desarrollo del capitalismo en Rusia, entre otros.
Obras de V. I. Lenin publicadas en Chile, 1931-1973
Título | Editorial / Lugar | Año | Págs. |
Los bancos y su nuevo papel | Problemas / Santiago, folleto 17 | 1931 | 36 |
El marxismo (con una nota biográfica sobre C. Marx, de F. Engels) | Editorial Moderna / Santiago | 1932 | 36 |
El extremismo, enfermedad infantil del comunismo. Ensayo de popularización de la estrategia y de la táctica marxistas | Editorial Stalin / Santiago | 1933 | 135 |
El camino de la insurrección | Ediciones Mundo / Santiago | 1934 | 58 |
El comunismo y el problema agrario | Ediciones Lucha de clases / Santiago | 1934 | 16 |
La Revolución de Octubre | sech / Santiago | 1937 | 8 |
La religión y el materialismo histórico | Antares / Santiago | 1938 | 55 |
La juventud y la cultura | Antares / Santiago | 1938 | 38 |
El Estado y la Revolución | Teodoro Saavedra Editor / Santiago | 1939 | 120 |
El extremismo, enfermedad infantil del comunismo. Ensayo de popularización de la estrategia y de la táctica marxistas | Sd / Santiago. Traducción de la última edición del Instituto Lenin | 1941 | 125 |
El Imperialismo fase superior del Capitalismo | Ediciones Nueva América / Santiago | 1941 | 144 |
Dos tácticas de la Social Democracia en la revolución democrática | Austral, Santiago | 1957 | 203 |
El extremismo, enfermedad infantil del comunismo | Austral, Santiago | 1957 | 167 |
Sobre la democracia y la dictadura | Ediciones Espartaco / Santiago | 1963 | 17 |
El problema del poder | Ediciones El Rebelde / Santiago | 1970 | 103 |
Sobre la revolución proletaria | Fed. Estudiantes de la U. de Concepción | 1970 | 70 |
El Estado y la Revolución | Eds. Letras / Santiago | 1971 | 154 |
Acerca de las tareas de la clase obrera en el poder (en homenaje al Cincuentenario del PC de Chile) | Folleto 1 | 1971 | 64 |
Sobre las tareas económicas del período de la transición (en homenaje al Cincuentenario del PC de Chile) | Folleto 2 | 1971 | 109 |
El Imperialismo fase superior del Capitalismo | Quimantú / Santiago | 1972 | 159 |
Páginas escogidas de Lenin | Quimantú / Santiago | 1972 | 179 |
El Estado y la Revolución | Quimantú / Santiago | 1972 | 154 |
¿Qué hacer? | Quimantú / Santiago | 1972 | 255 |
El desarrollo del capitalismo en Rusia | Quimantú / Santiago | 1972 | 655 |
La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo | Quimantú / Santiago | 1972 | 137 |
1905 Jornadas revolucionarias | Impresora Roda | 1973 | 158 |
Por otro lado, si bien la edición local en modo alguno cubrió siquiera la mayor parte de los títulos individuales de la pluma de Lenin (para el año 73 estos sumaban una veintena de opúsculos), es pertinente tomar en cuenta que ello no resultaba claramente necesario de acuerdo a las necesidades formativas e informativas del público y la militancia chilena del siglo pasado. Conceptuado como un autor esencialmente contingente, cuando no realizador vívido de los trazados teóricos de Marx y Engels asunto que la misma labor intelectual y política de Lenin permitió consolidar su producción se asumió como reservorio adonde se podía recurrir para hallar adecuación teleológica mediante variadas respuestas, fundamentos y justificaciones a cuanta perspectiva de actuación se presentara como perentoria a los partidos y las agrupaciones revolucionarias.
De acuerdo a lo expuesto, no extraña que El extremismo enfermedad infantil en el comunismo (o La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo) y El Estado y la revolución resultaran ser los títulos más reproducidos por las prensas de la izquierda criolla. El primero fue la obra dilecta del comunismo en tanto le ofrecía autorizados argumentos para sostener su política de alianzas y de participación en el orden legal burgués, en tanto que el segundo fue preferido por editores más radicalizados (trotskistas, socialistas y otros tantos rebeldes) a fin de hacer recordar el contenido esencial de la lucha: la eliminación del aparato burgués.
Ciertamente que esta misma posibilidad de respaldo argumental como de "enseñanzas magistrales" prevaleció en el momento de acceso al gobierno a partir de 1970. En los tres años de la Unidad Popular, la apelación a Lenin se hizo imprescindible no solo como alusión al voluntarismo revolucionario que él encarnaba, sino, por sobre todo, como preceptor para los procesos de transformación institucional que se buscaba llevar adelante. No en vano hasta la academia universitaria hizo de sus textos una amplia revisión y discusión en numerosos seminarios, talleres, y debates. Desde el terreno editorial no cabe duda de que la labor desempeñada por la Editora Nacional Quimantú fue fundamental en la difusión de la obra leninista en tiradas que sobrepasaron los 3.000 ejemplares por título. Si a ello añadimos las reimpresiones (segundas y terceras) de casi todos los títulos a partir del mismo año 1972, finalmente tendremos la enorme impronta de los hechos ocurridos décadas antes en la Rusia revolucionaria y soviética que se pretendió forjar en los acontecimientos chilenos.
Un dato editorial destacable a este respecto fue la publicación, en 1971, de dos folletos8 en calidad de saludo a los Cincuenta años del Partido Comunista de Chile, aniversario que hallaba a la organización en pleno proceso revolucionario. Confeccionados como edición popular en tiradas de diez mil ejemplares cada uno, el objetivo de ellos era entregar "a la conciencia de los trabajadores [ ] las valiosas enseñanzas leninistas [para] enriquecer el quehacer diario del pueblo chileno que ha manifestado que no se quedará a mitad de camino en pos del progreso, la democracia y el socialismo".9
Sería una exageración de nuestra parte exponer que la edición local de textos de Lenin en particular de la impresa en los años setenta fue el resultado de una traslación poco reflexiva del acontecer soviético a las circunstancias y requerimientos ideológicos del proceso chileno. Una indicación de tal tipo no solo sería una explicación fácil y sosa, sino, peor aun, reduciría aspectos de fondo que signaban la cultura política de la izquierda de entonces, fuertemente "leninista" tanto en la sustentación de tesis no armadas (o reformistas) de acceso al poder, como en la proclamación de vías rupturistas del orden burgués. Obviamente, no es posible juzgar olvidando el contexto y las condiciones imperantes, realidades que, por su envergadura y celeridad unidas a la crónica carencia de pensamiento político autónomo potenciaron la ubicuidad modélica del dirigente ruso en nuestro suelo. ¿Dónde encontrar referencias o guías para una situación propia la Unidad Popular que tenía mucho de novedoso sino en los avatares y "enseñanzas" de la experiencia soviética triunfante transmitida por el más prestigiado de sus líderes?
1 Aún no está del todo claro, como algunos autores han sostenido (Ermolaev y Koralev, Recabarren, un gran ciudadano de Chile, Moscú, 1970), que Recabarren –personalidad sobresaliente en la organización social y política de los sectores obreros chilenos hasta 1924– haya, efectivamente, conocido y conversado con Lenin, en especial cuando el chileno estuvo en Moscú hacia fines de 1922. Pero aun si tal encuentro no existió, no cabe duda de que Recabarren fue uno de los pocos nacionales que supo del dirigente ruso en los años inmediatamente previos a la Revolución.
2 Por ejemplo, El Socialista, del pso español; L’Humanité, ps francés; La Protesta Humana, Almanaque Ilustrado, del anarquismo argentino.
3 De acuerdo con la tabla de publicaciones que sirve de base a este texto, casi todos los sellos que emitieron escritos de Lenin en Chile estuvieron vinculados a simpatizantes, militantes o a estructuras orgánicas de colectividades de izquierda, preferentemente del Partido Comunista de Chile (PCCH). Al margen de esta modalidad, la actuación de Quimantú –principal órgano editorial del Gobierno de la Unidad Popular– fue notablemente significativa en la puesta en circulación de obras de los clásicos marxistas en general.
4 No estará demás apuntar que Lenin, y otros individuos relevantes vinculados a la experiencia revolucionaria –así como diversas consideraciones de toda índole sobre los hechos de 1917–, fueron objeto de una muy copiosa producción en el medio chileno, cuyas características escapan a las posibilidades de este espacio. No obstante, expongamos que luego de una primera fase (1918-1935) en que prevaleció el comentario, el atisbo de reflexión, la opinión crítica o laudatoria sobre el bolchevismo y sus dirigentes máximos –con una fuerte intención propagandística en favor o en contra–, desde los años cuarenta en adelante, Lenin y sus escritos ganarán en nitidez autoral en el contexto de la distribución editorial formal. Con ello, alcanza el talante de autor canónico (junto a Marx y Engels) dentro de las corrientes del marxismo y de la política de las izquierdas de entonces, desplazamiento que, más allá de los anhelos del Partido Comunista de Chile (para quien el "genio" de Lenin ya era eminente desde el segundo lustro de los años veinte), tuvo mucho que ver con la imagen de prestigio construida sobre la URSS, sus logros materiales y culturales, y su rol en la política internacional.
5 No podemos ser enfáticos en la calificación de debilidad por dos razones básicas: por un lado, pudieron haberse hecho ediciones nacionales de Lenin de las que aún no tenemos noticia (en especial en regiones o provincias); y, por otro, sin duda que el principal canal de difusión del verbo leninista estuvo en la prensa escrita y hemerográfica (revistas) vinculada a los partidos de la izquierda marxista, en particular del PCCH.
6 En esta consideración no tiene relevancia el tamaño, tipografía o espaciado de caja, pues existe, salvo leves variaciones, una evidente uniformidad de estilo y formato, y es la impresión en tamaño 1/8 de pliego lo usual para todo el tiempo contemplado. Si bien los datos sobre tiradas son escasos, los pocos consignados hablan de cifras interesantes para nuestro país: de 1.000 a 5.000 ejemplares a precios de venta público comúnmente bajos, aspecto que condicionaba la propia calidad de la impresión, el tipo de papel empleado, su encuadernación y la poca atención estética del "producto".
7 En proporciones variadas, estos y otros escritos de la amplísima producción de Lenin ya se conocían en el país mediante la llegada, a inicios de los años sesenta, de las ediciones de la Editorial Progreso (URSS), Cartago o Anteo (Argentina) y Grijalbo (México).
8 "Acerca de las tareas de la clase obrera en el poder y sobre las tareas económicas del período de la transición", folleto impreso por la Editorial Austral, del PC chileno.
9 Lenin, "Sobre las tareas económicas…", agosto de 1971, Santiago de Chile, p. 5. Folleto impreso por la Editorial Austral, del PC de Chile.
Bibliografía citada
Ermolaev y Koralev, Recabarren, un gran ciudadano de Chile, Moscú, 1970.
V. I. Lenin, "Sobre las tareas económicas del período de la transición (en homenaje al Cincuentenario del PC de Chile)", Santiago de Chile, 1971.
V. I. Lenin, El extremismo, enfermedad infantil del comunismo. Ensayo de popularización de la estrategia y de la táctica marxistas, Santiago de Chile, Editorial Stalin, 1933.