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Sociohistórica

versión On-line ISSN 1852-1606

Sociohistórica  no.50 La Plata set. 2022

http://dx.doi.org/https://doi.org/10.24215/18521606e178 

Artículos

El Congreso de SITRAC-SITRAM y la frustración del frente nacional del sindicalismo clasista

The SITRAC-SITRAM Congress and the failure of the nacionalfront of clasista unionism

Rodolfo Laufer1  2 

1CONICET – Universidad de Buenos Aires

2Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”

Resumen

En este artículo reconstruimos y analizamos el congreso del sindicalismo clasista realizado en la ciudad de Córdoba en agosto de 1971 por iniciativa de los sindicatos SITRAC y SITRAM. Con base en los documentos del encuentro, crónicas periodísticas y políticas, y testimonios de los protagonistas, indagamos en cuáles fueron las organizaciones sindicales y fuerzas políticas que participaron, los debates que se desarrollaron y los resultados a los que arribó, así como su evolución posterior. De este modo, pretendemos mostrar cómo, a partir del ejemplo de los sindicatos de Fiat, el clasismo se fue constituyendo como una corriente sindical de alcance nacional, ligada particularmente a sectores de la nueva izquierda revolucionaria marxista y peronista. Un espacio heterogéneo y aún débil, que no logró formalizarse a causa de las diferencias entre sus componentes, pero fundamentalmente debido a la represión sufrida por SITRAC-SITRAM.

Palabras clave Clasismo; SITRAC; SITRAM; Sindicalismo; Izquierdas

Abstract

In this paper we reconstruct and analyze the clasista unionism congress held in the city of Córdoba in August 1971 at the initiative of the SITRAC and SITRAM unions. Based on the documents of the meeting, journalistic and political chronicles, and testimonies of the protagonists, we specify which were the unions and political forces that participated, the debates that took place and the results they arrived at, as well as its later evolution. In this way, we intend to show how, based on the example of the Fiat unions, the clasismo had been transformed into a union current of national scope, particularly linked to part of the new Marxist and Peronist revolutionary left,. A heterogeneous and still weak space, which failed to formalize itself due to the differences between its components, but mainly due to the repression against SITRAC-SITRAM.

Keywords Clasismo; SITRAC; SITRAM; Unionism; Left-wing groups

Introducción

El 28 de agosto de 1971, convocado por los sindicatos de Fiat Concord y Materfer de Córdoba, se llevó a cabo el “Congreso nacional de sindicatos combativos, agrupaciones clasistas y obreros revolucionarios”. Con el fin de constituir un agrupamiento sindical a nivel nacional, allí se dieron cita las múltiples expresiones gremiales y políticas que se identificaban con la experiencia de SITRAC-SITRAM y las banderas del clasismo. En medio de agudas polémicas, no se pudo concretar la unidad, pero se acordó una resolución y se fijó la convocatoria a un segundo Congreso que se vería finalmente frustrado por la represión.

El proceso llevado adelante por los trabajadores agrupados en el Sindicato de Trabajadores de Concord (SITRAC) y el Sindicato de Trabajadores de Materfer (SITRAM) en 1970 y 1971, así como en general las experiencias del sindicalismo clasista cordobés, han sido objeto de una vasta producción historiográfica que no deja de renovarse. Así, a los trabajos más clásicos sobre el tema (Balvé et. al., 1973; Duval, 1988; Brennan, 1996; Gordillo, 1996; Flores, 2004), se han sumado en los últimos años una serie de investigaciones que vienen profundizando en algunos casos concretos y ensayando nuevas perspectivas analíticas e interpretativas (Mignón, 2014; Harari, 2015; Laufer, 2017 y 2019; Ortiz, 2019; Salerno, 2019). Pero no solo los estudios centrados en el movimiento obrero de Córdoba han contribuido a ampliar la comprensión del fenómeno del clasismo setentista. A esto es preciso añadir los numerosos trabajos que indagaron acerca de experiencias obreras clasistas o radicalizadas desarrolladas en otros lugares de la Argentina (Andújar, 1994; Santella, 2003; Schneider, 2005; Ceruti y Resels, 2006; Simonassi, 2007; Lorenz, 2007; Lobbe, 2009; Werner y Aguirre, 2009; Laufer, 2018; Mangiantini, 2018a; Ceruti, 2019). Y aquellos que se han abocado específicamente al estudio de las estrategias y las intervenciones desarrolladas por las variadas fuerzas de la izquierda marxista y peronista en el movimiento obrero de la época (Pozzi y Schneider, 2000; Raimundo, 2004; Cormick, 2014; Scoppetta y Torres, 2018; Mangiantini, 2018b; Ortiz, 2018; Stavale, 2019). De conjunto, todo esto pone en evidencia que el sindicalismo clasista, si bien tuvo, sin duda, sus experiencias más paradigmáticas en la provincia mediterránea, constituyó un fenómeno a todas luces más amplio, con expresiones en distintos puntos del país, e impulsado especialmente por las organizaciones de la nueva izquierda revolucionaria.1

En este marco, llama la atención que no exista aún un estudio sistemático acerca del Congreso realizado por convocatoria de SITRAC-SITRAM. La breve alusión realizada en la obra de Brennan (1996, pp. 248-249) fijó la imagen con que generalmente se asocia dicho encuentro: la de una reunión que, acaparada por las polémicas entre las organizaciones de izquierda, no pudo menos que fracasar en el objetivo de establecer una coordinación entre los sectores sindicales clasistas. Bajo dicha valoración, poco se hizo por indagar específicamente en los actores, debates y resultados del Congreso. Otras referencias posteriores fueron bastante más indulgentes, remarcando los acuerdos alcanzados más que las diferencias entre sus componentes (Schneider, 2005, p. 339; Mignón, 2014, p. 161; Cerutti, 2019, p. 237), pero manteniendo las mismas cuentas pendientes.

En cuanto a los dirigentes de la experiencia de Fiat, los balances, marcados en general por la decepción, mostraron matices. El Secretario General del SITRAC, Carlos Masera, fue el más crítico, planteando que el Congreso “no cumplió con los objetivos que nos habíamos propuesto” y que terminó siendo un hecho “negativo” (en Flores, 2004, p. 243). Domingo Bizzi, el Adjunto, si bien revindicó la convocatoria, coincidió en que “en alguna medida se desvirtuó el sentido del plenario”, debido a que “no se tuvo resolución para unificar esfuerzos, unificar un movimiento que podría haber tenido una importancia fundamental” (en Flores, 2004, pp. 250-251). Rafael Clavero, el Secretario de Prensa, valoró el encuentro por haber demostrado que el clasismo “tenía un peso real en el país”, pero lamentó que haya terminado “sin sacar ningún tipo de conclusión”.2 Con una evaluación más positiva, José Páez, vocal de la Comisión Directiva, señaló que “fue el inicio de una corriente, una depuración”, el “primer paso para encarar algo serio”, pero que no se pudo concretar debido a la represión.3

El objetivo de este artículo es ofrecer una reconstrucción pormenorizada y un análisis del Congreso de SITRAC-SITRAM partiendo de las siguientes preguntas: ¿en qué contexto y con qué objetivos lo convocaron los dirigentes de Fiat? ¿Qué organizaciones sindicales respondieron al llamado de los clasistas? ¿Cuáles fueron las fuerzas político-sindicales que asistieron y con qué posiciones? ¿Qué debates atravesaron el encuentro y a qué resultados se llegó? ¿Cuáles fueron las causas de que no lograra consumarse el frente sindical clasista nacional? Nos valdremos para esto del gran cúmulo de materiales del Congreso conservados en el Archivo del SITRAC,4 la prensa periodística y política, las fuentes de las organizaciones políticas participantes y testimonios de protagonistas.

Antecedentes

La recuperación de los sindicatos de Fiat Concord y Materfer de Córdoba en la primera mitad de 1970 fue una de las muestras más palpables del proceso de radicalización sindical y política desatado en la Argentina a partir del Cordobazo. La rebelión obrera y popular de mayo del 69 quebró los planes de la dictadura de la “Revolución Argentina” encabezada por Onganía y abrió una situación de crisis que forzó a los sectores dominantes a buscar una salida política, al tiempo que dio un fuerte impulso al desarrollo de múltiples fracciones sociales y fuerzas políticas que se propusieron objetivos de carácter revolucionario.

En este marco, lo que comenzó en Fiat como una rebelión obrera antiburocrática en contra de una dirigencia sindical “amarilla” se transformó pronto en la principal expresión de una estrategia sindical que pasó a conocerse con el concepto de clasismo, identificada con la democracia sindical, la intransigencia en la defensa de las reivindicaciones obreras y los postulados de la lucha de clases, la revolución y el socialismo.5 Como veremos al analizar a los participantes del Congreso de SITRAC-SITRAM, a ello no fue ajena la influencia y la prédica de toda una serie de fuerzas de la nueva izquierda revolucionaria, tanto en sus vertientes marxistas como en un sector del llamado peronismo revolucionario, que rápidamente se ligaron a los dirigentes de Fiat y vieron en este proceso la punta de lanza que podría permitir la reconstrucción del movimiento obrero argentino sobre bases de clase.Como es lógico, bajo la común reivindicación de un sindicalismo clasista se planteaban entre estas fuerzas numerosas diferencias políticas, programáticas y estratégicas.

Los nuevos SITRAC y SITRAM pronto se distinguieron en el escenario sindical por sus prácticas asamblearias, sus formas de lucha radicalizadas, el desafío al control empresarial sobre el proceso productivo y sus definiciones políticas, plasmadas en las proclamas antiimperialistas y socialistas y la consigna “Ni golpe ni elección, revolución”. Sobre esta base, fueron ligándose con grupos clasistasde otros gremios y constituyéndose como una cuarta corriente en el movimiento obrero cordobés, que se distinguía de los tres sectores que lo dominaban desde los años 60: el peronismo ortodoxo—por entonces alineado con la CGT Nacional conducida por Rucci—, el peronismo legalista—liderado por Atilio López y ligado al llamado sector combativo de las 62 Organizaciones— y los gremios independientes—con Agustín Tosco como su referente e integrante del Movimiento Nacional Intersindical (MNI).

La toma de Concord en enero de 1971, que logró impedir el despido de varios dirigentes del SITRAC, y las jornadas del Viborazo en marzo de 1971, que sellaron la caída del gobernador Uriburu y el presidente Levingston, dieron a los sindicatos de Fiat por primera vez una proyección de alcance nacional. El hecho coincidió con la apertura de una nueva etapa política en el país, marcada por la asunción presidencial de Lanusse y el lanzamiento del Gran Acuerdo Nacional (GAN). Con el fin de capitalizar el prestigio ganado por los obreros de Fiat y de responder a la nueva coyuntura, tanto los dirigentes de SITRAC-SITRAM como algunas fuerzas políticas comenzaron entonces a proyectar la conformación de un frente sindical que unificara a todos los sectores identificados con el clasismo.6 Es de presumir que el modelo que tomaban fuera el recién mencionado MNI, formadoa fines de 1970 con los sindicatos, comisiones internas y agrupaciones del ala no peronista que había formado parte de la CGT de los Argentinos (CGTA), entre ellas la militancia gremial del Partido Comunista agrupada en el Movimiento de Unidad y Coordinación Sindical (MUCS).7

El primer paso en este sentido se daría ante la convocatoria por parte de la CGT Córdoba a un “Plenario de Gremios Combativos” en mayo de 1971. La central obrera cordobesa se había normalizado poco antes consagrando a López y Tosco como Secretarios General y Adjunto. Dos semanas después, el dirigente lucifuercista era una vez más detenido, y pasó más de un año y medio preso. En este marco, la nueva conducción tomó la iniciativa de convocar a las organizaciones sindicales “que se han caracterizado en los últimos tiempos por su constante combatividad al régimen y el sistema” a un encuentro de coordinación, que se puso además el fin de concretar una actualización de las bases programáticas sancionadas en La Falda, Huerta Grande y el Mensaje del 1° de mayo de 1968.8

El llamamiento fue atendido fundamentalmente por los sindicatos del peronismo combativo encabezado por Julio Guillán (telefónicos) y Mario Aguirre (estatales de Rosario),9 y por las organizaciones del MNI, pero también se hizo presente —por primera vez en una instancia de este tipo—un pequeño bloque clasista encabezado por SITRAC-SITRAM y acompañado por algunos sindicatos del interior. El Secretariado de la CGT Córdoba redactó el documento principal, que reivindicaba el Cordobazo, calificaba al GAN como una “trampa”, fustigaba a la CGT Nacional como “socia menor de la dictadura” y postulaba la “lucha antiimperialista hacia el socialismo”. Como alternativa, los sindicatos de Fiat presentaron lo que se conoció como el “Programa de SITRAC-SITRAM”.10 El texto planteaba la necesidad de reconstruir un movimiento sindical democrático y clasista, que contribuyera a situar a la clase obrera como dirigente de todas las masas populares oprimidas en la lucha contra las clases dominantes, el imperialismo y el sistema capitalista. Y avanzaba hacia significativas definiciones programáticas y estratégicas, propiciando la construcción de un “gran frente de liberación social y nacional que oponga la legítima violencia del pueblo a la violencia de la explotación y la represión de las clases dominantes”, con el fin de concretar una “revolución democrática, antimonopolista y antiimperialista, en marcha continua hacia el socialismo”. Como cierre, reafirmaba la consigna “Ni golpe ni elección, revolución”. El Plenario de Gremios Combativos finalmente aprobó una serie de declaraciones generales, pero, para evitar una votación dividida, se optó por no resolver sobre los distintos proyectos de programa y “girarlos a las bases”.

Si, como declaró el abogado de los sindicatos de Fiat y principal redactor del texto, Alfredo Curutchet, el Programa de SITRAC-SITRAM había tenido la intención de resumir los puntos en común entre todos los sectores que se identificaban con la experiencia,11 el resultado fue exactamente el contrario. Hasta entonces, las alusiones más bien genéricas al clasismo, la revolución y el socialismo habían permitido mantener la unidad entre las distintas fuerzas. Pero la redacción de un programa con definiciones tan acabadas —y ostensiblemente cercanas a las propiciadas por el PCR y Vanguardia Comunista— desató un torbellino de críticas y polémicas, que apuntaban a la forma improvisada en que había sido resuelto y a la confusión entre las tareas de los sindicatos y los partidos revolucionarios, o que directamente discutían las posiciones programáticas y estratégicas allí vertidas.12

La convocatoria

La derrota en las negociaciones paritarias en Concord y Materfer, que culminaron en julio de 1971 con un laudo gubernamental favorable a la empresa, y una nueva alza en los conflictos obreros en Córdoba alentaron a los dirigentes de SITRAC-SITRAM a lanzar finalmente el llamamiento a conformar una corriente sindical clasista nacional. Así lo recordó el Secretario de Prensa del SITRAC:

El Congreso parte de una idea, del hecho de decir: si en Buenos Aires la CGT de los Argentinos y sectores de gremios están conflictuados y la CGT Nacional no se hace presente, en Córdoba nosotros y otros gremios, en el norte y en el sur y en cualquier punto del país hay gente que ya superó la lucha reivindicativa, que está a un nivel un poquito superior, entonces acá había que convocar para, no formar una nueva CGT de los Argentinos ni una CGT paralela ni nada, sino para hacer alianzas con sectores clasistas, no que se reivindicaran clasistas, sino sectores populares, digamos, que estén en la lucha de la defensa de los obreros, hacia un camino hacia el socialismo, como se reivindicaba, que más o menos estuviéramos en líneas coincidentes. […] Todo vino bien, los compañeros de fábrica lo asumieron bastante bien, la idea prendió, estaban muy entusiasmados, porque los compañeros nos planteaban muchas veces: “sí, nosotros paramos por todos, pero quién para por nosotros”.13

El 13 de julio, los sindicatos de Fiat hicieron pública la convocatoria a “todas las organizaciones gremiales y agrupaciones obreras de base que lleven adelante una línea antipatronal, antidictatorial y antiburocrática” a participar de un “Congreso de Sindicatos Combativos, Agrupaciones Clasistas y Obreros Revolucionarios” el 28 de agosto en Córdoba.14 El objetivo planteado era trazar un diagnóstico de la situación del país y el movimiento obrero y lograr una “coordinación nacional de las protestas y luchas de la clase obrera y los sectores populares para contrarrestar la explotación, la entrega de la nación a los capitales imperialistas y la acentuación de la política represiva”, así como efectivizar la solidaridad “con los trabajadores que en cada gremio luchan por imprimir al movimiento sindical una línea clasista y recuperar para la clase obrera sus organizaciones”. En lo que el grupo Pasado y Presente definió como una “doble selección” —al mismo tiempo sindical y política—, el texto establecía también que la invitación se dirigía a quienes coincidían en “repudiar las opciones que ofrece la burguesía”, tanto las variantes golpistas como las elecciones digitadas, rechazando el GAN, la Hora del Pueblo y el Encuentro Nacional de los Argentinos (ENA). De este modo, el Congreso pretendía reunir a uno de los tres sectores que habían comenzado a delimitarse en el reciente Plenario de Gremios Combativos, con el fin de consolidar orgánicamente al clasismo como una corriente diferenciada dentro del movimiento obrero nacional.

Figura 1 Afiche de convocatoria al primer encuentro nacional del sindicalismo clasista15 

La iniciativa fue muy bien recibida por las distintas organizaciones de las izquierdas que se identificaban con el clasismo y el proceso de SITRAC-SITRAM. Las fuerzas sindicales y políticas más importantes —por tener cierto desarrollo sindical y presencia en varios puntos del país— que impulsaron el Congreso y participaron en él fueron la Coordinadora Nacional de Agrupaciones Clasistas Primero de Mayo, impulsada por el Partido Comunista Revolucionario (PCR); la Tendencia Obrera Revolucionaria y Clasista 29 de Mayo, promovida por Vanguardia Comunista (VC); las Agrupaciones 26 de Julio, expresión del Peronismo de Base (PB); los sindicatos y regionales de la CGT de los Argentinos—por entonces, ya más una tendencia sindical del peronismo revolucionario que una central sindical—; el Partido Revolucionario de los Trabajadores–Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP), que aún no contaba con una agrupación o tendencia nacional, pero sí con militantes obreros en varias regiones; el bloque Vanguardia Obrera Mecánica (VOM)-Vanguardia Metalúrgica (VM)-Trinchera Textil (TT), agrupaciones impulsadas por Política Obrera (PO); y el bloque Tendencia de Avanzada Mecánica (TAM)-Avanzada Bancaria (AB), expresión del Partido Revolucionario de los Trabajadores–La Verdad (PRT-LV). A esto se sumaron una cantidad de organizaciones más pequeñas, de base local o que tenían aún poco desarrollo sindical, como las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL), el Partido Obrero Revolucionario-Trotskista (POR-T), El Obrero, el bloque Espartaco-Acción Comunista-Acción Proletaria, Socialismo Revolucionario (SR), el Frente Revolucionario Peronista (FRP), el Movimiento Revolucionario Argentino (MRA), Milicia Obrera y la Liga de Estudio y Acción Revolucionaria Marxista (LEARM).16 Aunque cada uno lo denominaba de modo diferente, la mayoría coincidían en que era necesario coordinar la acción de todos los grupos clasistas: el PCR hablaba de un “Frente Sindical Clasista y Revolucionario”, el PRT-LV proponía llamarlo “Movimiento Sindical Clasista (MOSICLA)”, PO hacía referencia a una “Tendencia Sindical Clasista Nacional”, otros lo denominaban “Intersindical Clasista”, etc. Pero a partir de allí comenzaban los múltiples debates programáticos, estratégicos y de política sindical, que tornaban bastante compleja la articulación proyectada.

Los directivos de SITRAC-SITRAM se lanzaron a una febril actividad y viajaron a Rosario, Tucumán, Salta, Jujuy y Buenos Aires para participar en plenarios regionales preparatorios, que pusieron ya en evidencia las fuertes disputas entre las distintas tendencia.17 En Rosario, a propuesta de la militancia de VC, directamente se “resolvió la no participación de miembros de Política Obrera y el PRT La Verdad”: el primero debido a las duras críticas que había realizado a los hechos del Viborazo y el segundo por plantearse la participación en las elecciones nacionales.18 Como afirmó la revista Nuevo Hombre, el problema de estos encuentros por regiones era que en esos lugares no se constataba “el fenómeno político esencial —la movilización de las masas obreras— que posibilitaba en Córdoba la coexistencia de distintas corrientes clasistas en el seno de las direcciones sindicales de Fiat”, por lo que “el curso de las polémicas reflejó solamente las concepciones estratégicas de las distintas tendencias (y no las exigencias concretas de las masas), lo que llevó fatalmente a la total imposibilidad de convivencia política de las tendencias entre sí”.19 El Sindicato de Empleados de Farmacia, dirigido por Jorge Di Pascuale y Alfredo Ferraresi, e integrante de la CGTA, organizó para el 13 de agosto un acto en Buenos Aires por la libertad de Ongaro, Tosco, Flores y todos los presos gremiales y políticos, en el que iban a participar oradores de la Federación Gráfica Bonaerense (FGB), Farmacia, SITRAC, SITRAM y Luz y Fuerza de Córdoba, pero que se vio frustrado por la prohibición policial.20 Y la comisión interna del Banco Nación de Buenos Aires, liderada por militantes del PRT-LV, realizó un plenario de comisiones internas, delegados y activistas obreros en apoyo a la convocatoria de Córdoba.21

En cuanto a organizaciones sindicales de Córdoba, las invitaciones cursadas desde Fiat se restringieron a unas pocas que integraban la corriente independiente o estaban llevando adelante luchas importantes: Luz y Fuerza, SEP, Telegrafistas, Petroleros Privados, Obras Sanitarias y el Sindicato Único de Publicidad, de los cuales aceptaron participar los últimos tres.22 Luz y Fuerza, a cargo de Ramón Contreras debido a la prisión de Tosco, declinó la invitación.23 En relación con esto, conviene recordar que, si bien en sus declaraciones públicas siempre fue cauteloso, las cartas personales de Tosco ponen en evidencia el fuerte distanciamiento que había por entonces entre el referente del sindicalismo de liberación y los clasistas, la mayoría de los cuales lo calificaba cuanto menos de “reformista”.24

Pero la principal actividad a la que se abocaron los dirigentes de SITRAC-SITRAM fue la solidaridad y el apoyo directo a los conflictos obreros desatados en Córdoba, sobre todo los desarrollados en Calzado y Municipales, dos sectores cuyos sindicatos estaban dirigidos por el peronismo ortodoxo y en los que en el último tiempo habían ido creciendo fuertes grupos clasistas, que se sumaron activamente al Congreso del 28 de agosto.25

El congreso

El 28 de agosto de 1971,unas 2000 personas provenientes principalmente de Capital Federal, Buenos Aires, Tucumán, Salta, Jujuy, Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba se dieron cita en el Congreso convocado por SITRAC-SITRAM.26 La conducción del encuentro quedó a cargo de los dirigentes de Concord y Materfer, a los que se sumó Pedro Milesi.27 Florencio Díaz, Secretario General del SITRAM, realizó la apertura, tras lo cual se eligió como “Presidencia Honoraria” a Adolfo Cepeda y demás muertos del pueblo, a los presos políticos y gremiales, y al pueblo de Bolivia, que días atrás había sufrido un nuevo golpe. Los obreros de Fiat denunciaron a su vez el estallido de una bomba en su local sindical la noche anterior y la detención de 38 delegados que llegaban de San Lorenzo a participar del encuentro.

En términos de fuerzas político-sindicales, estuvieron las ya mencionadas, cada una mediante los sindicatos donde tenía posiciones dirigentes, sus agrupaciones sindicales o sus militantes obreros. Hubo 7 tendencias sindicales nacionales y 59 agrupaciones obreras. En cuanto a organizaciones sindicales propiamente dichas, participaron 24 sindicatos, 4 regionales de la CGTA (Buenos Aires, La Rioja, Entre Ríos y Capital Federal) y 15 Comisiones Internas, a lo que se sumaron múltiples delegados de base.28 Los sindicatos y nucleamientos más importantes fueron el SITRAC y el SITRAM, la FGB, Farmacia, la Intersindical de San Lorenzo,29 la Coordinadora de Sindicatos y Agrupaciones Combativas de Tucumán,30 el Sindicato de Transportes de Entre Ríos,31 el Sindicato de Empleados Públicos de Santa Fe, el Sindicato de Trabajadores Viales de Buenos Aires y la comisión interna del Banco Nación. De Córdoba estuvieron 5 sindicatos y 2 Comisiones Internas de la capital, y algunos más de las localidades del interior, pero principalmente lo hicieron movimientos y agrupaciones de base de distintos gremios.32 Como se puede apreciar, se destacaban sindicatos de tres de las zonas con mayor conflictividad obrera en los últimos años —Córdoba, Tucumán y el Gran Rosario—, pero la debilidad en términos de gremios de carácter nacional mostraba las dificultades del clasismo para penetrar en las grandes estructuras sindicales.

Junto con las delegaciones obreras, se acercaron también representantes de abogados defensores de sindicatos y presos políticos, de la Coordinadora de Comunidades Cristianas de Córdoba y de múltiples Centros de Estudiantes y agrupaciones universitarias. Varios balances señalaron la escasa concurrencia de obreros de base, lo que hizo que predominaran ampliamente trabajadores que eran activistas sindicales y/o militantes políticos, a lo que se sumó una nutrida presencia estudiantil como oyente y barra de cada grupo.

Figura 2 Imagen del Congreso de SITRAC-SITRAM33 

Las polémicas desatadas en torno al Programa de SITRAC-SITRAM hicieron que los dirigentes de Fiat optaran por no presentarlo como base para el Congreso y redactaran un nuevo documento que se conoció como el “Proyecto de Declaración” y fue el eje en torno al cual giró el encuentro.34 En su primer apartado, denominado “Situación económica, social y política del país”, el texto definía a la Argentina como un país “capitalista dependiente”, “cuyo signo fundamental es la explotación del hombre por el hombre y la existencia de clases dominantes y clases oprimidas”, y situaba de un lado a “la oligarquía terrateniente, la gran burguesía industrial, comercial y financiera y los grupos monopólicos internacionales, principalmente norteamericanos” y del otro a “la clase obrera urbana y rural y otras capas sociales oprimidas del campo y la ciudad, colonos, pequeños comerciantes, artesanos y profesionales independientes”. A continuación, argumentaba que el principal agente de cambio histórico era la clase obrera, que las luchas de liberación social eran inseparables de la lucha por la liberación nacional, y afirmaba:

Las luchas populares argentinas, dirigidas por el proletariado y las incipientes organizaciones revolucionarias independientes de la burguesía, apoyadas e impulsadas también por los sindicatos clasistas y revolucionarios, en estrecha alianza con las capas medias y pobres de la ciudad y el campo víctimas de la explotación monopolista, marchan ya firmemente en el camino de la liberación nacional y la construcción del socialismo y hacia el objetivo final de los trabajadores, que es la edificación de una nueva sociedad sin clases, que supere para siempre toda forma de explotación del hombre por el hombre.

Tras esto, ubicaba a los trabajadores como herederos de toda una serie de luchas, en una enumeración que incluía la fundación de la Unión Tipográfica en 1878, la Semana Trágica de 1919, las huelgas de la Patagonia en 1921, la huelga de la construcción de 1935, el 17 de octubre de 1945, la huelga azucarera de 1949, la toma del Frigorífico Lisandro de la Torre en 1959, las ocupaciones de fábricas de 1964 y la huelga portuaria de 1966. En este marco, realzaba especialmente el surgimiento de SITRAC-SITRAM “como polo clasista y revolucionario del movimiento obrero”, las movilizaciones estudiantiles y—en una frase amplia que no terminó de conformar a las organizaciones armadas— reivindicaba las “variadas formas de violencia organizada de los oprimidos”. Finalmente, definía a las FFAA como “el instrumento principal de la política de los explotadores y la dominación imperialista”, y destacaba la importancia de la lucha por la libertad de Flores, Tosco y Ongaro.

En el segundo apartado, denominado “Problemas del movimiento obrero”, el escrito avanzaba bastante más que el Programa de mayo. Comenzaba sosteniendo que la tarea inmediata era “la recuperación de los sindicatos y de la CGT para la clase obrera”, expulsando a las “direcciones burocráticas, claudicantes y traidoras al servicio de la dictadura y las patronales”, rechazando la legalidad burguesa e impulsando la democracia sindical. Entre los dirigentes sindicales que se mencionaba como enemigos estaban Rucci, Coria, Cavalli, Taccone, Miguel y otros: de Córdoba sólo se incorporaba al ortodoxo Labat y al legalista Bagué, omitiendo a López y a Tosco. Caracterizando a los sindicatos como “organismos únicos de amplia unidad proletaria en las luchas económicas dentro del sistema capitalista”, argumentaba que los militantes clasistas debían impulsar las luchas reivindicativas con el fin de obtener conquistas, pero también de ir avanzando en la conciencia de clase de los trabajadores, manteniendo una estricta independencia y sin conciliar con el Estado y las clases dominantes: “cada lucha reivindicativa se inscribe en el marco más amplio de la gran tarea proletaria de derrumbar las estructuras económicas burguesas y edificar una nueva sociedad”. El documento aclaraba, asimismo, que los sindicatos no sustituían a los partidos políticos revolucionarios, pero que podían adoptar determinadas posiciones políticas, pronunciándose por “la liberación nacional y la construcción del socialismo, objetivo común a todos los trabajadores” y por la organización política de la clase obrera en forma independiente de la burguesía.

El cierre del Proyecto volvía sobre la coyuntura política, definiéndose contra el GAN, la Hora del Pueblo y el ENA, así como contra los “golpes populistas o fascistas”, y reafirmaba:

La consigna Ni Golpe Ni Elección, Revolución, coreada por obreros y estudiantes a lo largo y ancho del país, señala el camino propio e independiente del proletariado y de las capas sociales oprimidas hacia la liberación efectiva mediante la legítima violencia revolucionaria organizada que destruya el poder burgués, disuelva todos los organismos armados al servicio de la represión que ejercen los explotadores e inicie la construcción del socialismo.

Lo cierto es que, aun con el reemplazo del Programa de mayo por el nuevo Proyecto de Declaración, los dirigentes de SITRAC-SITRAM no pudieron evitar que el encuentro se transformara en una intensa confrontación programática y estratégica entre las tendencias presentes. Más que para buscar y cimentar el terreno y las tareas comunes, cada fuerza aprovechó la ocasión para sistematizar y presentar sus propias orientaciones programáticas, políticas y sindicales, en abierta confrontación con las del resto35. Esto hizo que muchos de los debates excedieran largamente no sólo los objetivos planteados, sino también el nivel político-ideológico de muchos de los trabajadores presentes, incluida la dirigencia de Fiat. Recuerda Masera: “Yo en realidad creí que se iba a discutir qué hacer en favor de cada gremio que quisiera avanzar, pero en realidad se discutió de política, que yo no entendía”.36 Y en el mismo sentido se expresó Clavero: “Se dieron debates políticos de un nivel y una altura impresionante, que no iban a nada, que la mayoría, incluido yo, no entendés [sic]”.37 Aun así, cabe señalar que, si bien el plenario tuvo un desarrollo tormentoso —incluyendo propuestas de expulsión—, las fuentes coinciden en que “la actitud de SITRAC y SITRAM, haciendo una cuestión de principio la auténtica democracia obrera, permitió a todos los oradores que se presentaban exponer libremente sus posiciones” y que el plenario no se fracturara.38

Pero, más allá de la densa maraña de planteos y polémicas, el eje ordenador del Congreso fue cuál debía ser la base programática sobre la que se conformara la corriente sindical clasista, lo que se condensó en los debates en torno al Proyecto de Declaración presentado por SITRAC-SITRAM. Si, en términos generales, la disputa situó de un lado a la izquierda marxista, mayoritariamente favorable a la aprobación del Proyecto, y del otro a los grupos del peronismo revolucionario, que pretendían establecer una coordinación sobre bases un poco más laxas, un análisis más profundo muestra un escenario bastante más variopinto.

Las fuerzas que inicialmente se mostraron más favorables a que del Congreso saliera una corriente sindical ya institucionalizada, con base en el Proyecto de Declaración, fueron el PCR, VC, el PRT-ERP, el PRT-LV y PO. Pero los fundamentos y propuestas de cada una presentaban importantes diferencias.

Para el PCR, ya había sido un error incluir en la convocatoria al Congreso, junto con los sectores clasistas, a los llamados combativos, por lo que el centro de sus ataques estuvo dirigido hacia los remanentes de la CGTA liderados por Di Pascuale, a los que llegó a proponer que se expulsara.39 En este sentido, los balances partidarios afirmaron que “las deliberaciones estuvieron signadas por la lucha entre la corriente socialista insurreccional y la corriente populista” y defendieron “la intransigencia ante el nacionalismo burgués”.40 A su vez, los comunistas revolucionarios sostenían que dentro del torrente clasista que resurgía en el movimiento obrero argentino se desarrollaba una pugna entre tres corrientes:

una marxista-leninista, comunista e insurreccional; otra, la populista-reformista fuertemente condicionada por el nacionalismo burgués peronista; y una tercera, populista de izquierda, fundamentalmente militarista, expresión de la pequeña burguesía revolucionaria en el movimiento obrero, que furgonea a la segunda.41

En términos de fuerzas políticas, se puede inferir que la primera incluía a poco más que al propio PCR y quizá a VC, la segunda al activismo del PB42 y la tercera a las organizaciones armadas como el PRT-ERP y las FAL, lo que dejaba directamente fuera del clasismo a los grupos trotskistas presentes y, obviamente, al activismo sindical del denostado PC. Con semejante diagnóstico, la militancia del PCR y la Primero de Mayo fundamentó que el “Frente Nacional Sindical Clasista y Revolucionario” necesariamente debía conformarse sobre la base de claras definiciones sindicales, políticas y también programáticas, y propuso que fuera aprobado no sólo el Proyecto de Declaración, sino también el Programa de mayo.43

En un sentido similar, VC defendió también el Proyecto de Declaración, pero sugiriendo que directamente se le incorporaran las formulaciones del Programa de mayo que habían sido excluidas.44 A tono con su fuerte desconfianza hacia los organismos sindicales existentes, rayana al paralelismo sindical, propuso a su vez la sustitución del planteo de recuperación de la CGT y los sindicatos por el de “la limpieza de los organismos obreros de traidores a la clase y la construcción de un nuevo sindicalismo, legal o no, con base en la unidad proletaria alrededor de una línea y dirección clasista y revolucionaria”. A diferencia del PCR, los activistas de VC defendieron la presencia del peronismo revolucionario, y argumentaron que a las que se debía excluir del movimiento clasista era a “aquellas corrientes falsamente opositoras como el MUCS, TAM o el VOM”: o sea, las agrupaciones sindicales promovidas por el PC, el PRT-LV y PO. Según la crónica partidaria, las intervenciones de sus militantes

fueron justas, porque al mismo tiempo que proponían alianzas en la lucha al peronismo de base y otras fuerzas revolucionarias, rechazaban con vigor el sectarismo y el oportunismo de la 1° de Mayo, defendían sin vacilaciones la propuesta de SITRAC-SITRAM y marcaban a fuego a Política Obrera y La Verdad, tildándolos como agentes del imperialismo y la gran burguesía en el campo de la Revolución y, en consecuencia, como enemigo fundamental en la coyuntura del Congreso.45

El PRT-ERP manifestó también su coincidencia con el Proyecto de Declaración, pero los esfuerzos de su militancia se centraron en destacar la necesidad de articulación entre la lucha sindical y la lucha armada, lo que se vio ilustrado en el balance partidario sobre el Congreso con un martillo cruzado por una ametralladora.46 De este modo, el clivaje con que juzgó todo el encuentro fue el posicionamiento en favor o en contra de la lucha armada, traduciéndola como la pugna entre reformistas y revolucionarios, entre pequeña burguesía y clase obrera:

Mientras la pequeña burguesía se diluía en sus disputas fraccionales, los obreros defendían el camino armado de la revolución; mientras la pequeña burguesía ocultaba la lucha armada los obreros reconocían con su honestidad revolucionaria que nuestro país está en un proceso de guerra revolucionaria y que la lucha armada no es un invento de nadie, sino que existe en la realidad.47

Si bien el PRT-ERP afirmaba que era necesario conformar una alternativa clasista y antiburocrática “para llevar adelante una lucha realmente clasista que oriente a las masas por el camino de la guerra revolucionaria hacia el socialismo”, su insistencia en las limitaciones de las organizaciones sindicales —las que, consideraba, debían abocarse a la lucha reivindicativa, antipatronal y antiburocrática, sin confundirse con las tareas partidarias— los llevó a priorizar las resoluciones de carácter sindical más que las definiciones programáticas. Con estos argumentos, a lo que se sumó la común defensa de la lucha armada, el PRT-ERP rechazó también los ataques al sector peronista presente, sosteniendo que se debía tener “una actitud frente al 'peronismo revolucionario' y otra frente al peronismo reaccionario”.

Bajo el constante asedio de la militancia de VC y el PCR, y sin referentes propios en los sindicatos de Fiat, las dos principales fuerzas trotskistas, el PRT-LV y PO, intervinieron en el encuentro a través de la comisión interna del Banco Nación en el primer caso y de sus agrupaciones sindicales en el segundo. Los morenistas, que ya habían sorprendido valorando positivamente el Programa de mayo como una base de discusión que solo requería ser perfeccionada48, apoyaron que el Proyecto de Declaración fuera la base de un “Movimiento Sindical Clasista” y reclamaron que, “sin abandonar posiciones ideológicas o programáticas”, se conformara un movimiento unitario, sin la exclusión de cualquier tendencia o activista que concordara con los lineamientos de la convocatoria.49 Política Obrera, por su parte, sostuvo que, si bien no reflejaban por completo su punto de vista, las formulaciones del Proyecto de Declaración constituían un claro avance respecto del Programa de mayo y debían aprobarse como la base de la nueva corriente sindical.50

Una excepción al interior de la izquierda marxista la constituyeron los grupos de lo que se conoce como la “izquierda socialista”, entre los que se puede incluir a Socialismo Revolucionario, El Obrero y el bloque Espartaco-Acción Comunista-Acción Proletaria, quienes—a pesar de que se vieron sensiblemente debilitados por la detención de los representantes de la Intersindical de San Lorenzo— actuaron por primera vez en común en el Congreso de SITRAC-SITRAM.51 A pesar de que también caracterizaron que el Proyecto constituía un avance respecto del Programa de mayo, su vehemente oposición a los planteos de “liberación nacional” los llevó a sostener que para fundar la corriente clasistasólo eran necesarios una serie de acuerdos generales de línea sindical, un programa de acción y una denuncia política al GAN, La Hora del Pueblo y el ENA. Y que, en términos programáticos, lo máximo a que podía aspirarse era a una definición de “los contenidos más básicos de la perspectiva proletaria, socialista”, haciendo a un lado las discusiones sobre la estrategia necesaria para llegar a ese objetivo.

El otro componente clave del Congreso de SITRAC-SITRAM fue el bloque del peronismo revolucionario, conformado centralmente por el PB y los remanentes de la CGTA.52 Este sector presentó dos documentos, uno exclusivo de los peronistas de base y otro con la firma de todos los sindicatos y agrupaciones que integraban ambos grupos.53 El escrito del PB daba clara cuenta de la radicalización de sus posiciones por entonces: sin dejar de defender la experiencia peronista como “el desarrollo de la conciencia política y la práctica de lucha más alta y masiva de la clase trabajadora”, el texto rechazaba “las salidas electorales y golpistas” y postulaba como objetivo “la destrucción del Estado burgués y el sistema capitalista dependiente imperialista, para construir el socialismo y desarrollar las tareas inconclusas de la liberación nacional”. En el movimiento obrero, proponía seguir construyendo un “sindicalismo clasista” opuesto a la “burocracia claudicante y traidora” y extender nacionalmente “la coordinación de las fuerzas clasistas y revolucionarias”, pero, si bien no se pronunciaba sobre el Proyecto de Declaración, presentaba nueve puntos de un “programa inmediato” como base para los acuerdos.54 Como consignó el PB de Córdoba en su balance del Congreso, su objetivo allí había sido “consolidar la línea sindical clasista” y lograr “formas orgánicas de coordinación y enlace”, evitando las discusiones programáticas y estratégicas: “Nos negamos a dar polémicas ideológicas y concentramos nuestro esfuerzo en el logro de una táctica común”.55

Esta fue también la tónica del documento firmado por las agrupaciones del PB junto con la FGB, Farmacia, el Sindicato de Transportes de Entre Ríos, la Coordinadora de Tucumán, las regionales de la CGTA y otros agrupamientos, por lejos la declaración con mayor respaldo de organismos sindicales de todas las presentadas.56 El breve texto realizaba una defensa del peronismo, caracterizándolo como un movimiento orientado a “la unidad del pueblo hacia la liberación de la patria y de la clase trabajadora”, pero fundamentaba asimismo que el eje del encuentro no debía estar situado en los debates políticos o ideológicos, sino en la unidad para la lucha.57 En concreto, proponía formar una coordinación para avanzar en un sindicalismo

que reivindique las banderas propias e inalienables de la clase trabajadora, desterrando la burocracia y las direcciones reformistas, uniendo las luchas por las reivindicaciones concretas e impostergables de la clase trabajadora a las de la destrucción de las estructuras capitalistas y las de la construcción de la Argentina socialista.

En cuanto a la coyuntura política, coincidía en el rechazo al golpismo, el GAN, la Hora del Pueblo y el ENA, y postulaba la “solidaridad obrera con los combatientes del pueblo que con las armas en la mano llevan también adelante los objetivos de la liberación”.58 Como destacó la revista Nuevo Hombre, este último punto fue la base del frente común que se dio de hecho en el Congreso entre el peronismo revolucionario y las organizaciones armadas marxistas.[59]

Las resoluciones

Las múltiples orientaciones y objetivos se pusieron en juego finalmente a la hora de las resoluciones. El PCR, VC, el PRT-LV y PO fueron los más insistentes en que se votase el Proyecto de Declaración —con modificaciones o incluso sin ellas— como base para la conformación del frente sindical clasista. Para el PRT-ERP, como señalamos, esto no era indispensable, mientras que, por sus discrepancias con el texto, la “izquierda socialista” se oponía. Pero el dato más importante era, sin duda, el rechazo del sector peronista, que amenazaba directamente con retirarse del espacio.

En estas condiciones, los dirigentes de SITRAC-SITRAM primero intentaron evitar la ruptura introduciendo algunas modificaciones en el Proyecto de Declaración para incorporar una mención más explícita a “el desarrollo de las organizaciones armadas revolucionarias y los partidos políticos revolucionarios” y sumar “la resistencia obrera y popular al golpe gorila del 16 de septiembre de 1955” en la lista de los hitos de la historia obrera argentina. 60Pero finalmente optaron por dar un paso atrás, aceptando posponer la votación y que las distintas ponencias fueran giradas a las bases para ser resueltas en un segundo Congreso. Como señaló Pasado y Presente, dado el significativo peso sindical del sector peronista y la fuerza que tenía el PB en las propias bases de Fiat, para los dirigentes de SITRAC-SITRAM “hubiera sido muy peligroso, casi suicida, romper con estos sectores”.61

Frente a esto, los partidarios del Proyecto, con reticencias, terminaron también por retroceder. El PCR criticó “la conciliación de la dirección de SITRAC-SITRAM en la defensa del programa, vacilando frente al canto de sirena del populismo”, pero justificó el paso atrás para no forzar una votación que rompiera el plenario dejando a SITRAC-SITRAM junto con el “populismo reformista”.62 VC, partidaria de no romper con el peronismo revolucionario, no del todo conforme con el texto del Proyecto y viéndose en un bloque con los grupos trotskistas a los que había definido como principal enemigo en el Congreso, aceptó también omitir la votación. En cuanto al PRT-LV, “la tendencia del Banco Nación, coincidiendo con SITRAC-SITRAM, supeditó la discusión política a la coordinación de medidas de organización y trabajo, para evitar la ruptura del plenario”.63 Según PO, “sólo las agrupaciones nucleadas alrededor de VOM y las agrupaciones de TAM se mantuvieron hasta el final en la tesitura de votar” la declaración — aunque más no fuera en forma indicativa—, lo que no consiguieron.64

La no aprobación del Proyecto de Declaración de los sindicatos de Fiat constituyó un dato central del Congreso, pero no significa que este haya terminado sin ninguna resolución.65 Tras la decisión, se planteó la conformación de una Comisión para redactar un breve texto que sintetizara los principales puntos de acuerdo y un plan de lucha. Su integración —que era lo más parecido a una mesa coordinadora del espacio— produjo un nuevo conflicto: los dirigentes de SITRAC-SITRAM propusieron que hubiera representantes de los sindicatos presentes, las tendencias sindicales nacionales y la comisión interna del Banco Nación, lo que desató una polémica sobre la representatividad de las delegaciones, que terminó con la exclusión tanto de las segundas como de la tercera. La redacción del despacho final, que fue votado por unanimidad, quedó de este modo esencialmente a cargo de los sindicatos de Fiat y de los dirigidos por el peronismo revolucionario. Dado que fue el único resultado efectivo del encuentro nacional clasista, y que ha quedado llamativamente relegado en las producciones sobre el tema, conviene transcribirlo en su totalidad:

Los sindicatos combativos y agrupaciones clasistas, reconocidos por la lucha antipatronal, antiburocrática, antidictatorial y antiimperialista que llevan adelante desde sus bases, entienden que son ejes fundamentales:

  1. La lucha por una dirección independiente para la clase obrera que destierre definitivamente toda forma de dirección burocrática y reformista, por ser esta clase de direcciones las que contribuyen a perpetuar el sistema de explotación del hombre por el hombre, enquistadas dentro de las organizaciones sindicales. A la clase obrera le cabe, por su condición de explotada, la tarea de la liberación de la sociedad toda; y en el campo gremial, la forma de llevarla a cabo es la pelea constante y sin desmayos por crear el verdadero sindicalismo clasista y revolucionario, que, en permanente consulta con sus bases, es la única garantía para el cumplimiento de la tarea emancipadora de la clase obrera.

  2. Que dentro de las falsas opciones y bretes en que la burguesía quiere encerrar a la lucha de los trabajadores, se deben denunciar las tentativas del régimen para perpetuarse, a través del “Gran Acuerdo Nacional”, cuyos pilares fundamentales son “La Hora del Pueblo” y el “Encuentro de los Argentinos”, como asimismo condenan todas las expectativas que se cifren en los golpes militares “salvadores”, debiendo los sindicatos clasistas buscar la auténtica liberación a través de la consigna “Ni golpe ni elección, revolución”.

  3. Por la destrucción definitiva del capitalismo, y por ende la de su fase superior, el imperialismo, y por la construcción del socialismo.

  4. Por la destrucción de todo el aparato montado para ahogar las luchas de liberación, y la supresión de toda la legislación represiva, destinada a reprimir las justas luchas obreras y populares.

Para lograrlo, nuestras banderas de lucha son:

  1. Libertad inmediata e incondicional a Gregorio Flores, Raymundo Ongaro, Agustín Tosco, y demás rehenes de la dictadura. Amnistía general a todos los procesados y condenados por razones gremiales, estudiantiles y políticas.

  2. Aumento salarial de 20.000 pesos a partir del 1° de julio.

  3. Derogación del estado de sitio, pena de muerte, leyes llamadas “anticomunistas” (17.401) y “antisubversivas” (19.081) y de toda la legislación represiva. Destrucción de todos los servicios de informaciones y aparato represivo especializado en la persecución gremial, política y estudiantil, e inmediato cese de las detenciones, torturas, secuestros y asesinatos de militantes populares.

  4. Solidaridad con los combatientes que, de una forma u otra, han tomado el camino de la lucha por la liberación.

  5. Por una CGT de y para los trabajadores. Repudiando la actual conducción burocrática y traidora encaramada a lo largo y ancho del país, cuya cabeza más visible es José Rucci.

  6. Derogación de la ley de alquileres,

  7. Levantamiento de las intervenciones a las organizaciones sindicales.

  8. Derogación de la ley de asociaciones profesionales, y de la de conciliación y arbitraje.

  9. Estabilidad para los empleados públicos, y derecho a discutir convenios de trabajo como el resto de los gremios.

Para la inmediata materialización de este programa y estas banderas, el plenario propicia la realización de una Jornada Nacional de Lucha el miércoles 22 de septiembre, que se realizará en cada lugar de trabajo, ciudad o región, de acuerdo con las características, posibilidades y condiciones respectivas, realizándose a tal fin una intensa propaganda oral y escrita que garantice su éxito.

Córdoba, agosto 29 de 1971.66

Como se puede apreciar, las definiciones acordadas por todos los presentes y contenidas en la resolución distaron de ser menores, y constituyen la fuente que mejor refleja lo que en ese momento era relativamente común a todos los que se identificaban como parte e impulsores de un “verdadero sindicalismo clasista y revolucionario”: la lucha por una práctica sindical democrática, antipatronal, antiburocrática y antidictatorial, como parte fundamental de la pelea contra el capitalismo y el imperialismo y por la construcción del socialismo. Y, en cuanto a la coyuntura política, el rechazo a una apertura electoral digitada por la dictadura y a las opciones golpistas, sintetizado en la consigna “Ni golpe ni elección, revolución”. Los puntos reivindicativos finales incluyeron la oposición a la conducción de la CGT nacional y la solidaridad con los “combatientes”, al tiempo que se estableció —con bastantes resguardos— la convocatoria a una jornada nacional de lucha. Junto con esto, se convino la realización de una nueva reunión de coordinación el 25 de septiembre para delinear la convocatoria a un segundo encuentro nacional que, ahora sí, concretara programática y organizativamente el frente sindical clasista.

El balance redactado para el tercer Boletín del SITRAC —que nunca vería la luz— justificó la decisión de posponer la formalización de la corriente sindical en los siguientes términos:

24 horas de deliberaciones no pudieron hacernos arribar a la aprobación de una declaración que expresara un acuerdo de principios y de posiciones más completo. Por lo tanto, no habiendo acuerdo más completo de principios, era imposible constituir una dirección, ni tampoco concretar formas más altas de organización. El que no se haya hecho ninguna de estas dos cosas significa que no hemos caído en deformaciones burocráticas: cuando se constituya una dirección, no va a ser en razón de la fuerza, o de la mera cantidad de votos, sino de verdaderos y claros acuerdos sobre qué quiere decir ser “clasista”, cuáles son nuestros objetivos, cómo tenemos que actuar para alcanzarlos.67

Las significativas diferencias políticas, programáticas y estratégicas entre las distintas fuerzas, la virulencia de algunos enfrentamientos y la exigua representatividad en términos de organizaciones sindicales fueron factores que pusieron límites a la unidad y coordinación del espacio. Pero, aun así, no deja de ser significativo que el encuentro haya logrado sortear la ruptura y que todos sus participantes, muy especialmente los dirigentes de SITRAC-SITRAM, se propusieran continuar el trabajo para dar constitución formal a un frente sindical de alcance nacional. En el citado balance, los dirigentes de Fiat sostuvieron:

Los trabajadores de Fiat —que hemos citado el Congreso— tenemos la responsabilidad de analizar todo lo que hemos oído, y los proyectos presentados, con un objetivo: descubrir cuáles son los máximos puntos de acuerdo a que pueden llegar todos los sindicatos, agrupaciones y obreros que quieren construir un sindicalismo clasista. No quedarnos en el mínimo logrado, ni pretender imponer a los demás la totalidad de nuestros puntos de vista.68

La frustración del segundo congreso

Si desde el punto de vista del desarrollo nacional de la corriente clasista la realización del Congreso de agosto había constituido un paso adelante, y así lo valoraron todas las fuerzas presentes, la realidad es que fueron pocos los réditos que aportó al proceso concreto de SITRAC-SITRAM. Su rol como principal inspirador, convocante y anfitrión del espacio posicionó a los sindicatos de Fiat en el centro de la mira de la dictadura, la Fiat y las cúpulas sindicales nacionales, todas las cuales se convencieron de que había llegado la hora de terminar con los clasistas. A su vez, si bien el encuentro mostró la extensión nacional de la influencia del clasismo, también puso en evidencia que sus apoyos en términos de nucleamientos y dirigencias sindicales seguían siendo reducidos. Evidenciando esto, el 22 de septiembre la jornada nacional de lucha acordada en el Congreso se redujo a poco más que abandonos en Fiat y algunos actos, reuniones y acciones de agitación en otras provincias.69

Tres días después, unas 200 personas se reunieron en Córdoba en el plenario encargado de organizar el segundo encuentro nacional clasista.70 Participaron allí representantes de todas las organizaciones sindicales y agrupaciones obreras que habían estado presentes en el primer Congreso. En un claro contraste con la dinámica del 28 de agosto, las crónicas coincidieron en resaltar que en esta ocasión “la discusión fue bastante profunda, no hubo posiciones cerradas ni sectarias, y finalmente se llegó a una coincidencia total, gracias al sensato criterio propuesto por SITRAC-SITRAM”.71 Solo hacia el final se planteó una fuerte polémica en torno a las conmemoraciones del 8 de octubre —aniversario de la muerte de Ernesto “Che” Guevara— y el 17 de octubre —“Día de la Lealtad” peronista—, la cual se terminó zanjando mediante una solución de compromiso: se acordó llevar a las bases “la discusión desde el punto de vista clasista y revolucionario” de ambos aniversarios, y que en cada lugar se evaluara “la posibilidad de realizar tareas de agitación y esclarecimiento”.72

El plenario clasista resolvió a su vez adherir a la huelga general convocada por la CGT Nacional para el 29 de septiembre, dándole un carácter activo, repudiando “el sentido antiobrero que quieren darle al paro los dirigentes de la CGT oficial” y enarbolando las reivindicaciones plasmadas en la resolución del 28 de agosto, con especial énfasis en la libertad a los presos políticos y la reaparición de Enrique Pujals.73 Y, por unanimidad, se fijó como fecha para el “Segundo Congreso de Sindicatos Combativos, Agrupaciones Clasistas y Obreros Revolucionarios” el 13 de noviembre de 1971, nuevamente en Córdoba. A este se invitaba a concurrir a todos aquellos que compartieran el contenido de la resolución del primer encuentro, definiendo tres objetivos concretos:

  1. Consideración de la declaración de principios y programa para el Movimiento Clasista.

  2. Medidas organizativas que posibiliten la constitución del frente sindical clasista en el orden nacional (dirección, coordinación, boletín, etc.).

  3. Profundización y coordinación de las luchas antipatronales, antidictatoriales y antiburocráticas.74

Y, con el fin de sopesar la real representatividad de las delegaciones, se acordaron una serie de pautas organizativas muy precisas.75 Si bien todos los obreros concurrentes tendrían voz, las votaciones se harían sobre la base de mandatos con el siguiente criterio: los sindicatos, comisiones internas y cuerpos de delegados con mandato de asamblea tendrían 6 votos cuando representaran a más de 1000 obreros y 3 votos en caso de no llegar a ese número; los delegados que asistieran en representación de asambleas obreras contarían con 1 voto; y, finalmente, las agrupaciones obreras tendrían 1 voto por región, en tanto hubieran efectuado reuniones plenarias fiscalizadas por el resto de las fuerzas presentes en la zona. El mandato debería ser acreditado mediante acta de la respectiva asamblea o reunión y sería controlado por una Comisión de Poderes el día del Congreso.

La cuestión parecía encaminada. Pero dos semanas antes de la realización del segundo encuentro clasista, el 26 de octubre de 1971, un descomunal operativo represivo cayó sobre SITRAC-SITRAM. El Ministerio de Trabajo canceló sus personerías gremiales, la gendarmería ocupó las plantas y la empresa procedió al despido de 259 trabajadores, entre ellos la casi totalidad de las Comisiones Directivas, delegados y activistas, muchos de los cuales también fueron detenidos o se les dictó orden de captura. En la clandestinidad, desorientados y sin una preparación acorde a semejante ofensiva, los intentos de resistencia promovidos por los dirigentes de Fiat se vieron pronto frustrados, lo que selló la demoledora derrota.

La caída del principal polo aglutinador de la corriente clasista, la total militarización de la ciudad de Córdoba y los ásperos debates que se desataron entre las distintas fuerzas políticas acerca de la experiencia de SITRAC-SITRAM y las causas y responsabilidades de su caída terminarían por abortar la realización del segundo Congreso y, con este, el lanzamiento del frente sindical clasista.

Conclusiones

La realización del Congreso de SITRAC-SITRAM, en sí misma, da cuenta del hecho de que, para fines de 1971, el clasismo había trascendido los límites de Fiat y de Córdoba para transformarse en una corriente sindical con expresiones en distintos puntos del país. Un espacio sumamente heterogéneo y aún débil, como hemos mostrado, pero suficientemente delimitado como para lanzarse a un intento de formalización, proyectando una declaración de principios, un programa, una mesa directiva y hasta una publicación propia. Los sindicatos de Fiat eran, indudablemente, la principal fortaleza de la corriente clasista: la demostración práctica de que una estrategia sindical con un contenido tan radicalizado era una posibilidad real en la Argentina post-Cordobazo. Pero, como se mostraría crudamente tras su aplastamiento en octubre, esa constituía también su principal debilidad: sin SITRAC-SITRAM, no existía otro núcleo que pudiera aglutinar a los sectores identificados con el clasismo.

Otro elemento que pone en evidencia el análisis pormenorizado del Congreso es que el fenómeno del sindicalismo clasista de los años 70 es inescindible del rol, los proyectos y las elaboraciones de la nueva izquierda revolucionaria que se desarrollaba por entonces en la Argentina. Principalmente de los múltiples grupos de filiación marxista, pero también —cuestión que a menudo ha sido desatendida— de una parte del peronismo revolucionario, en particular su vertiente “alternativista”. La intervención de esta militancia contribuyó considerablemente a la difusión y proyección nacional del proceso de Fiat y de la corriente sindical clasista, al tiempo que introdujo también sus debates programáticos, estratégicos y políticos, y sus disputas y enfrentamientos faccionales. De este modo, la indagación acerca de las posiciones de cada fuerza es una cuestión imprescindible a la hora de analizar acontecimientos como el encuentro de agosto de 1971 y otros intentos de coordinación general. Y lo mismo puede decirse respecto de cada uno de los procesos concretos del sindicalismoclasista y radicalizado de los 70.

Efectivamente, como se aprecia en la reconstrucción realizada, el encuentro de agosto de 1971 estuvo marcado por las polémicas entre las distintas tendencias políticas presentes. Ni el reemplazo del Programa de mayo por el nuevo Proyecto de Declaración, ni la actitud unitaria y contemporizadora de los dirigentes de Fiat pudieron evitarlo. Las diferencias entre los múltiples grupos que se sentían parte del nuevo torrente clasista no eran ninguna novedad. Pero, si los procesos obreros concretos como el de Fiat empujaban necesariamente a una convivencia y unidad contra los enemigos comunes, las instancias de tipo superestructural como esta eran mucho más propensas a las disputas al interior del mismo espacio. Y más aún entre organizaciones políticas que en muchos casos estaban dando recién sus primeros y fluctuantes pasos, sobre todo en lo que hacía a sus orientaciones para el trabajo sindical. Como señaló Pasado y Presente:

Cada grupo se considera el verdadero partido de la clase obrera o al menos su más genuino embrión, y cuanto más próximas son sus respectivas posiciones sobre alguna cuestión, su enfrentamiento, paradójicamente, se vuelve más encarnizado en un vano intento por diferenciarse.76

Pero la amplitud y complejidad de los debates no debe hacer perder de vista que el eje fundamental en torno al cual giró el Congreso fue el problema de la constitución del frente sindical clasista nacional y su base programática. En términos generales, el debate ubicó de un lado a la mayoría de los grupos marxistas, que pretendían lanzar allí mismo el agrupamiento mediante la aprobación del Proyecto de Declaración presentado por SITRAC-SITRAM, y del otro al bloque del peronismo revolucionario, que no se sentía del todo representado por el documento y pretendía conformar una coordinación con un menor grado de definición ideológica. La voluntad de que el espacio no se rompiera fue lo que llevó a que el Proyecto no fuera aprobado y se pospusiera el lanzamiento del frente sindical.

Pero esto no significó el fracaso y naufragio de la iniciativa. El hecho de que se haya logrado acordar una declaración final con significativas definiciones en favor de un sindicalismo clasista que contribuyera a la lucha revolucionaria por el socialismo, y la realización de la reunión organizativa de cara al segundo Congreso, que en un clima consensual acordó los objetivos y las pautas por las que este se regiría, muestran que no es improbable que la reunión del 13 de noviembre de 1971 pudiera haber concretado finalmente alguna forma de agrupamiento sindical clasista. De este modo, es preciso concluir que, si bien las diferencias y polémicas entre sus componentes impidieron su constitución en la reunión de agosto, la razón principal de la frustración del frente nacional del sindicalismo clasista estuvo fundamentalmente en la andanada represiva contra los sindicatos de Fiat en octubre de 1971. Golpeando certeramente en el corazón de la nueva corriente sindical, la embestida tuvo así, como uno de sus objetivos centrales, impedir también la realización del “Segundo Congreso de Sindicatos Combativos, Agrupaciones Clasistas y Obreros Revolucionarios”.

Sin SITRAC-SITRAM, sin haber logrado formalizar el frente sindical nacional y con la situación política encaminándose hacia la salida electoral, el incipiente espacio clasista que se había expresado en el encuentro de agosto volvería al estado de fragmentación. Las distintas conclusiones acerca de la experiencia de Fiat y el Congreso de agosto dejarán no obstante una importante marca, que ejercerá una significativa influencia en los siguientes intentos de coordinación de los sectores sindicales antiburocráticos, combativos y clasistas del movimiento obrero argentino.

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Notas

1Sin internarnos en los debates historiográficos en torno al concepto de “nueva izquierda”, utilizamos aquí la expresión “nueva izquierda revolucionaria” como forma de referirnos al amplio arco de organizaciones de la izquierda marxista y peronista surgidas en las décadas del 60 y 70, uno de cuyos ejes fundamentales fue la diferenciación con las fuerzas más tradicionales de la izquierda argentina, como el Partido Comunista (PC) y el Partido Socialista (PS).

2Entrevista a Rafael Clavero. Entrevistador: Diego Salerno. Buenos Aires, 1993.

3Entrevista a José Páez. Entrevistador: Diego Salerno. Buenos Aires, 1993.

4 El Archivo del SITRAC puede consultarse en http://www.archivositrac.org.ar/el-archivo/.

5Para una ampliación sobre la definición del clasismo de los años 70 como una estrategia y una corriente sindical, ver Laufer (2020).

6Ver, por ejemplo, los llamamientos de VC y el PCR. “Rucci dialoga, la clase no transa”, No Transar, N° 95, 1-1971, pp. 5-6. “Proyecto de llamamiento para la constitución de un Frente Sindical Clasista y Revolucionario”, Coordinadora Nacional de Agrupaciones Primero de Mayo, 22-5-1971.

7Sobre la conformación del MNI, ver “Intersindicales”, Documentación e Información Laboral (en adelante, DIL), nº 127, 9-1970, pp. 79-81. “Intersindicales”, DIL, Nº 128, 10-1970, p. 91.

8Los documentos de la reunión en “Plenario 29 de Mayo. Hacia la socialización en libertad, justicia y soberanía”, CGT Regional Córdoba, 5-1971. Y en Archivo SITRAC/Subarchivo N°7/Ficha 1. Ver también: “Nosotros y la CGT cordobesa”, Boletín del SITRAC, N° 2, 6-1971, p. 3. “Plenario de Gremios Combativos”, Cristianismo y Revolución, N° 29, 6-1971, pp. 14-16. “Quién es quién en los gremios combativos”, América Latina, N° 12, 7-1971, pp. 8-12. “El plenario de gremios combativos”, América Latina, N° 13, 9-1971, pp. 7-9.

9 Sobre el nucleamiento sindical del peronismo combativo, ver Dawyd (2014, pp. 11-15).

10“SITRAC y SITRAM a los trabajadores y al pueblo argentino”, SITRAC-SITRAM, 22-5-1971, Archivo SITRAC/Subarchivo N°7/Ficha 1.

11Ver testimonio de Curutchet en Schmucler, Malecki y Gordillo (2014, p. 316).

12Ver, entre otros: “El Programa de SITRAC-SITRAM: El abrazo de la muerte”, Nueva Hora, N° 73, 8-1971, p. 5. “Reportaje al Peronismo de Base”, La Comuna, N° 3, 9-1971, p. 5. “El papel de los sindicatos”, El Combatiente, N° 56, 31-5-1971, pp. 2-6. “El Programa de SITRAC-SITRAM”, Política Obrera, N° 91, 17-6-1971, pp. 5-6. “El programa de SITRAC-SITRAM: Aportes para la discusión”, El Obrero, 6-1971. “Los objetivos del proletariado y el programa de SITRAC-SITRAM”, Espartaco, 6-1971. González (2006, pp. 474-481).

13Entrevista a Rafael Clavero. Entrevistador: Diego Salerno. Buenos Aires, 1993.

14“Convocatoria”, Boletín SITRAC, Extra, 8-1971, pp. 2-3.

15Fuente: Archivo SITRAC/Subarchivo N°7/Ficha 1.

16La lista de fuerzas participantes surge del relevamiento de las múltiples adhesiones, cartas y documentos recopilados en el Archivo del SITRAC y los materiales de las organizaciones políticas.

17Ver “Los delegados de SITRAM en Buenos Aires y La Plata”, “SITRAC y SITRAM en Santa Fe” y “No estamos solos”, en Archivo SITRAC/Subarchivo N°7/Ficha 2.

18Ver “Hacia el Encuentro Clasista del 28 de agosto”, Boletín SITRAC, Extra, 8-1971, p. 4. “Crónica de una Comisión”, La Verdad, N° 275, 4-8-1971. “Comisiones Obreras al desnudo”, Política Obrera, N° 95, 24-8-1971, p. 6.

19 “De SITRAC-SITRAM a la Tendencia Nacional Clasista. El Poder Obrero”, Nuevo Hombre, N° 10, 22-9-1971, p. 9.

20“Intersindicales”, DIL, N° 138, 8-1971, p. 49. Sobre el sindicato de Farmacia, ver Ferraresi (2010).

21Según los organizadores, concurrieron representantes de 54 establecimientos. En términos de fuerzas políticas, solo asistieron el PRT-LV y PO. “El Plenario de Buenos Aires” (en González, 2006, pp. 505-512). “El plenario convocado por el Nación”, Política Obrera, N° 95, 24-8-1971, p. 5.

22Las invitaciones y respuestas pueden verse en Archivo SITRAC/Subarchivo N°7/Fichas 1a, 1b y 3a. Petroleros Privados, encabezado por Luis Bonada y Jorge Borelli, mantenía por entonces muy buenas relaciones con SITRAC-SITRAM y otros grupos clasistas. Y Obras Sanitarias, encabezado por Horacio de la Porta, fue uno de los sindicatos que más se alineó a lo largo de 1971 con las posturas de los dirigentes de Fiat, con los que compartían la asesoría legal del peronista revolucionario Martín Federico. Sobre el Sindicato Único de Publicidad no hemos obtenido información específica.

23Según el PCR, en la asamblea de Luz y Fuerza que trató la invitación al Congreso, la moción de no participar ganó por 28 votos a 16, “encontrando el tosquismo por primera vez una oposición de izquierda impulsada por la 1° de Mayo y sectores combativos”. “Tres corrientes en pugna”, Nueva Hora, N° 77, 10-1971, p. 4. Sobre la aparición en Luz y Fuerza de un núcleo de activistas identificados con SITRAC-SITRAM, ver Roldán (1978, pp. 253, 265, 300, 326, 359).

24Sobre el sindicalismo de liberación, ver Iñigo Carrera, Grau y Martí (2006, pp. 135-153). En una carta fechada el 16 de agosto, Tosco refería: “Los clasistas harán un congreso para el 28. Con su clásico sectarismo. […] Me imagino el delirium tremens que será ese Congreso”. Días después, criticaba unas declaraciones de López afirmando: “No podemos decir que nosotros no somos clasistas y hablar de ideologías importadas. Ése es el lenguaje de la reacción. […] Él debiera haber dicho que todos los trabajadores somos clasistas, porque pertenecemos a la clase trabajadora. Y no sólo los dogmáticos y los sectarios, los carneros de ayer y los súperseudorevolucionarios de hoy, los exclusivistas y excluyentes, se denominan 'clasistas' en oposición a los demás” (en Licht, 2004, pp. 109-110).

25Ver “Las bases se mueven”, Boletín SITRAC, Extra, 8-1971, p. 2. “Abandono de planta y manifestación en las calles de San Vicente”, Comunicado de prensa SITRAC, 13-8-1971, Archivo SITRAC/Subarchivo N°1/Ficha 2. Ver también Ortiz (2019, pp. 256-263).

26La reconstrucción del Congreso ha sido realizada sobre la base de las siguientes fuentes, a las que se suman los materiales partidarios que iremos refiriendo. Archivo SITRAC/Subarchivo N°7.“Intersindicales”, DIL, N° 139, 9-1971, p. 55. “Se iniciará mañana el Congreso…”, La Voz del Interior (en adelante, LVI), 27-8-1971, p. 17. “Desde ayer delibera el Congreso…”, LVI, 29-8-1971, p. 24. “El Plenario de Gremios Combativos aprobó…”, LVI, 31-8-1971, p. 11. “El sindicalismo de la liberación. Primer Congreso de Obreros Revolucionarios”, Nuevo Hombre, N° 8, 8-9-1971, p. 11. “De SITRAC-SITRAM a la Tendencia Nacional Clasista. El Poder Obrero”, Nuevo Hombre, N° 10, 22-9-1971, pp. 9-11. “Córdoba: Plenario del 28” y “Reportaje Peronismo de Base”, La Comuna, N° 3, 9-1971, pp. 5-7. “Hacia un movimiento obrero clasista”, América Latina, N° 14, 11-1971, pp. 2-8 y 16. Ver también el boceto de balance para un tercer Boletín del SITRAC que no llegó a publicarse, en Archivo SITRAC/Subarchivo N°7/Ficha 06b. Entrevista del autor a Carlos Masera, Córdoba, 20-11-18. Entrevista a José Páez. Entrevistador: Diego Salerno. Buenos Aires, 1993. Entrevista a Rafael Clavero. Entrevistador: Diego Salerno. Buenos Aires, 1993.

27 Pedro Milesi era un viejo y respetado militante obrero que había pasado por las filas del anarquismo, el socialismo, el comunismo y el trotskismo, y fue adoptado como una suerte de “padre espiritual” por SITRAC-SITRAM. Ver “Milesi, Pedro” (Tarcus, 2007, pp. 423-424).

28“Concurrencia al Plenario de Sindicatos Combativos, Agrupaciones de bases y obreros revolucionarios del día 28-8-71”, Archivo SITRAC/Subarchivo N°7/Ficha 1b.

29Esta agrupaba a los sindicatos de Petroquímicos, Papeleros, Químicos, Aceiteros, Ceramistas, la comisión interna de Sulfacid y agrupaciones de base. Las dos fuerzas políticas principales que tenían influencia en el cordón industrial del Gran Rosario eran SR y el PB. Ver Ceruti y Resels (2006).

30Integrada por los sindicatos de los ingenios de La Providencia, Santa Rosa, Bella Vista, San José, Esperanza, Santa Lucía y el Surco de Macomita, el Sindicato de Obrero de Textil Escalada, el Sindicato de Obreros Municipales de Famaillá, el Sindicato de Artes Gráficas, la Agrupación 26 de Julio del Ingenio Concepción y la Agrupación Metalúrgica Felipe Vallese, que políticamente estaban ligadas a los sectores de la CGTA, el peronismo revolucionario y algunos grupos de la izquierda revolucionaria. “Proyecto y declaración de los sindicatos y agrupaciones…”, Archivo SITRAC/Subarchivo N°7/Ficha 04a. Ver Nassif (2012, pp. 541-542).

31El Sindicato de Obreros y Empleados del Transporte Automotor de Pasajeros (SOETAP), dirigido por Luis María González y Odilio López, era uno de los animadores de la CGTA de Entre Ríos. Políticamente, estaba ligado al Bloque de Agrupaciones Peronistas en apoyo a la CGTA y al peronismo revolucionario. Entrevista del autor a Manuel Justo Gaggero, Buenos Aires, 1-2-2019. “Personal del Transporte (Entre Ríos)”, De Frente con las bases peronistas (segunda época), N° 7, 20-6-1974, pp. 10-11.

32Los sindicatos y Comisiones Internas de la ciudad de Córdoba fueron: SITRAC, SITRAM, Petroleros Privados, Obras Sanitarias, Sindicato Único de Publicidad, CI de Alumbrado Público y CI Instituto María Ferrer ATE. Del interior provincial, Empleados de Comercio, Bancarios, Fideeros y La Fraternidad de Villa María, el Sindicato de Trabajadores Municipales de Villa Nueva y algunos sindicatos sin especificar de Bell Ville. Los movimientos y agrupaciones fueron: Integrantes del MRS del SMATA, Movimiento de Base Municipales, Agrupación 15 de Mayo de Municipales, Tendencia Independiente Clasista de Obreros Municipales (TICOEM), Movimiento Clasista de Obreros del Calzado, Agrupación 11 de Junio del Calzado, Agrupación 1° de Mayo de SMATA, Agrupación 14 de Enero Fiat Concord, Agrupación Obreros Clasistas y Revolucionarios de Fiat, Obreros de Base de Perkins, Grupo Obrero de Base de DINFIA, Movimiento Acción Renovadora Bancaria, Núcleo de Activistas Telefónicos, Agrupación Revolucionaria de la Construcción, Movimiento Obrero Clasista Revolucionario de Metalúrgicos, Delegados No Docentes Universidad Nacional de Córdoba, Activistas del Vidrio, Empleadas domésticas, Tendencia Obrera Revolucionaria y Clasista “29 de Mayo” de Córdoba, Coordinadora de Agrupaciones Clasistas “Primero de Mayo” de Córdoba, Agrupaciones “26 de Julio” de Córdoba, VOM y Vanguardia Obrera Metalúrgica de Córdoba, Tendencia Obrera Espartaco de Córdoba, Tendencia Obrera Acción Comunista de Córdoba, El Obrero de Córdoba. “Adhesiones de organizaciones de Córdoba al Congreso del 28”, Comunicado de Prensa SITRAC-SITRAM, 27-8-1971, Archivo SITRAC/Subarchivo N°7/Ficha 2b. “Concurrencia al Plenario de Sindicatos Combativos, Agrupaciones de bases y obreros revolucionarios del día 28-8-71”, Archivo SITRAC/Subarchivo N°7/Ficha 1b.

33Fuente: Aquí y Ahora, Nº 30, 9-1971, p. 13.

34Ver los bocetos que presentaron distintas fuerzas políticas en Archivo SITRAC/Subarchivo N°7/Ficha 02a. El documento presentado, en “Proyecto de Declaración para el Congreso de Sindicatos Combativos, Agrupaciones Clasistas y Obreros Revolucionarios”, SITRAC-SITRAM, Archivo SITRAC/Subarchivo N°7/Ficha 04a. A este corresponden las siguientes citas.

35En el Archivo del SITRAC pueden verse las múltiples ponencias presentadas, acompañadas en algunos casos con mociones y/o propuestas de modificación para el Proyecto de Declaración. Archivo SITRAC/Subarchivo N°7/Ficha 04a, 04b, 05a, 05b, 06a.

36Entrevista del autor a Carlos Masera, Córdoba, 20-11-18.

37Entrevista a Rafael Clavero. Entrevistador: Diego Salerno. Buenos Aires, 1993.

38 “El sindicalismo de la liberación. Primer Congreso de Obreros Revolucionarios”, Nuevo Hombre, N° 8, 8-9-1971, p. 11.

39Ver “Ponencia de la Coordinadora Nacional de Agrupaciones Clasistas 1º de Mayo en el Congreso de Sindicatos Combativos citado por SITRAC-SITRAM”, Archivo SITRAC/Subarchivo N°7/Ficha 04b. “Un Congreso histórico”, Nueva Hora, N° 75, 9-1971, p. 4. “El tironeo de lo viejo”, Nueva Hora, N° 76, 9-1971, p. 3. “Tres corrientes en pugna”, Nueva Hora, N° 77, 10-1971, pp. 4-5. “Hacia el Frente Sindical Clasista Revolucionario”, Nueva Hora, Nº 78, 10-1971, p. 9. Casi todas las crónicas remarcaron la virulencia de los ataques del PCR contra el sector de la CGTA. VC planteó que la Primero de Mayo tuvo una actitud “sectaria hacia el peronismo revolucionario, al que convirtió en centro de sus ataques”, utilizando “puntos de vista provocativos y agraviantes”. “Paso de avance, primer saldo del Congreso de Córdoba”, No Transar, N° 103, 9-9-1971, p. 3. Nuevo Hombre destacó que el PCR “desató una aguda crítica contra todas las manifestaciones obreras y no obreras del peronismo, haciendo gala de un sectarismo ideológico avalado en un supuesto principismo ideológico que subrayaría así su ortodoxia clasista”. “Del SITRAC-SITRAM a la Tendencia Nacional Clasista. El poder obrero”, Nuevo Hombre, Nº 10, 9-1971, p. 2. El PRT-ERP, en una clara alusión al PCR, criticó la “actitud sectaria y provocadora frente al peronismo revolucionario, tratando de asilarlo, combatirlo, con un falso purismo ideológico, que en el fondo no es más que un gorilismo de izquierda”. “Hacia un sindicalismo clasista”, El Combatiente, N° 61, 21-9-1971, p. 6.

40“Tres corrientes en pugna” y “La reunión del 25”, Nueva Hora, N° 77, 10-1971, p. 5.

41“Tres corrientes en pugna”, Nueva Hora, N° 77, 10-1971, p. 5.

42Sin ver los avances que se habían dado en su vinculación, el PCR procuraba diferenciar, dentro de los peronistas presentes en el Congreso, al PB, sobre el cual consideraba que aceptaba la “democracia proletaria” y mantenía una “estrecha vinculación con las prácticas diaria de la clase”, y a los remanentes de la CGTA, de los que entendía que “rechazan las ideas clasistas y revolucionarias” y tenían “una larga práctica en los maniobreos por arriba”. “Córdoba: Plenario del 28”, La Comuna, N° 3, 9-1971, p. 6.

43El PCR había sido la fuerza que más reivindicó el Programa de mayo, difundiéndolo profusamente por todo el país y sosteniendo que constituía “toda una política proletaria para una revolución social y nacional camino del socialismo”. “El Programa SITRAC-SITRAM”, Nueva Hora, N° 69, 6-1971, p. 4. En cuanto al Proyecto de Declaración, lo defendió, aunque señalando algunas diferencias. Ver “Hacia el Frente Sindical Clasista Revolucionario”, Nueva Hora, Nº 78, 10-1971, p. 9.

44“Propuesta de la Tendencia Obrera 29 de Mayo para el Congreso obrero citado por SITRAC-SITRAM para el 28-8-71”, Archivo SITRAC/Subarchivo N°7/Ficha 04b.

45 “Paso de avance, primer saldo del Congreso de Córdoba”, No Transar, N° 103, 9-9-1971, p. 3.

46“Hacia un sindicalismo clasista”, El Combatiente, N° 61, 21-9-1971, p. 6. Ver también el balance del ERP en “El sindicalismo clasista y la guerra revolucionaria”, Estrella Roja, N° 6, 9-1971, p. 5.

47“Hacia un sindicalismo clasista”, El Combatiente, N° 61, 21-9-1971, p. 6.

48Ver González (2006, pp. 474-481).

49 “Ponencia presentada por la comisión interna del Banco de la Nación Casa Central al Congreso convocado por SITRAC-SITRAM”, Archivo SITRAC/Subarchivo N°7/Ficha 04a. González (2006, pp. 512-520). “Congreso de SITRAC-SITRAM: Se abrió un camino”, La Verdad, Nº 279, 1-9-1971.

50“Ponencia de Vanguardia Obrera Mecánica (VOM) y Vanguardia Metalúrgica (VM) para el congreso sindical convocado por SITRAC-SITRAM”, Archivo SITRAC/Subarchivo N°7/Ficha 04b. “Análisis del Proyecto de Declaración”, “Congreso clasista: fracaso en sus objetivos…” y otras notas en Política Obrera, Nº 96, 7-9-1971, pp. 8-9 y 16. “A quién sirve la 29 de Mayo”, Política Obrera, Nº 97, 22-9-1971, p. 9.

51La posición de este bloque se vio reflejada en lo esencial en el balance publicado en la revista América Latina: “Hacia un movimiento obrero clasista”, América Latina, N° 14, 11-1971, pp. 2-8 y 16. Ver también: “Ponencia de delegados y activistas Socialistas Revolucionarios de La Plata, Rosario, San Lorenzo y Córdoba”, Archivo SITRAC/Subarchivo N°7/Ficha 04a. “Sobre la reunión del 28 de agosto”, El Obrero, s/f, circa 8-1971. “Acerca de SITRAC-SITRAM”, El Obrero, 12-1971, pp. 7-8. “A las Comisiones Directivas de SITRAC-SITRAM acerca del Congreso Obrero del 28 de agosto de 1971”, Espartaco y Acción Comunista, s/f, circa 25-7-1971. “Análisis y propuestas para la reunión de gremios combativos…”, Espartaco y Acción Comunista, 8-1971. “Propuesta de resolución para la reunión de sindicatos combativos, agrupaciones y obreros revolucionarios”, Espartaco y Acción Comunista, 8-1971, Archivo SITRAC/Subarchivo N°7/Ficha 02b. “Conclusiones de la reunión de gremios combativos, agrupaciones y obreros revolucionarios…”, 9-1971, Espartaco, Acción Comunista y Acción Proletaria, Archivo SITRAC/Subarchivo N°7/Ficha 06a.

52 Un mes atrás el PB había dado nacimiento a la Coordinadora Nacional de Agrupaciones Peronistas de Base “26 de julio”. En el encuentro constitutivo habían participado “algunos militantes de los dispersos Bloques de la CGTA”, entre ellos Di Pascuale (Duhalde y Pérez, 2002, p. 89). Así, lo que hasta ese momento aún se conocía como el ongarismo, comenzaba a encontrar nuevos cauces, pues muchos de sus integrantes se ligaban al PB y a las distintas organizaciones armadas del peronismo, en particular a las FAP.

53“Proyecto de Declaración presentado al Congreso Nacional de Sindicatos Combativos y Agrupaciones Clasistas por las Agrupaciones Peronistas de Base 26 de Julio Coordinadora Nacional”, Archivo SITRAC/Subarchivo N°7/Ficha 04b. “Proyecto de Declaración de los sindicatos y agrupaciones: Federación Gráfica Bonaerense, Sindicato de Empleados de Farmacia…”, Archivo SITRAC/Subarchivo N°7/Ficha 04a. Ver también“SITRAC-SITRAM. En el Plenario de agosto: una línea de clase”, Evita, N° 9, 10-1971, PB Córdoba, pp. 11-15. Entrevista del autor a Juan “El Topo” Agüero, Córdoba, 17-11-18.

54Estos nueve puntos fueron los que finalmente se plasmaron en la Resolución del Congreso que reproducimos más adelante.

55 “SITRAC-SITRAM. En el Plenario de agosto: una línea de clase”, Evita, N° 9, 10-1971, PB Córdoba, p. 11.

56“Proyecto de Declaración de los sindicatos y agrupaciones: Federación Gráfica Bonaerense, Sindicato de Empleados de Farmacia…”, Archivo SITRAC/Subarchivo N°7/Ficha 04a.

57En su intervención en el Congreso, el propio Di Pascuale "manifestó que el objetivo en el plenario no era discutir su peronismo. Que no venía a convencer ni ser convencido, sino que venía a estructurar el mecanismo apto para enfrentar a la dictadura y el imperialismo. Que, por otra parte, su tesitura no podía ser confundida con la de otros sectores del peronismo, puesto que la suya había sido siempre: ni golpe ni elección, revolución". “El sindicalismo de la liberación. Primer Congreso de Obreros Revolucionarios”, Nuevo Hombre, N° 8, 8-9-1971, p. 11.

58Ni los documentos presentados por el sector peronista ni las crónicas del encuentro dan asidero a la afirmación realizada por Pasado y Presente acerca de que el rechazo a la salida electoral fue un tema que diferenció a los grupos marxistas y peronistas (en Schmucler, Malecki y Gordillo, 2014, p. 189).

59 “De SITRAC-SITRAM a la Tendencia Nacional Clasista. El Poder Obrero”, Nuevo Hombre, N° 10, 22-9-1971, p. 3.

60Ver en “Proyecto de Declaración para el Congreso de Sindicatos Combativos, Agrupaciones Clasistas y Obreros Revolucionarios”, SITRAC-SITRAM, Archivo SITRAC/Subarchivo N°7/Ficha 04a.

61En Schmucler, Malecki y Gordillo (2014, pp. 188-189).

62“Un Congreso histórico”, Nueva Hora, N° 75, 9-1971, p. 5.

63En González (2006, p. 515).

64 “Congreso clasista: fracaso en sus objetivos…”, Política Obrera, Nº 96, 7-9-1971, p. 9.

65En cuanto a las resoluciones del Congreso, Brennan comete una equivocación significativa al sostener que este “terminó con la aprobación del programa clasista que había sido presentado y rechazado en el congreso obrero previo de marzo”, además de confundir la fecha del Plenario de Gremios Combativos, que fue en mayo, y errar también en la afirmación de que allí se rechazó el Programa de SITRAC-SITRAM (Brennan, 1996, p. 248).

66El texto puede verse en “Plan de lucha aprobado en el plenario convocado por SITRAC-SITRAM el día 28 de agosto de 1971”, Archivo SITRAC/Subarchivo N°7/Ficha 04a. Y fue reproducido también en: Nuevo Hombre, Nº 8, 8-9-1971, p. 11. América Latina, Nº 13, 9-1971, p. 0. Nueva Hora, Nº 75, 9-1971, p. 5. La Verdad, Nº 279 (Extra), 1-9-1971, s/p.

67“Balance del Congreso del 28 de agosto”, Archivo SITRAC/Subarchivo N°7/Ficha 06b.

68Ibídem.

69Ver “Cumplimiento de Jornada Nacional de Lucha del día 22 de septiembre”, “Balance del Congreso del 28 de agosto”, Archivo SITRAC/Subarchivo N°7/Ficha 06b. “Intersindicales”, DIL, N° 139, 9-1971, p. 66. “Fugaz copamiento de un establecimiento fabril”, Los Principios, 23-9-1971, p. 9. “Hacia un movimiento obrero clasista”, América Latina, N° 14, 11-1971, pp. 6-7. “La reunión del 25”, Nueva Hora, Nº 77, 10-1971, p. 5. “Córdoba” y “Hacia el Congreso…”, No Transar, Nº 104, 19-1970, pp. 3 y 6. “22/9: La vanguardia obrera clasista en la calle”, Agrupación 14 de Enero Fiat, 21-9-1971. “El 22 jornada de lucha”, PB Córdoba, circa 22-9-1971. Schmucler, Malecki y Gordillo (2014, p. 189). “Resolución de la Asamblea General Extraordinaria del día 22 de septiembre en el Sindicato de Obreros y Empleados Petroquímicos Unidos de San Lorenzo (SOEPU)”, Archivo SITRAC/Subarchivo N°13/Ficha 13. “Declaración en apoyo a SITRAC-SITRAM”, La Verdad, Nº 282, 22-9-1971.

70Ver “Resolución del plenario de sindicatos combativos, agrupaciones clasistas y obreros revolucionarios realizado el 25 de septiembre de 1971”, Archivo SITRAC/Subarchivo N°1/Ficha 02 y en Evita, N° 9, 10-1971, PB Córdoba, p. 15. “Segundo Congreso de Sindicatos Combativos, Agrupaciones Clasistas y Obreros Revolucionarios”, Archivo SITRAC/ Subarchivo N°7/Ficha 06b. “La reunión del 25 de septiembre, América Latina, N° 14, 11-1971, pp. 7-8. “La reunión del 25”, Nueva Hora, Nº 77, 10-1971, p. 5.“Hacia el Frente Sindical Clasista Revolucionario”, Nueva Hora, Nº 78, 10-1971, pp. 1 y 9. “Hacia el Congreso del 13 de noviembre en Córdoba”, No Transar, Nº 104, 10-1971, pp. 6-7.“Segunda reunión nacional clasista” (González, 2006, pp. 521-523). “Declaración en apoyo a SITRAC-SITRAM”, La Verdad, Nº 282, 22-9-1971. “Sobre el Plenario del 25 en SITRAC-SITRAM”, minuta interna PRT-LV, 9-1971, en Fundación Pluma. “Congreso Obrero: Propuesta para el 25”, Acción Comunista-LEARM (Manifiesto Obrero)-Acción Proletaria-Espartaco, 19-9-1971.

71“La reunión del 25 de septiembre, América Latina, N° 14, 11-1971, p. 8. También el PRT-LV destacó “el clima de total democracia obrera, la ausencia de ataques sectarios y calumniosos, y el carácter constructivo y responsable de casi todas las intervenciones” (en González, 2006, p. 522).

72“Resolución del plenario de sindicatos combativos, agrupaciones clasistas y obreros revolucionarios realizado el 25 de septiembre de 1971”, Archivo SITRAC/Subarchivo N°1/Ficha 02. La intervención de Pedro Milesi, en calidad de miembro de la Presidencia del Congreso y participante directo en el 17 de octubre de 1945, fue uno de los elementos que permitió superar el conflicto. Esto motivaría más tarde un escrito de Milesi dirigido a la militancia del PB, que puede verse en “Carta del viejo Pedro a las bases peronistas”, 30-11-1971, Suplemento de Posición, Nº 13, 4-1974.

73Dirigente del PRT-ERP, el 17 de septiembre Pujals había sido detenido por la policía y entregado al Ejército, que lo mantuvo en la ilegalidad, lo torturó y finalmente lo asesinó. Ver “Luis Pujals”, Estrella Roja, Nº 7, 10-1971, p. 10. “Pujals, Luis Enrique” (en Tarcus, 2007, pp. 535-537).

74“Segundo Congreso de Sindicatos Combativos, Agrupaciones Clasistas y Obreros Revolucionarios”, Archivo SITRAC/ Subarchivo N°7/Ficha 06b.

75“Resolución del plenario de sindicatos combativos, agrupaciones clasistas y obreros revolucionarios realizado el 25 de septiembre de 1971”, Archivo SITRAC/Subarchivo N°1/Ficha 02.

76En Schmucler, Malecki y Gordillo (2014, p. 187).

Recibido: 24 de Mayo de 2021; Aprobado: 29 de Julio de 2021; : 01 de Septiembre de 2022

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