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Olivar
versión On-line ISSN 1852-4478
Olivar vol.13 no.18 La Plata dic. 2012
LA LÍRICA EN LA EDAD MEDIA Y EL SIGLO DE ORO
La adivinanza (mexicana). Forma y función a partir de su estructura
MarÃa Teresa Miaja de la Peña
Facultad de FilosofÃa y Letras. Universidad Nacional Autónoma de México
Resumen
La adivinanza, forma lÃrica de comunicación, del arte de saber y entretener, destaca como un juego mental y verbal que ha perdurado durante años uniendo a la poesÃa con el ingenio. Su forma tradicional se basa en versos de arte menor, cuartetas octosilábicas, de rima asonante o consonante cruzada, y el uso del sÃmil, la metáfora, la metonimia, la alegorÃa, la dilogÃa, la analogÃa, y el desglose lingüÃstico. Como forma, no se apega a los cánones sino que se trata de un género libre, que crea sus propias reglas. Como el refrán, pertenecen al conjunto de rimas, o textos que no se cantaban, sino que se decÃan. Sus caracterÃsticas son: la brevedad, la autonomÃa, la rima, las aliteraciones y los paralelismos. Su estructuración tiene dos vÃas: la sintáctica y la retórica: ambas están envueltas en el ropaje de la semántica y convierten a las adivinanzas en un juego del lenguaje, una lección o castigo, un enigma y un auténtico deleite de la tradición lÃrica.
Palabras clave: Adivinanza; LÃrica tradicional; Arte menor; Refranes.
Abstract
The riddle is a lyric genre which belongs to the art of knowledge and entertaining. It stands out as a verbal and mental challenge that has lasted for years. Its traditional form is an octosyllabic quatrain, with assonance or crossed consonant rhyme. The use of simile, metaphor, metonymy, allegory, analogy, and the linguistic breakdown is frequent in this kind of poetry. Its structure is not attached to the canons; on the contrary, itâs a free genre that creates its own rules. Like the proverb, it belongs to the group of recited texts. Its characteristics are: brevity, autonomy, rhyme, alliteration and parallelism. Its structure is based on syntax and rhetoric which transforms riddles into word games, a lesson or a punishment, an enigma and a true delight of traditional lyrics.
Keywords: Riddle; Traditional lyric; Minor art; Sayings.
A Margit Frenk, Mercedes DÃaz Roig y Ana Pelegrin
quienes supieron gozar plenamente de este maravilloso género lÃrico infantil
y que generosamente lo compartieron conmigo.
A Pedro Cerrillo, por haber sido el impulsor de este
mi segundo destino académico.
La adivinanza, añeja en sus orÃgenes, por su estructura y función se ha ido adaptando a través de los siglos a las distintas circunstancias culturales, sociales e históricas, generando nuevas versiones de una tradición tan arraigada en el sentir popular como lo es esta forma lÃrica de comunicación del arte de saber y entretener, a través de hacer poesÃa. Ingenio y poesÃa unidos en un juego mental y verbal que ha perdurado durante todos estos años haciendo las delicias de niños y adultos.
Esta es una forma poética que suele basarse para su construcción en elementos de la lÃrica tradicional como son los versos de arte menor, las cuartetas octosilábicas, de rima asonante o consonante cruzada, el uso de la forma paralelÃstica,1 del sÃmil, la metáfora, la metonimia, la alegorÃa, la dilogÃa, la analogÃa, y el desglose lingüÃstico, entre muchos otros.
Por lo tanto, como bien afirma Genette, no tiene por qué apegarse a los cánones sino a âla no convencionalidad de los géneros, que tienen fundamento natural porque âel discurso literario se produce y desarrolla según estructuras que ni siquiera puede trasgredir por la sencilla razón de que las encuentra en el campo de su lenguaje y de su escrituraââ
(Todorov, 15). Género libre, que crea sus propias reglas, por ser ââ¦realmente parte de esa poesÃa infantil [que] es placer del ritmo y de la rima, sonido, aliteraciones, disparate, repeticiones caprichosas y sugeridoras en su arbitrariedad, gozo de decirâ (López Tamés, 20) y, por pertenecer a ese otro género, el desdeñado, el descastado; reconocido y resaltado por Lewis Carroll, su paladÃn, el de los âriddlesâ y del ânon senseâ en lengua inglesa, y por Alfonso Reyes con sus âjitanjáforasâ2. Género, entre otros âmenoresâ que revalora Margit Frenk en el Prólogo a su Nuevo Corpus de la antigua lÃrica popular hispánica (siglos xv a xvii) cuando comenta que decidió incorporar âmuchas rimas o canciones registradas en los refranerosâ al comprobar que en ellos habÃa un âcierto número de composicio- nes de seis o más versos, a menudo pareados, de métrica irregular, que por su misma extensión no pueden considerarse refranesâ, de acuerdo a las definiciones clásicas de ârefránâ, y añade: ââ¦composiciones de este tipo formaban sin duda parte del folclor poético español de aquel tiem- po, y me parece que tienen interés especial. Pertenecen probablemente al conjunto de rimas, o textos que no se cantaban, sino se decÃan, como las adivinanzas, las rimas infantiles, las coplas geográficas, meteorológicas, agrÃcolas y, en general, la mayorÃa de las coplas refranescasâ (p. 20). Para la estudiosa existe una estrecha relación entre este tipo de composiciones y el cancionero antiguo, propiciada por âvarios elementos poéticosâ, tales como la brevedad, la autonomÃa, la rima, las aliteraciones y los paralelismos, entre otros. Además, afirma que consta que algunas se cantaban y muchas tienen lo que ella llama âaire de canciónâ, por su estructura métrica, por sus aliteraciones, o âpor un ritmo marcado, que alguna vez les confiere un tono de rima infantilâ. Cantadas o âentre dichasâ, como las califica Ãngel Gómez Moreno (2007,181), estos géneros lÃricos forman parte del acervo cancioneril de tradición popular en tanto comparten muchos de sus elementos esenciales.
En el caso particular de la adivinanza mexicana podemos apreciar que comparte las caracterÃsticas propias de su género con el resto de las que existen en otras tradiciones en el mundo y, muy en particular con las hispanas, en especial en lo que se refiere a su estructura, y presentan mayor originalidad en su temática. Esto se debe a la conjunción de las adivinanzas peninsulares en su forma de âque cosa y cosaâ o âque si cosaâ que se asoció a la de los sa: sa: ne: hli o zazamiles, de origen indÃgena,3 que significa âretar a alguien con adivinanzasâ (de la tradición náhuatl, huave, tzeltal, huichol, maya, etc.), conformando una veta mexicana.
En cuanto a la estructura de la adivinanza, asunto que ahora nos ocupa, apreciamos tres niveles: el externo, el interno (elementos orienta- dores y elementos desorientadores) y la poética (tropos y figuras retóricas). Veamos cada una de ellas.
1. Primera estructura: externa
La adivinanza tiene una estructura externa aparentemente sencilla y casi siempre igual, la cual se conforma de tres partes: una fórmula introductoria, un cuerpo central, que contiene el reto enigmático a dilucidar y una fórmula de cierre. Estructura que funciona como una primera forma de construcción del género.
Ambas fórmulas de apertura y clausura conllevan una función colateral en tanto corresponden a esquemas preestablecidos cuya único propósito consiste en enmarcar el cuerpo central, de ahà que puedan tener múltiples variantes expresivas: pueden moverse fácilmente entre diversas adivinanzas; puede no aparecer una de ellas o ambas, sin que esto afecte al sentido de la adivinanza, en tanto no interfieran en su contenido; y su tono puede ser jocoso, burlesco, descalificador, optimista, orientador o desorientador. Al respecto, resulta interesante observar que la segunda fórmula, la del cierre, aparece más frecuentemente que la primera, como si la amenaza del castigo o la promesa del premio sirviera de mayor acicate en esa posición. Estas pueden implicar: facilidad, dificultad, ánimo, burla, reto o, recompensa (cf. Anexo).
El texto central â"sin duda indispensableâ" es el que contiene propiamente la adivinanza, en tanto se constituye como la parte medular del mensaje lúdicoâ" enigmático, le da sentido y razón de ser, el cual suele formularse en verso. De ahà que, como bien ha afirmado Pedro Cerrillo, la adivinanza sea considerada como âun tipo de composición lÃrica popular y tradicional que contiene en su breve enunciado, más o menos explÃcitamente, aspectos, cualidades, conjeturas o imágenes de algo que no se dice abiertamente y que debe ser descubiertoâ (Cerrillo, 27).
2. Segunda estructura: la interna (elementos orientadores-elementos desorientadores)
Aparte de la estructura visible y obvia de la adivinanza, existe otra que tiene que ver precisamente con la construcción interna, y â"me atrevo a decirâ" intrÃnseca del género. La adivinanza, tras esa coraza estructural, tradicional y más o menos técnica, puede reconocerse en otra, una que tiene que ver más con su forma de construirse, de estructurarse, como bien señala Pedro Cerrillo en la cita anterior, a través de âaspectos, cualidades, conjeturas, o imágenesâ, que orientan hacia el encuentro de una respuesta, una solución, un descubrimiento que, auténticamente, revele el enigma propuesto, en el que se esconde el objeto a descubrir.
De ahà que, independientemente de la estructura externa antes descrita, ahora busque acercarme al género adivinancÃstico desde una perspectiva de construcción del mismo y, sobre todo, desde lo que he venido observando de éste a través del análisis de innumerables ejemplos. Una caracterÃstica inherente a la adivinanzas es la de la presencia de elementos orientadores y/o elementos desorientadores, que son los que propician el juego lingüÃstico del reto. Los primeros se construyen mediante el aprovechamiento de recursos como el desglose, la descripción, la inclusión, la descomposición, la repetición, la alusión a referentes nominales (sujetos anónimos, acrósticos, etcétera) y referentes espaciales; los segundos, a través del desvÃo.
Este primer paradigma se basa en elementos léxicos y sintácticos, los cuales apelan, a través de su enunciación en la adivinanza, a darle vida, sentido y significado a un objeto determinado, en forma de referentes ocultos en el tejido poético de la adivinanza, los cuales aguardan, solapados en la (s) palabra (s), el momento mágico que les permita pasar de ser objetos desconocidos, sujetos anónimos, mensajes acrósticos, referentes elididos, ocultos, enigmáticos, a convertirse en algo real, concreto y casi tangible, gracias al afortunado hallazgo de su nombre, no como referente, sino como creación, o recreación del mismo.
Como parte de este proceso, he observado que en las adivinanzas mexicanas se recurre ampliamente más al desglose semántico en múltiples y diversas formas (algo muy propio de nuestro uso lingüÃstico); entre otras formas, se encuentra, por ejemplo, la presencia de los diminutivos. De hecho, en las adivinanzas encontramos múltiples ejemplos, tales como âChiquito, redondo, / barrilito sin fondoâ, o âUn viejito muy arrugadito, / con su tranca en su culitoâ¦â, entre otros muchos más. De ahà que en ocasiones una letra, un nombre, una palabra o varias, contienen la respuesta escondida dentro del mismo texto, muchas veces completa; otras, fragmentada o distanciada, como recurso que funge a veces como elemento orientador y en otras como desorientador, pero que propicia a la vez que se exprese el mensaje; en él se construye la pista mediante una clave semántica que, para el âbuen entendedorâ, será el camino señalado que lo llevará hacia la respuesta afortunada, siempre apelando a su memoria acústica, sensorial y, por supuesto, a su ingenio y a su sagacidad.
El primer recurso y quizá el más frecuente, es el de descomposición, el cual consiste en la fragmentación o el desglose de la respuesta a lo largo del cuerpo central de la adivinanza, construyendo asà una especie de etimologÃa popular y creando con ello un cambio semántico pertinente para el juego. Este recurso aparece generalmente en ejemplos relacionados con comidas y bebidas, y asociado a verbos que connotan movimiento, como âpasarâ, âvenirâ, âentrarâ, âsalirâ, es decir, verbos que marcan transitoriedad, como indicio de algo que es dinámico:
Agua pasa por mi casa,
cate de mi corazón.El aguacate
En casa de Chi
mataron a Ri,
vino Mo
y dijo Ya.La chirimoya
Jito pasó por mi casa,
Mate le dio la razón.El jitomate
Agua, pero no de rÃo,
diente, pero no de gente.El aguardiente
Bizco, pero no de ojo
ocho, pero no de chochar.El bizcocho
Choco me llamo de nombre,
late de mi corazón,
el que no sepa mi nombre
será un burro cabezón.El chocolate
Nopa
porque se enoja Lito.El nopalito
Un hombre vino a este campo
de camisa y pantalón,primero hay que decirle algo
y después decirle don.El algodón
De manera semejante, se estructuran las adivinanzas que recurren al recurso de la inclusión, en el cual la respuesta completa aparece en el contexto pero en forma velada, para que el escucha la descubra por su capacidad auditiva:
Te la digo y no me entiendes,
te la vuelvo a repetir.
La tela
Duras si,
duras no. ¿Qué es?
El durazno
¿Ya ves cuán claro es?
Adivina lo que es.
Las llaves
Si ya sabes
¿para qué preguntas?
La silla
Tú allá,
yo acá.
La toalla
AdivÃname esa.
La mesa
Pita aquà y pita allá.
La pitahaya
Oro no es
plata no es,
adivina lo que es.
El plátano
De oro no es,
de plata no es,
abre la cajita
y sabrás lo que es.
La nuez
Por un ancho camino
va caminando un animal ¿qué es?
La vaca
Si el enamorado es correspondido
Sabrá el nombre de la dama
y el color de su vestido.
Elena Morado
La descripción como recurso de construcción de la adivinanza es quizá el más obvio de todos; sin embargo, presenta también un riesgo porque muchos referentes pueden ser descritos en forma semejante, lo que propicia que una misma adivinanza pueda tener varias respuestas posibles (la calle, el camino)4. Esto sucede principalmente en las adivinanzas que tienen que ver con plantas y frutos:
Blanca por dentro
verde por fuera.
Si quieres que te lo diga
espera.La pera
Blanco fue mi nacimiento,
Después de verde vestÃ
Y ahora que estoy de luto
Hacen apreció de mÃ.La aceituna
Blanco salà de mi casa
en el campo me enverdecÃ,espero ponerme blanco
para regresar como salÃ.El maÃz
Negro fue mi nacimiento,
verde mi crecer,
y en una sábana blanca
me envuelven para morir.El cigarro
Verde por dentro
negro por fuera
y con un hueso de aguacate adentro.El aguacate
La repetición como recurso suele ser común en las adivinanzas pues propicia el juego auditivo y provoca con él la confusión del escucha. En ocasiones sirve para negar o suprimir, en otras para reforzar el mensaje y, siempre como parte de la cantinela que provoca la risa y la burla:
¡Epa, epa!
me llevan al trote,
y en cada esquina
me dan un azote.El epazote
En agua puse mi nombre,
en agua se me borró,
para que cate no sepa
cómo es que me llamo yo.El aguacate
Mariquita toca la puerta
el perrito dice gua gua
y la cocinera dice ya va.La guayaba
Estuvo aquÃ,
estuvo allá.El tubo
No es, no es,
pero sà es.La nuez
O la encuentras en el mar,
o la digo y no la entiendes,
o la vas a adivinar.La ola
Otro de los recursos es el de la apelación a referentes. Entre ellos el más común en las adivinanzas es el relacionado con las letras, reto que implica en ocasiones un proceso de visualización mental de la palabra para ubicar su colocación y con ello encontrar la respuesta. Las introducciones más frecuentes suelen ser âen medio deâ., âestoy enâ¦, pero no enâ¦â. En ocasiones se hace incluso mención al hecho de que aparece en mayúscula o en minúscula o a la forma de la grafÃa:
En medio del mar estoy
y sin mà no hay bonanza,
soy primera en el amor
y final de la esperanza.La letra a
En medio de cielo estoy
sin ser lucero ni estrella.La letra e
En un momento dos veces
en un minuto una vez
y en cien años no se ve.La letra m
Por último, tenemos el desvÃo como recurso desorientador, el cual puede presentarse en la adivinanza a manera de ingeniosas trampas y argucias léxicas, retóricas (por dilogÃa o equÃvoco) o de sentido pretenden confundir o desviar al receptor para que se pierda en el camino y no encuentre la respuesta adecuada, ya sea porque a veces ésta es una broma o porque no implica una respuesta lógica pertinente.
Esto sucede, por ejemplo, en el caso de la siguiente adivinanza: âLana sube, lana baja, ¿qué es?â La respuesta adecuada debe ser âla navajaâ, en la que el sentido está desglosado dentro del texto, una de las formas de construcción con elementos orientadores más común. Sin embargo, otra respuesta puede ser âun borrego en un elevadorâ, la cual también serÃa válida como sÃmil. El emisor juega con ambas para burlar al receptor y, por supuesto, elige como correcta la contraria de la que se le da por repuesta para ridiculizarlo. Otro ejemplo de este tipo lo tenemos en: ¿Qué hay [ves] detrás de la estrella?, cuya respuesta es: âel Sheriffâ.
Asimismo, es común en aquellas adivinanzas que provocan ârespuestas equÃvocasâ, por dirigir la imaginación del escucha hacÃa situaciones escatológicas o de âdoble sentidoâ, gracias a la descripción de un objeto, un alimento (en especial un fruto) o, una acción determinada, en forma ambigua con lo que se evoca más a cuestiones sexuales que al simple asunto aludido. Un ejemplo inocente es el siguiente:
Fui al mercado
compré un monito,
llegué a la casa
le bajé los calzoncitos.El plátano
En la mano de las damas
A veces estoy metido,
Unas veces estirado
y otras veces encogido.El abanico
En los casos anteriores hemos visto cómo la estructura de la adivinanza puede tener injerencia en su composición tanto en el aspecto semántico, como en el gramatical y en el fónico, y con ello lograr un juego orientador y/o desorientador.
3. Tercera estructura: la poética (tropos y figuras retóricas)
Es importante ahora señalar la tercera forma de ordenar las adivinanzas: la que afecta su estructura, sin duda, semántica, pero en otro nivel, uno más propio de la poesÃa, ya que se construye a través del aprovechamiento de los tropos y/o figuras retóricas, de las que nuestra tradición lÃrica ha abrevado desde siempre: la metáfora (la nuez), la metonimia, el sÃmil (el candado),5 la hipérbole (la bacinica),6 la alegorÃa, la dilogÃa o equÃvoco (la pera, la tela), la analogÃa, la onomatopeya (la guayaba), el palÃndroma, la imagen, el acróstico (invertido-la chirimoya), la anáfora (la pitaya),7 el calambur (la tela, el té), la paradoja (la calle, el camino)8 y, muchos más, los cuales asimismo, fungen como puntal de los elementos orientadores o desorientadores en el cuerpo de la adivinanza, en un nivel más elaborado que, por supuesto, exige del receptor una mayor participación e imaginación.
Por último, quiero destacar otro aspecto presente en este género, el de la versificación, en tanto que las adivinanzas suelen abrevar para su construcción de recursos propios de la poesÃa tradicional popular, como son los versos de arte menor y las cuartetas octosilábicas; muchas de ellas de rima asonante, con lo que frecuentemente se acercan a la copla, en cuanto a estructura estrófica:
Habla y no tiene boca
oye y no tiene oÃdo.
Es chiquito y mete ruido
muchas veces se equivoca.El teléfono
o de consonante cruzada:
Por fuera soy espinoso
tengo dentro una pepita
para ponerme sabroso
me cuecen en una ollita.El chayote
y con mucha frecuencia en el uso de la forma paralelÃstica:
Para bailar me ponen la capa
para bailar me la han de quitar,
sin la capa bailar no podrÃa
con la capa no puedo bailar.El trompo
Quien me hace, no me goza
quien me goza, no me vey el que me ve se horroriza
adivinen quién seré.La caja de muerto
Hemos podido ver a lo largo de este trabajo que la adivinanza tiene tres modelos de estructura, uno relacionado con la forma externa y dos con el cuerpo central, el del contenido. En el primero, observamos una construcción tripartita que consiste en dos fórmulas enmarcadoras, una de apertura y otra de cierre, entre las que aparece el cuerpo central de la adivinanza. En los distintos modelos, se concentra el mensaje, generalmente en verso, el cual a su vez tiene dos vÃas de estructuración. La primera sintáctica y la segunda retórica; ambas, envueltas en el ropaje de la semántica, lo que contribuye para que la adivinanza se convierta en un poema, una copla, un reto, un juego del lenguaje, una lección o castigo, un enigma, o un auténtico deleite de nuestra tradición lÃrica.
Notas
1 "Habla sin boca, / corre sin pies, / vuela sin alas, / ¿qué puede ser?" (La carta).
2 "Barbaraza barbaraza / llena de barbaración / tiene concha de calabaza y uñas como de león", que en nuestro corpus se acerca a "Calabaza pomponaza / llena de pom- ponancieros / con tripas de calabazas / y manos de caballeros". (El armadillo), misma que presenta las siguientes variantes: "Calabaza pomponaza / llena de pomponazan, / por dentro uñas de gata /y por fuera uñas de león". (Biznaga, la); "Calabaza barboraza/ llena de conservación / tiene las patas de león /y el casco de calabaza" (Tortuga, la).
3 Según los estudios hechos por Jonathan D. Amith, Gisela Beutler, Vicente T. Mendoza y Virginia R.R. de Mendoza, María Gabriela González Gutiérrez, Rosa María Farfán y Mario Calderón, y José Antonio Farfán, entre otros. Algo semejante ocurre en la zona andina de Perú y Bolivia con las imasmari quechuas: ¿Imasmari, imasmari, que será que’será? y con las hamusiñas de los aymaras: ¿Cunasa, cunasa...? ¿qué es, qué es...?
4 "Todos andan sobre mí, / yo no ando sobre nadie. / Todos preguntan por mí, / yo no pregunto por nadie".
5 "Chiquito como un ratón / cuida la casa como un león".
6 "Chiquito como un gallo / aguanta más que un caballo".
7 Como enalepsis, con repetición inicial.
8 "Todos andan por mí, / yo no ando sobre nadie, / todos preguntan por mí, /yo no pregunto por nadie".
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