SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.25 número1Vínculos posibles entre la literatura para las infancias, el mercado editorial y la escuela. El caso de Juana Azurduy, desde tres propuestas editoriales distintas índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Cuadernos del CILHA

versión On-line ISSN 1852-9615

Cuad. CILHA vol.25 no.1 Mendoza abr. 2024  Epub 23-Abr-2024

http://dx.doi.org/10.48162/rev.34.075 

Artículos

Huellas deshumanizadas: ser migrante en Chile. Una mirada comparatista e interdisciplinaria desde los estudios del “Capitalismo Gore

Dehumanized traces: Being a migrant in Chile. A comparatist and interdisciplinary look from the studies of “Gore Capitalism”

Romina Marquez Duarte1 
http://orcid.org/0009-0009-5280-6579

1Universidad de Playa Ancha. Chile. rmarquez@alumnos.upla.cl

Resumen:

Este estudio aborda la identidad migrante desde la interdisciplinareidad. Los estudios antropológicos, de políticas migratorias, derechos del sujeto migrante y las obras sociológicas bajo el espectro del Capitalismo Gore, de la mexicana Sayak Valencia, cobran importancia para los propósitos de esta investigación. En este sentido, se realiza una lectura comparativa entre Ciudad Berraca, de Rodrigo Ramos Bañados (2018) y el documental Una esperanza sin fronteras, del Arzobispado de Santiago de Chile (2022), proponiéndolos como dispositivos de denuncia contra las prácticas de un capitalismo devenido en gore. En este contexto, el sujeto migrante es presentado como una entidad desarraigada y cosificada, como una vida despojada de su humanidad, reducida a un objeto desechable en un sistema capitalista violento. Este análisis revela cómo la migración, en el marco de las dinámicas globales y transnacionales, desafía las concepciones tradicionales de frontera y culturalismo, destacando las vulnerabilidades y riesgos a lo largo del ciclo migratorio, mediante la critica a las estructuras de poder que perpetúan la deshumanización y explotación de los migrantes, iluminando las complejidades de su experiencia en la era de la globalización.

Palabras clave: Identidad; migración; necropolítica; capitalismo gore; violencia.

Abstract:

This interdisciplinary study addresses migrant identity from interdisciplinarity, such as anthropology, studies of migration policies, rights of the migrant subject and sociology under the spectrum of “Gore Capitalism” by the Mexican Sayak Valencia. In this sense, a comparative reading is carried out between “Ciudad Berraca” by Rodrigo Ramos Bañados and the documentary “A hope without borders” by the Archbishopric of Santiago de Chile, proposing them as devices to denounce the practices of a capitalism that has become gore. In this context, the migrant subject is presented as a rootless and reified entity, a life stripped of its humanity, reduced to a disposable object in a violent capitalist system. This analysis reveals how migration, within the framework of global and transnational dynamics, challenges traditional conceptions of borders and culturalism, highlighting vulnerabilities and risks throughout the migration cycle. The study critiques the power structures that perpetuate the dehumanization and exploitation of migrants, illuminating the complexities of their experience in the era of globalization.

Keywords: Identity; migrant; necropolitics; gore capitalism; violence

Introducción

El fenómeno de la migración se encuentra profundamente enraizado en la historia y en la evolución social de la región latinoamericana. Este representa una realidad compleja y multifacética, que varía significativamente de un país a otro.

En este sentido, los estudios han mostrado que los movimientos migratorios en la región han estado influenciados por una variedad de factores: desigualdades económicas, conflictos políticos, violencia y la búsqueda de mejores oportunidades de vida. Estos factores conforman la agenda permanente de los distintos gobiernos, de las políticas de Estado y del quehacer de las organizaciones nacionales e internacionales, tal como señala Ángela Iranzo (2022):

La migración es un tema político que en el siglo XXI está claramente incorporado en las agendas de gobiernos nacionales, organizaciones internacionales (OI), ONG y espacios de producción científica. Migrar, moverse de un lugar a otro, es una práctica que revela complejas asimetrías de poder (pp. 1-3).

Siguiendo esta propuesta de enfoque interdisciplinario, Alejandro Canales y Martha Rojas Wiesner en Panorama de la migración internacional en México y Centroamérica (2018) mencionan que el fenómeno migratorio en América Latina ha experimentado una transformación significativa bajo la influencia de la globalización (Canales Cerón y Rojas Wiesner, pp. 6-9 y p. 62). En esta línea, la migración en la era actual se desarrolla en el marco de una sociedad global y postmoderna, caracterizada por fronteras nacionales que se vuelven cada vez más permeables y complejas de gestionar. Este cambio ha facilitado la formación de identidades migrantes, las que, a su vez, conforman comunidades transnacionales, desafiando las concepciones tradicionales del Estado-Nación y sus fronteras fijas. Ante esta nueva realidad, se hace imperativo adoptar un enfoque holístico en el estudio de la migración, un enfoque que no solo se centre en los desplazamientos físicos de individuos, sino que también abarque las intrincadas redes sociales y culturales que se extienden y operan más allá de las limitaciones geográficas. Este enfoque integral es esencial para comprender plenamente las dinámicas y las implicaciones de la migración en el contexto latinoamericano actual, marcado por una creciente interconexión global.

México es uno de los países emblemáticos si hablamos de migración. En este sentido, la frontera con Estados Unidos ha sido un punto focal en el estudio de la migración. Garduño (2004) en Antropologia transnacional señala cómo los procesos transnacionales han desafiado las bases de la antropología tradicional, dando paso a la antropología transnacional o transnacionalista (Graduño, pp. 67-70). Esta perspectiva es esencial para entender la frontera México-Estados Unidos como un campo social global, que rebasa la idea de las fronteras como meras delimitaciones geográficas. La migración en esta región no solo implica el cruce físico de una frontera, sino también la negociación de identidades culturales y sociales en un contexto de globalización y cambio constante.

Colombia no se escapa de esta realidad. El estudio de la migración en aquel país, y su impacto en otros países, como Argentina, revela aspectos multifacéticos de este fenómeno. Una investigación reciente de José Manuel Durán (2021), “Estudio Sociológico de las Percepciones sobre Inmigración: El Caso de los Colombianos y Venezolanos en Argentina”, afirma que en Argentina, por ejemplo, los inmigrantes representaban casi el 5 % de la población en 2019, con una presencia notable de colombianos y venezolanos (Durán, p. 7).

Asimismo, Chile se ha constituido en uno de los países receptores de migrantes más concurridos. En este sentido, los últimos años el fenómeno se ha mantenido como un tema de mucho interés en nuestro país, sobre todo por la paupérrima evaluación popular que han tenido los gobiernos de paso, desde el primer mandato de la ex-presidenta Michelle Bachelet, hasta hoy, respecto a las políticas públicas que conciernen al fenómeno migratorio.

Según el INE (Instituto Nacional de Estadísticas), “[Hasta el] 31 de diciembre de 2021, la mayoría de las y los migrantes internacionales que viven en el país provienen de Venezuela, Perú, Haití, Colombia y Bolivia” (s. p., 2022). Según el estudio estadístico realizado por el Instituto, de la mano del Servicio Nacional de Migraciones (SERMIG), la Policía de Investigaciones (PDI), el Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREL) y el Servicio de Registro Civil e Identificación (SRCeI), en Chile, el 7,5 % de la población total corresponde a personas migrantes, es decir, un total de 1 482 390 personas1. De este porcentaje, el 11,7 % pertenece a migrantes colombianos. Es importante mencionar que, en los datos porcentuales referidos, no se incluyen a los migrantes que han entrado al país por pasos no habilitados. Esto lo confirma el director del SERMIG, Luis Eduardo Thayer: “[…] estas son cifras basadas en trámites migratorios iniciados, por lo que principalmente incluyen personas en situación regular o que han estado regulares”, y agrega que, “en la próxima estimación vamos a incorporar el dato de la irregularidad en la fórmula. Nos parece importante visibilizar esta realidad, que tanto desde el punto de vista estadístico como de política pública es muy desafiante” (s. p., INE). Estas declaraciones cobran mucha relevancia, cada vez que se afirma la no consideración de los flujos migratorios irregulares en los estudios y las estadísticas anteriores (hasta el año 2021), se ratifica la crítica popular acerca de la escaza preocupación por las políticas públicas en todos los niveles de Gobierno, tanto estatal, como regional.

Sin embargo, tanto las ramas del saber, de la investigación, como de las artes, sí han estado al pendiente del fenómeno en el país. Temáticas/ problemáticas como el racismo, la xenofobia, la formación de la identidad migrante, la violencia, la muerte, son solo algunos de los argumentos presentes, tanto en la producción de conocimiento científico, informativo, como ficcional; todas estas áreas lo hacen desde una mirada contemporánea, ya que su foco de estudio es el sujeto migrante, quien transita en una geografía atravesada por el fenómeno migratorio forzado, como producto de la globalización.

Tal es el caso del presente artículo, el que, mediante la metodología del diálogo interdisciplinario entre la literatura con su producción ficcional y el reportaje documental, como herramienta informativa, busca aportar en el análisis del fenómeno migratorio en zonas fronterizas chilenas, como Antofagasta. Es por eso que, mediante los conceptos de ‘Identidad’ de Stuart Hall, ‘Necropolítica’ de Achille Mbembe, y ‘Violencia’ de Slajov Zizek, bajo los estudios de Capitalismo Gore de Sayak Valencia, este artículo propone una lectura interdisciplinaria de Ciudad Berraca de Rodrigo Ramos Bañados y el documental Una esperanza sin fronteras, realizado por el Arzobispado de Santiago de Chile, como dispositivos de denuncia de las prácticas del Estado chileno globalizado -que ha sido atravesado por prácticas gore-, y que considera a los sujetos migrantes como desarraigados; por lo tanto, como un sujeto desechable, cada vez que no colabora en el crecimiento económico del Estado-Nación.

Llegados a este punto, es pertinente preguntarse por medio de qué prácticas, el capitalismo devenido en gore logra deshumanizar al sujeto migrante. Por lo tanto, el objetivo de este trabajo es descubrirlas y revelarlas.

Los datos estadísticos referidos al comienzo de este artículo muestran una realidad que no está ajena al cambio. No es en vano recalcar que, aquellos datos representan solo una arista de la realidad al no considerar a los inmigrantes que entran por pasos fronterizos no habilitados. De hecho, la coordinadora pastoral social de “CARITAS” del Obispado de Iquique, al ser entrevistada afirmó que a diario entran a Chile entre 300 a 400 personas, de las que el 10 % se queda en la zona norte y el resto migra hacia otras regiones del país (Obispado de Iquique, 2022, Esperanza sin Fronteras).

Poca es la crítica literaria y los estudios que se han realizado, tanto de la obra de Ramos Bañados, como de la temática. La Doctora en Literatura Comparada, Tatiana Calderón Le Joliff, ha enfocado su trabajo, sobre todo, en la identidad del migrante. La reconocida investigadora ha escrito más de una recensión al respecto. Sin ir más lejos, este año impartió una charla TED, junto con la Universidad Adolfo Ibáñez, titulada: El migrante a través del espejo. En esta charla magistral, la autora realiza una exploración a través del tiempo acerca del concepto de migración, cómo las organizaciones buscan comprenderlo, y cómo este funciona de alguna manera como un espejo hacia ellos y la sociedad2. A raíz de sus estudios literarios fronterizos, conjuntamente otros investigadores que forman parte de su red, se creó la página web: Literatura de fronteras (www.literaturadefronteras.cl), que incluye estudios interdisciplinares de distintas ramas de las artes, como de la literatura, además de un cortometraje llamado Fronteras, que aborda y reflexiona acerca de las aristas y problemáticas del fenómeno de la migración e identidades migrantes.

En 2020, Nueva Revista del Pacífico3 -en su versión impresa-, Calderón publica el artículo: “El cuerpo racializado del migrante en La fila india de Antonio Ortuño y Ciudad Berraca de Rodrigo Ramos Bañados. En este texto, bajo el concepto de “corpografía”, Calderón proyecta en el cuerpo racializado, las dinámicas y discursos irregulares del funcionamiento político y social de países como Chile y México, de la mano de la globalización.

Por otro lado, la doctoranda en literatura, Liliana Salinas, en su artículo “Desplazamientos: Los imaginarios de la travesía de Jean en ciudad Berraca y Obama de El Metro”, da cuenta de los procesos de desplazamiento llevados a cabo por el protagonista de Ciudad Berraca, Jean, quien en su trayecto va dejando huellas (de manera discursiva) de su conflictuada identidad, desde el momento que supo que migraría y del miedo que no sabe que tiene hasta que se expone (y en ocasiones, lo exponen) cara a cara a la muerte, en más de una ocasión.

Por último, la Doctora Daiana Nascimento dos Santos (2022), en colaboración con Gonzalo Retamal, en el artículo “Migración en la novela Ciudad Berraca de Rodrigo Ramos Bañados”, ponen el enfoque en los sentires del protagonista, proyectados en sus diversas experiencias. De alguna manera, los autores se plantean en el artículo como una especie de respuesta discursiva a la perorata de poder de la sociedad chilena del momento. Cabe señalar que, el artículo señala que este discurso de poder refleja, figurativamente -como también en la realidad-, la precariedad de la misma sociedad; además de poner sobre discusión a algunas constantes: la discriminación, el clasismo y la vulnerabilidad social.

Más allá del fenómeno… el sujeto

En el primer apartado de este estudio se evidenció mediante un análisis antropológico, sociológico, como de las políticas y derechos migrantes, el avance del fenómeno migratorio durante los últimos años en algunos de los países más afectados. Ahora bien: no es difícil enterarse y entender que las razones más potentes de la migración se relacionan con la búsqueda de mejores condiciones de vida, como también al deseo de escapar de la violencia que se han tomado las calles de sus localidades. Sin embargo, los sujetos migrantes se exponen a grandes peligros en su peregrinaje, como la trata de personas, que en ocasiones resultan ser bandas organizadas dedicadas al narcotráfico, quienes secuestran y torturan, llegando muchas veces a desmembrar y mutilar los cuerpos de sus víctimas, convirtiéndolos en entidades deshumanizadas y desnaturalizadas.

En relación con lo anterior, las políticas migratorias, en -al menos- la última década, han trabajado sistemáticamente en el intento de frenar el flujo migratorio provocado por la globalización, sobre todo, de pasos no habilitados en zonas fronterizas como Antofagasta, específicamente, la provincia de Colchane. En esta línea, es pertinente mencionar a Ángela Iranzo (2022), quien desde una mirada antropológica y desde la geografía política, en su estudio La política del 'tránsito'4migratorio en América Latina, aborda el tema de la migración en América Latina con un enfoque en el fenómeno del tránsito migratorio. Este concepto, relativamente nuevo en la esfera política y académica, se refiere a las personas y estados que actúan como puntos intermedios en la ruta migratoria entre los países de origen y destino (Iranzo, 2022, p. 19). Iranzo destaca que este fenómeno, a menudo interpretado como un problema, revela asimetrías de poder complejas y se relaciona con varios temas críticos como el estadocentrismo, legalismo y sedentarismo.

Sin embargo, como efecto adverso, ha provocado el aumento de la mortalidad de los sujetos migrantes. De esta manera, la globalización se ha agenciado (desde la perspectiva Necropolítica) el poder de decisión sobre la vida y los cuerpos de estos sujetos, al exponerlos a la violencia y a la muerte. Esta es la tesis fundamental del ensayo Necropolítica de Achille Mbembe (2011), quien, en un intento de reflexionar respecto a la jerarquización del valor de la vida humana, asevera que la dominación y soberanía depende de quién tiene la capacidad de decidir por sobre la vida y muerte de otros (Mbembe, p. 19). La tesis del filósofo camerunés es una especie de respuesta crítica a la “biopolítica”5 de Foucault, creada en los setenta. Mbembe (2011) la cree insuficiente, al exponer que en sus argumentos no se considera “[…] en qué condiciones concretas se ejerce ese poder de matar, de dejar vivir, o exponer a la muerte” (p. 20), proponiendo, entonces, el neologismo ‘Necropolítica’, como un complemento de la “biopolítica” foucaultiana. La propuesta del camerunés atiende a las nuevas formas de control sobre el otro que se considera como “desechable” por medio de la muerte.

El filósofo es claro en mencionar que este tipo de dominio se ha ejercido desde el surgimiento de las colonias, por medio del racismo, ideología que considera a la otredad como un desecho; por lo tanto, se justifica su explotación y destrucción física. El autor menciona que en la contemporaneidad el modelo de colonia es Palestina (Mbembe, 2011, p. 46), toda vez que conforma un espacialidad sitiada y controlada, situación que imposibilita la libertad de movimiento y tránsito de los habitantes, como también en sus fronteras, la que tiene como objetivo el control del territorio y garantizar que nadie dude que es el Estado imperante el que tiene la soberanía y el poder de aniquilamiento sobre sus habitantes (p. 49).

Por otro lado, para el autor, la ‘Necropolítica’ alude a la “[…] cosificación del ser humano propia del capitalismo, que explora las formas mediante las cuales las fuerzas económicas e ideológicas del mundo moderno mercantilizan y reifican el cuerpo” (pp. 14-15). El autor cita a Deleuze y Guattari6, con el concepto de “máquinas de guerra”, para calificar a aquellos hombres armados que matan como profesionales y que se caracterizan por “su capacidad de metamorfosis”, ya que pueden actuar tanto por autonomía, pero también bajo la incorporación. Estas “máquinas de guerra” actúan motivadas por el dinero, entonces, la subjetividad otra se convierte en objetivo para obtener ganancias económicas. Ahora bien, es importante mencionar que “[…] el Estado puede, por sí mismo, transformarse en una máquina de guerra, como también, apropiarse para sí de una máquina de guerra ya existente, o ayudar a crear una” (Mbembe, 2011, pp. 58-59). De esta manera, Mbembe confirma que la soberanía que posee todo aquel que tenga el poder, está en la de decisión no solo sobre la vida y muerte del otro, sino que también del cómo, cuándo y dónde; ya sea un individuo necroempoderado, como un Estado necroempoderado, decididos a agenciarse el uso de la violencia como medio y herramienta sui géneris.

Acerca de la violencia, el filósofo esloveno, Slavoj Zizek, publicó el 2010 un compendio de 6 ensayos críticos acerca del concepto hegemónico de violencia y sus distintas expresiones en las sociedades modernas que caminan hacia la globalización. En las primeras páginas, el autor sostiene que es posible encontrarse con la violencia en distintos lugares o en distintas acciones (Zizek, 2010, p. 9), como consecuencia del sistema capitalista que rige desde las relaciones internacionales, hasta las interpersonales, atravesándolas y modificándolas. A propósito, el autor a lo largo de su libro plantea interrogantes que van abriendo paso a otras, las que pueden ser respondidas tanto en el mismo texto, como por el lector; dado que estas incógnitas buscan interpelar a quien se dispone a leerlo. De hecho, Zizek, desde el principio del texto, plantea una interesante interrogante (y afirmación a la vez) respecto a la posición que la sociedad toma frente a diferentes actos y expresiones de violencia, las que han sido intervenidas por los medios de comunicación, los que, a su vez, responden a imposiciones políticas del Estado: “¿Necesitamos más pruebas de que el sentido humanitario de lo urgente y lo relevante esta mediado, sin duda, sobredeterminado, por consideraciones claramente políticas?”(Zizek, pp. 11-12); pregunta que lleva a la siguiente afirmación por parte del mismo autor: “Localizamos la causa última de la violencia en el miedo al prójimo” (p. 243). De esta manera, plantea -filosóficamente- cuál sería el origen de la violencia.

El autor propone una concepción tripartita del concepto de violencia. La primera variante es la subjetiva, en donde quien la práctica es inmediatamente identificable. Cabe mencionar que el autor aconseja tomar cierta distancia de este tipo de violencia, con el propósito de percibir el trasfondo que la genera y, de esta manera, poder combatir contra ella. Este tipo de violencia sería el punto de partida de la triada propuesta en el libro.

El segundo y el tercer tipo se ciñen a una clasificación objetiva de la violencia, aquella inherente al estado normal de las cosas y que no se puede observar a simple vista, es invisible. La primera es la violencia sistémica. El autor la califica como propia al funcionar del sistema capitalista, la que trae consigo la represión de la sociedad, la marginalidad y la explotación económica, que deviene individuos cosificados, desechables y expulsados por el sistema. El último -y no menos importante- tipo de violencia es la simbólica, invisible a simple vista, ya que se proyecta a través del lenguaje y se caracteriza por no expresarse físicamente, sino de manera implícita a través del discurso, que impone un universo hegemónico con el fin de controlar los deseos y pensamientos de la sociedad. Esta puede llegar a ser la más peligrosa de todas, dado que, al ser imperceptible, la transforma en la herramienta esencial para dominar a la sociedad: a través de los medios masivos de comunicación, audiovisuales y la publicidad (pp. 19-52).

En las sociedades marcadas por la presencia del capitalismo, la violencia se proyecta de distintas maneras, dependiendo del espacio geográfico en donde se aplique. Tomando en cuenta que esta investigación tiene como eje la proyección de la violencia en ciudades trasnfronterizas, es que se tomará del trabajo de Sayak Valencia (2010): Capitalismo gore.

En términos genealógicos, el término “gore”, según la autora, proviene “[…] del género cinematográfico que hace referencia a la violencia extrema y tajante” (Valencia, 2010, p. 15). Por lo tanto, la autora propone el concepto de “capitalismo gore” como la violencia excesiva y explícita, la que tiene como producto la muerte injustificada de personas como herramienta de “necroempoderamiento”7. Es una nueva concepción de las prácticas económicas (también políticas y sociales) en ciudades periféricas y transfronterizas del tercer mundo, marcadas por la vulnerabilidad, a los que la autora los denomina como “el lado B” de la globalización (Valencia, pp. 15-19); es decir el lado no deseable, oscuro y distópico de las sociedades neoliberalistas, las cuales proyectan esta ideologia a través de factores gore: el “hiperconsumo” como el devenir de la economía y la “necropolítica” como el devenir del poder del Estado, prácticas llevados a cabo por lo que Valencia propone como “sujetos endriagos”8.

Sayak Valencia, al igual que Mbembe, propone que, en el contexto globalizado de las sociedades capitalistas, es la muerte la que rige la política de la vida, en donde el cuerpo cobra importancia, toda vez que las prácticas de la necropolítica se proyectan inmediatamente en él, mediante la “cosificación”9. Sin embargo, su nueva concepción de la necropolítica se adscribe geopolíticamente a sociedades marcadas por el hiperconsumo y es ejercida por sujetos endriagos, pero también por aquellos actores legítimos de la biopolítica, como el Estado y el Gobierno (Valencia, pp. 142-145).

El “hiperconsumo” nace como una “única lógica de relación en el horizonte, tanto material como epistemológico, crea una neo-ontología […]” (p. 57); en otras palabras, sería el devenir de la economía en una sociedad globalizada que provoca “[…] el replanteamiento de las preguntas fundamentales del sujeto: ¿quién soy?, ¿cuál es el sentido de mi existencia?, ¿qué lugar ocupo en este mundo?, ¿por qué?” (Valencia, p. 57). Entonces, el hiperconsumo, además de una práctica económica, es un constructo cultural y social, toda vez que deviene el significado del “ser” y lo encasilla en la simplicidad de una subjetividad, obsesivamente consumista.

Uno de los grandes referentes del estudio acerca de las identidades (sí, identidades, porque para el siguiente filósofo, es un trabajo que involucra aspectos que van más allá de la individualidad) es Stuart Hall, quien en su ensayo “¿Quién necesita identidad?”10 (2003) esboza su propia idea de identidad desde el diálogo interdisciplinario. Comienza historiando el concepto que había sido trabajado anteriormente por importantes figuras posmodernistas como Foucault, Derrida y Butler, agregando los estudios psicoanalistas de Lacán y Freud.

El propósito de su propuesta es claro: deconstruir para construir su propia concepción de identidad. Por lo mismo, es que fija su atención -más que otra cosa- en el proceso de identificación, en cómo se forman las identidades.

En un primer momento, el autor dialoga con la teoría deconstructivista de Jacques Derrida11, quien consigna su rechazo al binarismo del pensamiento estructuralista, toda vez que este establece una jerarquía valórica de los conceptos en oposición. De esta manera, Derrida ofrece su teoría de la deconstrucción como un método de “borradura” de los límites y fronteras (Hall y du Gay, 2003, p. 14), y, por otro lado, realiza una distinción entre deconstrucción y destrucción: no se trata de eliminar ni aniquilar los significados, sino permitir el paso a nuevos significados. Por lo tanto, la deconstrucción es esencialmente una reconceptualización (Hall y du Gay, p. 14) que desmantelan y desestabilizan el régimen de significación abriendo posibilidades a nuevos conceptos para examinar esas categorías ontológicas.

La noción más importante que rescata Hall es la Diffèrance de Derrida, que se relaciona con el significado que existe entre el espacio/los espacios, es decir, lo que emerge entre dos cosas, entre dos entidades. Entonces, ¿qué es la identidad para Hall? El entendimiento de este esbozo conceptual se caracteriza por su dinamismo, toda vez que para el autor la identidad es un concepto que nunca se completa, más bien inaugura y detona nuevos conceptos que se vuelven posibles de adoptar. No es una categoría estática, sino que es dinámica y performativa y que incluye la visión propia del sujeto en cuestión respecto a su identidad, como también la visión que el otro tiene de la misma.

Gritos simbólicos: la imposibilidad de escapar de la violencia

En un primer momento, la historia nos ofrece unirnos al peregrinaje de la familia Parrada Castillo, compuesta por el padre, la madre y sus tres hijos: Alex, Eyhi (a quien se le conoce como la niña bala) y el protagonista, Jean, quienes abandonan forzosamente su natal Colombia, debido a los conflictos políticos y sociales del padre de familia con miembros de la guerrilla colombiana.

En el último censo realizado en Chile, 66,7 % declaró haber llegado al país entre los años 2010 y 2017. En la introducción de este artículo, se menciona que, al día de hoy, se estima que entre 300 a 400 personas ingresan al país por pasos no habilitados, diariamente. Según el mismo instrumento de análisis porcentual, en el año 2015, la comunidad colombiana sería la segunda mayoría.

La Figura 1 indica que entre la primera y la segunda década del siglo XXI hubo un crecimiento porcentual del 48,4 % de la población migrante de países transfronterizos; mientras que la Figura 2, ilustra que Colombia es la segunda comunidad con más ingreso de población al país, siguiéndola de cerca Venezuela, como la tercera mayoría. Cabe mencionar que los datos recopilados son oficiales y no incluyen a migrantes que ingresaron al país por pasos no habilitados.

https://www.ine.gob.cl/estadisticas/sociales/censos-de-poblacion-y-vivienda/ censo-de-poblacion-y-vivienda

Figura 1 Cantidad y porcentaje de inmigrantes internacionales según período de llegada al país. Gráficos creados por INE (Chile), durante el último censo de 2017 

https://www.ine.gob.cl/estadisticas/sociales/censos-de-poblacion-y-vivienda/ censo-de-poblacion-y-vivienda

Figura 2 Cantidad y porcentaje de inmigrantes internacionales según país de nacimiento. Gráficos creados por INE (Chile), durante el último censo de 2017 

Los Castillo Parrada, fácilmente, podría haber sido una imagen de los más de 200 000 colombianos que ingresaron al país durante el comienzo de la segunda década. Sin embargo, Jean y su familia constituyen el “lado B” de la migración y que Rodrigo Ramos Bañados (2018) logró plasmar mediante su narrativa, en la que refleja los pormenores del éxodo de la familia protagonista, como de otros sujetos que transitan en esta especie del “corredor de la muerte”, y sí, de la muerte, ya que, probablemente, no encuentren la muerte física, pero sí algo de ellos muere al momento de dejar sus tierras y sus raíces:

Al principio les resultaba desesperante abrir la puerta de la casa y encontrarse con esa cachetada de aridez. Tumaco era verde oscuro, de una fastidiosa humedad y sus zumbidos eran de mal agüero: si no eran los agujeros de los bichos eran las balas. La puerta de la casa en Tumaco permanecía cerrada, a veces con candado, para que no entrara nadie […] Nadie les robaba porque eran colombianos grones (sic); nadie creía que tuvieran algo de valor, solo basura regalada (Ramos Bañados, 2018, p. 46).

La migración forzosa estimula en el sujeto migrante un sentimiento de desarraigo, que provoca un estado de nostalgia, depresión; una especie de extrañamiento, la que -sin duda- fragmenta la identidad del desarraigado, sobre todo porque se ha visto forzado a dejar sus raíces, aprender y aprehender nuevas prácticas sociales; o bajo la perspectiva de Hall: deconstruirse para volver a construirse (Hall y du Gay, pp. 13-14), pero de golpe, redescubriendo una nueva identidad. Jean y su familia lo hacían a medida que cruzaban las fronteras de los cinco países latinoamericanos que recorrieron en su peregrinaje, que constituyó un derrotero largo e interminable: Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y frontera con Chile. Algo bastante similar describe uno de los voluntarios de la parroquia antofagastina, que recibe cada día decenas de migrantes irregulares. En sus declaraciones confirma el estado de precariedad en la que llegan cada día: “[…] a algunos les han robado todo, y vienen en forma tan precaria, vienen con lo puesto, porque han recorrido 4 países y en cada país es una historia diferente que ellos han vivido” (Esperanza sin Fronteras, 2022, 5m12s).

Tanto para Jean y su familia, como para Nangier (militar venezolano desertor, entrevistado en el documental de la Iglesia de Santiago, Esperanza sin Fronteras, 2022) y su familia, nada era más importante que escapar de la violencia desatada en sus países de origen. Sin embargo, no dimensionaron que el trayecto recorrido constituía un espacio de excepción12, en donde dejaban de ser sujetos de derechos (desde el pensamiento binarista: amigo/enemigo) y comenzaban a ser parte de políticas de muerte. Por lo tanto, es posible afirmar que Don Lino y Nangier, junto a sus familias, vivían en un estado de excepción permanente, que se enmarca en una violencia subjetiva y simbólica, apoyada y sustentada, tanto por el discurso de los poderes del Estado, quienes en aras de una nueva Ley migratoria (aún no había sido actualizada), buscaban mediante su parlamento darle paz al pueblo chileno, afirmando su soberanía y capacidad de frenar el flujo migratorio, como también por el poder de facto, ejercido por los medios de comunicación, quienes, históricamente han producido material audiovisual acerca del “lado b” de los hechos.

En el documental Esperanza sin fronteras, desde el minuto 13:37 al minuto 14:00, se muestra un pequeño ejemplo del discurso que mantienen los medios de comunicación: denuncias sin propuestas reales de cambios ni mejoras. Hecho que afirma una de las voluntarias de CARITAS Chile: “Hay una brecha que se forma con los medios de comunicación, que también, entregan una información que no se aleja de la realidad, pero sí releva mucho más algunos episodios que son mucho más complejos que la realidad que están viviendo los inmigrantes” (Esperanza sin Fronteras, 2022, 13m53s).

Para Butler (2017), el papel de los medios de comunicación es primordial, toda vez que puede generar (o no) conciencia respecto a la condición de ser migrante, mediante la incorporación de “estructuras evaluadoras”. Este sería, entonces, el comienzo de la lucha contra la violencia simbólica, subjetiva y objetiva (Butler y Moreno Carrillo, 2017, pp. 19-20).

Esa efervescencia ultranacionalista evidenciada en el texto de Ramos Bañados (2018), como en el documental (Esperanza sin Fronteras, 2022), no se condice con los versos de la conocida canción del cantautor Chito Faró: “Y verás como quieren en Chile, al amigo cuando es forastero”13; más bien, delata un perfil sociológico egoísta a ultranza del chileno-antofagastino; mordaz y discriminador:

Colombianos traficantes, fuera de Chile […] Negros narcos. Las frases fueron escritas con pintura roja en las murallas, delante de la fila de extranjeros que culebreaba por las soleadas calles de Antofagasta hasta el edificio de la gobernación, a un costado de la plaza Colón (Ramos Bañados, 2018, p. 1).

Ramos Bañados (2018), desde el comienzo advierte que el rechazo hacia el sujeto migrante colombiano se dará per se, sin más razones que ser afuerino, reconociéndolo -bajo los término de Mbembe (2018)- como enemigo (p. 81), al que se deshumaniza y deviene objeto, y en donde recae el odio del chileno, proyectado mediante prácticas y discursos que son propios de la violencia subjetiva (Zizek, 2010, pp. 20-21) en la cual, quien la emite es identificable, como también es identificable el origen de su violencia. Jean se posiciona como el enemigo predilecto de los chilenos nacionalistas ultraviolentos de la novela, “lo tildaban de grone, colombiano y pobre; lo último era lo que más le molestaba, pues él quería superarse” (Ramos Bañados, 2018, p. 8). Esta animadversión es alimentada por los medios de comunicación, quienes en términos arendtianos forman parte de la “banalidad del mal” (Arendt, 2019), toda vez que acentúan el odio colectivo y el deseo del mal hacia la otredad migrante, a través de discursos de terror que imparten el miedo entre la sociedad chilena. Para lograrlo, hacen uso de la retórica que proyecta una imagen estereotipada de la comunidad migrante. Para Carolina Stefoni y Brito (2019), la criminalización es otra de las aristas que se utiliza para proyectar la imagen estereotipada del migrante. En su estudio analiza el “[…] cómo las noticias, por ejemplo aluden a la nacionalidad de personas asociadas a actos delictivos o el uso de fotografías que muestran a personas migrantes en el contexto de noticias que abordan hechos delictivos” (Stefoni y Brito, 2019, p. 14).

El pelucón Marcos, era el cabecilla del bando “anticolombianos” (Ramos Bañados, 2018, p. 8), quienes en un primer momento solo ejercían violencia simbólica hacia los migrantes-refugiados, mediante el rayado de paredes, carteles y consignas contra ellos, específicamente, contra Jean. Sin embargo, durante el transcurso de la narración, el odio del chascón Marcos se iba acrecentando, hasta el momento que casi acaba con la vida del adolescente colombiano.

Lo que caracteriza a este tipo de sujeto es su necroempoderamiento, toda vez que sus acciones responden a un sentimiento ultranacionalista y que se enmarca en un contexto violento para la otredad. Esta identidad chilena devenida se proyecta en acciones como insultos, consignas xenófobas y racistas consignadas en murallas. No conforme con aquello, termina proyectando su odio a través de golpes, patadas y todo lo que sirviera para provocar daño físico al joven (Jean Ramos Bañados, 2018, p. 111). Desde la óptica de Sayak Valencia (2010), el chascón Marcos constituye lo que ella define como sujeto endriago, quien forma parte de “los nuevos sujetos ultraviolentos y demoledores del capitalismo gore” (p. 90), quienes proyectan su soberanía sobre las vidas de las subalternidades migrantes.

Nangier Contreras, constituye una extensión de la figura de Don Lino, quien huye de los conflictos políticos que tenía con la guerrilla colombiana. Ambos padres de familia, ambos escapando de la violencia ejercida por el poder militar subversivo. Al respecto, Nangier declara: “Esto no se lo deseo a nadie, ni a mi peor enemigo […] es una dictadura que te tiene amarrado, no puedes denunciar, ni nada porque te matan a ti y a tu familia” (Esperanza sin Fronteras, 2022, 4m48s). Agregando: “Militares comprados, asambleístas, gobernadores, todos a favor de él (Nicolás Maduro) solo por el cochino dinero. Y de qué vale tener dinero si tienes al pueblo así” (Esperanza sin Fronteras, 2022, 4m58s). Nangier, junto a su familia, huye de la violencia ejercida por la dictadura de Maduro, la que, paradójicamente, a pesar de constituir la imagen de resistencia contra el sistema capitalista neoliberal, el testimonio de Nangier confirma que, tanto en Colombia, como en Chile, hasta en Venezuela (países tercermundistas), el capitalismo devenido se ha instaurado como una estructura omnipresente.

Ellos también sueñan

El ideal de un nuevo comienzo forma parte del motor interno que mueven a estas subjetividades salir de sus países y abandonar sus raíces. Este nuevo comienzo requiere de un proceso de adaptación que no está exento de adversidades. Adaptarse forma parte del proceso deconstructivo, entre aquello que nace de lo que fueron y lo que ahora están siendo14, una identidad en constante formación (Hall y du Gay, 2003, pp. 15-16):

La familia no entendía bien la televisión chilena. La madre se moría por Caracol TV. Jean no comprendía por qué la mujer extrañaba tanto Colombia si antes se había quejado tanto de su país. Era contradictoria como todos, había que aferrarse a algo y ese algo podía ser simplemente un sueño. A la mujer se le aparecían sus padres y hermanos en una maravillosa ciudad que bien ser Tumaco, Cali, Barranquilla o el mismo Medallo (Ramos Bañados, 2018, p. 45).

Reorganizarse en un nuevo espacio es parte del proceso deconstructivo. Sin embargo, este, en algún momento, se torna violento, ya que la familia Parrada y la familia de Nangier no habían escogido cambiar, no habían escogido dejar sus raíces; por el contrario, ambas familias han sido forzadas a hacerlo debido a la violencia sistémica desatada en sus países de origen, en manos de sujetos necroempoderados; situación que les obligó a migrar, cambiar y desarraigarse.

Por lo tanto, este proceso posee una doble significación: por un lado, el desarraigo, reconstruirse de manera forzosa para el migrante es violento; por el otro lado, el deseo de escapar de la violencia desatada en sus países de origen, encontrar mejores oportunidades económicas en el país de destino, significa esperanza.

El joven Jean no alcanzó a terminar sus estudios, solo “[…] cursó lo que en Chile denominan primero medio” (Ramos Bañados, 2018, p. 6). El padre del adolescente tenía descartada de su cabeza la idea de que lo hiciera, pero “Jean guardaba la esperanza” (Ramos Bañados, 2018, p. 6), tenía deseos de surgir en este nuevo país que le estaba dando una nueva oportunidad, pero “nada fuera de la ley” (Ramos Bañados, 2018, p. 7).

El Padre Jaime Tocornal, Vicario Pastoral Social de CARITAS en Antofagasta declara efusivamente que “el primer derecho es a quedarme donde estoy, pues’ (sic). Si es chileno, a quedarse aquí, si es venezolano a quedarse allá, pero cuando se transforma el país en un infierno hay que salir. La gente tiene ¡hambre, hambre!” (Esperanza sin Fronteras, 2022, 7m46s). Sus declaraciones confirman que salir de la tierra de origen para la mayoría de los migrantes no es opcional, es una decisión vital. En el minuto 8:23, una refugiada venezolana interpela a su pequeño hijo ordenándole que coma, “porque ahora están en Chile”. Comida, agua, vestimenta, necesidades básicas de cualquier ser humano, ya no eran alcanzables en sus países de origen, y ahora Chile les daba la oportunidad de tenerlas, o en algunos casos, recuperarlas. Asimismo, la familia Parrada se entusiasmaba con la idea de que: “En ese bendito Chile la atención de salud era rápida y las escuelas públicas eran grandes y los niños colombianos podían soñar con ir a la universidad” (Ramos Bañados, 2018, p. 11). No obstante, el relato de Ramos Bañados deja entrever como este país tercermundista atravesado por ideales capitalistas abre sus puertas a las prácticas hiperconsumistas, “[…] los supermercados y tiendas ofre[cen] préstamos a cualquiera y da[n] tarjera de crédito a todos” (Ramos Bañados, 2018, p. 11), en un país donde a sus habitantes se les etiqueta con frío lenguaje algebraico: “ABC1 y C2 para los más pudientes y D y E para los con menos recursos […] Inmigrantes colombianos como los Parrada con suerte cabían en la letra E” (Ramos Bañados, 2018, p. 12). De todas maneras, el joven Jean albergaba la esperanza de que, si trabajaba arduamente un mes en Chile, podría tener la oportunidad de adquirir más de que lo que necesitaba y “comprarse esas zapatillas Nike que siempre soñó” (Ramos Bañados, 2018, p. 14).

Jean y su familia comenzaron a darse cuenta de que, en Chile, soñar no es gratis, menos acceder a sus beneficios. La burocracia se tornó, para ellos violenta, discriminadora y clasista:

Para estos chilenos que se creen lo mejor de Sudamérica, siempre seré un extranjero como todos los gringos rubios de los Estados Unidos de América y podré conseguir cosas solo con mi nacionalidad, a pesar de que viva en la basura; en cambio a ustedes siempre les llamarán los inmigrantes negritos de Colombia, pasarán generaciones y generaciones siendo los inmigrantes negritos de Colombia (Ramos Bañados, 2018, p. 11).

Esta cita refleja a un sistema capitalista transgredido, que somete a los cuerpos migrantes a una miserable y violenta espera de nada, hacia la nada, ya que logran obtener un papel que les adjudique ciertos derechos y beneficios en la tierra que están pisando, pero jamás serán parte de ella. ¿Cómo sentirse parte de una sociedad, la cual con un sistema neoliberal que todo lo busca blanquear? En donde es mejor visto “ver a turistas gringos enlanados de manera colorinche, a la usanza altiplánica y en donde […] un colombiano negro, pobre, con antecedentes en la guerrilla, terminaba en Chacalluta pues los agentes de la PDI chilena en la frontera […] sospechaban de alguien […] no escatimaban llegar hasta el final” (Ramos Bañados, 2018, pp. 15-16).

El joven Jean encarna al migrante soñador, que sigue su camino buscando oportunidades para surgir, aunque siempre marcado por el peligro que significa ser un otro en un lugar donde tu presencia es indeseada y rechazada. Conocer a la banda de los lula hizo crecer en él su deseo de alcanzar sus metas por el bien, y de esa manera, no confirmar la etiqueta discriminadora que cargaba desde antes de llegar a Chile. Además, la presencia de Patty, la pequeña adolescente del edificio donde trabajó durante unos meses, le dio una razón más de seguir aquellos ideales.

Conclusiones: ser migrante en Chile es vivir entre la violencia y la esperanza

“¿Quién quiere robar? ¿Quién quiere asaltar?... ¡Nadie! ¿pero si tienes hambre y no tienes que comer? Y si alguien cree que no es por hambre y por frío… que venga a Colchane…” (Esperanza sin fronteras, 2022, 26m20s). Las declaraciones del Padre Tocornal se condicen con la realidad que desde comienzo de siglo se vive, sobre todo, en las regiones de Arica y Antofagasta, y que reflejan la miseria en la que muchos sujetos migrantes están y siguen estando expuestos, la violencia sistémica de un Estado que justifica la excesiva burocratización de sus organizaciones y la incrementación del control de las fronteras con el propósito de expulsar a los migrantes, mediante el discurso criminalizador velado y que los medios de comunicación han expandido y siguen expandiendo por todo el país.

La situación de la migración en Colombia y Chile, especialmente en zonas fronterizas como Colchane, revela una realidad desgarradora y compleja, que se ha vuelto aún más evidente gracias a documentales como Esperanza sin Fronteras (2022), realizado por el Arzobispado de Santiago. Este documental no solo arroja luz sobre las cifras oficiales de muertes de migrantes, sino que también desafía estas estadísticas con testimonios directos de los refugiados. Mientras que los informes de prensa indican que 27 personas han perdido la vida tratando de cruzar la frontera de forma irregular en los últimos años, con siete fallecimientos registrados entre enero y marzo de 2022, los refugiados entrevistados en el documental sugieren que el número real es mucho mayor. Hablan de cientos de migrantes y refugiados "NN", cuyos cuerpos han sido abandonados en el trayecto, una realidad sombría que pone de relieve la extrema vulnerabilidad y los peligros que enfrentan en su búsqueda desesperada de seguridad y una vida mejor.

Este escenario se complica aún más en el contexto de la globalización. La migración se transforma en un fenómeno marcado por subjetividades en constante evolución. Las identidades de los migrantes se reconstruyen a lo largo de su viaje: desde dejar sus hogares, durante el trayecto y al llegar a su destino. Este proceso de formación de identidades es dinámico y plural, como lo sugiere Stuart Hall (2003), donde todas las interacciones y percepciones juegan un papel crucial. Los migrantes no solo enfrentan desafíos físicos y económicos, sino también una lucha constante por su identidad y reconocimiento en sociedades que a menudo los ven como "otros".

El documental Esperanza sin Fronteras (2022) y obras como Ciudad Berraca de Rodrigo Ramos Bañados (2018) denuncian las prácticas de un sistema capitalista que ha evolucionado para priorizar políticas restrictivas y letales sobre la vida humana en aras de fortalecer un sistema globalizado. En este entorno, los migrantes y refugiados son considerados como parte de una comunidad prescindible y, por lo tanto, desechable. En Chile, esto significa vivir en un sistema donde la violencia y la Necropolítica son omnipresentes, exponiendo a estas comunidades vulnerables a los peligros de espacios de excepción. Estos espacios, controlados por entidades endriagas necroempoderadas, se convierten en zonas de no derecho donde la vida de los migrantes es sistemáticamente desvalorizada.

Las desapariciones y muertes en las zonas fronterizas no son incidentes aislados, sino más bien el resultado de políticas necropolíticas enfocadas en controlar flujos migratorios no deseados en favor del fortalecimiento de un país neoliberal, a costa de la protección de la vida humana. Este enfoque pone de manifiesto una preocupante deshumanización de los migrantes y refugiados, quienes se ven reducidos a meros obstáculos en la agenda de un sistema globalizado y capitalista.

Esperanza sin Fronteras (2022), realizado por el Arzobispado de Santiago (Figura 3), muestra en sus minutos finales una lista de estas subalternidades, que fueron víctimas de la migración forzada. Además, comenta que, según informaciones entregadas por la prensa, 27 personas han perdido la vida en los últimos años, tratando de cruzar la frontera de manera irregular. Siete de ellos fallecieron entre enero y marzo del 2022. Sin embargo, los refugiados entrevistados en el documental desestiman estas cifras, mencionando que es mucho mayor. Refieren a cientos refugiados y migrantes “NN” (Figura 4), cuyos restos quedaron abandonados entre las trochas del trayecto.

Figura 3 Esperanza sin fronteras (Arzobispado de Santiago, 2022, 33m6s). 

Figura 4 Esperanza sin fronteras (Arzobispado de Santiago, 2022, 32m48s). 

En el contexto de globalización, el fenómeno de la migración se torna complejo de abordar, toda vez que significa el estudio de subjetividades que están en constante cambio y transformación, reconstruyéndose con base en la identidad que mantenían antes de dejar sus raíces, a una que van descubriendo en el trayecto, que van forjando desde que llegan a su destino, y aquella que otros perciben. En definitiva, tal como Stuart Hall (2003) defiende, las identidades se van forjando dentro de un proceso plural, jamás estático, en el cual, todas las percepciones importan.

En síntesis, Ciudad Berraca de Rodrigo Ramos Bañados (2018) y el reportaje documental Esperanza sin fronteras (2022) ponen en evidencia y denuncian las prácticas de un sistema capitalista devenido, que pone por sobre la vida de un ser humano sus políticas privativas, restrictivas y asesinas en pos del fortalecimiento de un sistema globalizado, en la cual, el sujeto migrante-refugiado es considerado como parte de una comunidad superflua, por lo tanto, potencialmente desechable. Es por esto, que ser migrante en Chile significa vivir inserto en un sistema en donde la violencia y la Necropolítica son entidades omnipresentes, las cuales exponen a estas subalternidades a los peligros de espacios de excepción, zonas que están a cargo de sujetos endriagos necroempoderados. Misma situación es la que ocurre en la frontera, la diferencia es que la agencia necroempoderada corre por parte del Gobierno, dado que, hasta el día de hoy, no han logrado garantizar los derechos de los migrantes.

Es por esto que las desapariciones y muertes en zonas fronterizas no son hechos aislados, más bien, son el resultado de (Necro)políticas que priorizan el control de los flujos migratorios no deseados en pos del fortalecimiento de la globalización de un país neoliberal, a la protección de la vida humana, como es el caso de Chile.

La necesidad de políticas más humanitarias y justas es urgente. Estas políticas deben priorizar la dignidad y los derechos de los migrantes, reconociendo su humanidad y sus potenciales contribuciones a la sociedad. Es esencial un cambio de enfoque, uno que vea a los migrantes no como una "comunidad superflua", sino como individuos con historias, sueños y derechos. Este cambio requiere no solo una reestructuración de las políticas gubernamentales, sino también un cambio en la narrativa pública y mediática, desafiando los estereotipos y prejuicios que han marginado a los migrantes durante demasiado tiempo.

Referencias

Arendt, H. (2019). Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal. Penguin Random House. [ Links ]

Butler, J. y Moreno Carrillo, B. (2017). Marcos de guerra: las vidas lloradas. Paidós. [ Links ]

Canales, A. y Rojas, M. (2018).Panorama de la migración internacional en México y Centroamérica. CEPAL. [ Links ]

Derrida, J. (2013). Márgenes de la filosofía. Cátedra. [ Links ]

Durán, J. M. (2021). Estudio Sociológico de las Percepciones sobre Inmigración: El Caso de los Colombianos y Venezolanos en Argentina. Perspectivas: Revista Científica de la Universidad de Belgrano, 4(1), 42-55. https://revistas.ub.edu.ar/index.php/Perspectivas/article/view/118Links ]

Graduño, E. (2003). Antropología de la frontera, la migración y los procesos transnacionales. Antropología transnacional, 15(30), 65-89. https://biblat.unam.mx/hevila/Fronteranorte/2003/vol15/no30/3.pdfLinks ]

Hall, S. y du Gay, P. (2003). Cuestiones de identidad cultural. Amorrortu. [ Links ]

Iglesia de Santiago. (18 de mayo de 2022). Esperanza sin Fronteras [Documental]. YouTube. https://youtu.be/J4N-QFhaS4E?si=4A3I3_GBzz5rY-eeLinks ]

Instiuto Nacional de Estadísticas. Población extranjera residente en Chile llegó a 1.482.390 personas en 2021, un 1,5 % más que en 2020. Default. https://serviciomigraciones.cl/poblacion-extranjera-residente-en-chile-llego-a-un-15-mas-que-en-2020/Links ]

Iranzo, Á. (2022). Política del ‘tránsito’ migratorio en América Latina. Papel Político. https://doi.org/10.11144/Javeriana.papo27.prma [ Links ]

Mbembe, J. A. (2011). Necropolítica. Melusina. [ Links ]

Mbembe, J. A. y Goldstein, V. (2018). Políticas de la enemistad. Nuevos Emprendimientos Editoriales. [ Links ]

Ramos Bañados, R. (2018). Ciudad Berraca. Alfaguara. [ Links ]

Santos, D. N. y Sánchez, G. R. (2022). Migración en la novela Ciudad berraca de Rodrigo Ramos Bañados.Letrônica,15(1). https://doi.org/10.15448/1984-4301.2022.1.41710 [ Links ]

Stefoni, C. y Brito, S. (2019) migraciones y migrantes en los medios de prensa en Chile: la delicada relación entre las políticas de control y los procesos de racialización. Revista de Historia Social y de las Mentalidades, 23(2), 1-28. [ Links ]

Valencia, S. (2010). Capitalismo gore. España. Melusina. [ Links ]

Zizek, S. (2010). Sobre la violencia: seis reflexiones marginales. Paidós. [ Links ]

1 El porcentaje mencionado representa a la población migrante del año 2021 y se aproxima, según la proyección del INE a 2022, pero en relación con el Censo 2017.

2Para acceder a la charla completa: https://www.youtube.com/watch?v=qjLEPwmPmmg

3Revista académica perteneciente a la Universidad de Playa Ancha.

4Ángela Iranzo define la “política del tránsito” migratorio como la interpretación y gestión de migrantes y estados en tránsito, considerándolos como fenómenos liminales y problemáticos, una visión que surge de concepciones simplistas sobre la migración (Iranzo, 2022, p. 19).

5Se considera como el poder que posee el Estado, reflejado en la capacidad soberana de disponer y regular la vida de los habitantes, mediante la clasificación biológica y demográfica, que considera aspectos como la natalidad, salud, raza, y longevidad para determinar quien vive y quien muere. En palabras de Mbembe: “[…] [el] dominio de la vida sobre el que el poder ha establecido su control” (Mbembe, 2011, p. 20).

6Deleuze, G. y Guattari, F. (1994). Mil Mesetas: Capitalismo y Esquizofrenia. Pre-textos.

7En su ensayo, la autora denomina este término a las prácticas distópicas como método de autoafirmación y autopoder por medio de acciones extremadamente violentas, en donde el cuerpo humano se forja como producto intercambiable desde la lógica capitalista. Sin embargo, esta práctica cambia las condiciones originales de producción: ya no existiría una fase de producción de mercancía, ya que el cuerpo humano sería el producto formado y encarnado. Estas prácticas se ciñen a pueblos y ciudades periféricas y vulnerables, a través de la tortura, sicariato, secuestro y otras prácticas afines (Valencia, 2010, p. 148).

8Sayak Valencia denomina a esta subjetividad, como el político o empresario que transvaloriza el concepto de trabajo en prácticas gore, como la comercialización del asesinato, venta de órganos y prácticas afines; generando, de esta manera, riquezas a través de la violencia sobre el cuerpo humano (Valencia, 2010, p. 17).

9Mbembe propone el término de cosificación “[…] entendida como el devenir-objeto (cursivas en el texto original) del ser humano producidas por expresiones de capitalismo extremo (Mbembe, 2011, p. 24). Práctica que mercantiliza la vida humana, convirtiéndola en objeto de intercambio en la lógica de la necropolítica.

10Ensayo inserto en el estudio Cuestiones de identidad cultural (2003). Trabajo realizado conjuntamente Paul du Gay. Cabe mencionar que, para fines de este artículo, solo se rescatará el diálogo interdisciplinario con la teoría deconstructivista de Jacques Derrida.

11Cabe mencionar que, para los constructivistas, el binarismo es lo que organiza fundamentalmente la cultura.

12Desplazamiento del concepto “estado de excepción”, mencionado por Achille Mbembe en las páginas 21 y 58 de su ensayo Necropolítica (2011).

13Canción del compositor chileno Chito Faró: https://www.youtube.com/watch?v=uUc6FlEMb1Y

14En un desplazamiento del concepto derridiano (1994) de Diffèrance (pp. 11-12) para Hall, esta (diferencia) emerge en el proceso de construcción de las identidades, que proyectan interminables significaciones y que tiene como resultado una identidad en constante construcción.

Recibido: 08 de Mayo de 2023; Aprobado: 30 de Agosto de 2023

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons