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Revista SAAP

versión On-line ISSN 1853-1970

Revista SAAP vol.10 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires mayo 2016

 

Maldita Buenos Aires. El resultado electoral 2015*

Cursed Buenos Aires. 2015 Electoral Outcome

 

MARÍA MATILDE OLLIER

Universidad Nacional de San Martín, Argentina maria.ollier@unsam.edu.ar

El artículo explica el proceso político-electoral bonaerense de 2015 considerando que la imbricación histórica de Buenos Aires en la política nacional (Ollier, 2010) obliga a la jefatura de los partidos y de las coaliciones políticas a diseñar juegos anidados (Tsebelis, 1990) entre ambos niveles. Ambas causas se entrelazan en las cuatro dimensiones que convergen en el resultado electoral bonaerense y en su impacto en los comicios presidenciales: 1) la desafortunada candidatura a gobernador del Frente para la Victoria; 2) el desdoblamiento del voto peronista producto del desprendimiento de una disidencia, el Frente Renovador; 3) la inexistencia del efecto arrastre de la candidatura presidencial del FpV sobre la de gobernador y 4) el corte de boleta a favor de la postulante de Cambiemos que resultó decisivo ante la ausencia de balotaje provincial.

Palabras clave
resultado electoral bonaerense en 2015 - imbricación política nación-provincia - juegos anidados - derrota kirchnerista

AbstractThis article explains Buenos Aires’ political and electoral process in 2015, with reference to the historical intertwining between the province and national politics (Ollier, 2010). This fact obliges the leaderships of parties and political coalitions to design nested games (Tsebelis, 1990) between the two levels. Both these factors are explored in the following four dimensions that converged in the resulting Buenos Aires elections outcome and its impact on the presidential election: 1) the unfortunate Frente para la Victoria candidate for governor, 2) the Peronist vote split between the Front for Victory and the dissident Renewal Front, 3) the incapacity of the Kirchnerist presidential candidate to carry the provincial contender (coattail effect) and 4) the cutting a ballot in favour of the Cambiemos candidate, which proved decisive in the absence of a provincial second round.

Keywords
Buenos Aires’ electoral outcome in 2015 - intertwining between federal and provincial politics - nested games - Kirchnerist defeat

Introducción

Al revés de lo que supone el sentido común, por su peso poblacional, electoral, económico, parlamentario y financiero, Buenos Aires es la provincia más relevante de la Argentina y al mismo tiempo la más doblegada por el poder central; una paradoja que vuelve su situación injusta y al federalismo argentino en uno anómalo1. Frente a esta realidad, el artículo explica el resultado electoral bonaerense de 2015 desde dos perspectivas: la imbricación de Buenos Aires en la política nacional (Ollier, 2010) y los juegos anidados con el poder central (Tsebelis, 1990); ambas perspectivas diseñaron cuatro dimensiones que convergieron en el resultado electoral y en su impacto en la arena nacional.Para cumplir el objetivo, el trabajo primero introduce su perspectiva conceptual, que incluye las nociones de imbricación política y juegos anida-La autora agradece los comentarios de Pablo Palumbo y de Rodolfo Rodil y la asistencia de Ricardo Vallarino (h).Artículo aceptado para su publicación el 18 de abril de 2016.Malamud (2014) argumenta que Buenos Aires es la unidad federada más hipertrofiada del mundo.dos, plantea las cuatro dimensiones y formula la hipótesis exploratoria. Segundo, describe las reglas institucionales y los antecedentes electorales de 2013, que llevan a la división del peronismo. Tercero, según el marco conceptual desarrolla la trayectoria de las elecciones provinciales que confluyen en el resultado electoral bonaerense. Cuarto, argumenta el impacto de la elección bonaerense en las elecciones presidenciales. Finalmente el artículo repasa sus principales argumentos y sugiere una agenda metodológica para descifrar el mecanismo electoral bonaerense.I. Perspectiva conceptual e históricaLa sección establece la perspectiva conceptual que define las nociones de imbricación política y de juegos anidados, plantea las cuatro dimensiones y formula la hipótesis exploratoria del resultado electoral2. La imbricación se funda en dos necesidades. Desde la provincia, sus votos son claves para consagrar presidentes. Desde el poder central, su control garantiza la gobernabilidad del país. De ahí que derrotada en el campo de batalla, una larga transición (1880-1917) la transforma de un Estado dominante en una provincia doblegada3. En la primera fecha, Buenos Aires es descabezada al perder su centro que pasa a convertirse en ciudad capital del país4. En la segunda, la intervención de Hipólito Yrigoyen contra su gobernador conservador, Marcelino Ugarte, traduce aquel maleficio —la necesidad de controlarla— en una acción política conocida popularmente como “la maldición de Ugarte”: desde entonces nunca un gobernador suyo sería presidente de la República electo en las urnas. Continúa allí una historia de tirantez entre Buenos Aires y la Casa Rosada, que culmina con el sometimiento del distrito a la voluntad de la política nacional.Al atar su suerte al destino nacional, se convierte en la excepción que confirma la regla. Calvo y Micozzi (2003) sostienen que las reformas constitucionales y electorales de los Estados subnacionales lograron que las elites políticas provinciales desenganchen los sistemas políticos subnacionales de los efectos dañinos que sobre ellos pudieran acarrear las elecciones legislativas nacionales y a presidente. Pese a la reforma bonaerense de 1994, aun cuando el gobernador esté facultado para llamar a elecciones provinciales,Ollier (2010) prueba la imbricación entre 1916 y 2007.Botana (2012) sostiene que la formación tardía del Estado nacional tiene como rasgo distintivo la construcción de un orden federal que subordina los restos de autonomía que sobreviven en Buenos Aires, la provincia hegemónica.Halperín Donghi (2014) crea la expresión para referir a la caída del gobierno central y la multiplicación de autonomías provinciales. siempre han coincidido las fechas de ambas. Si esto prueba la imbricación y su sometimiento, otro dato refuerza ambos hechos. Con excepción de la transición de 1983, sus candidatos a primeros mandatarios provinciales no coronan su carrera política en Buenos Aires si antes no han sido reconocidos a nivel nacional5. Descabezada, la provincia se resiste, no obstante, a la fatalidad que recae sobre sus gobernadores.Según Tsebelis (1990), los juegos anidados [nested games], explican los procesos políticos que obligan a un actor a tomar decisiones en dos o más arenas políticas superpuestas6. Los partidos arman su juego teniendo en cuenta los resultados reales o potenciales en cada nivel (Tsebelis, 1990, p. 11). Así: 1) los actores estratégicos toman decisiones “aparentemente” subóptimas que cobran sentido cuando se apunta a los resultados, reales o potenciales, en cada juego superpuesto; los juegos anidados suponen 2) los pagos en una arena se modifican por los resultados alcanzados en otra; 3) permiten comprender mejor la dinámica política y el resultado de las decisiones que se encuentran detrás de él; y 4) en la teoría de los juegos en múltiples arenas, base del enfoque de juegos anidados, radica la idea de que son juegos con beneficios variables (“variable payoffs”), donde los beneficios de la arena principal son influenciados por situaciones dadas en otra arena (Tsebelis, 1990, pp. 52-79). A partir de describir la red de juegos que involucran de manera simultánea a cada actor, las dimensiones que convergen en el resultado electoral demuestran que la imbricación provincia-nación condujo al anidamiento7.La hipótesis que explora el artículo sostiene i) que la imbricación histórica de Buenos Aires con la política nacional condujo a las dirigencias políticas del Frente para la Victoria (FpV), de Cambiemos y del Frente Renovador (FR) a llevar adelante juegos anidados en ambos territorios. A su vez, ii) la imbricación y los juegos anidados se plasmaron en las cuatro dimensiones que definieron el resultado: 1) la desafortunada candidatura a gobernador del FpV, 2) la división del voto peronista entre el FpV y el FR, 3) la ausencia del “efecto arrastre” de la candidatura presidencial, y 4) el corte de boleta a favor de María Eugenia Vidal. De este modo el artículo descifra por qué Cambiemos triunfó, pese a que su candidata no parecía ser la más apta para lograrlo, y el FpV perdió, pese a figurar ganador en todas las encuestas.Cafiero fue ministro de Economía de Perón, y luego jefe de la renovación peronista yEduardo Duhalde, Carlos Ruckauf y Daniel Scioli fueron vicepresidentes y Felipe Sola, ministro.Calvo y Escolar (2005) la redefinen como anidamiento territoriales.Sobre la red de juegos y el involucramiento simultáneo de cada actor, véase Tsebelis (1990, pp. 94-95).II. Las reglas institucionales y el antecedente de las elecciones legislativas de 2013La elección al cargo Ejecutivo provincial se realiza en forma directa por cuatro años y por simple pluralidad de sufragios, con ausencia de b alotaje, con la posibilidad de una sola reelección consecutiva y con la habilitación para un nuevo período pasados los cuatro años de terminado el segundo mandato. El Poder Legislativo bicameral, de reelección ininterrumpida e indefinida, cuenta con 92 diputados y 46 senadores que se renuevan por mitades cada dos años. Para su elección, la provincia se divide en ocho circunscripciones plurinominales variables, conocidas como secciones electorales, y cada una vota sus legisladores.En términos políticos, culturales, sociales, poblacionales y económicos, la provincia contiene otra división en dos grandes áreas, conurbano bonaerense (CB) e interior, que se refleja en el padrón provincial: mientras el interior registra 28,22 por ciento de inscriptos (3 508 161) en 3 por ciento del territorio, el CB alcanza 71,77 por ciento (8 920 985) del padrón en el 97 por ciento restante8. De los 135 municipios que conforman Buenos Aires, 102 pertenecen al interior y 33 al CB9. En ellos se eligen autónomamente las autoridades ejecutivas (intendentes) y legislativas (concejales) en elecciones simultáneas a gobernador y a presidente. Los intendentes poseen una ventaja en relación al gobernador y al presidente pues son beneficiados con la reelección indefinida. Esta desproporción de electores entre ambas Buenos Aires no se plasma en un mayor número de diputados del CB sobre el interior. Por el contrario, una sobrerrepresentación del interior sobre el CB se extiende a ambas Cámaras, debido a la congruencia y simetría del bicameralismo bonaerense (Malamud, 2004, p. 74). Esto configura una anomalía interna que establece una diferencia institucional y por lo tanto política: el interior con 27 por ciento de la población obtiene el 57,6 por ciento de representantes y el CB con 73 por ciento alcanza el 43 por ciento en la Cámara de Diputados.Para comprender una de las dimensiones que desembocan en el resultado electoral del 2015, la escisión peronista, es preciso remontarse al añoLas secciones electorales primera, tercera y octava son el CB que incluye algunos distritos poco poblados del interior. En este caso, el CB representa el 74,71 por ciento del total provincial e interior el restante 25,29 por ciento (secciones segunda, cuarta, quinta, sexta y séptima).División establecida por la Ley Provincial 13473 de 2006. La Plata —octava sección electoral—, la primera y la tercera (excepto Luján, Mercedes, Suipacha, Navarro, Campana y General Las Heras, en un caso, y Brandsen, Cañuelas, Lobos, Magdalena y Punta Indio, en el otro) forman el CB. Los restantes, incluyendo las excepciones señaladas, integran el interior. 2013 y enmarcarla en el juego anidado con la Nación. En esta oportunidad, el kirchnerismo sufre una sangría cuando la disidencia encabezada por Sergio Massa vence al FpV, bajo la estrategia comandada por Cristina Fernández de Kirchner (CFK). El desenlace enterró la aspiración, expresada en la consigna “Cristina eterna” fogoneada por el FpV, de reformar la Constitución para habilitar a su jefa a disputar un nuevo período al frente de la Casa Rosada10.Los comicios convocaron a la formación de una liga de intendentes, principalmente del CB que, habiendo contribuido electoralmente a la victoria del kirchnerismo en 2011, organizaron un proyecto, el Frente Renovador, con apetencias nacionales encabezado por el alcalde de Tigre11. La autoconciencia de su poder fue quizás una de las causas que los empujó no solo a independizarse de los ámbitos nacional y provincial sino también a desafiarlos. El resultado fue una transformación notable de su imagen: los desacreditados “barones” del CB abandonaron el desprestigio al cual habían sido confinados, para convertirse en los intérpretes centrales de la etapa. Si bien muchos sobrevivieron, apareció una nueva generación —mayoritariamente menores de 45 años— cuyo mérito radicaba en la gestión de sus municipios en vez del manejo político del territorio, propio de sus antecesores. Dejaron de ser tributarios del poder de una figura nacional para constituirse en protagonistas: intendentes figurando en lugares políticos expectables (Tigre, Almirante Brown, Escobar, General Villegas), suplentes en las listas en un claro gesto de aval político (San Martín, San Miguel y Junín) y líderes distritales formando parte de un armado político más allá de sus distritos (San Fernando, Pilar, San Isidro, Vicente López, Malvinas Argentinas, Hurlingham, Olavarría, Luján y Mercedes).Desde Tigre, Massa se lanzó a construir su liderazgo nacional sostenido en una red territorial de intendentes decididos a ser los autores de su propia jugada en la política grande. Ante el modelo de centralización política del kirchnerismo, ellos diseñaron una confederación descentralizada de gestores jóvenes con decisión de unirse. El mito de la gestión junto a una valoración de lo nuevo y de lo moderno asociado a la juventud configuró la receta del cambio. Así el tigrense aprovechó una imagen de juventud y de gestión capaz de arrastrar los votos suficientes para tener un rol importante en el futuro del peronismo. Su jugada tenía un objetivo táctico, ofrecer otra opción al peronismo bonaerense debilitando al FpV, y dos estratégicos: cerrarLa derrota resultó grave para CFK porque desde 2005 el presidente cerraba las listasa diputados nacionales por Buenos Aires, mientras en el resto las negociaba con losgobernadores.Massa fue cabeza de Anses (2002-2007), intendente de Tigre (2007-junio 2008) y jefe de Gabinete de la presidencia (julio 2008-julio 2009).el camino a las voces kirchneristas que amagaban con una reforma constitucional y ser el candidato presidencial en 2015.El impacto adquirido por la estrategia de la liga rebelde se hizo evidente cuando CFK dio señales de percibirla como una amenaza para la continuidad de su poder, ordenando que el joven intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, encabece su nómina de diputados nacionales por la provincia. Por lo tanto, los jefes comunales lideraron las listas tanto del oficialismo como de la oposición bonaerense salida de sus entrañas12. Massa venció al lomense por 43,5 (3 943 056 votos) a 32,33 por ciento (2 900 494 votos), luego de subir una cuesta meteórica, pues en agosto los sondeos daban “empate técnico” y en octubre derrotaba a su rival por 11,62 puntos (Dirección Nacional Electoral)13. El revés tuvo también una doble consecuencia provincial: disminuir el poder del FpV en la legislatura bonaerense y debilitarlo en el CB donde ganó en 16 distritos frente a los 29 (sumando Morón) que había conquistado en 2011. Ahora 15 intendencias mostraban el dominio del FR14.III. La trayectoria de las elecciones 2015En las elecciones de 2015 la provincia concurrió en dos ocasiones a las urnas para elegir autoridades provinciales y legisladores nacionales, y a una tercera para votar presidente y vicepresidente de la República. Ellas fueron las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) donde se votaron los candidatos a diferentes cargos para las generales (en una boleta extensa nunca vista de 87 centímetros), las elecciones generales y el balotaje presidencial15. De las diez coaliciones con precandidatos a goberna-Al igual que el desprendimiento exitoso ensayado por Cafiero en 1985 y por Francisco De Narváez en 2009.CEOP y Aresco daban diferencias de 2 y 0,3 puntos hablando de «empate técnico» (Clarín, 2013; Perfil, 2013). Poliarquía, 2 puntos al 5 de agosto: Massa, 32,8 por ciento; Insaurralde, 30,1 por ciento; De Narvaez, 13,2 por ciento (La Nación, 2013). Perdió la mayoría quedando con 44 diputados y el FR con 19, mientras retuvo la mitad del Senado con 23 escaños, frente a 11 del FR. Aunque tras la caída en las encuestas de Massa algunos volvieron al FpV (Gabriel Katopodis de San Martín, Darío Giustozzi de Almirante Brown y Raúl Othacehé de Merlo) o emigraron al PRO (Gustavo Posse de San Isidro y Jesús Cariglino de Malvinas Argentinas, quien luego regresaría al FR), el golpe que el FR asestó al kirchnerismo fue estratégico para sus aspiraciones de continuidad. Los cargos eran: presidente y vicepresidente de la Nación, 35 diputados nacionales, gobernador y vicegobernador, 23 senadores provinciales en 4 secciones electorales (5 por la segunda, 9 por la tercera, 6 por la sexta y 3 por la octava), 46 diputados provinciales en la otras 4 secciones electorales (15 por la primera, 14 por la cuarta, 11 por la quinta y 6 por la séptima), 135 intendentes y candidatos a los concejos deliberantes. La novedad fue la elección de 19 diputados para el Parlasur por el distrito nacional y a 1 parlamentario por provincia.dor y vicegobernador, solo el FpV, Cambiemos Buenos Aires y Unidos por una Nueva Alternativa (UNA) los disputaron en la elección general16.De las tres, dos presentaban un solo ticket. Cambiemos evitó la competencia interna pese a los tres precandidatos presidenciales. El PRO y sus aliados acordaron la nominación de María Eugenia Vidal en una provincia gobernada desde hacía 28 años por el peronismo. Eso les permitía juntar fuerzas y evitar el desgaste de una campaña entre partidos que debían mostrarse unidos. De ahí que Vidal fue acompañada por un dirigente de la UCR, Daniel Salvador, con trayectoria en el tema derechos humanos, aunque casi desconocido para el electorado. Una armonía entre Macri y los otros presidenciables con Vidal era el panorama de Cambiemos. UNA integró su ticket con dos peronistas: el ex gobernador Felipe Solá y el técnico Daniel Arroyo. De ahí que el votante peronista contaba con una opción por fuera del oficialismo. Por lo tanto, únicamente el FpV competía en las PASO al llevar dos fórmulas: Julián Domínguez- Fernando Espinoza, ambos peronistas, y Aníbal Fernández (peronista)-Martín Sabbatella (un kirchnerista no peronista).Dada la permanencia, desde 1987, del peronismo al frente de la provincia, su triunfo descontado encerraba, no obstante, la principal incógnita de las PASO: quién resultaría el vencedor del FpV. La disputa entre Fernández y Domínguez revelaba las diferentes preferencias del kirchnerismo y del peronismo. Cercana al precandidato a vicepresidente Carlos Zannini y elegida por la presidenta, la primera fórmula custodiaba el legado k y garantizaba votos kirchneristas.La opción por Fernández ocurrió después del fracaso para la nominación del ministro del Interior, Florencio Randazzo, el predilecto del kirchnerismo. Luego de prometer a Randazzo competir por la presidencia, la presidenta dio marcha atrás consagrando solo a Scioli para ese puesto y proponiendo al ministro la precandidatura al Poder Ejecutivo de Buenos Aires. Públicamente, Randazzo rechazó el convite y el FpV quedó sin precandidato. Entonces CFK optó por una fórmula capaz de representar al kirchnerismo puro, formada incluso con un precandidato no peronista como Sabatella. La presidenta tomó esa decisión pese a que Fernández poseía una alta imagen negativa, que se popularizó y aumentó con rumores y acusacio-Fuera de FpV, Cambiemos y UNA estaban: Progresistas con dos fórmulas: Jorge Ceballos-Victoria Vuoto y Jaime Linares-Juan Carlos Pugliese (h); Compromiso Federal con una fórmula, Eduardo D´Onofrio-Ana Savignano; Frente Popular, con un fórmula, Adolfo Aguirre-Lidia Braceras; Patria Grande, con una fórmula, Manuel Bertoldi-Marina Santandino; Frente de Izquierda y de los Trabajadores con dos fórmulas, Christian Castillo-Juan Hermosilla y Néstor Pitrola-Rubén Sobrero; Movimiento al Socialismo con una fórmula, Héctor Heberling-Maximiliano Cisneros y el Movimiento Socialista de los Trabajadores, con una fórmula, Vilma Ripoll-Gustavo Giménez.nes de encontrarse ligado al narcotráfico. Su designación por parte de CFK constituyó la primera dimensión que llevó al resultado electoral.¿A qué se debió, entonces, su candidatura? Dado que la provincia carece de balotaje, y por lo tanto resulta electo gobernador el candidato más votado en la primera vuelta, el triunfo de Fernández se daba por descontado. Por lo tanto, sobre esta especulación, por cierto errónea, su elección respondió a la necesidad de CFK de manejar un territorio clave después de 2015. Su victoria le daría el poder de gobernar Buenos Aires para ejercer desde allí presión sobre Scioli o, en caso de perder éste, para que el FpV posea un reaseguro político-territorial.La segunda fórmula, más compatible con Scioli, expresaba mejor el peronismo y se la suponía con mayores condiciones de captar votos no kirchneristas, peronistas y filo-peronistas. Integrada por Domínguez, un peronista cercano a la Iglesia Católica con larga relación con el peronismo, y por Espinoza, un peronista tradicional, jefe del principal distrito del CB, La Matanza y con aspiraciones de jugar en la política grande, el ticket aseguraba la continuidad del justicialismo en el gobierno provincial, sin demasiadas intromisiones kirchneristas.La ciudadanía destinó el primer puesto al FpV con el 40,3 por ciento (sumados ambos contendientes), consagrando a Fernández con el 52,5 por ciento de los votos frente al 47,5 por ciento de Domínguez. La distancia entre ambos fue más exigua en el recuento total del FpV, donde los ganadores (21,21 por ciento) aventajaron por solo 2,02 puntos a sus competidores (19,19 por ciento), como muestra el Gráfico 1. Distancia que se vuelve más problemática para Fernández si se considera su imagen negativa, la escasa representatividad de su compañero de fórmula y la presencia de la opción peronista representada por UNA, que con el 19,5 por ciento de sufragios ocupó el tercer lugar. En consecuencia la novedad no fue el triunfo del FpV, sino que Vidal resultó la más votada (29, 4 por ciento). Las tres fuerzas reunieron el 89,2 por ciento de los votos válidos emitidos17.El restante 10,8 por ciento se repartió entre Progresistas 4 por ciento, FIT 3,7 por ciento, Compromiso Federal 1 por ciento y un conglomerado que no alcanzó el 1 por ciento de los votos (Atlas Electoral de Andy Tow).Gráfico 1
Porcentaje de votos en las PASO
Fuente: Elaboración propia en base a la Junta Electoral de la provincia de Buenos Aires.Las PASO planteaban tres interrogantes que permitían pensar en un cambio de signo político en Buenos Aires. 1) Cuál sería la influencia de la alta imagen negativa de Fernández en la decisión del voto, dado que las fórmulas no kirchneristas sumaron 60 por ciento de votos. 2) Hasta qué punto la polarización kirchnerismo-antikirchnerismo atravesaba también al peronismo, frente a una oferta electoral donde votar a Solá permitía descartar la alternativa oficialista manteniéndose dentro del justicialismo. 3) Hasta dónde la ausencia de balotaje ayudaría a consagrar gobernadora a Vidal, dada la división del voto panperonista y habiendo sido ella la candidata más votada.Pese a las alertas, el desenlace de la elección general (Gráfico 2) sorprendió a todos y acabó con los argumentos sobre la imbatibilidad de las máquinas partidarias, la incidencia de los programas de ayuda social directa en los resultados electorales y el frecuente efecto arrastre de la nación sobre la provincia. Vidal incrementó 10,07 puntos, mientras Fernández disminuyó 5,16 puntos. El Gráfico 2 muestra los porcentajes de votos de todos los candida-tos18. La mayoría bonaerense eligió fórmulas peronistas (54,54 por ciento) pero no a Fernández. La existencia de dos fórmulas peronistas, dispersaron el voto de sus simpatizantes y seguidores convirtiéndose en la segunda dimensión que contribuyó al resultado electoral.En votos: Vidal: 3 609 312; Fernández: 3 323 789; Solá: 1 763 241; Pitrola: 338 159; Linares: 215 159; en blanco: 792 230 (Junta Electoral de la Provincia de Buenos Aires).Gráfico 2
Porcentaje de votos en las elecciones generales

Fuente: Elaboración propia en base al Atlas Electoral de Andy Tow. La jornada electoral trajo seis novedades. 1) El justicialismo perdió luego de gobernar Buenos Aires durante 28 años consecutivos. 2) Por primera vez en la historia provincial una mujer salía electa gobernadora, sin ser hija, ni hermana, ni esposa de19. 3) A diferencia de sus predecesores, Vidal carecía de carrera nacional previa, pues provenía de la Ciudad de Buenos Aires. 4) Se trató de las elecciones a gobernador más competitivas desde el retorno a la democracia, como lo prueba el indicador de competitividad (Gráfico 3) que establece la diferencia entre el primero y el segundo. Vidal prevaleció 4,31 puntos porcentuales sobre Fernández20. 5) Sin superar el 40 por ciento de votos, Vidal se convertía en la gobernadora con el menor porcentaje de votos desde 198321.Hay solo 4 mujeres al frente de municipios bonaerenses: La Matanza, Verónica Magario(FpV); General Arenales, Erica S. Revilla (Cambiemos); Baradero, Fernanda C. Antonijevic(Cambiemos); y Montegrande, Sandra M. Mayol (UNA).La diferencia más exigua fue en 1987 cuando Cafiero derrotó a Casella por 6,82puntos (46,48 sobre 39,66 por ciento) y en 1999 cuando Carlos Ruckauf venció aGraciela F. Meijide por 6,9 puntos (48,3 sobre 41,4 por ciento) (Dirección NacionalElectoral).1983: Armendáriz (UCR) 51,98 por ciento; 1987: Cafiero (PJ) 46,48 por ciento; 1991:Duhalde (PJ) 46,26 por ciento; 1995: Duhalde (PJ) 56,69 por ciento; 1999: Ruckauf(PJ) 48,34 por ciento; 2003: Solá (PJ) 43,32 por ciento; 2007; Scioli (PJ) 48,24 por ciento; 2011: Scioli (PJ) 55,07 por ciento (Junta Electoral de la Provincia de Buenos Aires).Gráfico 3
Elecciones a gobernador (1983-2015). Votos obtenidos por el primer y segundo candidato

Fuente: Cippec (Cuadernos electorales provincia de Buenos Aires, 2015).La victoria de Vidal sobre Fernández en 7 de las 8 secciones electorales (con la tercera como excepción), no debe ocultar que la distribución de los sufragios en el CB y en el interior (Gráfico 4) reflejó la diferencia política existente entre ambos territorios. Mientras Vidal aventajó en el interior, Fernández logró la delantera en el CB. 6) Finalmente, Fernández cosechó la menor cantidad de votos en la historia del peronismo bonaerense, incluso menos que los obtenidos por Herminio Iglesias. Por imponer una fórmula leal, CFK perdió Buenos Aires.Gráfico 4
Distribución de votos a Vidal y a Fernández en CB e interior

Fuente: Elaboración propia en base a La Nación Online (2015b). El FpV resultó incapaz de obtener los votos necesarios para ganar y tampoco consiguió el “efecto arrastre” nación-provincia, que se transformó en la tercera dimensión que contribuyó al resultado electoral. Scioli sumó 1,95 puntos más que Fernández (37,13 a 35,18 por ciento). Una diferencia de votos en blanco entre la categoría a presidente y a gobernador se dio mayormente en municipalidades donde ganó Scioli. El dato esclarecedor: la acusación de “fuego amigo” que hizo el jefe de Gabinete tras la elección (Murillo et al., 2015). Vidal planteó en su campaña la necesidad del voto útil debido a la ausencia de balotaje y de hecho obtuvo 447 337 sufragios más que Macri (39,49 frente 32,92 por ciento). En consecuencia, en Cambiemos no solo faltó “efecto arrastre”. Por el contrario, un significativo corte de boleta a favor de Vidal constituyó la cuarta dimensión del resultado electoral. Management & Fit registró que la diferencia entre los votos a gobernador y a presidente para las fuerzas ganadoras, desde 1983, había oscilado entre 3,1 por ciento negativo y 4,9 por ciento positivo para la candidatura a gobernador22. Ahora Vidal superaba a Macri en 6,7 puntos, debido a la adhesión de votantes a otros presidenciables, quienes lograron más votos que sus postulantes a goberna-dor23. Macri acertó en nominar a Vidal, pese a quienes la consideraban una decisión subóptima y creían en la necesidad de una coalición con el FR, que llevase a Massa como aspirante a la gobernación; no solo para traer votos a la fórmula presidencial sino también ganar Buenos Aires.En los comicios legislativos, las secciones primera, cuarta, quinta y séptima eligieron diputados y las secciones segunda, tercera, sexta y octava, senadores24. Como muestran los Gráficos 5 y 6 hubo una escasa diferencia de resultados entre las PASO y la elección general. En la última, en la categoría legisladores, el FpV consigue 0,63 puntos (56 304 votos) más que Cambiemos. Aunque en el CB, el FpV aventaja por 3,62 puntos a Cambiemos y en el interior, Cambiemos supera por 2,99 puntos al FpV25. Estas cifras son relevantes en la conformación de las Cámaras.Gráfico 5
Resultados por sección en la categoría diputados provinciales

Fuente: Elaboración propia en base a la Junta Electoral de la provincia de Buenos Aires.Gráfico 6
Resultados por sección en la categoría senadores provinciales

Fuente: Elaboración propia en base a la Junta Electoral de la provincia de Buenos Aires.El número efectivo de partidos (NEP) se mantuvo alrededor de 3, tal como sucedía desde 2007: 3,3 para diputados y 3,25 para senadores provinciales. El Gráfico 7 muestra la relación entre el NEP y la desproporción representativa provincial que también se conserva.Gráfico 7
Número efectivo de partidos en las categorías diputados y senadores provinciales

Fuente: Cippec (Cuadernos Electorales provincia de Buenos Aires, 2015).Con 19 diputados y 13 senadores obtenidos por Cambiemos, 17 y 8 por el FpV y 10 y 2 por UNA, respectivamente, los Gráficos 8 y 9 muestran la conformación legislativa26. Considerando que el cuórum propio implica 49Número de escaños en Diputados: el FpV 36, Cambiemos 28, UNA 20, FAP 4, Justicialismo Bonaerense 2, FIT 1 y Peronismo Bonaerense 1. En senadores 16 para Cambiemos, 8 para el FpV, 9 para UNA, 2 para el Justicialismo Bonaerense, 1 para el GEN y 1 para PJ Néstor Kirchner. diputados y 25 senadores, la nueva gobernadora con 28 y 16 en cada Cámara enfrenta una situación de gobierno dividido. El FpV se queda con la primera minoría en ambos recintos, con lo cual Cambiemos deberá acordar con otras fuerzas para lograr cuórum. Sin embargo, ha logrado un beneficio. Si antes la sobrerrepresentación del interior favorecía a la oposición, ahora se vuelca hacia el oficialismo.Gráfico 8
Bancas que mantiene y nuevas bancas obtenidas en la HC de Diputados

Fuente: Elaboración propia en base a los datos de la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires.Gráfico 9
Bancas que mantiene y nuevas bancas obtenidas en la HC de Senadores

Fuente: Elaboración propia en base a los datos de la Cámara de Senadores de la provincia de Buenos Aires.En el ámbito local es llamativo el retroceso del FpV en el CB, donde obtuvo 19 municipios, mientras Cambiemos alcanzó 11 y UNA 327. En el interior, Cambiemos queda gobernando 54 municipalidades, entretanto 36 son para el FpV. Ahora bien, considerando que el interior posee un mayor porcentaje de capas medias y que los candidatos peronistas sumados (FpV y FR) vencieron en mayor número de distritos del CB (22 en total), resulta evidente que el peronismo sigue reteniendo un alto porcentaje de votos donde se encuentran las franjas más pobres de la población. La fortaleza del peronismo entre los sectores humildes —mayoritarios en Florencio Varela, Moreno, Berazategui y Merlo— se conserva en el CB, sumando los votos del FpV y de UNA. Sin embargo, el kirchnerismo recibió un duro golpe en el CB, comparando con los 29 distritos conquistados en 2011.Tomado en perspectiva histórica, un nuevo cambio se ha producido en el CB. Con el retorno a la democracia en 1983, el territorio dibujó un mapa bicolor en el cual los 19 distritos que entonces lo conformaban se repartieron, casi en partes iguales, entre la UCR y el PJ. Cuando se elevó a 23 el número de municipios, con la reforma constitucional de 1994, sucede un largo período de monocolor justicialista (entre propios y aliados) apenas interrumpido por la Alianza en 1999. Cuando la ley de 2006 amplió su número a 33 distritos, se continuó manteniendo el color único. Ese monocolor se fractura en las elecciones generales con la presencia de un mapa, esta vez tricolor.I V. El impacto bonaerense sobre la elección nacionalDados la imbricación, el juego anidado y un padrón de 38 por ciento de votantes sobre el total país, la sección argumenta el impacto de la provincia en los resultados presidenciales. A propósito de la imbricación y el anidamiento, los candidatos a la gobernación por Cambiemos y por el FpV fueron elegidos por la presidenta, en el primer caso, y por la jefatura de la coalición, en el segundo. El oficialismo tenía dos expectativas que la elección bonaerense transformó en infundadas: 1) alcanzar la presidencia y 2) hacerlo sin balotaje. Veamos.La relación entre Scioli y la presidenta atravesó múltiples vaivenes, desde que el gobernador anunció su interés por ser candidato presidencial deEl kirchnerismo castigó a los intendentes del CB que en 2013 se fueron al y luego volvieron del FR, con duras internas en las que cayeron los mandatarios de Merlo y de Almirante Brown, y curiosamente en algún caso cuando salieron airosos de la elección primaria no fueron respaldados por la ciudadanía (como en Pilar) en los comicios provinciales. Por el lado del FR, perdió Malvinas Argentinas y Hurlingham a manos del kirchnerismo, y retuvo Tigre, San Miguel y San Fernando.manera inconsulta con su jefa. Una tensión entre convertirse en el sucesor de CFK y al mismo tiempo demostrar autonomía política produjo desavenencias, que incluso habían llevado al FpV bajo las órdenes de la presidenta a ubicar un kirchnerista duro, Gabriel Mariotto, a la vicegobernación en 2011. La presidenta acabó aceptando a Scioli, en parte porque las encuestas se lo imponían, en parte porque no construyó un delfín. El gobernador no representaba de manera nítida al FpV, sobre todo a su núcleo duro menos cercano al peronismo, a buena parte de los organismos de derechos humanos, a sectores piqueteros y a otras organizaciones sociales pro kirchneristas. Sin embargo, por esta misma razón, la candidatura de Scioli significaba beneficios, pues el gobernador aparecía menos confrontativo y con mayores posibilidades de atraer votos de ciudadanos próximos al peronismo, además de los propios justicialistas. Por lo tanto, Scioli era un candidato que, electoralmente, cabalgaba entre el kirchnerismo puro (que lo votaría de todas formas) y el peronismo.Las tres instancias electorales bonaerenses colocan a Scioli en una posición crecientemente desventajosa, pese a que en todas ganó la provincia. En las PASO, Scioli alcanzó el 39,69 y Macri, 24,81 por ciento, aunque Cambiemos obtuvo el 29,15 por ciento. Massa salió tercero con el 20,65 por cien-to28. El resultado mostró, en primer lugar, que la evidente fortaleza electoral de Scioli (14,87 puntos de votos más que Macri) era insuficiente para alcanzar la mayoría (es decir, la mitad más uno de los votos). Pese a gobernar 8 años consecutivos, poseer una alta imagen positiva y una mayor intención de voto, las cifras colocaban su candidatura presidencial al borde del abismo. En segundo lugar, el corolario de las primarias probó el atractivo de Cambiemos en torno a la precandidatura de Macri, quien venció holgadamente a sus rivales, dejando al descubierto su bajo poder electoral (Gráfico 10)29. En tercer lugar, la cantidad de votantes que optaron por Massa a presidente demostraba el daño que su candidatura infligió a las aspiraciones presidenciales del FpV. Massa hería el voto oficialista y daba una opción presidencial al peronista desencantado con el kirchnerismo. El tigrense adquirió envergadura político-electoral merced a la arena electoral bonaerense y allí mantenía su principal caudal electoral.Porcentaje sobre los votos positivos; sobre los válidos: Scioli, 37,69 por ciento; Macri, 27,68 por ciento; y Massa, 19,61 por ciento. Distribución de votos: Scioli: 3 418 176, Macri: 2 136 361 y Cambiemos: 2 510 298, Massa: 1 778 909 (Dirección Nacional Electoral).Sanz-Llach obtuvo el 7,05 por ciento, Carrió-Flores, el 7,85 por ciento mientras Macri-Michetti el 85,10 por ciento (Dirección Nacional Electoral).Gráfico 10
Las PASO a presidente en Cambiemos

Fuente: Elaboración propia en base al Atlas Electoral de Andy Tow.En la elección general, la sangría continuó para el oficialismo, al disminuir significativamente la distancia entre Scioli y el segundo. Si en las PASO había sido de 14,87 puntos, ahora la diferencia se acortó en tan solo 4,21 puntos (37,13 a 32,92 por ciento) (Dirección Nacional Electoral). Pese a las especulaciones que erróneamente pronosticaban una migración de buena parte del voto radical (en las PASO destinado a Sanz) hacia otros postulantes, el jefe de Gobierno de la CABA sumó 3 puntos más, al total de votos que retuvo de Cambiemos30. Por eso la victoria de Vidal causó el doble efecto de hacer leer casi como un fracaso el triunfo de Scioli en Buenos Aires y de fortalecer las aspiraciones presidenciales de su espacio. Entretanto, los votantes de Massa (22 por ciento; es decir 2 062 610 votos) pasaban a convertirse en los árbitros del balotaje31. El balance final de la primera vuelta acabó con Scioli obteniendo el porcentaje más bajo de votos provinciales a un presidente peronista32.En cuanto a la distribución de los votos en esta instancia, en el CB Scioli sacó el 42,8 por ciento (2 620 809) y Macri el 31,38 por ciento (1 921 582); mientras en el interior el último con el 40,60 por ciento (1 109 586) superó a Scioli que alcanzó el 29,21 por ciento (798 232). Entonces, en el CB, Scioli aventajó a su rival por 699.217 sufragios, mientras en el interior, Macri lo hizo por 311 354 votos. Se trató de una primacía para el FpV de 387 863 votos; ella era suficiente para copar la elección general. Pero para lograr la presidencia, el aspirante del FpV debía conseguir, en el balotaje, una diferencia sustantiva e irreversible en Buenos Aires, incluso mayor que la de sus predecesores. Era el único modo de compensar las derrotas que seguramente sufriría en distritos muy poblados como Córdoba, Santa Fe, Mendoza y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires33.Al no conseguir esa diferencia, los votos a presidente obtenidos por Scioli en su provincia contribuyeron a su derrota nacional. Buenos Aires le ofreció poco más de la mitad de los puntos con que se distanció de Macri en total país, donde el postulante del FpV lo aventajó por 737 386 votos. Con estos números se abría la incógnita: ¿quién sería el destinatario de los más de 6 000 000 de votos a presidente, reunidos por las otras fuerzas políticas cuya mayoría pertenecía a UNA34?En el balotaje, primero, la distancia se vuelve a acortar a favor de Cambiemos: Scioli aventajó a Macri por solo 2,3 puntos (219 147 votos), es decir 51,1 a 48,85 por ciento35. Segundo, continuó la tendencia de las dos elecciones anteriores: en el CB Scioli recibe más votos que Macri —53,68 (3 548 185) a 46,32 por ciento (3 061 800)— mientras que en el interior Macri supera al gobernador —54,9 (1 564 526) a 45,10 por ciento (1 285 495). Tercero, permaneció la inclinación peronista de los sectores más humildes del CB que en sus distritos más pobres trasladaron los votos de UNA a Scioli. Buenos Aires se partió en dos, al igual que el resto del país. La provincia le aporta a Cambiemos el 35,87 por ciento del total de los votos que consagraron a Macri presidente, es decir, menos que a Alfonsín y poco más que a De la Rúa; siendo los presidentes peronistas los que siempre recibieron el mayor caudal electoral de la provincia36.En ésta Macri aventaja a Scioli por el 25 por ciento de los votos (Datos de la Dirección Nacional Electoral).Massa había logrado 5 386 977, el FIT 812 530 mientras Stolbizer 632 551 y RodríguezSaá 412 578 (Dirección Nacional Electoral).Macri aventajó a Scioli en el balotaje, total país, por 678 774 votos (12 988 349 a 12 309 575) (Dirección Nacional Electoral). Si bien Córdoba fue decisiva para Macri, pues obtuvo 930 831 votos más que Scioli (Macri: 1 546 831, Scioli: 616 002), la principal ventaja de Scioli debía provenir de Buenos Aires, donde superó por 219 147 votos a Macri (Dirección Nacional Electoral).Aporte sobre el total país: a Raúl Alfonsín, 37,26 por ciento; a Carlos Menem en 1989, 39,68 por ciento y en 1995, 39,30 por ciento; a Fernando de la Rúa, 35,53 por ciento; a Néstor Kirchner, 44,25 por ciento; a Cristina Fernández de Kirchner, en 2007, 38,67 por ciento y en 2011, 40,80 por ciento (Atlas Electoral de Andy Tow).V. ConclusiónUna continuidad persiste en Buenos Aires. El interior continúa más esquivo al peronismo, mientras el CB sigue siendo su territorio, y su victoria se da de manera contundente en los distritos más pobres. En cuanto a las novedades, demostramos que se dieron en los niveles Ejecutivo, Legislativo y local: 1) la derrota peronista a la gobernación luego de 28 años, 2) el ascenso de una mujer al Poder Ejecutivo, 3) quien carecía de carrera nacional previa como sus predecesores, 4) el mayor indicador de competitividad desde 1983, 5) la proporción más baja de votos a un gobernador desde el retorno a la democracia, 6) el menor porcentaje de sufragios para un aspirante peronista a la gobernación, desde 1983, 7) la sobrerrepresentación legislativa a favor del oficialismo luego de 28 años, y 8) el mapa tricolor del CB.Todas las novedades se comprenden merced a los resultados electorales causados por la convergencia de las cuatro dimensiones señaladas. Desde las estrategias políticas, dos de ellas tienen como marca distintiva los juegos anidados diseñados por las jefaturas partidarias. 1) La desafortunada candidatura del FpV resultó de la decisión de CFK de descartar el triunfo bonaerense y ubicar una fórmula leal a su conducción, para ejercer presión desde Buenos Aires sobre el futuro poder central. 2) La división de la opción peronista se inicia exitosamente en 2013 en Buenos Aires y el FR la sostiene, pese a las presiones para que Massa sea candidato a gobernador por Cambiemos. La imbricación lleva a Massa a diseñar una estrategia de anidamiento nación-provincia que derrotada, bien puede mantener y ampliar su caudal electoral en el futuro. A su vez, la aparente decisión subóptima de Cambiemos termina victoriosa. Al continuar Massa en la carrera presidencial, la división del voto peronista en la provincia y la mala imagen de Fernández dieron a Vidal mayores chances de ganar.Las dimensiones restantes, 3) la ausencia del efecto arrastre de Scioli sobre Fernández y 4) el corte de boleta a favor de Vidal, confirman que el voto de una franja ciudadana desanudó aquello que venía anidado desde las direcciones del FpV y de Cambiemos. Entonces, el artículo alegó una primera causalidad: que la imbricación nación-provincia fuerza a los jefes políticos a diseñar juegos anidados en Buenos Aires, cuyo resultado electoral depende, por un lado, de su perspicacia para leer las demandas ciudadanas y de sus posibilidades de llevar un buen candidato y, por el otro, de la voluntad de los votantes.Si esto es así, el texto sugiere que las cuatro dimensiones poseen una segunda causalidad: las dos primeras (la candidatura de Fernández y el mantenimiento de la escisión peronista) fueron responsabilidad de la oferta partidaria, y condujeron a las otras dos (ausencia de efecto arrastre y corte de boleta), que estuvieron en manos de las opciones ciudadanas. De este modo mientras la imbricación y los juegos anidados nacionalizan la política bonaerense en lugar de territorializarla, como ocurre con el resto de las provincias, una franja ciudadana se empeña en conferirle, con su voto, cierto grado de autonomía. Desde ahí contribuye a definir la arena nacional.

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