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Estudios Socioterritoriales
versión On-line ISSN 1853-4392
Estudios Socioterritoriales vol.19 Tandil jun. 2016
ARTÃCULO CIENTÃFICO
Valorización de la naturaleza y el territorio. Opciones teóricas-metodológicas para pensar otras territorialidades posibles
Valorization of nature and territory. Theoretical and methodological options to think about other possible territorialities
Silvia Valiente(*)
Alejandro Schweitzer(**)
(*) Doctora en Geografia. CONICET. Universidad Nacional de la Patagonia Austral. Instituto Superior de Estudios Ambientales (ISEA-UNC) Av. Lisandro de la Torre 1070 (CP 9400) RÃo Gallegos, Santa Cruz, Argentina, scvaliente@gmail.com
(**) Doctor en GeografÃa/Ordenamiento del Territorio/Urbanismo. Investigador independiente CONICET-UNPA. Av. Lisandro de la Torre 1070 (CP 9400) RÃo Gallegos, Santa Cruz, Argentina, alejandro.schweitzer@gmail.com
Recibido: 05 de agosto 2016
Aprobado: 09 de abril 2016
Resumen
El objetivo de este artÃculo consiste en pensar otras territorialidades posibles a partir de considerar las distintas valorizaciones de la naturaleza y del territorio desde determinadas opciones teóricas. Estas sonla perspectiva decolonial, la ecologÃa polÃtica y la ecologÃa de los saberes, próximas entre sà en lo que respecta a su posicionamiento ético-polÃtico. Además comparten las crÃticas a la ciencia moderna en lo que refiere a la simplificación de la realidad, el conocimiento abstracto y normalizado. Toman distancia del pensamiento conservador, el que sólo se interesaba por preservar el orden y explicar las continuidades espacio-temporales. De igual modo toma distancia de la jerarquÃa de saberes o epistemicidios heredados de la modernidad. Proponen el conocimiento situado, el arte de la argumentación para la comprensión, el conocimiento en términos dialógicos, como opción metodológica. Desde estas aportaciones transdiciplinares actuales proponemos en este trabajo pensar las posibilidades que las mismas ofrecen para el reconocimiento y abordaje de otras territorialidades posibles, en el marco de las investigaciones en marcha vinculadas al modelo neoextractivominero en Argentina.
Palabras clave: EcologÃa de los saberes; EcologÃa polÃtica; Decolonialidad; Producción de territorialidades
Abstract
The aim of this article is to think about other possible territorialities from considering the different appreciations of nature and the territory from certain theoretical options. These are the decolonial perspective, political ecology and ecology of knowledge, close to each other with respect to its ethical-political positioning. They also share criticism of modern science as regards simplification of reality, abstract and standardized knowledge. They take away the conservative thought, which was only interested in preserving order and explain the spatio-temporal continuities. Similarly it takes away from the hierarchy of knowledge or inherited epistemicidios of modernity. Propose situated knowledge, the art of argumentation for understanding, knowledge in dialogic terms, as a methodological option. Since these current transdisciplinary contributions propose in this paper think the possibilities they offer for recognizing and addressing other possible territorialities, as part of ongoing investigations linked to the mining model in Argentina neoextractivo.
Key words: Ecology of knowledge; Political ecology; Decoloniality; Production territorialities
Introducción
La preocupación central de este artÃculo versa sobre el tratamiento de determinadas opciones teórico-metodológicas desde las cuales abrevar el tema de la valorización del territorio y la naturaleza, preocupación que atraviesa las investigaciones en marcha vinculadas al modelo neoextractivo minero en Argentina(1). Como estas valorizaciones están siempre ligadas a proyectos polÃtico-estratégicos de un sector que pretende imponerse sobre otro mediante formas de apropiación, delimitación e identidad de un espacio en un momento histórico determinado, donde finalmente la territorialidad dominante de un Estado se impone, surge la necesidad de entablar diálogos y hallar vÃas analÃticas que permitan el reconocimiento de otras posibles territorialidades, en general, en contravÃa a la hegemónica pero no solamente, territorialidades que entran en pugna por tener diferentes proyectos. Allà cobra sentido el esfuerzo conceptual y analÃtico de este trabajo.
En términos generales, este trabajo, si bien procede de un discurso disciplinar en particular como es la GeografÃa, representa un esfuerzo de apertura hacia aportes transdiscipinares. Cada vez más se asume que los lÃmites no son rÃgidos, y no sólo los territoriales de los Estados nacionales, sino los disciplinares, de allà la necesidad de avanzar hacia estas miradas desde las cuales pensar la producción de nuevas territorialidades (Porto Gonçalves, C. 2001).
El escrito se organiza de la siguiente manera. Se presentarán las opciones referenciadas por separado, comenzando por la cuestión metodológica para seguir con las perspectivas transdisciplinares actuales, para finalmente integrarlas en un ejercicio analÃtico en el que analizaremos las posibilidades de articulación de estas opciones con el análisis de procesos espacio-temporales.
La necesidad del conocimiento situado y la enunciación localizada para el abordaje de otras territorialidades posibles
Las perspectivas teórico-epistemológicas que analizaremos en este artÃculo implican también un posicionamiento metodológico, desde el cual básicamente se asume que todo conocimiento es situado.
De modo introductorio al tema, resultan interesantes las aportaciones de Cora Escolar y Juan Besse (2011) sobre la producción del conocimiento social. Siguiendo a estos autores, toda actividad social e investigativa tiene una dimensión epistemológica, y está atravesada y/o constituida por los siguientes contextos y/o dimensiones:
- EpistemologÃas (plural): hacen referencia a discursos meta-teóricos con valor disciplinar.
- EpistemologÃa: se trata de concepciones o perspectivas epistemológicas que despliegan teorÃas del objeto y del sujeto de conocimiento.
- Epistémico: tiene que ver con los contextos históricos, culturales y filosóficos en los cuales se desarrolla un estilo de pensamiento.
Desde estas aportaciones, los autores citados sitúan la propuesta de conocimiento situado en la propuesta epistemológica del constructivismo, desde la cual toda producción de conocimiento sobre la realidad asume que el dato es construido y es un camino que va desde lo racional a lo real. Por lo tanto, el dato no es dado; sino que evidencia la posición y el lugar epistemológico del investigador. Conforme a esta perspectiva constructivista, a la que adherimos, siempre el dato está lleno de intencionalidad y determinado estructuralmente. En consonancia con esta lÃnea de pensamiento Mignolo (2008) privilegia el âestar aquÃâ, resaltando que la enunciación siempre está localizada.
Para ampliar este apartado, incorporamos los aportes de Bertoldi et al. (2008), para quien el conocimiento es siempre situado porque el sujeto que investiga es a la vez un sujeto singular, social e investigador.
Como sujeto singular es un sujeto interceptado por sus propias impresiones, sentimientos, intuiciones, su propia subjetividad, su propia percepción de lo real; como ser sujeto social, es un sujeto portador y constructor de lo social, parte activa de un proceso que lo condiciona y al que él contribuye desde su posición en la sociedad, a través de sus opiniones, experiencias, prácticas, expectativas y creencias; y como ser sujeto investigador es un sujeto que se constituye al entrar en relación con el informante y condicionado por su epistemocentrismo (Bertoldi , S. et al. 2008)
Teniendo en cuenta estas consideraciones, desde esta vÃa navegaremos en nuestro objeto de estudio, esto es, los procesos de territorialización ligados a actividades extractivas. En efecto, el conocimiento situado y la enunciación localizada aparecen como elementos ineludibles, o los más pertinentes para el reconocimiento y comprensión de procesos de colonización de la naturaleza que atraviesan los territorios en Argentina en el marco de la adopción del neoextractivismo como modelo de explotación, escenario en el cual se proponen otras territorialidades posibles.
La valorización de la naturaleza en la producción de territorialidades
La valoración de la naturaleza puede adoptar distintas modalidades y guarda relación con los proyectos polÃtico-estratégicos que despliega cada grupo en el territorio, cuyo resultado es la producción de territorialidades. Pero cuando referimos a valorización de la naturaleza, estaremos aludiendo en este trabajo a las disputas y los diversos sentidos que se construyen en torno a ella. Estos sentidos o visiones en pugna adquieren relevancia en el presente escenario mundial caracterizado por la mercantilización de la naturaleza.
Cajigas-Rotundo (2007) organizó estas visiones de naturaleza en torno a dos ideas contrapuestas. Estas son las ideas de la escasez y la abundancia. Las mismas surgen de epistemologÃas diferentes, aportando cada una visiones contrapuestas acerca del desarrollo, la naturaleza, la biodiversidad y los bienes comunes. En el choque entre estas dos visiones se configura el territorio como campo de conflicto.
"(â¦) considero importante ampliar la noción propuesta por AnÃbal Quijano de "colonialidad del poder", basada sólo en la articulación de las poblaciones indias y africanas, a las jerarquÃas laborales del sistema-mundo. Utilizaré la noción de biocolonialidad del poder, para referirme a la actual producción de la naturaleza en el marco del capitalismo posfordista" (Cajigas-Rotundo, J., en Castro-Gómez y Grosfoquel 2007:169, comillas y cursiva en el original).
Siguiendo a este autor, los capitales transnacionales se identifican con la visión o relato de la escasez. Los procesos de acumulación del capital global ingresan a los territorios por diversas vÃas como la desregulación polÃtica y económica, la expansión geográfica y procesos de despojo. Sin embargo, el relato de la escasez no alcanza una hegemonÃa total y se encuentra en la escala local-regional con la narrativa y la práctica polÃtica local desplegada por los sujetos locales, donde muchos tienen una valorización de la naturaleza asociada a la visión de la abundancia(2).
AsÃ, mientras que para ciertos grupos sociales de espacios periféricos, y por lo general subalternos, la naturaleza es entendida como un bien común y recurso; para el capital global la naturaleza es vista exclusivamente como recurso, desde el cual se enfatiza su carácter escaso promoviendo, en términos del autor arriba citado, una visión glotona de la misma. Desde esta óptica, el capital global promueve un extractivismo depredador basado en la permanente acumulación por desposesión, que implica tanto una desposesión de los bienes comunes, como un despojo gradual del futuro (Delgado Ramos, G. 2012).
Delgado Ramos (2012) también afirma que buena parte de parte de lo obtenido en el proceso de acumulación por desposesión, se destina a ahorro y especulación financiera, incluyendo los fondos de pensión. Desde esta lógica se visualiza el agotamiento de las reservas con una visión basada en la escasez de los recursos. Por otro lado, a partir de la década de 1990, la emergencia de China como potencia económica mundial, se acompaña de la aceleración de procesos de urbanización e incremento del consumo de millones de personas y grandes proyectos de infraestructura. Ello acentúa la demanda de todo tipo de bienes naturales, lo que permite entender el mantenimiento en la proyección de grandes capitales hacia Ãfrica y Latinoamérica, aún en plena crisis financiera, y el aumento de la demanda de commodities para abastecer sus procesos de industrialización y de acumulación.
En este esquema, los grupos sociales de las colectividades territoriales que estudiamos(3) en nuestros proyectos de investigación, proclaman por visiones alternativas al desarrollo. A las comunidades locales se les confiere un posicionamiento marginal en la formulación de polÃticas públicas de valorización de la naturaleza y en la toma de decisiones asociadas a la distribución de los beneficios económicos en el caso de su puesta en valor mercantil. En esta dinámica, la soberanÃa polÃtica de paÃses y pueblos queda integrada de manera subordinada en la lógica de la integración y desarrollo sustentable propiciado por el discurso neoliberal debido a la cesión en el control de los recursos naturales incluidos en el territorio (Villamar, A., en Sandoval Palacios et al. 2011).
Conforme a las fuentes consultadas, en América Latina existe un estrecho vÃnculo entre las pretensiones de un desarrollo para la región y el extractivismo, expresando una valorización de la naturaleza asociada a la escasez. Esta perspectiva se identifica con una visión lineal de la historia, el progreso y el desarrollo, reconociendo una visión única de la naturaleza, la biodiversidad y los bienes comunes. Esta visión heredada de la modernidad, o visión antropocéntrica enfatiza en la valoración económica del entorno y la penetración del mercado en la naturaleza (Gudynas, E. 2015), como lo hemos expresado anteriormente.
"Esta perspectiva antropocéntrica tiene muchas implicancias. Por un lado, la Naturaleza es fragmentada en componentes, los que son reconocidos como "recursos". Por otro lado, la apropiación de esos "recursos" necesariamente exige poder controlar, manipular y poseer el ambiente (â¦) Bajo este tipo de apropiación, la utilidad discurre por intereses que giran alrededor del beneficio y la rentabilidad" (Gudynas, E. 2015:20, comillas en el original).
En contrapartida, la perspectiva centrada en la abundancia podrÃa corresponderse o estarÃa en sintonÃa con la visión biocéntrica, la que rechaza una visión única de la naturaleza y deja de ser pensada como mercancÃa o capital. En ella todas las especies tienen la misma importancia y merecen ser protegidas. Esta perspectiva anclada en las cosmovisiones de los pueblos indÃgenas ha sido incorporada a la constitución de Ecuador a partir del Buen Vivir, y a partir de ella, la esfera polÃtica ha incorporado la cuestión ambiental (Gudynas, E. 2015).
"El biocentrismo no quedó restringido a una discusión entre filósofos y militantes ambientalistas, sino que afectó diversidad discusiones sobre conservación y polÃticas ambientales (â¦) el biocentrismo hace posible regresar a la idea de una Naturaleza que deja ser un mero agregado de mercaderÃas o capitales y vuelve a ser un conglomerado de especies vivas (Gudynas, E. 2015:64-70).
En suma, estas visiones de naturaleza, no dialógicas entre sÃ, intervienen en la producción de territorialidades en tanto que tienen que ver con el desarrollo de un determinado proyecto polÃtico-estratégico vinculado a la naturaleza que cada grupo defiende. Por lo tanto, el análisis de las dinámicas territoriales no puede eludir el análisis de las visiones de naturaleza sintetizadas en este apartado.
Territorio y territorialidad
La resignificación de la noción de territorio se remonta a la década de 1980, desde el giro espacial en las ciencias sociales, y el giro cultural en GeografÃa, donde lo territorial aparece como una dimensión más problematizada. Ya lo planteaba Jackson, uno de los precursores de la nueva geografÃa cultural. "Con el giro cultural, el proceso se ha vuelto más recÃproco, tomando la sociologÃa y los estudios culturales cada vez más conceptos e ideas de la geografÃa" (Jackson, P. 1989:46)
Desde estos giros la GeografÃa comenzó a realizar valiosos aportes en las Ciencias Sociales, los que condujeron a la creciente popularidad de algunos términos, tales como centro y periferia, frontera y zonas fronterizas, espacios, lugares y dominios, -categorÃas citadas por Jackson-; a la vez que se volvieron más sensibles a temas que expresaban la diferencia, heterogeneidad, pluralidad, como la subalternidad, encontrando en el poscolonialismo el marco teórico más propicio para dar cuenta de la experiencia cambiante del espacio.
"En los años 80 se identificaron una serie de "nuevas direcciones" dentro de la geografÃa cultural (Cosgrove y Jackson 1987) basados en enfoques ya existentes para la interpretación del paisaje que llevaron a nuevas alianzas con los estudios poscoloniales y feministas" (citados en Jackson, P. 1989:42, comillas y paréntesis en el original).
Estas alianzas y giros experimentados, complejizaron las conceptualizaciones en la disciplina. Eso ocurrió con la de territorio. En términos generales, varios autores coincidieron en conceptualizar el territorio como un espacio de poder. Souza (1995) definió el territorio como un "espacio definido y delimitado por y a partir de relaciones de poder" (Souza 1995:78, en Sack, R. 1986).
Sobre la abundante y diversa literatura existente, transitaremos desde las aportaciones de R. Sack, quien enfatiza más en la dimensión polÃtica del territorio en términos de control, hasta la propuesta multidimensional de R. Haesbaert.
En Sack (1986), territorio y territorialidad están asociados a un fenómeno de orden polÃtico, pero también vinculado a cuestiones socio-culturales, como la identidad social. Sack recupera a Haesbaert, para quien existe un consenso acerca de que la dimensión polÃtica es la que mejor responde a la conceptualización de territorio. No restringe el concepto de territorio al estado nación (Sack, R. 1986). También recupera los aportes de Souza, quien destaca el carácter especÃficamente polÃtico del territorio, definido como un campo de fuerzas, donde las relaciones de poder están espacialmente delimitadas (Sack, R. 1986).
Desde esta conceptualización, el territorio es el escenario en el que se desarrollan todas las relaciones sociales. Es un espacio de poder, de gestión y de dominio donde cada uno de los actores se apropia de manera desigual y produce formas distintas de organización territorial. Estas formas de organización no son coincidentes muchas veces con las necesidades locales. En ese contexto podrÃan generarse otras territorialidades. Por lo tanto, la concepción misma de territorio nos lleva a la de territorialidad.
"Aquà es importante explicitar la distinción entre territorio y territorialidad. Algunos autores, con una visión más estrecha, reducen la territorialidad a una dimensión simbólico-cultural del territorio (â¦) la territorilidad desde nuestro punto de vista es "algo abstracto", como dice Souza, no en un sentido que la reduzca al carácter de abstracción analÃtica. Ella es una abstracción también en el sentido ontológico, en cuánto "imagen" o sÃmbolo de un territorio, que efectivamente existe y puede inferirse eficazmente como una estrategia polÃtico-cultural, de igual modo que el territorio al cual se refiera no esté materialmente manifestado âo no se haya conocido, ejemplo la tierra prometida de los judÃos" (Haesbaerth, R. 2007:40-41, comillas en el original, resaltado propio y traducción propia).
Ampliando esta conceptualización, Haesbaert abandona la noción de espacio como soporte o escenario de actividades, para entenderlo como simultáneamente dominado y apropiado. Como espacio dominado está constituido por procesos puramente utilitarios y funcionales, convirtiéndose en un espacio vacÃo donde predomina la ausencia de sentido socialmente compartido; mientras que como espacio apropiado es portador de identidad, está cargado de dimensión simbólica y afectiva. Hay identificación y significación de los grupos sociales con sus espacios vividos (Haesbaert, R. 2004).
Este autor, inspirado en Lefebvre, entiende la noción de territorio como un continumm que va desde la dominación polÃtico-económica a la apropiación cultural y simbólica, otorgándole el primero un análisis más concreto y funcional, mientras que al segundo le cabe un análisis más subjetivo (Haesbaert, R. 2004). Siguiendo a este autor, dominación y apropiación deben caminar juntas, o mejor, esta última debe prevalecer a la primera(4).
AsÃ, todo territorio carga siempre una dimensión simbólica o cultural y otra material o de naturaleza polÃtica-económica. De acuerdo a esta conceptualización de territorio, los territorios deben ser trabajados en una multiplicidad de manifestaciones. A los fines de evitar distinciones binarias, el territorio sirve tanto para realizar funciones como para producir significados, tanto para aquellos agentes identificados como hegemónicos como para los hegemonizados, recuperando la distinción de agentes propuesta por Milton Santos. De este modo, todo territorio tiene un valor simbólico y carácter funcional (Haesbaert, R. 2005).
En suma, el accionar concreto y simbólico de los grupos sociales produce territorios y territorialidades, porque implican dominación y apropiación, a la vez que conlleva implÃcitas visiones de naturaleza. Asà toda territorialidad tiene que ver con esa imagen o sÃmbolo que determinado grupo posee de un territorio que efectivamente existe de acuerdo a su proyecto.
Por lo tanto, no podemos eludir el abordaje de estos componentes en el análisis de las dinámicas territoriales, y reconocer que en un mismo territorio caben múltiples territorialidades, las que si bien son abstractas y ontológicas, están referenciadas en un territorio existente, y se vinculan a procesos de apropiación que encierran identidades. Esas territorialidades están inscriptas en procesos dinámicos y cambiantes, como nos recuerda Porto Goncalves (2001). Esas son las territorialidades que aspiramos a reconocer y analizar en nuestros trabajos de investigación, territorialidades que devienen de la resistencia a la mega-minerÃa.
De la economÃa polÃtica a la ecologÃa polÃtica
Iniciaremos la presentación de las denominadas, en este trabajo, perspectivas teóricas transdiciplinares actuales, enfoques que ofrecen el marco teórico-epistemológico a nuestras investigaciones. Comenzaremos presentando la ecologÃa polÃtica y luego la opción decolonial para concluir con la ecologÃa de los saberes.
La ecologÃa polÃtica se fue configurando como perspectiva académica, como un campo de confluencia y de retroalimentación entre diferentes ciencias sociales. En la tradición de la antropologÃa anglosajona, un área problemática tradicional como la ecologÃa humana pasó a incorporar dimensiones polÃticas en sus análisis.
A diferencia de la historia ambiental, que se ubica dentro de los márgenes disciplinarios de la historia y es allà donde está dando la lucha por su reconocimiento; la ecologÃa polÃtica "critica en su práctica la parcialización exacerbada del conocimiento tecnológico y tecnologizado, y resalta, por el contrario, la necesaria integración de perspectivas para dar cuenta de sus objetos de estudio" (Alimonda, H. 2011:42, cursivas en el original)(5).
Pragmáticamente, dice un geógrafo británico:
"La ecologÃa polÃtica puede entenderse como una suerte de paraguas bajo el cual conviven varias tradiciones y lÃneas de investigación polÃtica y ecológica que comparten ciertas preocupaciones ético-polÃticas e intelectuales[â¦] el campo de la ecologÃa polÃtica surgió y se fue construyendo bajo la noción de que no es una teorÃa sino un espacio común de reflexión y análisis, en gran medida definido por su propia historia y por los que la practican, quienes comparten una visión más o menos parecida de las ideas y las prácticas que la sostienen" (Bebbington 2007:26; en Alimonda, H. 2011:42, corchetes en el original).
Por su parte, MartÃnez Alier realiza una lectura crÃtica de la tradición intelectual de la economÃa polÃtica. Resalta los silencios sistemáticos y sintomáticos en relación a la cuestión de la naturaleza, y rescata autores que fueron constituyendo una reflexión de economÃa ecológica. Para este autor, el objeto de estudio de la ecologÃa polÃtica serÃan los conflictos ecológicos distributivos.
Arturo Escobar, miembro de la red modernidad/colonialidad va a entender a la ecologÃa polÃtica como el entretejido de las dimensiones discursivas, material, social y cultural de la relación social entre el ser humano y la naturaleza(6).
Propone que:
"La ecologÃa polÃtica puede ser definida como el estudio de las múltiples articulaciones de la historia y de la biologÃa, y las inevitables mediaciones culturales a través de las cuales se establecen tales articulaciones" (2005a: 24) (...) La ecologÃa polÃtica tiene como campo de estudio las múltiples prácticas a través de las cuales lo biofÃsico se ha incorporado a la historia o, más precisamente, aquellas prácticas en que lo biofÃsico y lo histórico están mutuamente implicados" (2005a:25, en Alimonda, H. 2011:43, citas en el original).
Esta visión totalizadora propone incorporar en el análisis lo económico, lo ecológico y lo cultural, recuperando de la perspectiva de MartÃnez Allier (2011) la preocupación por los conflictos no sólo ecológicos sino también distributivos económicos, culturales.
Luego de lo expuesto, podemos observar que de modo similar a como lo hace la perspectiva decolonial, la ecologÃa polÃtica se interesa por deconstruir una matriz de relaciones de poder social que está vigente en América Latina desde el perÃodo colonial, y que tuvo como predicado central el acceso y control de la tierra y otros recursos naturales. Esa perspectiva histórica se nutre de la historia ambiental, pero también de la historia económica, social y polÃtica de la región. La perspectiva presente privilegia la lectura de los conflictos ambientales actuales (Alimonda, H. 2011:45)
Desde el campo disciplinar de la GeografÃa, encontramos próximo a la ecologÃa polÃtica, al geógrafo crÃtico Harvey (2004, citado en Composto, C. y Navarro, M. 2014) desde su noción de "acumulación por desposesión" centrada en los conflictos redistributivos asociados a la mercantilización de la naturaleza, o su concepción de "la trama de la vida", entendida como sistema socio-ecológico abierto y dinámico, donde resulta imposible separar las esferas de la producción empresarial y la reproducción de las sociedades; de igual manera que resulta imposible separar la esfera del Estado y de las polÃticas públicas.
En nuestros trabajos de investigación la cuestión de la apropiación de los recursos naturales y los conflictos por su distribución aparecen como uno de los aspectos sobre los que más problematizamos en los espacios locales-regionales de estudio.
Por tal, la perspectiva presentada aporta elementos que no podemos eludir en el análisis de la producción de territorios, y como ya se expresó, siempre está de acuerdo a un proyecto polÃtico, que es a su vez estratégico para el grupo que lo despliega, se trate de sujetos o sectores hegemónicos o hegemonizados.
Desprendimientos y aperturas, la vÃa decolonial
En términos generales, esta perspectiva se inició como una crÃtica a la visión eurocentrada de la modernidad, asumiendo que no hay modernidad sin colonialidad. Las principales crÃticas se nuclearon en torno a las formas euro-céntricas del conocimiento, a la desigualdad entre géneros en relación a la producción del conocimiento y otras esferas de la vida social, las jerarquÃas raciales y también de saberes, en otras palabras, en la persistencia de formas de dominación colonial.
Quijano propuso la noción de colonialidad del poder para referir a las formas de dominación y explotación económica del Norte sobre el Sur, fundada en una estructura etno-racial de larga duración, constituida desde el siglo XVI por la jerarquÃa europea sobre la no-europea (Quijano en Lander, E. 2000).
Desde esta lÃnea de pensamiento se postula la noción de exterioridad de la modernidad (Dussel en Lander, E. 2000), es decir, afirma que no existe modernidad sin la colonialidad, sino que la colonialidad sea constitutiva de la modernidad. Por lo tanto, la modernidad es más que un perÃodo de la historia nacida en Europa. Abandona su carácter regional y deja asà la modernidad de ser vista como un fenómeno intra-europeo.
Estas son algunas de las vastas y complejas formulaciones que fueron articuladas por un grupo de pensadores-intelectuales de la región que dieron origen al programa modernidad/colonialidad(7). La difusión de las conceptualizaciones y postulados surgidos a la luz de este programa, ampliaron considerablemente el número de adscriptos a esta lÃnea de pensamiento, permitiendo en la actualidad identificarla como una red compuesta por una gran variedad de intelectuales, temáticas y perspectivas en su interior. Toda clasificación es arbitraria, incluye y excluye; no obstante uno de sus pensadores situó esta lÃnea de pensamiento entre los estudios culturales (Castro-Gómez, S. 2005). Pero a diferencia de los estudios culturales crÃticos influenciados por los desarrollos teóricos posmarxistas, como los llamados estudios subalternos o poscoloniales; el pensamiento decolonial no llega a América Latina influenciada por los departamentos de estudios culturales de las universidades estadounidenses de la mano de intelectuales radicados en centros académicos metropolitanos procedentes de la periferia, como el palestino Edward Said(8), sino que nace en América Latina.
Surge allÃ, a la luz de la propia experiencia latinoamericana(9). Sin ánimo de sintetizar, la perspectiva decolonial reconoce como antecedentes las teorÃas del desarrollo que orientan el cambio social, como las FilosofÃas de la Liberación(10) y la TeorÃa de la Dependencia, generadas en América Latina.
Mucho se ha escrito sobre y desde la perspectiva decolonial, quizás más "sobre" que "desde". Por tal, nuestro esfuerzo tenderá a pensar como "desde" mirar los procesos territoriales. Como lo entiende Mignolo (2014), la tarea es destejer la trama epistémica imperial, moderno/colonial.
En este sentido, el mayor esfuerzo parece ser de orden metodológico, en tanto que el sentirse decolonial no es una experiencia limitada a ciertos sujetos o colectivos, sino que requiere de aperturas y desprendimientos, como bien lo enuncia el autor en el fragmento de abajo.
"(â¦) el pensamiento de-colonial es, entonces, el pensamiento que se desprende y se abre (de ahà desprendimiento y apertura en el tÃtulo) a posibilidades en-cubiertas (colonizadas y desprestigiadas como tradicionales, bárbaras, primitivas, mÃsticas, etc.) por la racionalidad moderna montada y encerrada en las categorÃas del griego y del latÃn y de las seis lenguas imperiales europeas modernas (italiano, castellano, portugués, inglés, francés y alemán)" (Mignolo, W. 2008:250, paréntesis en el original).
Por último, estos desprendimientos y aperturas son los que pretendemos alcanzar en nuestra práctica investigativa. Para iniciar este ejercicio analÃtico, consideramos oportuno, por lo menos, plantear algunos aportes decoloniales desde los cuales pensar algunas cuestiones espacio-temporales, esto es, pensar que la trama de relaciones de poder, género, sexualidad, por citar algunos heredadas de la época colonial y afianzadas con el colonialismo interno, continúan operando en la producción del territorio.
El abrazo entre conocimientos cientÃficos y no-cientÃficos: la âecologÃa de los saberesâ
La ecologÃa de saberes aparece como otra perspectiva que visibiliza el conocimiento práctico de los trabajadores, de sujetos racializados, como también el de sujetos vinculados a luchas concretas, no quedando limitada esta lucha a los primeros. En suma, comunica los conocimientos de quienes fueron subalternizados. De allà que de Souza Santos "no concibe el conocimiento en abstracción; los concibe como prácticas de saberes que permiten o impiden ciertas intervenciones en el mundo real" (de Souza Santos, B. 2010:38).
Este autor propone la ecologÃa de los saberes como el camino para captar la pluralidad infinita de saberes. Desde su punto de vista, la diversidad del mundo es inagotable y carece de una adecuada epistemologÃa para captarlo. Una diversidad epistémica garantizarÃa su abordaje, sin embargo, este es un proyecto incompleto y en construcción.
La ecologÃa de los saberes no implicarÃa desacreditar el conocimiento cientÃfico; sino explorar alternativas, y siguiendo a Boaventura de Souza Santos (2013), para él el lugar de la interpretación de los saberes no es exclusivo de las universidades o centros de investigación; casi que al contrario, propone llevar esos conocimientos a la universidad más que el camino al revés(11).
"La universidad se centra exclusivamente en el saber cientÃfico. Hay que traer el saber popular para dentro de la universidad. Esto lo llamo extensión al revés. No es llevar la universidad para afuera, es traer lo que está fuera para adentro. Y eso obviamente es muy complejo porque nuestros programas de estudio fueron organizados en contra de la ecologÃa del saber. Por eso de alguna manera tendremos durante algún periodo transicional que crear la contra-universidad dentro de la universidad, y quizás ustedes estén interesados en ese proceso" (Boaventura de Sousa Santos, conferencia Descolonización Epistemológica del Sur (0:51:58), UACM, 11 de octubre de 2013).
Como alternativa, su propuesta de âecologÃa de los saberesâ abraza la relación entre conocimientos cientÃficos y no-cientÃficos. Desde la ecologÃa de los saberes se aspira a captar la infinita diversidad epistemológica del mundo. La considera la mejor manera de combatir no euro-céntricamente el eurocentrismo(12).
"Goody entiende que la mejor manera de combatir no eurocéntricamente el eurocentrismo consiste en mostrar que todo lo que es atribuido a occidente como excepcional y único âsea la ciencia moderna o el capitalismo, el individualismo o la democracia- tienen paralelos y antecedentes en otras regiones y culturas del mundo" (de Souza Santos, B. 2010:46).
Como ya se expresó, se trata de una opción epistemológica y polÃtica en la cual el saber es convocado a convertirse en una experiencia transformadora. Quizás esta dimensión ético-polÃtica aparece con mayor presencia en esta perspectiva que en las otras dos tratadas.
Si bien la ecologÃa de saberes constituye una vertiente de menor tradición que las anteriores, de hecho es más nueva y está ligada al pensador citado, se trata de una perspectiva todavÃa poco explorada. Por tal, el esfuerzo analÃtico en este trabajo consistirá en pensar esos diálogos y articulaciones posibles para que esta ecologÃa de los saberes participe en la producción de esas territorialidades otras. Es decir, que éstas sean producto de ese abrazo de saberes y no de la intencionalidad de un determinado grupo que tiene una visión opuesta a la dominante y se impone como la nueva opción, igual de excluyente como a la que desplazó. No olvidemos que la ecologÃa de los saberes abraza saberes. Por lo tanto será nuestra tarea reconocer esos saberes para poder decodificarlos en la producción de otras territorialidades posibles.
Hacia el diseño de otras territorialidades posibles
Iniciamos este apartado destinado a pensar en los diálogos posibles y pensables a partir de las perspectivas expuestas en relación a los procesos extractivos que caracterizan gran parte de los territorios de Latinoamérica.
Y como toda perspectiva teórica y metodológica no se piensa en abstracto sino que lo hace en relación a un objeto de estudio en particular, en este caso los procesos de territorialización vinculados a la mega-minerÃa, es que incorporaremos algunas imágenes (FotografÃas 1 a 5) que ilustran tal situación. Recordamos que este trabajo no expone un estudio de caso, sino que se refiere a las investigaciones en curso desarrolladas por los autores y sus equipos de investigación, y desde ellas se propone realizar un ejercicio teórico y metodológico.
Entonces comenzamos a pensar ¿en qué aporta a la comprensión de los procesos territoriales el conocimiento situado y la enunciación localizada? Y la respuesta es que encontramos en esa vÃa metodológica el camino para la comprensión de los procesos que ocurren en el lugar. En ellos se manifiesta la dialéctica global-local, lo interescalar. Si en la dimensión local se manifiesta el conflicto, es porque el mismo es puesto en la voz de sus habitantes. De allà que Mignolo (2008) privilegia el âestar aquÃâ, ese estar en el lugar nos acerca a la manera en cómo se articulan en una determinada estructura socio-polÃtica-económica las representaciones de ciertos grupos, oprimidos o subalternos desde el punto de vista hegemónico, que son los grupos de interés para los teóricos decoloniales. En este caso, los habitantes de los lugares influenciados por el desarrollo de la mega-minerÃa vienen a ser los sujetos que, desde una posición subalterna, luchan por imponer otro proyecto polÃtico-ideológico y por lo tanto, proyectan otra territorialidad, como nos recuerda Haesbaerth (2007).
Entonces, esta lÃnea argumentativa conecta un discurso disciplinar particular con pretensiones transdisciplinares con una opción metodológica y otra teórica, la opción decolonial. Estos cruces nos permiten avanzar hacia el entendimiento de las asimetrÃas socio-espaciales que aparecen bajo la forma de ocultamiento, persistencia o continuidad del sometimiento de pueblos y de la naturaleza, temática que reúne y nuclea la diversidad de temas identificados con la opción decolonial.
Estos escenarios de sometimiento son leÃdos por los teóricos decoloniales como la continuidad de un patrón de poder colonial (Quijano, en Lander, E. 2000). Como nos recuerdan W. Mignolo y S. Castro-Gómez (en Mignolo, W. 2014) en diferentes producciones, todos estamos atravesados por la colonialidad del ser y del saber.
FotografÃa 1. Territorializaciones vinculadas al extraxtivismo minero
Fuente: fotografÃa tomada por la autora, en Quito, Ecuador, julio de 2012
FotografÃa 2. Movilizaciones resistentes al extraxtivismo minero
Fuente: Schweitzer, Alejandro et. al.
Ponencia: Estado, empresas y sociedades en la construcción del espacio cordillerano santacruceño: disputa por los recursos naturales y modelos de desarrollo en pugna. VIII Jornadas Patagónicas de GeografÃa. Universidad Nacional del Sur San Juan Bosco. Comodoro Rivadavia, abril de 2011
El reconocimiento de la persistencia de ese patrón de poder colonial -aunque no sea asà nombrado por los sujetos locales-, el reconocimiento de relaciones de asimétricas genera acciones concretas en el territorio, como son las movilizaciones sociales, la organización de los habitantes en movimientos asamblearios a-partidarios, y además tiene implicancias en la construcción de significados, y desde allà la proyección de otra manera de habitar el espacio, otra manera de estar en ese espacio-tiempo. Para poder construir esa otra territorialidad, el análisis necesita abrirse hacia otros sujetos y otras perspectivas, como las que se presentan en este escrito, para poder captar en esa diversidad otras maneras posibles de pensar su espacio-tiempo.
FotografÃa 3. Otras maneras posibles de habitar el espacio-tiempo
Fuente: Mónica Castañeda- Grupo de Investigación para la transformación social
Red Colombiana frente a la gran minerÃa transnacional Nodo Universitario Antioquia
FotografÃa 4. Otras territorialidades posibles
Fuente: fotografÃa tomada por los autores durante trabajo de campo en Andalgalá, provincia de Catamarca, agosto de 2012
Como podemos inferir de las imágenes, los conflictos ecológicos activan a pensar otras maneras de estar en el espacio-tiempo. Los conflictos derivados de la relación entre la sociedad y la naturaleza, como los que atraviesan nuestros estudios, son objeto de interés de la ecologÃa polÃtica. Entonces, el diálogo con esta perspectiva representa un nivel mayor de desagregación del conflicto. Expone un mayor nivel de especificidad de cómo la colonialidad del poder también opera en la naturaleza.
Recuperando a MartÃnez Allier (2011), los conflictos no son sólo ecológicos sino también distributivos, económicos, culturales. El tema del agua, aspecto crÃtico en los conflictos que estudiamos y a los que refieren las imágenes, exige la formulación o diseño de otras territorialidades posibles.
Y ese diseño exige apertura, la reivindicación de saberes plurales o la necesidad de construcción de racionalidades alternativas, y allà entra en diálogo la ecologÃa de los saberes con la ecologÃa polÃtica y la opción decolonial. La ecologÃa de los saberes representa un mayor nivel de especificidad y de diversidad. A la vez que se abre a otros sujetos portadores de racionalidades alternativas, sujetos claves desde los cuales pensar otros proyectos polÃtico-ideológicos, gana en diversidad y también en complejidad.
Para finalizar, podemos observar que los grupos sociales de las colectividades territoriales que estudiamos están transitando ese camino. Como lo enuncian las imágenes, tienen claridad respecto de lo que no desean, pero luego, en el trabajo de campo realizado, se registra cierta limitación para avanzar hacia propuestas concretas de cómo avanzar hacia esas territorialidades otras.
Con énfasis sostenemos que en este escenario, el rol de los investigadores consiste en compartir experiencias alternativas de territorialidades otras desarrolladas en escenarios similares. En términos generales, nuestra pretensión fue contribuir a pensar la realidad desde múltiples dimensiones, como las constitutivas del espacio.
Finalmente, la valorización del territorio y la naturaleza está ligada siempre a proyectos polÃtico-estratégicos -como hemos mencionado a lo largo de este artÃculo-, de un sector que pretende imponer una territorialidad a otra mediante formas de apropiación, delimitación e identidad de un espacio en un momento histórico determinado.
FotografÃa 5. Proyectos polÃtico-estratégicos en pugna
Fuente: Mónica Castañeda- Grupo de Investigación para la transformación social
Red Colombiana frente a la gran minerÃa transnacional Nodo Universitario Antioquia
De acuerdo a las experiencias de las investigaciones en marcha consideramos que las articulaciones entre la perspectiva decolonial, la ecologÃa polÃtica y la ecologÃa de los saberes son pensables y necesarias e iluminan el análisis de los procesos espacio-temporales. Cada vez más, nuestros análisis exigen no omitir la apertura hacia la temporalidad y las experiencias locales, y en esa apertura considerar las historias locales en estos diseños globales, para, a partir de allÃ, pensar otras territorialidades posibles.
Estas perspectivas nos acercan a explicaciones más holÃsticas, multidimensionales y multiescalares, sin descuidar las historias locales y la trama molecular en la que se construye el territorio.
Reflexiones finales
La posibilidad de triangular la investigación situada, con perspectivas teóricas transdisciplinares actuales en el análisis territorial crÃtico, consideramos que potencian investigaciones que requieren una mayor conceptualización y elaboración. Desde estas perspectivas que se identifican con una amplia gama de temáticas y miradas transdisciplinares se renovará el entendimiento de las dinámicas socio-territoriales.
Quizás, de las perspectivas introducidas en este artÃculo, la opción decolonial sea la que más ha reflexionado sobre la manera de investigar en ciencias sociales y sobre la cuestión del territorio, y en sintonÃa con la opción metodológica presentada, insiste en la localización epistémica del sujeto hablante.
También queremos recalcar la complementación que tienen entre sà estas perspectivas, y su capacidad de diálogo con otras, propiciando una multiplicidad de diálogos y encuentro de saberes. No se conciben estas perspectivas como un marco teórico, sino que se plantean como opciones, como maneras de pensar con la pretensión de no ser externas a los investigadores. De allà que implican posicionamientos éticos y polÃticos.
Para Mignolo (2008) lo decolonial no pretende ser una nueva perspectiva desde la cual pensar nuevos temas, sino una âperspectiva otraâ que reconoce la actividad de pensar a los subalternos, reivindicando lugares de enunciación que estaban silenciados(13).
AsÃ, la adopción de estas perspectivas nutre nuestro mirar, pensar, nuestro sentir, se entrelaza con nuestra historia, y allà se abre el camino metodológico al conocimiento situado y enunciación localizada. En esta red conceptual no se admite una investigación que no sea crÃtica, participativa, ni dialógica.
En suma, estas perspectivas también nos interpelaron y exigieron aperturas y revisiones permanentes en nuestras prácticas investigativas.
Notas
(1) Investigación de borde y Decolonialidad: Ejes para construcción de conocimientos desde los márgenes de las Ciencias Sociales. Hacia la formación de un semillero de investigación. Directora: Silvia Valiente. Secyp-UNPA (2015) Proyecto tipo 1 â Investigación y desarrollo. Unidad ejecutora: UNPA-UARG. Instituto de Trabajo, EconomÃa y Territorio. Fecha inicio y finalización: enero 2016 â diciembre 2017. Dinámicas territoriales, huella ecológica y ecoespacio en Patagonia Sur. Director Alejandro Schweitzer- Codirectora: Silvia Valiente. Secyp-UNPA (2015) Proyecto tipo 2 â Investigación y desarrollo. Unidad ejecutora: UNPA-UARG. Instituto de Trabajo, EconomÃa y Territorio. Fecha inicio y finalización: enero 2016 â diciembre 2017. Proyecto de Investigación Plurianual PIP 2015-2017 del CONICET: Valorización de la naturaleza y nuevas territorialidades en la Patagonia y Noroeste. Configuraciones territoriales emergentes en el actual escenario de expansión del extractivismo en espacios periféricos. Director del proyecto: Dr. Alejandro Schweitzer (CONICET. Docente-Investigador de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral). Co-directora del proyecto: Dra. Silvia Valiente (CONICET. Docente-Investigador de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA).
(2) Esta perspectiva está construida sobre visiones antagónicas, y cuando el autor elaboró esta visión se basó en la perspectiva de poblaciones nativas del Amazonas.
(3) Siete asambleas socio-ambientales del macizo del Deseado (provincia de Santa Cruz).
(4) El espacio trabajado por Lefebvre es el espacio hecho territorio a través de los procesos por él denominados de apropiación, que comienza por la apropiación de la propia naturaleza y su dominación por parte de la sociedad capitalista (Haesbaert 2005).
(5) Alimonda señala que una versión ampliada y ambiciosa de la ecologÃa polÃtica fue presentada por el francés Alain Lipietz. Para él "la ecologÃa polÃtica es al mismo tiempo una perspectiva totalizadora del conocimiento cientÃfico y una práctica polÃtica renovadora. Se entiende claramente que hay aquà una homologÃa con la tradición marxista, y Lipietz la hace explÃcita. Frente a la crisis del marxismo, la ecologÃa polÃtica retomarÃa algunas herencias centrales (el materialismo, la dialéctica, la noción de crisis), dejando de lado postulados insostenibles (la creencia en las virtudes del desarrollo de las fuerzas productivas, la glorificación de la tecnologÃa, la clase obrera como sujeto revolucionario)" (Alimonda, H. 2011:42).
(6) Arturo Escobar utiliza apropiadamente la noción foucaultiana de "gubernamentalidad" y reivindica especialmente la importancia del Estado, aunque nunca le dedica una atención especÃfica (2005b: 134, en Alimonda, H. 2011:45).
(7) Se hace aquà referencia a los teóricos crÃticos latinoamericanos nucleados en el programa Modernidad/Colonialidad, redefinido como Modernidad/Colonialidad/Decolonialidad por entender que la descolonización no se ha completado. Desde este grupo se propone un "paradigma otro" (por fuera de la modernidad), un pensamiento otro. Entre sus representantes están Edgardo Lander, Enrique Dussel, AnÃbal Quijano, Walter Mignolo, Fernando Coronil, Santiago Castro-Gómez y Arturo Escobar, por citar algunos. De manera muy sintética este pensamiento centra sus crÃticas en las formas euro-céntricas del conocimiento, la desigualdad entre géneros y las jerarquÃas raciales. Analizan como estas condiciones favorecen la subordinación de la periferia en el sistema mundo-capitalista.
(8) Muchas de las contribuciones llegaron desde la crÃtica literaria y de los departamentos de Lengua debido a que filósofos de inspiración marxista fueron desplazados de sus cátedras en las universidades estadounidenses, y encontraron en los departamentos de literatura, de lenguas romances, el ámbito donde reinsertarse. A ello se debe que algunas de las fuentes de inspiración de los teóricos poscoloniales en pensadores franceses (influencia de los posestructuralistas franceses).
(9) Igualmente vale aclarar que varios de los pensadores de este programa como Mignolo o Catherine Walsh encontraron en los estudios culturales el marco teórico más apropiado para dar cuenta de las nuevas condiciones de emergencia de lo local dadas por el nuevo capitalismo sin fronteras nacionales y sin arraigo espacial (Mignolo, W. 1997:3 y ss en Fernández Nadal, E. en revista@herramienta.com.ar, mayo de 2003). Mignolo reconoce tres formas bajo las que se realiza la crÃtica al colonialismo, formas que remiten a tres locus de enunciación, diferenciando asà la crÃtica poscolonial, la crÃtica posmoderna y la crÃtica posoccidental.
(10) La propuesta de E. Dussel constituye el fundamento de una de las cuatro FilosofÃas de la Liberación surgidas en la región (para ampliar ver Beorlegui, C. en Revista Realidad Nº 92, 2003).
(11) Cuando refiere a esos otros saberes hace referencia al conocimiento del sujeto en acción, de conocimientos que emanan de prácticas sociales ancladas en espacio-tiempos particulares vinculados a luchas concretas, por citar algunos.
(12) Bajo este pensamiento refiere a los pensadores orientalistas, quienes dando crédito a creaciones de otras regiones del mundo acabaron por ser euro-céntricos en su lucha contra el eurocentrismo.
(13) Merecerá atención en otro artÃculo la preferencia de Mignolo por el empleo de la categorÃa damnés y no subalterno (Mignolo, 2007).
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