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Estudios Socioterritoriales

versión On-line ISSN 1853-4392

Estudios Socioterritoriales vol.21  Tandil jun. 2017

 

RESEÑA BIBLIOGRÁFICA

Geografías feministas de diversas latitudes. Orígenes, desarrollo y temáticas contemporáneas(*)

Magdalena Moreno(**)

Recibido: 22 de diciembre 2016
Aprobado: 14 de abril 2017

(*) (Coordinadoras: María Verónica Ibarra García e Irma Escamilla-Herrera. Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Geografía (2016). 240 páginas
(**) Doctoranda en Geografía. Becaria doctoral del CONICET. Instituto de Geografía, Historia y Ciencias Sociales IGEHCS. UNCPBA/CONICET. Pinto 399, (7000) Tandil, Buenos Aires, Argentina, magdalenamorenoivan@gmail.com


Desde hace algunas décadas, la perspectiva de género viene desarrollándose en la Geografía de manera heterogénea, según los diversos ámbitos académicos. En esta obra, las coordinadoras nos invitan a recorrer las geografías feministas de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda, Argentina, Brasil, España, Francia, Italia, México, Suiza, Austria y Alemania. La compilación se presenta como el resultado de un proyecto de investigación denominado "La participación política de las mujeres en el Legislativo Federal 1953-2013", de la Universidad Nacional Autónoma de México.

A través de cada capítulo, escrito por las referentes en la temática de los países mencionados, el libro propone conocer el desarrollo desde sus orígenes hasta la actualidad de la Geografía feminista. Para esto, se inicia con una presentación en la que se introduce brevemente a las temáticas tratadas en cada capítulo y se explicita el objetivo general de la obra, que es hacer un aporte para las nuevas generaciones que quieran desarrollar la línea de investigación dentro de las geografías de habla castellana.

En el primer capítulo, Lise Nelson presenta un estado de la cuestión de la Geografía feminista anglosajona, no sin antes plantear la crítica por el gentilicio que hace referencia a la producción realizada en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda y Singapur, y que deja de lado a los otros países de habla inglesa que no ocupan un lugar hegemónico en el desarrollo académico de la Geografía. La autora revisa la historia de las geografías feministas evidenciando que el interés surgió primero, por cuestiones sobre las relaciones de género y luego, en el quehacer geográfico. Además, muestra las desestabilizaciones conceptuales y políticas que se dieron en el seno del feminismo y que repercutieron en las temáticas abordadas por la Geografía, desde el feminismo liberal al postestructuralista. También recupera los debates en relación a las metodologías y las escalas que se muestran más adecuadas para investigar desde una perspectiva que no reproduzca las dominaciones de clase, género y raza. Para finalizar, esta autora sugiere dos desafíos: traspasar las barreras idiomáticas y económicas que inhabilitan el acceso a la producción de las Geografías feministas en inglés y, en el marco de la neoliberalización de la academia, lograr constituir un espacio institucional con rigurosidad académica.

Al recorrer los estudios de géneros en la Geografía de Argentina, Diana Lan recupera la historia del feminismo en este país como contexto general de producción en el que se desenvuelve la Geografía feminista. Si bien embrionario, sugiere que la disciplina cuenta con un desarrollo sostenido. La autora realiza una revisión de la disciplina, reparando en las temáticas abordadas, en la línea de investigación "Género y Territorio" en la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires y del modo en que se ha ido insertando la perspectiva de género en reuniones científico-académicas. Entre las problemáticas que se han estudiado desde la perspectiva mencionada, se destacan aquellos estudios sobre el espacio público, la violencia de género, la movilidad y accesibilidad, la ciudad, el trabajo, las migraciones, la estructura social y género, el ambiente, los espacios rurales, los movimientos sociales rurales, la participación política y la educación, entre otras. Es importante destacar la contraposición que realiza entre el desarrollo de la Geografía de género a partir de los movimientos sociales feministas y el escaso compromiso de la ciencia con las luchas políticas actuales, así como la descalificación de las cuestiones de género en el ámbito académico. A su vez, la autora marca como desafío la necesidad de alcanzar un desarrollo teórico con un sólido nivel académico y científico.

Las geografías feministas de Brasil, presentadas en el tercer capítulo del libro por Susana Maria Veleda da Silva, muestran algunas diferencias respecto a Argentina. La autora plantea un recorrido por los 25 años de actividades desarrolladas tanto en la investigación como en la enseñanza, a pesar de cierta invisibilización que sigue produciéndose en el país. Al igual que Diana Lan, recupera brevemente la historia del feminismo occidental para vincularla con las geografías feministas de su país. Además, realiza una presentación de las áreas de investigación que fueron incorporando la temática de género (cultural, agraria, trabajo, población, educación, turismo, política, economía y urbanismo) y de los diez grupos de investigación que desde 1999 han producido estudios feministas en Geografía. Al analizar los grupos de trabajo de "Geografía, género y sexualidades" (Universidade Estadual de Ponta Grossa), la autora destaca tres elementos principales: la escasa cantidad de investigadores/as en relación al total del país; una creciente aceptación de la temática en estudios de posgrados ligada al creciente interés de estudiantes y un predominio de los estudios de género para abordar las problemáticas de la Geografía feminista en relación a las áreas cultural, laboral, económica, etc. A lo largo del capítulo evidencia que la Geografía feminista brasileña, pasada y actual, se viene preocupando, a través de metodologías cualitativas, en describir y visibilizar a los sujetos oprimidos por las relaciones de género a escala municipal, pero no se ha centrado en construir un esquema conceptual y teórico que explique dichas problemáticas. De manera sugerente, la autora vincula esta cuestión a la preeminencia de las geografías de corte anglosajonas (tanto europea como estadounidense) y, en consecuencia, traza un ineludible desafío para la Geografía feminista brasileña.

En el cuarto capítulo, Anna Ortíz y Maria Dolors García Ramón realizan una revisión de las investigaciones desarrolladas en la Geografía de género española entre 2005 y 2014, indicando la lectura de otros artículos de su autoría para conocer en profundidad lo sucedido en períodos anteriores. Resaltan la mayor proporción de autoras que de autores, así como la duplicación de ejes temáticos que ha acontecido en el área al comparar los estudios anteriores a 2004 con los actuales: se pueden encontrar artículos y revistas sobre teoría y metodología; espacios urbanos y rurales; trabajo y migración; cuerpo y sexualidad; academia; medio ambiente y demografía. Las autoras destacan algunos puntos que caracterizan a la Geografía de género española. Por un lado, la marginación de las perspectivas sociales y culturales en los planes de estudios de las universidades del país, a pesar de las décadas de su desarrollo. En segundo lugar, puede notarse la permanente mención a la producción anglosajona en el relato de las autoras, lo que denota la estrecha relación entre ésta y las geografías de género españolas: en el mundo anglosajón se han desarrollado las reflexiones teóricas que España toma para los estudios empíricos. A su vez, y a modo de propuestas a futuro, Anna Ortíz y Maria Dolors García Ramón indican la necesidad de estudiar las cuestiones relacionadas con las masculinidades y el medioambiente desde una perspectiva de género, como así también crear teorías originales y propias, distanciándose de las anglosajonas.

A diferencia de España, las geografías feministas y de género francesa vienen recorriendo un camino con grandes resistencias a su avance. Claire Hancock y Amandine Chapui muestran las dificultades de Francia para tomar las conceptualizaciones desde una perspectiva de género: descalificaciones de las metodologías utilizadas y la asociación que han realizado académicos de distinto orden político entre la construcción de conocimientos comprometidos con las problemáticas de género y los discursos militantes, carentes de rigurosidad científica. Como respuesta a estas críticas, las autoras eligen situar su relato e incorporan sus experiencias personales y académicas en un apartado del capítulo. Además, partiendo de los estudios de Jacqueline Coutras, Claire Hancock y Amandine Chapui recuperan las escasas, pero perseverantes, investigaciones que se llevan a cabo en Francia desde la Geografía con un enfoque de género (en colaboración con otras disciplinas y colegas del exterior), y aquellas que, logrando sortear los obstáculos que la academia busca imponer, se autodenominan "geografías feministas". Es interesante resaltar que el recorrido presentado por las autoras se encuentra permanentemente ligado al contexto social, político y cultural que habilita (o no) el desarrollo de estas geografías.

Carolin Schurr presenta las ggeografías feministas de Suiza, Austria y Alemania, afirmando el carácter plural de la misma. El capítulo tiene dos objetivos: mostrar que el conocimiento feminista excede los límites nacionales y se forma por las relaciones entre diversos espacios transnacionales, especialmente en un contexto de globalización y visibilizar la historia contra-hegemónica de las geografías feministas, esto es, las que no son anglosajonas. Para esto, la autora discute su desarrollo institucional y analiza las publicaciones diferenciando sus enfoques. Destaca que la Geografía feminista en esos países, se desarrolló desde la década de 1980 a partir de iniciativas estudiantiles y, en la década siguiente, se han sumado las jóvenes graduadas. En línea con el carácter plural que indica la autora, la Geografía feminista de Alemania se destaca por surgir de encuentros de lectura colectiva de exponentes en la materia que, luego, se transformaron en redes de debate y construcción de conocimiento. A diferencia de Alemania, Suiza y Austria se han abierto a incluir en su currícula la perspectiva feminista: es decir, el proceso de institucionalización de estos dos países se produjo "desde arriba" y no desde los "movimientos de abajo" como ocurrió en Alemania. La autora también analiza el tipo de publicaciones que se han realizado hasta el momento, la identidad de género de quienes las escribieron, como así también el idioma y las referencias. Repasando las distintas etapas que han atravesado las publicaciones y la diversidad de enfoques teóricos, muestra el cambio y la aparición de nuevas temáticas. Así, de Geografías de la mujer se ha pasado a las de género; se introdujeron estudios sobre las relaciones de género (en la década de 1990; sobre los hombres y las masculinidades así como estudios postestructuralistas y de la interseccionalidad. Al igual que en los otros capítulos de la obra, se propone un desafío: construir "otras" geografías, contrahegemónicas a las anglosajonas, que dialoguen con las del resto del mundo.

Las geografías de género en Italia son presentadas como una misión (im)posible por Rachele Borghi, Monica Camuffo y Cesare Di Feliciantonio. La condición de imposibilidad se funda en el débil pensamiento crítico de la Geografía italiana, en general, y en el poder del Estado del Vaticano, en particular. Explican la ausencia de la perspectiva de género en la academia geográfica italiana planteando dos hipótesis: el vínculo complejo y paradójico entre feminismos y academia y el sistema de reclutamiento del sistema universitario italiano, que está masculinizado e invisibiliza determinadas temáticas de estudio. Las autoras, posicionadas teóricamente en el feminismo y lo queer, relatan su propia historia de acercamiento a la Geografía de género junto al desarrollo de la misma, que ubica su inicio en la década de 1990 y que, hasta la actualidad, ha tenido producciones esporádicas sin un cuerpo teórico-práctico sólido. Sin embargo, es importante destacar que los artículos y redes de estudio se centran en temáticas novedosas para la Geografía feminista: la teoría queer; el género como performance y su construcción social, y la relación entre género, sexualidad y deseo.

En el último capítulo del libro, María Verónica Ibarra García e Irma Escamilla-Herrera analizan el reciente crecimiento de la Geografía feminista, de género y de la sexualidad en México. Recuperan los primeros pasos de la Geografía del género en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a finales de la década de 1990, a partir de tesis de licenciatura y participación en eventos académicos que comienzan a introducir esta perspectiva en la Geografía y de la incorporación de una asignatura sobre Geografía feminista en la casa de estudios anteriormente mencionada. Las autoras señalan que esta línea de investigación pudo desarrollarse debido a la organización estudiantil (que propuso espacios de reflexión sobre la temática) y al aporte de las experiencias y conceptualizaciones teóricas de las académicas feministas de otras áreas de las Ciencias Sociales, como así también de los aporte de las geógrafas anglosajonas y españolas. El crecimiento de la perspectiva en México incluye la temática queer a partir del siglo XXI, aunque con algunas reticencias. Las autoras, también, analizan el recorrido desarrollado en el Instituto de Geografía y muestran el modo en que se fueron incorporando nuevas temáticas: desde la Geografía económica sobre el mercado de trabajo hasta el turismo sexual, pasando por cuestiones ambientales, de productividad y, finalizando, con biografías de geógrafas. María Verónica Ibarra García e Irma Escamilla-Herrera repasan, también, el camino seguido en otros campus académicos mexicanos en los que se dio, a comienzos del siglo XXI, la apertura de la carrera de Geografía con una orientación humanística. Esto ha facilitado la inclusión de la perspectiva de género en la disciplina y el despliegue de diversas temáticas: trabajo, participación política, violencia hacia las mujeres, turismo, cuerpo, ciudad, migración y turismo sexual. Las autoras plantean como desafío, al igual que en los otros países latinoamericanos, la elaboración de fundamentados marcos teórico-metodológicos que logren mostrar la especificidad del continente y alejarse de las líneas teóricas de los países centrales.

Luego de la lectura del libro "Geografías feministas de diversas latitudes" pueden encontrarse varios puntos de encuentro y algunas situaciones disímiles que aportan diversidad y especificidad según el lugar del mundo en el que nos situemos. Entre las diferencias en los caminos transitados, puede destacarse la consolidada tradición del mundo anglosajón y español, seguido por el desarrollo posterior de la Geografía del género en Brasil y México y culminando por los incipientes casos de Francia o Italia que no cuentan con un diálogo entre geógrafas feministas de diferentes generaciones. Por otro lado, en gran parte de los países se mantiene una mirada dicotómica de los géneros en los estudios sobre la temática, a diferencia de Brasil, Suiza, Alemania y Austria que incorporan la teoría queer de manera clara. A su vez, es interesante destacar el caso de Italia, que incorpora los estudios sobre el deseo en Geografía.

Entre los puntos de acuerdo se encuentra la disputa individual (a veces colectiva) de cada geógrafa para poder desarrollar la perspectiva de género dentro de la disciplina de su país. En varios de los países recorridos por el libro se evidencia la lucha por el espacio en el ámbito académico-disciplinar de parte de las geógrafas. En esta línea, en la mayoría de los países la implementación y desarrollo del abordaje feminista de la Geografía se produjo "desde abajo" hasta lograr su institucionalización y no ha sido producto de una política institucional de las academias, como sucedió en Suiza y Austria. Sin duda, la obra "Geografías feministas de diversas latitudes. Orígenes, desarrollo y temáticas contemporáneas", realiza una elocuente contribución para conocer la producción académica y profesional de las geografías feministas y los desafíos a concretar en diversas partes del mundo.

 

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