Introducción
El tendón calcáneo común o también llamado mecanismo de Aquiles o tendón de Aquiles, está formado por tres tendones que se insertan sobre el tubérculo calcáneo del astrágalo. Estos son: el gastrocnemio, el tendón común del bíceps femoral, músculo semitendinoso y gracilis; y el tendón del músculo flexor digital superficial ([1]). El tendón gastrocnemio es el más grande del grupo y que ejerce mayor extensión de la articulación tarso crural.
La lesión del tendón de Aquiles se presenta con más frecuencia en perros de talla grande y de más de cinco años de edad, animales de trabajo, de deporte o muy activos. Las razas de más frecuente aparición son el Doberman y el Labrador, posiblemente por un proceso degenerativo del mismo (2). La deficiencia de este mecanismo deriva en una discapacidad del miembro afectado y debe considerarse la resolución quirúrgica para restituir la funcionalidad del tendón, ya que si se intenta otro tipo de tratamiento no quirúrgico fracasará debido a la contractura muscular de la zona, que terminará con una deformidad del miembro afectado (3).
Reseña y anamnesis: Se presenta por derivación a consulta un animal joven, canino, mestizo macho de 2 años de edad, de talla grande, que pesa 38 kilogramos, sin trauma aparente con apoyo plantígrado del miembro posterior derecho, de 7 meses de evolución; pero que a pesar del tiempo no se observan ulceras cutáneas importantes. El paciente se encuentra en buen estado y condición corporal.
Exploración física: En cuanto a la exploración física en general el paciente se encuentra sin particularidades. En lo particular, los extremos seccionados del tendón del miembro afectado se palpan durante la revisación y debido a la contracción muscular éstos se encuentran distanciados como es habitual en rupturas completas y de cierta cronicidad.
Métodos complementarios: Se tomaron radiografías látero-lateral y dorso plantar del tarso derecho donde se descartan lesiones osteoarticulares.
Diagnóstico: Ruptura del tendón de Aquiles.
Tratamiento quirúrgico: Se decide resolver mediante sutura del tendón y fijación externa para inmovilizar la articulación por el término de dos meses, asegurando la cicatrización.
Se posiciona al paciente en decúbito lateral. Se procede al embrocado y preparación del campo quirúrgico. Se realiza una incisión sobre el sitio de lesión en la superficie caudo-lateral del miembro (4). Como se trataba de una lesión crónica, no fue posible identificar cada uno de los componentes del tendón de Aquiles en forma individual debido a la fibrosis producida en la zona. En este caso en particular, como el tendón se encontraba muy acortado se decide colocar un ligamento sintético de polietileno de alta densidad trenzado, involucrándolo en la vaina tendinosa mediante un corte longitudinal y suturándolo a ésta mediante las técnicas habituales para tenorrafia (patrón de sutura lejos-cerca, cerca-lejos).
Independientemente de que la lesión sea aguda o crónica, se sugiere reforzar la anastomosis del tendón con una inmovilización de la articulación tarsal en extensión ligera. Para ello se decide realizar un fijador externo de tipo II. Se colocan clavos de transfijación a través del extremo libre del calcáneo, dos clavos a nivel del metatarso y dos clavos en la tibia distal. Luego se cortan y doblan los clavos en el exterior fijándolos con una barra sintética de polimetil metacrilato (PMM) de cada lado del miembro.
Conclusión
La evolución fue favorable a partir de la extracción de los tutores, luego de un período de rehabilitación con caminatas y natación. El paciente logró un rango de movilidad aceptable. La utilización del ligamento sintético, al ser una prótesis de material biocompatible, puede utilizarse como estructura de apoyo y refuerzo al tendón de Aquiles en casos de rupturas crónicas donde los extremos del tendón lesionado se encuentran muy separados y se dificulta o imposibilita su unión mediante las técnicas quirúrgicas habituales descripta