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Pampa (Santa Fe)

versión On-line ISSN 2314-0208

Pampa  no.17 Santa Fe jun. 2018

 

La trilogía del erizozorro. Redes globales, trayectorias nacionales y dinámicas regionales desde la periferia
Víctor Ramiro Fernández
Santa Fe, Argentina: Editorial Anthropos, Universidad Nacional del Litoral, 2017, 397 pp.

Por Mauricio César Yennerich

Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Facultad de Humanidades y Ciencias, Universidad Nacional del Litoral (UNL).
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de La Plata (UNLP)
Email: mauriyennerich@gmail.com

En su reciente publicación, La trilogía del erizozorro. Redes globales, trayectorias nacionales y dinámicas regionales desde la periferia, Fernández observa la convivencia de viejas y nuevas jerarquías de un capitalismo profundamente transformado a partir de la culminación de la segunda gran guerra, con el objetivo de formular una crítica teórica que desactive, por sus consecuencias socialmente desigualadoras, tres discursos de poder: la perspectiva de las Cadenas de Valor Global (CVG), el enfoque de Variedades del Capitalismo (VoC) y la pedagogía institucional del Nuevo Regionalismo (NR).
En primer lugar, en su revisión crítica del enfoque de CVG, al que le concede el mérito de estimular los análisis de las dinámicas geoeconómicas de globalización, resalta la captura ortodoxa de la que ha sido víctima y su completo desacople del enfoque madre centrado en los legados braudelianos de la Teoría del Sistema Mundo (TSM). Lo que produce un desplazamiento fundamental del enfoque, respecto de las contradicciones sistémicas. Así, el estimulante herramental analítico, deviene en una especie de relato consenso washingtoniano tardío y reciclado, un dispositivo neoliberal de nuevo cuño, que desestima las jerarquías, oculta el control selectivo que las empresas líderes ejercen sobre el valor y la configuración territorial de cadenas de mercancías, suplanta los conflictos por los acuerdos y oportunidades y desconsidera la financiarización, en definitiva, niega el poder como dominación, y así, restringe su capacidad para explicar apropiadamente cómo y porqué y en función de qué configuración escalar se establecen relaciones entre los actores económicos e institucionales en el sistema mundo.
En segundo lugar, al abordar el enfoque de Variedades (VoC) surgen negaciones en el mismo sentido, con el agregado de tener una visión empresario–céntrica del capitalismo y estar sustentado en un nacionalismo metodológico, que antepone las variedades de los casos nacionales y sus tipologías, a las variaciones reales del sistema. Esta perspectiva, además, presenta el problema ontológico de dar al capitalismo por sentado y postular, implícitamente, que la sociedad se ordena a sí misma, naturalismo que, desde una epistemología crítica, carece de validez. Existen investigaciones teóricas y empíricas que han avanzado, probatoriamente, sobre la progresiva formación de una clase transnacional, que opera en la fase global del capitalismo, difundiendo lógicas de integración y subordinación a las redes políticas y económicas globales, como alternativas de subsistencia y de progreso para los actores nacionales y regionales, que aparecen encapsulados en lógicas territoriales, incapaces de producir externalidades.
En tercer lugar, el arsenal crítico se dirige al Nuevo Regionalismo, un frente en el que Fernández viene avanzando desde principios de siglo. Entre sus hallazgos, está el haber logrado descabezar la mitología, muy conocida y recitada localmente, según la cual la dinámica espacial subnacional/regional tiene relevancia como herramienta interpretativa de académicos, consultores y burócratas, para interceptar políticamente los procesos globales y traccionar un desarrollo económico. Se trata de un relato, cuyas consecuencias, son: la fragmentación espacial, la desigualación social y el desmantelamiento de las resistencias institucionales–nacionales, ante las políticas propuestas por la clase transnacional. El denso enraizamiento de las mitologías regionalistas debe buscarse en la operación discursiva que logró asociar las causaciones acumulativas del keynesianismo espacial, con la planificación regional, lo que implicó la obstrucción de procesos de industrialización complejos.
Al formularse como un desarrollismo neoliberalizador, tal como lo proponían los organismos supranacionales que actúan en el escenario global, el NR adquirió elementos hegemónico–consensuales, que involucran a los actores subordinados y los incapacita para advertir que el capitalismo es global por su estrategia, no por su alcance geográfico. Asimismo, instándolos a la participación descentrada, desarticulada, logra inocular su capacidad auto–organizacional.
La expresión faunística del título del libro es, en realidad, una metáfora de la estrategia metodológica, que articula en el eje de las continuidades diacrónicas del sistema mundo, las variaciones que ha experimentado en las últimas siete décadas. El recorte temporal del texto va desde mediados del siglo XX hasta las últimas experiencias neodesarrollistas del Sur Global. En los exámenes teóricos que realiza el autor, se ponen a prueba las capacidades agenciales para el Desarrollo del herramental fordo–keynesianismo, característico de los treinta dorados, del globalismo flexible y dislocante que emerge en los ’70, del neoliberalismo en los ’90 y de la configuración actual de las economías del Norte y Sur Global, donde se vienen edificando trayectorias nacionales y macro–regionales, que fueron capaces de pasar de la periferia al centro, como en los casos de Japón, primeramente, Corea del Sur y Taiwán, en los ’60, el nuevo Este Asiático en los ’70 con Malasia y Tailandia, China, Vietnam, Laos y más tardíamente Myanmar, en contraste con los displicentes avances en ese sentido, registrados en América Latina, representados en los casos de Argentina y Brasil. Estos espacios constituyen la máxima extensión de la trama de las Redes Económicas y Políticas Globales (REyPG), que configuran el sistema mundo y tienen, en todos los casos, pero sobre todo en los del Sur Global, un enorme potencial desigualador, que no puede ser desactivado mientras los actores nucleares, es decir, las Empresas Transnacionales (ET) y los Organismos de Financiamiento Internacionales (OFI), operen desde los escenarios centrales para capturar conceptualmente a los Estados y a los centros académicos de la periferia y mientras esos mismos Estados sean incapaces de hacerse preguntas tales como: ¿qué base conceptual y operativa tenemos? ¿Cómo se reclutan nuestros cuadros?, es decir, ¿cómo armamos nuestro staff burocrático?
Este avance no es ninguna novedad, pero conforme no se lo limita, va adquiriendo mayor complejidad y profundidad en su enraizamiento. Los actores supranacionales, los verdaderos actores estratégicos en esta historia, evolucionan a partir de lógicas ya sedimentadas y de nuevas formas de disciplinamiento, tales como el control del proceso de financiarización, por ejemplo, al que se dedica extensamente Fernández, constatando diferentes reaccionesinmunológicas en las economías nacionales del Este Asiático y de América Latina, experiencias que resultaron en nuevas disposiciones y estructuraciones territoriales, a escala global, siempre bajo el comando inalterado de la clase transnacional.
Dicha configuración obedece a políticas específicas, diseñadas por equipos de think tanks de los países centrales y adoptadas por los centros académicos y los Estados de los escenarios periféricos, bajo la forma de disciplinamiento. El libro expone la capacidad operativa de la clase dominante transnacional para controlar: a) la dirección y el volumen del flujo financiero, cuya gravitación sectorial es determinante; b) la localización y las vinculaciones de las fracciones más dinámicas en términos de control del valor; c) el desprendimiento de funciones socialmente reparadoras, necesarias por la propia naturaleza de la acción disruptiva, propia de la utopía neoliberal de mercado autorregulado, que esta clase transnacional y sus voceros, promueven y que son funciones finalmente delegadas escalarmente, a espacios regionales o locales; d) el sostenimiento esclerótico de la escala nacional, en las economías del Sur Global, sobre todo en el contexto latinoamericano.
Los enfoques a los que se pasa revista evidencian una serie de problemas comunes: causaciones circulares, omisiones no irrelevantes que el autor advierte por la manera en que toman presencia los elementos ausentes, tales como las inexplicables amputaciones escalares que aparecen y la deshistorización de problemáticas sociales. Estos déficits suelen resultar en un consensualismo, del todo inviable para romper la matriz periférica y adoptar centralidad procesual. Asimismo, esta situación concreta tiene que ver con la captura y adecuación de las organizaciones estatales de la periferia y su incorporación, al circuito conceptual y de prácticas, impulsada desde las Redes Políticas Globales. Asalto que suele verse favorecido por la inoculación teórica, el reclutamiento y el adiestramiento, conceptual y operativo, de las élites intelectuales de la periferia.
Las reflexiones teóricas sobre el poder como dominación y los estudios de caso de la trilogía podrían significar un punto de inflexión en la tradición teórica latinoamericana y un texto capaz de diagnosticar y ayudarnos a superar la subordinación. Para escudriñar las problemáticas asociadas a la posición periférica de las economías del Sur Global y de América Latina en particular, Fernández traza genealogías y advierte contradicciones lógicas en los relatos de la clase transnacional, habitualmente, ofertadas como discursos de armonía y oportunidades para todos.
En este libro, a la visión clara y desnaturalizadora, a la sofisticación conceptual y a la excelencia académica, Fernández agrega categorías que viene fraguando desde hace una década como ideas del desarrollo regional, desde la periferia, entre las que se encuentran dos dispositivos conceptuales considerados fundamentales: los Núcleos de implicación estatal (NEP) y los Núcleos de acumulación (NA) que podrían ser utilizados, como insumos, para una política de industrialización compleja ya que, son resultantes territoriales de procesos históricos, geopolíticos y geoeconómicos. Procesos cuyo tendido sociológico–institucional se tensa o se relaja, en función de contradicciones políticas, presentadas desde el punto de vista de su posible superación, por medio de un reclutamiento adecuado de cuadros estatales y del sostenimiento de espacios académicos, encargados de su formación, capaces de habilitar ejercicios críticos y teóricos.
En definitiva, La trilogía del erizozorro es una lectura sumamente aguda de la disposición espacio–temporal de la trama de redes políticas y económicas globales y de la interacción que los Estados y las economías periféricas han establecido con ellas y en su interior.

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