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Relaciones internacionales

versión On-line ISSN 2314-2766

Relac. int. vol.30 no.60 La Plata ene. 2021

 

Lecturas

Corea del Sur, puente entre el Este de Asia y América Latina y el Caribe

Abril Bidondo1 

Matías Benítez2 

Florencia Shqueitzer3 

1UNLP

2UBA / IIGG

3UCALP/UNLP

Consani, Norberto; Bavoleo, Bárbara; Ramoneda, Ezequiel. Corea del Sur, puente entre el Este de Asia y América Latina y el Caribe. 2020. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales; Instituto de Relaciones Internacionales IRI, La Plata: 434p. ISBN: ISBN 978-950-34-1953-3.

El libro digital titulado Corea del Sur puente entre el Este de Asia y América Latina y el Caribe tiene como objetivo central analizar la política exterior de la República de Corea hacia América Latina, en términos multilaterales y bilaterales. El libro inicialmente se divide en dos grandes partes que organizan su publicación bilingüe: la primera parte, en español y la segunda parte, en inglés.

El análisis se divide en tres apartados, los cuales responden a diferentes interrogantes: la primera parte está guía por el estudio de las relaciones entre Corea del Sur y América Latina; la segunda parte, por la cooperación existente; y el tercer apartado desarrolla la diplomacia pública.

El primer capítulo, titulado “Corea del Sur y los Ámbitos Multilaterales Intergubernamentales de América Latina y el Caribe (1993 – 2017)” y escrito por Ezequiel Ramoneda y Norberto Consani, busca analizar las relaciones de la República de Corea con los países de la región de América Latina y el Caribe a partir de mecanismos de diálogo, cooperación e interacción en organizaciones y foros multilaterales así como también las visitas oficiales realizadas.

La hipótesis que se plantea sostiene que Corea del Sur desarrolló una política exterior de poder medio extraregional en América Latina a través de foros y organizaciones multilaterales. Se indica que Corea del Sur actuó en América Latina como un poder medio. Esta hipótesis se elaboró a partir del análisis de las relaciones con las diferentes organizaciones de la región, como CELAC, CEPAL, BID, CII, ALADI, FOCALAE, CARICOM, MERCOSUR (MCS), AP, SICA y AEC.

Para entender el uso del poder medio y las interacciones entre ambos actores, los autores proponen como marco de análisis a la interdependencia compleja de la teoría liberal. Entienden que el poder medio aprovecha las asimetrías de la interdependencia compleja y mejora sus intercambios por múltiples vías de comunicación. Este poder medio debe tener voluntad de serlo y debe generar confianza, credibilidad y reconocimiento, aspectos que fortalecen su capacidad de influencia de su política exterior.

Los autores sostienen que Corea del Sur tiene el comportamiento de un poder medio genérico, el cual encuentra en América Latina un lugar donde proyectar su política exterior de manera extra-regional. Corea asume un rol de facilitador, mediador dentro de los organismos multilaterales de la región. Busca enfatizar las relaciones por medio de alentar a los países a la participación en foros y organizaciones.

Posteriormente el apartado aborda el análisis de los diferentes gobiernos en relación con el desarrollo del poder medio que se sucedieron en la República entre 1993 y 2017: Roh Taw-woo, Kim Young-sam, Kim Dae-jung, Roh Moo-hyun, Lee Myung-bak y Park Geun-hye. Este análisis se subdivide en cuatro subtítulos según las continuidades y políticas que desarrollan.

Su análisis plasma que los gobiernos de entre 1993 y 2003 desarrollaron una incipiente vinculación activa con los miembros de América Latina y el Caribe a partir de la gira que realizó el presidente Kim Young Sam en 1996, que a su fin originó la primera reunión ministerial entre Corea del Sur y la troika del Grupo Río.

La segunda etapa se inicia con el gobierno de Roh Moo-hyun, quien desarrolla una política amplia: firma el tratado de libre comercio con Chile en 2003 y realiza el primer tratado comercial interregional entre el este asiático y América Latina. En 2004 la República se convierte en observadora de ALADI, en 2005 en el BID y en 2007 en la CEPAL. Estas condiciones sentaron las bases para el desarrollo de una política exterior de poder medio en la región.

La tercera etapa que presenta abarca desde 2008 a 2013, en la que se percibe una política exhaustiva y sistemática para con la región, ejemplificado con el memorando de entendimiento con MCS. En esta etapa se identifica a la cooperación como un medio clave para mejorar la diplomacia, que brinda asistencia financiera por medio de KOICA y EDCF. En esta etapa se da un enfoque sistémico que coordina la cooperación.

El último subtítulo se centra en el gobierno de Park Geun-hye, presidente entre 2013 y 2017. Aquí se continúa reforzando y profundizando la cooperación interbloque, centrándose en la promoción de pequeñas y medianas industrias. Los autores señalan que Corea logró su desarrollo por la existencia de un orden geopolítico permisible, por aliarse al proyecto de Estados Unidos para con la región.

Para concluir los autores exponen el principal desafío de la República para con la región: la tarea de equilibrar su relación con las diferentes regiones y organizaciones o foros multilaterales intergubernamentales regionales, ya que realiza relaciones preferenciales con regiones como la AP o América Central. Sostienen que debe focalizarse en la integración con el resto de los países de América Latina y el Caribe para generar un efecto de “derrame” con el objetivo de generar una cooperación más profunda con el conjunto de la región(p.42).

En el capítulo 2, “Corea del sur en su laberinto. La búsqueda de Tratados de Libre Comercio con la Alianza del Pacífico y el MERCOSUR”, el economista Manuel Cruz analiza el desarrollo y las perspectivas de los Tratados de Libre Comercio (TLC) por parte de la República de Corea con foco en la región de América Latina y el Caribe. Este trabajo se inicia con la reconstrucción histórica de las condiciones que llevaron a un cambio en la orientación geo-económica de Corea del Sur a partir de las crisis de 1997. En este punto el autor señala que los TLC son el resultado de pujas políticas, tanto nacionales como internacionales, más que del producto de cálculos hechos en base a óptimos económicos.

A continuación el autor caracteriza la orientación actual de la política comercial y de inversiones surcoreanas hacia la región, a partir de los casos del MCS y la AP. En este sentido, Corea busca capitalizar el movimiento reciente del MCS hacia la apertura comercial, impulsando un acuerdo comercial para usarlo como un puente hacia el mercado sudamericano. En el caso de AP, destaca el mayor peso de México en los intercambios comerciales y en la recepción de inversiones (que en el MCS tiene su equivalente en Brasil). Asimismo, la inversión extranjera directa (IED) surcoreana busca asegurarse el suministro de materias primas clave, el acceso a los mercados de Brasil y México, y la exportación a terceros países a través de ellos. Para que la IED pueda aumentar en la región, Cruz plantea que es necesario mejorar la infraestructura y las condiciones de seguridad generales, además de disminuir riesgos y costos del sector productivo (p.77).

A continuación, el capítulo desarrolla cuáles serían las implicancias de un TLC firmado entre Corea y el MCS. El principal aspecto a destacar es que un TLC con Corea reforzaría un patrón de exportaciones de alto valor agregado en tecnología hacia el MCS y de materias primas sin procesar a Corea. Y si bien sería beneficioso para las exportaciones agrícolas, lo reducido del mercado de consumidores coreanos, junto con los altos costos de logística, conllevan a que un TLC tenga de conjunto mayores perjuicios. Si a esto se le suma el peso con poder de veto de las asociaciones empresarias locales y las confederaciones sindicales, la aplicación plena de un TLC se vuelve socialmente inviable. Por lo tanto, para el autor es aconsejable que Corea impulse primero un acuerdo comercial de bajo nivel y luego proceda a negociaciones adicionales como manera de desarrollar gradualmente la cooperación económica con el MCS desde una perspectiva a largo plazo.

Para concluir, Cruz sostiene que, para garantizar la sustentabilidad de un acuerdo con Corea, es necesario desarrollar la infraestructura que vuelva competitivas a las industrias del MCS. Fomentar el carácter primario de las exportaciones tendría un efecto muy negativo sobre el empleo y el ingreso de la población en las principales áreas metropolitanas del bloque.

En el capítulo 3, titulado “Industrias TIC y Smart Cities: Corea del Sur como enlace tecnológico con Latinoamérica”, Bárbara Bavoleo y Verónica del Valle analizan las posibilidades de cooperación tecnológica entre Corea y Latinoamérica a partir de las iniciativas de políticas TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación), gobierno electrónico (e-Government) y ciudades inteligentes (Smart Cities).

Las autoras comienzan el texto haciendo hincapié en que el desarrollo tecnológico surcoreano en el ámbito de las TICs se debe a una combinación de factores en donde se destaca el apoyo del Estado, el cual se manifiesta en políticas públicas sostenidas para un desarrollo tecnológico continuado. En este sentido, a lo largo del capítulo van describiendo los distintos planes gubernamentales destinados a la difusión del uso de internet en la población (alfabetización digital) y del e-Government en la administración pública.

A continuación se desarrolla el avance de las TICs surcoreanas en Sudamérica producido en los últimos años, en donde el gobierno junto con empresas privadas exportó a más de treinta países servicios de asesoría en relación con el e-Government (p.113). En este sentido, Bavoleo y del Valle investigan los proyectos de gobierno electrónico y ciudades inteligentes en Argentina, Chile y México. En cuanto a las iniciativas de e-Government, se destaca la firma en 2016 de un memorándum de entendimiento entre Corea del Sur y Argentina con respecto al voto electrónico que finalmente quedó trunco. En cuanto a los proyectos de Smart Cities, si bien las autoras identifican algunas mejoras que se produjeron gracias a los programas de asesoramiento, también señalan que no tuvieron gran difusión, lo que dificulta el acceso a la información sobre su aplicación e impactos.

En las conclusiones las autoras profundizan estas observaciones planteando que en casos como Argentina es posible que la mala experiencia de administración con relación al voto electrónico haya generado desconfianza al respecto de la modernización del manejo de ciertos aspectos del Estado. Esto se vincula a los desafíos que puede tener el gobierno surcoreano para vender sistemas de e-Government, al necesitar adaptarse a regulaciones y procedimientos latinoamericanos. Finalmente, las autoras recomiendan que, para generar confianza a la hora de implementar políticas de Smart City, se deben ofrecer detalles sobre el destino de la información de los ciudadanos.

En la tercera parte del libro se realiza un completo abordaje sobre la diplomacia pública coreana en América Latina. El estudio se presenta de forma vasta y clara, mediante dos capítulos. El primero de ellos se titula “Las organizaciones civiles de la diáspora coreana y sus implicancias en la diplomacia pública de Corea del Sur. Estudio comparativo de Argentina y México”, desarrollado por la autora Desirée Chaure.

En la sección mencionada, la autora analiza el rol de la diáspora coreana en el exterior, focalizando el análisis en México, y Argentina, siendo estos –junto con Brasil– los países que más inmigrantes coreanos recibieron en la región latinoamericana. Asimismo, se profundiza sobre la conformación de asociaciones civiles, lo que brindó una estructura al grupo migratorio y estableció formas de inserción en la sociedad receptora.

La autora relaciona el fenómeno de las diásporas y los flujos migratorios coreanos con la construcción de una diplomacia pública coreana, refiriéndose con ello a las relaciones entre actores no estatales como las organizaciones, empresas e individuos. En este sentido, en la búsqueda coreana por posicionarse como un poder medio, Chaure nos ayuda a comprender la importancia del poder blando para el logro de dicho objetivo.

Para ello, se analizan desde una perspectiva histórica las relaciones bilaterales entre Corea del Sur y Argentina, y entre Corea del Sur y México. El capítulo retoma, asimismo, los objetivos que tenía en un principio Corea del Sur para acercarse a América Latina, entre los que menciona la necesidad de obtener reconocimiento internacional ante la situación tensa y posibilidad de conflicto permanente con Corea del Norte.

De este modo, primero el capítulo realiza un análisis macro de las relaciones bilaterales entre los Estados, para luego centrarse en las diásporas coreanas y sus organizaciones civiles tanto en Argentina como en México. La autora vincula el accionar de las organizaciones con la teoría de Soft Power, elaborada por Joseph Nye, y con el concepto de diplomacia pública, entendiendo a partir de allí lo que se conoce como una diplomacia de la diáspora. Se trata de un proceso en el cual un gobierno re-conceptualiza a los miembros de su diáspora como embajadores informales en su lugar de residencia, al colaborar con los esfuerzos diplomáticos de su país natal. De esta manera, la diáspora coreana actúa como un puente que colabora en el desarrollo de las relaciones entre Estados.

El análisis realizado a lo largo del capítulo concluye que el gobierno coreano posee interés en cooperar con la diáspora y en incorporarla a su agenda de política exterior, para mejorar la imagen coreana en el exterior, como una herramienta que le permita consolidarse como un poder medio.

El segundo capítulo se titula “Un Abordaje Institucional al Desarrollo de Estudios Coreanos en América Latina: los casos de México, Chile y Argentina”. En él sus autores, Ezequiel Ramoneda y Sebastián Do Rosario, nos presentan un vasto estudio cuya originalidad reside principalmente en su perspectiva institucional.

En él se realiza un recorrido, desde 1960 hasta 2010, por el desarrollo de los estudios coreanos en América Latina, donde mediante el método comparativo se puntualiza en los casos de México, Chile y Argentina. El marco teórico se nutre tanto de teoría de la autonomía de las relaciones internacionales como de los estudios sobre paradiplomacia, internacionalización universitaria intraregional e interregionalismo. Se entiende que la estrategia de internacionalización de la educación superior (ES) no puede ser diferente de la estrategia de la inserción internacional que lleva adelante un país, ya que los ámbitos académicos tienen un rol elemental como mecanismos paradiplomáticos.

Mediante la comparación de casos, los autores establecen diferencias esclarecedoras. De esta manera, mientras que en México se logra una política balanceada entre interregionalismo y transregionalismo, en Chile la internacionalización de la educación superior está orientada por el mercado. Por su parte, en Argentina la ES está pensada para atender las necesidades sociales, en un contexto de interregionalismo. Además, tanto México como Chile han mantenido una participación del sector académico en sus relaciones con Corea del Sur, lo que no es el caso en Argentina. En la sección también se desarrollan los desafíos que se observan para cada caso y las recomendaciones para sortearlos.

Por último, los autores concluyen que la cooperación académica es uno de los diferentes tipos de cooperación que puede utilizar el gobierno de Corea del Sur. Esto hace que los estudios coreanos en América Latina, así como los estudios latinoamericanos en Corea del Sur, sean un factor importante y las respectivas universidades dedicadas a estos actores sean clave en las relaciones entre los países.

A lo largo de sus capítulos, este volumen ofrece un panorama completo de las distintas áreas de oportunidad que pueden fortalecer la cooperación entre Corea del Sur y América Latina. En este sentido, los autores no se limitan solo a describir el estado de situación en las distintas esferas donde se dan las relaciones entre Corea del Sur y nuestra región, sino además señalan los principales desafíos que deben sortearse para potenciar un sendero de desarrollo compartido.

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