En momentos de crisis es cuando, de tanto darle vueltas a los hechos que ocurren, se pueden unir variables que permanecían ocultas entre tanto problema cotidiano y compromisos laborales. En este contexto, el analista político Jorge Riquelme, dedicó su tiempo a reflexionar sobre los efectos del Covid-19 en diferentes dimensiones de la vida, en especial, las referentes a las decisiones gubernamentales a nivel interno, en el plano multilateral y las consecuencias de estas en la percepción y respuesta de la población. En los primeros artículos, el autor nos muestra el controvertido escenario que se erigió en el mundo, mediado por una crisis sanitaria, de la cual muchos países desarrollados y poderosos creían haberse librado hace décadas. Una enfermedad colectiva puede derrumbar la seguridad nacional e internacional, así como debilitar las libertades individuales, tan costosamente logradas.

El mundo se insertó en una subjetividad casi olvidada, en función de la apertura a nuevas ideas, enfoques holísticos o parciales o la eliminación de cánones de comportamien-to, etc., provenientes de la post modernidad, la necesidad de certidumbre. Al respecto, el profesor Riquelme hace referencia, de manera interesante, al acrónimo VUCA, desarrollado por la Academia de Guerra del Ejército norteamericano, el cual nos remite a una concepción del mundo que se caracteriza por la indeterminación. Toda seguridad objetiva caía ante los ojos de quienes creían haber estado a punto de conquistar altos grados de certezas, esa que se anhela, se sueña y se espera tener algún día. El acrónimo responde a conceptos como volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad, los que dan cuenta de una singular percepción que se tiene sobre los hechos de la realidad.

La ciencia del siglo XXI ya no constituye la ilusa creencia de que todo irá en ascenso en un espiral infinito de éxito, como se creía en el siglo XIX, sino que, con un grado alto de optimismo, cada día se esperaba acercar más y más a desentrañar las capas ocultas del universo y del ser humano, el exitoso homo sapiens constructor de los más increíbles objetos, lo cuales incluyen a partes de él mismo y, en un futuro cercano, a porciones cada vez mayores de su pensamiento. Sin embargo, todo esto se fragilizó en el momento en que se descontroló una enfermedad que afectó a la humanidad entera. Entonces, volvieron a debatirse temas, al parecer ya superados en Occidente, como las libertades individuales, el rol de las Fuerzas Armadas en la democracia, la cooperación entre Estados enemigos, la necesidad de unir fuerzas para contrarrestar un adversario común, el cual ya no era un extraterrestre, como se imaginaba y mostraba en el cine durante la época bipolar del siglo XX, sino una simple “gripezihna”, como la catalogó un mandatario latinoamericano.

Los debates internos recrudecieron, la muerte parecía menor que la restricción de la movilidad, la juventud se hizo notar, la pobreza, las desigualdades y los derechos de niños y niñas volvieron a estar presentes en las mentes de los acomodados. Los valores se comenzaron a sopesar y algunos empezaban a resucitar la imposición de normas con apoyo de las Fuerzas Armadas, como única manera de contrarrestar el caos y la destrucción, derivando esto en una preocupante visión de mundo. Interesante resulta, en esta dimensión, el análisis del libro que tiende en todo momento a marcar el acento en la fragilidad de las instituciones y la necesidad de fortalecer el multilateralismo como escenario de acuerdo, cooperación y traspaso de conocimientos. La ciencia volvió a cobrar notoriedad y se le dio nuevos y mayores recursos para investigar, para buscar una solución, en definitiva, para salvarnos.

En este contexto, cabe hacer señalar también el tema que se desarrolla en el artículo dedicado a la política exterior de Donald Trump, analizando los populismos que emergieron en el siglo XXI en diferentes latitudes. Este tipo de gobierno constituye un gran tema a conocer e investigar puesto que se organiza en torno a deficiencias de la democracia representativa, lo cual debe ser objeto de análisis, propuestas y acuerdos tendientes a su fortalecimiento, única manera de eliminar aquellas figuras autorreferentes, con agendas propias e ideas megalómanas. La democracia es un sistema perfectible y que se robustece en el concierto internacional. La pandemia fue una instancia que facilitó el volver a meditar sobre sus virtudes y falencias, además de su revalorización como forma de gobierno. Por lo anterior, el libro del profesor Riquelme es altamente recomendable para quienes desean incrementar sus conocimientos y ampliar sus reflexiones sobre el mundo de la política interna y multilateral actual, sus dinámicas y repercusiones futuras.