Introducción
Este texto es parte de lo expuesto en uno de los paneles organizado en las XII Jornadas Cuyanas de Geografía celebradas en año 2017.
La convocatoria significaba un gran desafío por cuanto llevaba varios años alejada de la docencia y de la investigación. Sin embargo, el haber transcurrido un extenso segmento de tiempo en el Instituto me categorizaba como un testimonio que podía aportar información a más de las vivencias.
Con la tarea asumida, mi mente comenzó a remover recuerdos. Un desfile de imágenes se sucedió rápidamente. Los trabajos realizados, los hermosos momentos compartidos con colegas y amigos, muchos de los cuales ya no están, las salidas al campo, los distintos espacios físicos ocupados, el compromiso tácito de mantener el prestigio del Instituto.
La institución no sólo la representa el espacio físico, es la labor de sus miembros los que le dan significado. Geógrafos de prestigio, como Peter Gould, destaca en el párrafo que se transcribe, la importancia de examinar lo que han hecho y hacen sus miembros.1
“Cada tanto no está mal para los individuos y la comunidad detenerse un poco para tomar aliento y reflexionar sobre cómo se ha llegado allí donde se encuentran, sobre aquello que se está haciendo, por qué lo hacen y si realmente desean ir en esa dirección. Son preguntas muy complejas o densas; y por otro lado nos encontramos tan inmersos en nuestra tarea que resulta difícil alejar las prospectivas para mejor evaluar aquello que estamos haciendo”
En la inauguración de las Jornadas se presentó un video “Abrimos nuestras puertas… a las geografías del país y del mundo”, que a través de imágenes dio una visión completa del recorrido del Instituto a lo largo de 70 años.2 A lo mostrado en esas imágenes se agregará lo que se hizo y la interpretación de ese quehacer.
Por lo tanto el objetivo de este texto será transmitir la reflexión sobre la mirada que desde afuera se dirigió a lo realizado, a rastrear las huellas dejadas a lo largo de estos 70 años.
Afortunadamente, en el Instituto, en varias oportunidades, se han efectuado evaluaciones críticas de la labor realizada. El proceso de reflexión se basó sobre qué se investigaba, cómo, qué recursos se utilizaron, especialmente a partir de los trabajos en el Boletín de Estudios Geográficos.3
Para dar una organización al material recopilado se ha elaborado un esquema (Figura 1) que conducirá la descripción de las distintas etapas. El esquema se diseñó a partir de lo publicado por Pérez Serrano, G. (1994) sobre el método.4
![](/img/revistas/beg/n118//2525-1813-beg-2-118-97-gf1.png)
Fuente: Elaboración propia
Figura 1 Esquema guía para la reconstrucción de la investigación en el Instituto de Geografía
La autora sostiene que toda disciplina posee dos dimensiones relacionadas, un conjunto de objetos y un adecuado conocimiento de esos objetos. El objeto seleccionará el marco conceptual en el que se haya inscripto y éste el método.
Ambos ejes se hayan contextualizados por la perspectiva adoptada, lo cual dará sentido a la información y a los distintos aspectos que abarca la investigación como: qué investigar, cómo investigar y para qué investigar.
Sobre el contexto, Allen Scott se ha preguntado “Por qué los geógrafos privilegian, en diversas épocas, determinados argumentos más bien que otros?”.5
La incorporación del contexto en el análisis que se realizará sobre el Instituto tiene su motivo. Aún cuando se reconoce la independencia intelectual, la situación histórica, que enmarca un trabajo, tiene una fuerte influencia.
En el rastreo de las huellas de los distintos momentos del Instituto resultó conveniente ordenar el análisis en etapas, aunque los límites no deben considerarse rígidos; ya que los movimientos del pensamiento, con frecuencia, se anticipan en los que les preceden. Para facilitar la ubicación en el tiempo se darán unas fechas que sólo son aproximativas. La primera etapa con el primer momento podría fijarse 1939-1954, segundo momento 1954-1977; segunda etapa 1977- 1990; tercera etapa 1990-2000, límite dado para este artículo.6
Unos cuadros trazados según el esquema guía servirán como background para la mejor comprensión de las etapas.
Primera etapa, momento primero: indefinición
La etapa primera se caracteriza por dos momentos El primero vinculado con los orígenes del Instituto se lo podría denominar como el de una Geografía indefinida (cuadro 1).
Cuadro 1 PRIMERA ETAPA- Primer momento: la indefinición. Segundo momento: hacia la consolidación.
PRIMERA ETAPA - De la indefinición hacia la consolidación | |||
CONTEXTO | QUÉ INVESTIGA | CÓMO INVESTIGA | PARA QUÉ INVESTIGA |
Positivismo naturalista y evolucionismo, enfoque determinista | Elementos de la naturaleza. | Trabajo de campo. Observación. Inducción. | Obtener la descripción del fenómeno. |
Historicismo, enfoque posibilista | Actividades humanas. Espacios regionales. | Observación. Descripción. Inducción. Elaboración del croquis (expresión del espacio absoluto). | Establecer las interrelaciones entre sus componentes para llegar a la síntesis. Conocer la región como caso único. Establecer las diferenciaciones areales. Destacar el rasgo relevante. |
Fuente: Elaboración propia.
A pesar del entusiasmo y dedicación de los protagonistas se caracteriza por una cierta desorientación provocada por influencia del positivismo y evolucionismo que se traduce en la atención dirigida a lo natural y a la vinculación con científicos de las ciencias naturales, muchos de prestigio que recorrían el país para sus trabajos de investigación.
En octubre de 1947 fue creada en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCUYO la Sección de Estudios geográficos dependiente del Instituto de Historia y Disciplinas Auxiliares. Su objetivo era canalizar la investigación y apoyar la actividad docente en el Departamento de Historia y Geografía, ya que en ese entonces ambas disciplinas eran cursadas en una sola carrera con vistas a la obtención del título de Profesor de Enseñanza secundaria, normal y especial en Historia y Geografía.
Estos primeros años los geógrafos estaban empeñados en lograr una formación más completa que los condujo a incursionar hacia las disciplinas auxiliares que, a veces, produjo desvíos riesgosos. Poco a poco la situación se fue revirtiendo hacia una formación más sólida, más geográfica.
Dado que el lugar en donde se desarrollaban las actividades del Centro era un reflejo de la situación académica de la geografía se consideró importante incluir, en este relato, su descripción. Decisión que coincide con la importancia que en esta ciencia se ha dado al concepto lugar.
Para justificar la incorporación del lugar en la narración de las actividades de cada etapa se adjuntan dos definiciones que demuestran, además, la atracción que este concepto ejerce sobre los geógrafos:
“El lugar es crucial para los geógrafos humanos, porque es el contexto de aprendizaje de los individuos, la arena en donde ellos aprenden a ser humanos y entonces actuar como tales.” (Johnston, R.,1996, 65).7
“El lugar es una entidad única, un conjunto espacial, tiene historia y significado…El lugar no es sólo un hecho que debe explicarse en la más amplia estructura del espacio, sino también una realidad que debe ser aclarada y comprendida desde la perspectiva de las personas que le han dado significado.” (Fu Tuan Y. 1980, 92).8
Qué podría decir ese antiguo edificio situado en la calle Rivadavia al 500 cuando la escasa nitidez de la imagen tornaba imposible visualizar su plano. No obstante, lo que parecía imposible, el trazo rápido del lápiz sobre el papel dejó un bosquejo. Dos amplios patios unidos por un estrecho pasillo entorno a los cuales se disponían habitaciones poco iluminadas. Esas habitaciones eran las sedes de los centros o Institutos que convivían armoniosamente, científica y socialmente, pero que reflejaban su débil posición en el ámbito académico. Ese lugar transmitía un calificativo, debilidad académica.
El edificio formaba parte del mundo universitario, que se extendía en forma dispersa a lo largo de la calle Rivadavia. La sede central, ubicada en Rivadavia y 9 de Julio, en las instalaciones de la que fuera la Escuela Arístides Villanueva, también poseía amplios patios unidos por estrechos pasillos. En el de ingreso, en uno de sus ángulos se erguía, desde un cantero circular un enorme ombú que dominaba la entrada y el patio con las aulas, una de las cuales era un anfiteatro en donde se cursaban las materias comunes a las carreras.
Tanto el edificio de la sede central como el de los institutos constituyeron parte de la imagen de la Mendoza de la década del 40. Una Mendoza que intentaba crecer y progresar y especialmente alcanzar un nivel cultural importante con la creación de la Universidad.
Primera etapa, segundo momento: consolidación
Algo predecía un segundo momento dentro de esta primera etapa. La formación más sólida lograda por los primeros actores los llevó a gestionar con energía una posición autónoma de la Geografía dentro de la Facultad de Filosofía.
Una medida institucional marcará el inicio de este segundo momento (ver cuadro 1). El 30 de octubre de 1954 el Consejo Directivo de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNC dispuso la creación del Instituto de Geografía. Además a fines de 1954 ya se había dispuesto la separación de la Geografía de la Historia, medida que se concretó en el año académico 1955. Las dos disposiciones representaban un significativo reconocimiento de la importancia humanística de los estudios geográficos y le aportaban una amplia posibilidad en la formación de la especialidad.
Una serie de factores convergieron favorablemente en la consolidación del Instituto. La apertura al mundo científico nacional e internacional, a través de la labor que se desarrollaba, fue clave en el fortalecimiento de la geografía. La asidua participación de los geógrafos mendocinos en las reuniones organizadas por la Sociedad Argentina de Estudios Geográficos, GAEA, contribuyó a ganarse un prestigio que convirtió al Instituto en uno de los núcleos principales de los estudios geográficos en Argentina.
La Geografía imprecisa y débil del primer momento, encontró su identidad. En ello contribuyó la vinculación con profesionales franceses, el intercambio establecido con la Universidad de Burdeos. Docentes de esa Universidad que participaban en el dictado de cursos y a veces de cátedras, el acceso a la bibliografía francesa.
Quedaban dudas a nivel epistemológico, pero se iban disipando. Gran incidencia tuvo el libro de André Cholley (1951).9
Para este autor la Geografía debía entenderse como un juego de combinaciones espaciales, que de acuerdo a los elementos y el grado de complejidad resultante se trataría de dominio, medio o región. Otro tema preocupante en ese momento era la diferencia entre la Geografía General y Regional.
Es el mismo Cholley quien aclara esa problemática: “la geografía regional fija su atención en las combinaciones locales que crean los dominios físicos, biológicos y las regiones humanas, en tanto que la Geografía General se dedica al conocimiento de los factores que originan esas combinaciones”.
Quedaban dudas e imprecisiones, pero no eran sólo de exclusividad de los profesionales locales, era una situación de la ciencia a escala mundial.
Otro hecho relevante para el Instituto fue la organización del doctorado. Para cumplimentar este posgrado se exigía aprobar la maestría con un trabajo. Para poner en marcha se encargó al conocido geógrafo de Buenos Aires Federico Daus, quien fijó como base el libro del geógrafo Richard Hartshorne “The Nature of Geography”, de línea clásica, pero de la vertiente alemana. De este modo la Geografía en el Instituto se construía sobre bases sólidas, con aportes externos pero, con rasgos propios.
El prestigio dio lugar a la asistencia de becarios extranjeros que venían a realizar sus tesis en el Instituto bajo la dirección de alguno de sus profesores.
La sede, en este momento de consolidación y crecimiento, tanto en la enseñanza como en la investigación, era una casa de pisos con varios subsuelos, en ella se daban clases, sobre todo las de seminario. En el subsuelo se encontraba la Biblioteca con una variada colección de Revistas obtenidas a partir del intercambio con el Boletín de Estudios Geográficos editado por el Instituto y de gran difusión.
En el primer piso un amplio salón con balcón sobre calle Patricias Mendocinas casi Gutiérrez era el lugar de encuentro, antes de dirigirse a los distintos sectores de trabajo. También allí se reunían los grupos de investigación para informar sobre avances y dificultades encontradas.
Aquí el edificio expresaba también mucho lo logrado. La existencia de una importante biblioteca especializada, la asidua presencia de destacados geógrafos que dictaban sus cursos, la concurrencia de becarios extranjeros, eran todos signos de vitalidad. Era el momento de la Geografía consolidada.
La investigación y enseñanza se fortalecían mutuamente Desde sus comienzos la Universidad Nacional de Cuyo tuvo presente este objetivo. Docencia e investigación serían dos actividades interrelacionadas en constante proceso de retroalimentación. No se es docente universitario si no se investiga y no se es investigador cabal si no proyecta sus resultados en el ejercicio de la cátedra.10
Momento fructífero por los logros y por haber alcanzado claridad en el campo epistemológico de la ciencia. Testimonio de esos logros fue la publicación de “La Geografía en la Argentina con prólogo del geógrafo francés René Clozier. En ese libro, escrito por un grupo de miembros del Instituto se plasma la concepción de la Geografía en Mendoza (Figura 2).
Segunda etapa: Mendoza, centro difusor
A pesar de esa solidez, en las generaciones más jóvenes surge una cierta insatisfacción por considerar que las descripciones y explicaciones carecían del rigor científico. Esa inquietud señala los comienzos de la segunda etapa. Etapa intensa que se caracterizó por estudio, intercambio interdisciplinar, investigación, proyección de los resultados, publicaciones. Con bases firmes en la Geografía tradicional se obtuvo una renovación a partir de la aplicación de la perspectiva analítica o locacional. En esta dirección Mendoza se convierte en un núcleo pionero (cuadro 2).
Cuadro 2 SEGUNDA ETAPA - Centro difusor. En busca de la rigurosidad científica.
SEGUNDA ETAPA - En busca de la rigurosidad científica | |||
CONTEXTO | QÚE INVESTIGA | CÓMO INVESTIGA | PARA QUÉ INVESTIGA |
Neo-positivismo | La distribución de los fenómenos en el espacio. | Deducción, preferentemente. Utilización de teorías, Utilización de recursos matemáticos-estadísticos. Elaboración de cartas temáticas (expresión del espacio relativo). | Buscar el orden. Clasificar. Verificar teorías. Encontrar leyes que rijan los fenómenos. Establecer tendencias para poder prospectar. |
Fuente: Elaboración propia.
El cambio de planes de estudio fue un factor importante en la construcción académica de esta segunda etapa. Uno de los aportes fue la incorporación de la asignatura Técnicas de 1° a 4° año. El instituto adquiere una dinámica especial. Son sus propios integrantes los que le aportan ese impulso.
Una medida importante fue la creación, a partir de 1980, de los “Seminarios sobre la Enseñanza e Investigación Geográficas” que tuvieron una amplia convocatoria de la provincia, del país y de Latinoamérica. Al igual que los Seminarios las Jornadas también fueron un importante indicador de la proyección del Instituto.
Un nuevo escenario se abría. El cambio fue total. La Universidad abandonó el nomadismo de ocupar edificios dispersos por toda la ciudad para instalarse en el oeste, dentro del Parque Gral. San Martín. Nuevos y amplios edificios, correspondientes a las distintas Facultades se fueron distribuyendo en el predio universitario. Cabe preguntar en qué modo esa distribución reflejaba su quehacer. Se anunciaba una mayor tendencia a la especialización, quizás un posible debilitamiento del intercambio. El sector que mejor reflejaba el momento por el que la Geografía transitaba era la sala de cartografía. La comunicación por imagen estaba en su esplendor, cartógrafo y dibujante debían responder a la demanda de los investigadores. El Boletín de Estudios Geográficos continuaba siendo el órgano de difusión de la producción científica. El intercambio con profesionales de la Geografía de otras universidades del país era cada vez mayor. El Instituto estaba impulsado por una intensa actividad. El extenso pasillo era testigo del constante movimiento. Alumnos y profesionales de otras universidades, que asistían a las distintas cátedras en carácter de pasantes, concurrían a las horas de consulta.
Nuevamente una publicación, esta vez una colección de doce tomos, con la participación de gran número de profesionales de Instituto y abierta a otros de distintas universidades del país, es expresión del alcance logrado (Figura 3). Esta colección inicia su armado a fines de la década del 80, pero los tomos fueron apareciendo a lo largo de los 90. En ellos se encuentran enfoques y contenidos referidos a distintos momentos de la ciencia.
Tercera etapa, la proyección: apertura a nuevos enfoques
A pesar del éxito inicial por el elegante y preciso lenguaje de la escuela locacional su falta de respuesta a los múltiples problemas de la realidad llevó, a muchos e incluso a sus impulsores a indagar otras lecturas, otras soluciones. Sin embargo los nuevos aires, que venían manifestándose ya de la etapa anterior no fueron lo suficientemente convincentes para desplazar totalmente la geografía clásica y la locacional del escenario académico (cuadro 3).
Cuadro 3.TERCERA ETAPA - La proyección. Apertura a nuevos enfoques.
TERCERA ETAPA - Hacia la valoración de la experiencia humana y dimensión social | |||
CONTEXTO | QUÉ INVESTIGA | CÓMO INVESTIGA | PARA QUÉ INVESTIGA |
Neo-humanismo fenomenología Enfoque de la percepción y del comportamiento | La realidad cómo es percibida por el hombre. La experiencia que la gente tiene de su lugar. La manifestación de los fenómenos en la conciencia de los hombres. El comportamiento de los individuos. | Inducción. Realización de muestreo. Obtención de información a través de encuestas. | Conocer las imágenes y sentimientos de los pobladores a quienes va dirigida la planificación. Conocer cómo los pobladores desearían solucionar sus problemas. |
Materialismo crítico enfoque radical | Los problemas sociales sobre la superficie de la tierra. La naturaleza dialéctica de los fenómenos sociales. Las prácticas sociales. | Utiliza el materialismo histórico. Analiza las superestructuras, nivel de las apariencias. Analiza las infraestructuras, nivel de las estructuras. | Los resultados se destinan a mejorar los problemas sociales. Trata de captar los procesos que crean las desigualdades para darles solución. Propicia la acción. |
Fuente: Elaboración propia.
Dos de los enfoques de mayor acogida fueron el de la percepción y comportamiento y la radical o crítica. Ambas, aunque de bases epistemológicas distintas tenían en común la crítica al racionalismo locacional y su voluntad en intervenir en la solución de los problemas. Esto último que apuntaba a la profesionalización del geógrafo encontró fuerte adhesión en la generación más joven. Otro factor de atracción lo ejercían los nuevos recursos tecnológicos. En efecto, éstos tenían la capacidad del manejo de un gran número de variables en forma simultánea, además de reducir el tiempo invertido en el tratamiento de la información. Cambios en los planes de estudio darán respuestas a las nuevas exigencias en la formación científica.
La perspectiva fenomenológica se desarrolló con el apoyo e influencia de la bibliografía francesa principalmente. Se preocupó de las vivencias de los sujetos y de la formación de la imagen, en los factores que incidían en la similitud de grupos. La línea sajona se interesó en los comportamientos, tanto en el caso de los riesgos como en la actuación sobre los territorios. Uno de los recursos que se desarrolló con esta línea de investigación fueron los muestreos y las encuestas, mientras los temas preferidos estaban vinculados con la ciudad.
La perspectiva radical se preocupó más por las desigualdades sociales y buscó la explicación en los fundamentos del materialismo marxista. Los trabajos locales, colocados bajo esta etiqueta, apuntaron a la problemática y no tanto a la ideología. En los trabajos del Instituto, esta línea no tuvo gran repercusión, su incidencia puede limitarse a la selección de problemas sociales en distintos sectores de la provincia.
En esta etapa también se incorporó un tema que ejercía bastante atracción, los sistemas. Se lo trató tanto en la explicación del concepto como en temas de investigación, y en las cátedras también le dieron lugar. Considerarlo enfoque, implica una profundización ideológica compleja, abordado como método ejerce especial atracción para los geógrafos. Localmente el sistema como método tuvo aceptación. Al proponer la interrelación dinámica entre los elementos y superar la división entre lo natural y lo humano considerándolo como un todo en constante retroalimentación reactualiza la visión de lo ecológico en los ecosistemas o mejor en los geosistemas. Fueron muchos los artículos que encontraron un especial lugar en la publicación local.
Una medida de la Facultad que da paso a la creación de centros e Institutos fuera del Instituto hacía pensar en un fuerte impacto en su funcionamiento. Esta medida, apoyada por algunos, discutida y rechazada por otros, dejaba un interrogante sobre la probable incidencia en el debilitamiento de los Institutos de cada carrera. Centros e Institutos, proyectos independientes comenzaron a ser aprobados, dentro de sus especialidades las nuevas preocupaciones se fueron canalizando.11
Evidentemente la fortaleza del Instituto como respaldo de los proyectos de investigación parecía ser socavada. Sin embargo ese eje diamantino que supo crear a lo largo de su existencia le dio el impulso para defender su prestigio. El Boletín de Estudios Geográficos y las Jornadas Cuyanas de Geografía se convierten en el baluarte de esa antigua unidad institucional.
Otro hecho importante, en la década del 90, fue la organización de reuniones científicas a solicitud de organismos internacionales.12 El reconocimiento a la trayectoria del Instituto era ratificada una vez más.
Conclusiones
Ya casi por cumplirse el primer cuarto de este siglo XXI, que se iniciara tan ruidosamente como una demostración de la capacidad de la globalización y de la tecnología de la comunicación, es el momento de detener esta marcha acelerada para pensar un instante en todo lo realizado. Inmediatamente aparece la imagen de la Institución sostenida por dos grandes columnas, simbolizadas por el “Boletín de Estudios Geográficos” y las “Jornadas Cuyanas de Geografía”. De una continuidad casi ininterrumpida, ambas han mantenido la identidad de lo geográfico, objetivo de sus fundadores. Este logro, permite imaginar el envío del siguiente mensaje, por quienes fueron la generación fundadora:
Con alegría vemos que el reconocimiento nacional e internacioal de este Instituto se ha fortalecido gracias a vuestra responsabilidad y esfuerzos volcados en la labor desarrollada por seguir las huellas que nosotros dejamos. Muchas gracias.
Queda a los actuales integrantes evaluar si merecen tal elogio. Se impone una crítica objetiva de cuáles han sido los aportes y en qué sentido la tarea debió reforzarse o corregirse.
Se les ha transmitido la antorcha del conocimiento geográfico, deberán cuidar que esa luz permanezca encendida en todo su esplendor. Tremenda reponsabilidad frente a un futuro impreviscible. Sólo el trabajo conjunto en vista al fortalecimiento de la Institución puede garantizar el éxito.