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Revista SAAP

versión On-line ISSN 1853-1970

Revista SAAP vol.16 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2022  Epub 30-Mar-2023

http://dx.doi.org/10.46468/rsaap.16.2.r2 

Reseña

Después del Terremoto: El sistema político argentino a 20 años de la crisis del 2001

Facundo Cruz

Gastón Pérez Alfaro

Cyr, Jennifer. Edición Caterina Gostisa, Buenos Aires: 387p.

"Después del Terremoto" es un libro importante, informativo, iluminante. Demuestra, de manera persuasiva, que para poder interpretar el sistema político actual hay que hacer una lectura profunda del pasado, y, específicamente, de un evento particular del mismo: la crisis del 2001.

Si el terremoto que representó la crisis del 2001 fue "un momento histórico que marcó a fuego a una generación" (9), este libro es un análisis de las quemaduras que perduraron y de los pasos que se han hecho para resurgir de las cenizas. Cada capítulo se dedica a una faceta del sistema político argentino actual y explica detalladamente el impacto del terremoto sobre ella. Se pregunta: ¿cuáles fueron las consecuencias de la crisis del 2001? ¿Hasta dónde se ha avanzado desde entonces? ¿Cuáles son las lecciones aprendidas para los partidos políticos, el poder judicial, la política exterior?

Para contestar estas preguntas, el libro divide al escenario político argentino en tres planos. El primero de ellos se dedica a distintos actores políticos. Aprendemos, por ejemplo, cómo el terremoto impactó de manera distinta en los miembros de la Alianza y cómo el sistema de partidos evitó el colapso total gracias en parte a la persistencia del peronismo. Se observa, también, el impacto del terremoto desde la perspectiva de las mujeres en la política. La crisis abrió terreno para fomentar la participación de ellas, aun si su situación de "inclusión subordinada" no se ha revertido.

El segundo plano examina las distintas instituciones de gobierno que, junto a los partidos políticos, fueron objeto de la ira social producida por el terremoto. La sección demuestra cómo cada una enfrentó la crisis de legitimidad, incluyendo las reformas que adoptaron y los pasos que tomaron para (empezar a) implementarlas. A pesar de tanta incertidumbre y rechazo, las instituciones de gobierno lograron salir adelante, preservándose y preservando, a la vez, al régimen democrático. En este sentido, "la gobernabilidad democrática primó en la Argentina" (24). Esta sección permite comprender precisamente las causas de que, a pesar de todo, esta gobernabilidad democrática haya primado.

El tercer plano busca analizar el impacto de la crisis desde la perspectiva de la gobernanza, enfocándose en los cambios en la política exterior del país, los avances realizados por parte de los gobiernos municipales y la evolución de las políticas sociales. Finalmente, en un breve y magistral epílogo, Yanina Welp resume todo lo que se ha aprendido en el texto y define qué es lo que aún hace falta por aprender. El aporte de Welp resume, pero también orienta.

El libro arranca con tres reflexiones más generales que, a la par con el epílogo, ayudan a orientar al lector y a la lectora. Primero, un capítulo escrito por los editores que sitúa la crisis del 2001 y sus secuelas dentro del contexto latinoamericano. Luego, un ensayo de Camilo Perochena, en el cual se analiza el terremoto como un "lugar de memoria" desde el cual el kirchnerismo -el fenómeno político argentino más importante de las últimas dos décadas- logra forjar una identidad política propia y reivindicar al campo político como un espacio público. Finalmente, en su capítulo, Mauricio Vázquez pregunta: ¿han logrado los/as politólogos/as arrastrar al debate público más allá de la mirada dicotómica tan típica de la prensa argentina y, por ende, la sociedad? (59) Spoiler alert: La respuesta es no, pero en el texto él nos da algunas pistas para avanzar el debate.

Entonces, ¿qué hemos aprendido en las últimas dos décadas? ¿Qué impacto tuvo, finalmente, este terremoto que sacudió tan violentamente a la política argentina? Las lecciones son múltiples en un libro tan comprensivo, pero un consenso claro es que la crisis del 2001 marcó un antes y un después. Fue una coyuntura crítica luego de la cual el país se abrió al cambio. Y ese cambio, para gran parte de los autores, representó una oportunidad: para reformar, para fortalecer, y para recuperar.

Degiustti, por ejemplo, sugiere que la crisis fue el "puntapié de un ciclo reformista" que se centró en "moldear el sistema político a través de la regulación de partidos" (210). Numerosas reformas fueron hechas, además, para incrementar la legitimidad de las cortes frente a la población, según los capítulos de Fernández y también de Toscano y Cetrángolo. Prieto enumera la cantidad de iniciativas instituidas para que las mujeres y otros grupos históricamente marginados tuvieran más visibilidad y protagonismo en la política, produciendo "una creciente convergencia entre representación descriptiva y representación sustantiva" (187).

Las dos décadas posteriores al terremoto también sirvieron para fortalecer ciertas instituciones. Por ejemplo, Coutinho analiza al poder Ejecutivo enfocándose en las transformaciones de los Ministerios y en particular en el Jefe de Gabinete de Ministros (JGM). Sugiere que el poder Ejecutivo se ha ido consolidando gracias a los cambios introducidos para ayudarle al JGM a cumplir con sus responsabilidades constitucionales.

Cruz explica que, aunque la crisis produjo inicialmente un periodo de desnacionalización y fragmentación del sistema de partidos, "para sorpresa de muchos", y gracias a la importancia de las coaliciones electorales, el sistema termina consolidándose y estabilizándose bajo una lógica bicoalicionista (92).

Las coaliciones electorales no son nuevas en la política argentina, pero sí se volvieron una estrategia de supervivencia luego de la crisis del 2001, por lo menos para la Unión Cívica Radical (UCR). Así nos cuentan Goyburu y Prats en su capítulo sobre el partido centenario. Gracias a su aparato territorial extensivo, la UCR logró sobrevivir a la crisis de representación y, con el tiempo, recuperarse a nivel nacional. Utilizando una "estrategia aliancista" (139), la UCR se reinsertó en la política nacional a través de coaliciones con partidos territorialmente concentrados, como el PRO.

Sin ninguna duda, la recuperación no fue posible para todos los partidos. En su capítulo sobre la "agonía" del FREPASO, Minutella y Suárez aseveran que la crisis marcó el "principio de un fin" del progresismo en el país (166). Para Calvo, el kirchnerismo de cierta manera responde a esa pérdida ideológica, ya que la legislación auspiciada por los gobiernos kirchneristas ha sido, más que otra cosa, social-demócrata (117). Además, el kirchnerismo termina concentrando al gran porcentaje de la militancia peronista. La recuperación del sistema de partidos a nivel nacional también se debe a él.

Los 20 años desde la crisis fueron, entonces, años de reformas, fortalecimiento y recuperación. Hoy en día el país se encuentra con cierta estabilidad: la gobernabilidad democrática, nuevamente, ha primado (24). Pero, ¿hasta qué punto será esa gobernabilidad resistente a los desafíos que actualmente enfrenta el país? Un atentado de magnicidio. Un nivel de polarización cada vez más preocupante. Una pandemia global. ¿Estarán las instituciones democráticas a la altura de estas (nuevas y no tan nuevas) circunstancias? ¿Sabrá Argentina mitigar las crisis que sean el producto de futuros terremotos?, pregunta Ansorena Gratacos en el último capítulo del libro (370). Es una buena pregunta. Para poder responderla con este libro, necesitaríamos entender mejor el propio terremoto del 2001. ¿Qué tipo de crisis fue? No todos los terremotos son iguales. Sin una definición clara del tamaño y la magnitud del de 2001, es difícil saber con certidumbre para qué tipo de "futuros terremotos" podemos aplicar las lecciones aprendidas de éste.

Por otro lado, y bien como nos explica esta obra, la Argentina de hoy no es la de hace 20 años. Entonces, para entender las crisis del futuro, hay que entender y matizar las instituciones y los actores actuales. Es tarea de las politólogas y los politólogos, nos dice Vázquez en su capítulo, pero también es tarea de toda la ciudadanía en una democracia. Por suerte, este libro nos da un fundamento excelente para seguir avanzando en ella.

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